DELICATE | julián álvarez

By lvndrhaze

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"Mi reputación nunca estuvo peor, y soy consciente de que esto no es lo mejor, pero aún así me gustaría que m... More

DELICATE
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By lvndrhaze

GIANNA HABÍA ENTRADO EN PÁNICO, y es que horas atrás había recibido una llamada de la editorial que se hacía cargo de la publicación de sus libros pidiéndole que fuera a la sede que ellos tenían en Buenos Aires para poder hablar del próximo libro y otros detalles relacionados a su contrato. Pero no era el reunirse a último momento con gente con la que nunca había hablado lo que la tenía exaltada, sino que era el hecho de que no podía llevar a Allegra a la reunión con ella y encontraba a nadie disponible que pudiera quedarse con ella hasta que regresara.

Paulo estaba en una reunión con una marca que lo quería de modelo y Oriana estaba en una sesión de fotos que llevaba ya semanas pactada, las tres niñeras que le habían recomendado no estaban disponibles, y los Paredes, que en varias ocasiones la habían ayudado con Allegra, ni siquiera se encontraban en la provincia porque, al igual que otros de la Scaloneta, estaban aprovechando la última semana libre antes de volver a los entrenamientos o a Europa, dependiendo de si eran convocados para los amistosos de septiembre o no.

— Dale Gianna, no seas pelotuda, no te abatates ahora culiada. —se había dicho a sí misma, respirando profundamente. Porque tenía la tendencia de dejarse llevar bastante por sus emociones cuando entraba en pánico, le costaba bastante pensar con la cabeza fría y eso nunca terminaba bien.

Pero al final, todo había terminado bien, más que bien. Gianna había encontrado a alguien que pudiera cuidar a Allegra por unas horas y acababa de salir de la Editorial con una sonrisa radiante en su rostro, completamente emocionada por las noticias que había recibido. No veía la hora de poder contarle la noticia a su hermano y su cuñada, y tenía también que llamar a su madre y otros hermanos para ponerlos al tanto. Pero eso podía esperar, porque primero tenía que pasar a buscar a Allegra.

Subiéndose a su auto, la chica de ojos verdes dejó la carpeta con toda la información a un lado y puso el motor en marcha para dirigirse a la casa de los Fernández, dejándole antes un mensaje a Valentina para comunicarle que ya estaba volviendo.

Gianna iba a estar eternamente agradecida con Valentina porque cuando la había llamado en su desesperación, la chica había logrado calmarla, brindándole su ayuda y ofreciéndose a cuidar a Allegra mientras ella hacía sus cosas. La cordobesa había llevado a Allegra hasta donde vivían Enzo, Valentina y Olivia, siendo recibida por las dos chicas ya que el jugador se encontraba fuera haciendo trámites. Gianna todavía podía ver en su cabeza la expresión divertida de Valentina cuando le explicó todo lo que había en el bolso de Allegra, su mamadera con leche por si quería tomar, un vasito con agua, mudas de ropa por si se ensuciaba, e incluso varios paquetes de galletitas para no generarles gastos a ellos en caso de que la nena tuviera hambre, explicándole también sobre la alergia al maní por las dudas.

Antes de llegar a la casa le preocupaba el hecho de que quizás Allegra no iba a querer quedarse con ellas, porque si bien las conocía y ya las adoraba, no era lo mismo salir las cuatro a merendar juntas que dejarlas sola con ella cuando Allegra era demasiado tímida. Pero al segundo de ver a Olivia, todo rastro de timidez había desaparecido de su hija, y no perdió un segundo en irse a jugar con su nueva amiga.

Cuando finalmente llegó, Gianna estacionó el auto en la vereda y con su teléfono en mano se acercó a la casa para tocar el timbre. Segundos más tarde la puerta se abrió, dejando ver a Valentina con una sonrisa.

— ¿Y Gia? ¿Cómo te fue? ¿Salió todo bien? —indagó la chica moviéndose para que su amiga pudiera ingresar.

Gianna asintió sonriendo— Permiso. —dijo antes de ingresar— Salió todo bien, llegué con unos minutos de sobra así que tuve tiempo de prepararme para la reunión y lo que podían llegar a preguntarme, ahora estoy mucho más tranquila. ¿Allegra? Espero que no te haya dado ningún problema, no está tan acostumbrada a estar sin mí y por ahí se cierra bastante.

