❝ ¡Entrenadora Chae! ❞ || Mic...

By _xYoungOnce

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❝ Myoui Haewon es la única niña en el equipo infantil de fútbol, del cual, Chaeyoung es la entrenadora. Mina... More

𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Epílogo

𓏲 Capítulo 9

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By _xYoungOnce

────────── ♡ ──────────

— ¡Funcionó, viniste a mi cumpleaños! — es lo que la pequeña Haewon exclama al llegar al campo de fútbol, abrazando con fuerza las piernas de su entrenadora — Mamá esta más contenta ahora.

— Y yo también — Chaeyoung dice acariciando su mejilla con dulzura — ¿Te gustó tu regalo?

— ¡Me encantó!

El regalo de Chaeyoung se había basado en una pelota de fútbol y un pijama de pequeños pandas, ya que Haewon le mencionó una vez que eran su animal favorito. Y se puede decir que la pequeña lo llevó puesto el resto del cumpleaños.

— Luego me cuentas, ¿Vale? Ahora vamos a calentar.— Haewon asiente emocionada, dejando su mochila en el suelo y corriendo hasta el grupo de niños.

Mientras estos empiezan a calentar, Chaeyoung solo puede pensar en el fin de semana, en cómo Mina había sonreído tímidamente cada vez que se miraban, en cómo era una madre increíble y en cómo sus ojos brillaban al mirar a su hija.

Siendo totalmente honesta, a Chaeyoung nunca se le había pasado por la cabeza estar con alguien que tuviera un hijo, pero por alguna razón, con Mina se sentía bien, diferente. Le encantaba la idea de que con Mina también viniera Haewon, le encantaba la idea de tenerlas a las dos.

Se muerde el labio mientras los niños terminan de calentar, intentado apartar sus pensamientos y centrarse en el entrenamiento del día.

Y aunque no podía esperar a ver a Mina aparecer con su cabello recogido y su sonrisa nerviosa, y después de tantos días, volver a tener ese pequeño tiempo para ellas, para hablar en mitad del campo de fútbol mientras el sol se pone, se dice a sí misma que tan solo tenia que esperar.

────────── ♡ ──────────

Mina había estado tan sumergida en su trabajo aquella tarde, que no se dio cuenta de la hora que era. Y cuando finalmente sale de casa, ya va diez minutos tarde.

Por suerte solo le toma diez minutos más llegar hasta allí, y cuando lo hace, siente que finalmente puede respirar.

— ¡Mami! — Haewon grita mientras corre hasta ella con la mayor sonrisa en su rostro — Estas llena de harina, mami.

Puede escuchar la risa de Chaeyoung ante las palabras de su hija, y siente un calor agradable en su pecho. Había salido tan rápido de casa que ni siquiera se detuvo a verse en el espejo.

Seguramente estaba hecha un desastre, y un poco de vergüenza recorre su cuerpo.

— Siento llegar tarde. — Es todo lo que dice, dirigiendo su mirada a la rubia.

Haewon toma la mano de su madre y sonríe, mirando a las dos adultas con curiosidad.

— No importa, Mina — Chae le dice con aquella sonrisa en sus labios que hace que todo se sienta bien, como si llegar veinte minutos tarde no fuera nada — ¿Mucho trabajo?

Mina aprieta los labios y asiente, acariciando con algo de nerviosismo la pequeña mano de su hija.

— Tengo que hacer doscientos cupcakes para mañana, y no llevo ni la mitad — suspira— . Seguramente me pasaré la noche entera preparándolos.

— Suena estresante.— Es todo lo que Chaeyoung dice, cruzándose de brazos.

— Lo es.

Caen en silencio en el que Mina se permite por primera vez desde que ha llegado analizar a Chaeyoung. Viste sus pantalones deportivos y una camiseta de manga corta de Adidas, mientras que un silbato amarillo cuelga de su cuello y una bolsa de pelotas se encuentra a su lado.

Mentiría si dijera, que no había echado de menos verla así. Encontrarla en mitad del campo riendo y hablando con la persona que más quería en el mundo, y sentir que la había dejado en buenas manos.

— Mami — la pequeña que hasta ahora había estado en silencio observando cómo las dos adultas hablaban y se miraban, ahora estira la mano de su madre en busca de atención—. La entrenadora Chae me ha dicho que su película favorita es....

— Grease — Chaeyoung le ayuda cuando ve a la pequeña fruncir el ceño.

