DESPUÉS QUE LA CENA DE BIENVENIDA terminará, Dumbledore se puso nuevamente de pie.
─ Ahora que todos comimos y bebimos. Tengo algunos anuncios que hacerles para el comienzo del año. Los de primer año deben tener en cuenta que los bosques en el área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y algunos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo.
Los ojos relucientes de Dumbledore apuntaron en algunos alumnos de gryffindor.
─ Y ahora, hora de ir a la cama. ¡Salgan al trote! ─ finalizó mientras miraba por última vez en el día a Draco.
Los de primer año de Gryffindor siguieron a Lucas Jackson a través de grupos bulliciosos, salieron del Gran Comedor y subieron por la escalera de mármol.
Draco observaba bien todo ya que él no conocía esa parte del castillo ya que llevaba a la casa gryffindor.
Las piernas de Draco otra vez parecían de plomo, pero sólo por exceso de cansancio y comida. Estaba tan dormido que ya quería irse a dormir. Al parecer era el único en esa situación ya que los demás alumnos se veían eufórico.
Lucas los hizo pasar por portales ocultos de trás de paneles corredizos y tapices que colgaban de las paredes. Subieron más escaleras, bostezando y arrastrando los pies; cuando Draco comenzaba a preguntarse cuánto más deberían seguir, se detuvieron súbitamente.
Draco agradeció mentalmente parar, no e entendían como dementores los gryffindors soportaban caminar tantas escaleras.
Un montón de bastones flotaba en el aire, por encima de ellos, y cuando Lucas se acercó, comenzaron a atacarlo.
─ Preves ─ susurró Lucas a los de primer año ─ es un poltergeist, un fantasma travieso y ruidoso. ─ levantó la voz ─ Peeves, muéstrate.
La respuesta fue un ruido fuerte y grosero, como si se desinflara un globo.
Draco no pudo evitar reírse al escuchar las risa de algunos alumnos a su lado (Potter y Black).
─ ¿Quieres que vaya a buscar al Barón Sanguinario?.
Se produjo un chasquido y un hombrecito de ojos os euros y malignos y boca ancha apareció flotando en el aire, con las piernas cruzadas, empuñando los bastones.
─ ¡Oooooh! ─ dijo, con un maligno cacareo ─ ¡Los horribles novatos! ¡Qué divertido!
De pronto se abalanzó sobre ellos. Todos se agacharon.
─ ¡Vete, Peeves, o el Barón Sanguinario se enterará de esto. Lo digo en serio! ─ gritó enojado Lucas.
Peeves le sacó la lengua y desapareció, dejando caer los bastones en la cabeza de un niño. Lo oyeron alejarse, haciendo resonar las armaduras al pasar.
─ Tienen que tener cuidado con Peeves ─ les advirtió Lucas, mientras seguían avanzando ─ El Barón Sanguisario es el único que puede controlarlo, ni siquiera nos escucha a los prefectos. Aquí llegamos.
Al final del pasillo, colgaba un retrato de una mujer muy gorda, con un vestido de seda rosa.
─ ¿Contraseña? ─ preguntó.
─ Caput draconis ─ dijo Lucas, y el retrato se balanceó hacia adelante para revelar un orificio redondo en la pared
Todos se amontonaron para pasar. James se puso al lado de Draco, demasiado cerca para el gusto del rubio el cuál odiaba que invadieran su espacio personal.
Encontraron en la sala común de Gryffindor, una habitación redonda y acogedora, llena de cómodos sillones.
Draco abrió sus labios mientras veía todo, estaba impresionado mientras observaba la sala común de gryffindor. Aunque a Draco no le gustaba tanto el rojo que había en el lugar, para rubio la sala común de slytherin seguía siendo la mejor.
Soltó un suspiro de frustración, si antes le hubieran dicho que alguna vez estaría en gryffindor no lo hubiese creído.
Lucas condujo a las chicas a través de una puerta, ha dormitorios, y a los chicos por otra puerta. Al final escalera caracol - era evidente que estaban en una de las torres.
