𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏ

By BAEKOOK95-97

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En un mundo donde la supremacía de los alfas es incuestionable, Jungkook se ve obligado a huir a Inglaterra... More

ˁˁ Introducción Omegaverse ˀˀ
꒰ ᜊ capítulo O1 ꒱
꒰ ❁ capítulo O2 ꒱
꒰ ᜊ capítulo O3 ꒱
꒰ ❁ capítulo O4 ꒱
꒰ ᜊ capítulo O5 ꒱
꒰ ❁ capítulo O6 ꒱
꒰ ᜊ capítulo O7 ꒱
꒰ ❁ capítulo O8 ꒱
꒰ ᜊ capítulo O9 ꒱
꒰ ❁ capítulo 1O ꒱
꒰ ᜊ capítulo 11 ꒱
꒰ ❁ capítulo 12 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 13 ꒱
꒰ ❁ capítulo 14 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 15 ꒱
꒰ ❁ capítulo 16 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 17 ꒱
꒰ ❁ capítulo 18 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 19 ꒱
꒰ ❁ capítulo 20 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 21 ꒱
꒰ ❁ capítulo 22 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 23 ꒱
꒰ ❁ capítulo 24 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 25 ꒱
꒰ ❁ capítulo 26 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 27 ꒱
꒰ ❁ capítulo 28 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 29 ꒱
꒰ ❁ capítulo 30 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 31 ꒱
꒰ ❁ capítulo 32 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 33 ꒱
꒰ ❁ capítulo 34 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 35 ꒱
꒰ ❁ capítulo 36 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 37 ꒱
꒰ ❁ capítulo 38 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 39 ꒱
꒰ ❁ capítulo 40 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 41 ꒱
꒰ ❁ capítulo 42 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 43 ꒱
꒰ ❁ capítulo 44 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 45 ꒱
꒰ ❁ capítulo 46 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 47 ꒱
꒰ ❁ capítulo 48 ꒱
꒰ ❁ capítulo 50 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 51 ꒱
꒰ ❁ capítulo 52 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 53 ꒱
꒰ ❁ capítulo 54 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 55 ꒱
꒰ ❁ capítulo 56 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 57 ꒱
꒰ ❁ capítulo 58 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 59 ꒱
꒰ ❁ capítulo 60 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 61 ꒱
꒰ ❁ capítulo 62 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 63 ꒱
꒰ ❁ capítulo 64 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 65 ꒱
꒰ ❁ capítulo 66 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 67 ꒱
꒰ ❁ capítulo 68 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 69 ꒱
꒰ ❁ capítulo 70 ꒱
꒰ ᜊ capítulo 71 ꒱

꒰ ᜊ capítulo 49 ꒱

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By BAEKOOK95-97

Alexander se siente débil, sus hombros duelen y su respiración es irregular. Los adornos en su cuello y cabeza tenían estragos en su cansancio, no estaba acostumbrado a usar joyas pesadas, no cuando todas iban a su hermana.  

Se sintió aún mas pequeño cuando la presencia de Kim Hyunsoo fungió en cada esquina de la mansión.

Alexander recuerda su entrada ansiosa a la habitación de la ceremonia, todos los sirvientes—incluyendo alfas—se levantaron ante su presencia. A pesar de que la preocupación en tintes pequeños de sus feromonas eran claros, su paso fuerte y seguro no tenía ningún temblor desde el talón hasta la cabeza.   

Pero a pesar del estupor de su llegada, la atención de todos permaneció en un solo punto. Todos se sorprendieron de verla entrar sola.   

Alexander estaba seguro de la realización precisa de la ceremonia. Sus tutores le habían obligado a devorar todos los conocimientos que se tenía de la familia Kim antes de llegar a Turquía.   

Kim Taehyung tenía que haber llegado junto con su madre.
   
El pasar de la horas solo había alterado el ambiente ya tenso. Las quejas de Andrea y Bruno a su lado no se hicieron esperar. Él decidió permanecer tranquilo, al igual que Emilia, quien ni siquiera pronunció palabra alguna.   