— ¡Grease! — Exclama — Y le he dicho que el otro día vimos los minions, ¿Te acuerdas? — Mina sonríe dulcemente y asiente — Entonces también me ha dicho que nunca ha visto las películas de los minions y he pensado que podía venir a casa a verlas con nosotras

La simple idea de tener a Chaeyoung sentada en el sofá de su hogar mientras ven una película junto a su hija le hace sentir fuegos artificiales en todo su interior. Y quizás es una señal para que se niegue, se invente una excusa y cambie de conversación.

Pero sin embargo, asiente.

— Claro, ¿por qué no? — Dice con la mayor sonrisa

— ¡Sí! — Haewon exclama dando pequeños saltos.ㅡ¿Una cita?

Los ojos de Mina se abren en sorpresa tras aquellas dos palabras que salen de la boca de su hija, mientras su rostro explota en colores carmesí. Y Chaeyoung por su parte suelta una pequeña risa mientras niega levemente.

— Que cosas dices — la nipona dice con nerviosismo, intentando quitarle importancia mientras sonríe—. Anda ve a por tus cosas que tenemos muchas cosas que hacer.

— Es una cita. — Dice la pequeña antes de salir corriendo hasta donde había dejado sus cosas.

Mina suspira mientras la ve marcharse, y espera que Chaeyoung no note el calor que siente en sus mejillas.

— No sé de donde ha salido tan descarada.

— Es adorable.— responde la rubia con una sonrisa honesta.

Mina asiente y esconde sus manos detrás de su espalda. Y espera no verse muy ridícula con aquel suéter morado y sus pantalones deportivos llenos de harina.

— ¿Nunca has visto los minions? — pregunta con una pequeña sonrisa.

— Mi mejor amiga, Jeongyeon, está obsesionada con esas películas — Rueda los ojos —. Pero no, no las he visto.

— Bueno, pues lo decía enserio. Estás invitada a verla — Dice jugando con las mangas de su suéterㅡ. Los viernes son noche de películas, si te apetece...

— Me encantaría.

Y con una sonrisa y dos palabras, Chaeyoung libera a miles de mariposas en el estómago de Mina.

────────── ♡ ──────────

Llega la medianoche, y con ella, una fuerte tormenta. Mina agradece que su hija tenga el sueño pesado, porque si no, ahora tendría a la pequeña asustada junto a ella, y de ese modo jamás terminaría aquellos malditos cupcakes.

Está agradecida de tener tanto trabajo, porque gracias a eso puede pagar la gran casa en la que viven, pero a veces es agotador. Su hogar no es la gran cosa, pero tiene una cocina enorme que enamoró a la nipona la primera vez que la vio. Fue amor a primera vista, y aquella casa se convirtió rápidamente en el hogar perfecto para ella y su bebé, que para entonces apenas tenía unos meses.

La lluvia comienza a golpear con fuerza los cristales de las ventanas de la cocina, y la nipona sonríe con cansancio mientras desea poder darse un cálido baño e irse a dormir.

Pero es entonces, que el sonido de unos leves golpes en la puerta le hacen fruncir el ceño. Deja de lado la manga pastelera con la que estaba decorando algunos cupcakes, y camina hasta la puerta principal esperando encontrase a Nayeon detrás de la puerta.

Pero para su completa sorpresa, es Chaeyoung quien se encuentra allí.

— ¿Chaeyoung?ㅡPregunta con el ceño fruncido y la sorpresa clara en su voz.

La coreana se encuentra allí, con una sudadera azul de Adidas y los mismos pantalones que llevaba aquella tarde, con una sonrisa nerviosa, un paraguas entre sus manos y el cabello levemente mojado.

— Hola, Mina.

— ¿Que haces aquí?

— Bueno, he pensado que quizás necesitabas algo de ayuda con todos esos cupcakes — Dice escondiendo sus manos tras su espalda y una sonrisa nerviosa—. Pero, quizás molesto y si es así puedo marcharme y dejarte trabajar tranquila.

Mina sonríe, una sonrisa amplia y en forma de corazón. No puede creerse que Chaeyoung haya ido hasta allí, en mitad de la lluvia, tan solo para ayudarla

— De hecho, un poco de ayuda me vendría genial.

Entonces Chaeyoung se siente mucho más segura, y con una sonrisa sincera entra en la casa de Mina.

— ¿Has venido hasta aquí en mitad de esta tormenta solo para ayudarme?ㅡpregunta mientras caminan hasta la cocina.

— No podía dejar de pensar en tiㅡse sincera, mordiéndose el labio inferior cuando se da cuenta de que quizás estaba siendo demasiado sincera ㅡ. Supongo que verte unos minutos al final de los entrenamientos no son suficientes.

