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— Demasiado brillante.— Haewon dice con una pequeña mueca.
Mina, quien se encuentra delante del espejo de su armario, frunce el ceño para seguidamente girarse y mirar a su hija. Haewon se encuentra sobre la gran cama de su madre, con un montón de prendas de ropa a su alrededor.
— Es un buen color.— Mina dice, a lo que la pequeña niega.
— Demasiado amarillo, siguiente.
Mina remueve el montón de ropa sobre su cama, tomando una camisa negra repleta de flores. Al ponérsela, se da la vuelta para mirarse al espejo, esperando la opinión de Haewon.
— Estas guapa con eso.— Ella dice con una sonrisa.
— ¿Tu crees?
— Sí, mami. Tu siempre estás guapa.
— Gracias preciosa— Mina le sonríe— . Quiero llevar algo que sea diferente, especial.
— Esa blusa no te la has puesto mucho, es diferente y estás muy guapa.
Mina se mira en el espejo, y sonríe, una sonrisa sincera y peculiar. Piensa que su hija tiene razón, se ve bastante bien.
— Pues ya estoy lista — Sonríe satisfecha, caminando hasta la cama para sentarse al lado de la pequeña.
— Entonces, ¿Ya hemos terminado?— Mina asiente.
— Eso creo.
— ¡Bien!— exclama alegre.
— ¿Estas segura de que no te importa irte a casa de Nayeon?
— Segura— Asiente— . La tía Nayeon y yo nos lo vamos a pasar bien juntas
Mina la mira con una sonrisa, sin dudar de sus palabras. La nipona sabe que Nayeon la iba a cuidar bien, pero también sabía que iba a echarla de menos.
— Quiero pensar que me echarás un poco de menos.
— Mami solo me voy una noche.
— ¿Y qué? Yo te echare mucho de menos.
— Yo a ti también— Dice abrazándola con fuerza— . Pero la entrenadora Chae estará contigo.
— Sí— Mina asiente con una pequeña sonrisa nerviosa al recordarlo.
— Segunda cita— Haewon dice levantando las cejas repitas veces— ¿Cuando es la boda?
Mina rueda los ojos, pero una pequeña sonrisa en sus labios le delata.
— No va haber ninguna boda— Dice, pero el rubor que se instala en sus mejillas no le ayuda a sonar creíble.
— Me dijiste que querías casarte— Haewon dice con el ceño fruncido.
— Pero no estaba hablando de casarme con Chaeyoung .
La niña mira a su madre con los ojitos entrecerrados, sabiendo perfectamente que aquello no era cierto.
— Pero lo estabas pensando— Dice divertida.
— Fin de la conversación.
— Los adultos son tan raros, demasiado confusos
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— ¡Chae!— Haewon exclama al abrir la puerta principal de la casa, lazándose a los brazos de su entrenadora
— Hola, bicho— Chaeyoung la saluda con una sonrisa en sus labios mientras la abraza con fuerza.
— ¡Que guapa estás tú también!— La niña exclama al apartarse, viendo cómo Chaeyoung viste una sudadera roja de Adidas y unos skinny jeans negros rotos en las rodillas.
— ¿Lo estoy?— Chaeyoung pregunta con la mayor sonrisa en su rostro, y Mina se siente el ser más afortunado al verla
— ¡Mucho!— Haewon asiente cerrando la puerta detrás de ellos— ¿A que sí mami?
Los ojos de Chaeyoung se clavan en los de Mina, y la nipona asiente con una pequeña sonrisa.
— Sí amor, muy guapa.
— Tu también lo estás.— Chaeyoung le dice, haciendo que las mejillas de Mina se enciendan levemente.
Haewon mira a las adultas con una sonrisa divertida, justo cuando Nayeon aparece en la entrada con la mochila de Haewon colgada a su hombro.
— Hola Chaeyoung .— Nayeon la saluda, con una sonrisa amable.
— Nayeon.
— Nosotras ya nos vamos— Haewon dice con una sonrisa— . Adiós Chae, adiós mami
Mina se agacha para abrazar a su hija y darle un pequeño beso en la frente antes de dejarla ir.