Las estipulaciones comenzaron con más fuerza cuando Kim Hyunsoo llamó a un grupo de guardias en una orden silenciosa. Él había deducido que estaban siendo plantados después de cuatro horas de espera, la búsqueda "discreta" solo afirmó sus sospechas.   

"—Amir, amir ha ido con hürrem—"   

Hürrem ha empezado a avanzar en su papel—"   

"—Han escapado juntos—"   

Las voces silenciosas de los sirvientes alrededor aumentaron con cada vuelta al reloj pesado y dorado de la habitación. El olor picoso de las feromonas de Hyunsoo también parecía denotar su impaciencia. Alexander se dispuso a ver los platillos tradicionales frente a él con deleite. No podían comer hasta que el alfa de La Roja llegara.

Cuando los alfas regresaron a informar en susurros discretos la derrota de su búsqueda, sus esperanzas de cenar se vieron destruidas cuando el rostro de la alfa se deformó en ira. Los puños alrededor de su silla de jade ejercían tanta fuerza que Alexander pensó que rompería los reposabrazos. Su respiración se calmó hasta después de unos minutos y cuando se levantó con la magnificencia que la caracterizaba todos en la sala contuvieron el aliento.   

Tören iptal edildi. Omegalar odalara geri dönecektir—dice con rostro pesado, Alexander frunció su ceño, tendría que aprender turco.   

Una de las damas con atuendos elegantes que acompañaba a la alfa dio un paso al frente en silencio.   

Büyük Valide da por cancelada la ceremonia. Los omegas deberán volver a sus cuartos asignados. Es todo por esta noche —traduce con expresión neutra.    

A pesar de las quejas internas que sabía que tenían sus acompañantes en esta desvelada infructuosa, todos se abstuvieron de expresarse en contra de la madre frente a ellos. Jugar por su vida en el estado enojado que mostraba sería inepto en el momento.   

Büyük valide abandonó la sala con pasos pesados y feromonas agrias, el mal sabor de boca estaba en todos los presentes.    

Los acompañantes de todos los hatuns se dirigieron a atenderlos, sabiendo el humor que ya entonaba en sus aromas decepcionados e irritados.   

Quel gâchis la nuit [Qué desperdicio de noche]—Bruno susurraba consigo mismo en actitud molesta. Emilia seguía callada y su hermana, Andrea, torcía la boca molesta de un lado a otro.   

Alexander estaba retraído a unos pasos de ellos, lo habían hecho de lado hace no mucho, su desdén había aumentado hacia él con cada día. Sus pasos eran sin ganas y débiles, la lluvia de hace unas horas había dejado un aire aún más frío en el palacete. Su lengua seguía saboreando la comida que sería tirada a unas puertas atrás.   

Habían limitado sus porciones de comida.    
En el espacio común que les asignaron había un comedor promedio donde la comida era traída en cantidades grandes. Delicias turcas que había probado en dos bocados contados.

Al comer todos juntos y reunidos—a menos que pidieran un antojo discreto—no le permitían comer más que medio plato de una ración.   

Los sirvientes notaron la grosería y el hostigamiento hacia él, pero ni las damas interfirieron en asuntos que creían únicos del harem. Un castigo, al menos favorito.
Así eran las costumbres desde antes del sultanato, la permanencia del más fuerte era innegable. Lamentablemente Alexander tenía menos suerte de la que esperaba.
   
Sus manos se mueven incómodas a sus costados al pensar en eso. Cuando ve que Bruno, Emilia y Andrea están demasiado absortos en su irritación como para incluso hablar entre ellos, sus pasos se vuelven más lentos. Espera a que pasen uno de los pasillos hacia la izquierda y lo pierdan de vista.   

Maestro, cosa sta succedendo? [Amo, ¿qué sucede?—su dama pregunta confundida. Alexander gira hacia ella y le hace señales hacia la derecha. La mujer suspira pesado cuando entiende el mensaje del omega—. Non pensi che sia troppo tardi? [¿No cree que es demasiado tarde?]   