Valentina sonrió moviendo su mano para restarle importancia— Ni ahí, la gorda se portó re bien. Cuando te fuiste se quedaron jugando en la pieza de Oli, se pusieron a colorear, miramos unos dibujitos y hace un rato terminaron de merendar, Alle comió las galletitas que le mandaste vos y otras que le gustan a Olivia, me fijé que no tuvieran maní igual por las dudas.

— Mil gracias Valu. —agradeció Gianna.

La más bajita la condujo por la casa hasta llegar a una puerta que parecía dar a un patio— Están afuera jugando, hace un rato llegaron los chicos. —ante esto, Gianna la observó confundida, ¿Qué chicos?

Pero la respuesta no tardó tanto en llegar a ella, porque cuando Valentina abrió la puerta lo primero que Gianna vio fue las pequeñas figuras de Olivia y Allegra tratando de correr por el patio, atrás de una pelota junto a Enzo y Julián. La cordobesa alzó sus cejas con sorpresa cuando vio que Allegra se tiraba contra las piernas de Julián y este la levantaba en sus brazos provocando que riera mientras él continuaba corriendo atrás de la pelota, compitiendo con Enzo que había alzado a Olivia. Una sonrisa dulce floreció en sus labios al ver a Allegra riendo de esa forma con el jugador del Manchester City.

— ¡Mami! —al escuchar lo que Allegra había dicho, Julián se detuvo y giró su cabeza para ver en la misma dirección que la nena, notando que Gianna estaba vestida con ropa mucho más formal a la que le había visto antes, con un conjunto de pantalón largo y blazer que lograba resaltar más sus ojos verdes, y su cabello recogido en un rodete medio desordenado pero que aun así le quedaba demasiado bien.

Me gusta como se ven sus ojos con la luz del sol. Pensó el cordobés viendo como los ojos de Gianna parecían cambiar de color dependiendo de como le diera la luz.

Gianna movió su mano a modo de saludo, sacándolo de sus pensamientos— Hola, mi corazón. —dijo con una sonrisa completamente dulce acercándose a ellos y tendiéndole la mano a Alle que la tomó entre las suyas, notando con curiosidad que Allegra parecía demasiado cómoda en los brazos del cordobés— Hola chicos, ¿todo bien? —agregó con tono suave mirando a Julián para luego mirar a Enzo.

— Hola Gia. —correspondió el saludo Julián mientras Enzo se acercaba con Olivia.

— Todo bien Gia, ¿vos? ¿No tenes calor con eso? —le preguntó Enzo, señalando con su cabeza su atuendo.

— En la reunión estaban con el aire a full y me estaba re cagando de frío, recién ahora estoy entrando en calor. —la menor de los hermanos Dybala se encogió de hombros— ¿La pasaste bien Alle? —ante la pregunta de su madre, la nena asintió sonriendo— ¿Segura de que no los hiciste renegar?

— Posta, nada de lo que tengas que preocuparte. —le aseguró Valentina.

— Cuando nosotros llegamos todavía estaba bastante vergonzosa, en una de esas Juli se puso a hablar con ella y yo no sé qué le habrá dicho, pero al toque se estaba cagando de risa con él. —agregó Enzo.

— Es re dulce, solo tenía que entrar en confianza y me acordé que le gustaban las películas de Disney así que me puse hablar con ella de eso. —Julián observó a la nena enternecido, una sonrisita en sus labios— Se portó re bien, después de que terminaron de merendar Enzo les dijo para venir a jugar afuera un rato con nosotros.

— Claramente no podía faltar la pelota. —murmuró Valentina con diversión mientras Enzo se encogía de hombros.

— Ya tienen que arrancar desde chiquitas, quien te dice tenemos a dos futuras jugadoras de la selección femenina.

Gianna ahogó una risa— Dios mío, sos igual que Paulo, siempre que puede se pone a jugar con ella para tratar de que patee a un arco de juguete que le regaló.

— Está en sus genes, podría pasar tranquilamente. —dijo Julián sonriendo.