— Adiós, pórtate bien.
— ¡Siempre!— Exclama tomando la mano de Nayeon antes de salir por la puerta.
Es entonces que en la casa reina el silencio, y Mina y Chaeyoung se encuentran completamente solas
— Estas increíble.— Chaeyoung dice.
— Gracias— Sonríe, apartando su mirada al suelo— .Tú también.
— ¿Estas preparada para la mejor cena de tu vida?— Le pregunta divertida, comenzando a caminar hacia la cocina.
— Estoy llena de suspenso, ¿Acabaremos en el hospital? ¿Sobreviviré a una cena hecha por Son Chaeyoung ?
Chaeyoung suelta una pequeña risa antes de apretar los labios.
— Eres una pequeña mierda.
— No es mi culpa cariño, fuiste tú quien me enseñó una foto de su intento de tortitas.— La nipona dice con una sonrisa inocente mientras se encoge de hombros.
— Luego rogarás porque venga a cocinarte todos los días.
— Eso lo veremos.
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Mina no se sorprende cuando se da cuenta de lo mucho que disfruta viendo a Chaeyoung preparando la cena. Encuentra encantador, la forma en la que se esfuerza por cortar los trozos de verduras del mismo tamaño mientras saca la lengua con concentración. Escucharla hablar de cualquier cosa mientras se mueve de un lado a otro es cautivador, y Mina disfruta cada segundo, apoyada sobre la encimera con los brazos cruzados sobre su pecho.
— ¿Por qué Haewon?— Es entonces que Chaeyoung pregunta mientras comienza a cortar una zanahoria, sacándola de sus pensamientos.
— Oh — Mina sonríe ante la pregunta— . Es el nombre de mi bias de mi grupo favorito.
— ¿Haewon de Nmixx?— Pregunta sorprendida mientras detiene sus movimientos para mirar a Mina.
— Sí — Mina asiente— . No lo sé, el padre de Haewon no quería hacerse cargo de nada así que pude elegir cualquier nombre entre todos— Mina sonríe al recordarlo— . No tenía nada claro y entonces, mientras conducía para ir al hospital la noche de su nacimiento la canción del grupo sonó en la radio. Y no lo sé, lo tomé como una señal.
Chaeyoung sonríe con cariño, pensando que es una buena razón. Un nombre precioso para la niña más increíble que ha conocido nunca.
— Es una buena historia.— Dice, apartando su mirada para empezar a cortar la zanahoria de nuevo.
Mina sin embargo se encoge de hombros.
— No lo sé, creo que la historia de como terminaré en el hospital gracias a tu cena será mejor.— Dice divertida
Chaeyoung entonces aprieta los labios, dejando el cuchillo sobre la encimera para seguidamente darse la vuelta.
— Mina— Dice, acercándose a la nipona, quien la mira con el ceño levemente fruncido.
— ¿Si?
— Deberías dejar de decir eso, ¿Sabes por qué?— Mina niega, mordiéndose el labio cuando las manos de la rubia se posan en su cintura— Porque estoy cocinando para ti y eso significa que estoy esforzándome en que esto sea la comida más deliciosa que hayas probado nunca. De la única forma en la que terminarás es de rodillas para rogarme que cocine de nuevo para ti, ¿Entendido, bonita?
— Sí— Mina susurra con el corazón latiendo con fuerza en su pecho y sus mejillas sintiéndose cálidas.
— ¿Ves?— Chaeyoung sonríe mientras se aparta— Mucho mejor ahora.
A Mina le golpea una ola de vergüenza, el poder que Chaeyoung parecía tener en el le hace sentir pequeña. Pero para su sorpresa, el sentimiento es agradable, se siente un tanto intimidada por ella pero también se sentía segura, porque sabía que Chaeyoung jamás haría o diría algo para hacerle sentir mal.
Chaeyoung se esforzaba por hacerlo sentir bien. Y aquello era un tanto abrumador.
— Cállate.— Susurra apartando la mirada con una pequeña sonrisa.
— Si te has puesto roja y todo.— Chaeyoung dice divertido, volviendo a cortar la zanahoria.
— Eres insoportable.— Murmura.