El rubio encoge sus hombros y le da una mirada de súplica. Hela, su acompañante personal, toca su nariz con impaciencia.   

—Está bien —susurra después de unos segundos. Alexander le sonríe sinceramente—. Starò a guardare [Estaré vigilando]
   
El omega asiente una y otra vez mientras se aleja de ella. Una vez que le da la espalda a Hela y empieza a caminar con tranquilidad por los pasillos oscuros decide quitarse sus zapatos altos para evitar un eco de ellos contra el piso y el ambiente silencioso de la madrugada. Tirándolos a un lado en algún punto del camino.   

El lugar es tan grande e inmenso que le cuesta unos minutos para llegar al límite de uno de los jardines de robles y rosas, y al notar la familiaridad del espacio empieza a correr sobre el sendero de pasto que lo guía a la mezquita pequeña al final del camino.    

Sus ojos viran de un lado a otro con nerviosismo, era tarde, pero no quería confiarse y ser reprendido por estar ahí.   

Su mano empuja dudoso la puerta pesada de madera blanca, provocando un sonido estruendoso de ella. Sus pies, mojados por la lluvia, tiemblan de frío a medida que camina al frente. Termina sosteniéndose sobre una de las columnas y se arrodilla a su lado. Los azulejos apenas le dan una luz para buscar su Santo Rosario tallado en rojo y ponerlo entre sus manos temblorosas.   

Sus ojos se cierran y su mente se concentra en Il Padre Nostro.    

Su respiración se vuelve tranquila al ser consiente de las cuencas entre sus suaves dedos. Su voz, muda en boca pero presente en mente empieza a recitar continuamente. La relajación viene casi de inmediato.    

Él sabía que posiblemente estaba mal recitar plegarias católicas en un establecimiento único del Islam, si lo atraparan en el acto posiblemente sería azotado por la grosería que estaba teniendo al lugar. Pero Alexander creía que había un Dios único, tan divergente y convergente con todas las culturas del mundo, uno mismo para todas ellas.    

No servía a ninguna iglesia o mezquita, sacerdote o imán. Simplemente era creyente, una concesión personal que había creado en tristeza y para refugio de su soledad. Alguna razón pequeña para creer que merecía estar vivo y tenía un propósito.
   
Sus músculos se sienten ligeros a menudo que se hunde en los ritos, su cabeza se apaga de palabras desdeñosas y su corazón late tranquilo en su lugar.   

Es más tarde cuando su cuerpo se tensa ligeramente al captar el olor pesado de un alfa. Su cabeza gira tembloroso a la puerta abierta detrás de él. El frío que entra le congela los huesos y la figura difusa de un recuerdo no grato aparece ante sus ojos. Se incorpora rápidamente y cae sobre su espalda, cuando las manos del hombre se extienden hacia él sus manos cubren sus ojos inundados de miedo.   

Ehi, calma, calma!—una voz tranquila expresa cerca de Alexander—. Giovane Cariporsi, non abbiate paura di me [Joven Cariporsi, por favor, no me tenga miedo]

Los zafiros de brillo ausente se abren temerosos a la oscuridad del lugar. Sus cejas se elevan en una sorpresa ligera cuando identifica al alfa albino inclinado hacia él.   

—Hola ahí —la sonrisa del bajá se extiende por todo su rostro. Alexander inclina la cabeza en vergüenza—. Nos volvemos a encontrar, со́лнце.   

El omega frunce el ceño a la última palabra. El ruso tampoco estaba en su diccionario políglota. Su familia odiaba a los rusos.
Razón por la que no se llevaban también con la Bratva y no había necesidad de entenderlos.   

Los ojos cielo del alfa dan una ligera vuelta por el lugar, verificando la ausencia de personal ahí. Cuando observa que no hay nadie, su mano se extiende hacia Alexander.
   