— Puede ser, pero no pienso meterle presión ni que cuando sea grande se sienta obligada por quien es su tío, quiero que pueda probar todo lo que quiera y después elija si algo le gusta o no. —la cordobesa acomodó las colitas de Allegra, que se habían desarmado por andar jugando— Cuando yo era chica también me gustaba jugar con Paulo e incluso estaba un equipo, pero terminé estudiante algo completamente diferente.

— ¿Qué estudiaste Gia? —cuestionó Enzo con curiosidad.

— Licenciatura en Lengua y Literatura.

El cordobés la observó con atención— Valentina nos contó que tenías una reunión de trabajo y por eso vino Alle, tu trabajo es en relación a eso.

— Sí, me programaron una reunión a último momento y no tenía con quien dejarla porque no podía llevarla conmigo. —Gianna giró su rostro hacia donde estaba Valentina— Gracias de nuevo por darme una mano con Alle, Valu.

— No fue nada, Oli estaba re feliz porque no tiene amiguitas de su edad para jugar, estaba en su salsa.

— Como me pasa con Alle, los primos son más grandes y allá nuestras amistades no tenían hijos, así que estaba ella solita. —Gianna observó a su hija, que continuaba en los brazos del cordobés— Bueno, ¿lista para volver a casa, corazón? —Gianna notó como Allegra movía la cabeza para ocultarla contra el hombro de Julián, no le fue muy difícil saber que Allegra no tenía ganas de volver porque la estaba pasando bien— Estoy segura de que tus peluches te extrañan mucho, mucho. Se deben estar preguntando dónde estás Alle. —al escuchar eso, la nena alzó su cabeza para mirar a su madre, sus ojitos bien abiertos.

— ¡Abajo, Juli! ¡Abajo! —una risa brotó de los labios de Julián cuando la nena colocó sus manos en su rostro para que la viera, diciendo esas palabras con desesperación para que la bajara. Gianna observó la escena completamente enternecida al escuchar como su hija pronunciaba el nombre de Julián.

Cuando Julián la dejó en el piso, Allegra se acercó corriendo a Gianna, levantando sus brazos para que la alzara. Sin dudarlo, Gianna la levantó, acomodándola de costado y aprovechando para arreglarle la ropa— ¿Te parece si uno de estos días Oli viene a jugar a casa para conocer a todos tus peluches? —y tal y como ella esperaba, Allegra comenzó a decir que sí emocionada, al igual que Olivia que le decía a Enzo que iba a conocer los peluches de Allegra, las dos nenas robándoles risas a los cuatro adultos— ¿Vamos, entonces? —con entusiasmo la nena asintió.

Así, las dos chicas Dybala fueron acompañadas por los otros tres hasta la salida, Julián ayudándola a llevar el bolso con todas las cosas de Allegra, evitando que hiciera fuerza innecesaria cuando él tranquilamente podía ayudarla.

— Nos vemos en unos días entonces para que Oli vaya a jugar. —dijo Valentina despidiéndose de las dos mientras Gianna acomodaba a Allegra en su sillita, Julián ya le había entregado el bolso y se había acercado a donde Enzo y Valentina permanecían de pie— Después te escribo para ver que llevamos.

— Dale, podemos organizar para cocinar algo con ellas si querés, unas galletitas o algo así para que se entretengan. —propuso cerrando la puerta trasera, para girarse hacia ellos— Julián, ¿necesitas que te alcance? —la pregunta de Gianna había tomado por sorpresa al cordobés, que se distraído mirando como ella se encargaba de todo, haciéndolo ver fácil, aunque él sabía que no lo era en absoluto— No sé si ya pudiste arreglar el auto, por eso preguntaba por las dudas.

Julián aclaró su garganta— Si, ya lo arreglé, se supone que está como nuevo, a menos que el mecánico me haya cagado. —dijo robándole una risa, lo que provocó que él sonriera— Gracias igual, la próxima acepto la oferta con gusto.

— Dale, ¡nos vemos chicos!

— Chau Gianni. —los tres observaron como la chica se subía a su auto y daba marcha atrás con cuidado para luego girar y emprender el camino de regreso a su casa.

— ¿La próxima acepto la oferta con gusto? —Julián dejó de ver por donde Gianna se había marchado para ver a Enzo, que lo observaba con una ceja alzada mientras Valentina reía tomando a Olivia en sus brazos— ¿Algo para contar, Araña?

