El agua del cambio era una de tantas cosas que los humanos inventaron para poder comprobar si había cambiantes entre ellos, ya que los obligaba a tomar su forma animal. También fue la primera cosa que se volvió contra ellos, ya que, cuando decidieron expulsar a los humanos, obligaban a todos los participantes en las reuniones a tomarla para evitar espías. Pero, al ser un invento humano, se decía que el método de fabricación se perdió cuando lograron echarlos. Al parecer, aquello era mentira y en ese desquiciado lugar aún podían fabricarla.
Y si Nalbrek la tomaba no podría evitar cambiar a sus dos formas animales, de hecho, en los cuentos que él escuchaba de niño, aquel era uno de los métodos que se usaba para descubrirlos y él no podía permitirlo.
Recorrió el estrecho pasillo de piedra donde se encontraba la habitación en la que estuvo encerrado. Habitación, celda, cueva, no estaba muy seguro, solo sabía que se trataba de un espacio vacío y pequeño sin ningún tipo de luz al que llegó por una pequeña entrada en un lado de la enorme cueva apenas visible desde el templo. Abertura que se adentraba más y más en las profundidades de la tierra y dado el olor a sangre y muerte que venía del interior, él prefería no saber qué había más adentro. Por suerte, el lugar donde se encontraba Nalbrek estaba solo un par de metros más adelante.
Le abrieron la puerta por lo que entró en la oscura habitación.
—Por favor, deja el teatro y sal, no tenemos todo el día —le pidió disgustado.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué te han dejado venir? ¿Estás bien? —le preguntó Nalbrek surgiendo de la oscuridad para cogerlo y examinarlo.
—Desde luego que sí, ¿por quién me tomas? —replicó molesto soltándose—. ¿Y tú?
—Bien —contestó Nalbrek.
—Ya —murmuró tocándole las marcas en la cara que le hicieron cuando intentó evitar que se lo llevasen—. No sé por qué siempre acabas tú en peores condiciones que yo —se lamentó.
—Eso no es cierto.
—Como sea. Vamos, salgamos de aquí —le dijo dirigiéndose a la puerta.
—¿Salir? —le preguntó Nalbrek sorprendido.
—¿Prefieres quedarte aquí?
—Desde luego que no.
—Pues entonces, sígueme —respondió saliendo.
Poco después estaba en el bosque al pie de la montaña avanzando en su forma de zorro.
—¿Cómo lo has conseguido? —le preguntó Nalbrek que caminaba a su lado con su forma de lobo.
—¿Cómo he conseguido qué?
—Que nos dejen salir.
—Pues como se consiguen estas cosas, pidiéndolas.
—Dawi, hablo en serio.
—Yo también —le aseguró cambiando a su forma humana en un claro al azar y sentándose—. Voy a presentarme como voluntario para la ceremonia —le explicó.
—¿Estás loco? ¿Acaso no recuerdas lo que les ocurrió a esas mujeres? No puedes hacerlo —se negó cuando se recuperó de la sorpresa.
—Claro que puedo.
—No, no lo harás —le ordenó.
—Te he dicho ya varias veces que no intentes usar tu ascendente sobre mí —replicó enseñándole los colmillos—. Alguien tiene que salvar a los cambiantes de los humanos, y ese seré yo.
—No. Eso es una muerte segura.
—Tanto como segura...
—¿Te están amenazando para que lo hagas? Es eso, ¿verdad?
—¿Amenazándome? ¿A mí? ¿Amenazando con qué?
—No lo sé, no debería haber nada. Lo único con lo que podrían amenazarte es... ¿conmigo? ¿Soy yo?
—¿Sabes que tienes el ego más grande que he visto nunca? —le preguntó mirándolo de arriba abajo.
—Pero si no es eso... —comenzó.
—Si no es eso, ¿qué? Nalbrek, vamos a morir. Tú lo sabes, yo lo sé. Eso no va a cambiar. Tan solo pensé que, ya que iba a hacerlo, al menos lo haría intentando que tuviese algún sentido.
—¿Dejando que te maten?
—Desde luego que no. Hay maneras mejores de suicidarse. Pero es que esto no es un suicidio.
—Sí lo es.
—No, no lo es. Voy a explicarte la situación, así que escucha —lo detuvo al ver que iba a hablar—. Nalbrek, tú siempre has dicho que yo soy tu todo, que estamos unidos, que nuestra conexión te permite saber dónde estoy, si estoy en peligro, que es especial.
—Porque lo es.
—La persona que se presente voluntaria necesita tener un lazo muy fuerte con alguien para sobrevivir a la ceremonia. Al parecer ese es el motivo por el que esas mujeres fallaron, porque pensaron que el lazo más fuerte era el de una madre con su hijo, pero se equivocaron y no fue suficiente —añadió mientras pensaba que, dado lo que había visto, la manera en que seguramente fueron concebido los niños, lo extraño hubiese sido que hubiese surgido algún tipo de vínculo entre ambos—. Y por eso estamos aquí, porque necesito tu ayuda, que te asegures de que el lazo que nos une no se rompe ni se debilita.
—Dau no lo hagas —le pidió Nalbrek cogiéndolo de los brazos—. Es demasiado peligroso, no sé si podré hacer lo que me pides, en realidad, ni siquiera sé si es posible. No puedes arriesgar tu vida así.
—¿Peligroso? ¿Más que ser cazados por los humanos? ¿O suicidarnos para evitarlo? Si puedo elegir, prefiero morir confiando en ti.
—Pero es una locura.
—No más que todo lo demás que está pasando —replicó él—. ¿Y bien? ¿Me ayudarás?
—No, te sacaré de aquí y...
—¿Y? ¿Huiremos un par de días para morir en algún lugar dejando atrás nuestra única oportunidad de sobrevivir? Yo he venido aquí a pedirte ayuda, no a que arruines mi oportunidad de convertirme en el héroe que expulsó a los humanos de nuestras tierras.
—Vas a morir.
—Tonterías. Si tú me ayudas, sobreviviré a la ceremonia.
—Pero esas mujeres...
—Por favor, no me compares con ellas. Yo soy un zorro, como el espíritu de esta tierra, y tengo la conexión más fuerte con mi compañero. Si alguien puede lograrlo, eso soy yo.
—Dau.
—¿Acaso lo pones en duda? —le preguntó molesto.
—Sé que haces esto porque te están obligando de alguna manera, y sé que es por mí.
—Por favor, soy un guapo e inteligente zorro, descendiente del dios de este lugar. No es posible que unos lobos me presionen para hacer algo que no quiero, mucho menos para proteger a un saco de pulgas que no hace nada más que darme problemas a mí y a mis caderas —le advirtió condescendiente—. Yo voy a convertirme en héroe y salvar a todos los cambiantes de los humanos, quedando mi nombre en las tradiciones por toda la eternidad. La cuestión es ¿me vas a ayudar o te da miedo que tu pareja se convierta en una leyenda?
—¿Y qué se supone que debo hacer?
—Por ahora, fortalecer nuestro vínculo metiéndomela tan adentro como puedas.
Creo que Nal no va a tener queja de la última petición 😅 Y aquí está una de mis frases favoritas de esta historia y que he usado en edits porque creo que refleja muy bien la situación. Cuando algo es inevitable, solo puedes hacer que suceda en tus términos. Por cierto, ¿alguien se dio cuenta de que Dawi nunca le dijo a Nal que estaba equivocado sobre el hecho de estar siendo amenazado con él? Dawi puede tener muchos defectos, pero nunca le mentiría a su pareja a la cara 😎