Regla 124. Harem.
"El contacto físico y verbal con los miembros del harem está prohibido para cualquier sirviente alfa ajeno a los/las banyalar del omega mismo, la comunicación y el contacto debe limitarse a ser básica y de necesidad única. Esta regla es aplicable a la fuerza militar y de administración.    

De no cumplir con lo establecido o a la presencia de un tercero o banyalar de por medio, se considerará haram y el castigo será aplicable para ambas partes".

Alexander había investigado minuciosamente desde su última reunión. La reacción del alfa a negarse a tocarlo—a excepción de su acorralada a la pared en una acción imprevista por y para su seguridad—le había dejado una curiosidad pesada en los últimos días. Había fingido interés en las tradiciones de La Roja para un acceso a sus regulaciones exageradas.   

—No creo que me corten la mano por ayudarlo a levantarse, no hay nadie aquí para emitir un juicio por eso —Azra vuelve a hablar cuando ve la duda ligera en el omega bajo él, otra sonrisa minúscula se muestra en su rostro como signo de confianza. Alexander observa la mano ofrecida frente a su rostro y después de una consideración innecesaria decide tomarla.    

Cuero y seda rozan en un parpadeo apenas durable. Los guantes del alfa están fríos y su mano cosquillea por la temperatura que estos le ofrecen a la tela delgada que adorna sus manos. Alexander se incorpora y el cuerpo del alfa queda más cerca de él. Azra queda estático en sus movimientos cuando el azur de los iris del rubio lo pasman por segunda vez en pocos días, sus entrañas se aprietan incómodas cuando su lobo reacciona y su razón entrenada de años se hace presente. Por lo que se aparta rápidamente y retrae su mano.   

Alexander observa la palma de su mano, intentando recordar la sensación que el efímero toque le ha dejado. Acerca su Santo rosario a sus pecho cuando el otro hombre retrocede dos pasos más.   

—He encontrado a su dama a mitad del pasillo, huyó apresuradamente en cuanto me vió. Me preguntaba donde estaría usted, solo en la noche —la voz de Azra baja unos decibeles, no quería sonar acusatorio, pero seguía siendo un protector importante de su clan. Había estado hasta tarde reuniendo información importante para hürrem y había llegado hace poco tiempo, realmente no quería sospechar de ese girasol andante frente a él.   

El omega nota rápidamente el mensaje no directo, por lo que sus manos se alzan y se mueven en negación alarmada.   

"Rezar", expresa rápidamente con la esperanza de que el alfa entienda un poco la lengua que quiere mostrar.    

Azra observa brevemente el rosario en la mano de Alexander, quien no es lo suficientemente rápido para apartar y esconder el objeto. Su rostro se torna pálido.   

Había sido demasiado inepto en recordar donde estaba y que estaba siendo. El miedo de ser castigado estaba haciendo que su cuerpo temblara, algo que el alfa nota rápidamente al ver el pánico llegar a los ojos del omega.

Azra aparta la mirada rápidamente, su expresión se vuelve aún más tranquila y su cuerpo gira levemente hacia la puerta atrás de ellos.
   
—Lo escoltaré al ala común del harem —dice solemne. Alexander exhala el aire en su pecho, los latidos de su pecho se calman y su lobo permanece tranquilo. El alfa sonríe ligeramente ante el gesto abierto del rubio. Alexander asiente y empieza a caminar, pero la mano de Azra lo para—. Sus zapatos.   

El omega dirige su vista hacia sus pies desnudos y mojados, el color rojo inunda sus mejillas cuando recuerda donde había aventado sus zapatillas.    

¿Qué imagen daría como un omega noble, ante uno de los líderes militares importantes de La Roja?   

Las autoacusaciones se liberan sin restricciones dentro de su cabeza. Es apenas capaz de sostener su aliento cuando el alfa se arrodilla y empieza a desajustar sus propias botas. Alexander entra en pánico y empieza a negar vehementemente su cabeza. Azra ríe ligeramente.   