El cordobés suspiró— No empieces boludo.

— No dije nada, solo hice una pregunta. —dijo Enzo riendo mientras volvían a entrar a la casa.

— Si, preguntas que ya sé para donde van, no te hagas el boludo. —lo señaló con su dedo de forma acusatoria.

— Bueno che, me sorprendió tu respuesta nomás.

— Estaba siendo amable, justo como lo fue ella conmigo, es lo que las personas suelen hacer cuando son amigos. No sé si sabes que es eso. Digo, como sos medio culiado vos. —Valentina soltó una carcajada al ver la cara de Enzo luego de las palabras de Julián.

— Ahora te quedas afuera por gil, y encima dejaste las llaves adentro, empezá a hacer dedo para volver "amable". —dijo Enzo corriendo para tratar de cerrarle antes de que Julián pudiera llegar— Por ahí si te pegas un pique alcanzas a Gianna para que te alcance hasta tu rancho.

— ¡Enzo vas a romper la puerta y nos vamos a quedar todos afuera!




— Y BUENO, ME DIJERON QUE EN UNA SEMANA ya empezarían con la distribución. —un grito de emoción escapó de los labios de Oriana mientras Paulo se colocaba de pie para abrazar a su hermana con fuerza.

— Estoy muy orgulloso de vos Gianna. —murmuró el cordobés, dejando un beso en la sien de su hermana, completamente feliz por ella. Luego fue Oriana quien la abrazó mientras daban saltitos girando, provocando que Paulo riera, sintiéndose afortunado de que dos de las personas que más amaba se llevaran tan bien.

— ¡Me muero Gia! Ya mismo me voy a ir reservando unas copias para mí, Tizi y mi vieja. —le dijo la modelo con entusiasmo— Es una banda esto, ¿le contaste a tu vieja y tus hermanos?

— Sí, mi vieja me pidió que ni bien salga le mande una copia porque ella no los había podido leer por estar en inglés, así que está re emocionada. Y los chicos me felicitaron, dijeron que estaban re orgullosos y felices.

— Obviamente, es tremendo lo que conseguiste, es lo que vos querías en un principio. —dijo Paulo sonriendo— Siempre quisiste tenerlos en español.

Y es que Gianna acababa de contarles que el motivo por el que la habían citado a la editorial era para comunicarle que sus libros, los dos que ya tenía publicados en inglés, iban a ser traducidos al español y a ser distribuidos en países a lo que antes no llegaba. La cordobesa no daba más de la alegría que estaba sintiendo, más luego de ver todos los comentarios en los posts donde anunciaban la noticia, muchos diciendo que ya querían tenerlos, que no veían la hora de que salieran, y otros diciendo que a pesar de tenerlos en inglés también los querían es español.

— ¿Y del tercero? ¿Hablaron algo?

Gianna asintió— Me pidieron un avance de como iba, que les dijera que ideas tenía más o menos en mente, tema portada y así.

— ¿Y tenías ideas en mente? —preguntó Paulo con una sonrisa divertida, porque sabía que Gianna no tenía ni idea sobre qué hacer el próximo libro— ¿O les metiste chamuyo puro?

— Un poco de las dos. —respondió Gianna provocando la risa de su hermano y su cuñada— Les dije que quería la portada sin personales reales, igual que los dos anteriores porque no me gusta como quedan, y que iba a ser un libro estilo rom-com. Estos días estuve escuchando música a full para tratar de inspirarme, quiero que sea lleno de romance, super dulce y con comedia, como las películas que nos encanta ver con Ori.

— Bueno, tranqui, todavía tenes tiempo. Cuando estemos en Roma podés ir a los lugares turísticos, a veces en esos lugares ves parejas o personas con actitudes que pueden llegar a inspirarte y darte ideas. —Gianna se mantuvo en silencio, y ante esto Paulo dejó de sacar los platos que iban a usar para cenar juntos en la casa de su hermana, alzando su cabeza para mirarla— ¿Qué pasó?

— Creo que con Allegra no vamos a volver a Italia con ustedes.

— ¿Eh? —dijeron Oriana y Paulo a la misma vez, tomados por sorpresa por las palabras de Gianna.

