En el tercer anillo.
Kai llegó al templo principal solicitando una conferencia de emergencia con el rey.
En su lugar fue recibido por Liling, quien le agradeció la advertencia y se retiró.
"Empiecen moviendo el segundo anillo." Ordenó Linling usando un Den Den Mushi. "Su señoría, la caja que nos pidió transportar ya se encuentra en el palacio del segundo anillo" dijo la persona detrás de la llamada.
"Perfecto, ya voy en camino" Respondió Liling, cortando la llamada.
Liling se dirigió al palacio. Una vez dentro, se aseguró de que nadie la seguía antes de adentrarse en unos pasadizos secretos. Los estrechos corredores serpenteaban hacia las profundidades del palacio. Finalmente, después de varios giros y descensos, llegó a las celdas, donde el aire era denso y húmedo, impregnado del olor a moho.
En una de estas se encuentra Ace. Quien había sido dormido con una sustancia en su comida y transportado en una caja hasta la celda.
"No me vas a dejar ir, ¿verdad?" Ace dijo encadenado con esposas de piedra marina.
"Te ofrecí tu libertad" Dijo Liling sin ninguna emoción en su rostro.
"Me ofreciste mentir" Dijo Ace enojado.
"No mocoso, yo te ofrecí una fortuna cómo ninguna otra. El amor de toda una sociedad." Dijo Liling.
"No lo necesito, ya tengo gente que me ama" Dijo Ace pensando en su familia.
"Aunque admitiré que sí considere aceptar tu oferta" Confesó Ace.
Durante su estancia en los anillos dejo de ser el hijo de Roger. Un niño demonio. La gente lo veía como el hijo de Palila. Cómo un niño milagro, no una maldición.
Pero todo eso no debía ser para siempre, él tenía una vida con los Barbablanca. Tenía hermanos, una madre y un padre que lo amaban sin importar sus orígenes.
"Tu libertad seguirá en duda. Por ahora, eres importante. Hasta que mi sueño se cumpla..." dijo Liling con determinación.
"¿Tu sueño?" preguntó Ace, curioso.
"Desde la invasión, mi gente ha sido consumida por el miedo. Yo misma llegué a pensar que lo mejor era mantener los anillos separados, encontrándonos solo en ciertos momentos para luego seguir nuestros propios caminos y evitar ser encontrados," admitió Liling, con un suspiro. "Pero contigo aquí, las cosas han cambiado. Desde tu llegada, la confianza ha vuelto a ellos. Si te quedas, podríamos mantener los anillos unidos. Con la gente con los espíritus elevados, seremos imparables y finalmente volveremos a ser la gran civilización que solíamos ser."
"¿Y cómo piensas lograr eso conmigo en esta celda?" preguntó Ace con arrogancia, levantando una ceja.
"La gente no necesita verte ni escucharte. Soy tu consejera, me creerán si hablo por ti. Para mí, no eres más que un peón. La gente hará lo que su campeón les pida," declaró Liling con frialdad. "Aunque admito que tendré que sacarte al menos para que te vean de vez en cuando. Cómo lo haré aún lo estoy pensando, pero ten por seguro que encontraré la forma de que me seas útil," finalizó Liling, retirándose del calabozo con paso firme.
Ace la observó mientras se iba, dándose cuenta de la firmeza y ambición en sus palabras. Sabía que Liling no se detendría hasta lograr su objetivo.
Pasaron los minutos desde que ella se había retirado, cuando escucho un gran estruendo acompañado de pisadas aceleradas.
"¿Kai?" Dijo Ace al ver a Kai, el comandante de los guerreros de la frontera, frente a su celda.
"No hay tiempo para explicaciones," dijo Kai mientras sacaba las llaves y liberaba a Ace de sus esposas. "Tenemos que salir de aquí ahora."
Kai lo guió rápidamente por los pasillos oscuros del palacio, esquivando guardias y saltando obstáculos. Al llegar a la puerta principal, estaban a punto de abrirla cuando apareció Liling.