—¿Puedo?—señala a los dedos pálidos del pie de Alexander cuando logra quitar sus botas. El omega frunce el ceño y tuerce su boca. Azra casi falla en mantener otra risa para sí mismo, el joven Cariporsi era tan expresivamente facial.

Después de una breve discusión interna en sus principios decide llevar su mano al tobillo del omega, levantando su pierna ligeramente y posicionando su bota negra en el pequeño pie frío. Es consiente del entumecimiento de Alexander cuando hace lo mismo con el otro.   

El omega lo observa pesadamente una vez que Azra se vuelve a incorporar, su expresión feliz tiene un ligero cambio cuando nota el tono amarillo en la piel de Alexander, era un color malsano para alguien con la alimentación que tendría que tener un joven de la cuna que tenía el rubio. Sus ojos se cerraron ligeramente, investigaría eso después.   

—Vámonos rápido, alguien podría malinterpretarnos si los empleados llegan al rezo matutino antes de tiempo —Azra se aparta a un lado, esperando a que el omega camine primero. Alexander sale de su estupor y asiente nerviosamente.   

Las curvas de sus labios se alzan casi inconscientemente cuando nota la diferencia de número en los zapatos. Su lobo se asienta tranquilo detrás de su cabeza a medida que vuelven en silencio a las habitaciones del harem.
   
Era la primera vez que Alexander no tenía miedo a la presencia de un alfa. No por ahora.






















El eco del rocío de la mañana tenía un sonido apaciguado contra la mente aún dormida de Jungkook, recia a despertar y levantar su cuerpo adolorido donde la sombra de un toque había estado presente durante toda la noche. Sus pestañas se sentían húmedas y sus ojos pesados, la parte baja de su cadera no era la excepción a un dolor punzante. Su respiración era calmada a pesar del peso sobre él que se cernía tan aseveradamente.    

Una luz gris y tenue iluminó sus cuerpos desnudos. Era un día nublado y una mañana fría.   

Jungkook parpadea lentamente y su piel duele ligeramente por los moretones en ella y la pintura seca que lo llenaba. Su garganta ardía y se sentía rasposa, una secuela evidente del uso excesivo de su voz horas atrás.   

Sus iris grises se hacen conscientes del hombre a su lado. Jungkook lo inspecciona tranquilo. Parecía que esta vez Taehyung si estaba dormido, le sorprendió ligeramente que incluso un alfa de su cuero podía caer en un momento tan endeble de su fuerza.  

El omega no puede retraer sus dedos ante la imagen tranquila del turco. Por lo que toca la mejilla del alfa con el dorso de su mano, apenas hace presión y su toque es comparable con el de una pluma débil cayendo sobre algo.   

Jungkook baja la cabeza y observa el desastre en sus cuerpos, una de las manos de Taehyung estaba siendo usada como su almohada y la otra estaba sobre el vientre de Jungkook. El castaño aparta los ojos de inmediato ante la acción natural del alfa.   

Observa el techo por un minuto y suspira pesadamente. Tenía que admitir en su orgullo que había perdido el control de su lobo, la cantidad de abrumación en su mente y corazón fueron la confirmación necesaria para silenciar las dudas ligeras que aún tenía sobre sus sentimientos.   

No pudo evitar reír ligeramente, había estado tan ciego.    

El toque repentino en su pómulo lo asustó momentáneamente, Taehyung se había acercado y había enterrado su rostro instintivamente en la unión de su cuello y hombro. Su nariz estaba empezando a provocar cosquillas ligeras en la garganta de Jungkook.   

—¿Tienes frío?— la voz ronca de Taehyung contra su piel le hizo estremecer notoriamente. Los brazos a su alrededor se ajustaron aún más.   

Jungkook lo observa abrir sus ojos tranquilo, los cuales tenían un brillo aún más peculiar en las mañanas. Taehyung alza una de sus cejas, dándose cuenta que no ha respondido.   

—No —su voz apenas sale, el alfa inclina la cabeza y lo huele.    

