Estaba nervioso, limpiaba sus manitos sudorosas con el borde de su gran suéter de lana, color amarillo patito, con dos pequeñas líneas a los bordes, de color rojo. Por debajo, su vestimenta era bastante simple, un pantalón ajustado negro y sus zapatillas informales del mismo color que el pantalón. Suspiró nuevamente, mientras balanceaba los pies esperando donde había acordado con Namjoon. Estaba allí hace unos cinco minutos, y no es que el pelinegro se hubiera retrasado, tan solo la ansia de verlo le hicieron llegar unos minutos antes.
No pasó mucho más tiempo cuando pudo divisar una moto de color negro estacionarse en frente suyo. El omega alzó sus cejas sorprendido, pues de todas las veces anteriores, nunca había visto al azabache con una motocicleta. Se levantó, tomando su pequeño bolsito de mezclilla el cual iba a la perfección con su atuendo. Se veía bien, su cabello rizado y esponjadito le daba un aspecto tierno a su cuerpo.
Sensual y jodidamente tierno, así lo describió Namjoon en su mente cuando pudo quitarse el casco.
El alfa sonrió cuando el menor llegó con las mejillas rojas frente a él, sus manitos pequeñas escondidas en el suéter, su labio inferior siendo apresado por sus dientes. Quería ser él quien pudiera morderlo.
Quería besarlo...
Un pequeño carraspeo le sacó de su trance, una sonrisa volvió a su rostro y tomó una de las manitos del pelirosa, dejando un besito en el dorso de la misma.
— Buenas tardes, pequeño.
Saludó el alfa con su voz ronca y profunda, Yoongi sintió cada poro de su piel erizarse y un pequeño estremecimiento recorrer su columna vertebral. Era impresionante como todo en el alfa tenía efecto sobre él. Con cuidado apartó su mano de la del más alto, se acercó a él y dejó un pequeño besito y a penas sonoro en su mentón, pues al ser pequeño era la parte más accesible.
— Buenas tardes, Namjoonie.
El nombrado abrió el pequeño maletero de la motocicleta y sacó un casco extra, Yoongi sintió su corazón acelerarse. Sabía que no debía tener a su alfa al lado, pero su estómago de forma involuntaria se revolvía al pensar en subirse a esa cosa.
— Cariño, no te preocupes. Iremos lento, puedes cerrar los ojos y la sensación será casi la misma que ir en un auto.
Murmuró el alfa, tratando de tranquilizarlo. Con cuidado y delicadeza le puso el casco, abrochandolo bajo su mentón y luego hizo lo mismo con el suyo. Namjoon se subió a la moto y esperó a que el menor se subira antes de encenderla. Le dijo donde poner los pies, como abrazar su cuerpo y le tranquilizó un poco más antes de que comenzaran camino a su cita. El omega tenía curiosidad, pues no habían quedado de acuerdo a dónde ir ni nada por el estilo. Lo más probable es que lo llevara a alguna cafetería o al cine, una salida cliché para dos jóvenes. Pero lo que Yoongi no tenía en cuenta, es que con Namjoon a su lado nada sería cliché. El alfa trataría de que cada salida, cada cita y cada momento juntos, fuera especial.
Por aquello mismo no pudo evitar formar una pequeña "o" con sus labios al ver que iban saliendo de la zona poblada. Namjoon lo estaba llevando por la linda carretera con árboles altos y frondosos a cada lado de ella. Había oído escuchar de aquel bosque cerca de la ciudad, pero al venir de tan lejos nunca se dio el tiempo de poder si quiera pensar en visitarlo. Un sentimiento cálido y hermoso se instaló en su pecho, disimuló el lindo ronroneo que se le escapó con el ruido del motor de la moto, pero el alfa pudo sentir claramente la linda vibración en el pecho del pelirosa.
Después de un par de minutos, Namjoon ya estaba estacionado la moto en el comienzo del camino de tierra, no los llevaría por aquel lugar en la motocicleta pues sería peligroso, cuidar de su omega se había vuelto su primera preocupación. Después de apagar el motor y con cuidado levantarse, tomó la cintura del menor y lo alzó con facilidad, ayudándolo a levantarse también. Las piernas del omega eran un poco más cortitas, por lo tanto levantarse de le haría difícil. El casco ocultó temporalmente el sonrojo del menor, sentir aquellas fuertes manos en su cintura alternaban a su omega al punto de querer mover la colita.
— Gracias.
Murmuró tímidamente, sintiendo el calor en sus mejillas bajar poco a poco, hasta que pudo quitarse el casco. Namjoon sonrió ante la tierna imagen del menor acomodando sus cabellitos. Guardó ambos cascos y le extendió su mano al más pequeño.
— Vamos, príncipe.