Mina quiere correr a su habitación, subirse a la cama y dar saltos de emoción mientras grita como una adolescente enamorada. Quiere salir a la calle y bailar bajo la lluvia, porque Chaeyoung realmente acababa de decir eso.

Pero en vez de eso se sonroja y sonríe.

— Suerte para ti, tenemos una cita el viernes. — Dice con una sonrisa divertida.

— ¿Al final si es una cita?

— Como para decirle a Haewon que no, lleva diciéndolo toda la tarde y regañándome cada vez que la corregía — Dice rodando los ojos.

Chaeyoung suelta una pequeña risa, y Mina jura que es el sonido más bonito que ha escuchado nunca.

— Tendré que darle las gracias entonces, por conseguirme una cita con su bonita madre.

Una vez más, la emoción explota en su pecho y quiere ponerse a gritar. Quiere lanzarse sobre la rubia y besarla de nuevo, pero esta vez no salir corriendo y quedarse para besarlo una y otra vez.

Pero se contiene.

A pesar de la emoción y los latidos acelerados de su corazón, señales en colores neón se iluminan en la parte más profunda de la mente del rizado.

Porque Chaeyoung era increíble, era amable, dulce, divertida, preciosa y había venido a ayudarla en mitad de una jodida tormenta. Porque Chaeyoung es la mujer con la que había soñado toda su vida, y ahora que la había encontrado, no sabía que hacer al respecto.

Así que se muerde el labio mientras la mira y analiza cada pequeña parte de ella.

«Ella es tan bonita. Y yo estoy tan jodida»

— Bueno, no es una cita realmente — Dice nerviosa, bajando la mirada al suelo de maderaㅡ. Ya sabes, porque Haewon estará allí también.

— Es una cita— Chaeyoung afirma—.  Probablemente la mejor cita del mundo.

A Mina le sorprende la manera en la que Chae lo dice, tan segura, con aquella sonrisa tan clara, tan sincera. Mina sabe, que tener una hija hace las cosas un tanto más complicadas para encontrar a alguien, porque no todo el mundo quiere o está preparado para el compromiso que eso conlleva.

Pero Chaeyoung era la primera persona que parecía no importarle en lo absoluto. O más, la única persona que parecía encantada de que con Mina también venga Haewon. Y eso es tan nuevo para la pelinegra, tan abrumador, que no sabe que decir ni cómo sentirse al respecto.

— ¿Has hecho cupcakes alguna vez?ㅡEs lo que decide decir, en un intento de retener las mariposas que habían prendido vuelo en su interior.

Chaeyoung sonríe y niega.— Una vez hice tortitas, pero las quemé.

Mina suelta una pequeña risa y asiente, tomando de nuevo la manga pastelera entre sus manos.

— Bien, bueno, por suerte esto será más fácil.

Chaeyoung asiente, pero antes de que Mina pueda comenzar a explicarle lo que debe hacer, coloca su mano sobre la suya.

— Si crees que acabarás más rápido sin mi aquí puedo irme, no quiero estorbar.

Mina mira la mano de Chaeyoung sobre la suya, y su rostro de confusión enseguida se suaviza y una enorme sonrisa se dibuja a lo largo de sus labios.

— No, me alegra que estes aquí.— Chaeyoung asiente repetidas veces mientras aparta la mano.

— Bien, pues empecemos con esto.

────────── ♡ ──────────

Resulta que la ayuda de Chae fue más útil de lo que ambas imaginaban. Y dos horas más tarde, después de anécdotas, risas y mucho merengue de fresa, los doscientos cupcakes están hechos.

— Bien, finalmente hemos terminado.— Anuncia Mina con una sonrisa, cerrando la puerta de la nevera.

— He sido más útil de lo que pensaba.

— Has sido un ángel, sin ti probablemente aún tendría demasiado trabajo por hacer.

Chaeyoung sonríe y se cruza de brazos mientras observa cómo la japonesa termina de limpiar la enorme encimera.

— Entonces me alegra haber venido.

— A mi también, no sé cómo agradecértelo

— Bueno, una cita el viernes por la noche viendo una película para niños con Haewon me basta.— Dice con una sonrisa divertida.

Mina termina de limpiar, y camina hasta quedar frente a la rubia, con una sonrisa cansada en su rostro.

— ¿No te importa?— Chae frunce levemente el ceño.

— ¿El qué?

— Que sea una cita y Haewon esté con nosotras

— No, claro que no — sonríeㅡ. De hecho, me encanta. Haewon es maravillosa.

Eso es todo lo que Mina necesitaba escuchar, confirmar que Chaeyoung estaba bien con ello. Porque lo más importante para Mina siempre sería Haewon, siempre iría antes que nada, y necesitaba que Chaeyoung fuera consciente de eso.