—Tú olor —susurra Taehyung—. Ha cambiado.   

Jungkook frunce el ceño, él no había notado algo ajeno a lo de siempre en su cuerpo. Su mano se dirige instintivamente a su glándula, donde Taehyung mantiene sus ojos con un ligero atisbo de satisfacción.

Se sentía extraño

Las voces en el exterior los obligó a salir del ligero ambiente tranquilo a su alrededor. Un ajetreo peculiar se escuchaba desde afuera.   

—Nos deben estar buscando —declara Taehyung sentándose lentamente, tuerce su cuello de un lado a otro. El duro piso no era una buena opción para dormir.   

Jungkook suspira, se sentía ligeramente culpable. No por los omegas, no tenía un mínimo interés en ellos. Todo recaía por la imagen del clan, de lo que mostraba y las consecuencias que habría.   

—Las cosas que esto traerá...   

—No te preocupes —Taehyung vuelve a llamar su atención—. Técnicamente seguí la tradición. Elegí a un omega para pasar la noche, no pueden objetar nada contra eso.   

Jungkook se siente dudoso.   

—Taehyung—murmura observando la espalda del otro hombre. El alfa voltea hacia él—. Antes de que hagas cualquier movimiento a su situación, permíteme verificar algo primero.   

Taehyung tuerce la boca de inmediato. El cambio en su olor era palpable.   

—Tú estabilidad esta demasiado frágil para...   

—Lo sé, pero no quiero que vean tu decisión como un capricho. Rechazarlos y correrlos sin una razón pondrá a nuestra gente en peligro —interrumpe esta vez Jungkook con un tono ligeramente alto. El alfa no dice nada ante la grosería que jamás había alguien atrevido a hacer con él, las palabras de Jungkook dirigieron su interés a otra dirección —. No quiero arriesgarme a una guerra externa, no puedo ser tan egoísta cuando yo no soy quien sale a las calles a pelear —Taehyung alza sus cejas por un momento, un vestigio de sorpresa pasa por su rostro por un segundo, después, las comisuras de sus labios se elevan ligeramente. Jungkook frunce los labios extrañado—¿Qué pasa?   

El alfa exhala y mantiene su ligera sonrisa. "Mi gente", se encontró encantado con esas palabras en la boca de Jungkook.   

—A pesar de mi buen razonamiento y juicio, me es imposible predecirte por completo, oğlan —sus topacios adquieren un resplandor extraño— ¿Quieres ver el mundo arder?   

Jungkook retrocede ligeramente, los ojos del alfa se habían apagado en su brillo dorado característico, dejando un tono más ámbar. Parecía tener una curiosidad veraz por la respuesta del omega.
   
—¿Me dejarías hacerlo?—cuestiona el castaño. Taehyung sonríe ligeramente.   

—Te daría lo necesario para que lo reduzcas a cenizas —afirma el gama.   

Jungkook lo mira anonadado, la respuesta rápida y sincera de Taehyung no tenía ni una sílaba en tono de mentira. El cosquilleo en su estómago se apacigua un poco cuando el alfa vuelve a su expresión seria. El castaño se dio cuenta que Taehyung tenia una agilidad increíble con las palabras, casi llegando al límite de lo peligroso.   

El gama pareció notar su estado pasmado, por lo que dirige su atención a algo detrás de Jungkook. El omega sigue su mirada lentamente. Era el cuadro arruinado.   

Por alguna razón Jungkook siente sus mejillas calentar y sus orejas chiquitas, por lo que toma el retrato para ocultarlo de la vista del alfa. Es detenido de inmediato.   

—¿Por qué no me dejas verlo?—cuestiona el alfa sin reclamo.   

—Está arruinado.   

—No me parece así, te podría hacer el amor en cada una de tus siguientes obras y seguirían pagando miles por ellas sin darse cuenta.   

Jungkook respinga avergonzado.   

—Alá debería tener consideración por tu falta de pudor.   