Dijo con aquella voz suya, tan dominante pero al mismo tiempo tan dulce. Y es que la forma en que Namjoon trataba a Yoongi era totalmente única, tan delicada pero posesiva. Lo hacía sentirse querido y muy pequeñito en su lugar, mucho más de lo que era. Sus manos entrelazadas fueron lo que provocó bellas cosquillas en el cuerpo de ambos. Yoongi se apegó al contrario, casi rodeando su brazo con los suyos, manteniendo aún sus manos unidas. Su mejilla reposó en el hombro del alfa mientras juntos caminaban por el lindo bosque, la luz que se alcanzaba a filtrar por las hojas iluminaba su camino, el aroma de sentía tan familiar.
Pronto llegaron hasta unas pequeñas bancas, a un lado del camino. El alfa tomó asiento y el omega le siguió, sentándose a su lado. Un suspiro bajito brotó de los rojizos labios de Yoongi, estaba nervioso y a pesar de que todavía no conocía bien a Namjoon sentía como si ambos hubieran pasado una vida completa juntos.
— Venía aquí a veces, cuando la universidad me consumía. Este lugar me trae mucha paz, sintiendo que es especial, tenía que compartirlo con alguien especial.
Después de pronunciar aquellas palabras, el alfa giró su rostro y con su mano libre tomó suavemente el mentón del pelirosa, miró sus ojitos brillosos y no pudo sentirse más enamorado y atraído de aquel lindo y codiciado omega que había llegado para poner su vida de cabeza. Inconsciente se inclinó y no sé dio cuenta de ello cuando sintió el aliento del contrario sobre sus labios, su aroma haciéndose más intenso y la pequeña mano del menor en su nuca.
Fue algo imposible de evitar, tan pronto como ambos se acercaron sus labios se unieron en un beso dulce. Tímido por parte del omega, y dulce por parte del alfa. Sus belfos rozaban entre sí de una forma cais mágica, la manito del menor se apretó inconscientemente en su nuca cuando la otra mano del alfa viajó a su cintura. Aquella corriente tan conocida y especial viajó nuevamente por su espalda, provocando un estremecimiento por parte del omega. Poco a poco Namjoon se fue separando, dejando pequeños besitos húmedos en su labio inferior, provocando una linda sonrisa al menor.
No hacía falta decir nada, todo se dijo con aquel beso. Las palabras no hacían falta, menos cuando habían descubierto la magia juntos, el hermoso momento mágico de permanecer con sus labios unidos. Si así se sentía un beso, Yoongi suspiraba al imaginar algún día llevar la marca de aquel guapo e imponente alfa.
Y así su cita se llevó acabo, su primera y especial cita. Aquella donde ambos se besaron por primera vez. Donde supieron que dependían del otro y nada en el mundo podría separarlos, porque no existe algo más fuerte que el amor mutuo. Aquella magia que une a dos personas que el destino juntó.
Dejó caer su liviano y delicado cuerpo sobre su cama, su estómago aún cosquilleaba al recordar los dos lindos besos que se había dado con el alfa. Éste mismo le había dicho oficialmente que había comenzando a cortejearlo, que haría las cosas tan bien como pudiera. Sus manitos taparon el sonrojo de sus mejillas, aún sin estar con el alfa podía sentir su penetrante y dulce mirada en él. Nadie nunca provocó algo parecido en él, nunca había salido con alguien que fuera tan respetuoso y dulce como Namjoon, menos tan guapo y fuerte. Se sentía afortunado, aún más ahora al saber que podría reclamarlo como suyo cuando algún omega se le acercara en la universidad. A pesar de ser un omega, uno de sangre pura, Yoongi podía ser más posesivo y celoso incluso que el alfa, evidentemente no permitiría que algún otro aroma dulce estuviera impregnado en el cuerpo del mayor.
Por otro lado, Namjoon sonreía tomando aquella taza de café que Kook le había preparado. Se encontraba contándole como había comenzado el cortejo a aquel lindo omega que lo traía tan distraído aquellos últimos días. Jungkook no pudo evitar sentir felicidad por su amigo, porque nunca había visto a Namjoon tan encantado con alguien y eso le hacía saber que ambos eran la persona indicada para el otro. Esperaba poder sentir algún día lo que la pareja sentía por el otro. Él sabía que para los lobos, encontrar su pareja destinada era casi el propósito de sus vidas. La misma diosa había hecho a cada uno una pareja especial, encontrarla era difícil.
Pero para el amor nada era imposible.
— Sólo procura convertir todo ese amor en algo bueno y no en algo que al final lo terminará destruyendo.
Advirtió el mayor a Namjoon, así como el amor podía ser fuerte. También podía lograr destruirlo todo. Sólo esperaba que Namjoon fuera un alfa inteligente y astuto, debía saber bien de quien alejarse. Lo único que le tenía preocupado era aquella mimada omega. Y esperaba que tanto Namjoon como Yoongi creyeran tanto en el otro como para superar todo lo que a ambos le venía encima.