— Seguro cariño.
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— Lo admito, estaba delicioso— Mina dice dejando su plato en el fregadero.
— ¿Ves? Me ofende la poca fe que tenías en mi, amor
El corazón de Mina da un vuelco ante el apodo, a pesar que no era la primera vez que era llamada así. La forma en la que con tan solo una palabra Chaeyoung podía hacerle sentir el ser más afortunado era sorprendente.
— Solo estaba bromeando, Chae— Dice acercándose a ella.
— Eso espero, cariño— Chaeyoung dice con una sonrisa, tomando a Mina por la cintura para pegarla a ella.
— ¿Vendrás más a menudo a cocinarme o tengo que robarte la receta?— Mina le pregunta divertido.
— Vendré cada vez que me quieras aquí.
— Entonces tendrás que venir mucho, porque me encanta tenerte aquí.
— Y a mi me encanta estar aquí.
Mina sonríe antes de tomar el rostro de la rubia y acercarla a ella para besarla. Chaeyoung sonríe en mitad del beso, haciendo que las mariposas en el interior de Mina revoloteen inquietas.
— Quédate.— Mina le pide al separarse, acariciando su rostro con cariño.
— ¿Mhm?
— Está noche, quédate conmigo.
— Mina...
— Haewon no vendrá hasta mañana por la mañana, mi cama es cómoda y cuando nos despertemos prepararé el mejor desayuno que hayas probado.
Chaeyoung cree que es la cosa más tentadora que alguien puede decirle, y el hecho de que se trate de Mina hace que le sea imposible decir que no.
— ¿Como puedo negarme a eso?— Dice con una sonrisa, haciendo sonreír a Mina.
— Exacto, no puedes.
— Está bien, me quedo.
Mina se muerde el labio en un intento de ocultar su enorme sonrisa, para seguidamente dejar un corto beso en los labios de Chaeyoung .
— No te arrepentirás.
Chaeyoung sonríe, porque es imposible que se arrepienta de algo que desea tanto hacer. Así que no se arrepiente, y después de beber unas cuantas tazas de té y hablar de diferentes cosas con Grease reproduciéndose de fondo en la televisión de la sala, ambas caminan al dormitorio de Mina.
La nipona está nerviosa, quizás nerviosa es una palabra corta para todas las emociones que la envuelven de repente. Es la primera vez desde hace mucho tiempo que alguien va a dormir en su cama, alguien que no sea Nayeon o Haewon.
Se siente importante, como algo realmente serio.
— Bonita habitación.— Chaeyoung dice con una pequeña sonrisa mientras entran, mirando a su alrededor.
La habitación está ordenada, la gran cama está perfectamente hecha, hay una ventana al fondo que deja ver la luz de la luna y Mina se dirige al gran armario para tomar unos pantalones de deporte.
— Gracias— Mina murmura caminando hasta la rubia— . Aquí tienes.
Chaeyoung lo toma con una sonrisa.
— Gracias preciosa, enseguida vuelvo.
Cuando Chaeyoung sale de la habitación para ir a cambiarse, Mina se muerde el labio. Se siente como una adolescente rebelde, metiendo a una chica en su habitación. Se tiene que repetir varias veces a si misma que era una joven mujer de 24 años, y que nada de eso estaba mal.
Incluso si Chaeyoung después no vuelve a dirigirle la palabra al menos tendrá los recuerdos y la mente tranquila de haber hecho todo lo que realmente deseaba hacer. Así que con eso en mente se pone su pijama y espera a que Chaeyoung regrese para que ambos se metan en la cama.
Y cuando lo hace, cuando la rubia vuelve a entrar en la habitación, la pulsación de Mina se acelera levemente. Ese era el efecto que Chaeyoung tenía en ella, la ponía nerviosa y le hacía sentir cosas que jamas había sentido antes.
Y piensa que si aquello se sentía tan bien, nada podría estar mal.
— Hola— Chaeyoung susurra con una sonrisa cuando se encuentran tumbadas en la cama, mirándose a los ojos bajo la tenue luz de la pequeña lámpara de la habitación.