Un sonido ligero y desprevenido empieza a provenir del pecho del alfa. Jungkook se incorpora en sus piernas rápidamente. El alfa estaba riéndose.   

Era un sonido encantador, casi tanto como para provocar un ronroneo gustoso de su lobo. Requirió todo el control de Jungkook para mantenerlo en su pecho y no aumentar su vergüenza.   

Taehyung lo observa divertido y Jungkook se da cuenta que empieza a identificar los ligeros cambios en su siempre tranquilo rostro.   

—Bueno, como te dije antes, jamás he sido un hombre religioso—el cuerpo del alfa lo vuelve a rodear sin previo aviso. De un momento a otro la espalda del omega se encuentra pegada al pecho de Taehyung, quien sostiene sus manos juntas sobre la pintura en el regazo del omega.   

—Tu técnica es hermosa —susurra el hombre en el cuello de Jungkook, el castaño cierra sus ojos, sentía que el alfa estaba haciéndolo a propósito—. Ayer fue tu primera reunión con los artistas, ¿cierto?.    

El omega abre sus párpados, una presión en su pecho se asienta ligeramente. Su boca se tuerce y se siente incómodo, pero es capaz de retener sus feromonas agrias antes de que el alfa pueda captarlas.   

—Fue bien, algo renuentes a compartir su trabajo públicamente y no usar un seudónimo, pero me he encargado bien —su cuello se aprieta a la mentira.    

Azra debería tener más información para ese entonces, sería más fácil empezar de ese punto.   

Taehyung solo da un sonido afirmativo, algo que alivia de inmediato a Jungkook, su padre siempre había dicho que era un mal mentiroso y no dudaba de eso.    

Jungkook observa los dedos de Taehyung acariciar el lienzo con parsimonia. Su vista se detiene ligeramente en el anillo gris en su dedo, con la misma imagen representativa de la familia Kim.   

"—Amir odia la idea del matrimonio—"   

Las palabras de sus damas llegan a su mente de inmediato. Sus dientes se cierran sobre sus labios dudoso. ¿Debería...?   

—Taehyung...—su voz sale baja, había un peso invisible en su lengua casi insoportable. El alfa se mueve ligeramente detrás de él, esperando a que continuara—. ¿Por qué te desagrada el matrimonio?   

Los movimientos del cuerpo atrás suyo se detienen y por un momento, incluso parece ser que las inhalaciones y exhalaciones del alfa se apagan. Jungkook gira la cabeza y observa los orbes confundidos del alfa—. E-Es decir, fue algo que oí por casualidad en mis primeros días aquí.   

Se adelanta a explicar rápidamente, no quería que sus banyalar sufrieran un castigo por su curiosidad.   

—¿De quién escuchaste eso?   

La voz dura del alfa desestabilizó a Jungkook de inmediato. La tranquila aura a su alrededor se perturbó ligeramente.   

—No recuerdo, fue hace mucho —vuelve a mentir Jungkook. Los ojos del alfa se entrecierran hacia él, pero es capaz de sostener su posición.   

El aumento del movimiento de pasos yendo de un lado a otro tras las puertas gruesas los vuelven a alertar. Los empleados debían estar recorriendo todo los pasillos del palacete, órdenes dadas seguramente por Kim Hyunsoo.   

—Vamos —es todo lo que responde Taehyung después de un tenso minuto de silencio. El cuerpo de Jungkook es rodeado por los caftanes ahora secos que ocupaba el alfa ayer en la noche. La expresión de Taehyung permanece seria mientras ajusta la ropa a su alrededor—. Espera aquí.   

El alfa camina hacia la puerta con sólo su pantalón cubriéndolo. Sale y cierra la puerta tras de él, Jungkook nota en su audición unas ordenes silenciosas que brama Taehyung una vez afuera.   

En el silencio que viene después, Jungkook se siente ligeramente arrepentido de preguntar.





