— Entonces, supongo que puede ser una cita.

— Genial — Chaeyoung sonríe, acercándose para acariciar una de las mejillas rosadas de la nipona. — Ahora deberías descansar, bonita

Mina siente como las mariposas que lleva toda la noche intentando retener, rompen sus jaulas para volar libremente. Hace mucho tiempo que no siente algo así, que no es tratada de aquella forma. Como si fuera algo que realmente valiera la pena, como si realmente fuera apreciada.

— ¿Tanto se nota que estoy cansada?ㅡsusurra cerrando los ojos, gustosa ante el toque.

— Un poco, pero es normal. Es muy tarde — Mina no abre los ojos, pero si lo hiciera, podría ver el brillo en los ojos de Chaeyoung , la forma en la que sus ojos desprendían cariñoㅡ. Yo debería irme también.

— Sigue lloviendoㅡDice entonces, abriendo los ojos y apartándose un poco para mirar por la ventana.

— Prometo tener mucho cuidado, mi apartamento no está lejos de aquí de todas formas.— Mina asiente y después de dedicarle una pequeña sonrisa camina hasta la puerta principal.

Una vez allí, con las luces suaves que venían de la sala, el olor a cupcakes en el aire y el sonido de la fuerte lluvia afuera, Mina siente que está en un sueño. Que no es real que la entrenadora de su hija haya decidido pasar la noche de un miércoles ayudándola a hornear doscientos cupcakes.

Pero era real, y ahí estaban.

Y aunque todo aquello le daba vértigo, también era todo lo que había deseado desde hace mucho tiempo.

Quizás desde la primera vez que la vio sentada en mitad de un campo de fútbol enseñándole los tatuajes de sus brazos a su pequeña hija.

— Mucho cuidado, por favor.ㅡLe dice cuando se encuentran justo delante de la puerta.

Chaeyoung sonríe, como si la preocupación de Mina hacia ella fuera la cosa más adorable del mundo.

— Lo prometo, no es tan fácil librarse de mi.

— Eso espero, tienes una cita con los minions en dos días.— Mina sonríe, y Chaeyoung suelta una pequeña risa haciendo que el cuerpo entero de Mina vibre.

— No me la perdería por nada.

— Más te vale, Son.

Ambas se miran con ojos brillantes y sonrisas nerviosas.

— Buenas noches, Mina.

— Buenas noches, Chae.

Chaeyoung abre la puerta principal, toma el paraguas que había dejado sobre la pequeña mesa de la entrada y sale del hogar de Mina.

La pelinegra la ve marcharse, mordiéndose el interior de su mejilla. Y es entonces, en apenas cuestión de segundos, que Mina sale de casa y corre hasta ella.

Sin importarle la lluvia o el frío.

Sin importarle nada en lo absoluto.

— ¿Mina, que hace...?— Chaeyoung intenta preguntar cuando Mina se encuentra de repente bajo su paraguas.

Pero no la deja terminar, sus brazos se envuelven en su cuello y sus labios finalmente se juntan. Se besan por segunda vez bajo la lluvia, en mitad de la noche, debajo del paraguas negro de la coreana. Y aunque Chaeyoung parece sorprendida al principio, rápidamente le sigue el beso a la vez que una de sus manos encuentran su cintura.

Esta vez, Mina se permite disfrutar del beso, sin pensar en nada más que no sea en Chaeyoung , en lo bien que se siente besarla, en el dulce sabor en sus labios a merengue de fresa, en las mariposas que finalmente se prenden fuego en su interior.

En mover sus labios con calma y decir a través de ellos todo lo que no es capaz de decir con palabras.

Y cuando finalmente se separan, ambas sonríen mientras sus respiraciones se juntan.

— Estas descalza.— Es lo primero que Chae dice con la mayor sonrisa en sus labios.

— Lo sé.— Mina también sonríe, mientras siente como todo su cuerpo se vuelve loco al estar en los brazos de Chaeyoung.

En los brazos de la entrenadora de su hija.

— Estás loca — Chaeyoung ríe.

— También lo sé — Se muerde el labio en un intento de ocultar su sonrisa.

— Y me estás volviendo loca a mi.

— Ambas podemos estar locas, juntas.

Chaeyoung suelta una pequeña risa mientras niega, y esta vez, Mina la vuelve a besar.

Aquella noche, la besa y la besa hasta que Chaeyoung le dice que tiene que entrar a ponerse ropa seca antes de enfermarse. Y cuando vuelve a estar en la calidad de su hogar, Mina sabe que ya no hay marcha atrás.

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