— Hola— Mina susurra de igual forma, con sus mejillas levemente sonrojadas.
— ¿Estas bien?— Chaeyoung le pregunta, a lo que la nipona asiente.
— Sí, ¿Y tú?
— Nunca he estado mejor.
Mina sonríe, y se acerca más al cuerpo de Chaeyoung para seguidamente colocar sus manos en el rostro de la rubia. Acaricia las mejillas de Chaeyoung con cariño antes de inclinarse y rozar sus labios con los suyos.
Besarla se sigue sintiendo como la primera vez, como si un millón de fuegos artificiales explotarán en su interior llenándola todo de luz y color. Se besan durante lo que parece una eternidad, mientras las manos de Chaeyoung encuentran las caderas de Mina.
Cada beso es más hambriento que el anterior, y por primera vez, la lengua de Mina conoce a la de Chaeyoung en un beso un tanto desesperado. El corazón de Mina late más rápido de lo que jamás había hecho antes, sintiendo como las mariposas en su interior comienzan a prenderse fuego.
— Chae...— Susurra con la respiración agitada, separándose levemente de la rubia.
De repente, hay un fuego descontrolado en su interior. Hacía tanto tiempo que nadie la besaba ni tocaba de aquella manera, que no pudo controlarse. Todo su cuerpo parecía estar prendido en fuego.
— ¿Si?— Mina está tan avergonzada, que desea esconderse en cualquier rincón de la casa para no tener que afrontar a la rubia— ¿Amor, estás bien?
Mina quiere decirle que si, que está mejor que nunca. Que jamas se había sentido tan bien siendo tocada por alguien, siendo simplemente besada. Nunca se había sentido de la forma en la que Chaeyoung lo hacía.
— Sí.— Murmura, con su corazón acelerado.
— ¿Quieres que me detenga?
— No.— Niega, con sus pupilas dilatadas, sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas.
Chaeyoung considera que Mina es la mayor obra de arte en el mundo, la octava maravilla que ella había tenido la suerte de conocer. Allí, bajo las mantas de la cama de la nipona, Chaeyoung se considera la mujer más afortunada
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Nota: A partir de aquí habrá un leve lenguaje +18, así que si continúan leyendo a pesar de esta advertencia, es bajo su propia responsabilidad. Caso contrario, pueden acabar aquí su lectura hasta el próximo capítulo <3
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— No tenemos que hacer nada, no te sientas presionada
Pero Mina quería hacerlo todo en aquel momento, mientras las manos tatuadas de Chaeyoung se posaban debajo de su suéter dando pequeñas caricias, quiere que nunca la deje de tocar de aquella forma. Mina nunca antes había deseado tanto hacerlo con alguien, nunca antes había anhelado aquello de la forma en la que ahora lo hacía.
— Quiero, por favor— susurra, con puro deseo en su voz profunda.
Chaeyoung entonces sonríe, una sonrisa que intenta ocultar mordiéndose el labio inferior.
— Voy a hacerte sentir tan bien, bonita. Nadie nunca te hará sentir como yo voy a hacerlo.
Las palabras de la rubia son como gasolina, haciendo que el fuego en Mina aumente. Sacando un pequeño gemido de los labios de la nipona a cambio.
— Joder, Chaeyoung .— Murmura.
— Dime lo que quieres, dime que quieres que haga y lo haré.
Mina siente como sus mejillas se encienden todavía más, y desea tanto aquello que ni siquiera puede negarse.
— Follame, quiero que me folles, por favor.
Chaeyoung parece disfrutar de tenerla así, siendo un desastre de mejillas sonrojadas y palabras temblorosas. Sonriendo satisfecha, Chaeyoung sube su mano hasta el pecho de Mina.
— Mhmm...— Asiente— Todo lo que mi chica me pida.
Después de tanto tiempo estando completamente sola, aquella noche Mina se permite hacer todo aquello de lo que había estado completamente asustada durante tanto tiempo. Termina durmiendo en los brazos de la entrenadora de su hija, cansada, desnuda y completamente feliz.
Dejando todos sus miedos atrás, deseando que aquello sea eterno. Deseando que Chaeyoung no se aleje después de aquello.
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