Taehyung llama a sus banyalar a la puerta; de una forma u otra logra requerir su presencia sin mayor alteración en el exterior y a través de la pequeña brecha que Taehyung ha dejado, Jungkook no nota otra presencia más que de las mujeres. Silenciosas y con la cabeza baja llegaron sin el caos que Jungkook esperaba.    

El castaño logra captar las ropas en sus manos, nuevos atuendos que sustituirían los arruinados.    

—Ayuden a vestirlo y escóltenlo a sus habitaciones —les ordena Taehyung permitiendo que las tres mujeres entren al estudio. Jungkook lo observa confundido, extrañado por el cambio en su comportamiento. Toda la situación le trae un déjà vu de sus damas, en su primer encuentro. Tanto Irene, Soyeon y Nancy parecían tan tensas en sus movimientos que el omega no pudo evitar preocuparse.   
Irene y Nancy se inclinaron hacia él, mientras Soyeon permanecía al lado del alfa, Jungkook se percata del movimiento nervioso de la mujer hablando en tono bajo hacia Taehyung, diciendo algo que no es capaz de escuchar. La máscara del gama vuelve a la estoica de siempre, sus ojos dan una efímera mirada hacia Jungkook y vuelven hacia Soyeon en expresión seria.   

Jungkook observa el intercambio inquieto hasta que Taehyung hace un gesto con la mano y Soyeon se aparta de inmediato. El alfa se dirige hacia él esta vez.   

—Me encontraré con Jackson en los laboratorios de mi familia —informa con una voz casi crítica, su boca de abre por un momento, pero nada sale de ella. Taehyung esquiva la mirada insistente de Jungkook por dos segundos antes de comenzar—. Mi madre, exige una reunión privada contigo.   
Jungkook abre la boca sorprendido, sus ojos se dirigen a Soyeon, quien asiente en confirmación. Taehyung mantiene sus ojos sobre él, esperando una respuesta de su parte. El omega sabía que estaba esperando una afirmación o negación, dándole la oportunidad a Jungkook de elegir.   

—No podría negarme a una conversación pendiente con Büyük valide —responde el omega firme; las cejas de Taehyung se inclinan ligeramente y sus orbes estudian una vez más a Jungkook con suspicacia. Él, por su parte, se encuentra arrebolado por la insistente atención del turco a pesar de ya encontrarse más vestido. Al final solo hace un gesto vago de aceptación y le da la espalda. Jungkook baja el cuello un poco decepcionado a lo que cree él es el reencuentro con la misma actitud gélida de Taehyung.
   
El sonido de pasos cercanos vuelve a ser percatable después de un momento silencioso. Apenas un suspiro sorprendido sale de sus labios cuando siente la presión caliente sobre su frente, donde Taehyung había dejado la presencia de un pequeño beso.   

Jungkook alza la cabeza con estupor, pero no es lo suficientemente rápido para lograr ver el rostro de Taehyung antes de que este de retire. Solo puede mantenerse estoico y pasmado en su lugar incluso cuando logra ver el rostro fugaz de Eunwoo observándolo en la brecha que Taehyung deja cuando sale del estudio.   

Jungkook frunce sus labios pero no dice nada al aire. Y es capaz de recordar la presencia de las otras omegas sólo cuando estas lo rodean con una aura que denota felicidad.   

—¡Oh, hürrem! Estábamos tan preocupadas por usted. Pensamos lo peor cuando Eunwoo nos mandó a llamar por órdenes de amir hace unos minutos—las manos de Irene cubren las suyas, dirigiéndolas a su frente en la acción venerable común, sus ojos brillan con intensidad cuando vuelve a levantar la cabeza y permanecen en el cuello de Jungkook—. Pero viendo lo que ha traído la noche, no hay nada más que esperanza en nuestros corazones.   

El castaño entrecierra los ojos, su cabeza se inclina y da una ligera sonrisa.   

—¿De qué hablan?   

Nancy saca apresuradamente un pequeño objeto entre sus burkas, era dorado y pequeño. Jungkook nota que era un espejo.   

—¡Su mordida Hürrem! ¡La marca es roja!


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