"No des ni un solo paso más," advirtió Liling, su voz llena de amenaza.
Ace, sin pensarlo dos veces, dio un paso adelante y lanzó una llamarada que destruyó la puerta en una explosión de fuego y escombros.
Liling reaccionó al instante. Saltó, y sus brazos se transformaron en alas. Con una voltereta rápida, voló y se interpuso en medio de ellos, aterrizando con gracia y determinación.
"Está bien, mocoso, te dejaré ir solo si me ganas en una pelea," dijo Liling con una sonrisa desafiante. "¿O acaso tienes miedo de perder?"
Ace respondió con furia. "¡Puño de fuego!" gritó, envolviendo su puño en llamas y lanzándolo directamente hacia Liling.
Ella esquivó el ataque volando alto y, en un movimiento fluido, regresó al suelo. "¡Látigo azul!" exclamó, creando un látigo de fuego que azotó hacia Ace.
Ace retrocedió, esquivando el látigo con agilidad. Preparó sus dedos y gritó, "¡Pistola de fuego!" lanzando una ráfaga de balas de fuego.
Liling se movía con elegancia, bailando entre las balas, evitando cada una con destreza.
"¡Tienes que hacerlo mejor que eso!" declaró Liling, su voz llena de confianza, mientras volvía a atacar con el látigo de fuego. El látigo azotó el suelo, levantando chispas y humo.
Ace rodó por el suelo, evitando el ataque por poco. Se levantó rápidamente y cargó sus puños con más fuego lanzándose hacia Liling con una serie de golpes rápidos y potentes.
Liling contraatacó, moviéndose con la gracia de una bailarina, bloqueando y desviando los ataques de Ace.
Liling dio un salto atrás, respirando con dificultad. "No está mal, mocoso. Pero esto no ha terminado," dijo, sus ojos brillando con desafío.
Ace, también agotado, levantó sus puños envueltos en fuego. "No me subestimes. No me detendré hasta que tú caigas," respondió, su voz llena de resolución.
"Deténganse." Kai gritó interponiéndose entre los dos. "Mi orden fue avisar que el primer anillo está siendo invadido, por qué no mandaste refuerzos" Kai reclamó dirigiendo la mirada a Liling.
"Según tus informes, ellos buscan a Ace. La prioridad era alejarlo del peligro, mi hermano Lin puede con un par de intrusos" respondió confiada Liling.
"¡Su majestad!, ¡Tenemos informes del segundo anillo!" Uno de los informantes se dirigió a ellos con la cara pálida.
Liling y Ace cruzaron miradas, asintiendo en dejar la pelea para después.
"Ya han identificado al que se enfrenta el guardián Lin." Dijo el informante. "Es un Donquixote."
Liling palideció.
"Paren la orden de mover el anillo, preparen a los soldados, refuerzan las fronteras de todos los anillos."Liling ordenó apretando sus puños. "No permitiré que un Donquixote vuelva a arrebatarme a mi familia".
De las veinte familias de Marie Geoise, fueron los Donquixotes quienes invadieron la isla del renacimiento.
Jardín de Rosas.
Lin estaba de pie, luchando con todas sus fuerzas, sus movimientos rápidos y precisos.
Lin, con el sudor resbalando por su frente y la respiración agitada, sabía que necesitaba más tiempo. Cada segundo que Marco permanecía inconsciente, la situación se volvía más desesperada. Pero no podía rendirse, debía proteger el jardín y a Marco, sin importar el costo.
"¡Aún tengo más trucos bajo la manga, payaso de cuarta!" gritó Lin esquivando otro ataque y contraatacando con todas sus fuerzas.
"¡Por favor, Marco, despierta pronto!" pensó Lin, con el corazón acelerado.
La causa del desmayo de Marco era el regreso abrupto de sus recuerdos antes de unirse a los piratas de Barbablanca.
PROXIMO CAPITULO:
ROSAS DEL AYER (1/2)
Publicado el: 1 de febrero del 2023.
Editado el: 16 de Junio del 2024.