La cordobesa asintió, su mirada desviándose hacia su hija que estaba acostada en el sillón mirando Frozen, rodeada por todos sus peluches y almohadones— Estas dos semanas acá fueron las mejores en los últimos meses, me ayudaron a despejarme y tratar de dejar atrás todo lo que pasó allá, y siendo sincera quiero que siga siendo así por lo menos un tiempito más. —comenzó a explicar— Muy cagona de mi parte no volver para hacerle frente a todos el quilombo con Ambroos, pero quiero aprovechar un rato más de la tranquilidad hasta que tengamos que volver con Allegra para que empiece el jardín el año que viene.

— ¿Te vas a quedar a vivir acá en Buenos Aires? ¿O pensar volver a Córdoba, Gianni? —indagó Ori observándola con una sonrisa pequeña, y es que a pesar de que iba a extrañarlas entendía que Gianna necesitaba un poco más de tiempo para ella y Allegra.

— Acá, me gustaría aprovechar para recorrer algunos lugares con Alle, ella no conoce nada y tampoco es como que yo haya visto demasiado de Buenos Aires.

— Gia, ¿estás segura? —cuestionó Paulo con preocupación, y es que le daba cosa que las dos se quedaran solas, porque toda su familia seguía en Córdoba. Sabía que Gianna era capaz de cuidar a Allegra y de cuidarse a ella misma, pero era su hermanita, y siempre iba a querer estar ahí para cuidarla y acompañarla como había hecho hasta el momento.

— Sí, hace unos días que ya venía pensando en eso. —murmuró la chica, sus ojos verdes demostrando lo determinada que estaba— En sí no hay nada que nos retenga allá, por el momento puedo trabajar con la sede de la editorial acá y Alle todavía no tiene que arrancar el jardín.

Paulo hizo una mueca con sus labios— ¿Qué voy a hacer yo sin que Alle y vos me estén rompiendo las bolas para desayunar juntos? ¿Quién me va a joder para que las lleve a todos lados? —hizo una pausa— Ahora que lo pienso, sí, mejor que se queden, la nafta que me voy a ahorrar.

— ¡Paulo! —Gianna soltó una risa cuando Oriana le dio un golpe al jugador.

— Joda Ori, no te pongas violenta. —dijo el cordobés riendo, acercándose a su hermana con una sonrisa— Si sentís que es lo correcto entonces tenés todo mi apoyo Gianna, aunque las voy a extrañar muchísimo, ya estoy acostumbrado a estar al menos un ratito todos los días con ustedes.

— Podemos hacer videollamada Pau, no te vas a librar de nosotras tan fácil.

— Me van a faltar mis compañeras de shopping cuando Ori esté ocupada con las sesiones, ¿con quién voy a salir a hacer bolucompras? ¿Ahora a quien voy a poner de excusa para pedirme la cajita feliz?

— Como si eso te fuera a impedir comprar boludeces. —Gianna ahogó una risa— Para cuando te des cuenta ya vamos a estar en el mundial y después en Italia rompiéndoles las bolas y viendo a Alle entrando al jardín.

— Si, si es que me llaman. —dijo Paulo soltando un suspiro— Para los amistosos no me llamó, estoy re mil cagado de que no me terminen convocando, no me quiero quedar afuera de esto.

Gianna negó con su cabeza— No digas eso, vas a ver que Scaloni te va a llamar y nos vas a tener a las tres, con mamá en el estadio, todas con tu camiseta gritando por vos y apoyándote. Pensemos en positivo, empiezo a prender velitas por vos si querés. —la chica se levantó de su asiento para caminar hasta el mueble de la cocina, abriendo uno de los cajones y sacando un paquetes de velas para cuando se cortaba la luz— Vos me avisas y arranco, algún tutorial debe haber por ahí, si hoy hacen tutorial hasta para cagar.

Paulo soltó una carcajada— Gracias Gia, te amo. —murmuró acercándose a ella para abrazarla con afecto.

— Y yo a vos salame, ya vas a ver que te van a convocar y vas a hacer algo groso. —dijo Gia con una sonrisa, tendiéndole su brazo a Oriana para que se uniera al abrazo— Solo tenemos que visualizarlo, si le ponemos mucha onda pueden pasar cosas buenas. 

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