Draco busco su nombre en una de las tantas habitaciones, después de unos minutos por fin puedo encontrarla pero vaya sorpresa se llevó al ver quiénes eran sus compañeros de habitación.
─ ¡Es genial que compartamos habitación! ¿no, rubio bonito? ─ la voz feliz de James retumbó en la habitación.
¡Me libro de un Potter y vengo y me encuentro con otro peor!
─ ¡Yo me quedo con está cama! ─ dijo Sirius subiéndose a una de las camas.
James le hizo señas a Remus para tomará la cama de lado de Sirius. Remus asistió al ver lo que James trataba de hacer.
─ ¡Y yo está! ─ mencionó Remus sentándose en la cama que estaba al lado de la Sirius.
Draco evitó mirarlos y se centro más en la habitación, sus camas estaban perfectas adoscladas y con cortinas de terciopelo rojo oscuro.
El rubio se sentó en una de las dos camas libres, miró de reojo a Potter quién se acostó en la cama del lado.
Sus baules ya estaban allí. Draco notó el baúl se que se suponía que era suyo, estaba consciente de que ese baúl seguramente lo haya puesto McGonagall o Dumbledore ya que de él no era.
James apretó sus labios, quería hablarle a Draco pero el rubio estaba muy serio para el gusto de James.
─ ¿Qué tanto me ves? ─ preguntó irritado Draco sacando de sus pensamientos a James.
Remus y Sirius miraron a James tratando de no reír. Era obvio para ellos que James trataba de llamar la atención del rubio.
─ ¿Y-o, qu-é eh? ─ James tartamudeó sin saber que decir.
Las mejillas de Potter estaban rojos de la vergüenza al ser descubierto. A pesar de que quería quitar la mirada de encima de Draco, no podía.
Desde la primera vez que lo vió en la selección de casas, a James le pareció que el rubio era un ángel, incluso llegó a pesar que era producto de su imaginación.
Draco rodó sus ojos, estaba demasiado cansado para discutir, por eso mismo busco una pijama decente, luego entró al baño y se cambió para después meterse a la cama.
Los otros tres imitaron su acción y también se pusieron sus pijamas para luego irse a la cama.
─ La comida estaba grandiosa, ¿no? ─ murmuró Sirius cortando el momento de silencio entre sus compañeros, a través de las cortinas.
─ ¡Si! ─ dijo Remus.
─ Estuvo increíble ─ respondió James está vez ─ ¿No, rubio bonito? ─ preguntó hacia Draco.
Draco se mordió la lengua para no insultarlo, Potter era realmente fastidioso según Draco. Ahora comprendía un poco al trío de oro cuando él los fastidiaba.
Maldito karma. Por lo menos yo no los acosaba de la misma forma.
─ Si ─ respondió Draco. James sonrió al escucharlo, eso era un gran paso pensó el pelinegro ─ y deja de decirme 'bonito', Potter ─ agregó.
El de anteojos frunció el ceño.
─ ¿Por qué?, Eres bonito, hasta pareces un príncipe de las películas muggles, un hermoso príncipe rubio ─ mencionó Potter.
─ ¿Por qué mejor no te callas Potter? ─ gruñó Draco molesto.
─ ¿Por qué mejor no me callas tú príncipe bonito? ─ preguntó James con una sonrisa.
Sirius y Remus se rieron al escuchar la pelea de los dos.
─ Ustedes dos parecen matrimonio ─ bromeó Sirius.
James quedó blanco al escuchar a su nuevo amigo. La idea no le parecía desagradable, de hecho su corazón dió un gran salto dentro de el.
Draco estaba rojo sin poder evitarlo, ya que no sé espero eso. También estaba bastante molesto con el destino por ponerlo en esa situación.
El rubio esperaba impaciente el siguiente día para hablar con Dumbledore. Le pediría o más bien le exigiría que lo cambiará urgente de la habitación porque no estaba seguro de seguir en la misma habitación que Potter sin llegar a cometer un asesinato.
EN LA MAÑANA SIGUIENTE, DRACO SE LEVANTÓ temprano. Se metió al baño y luego de un rato salió aseado y cambiado.
Salió de la habitación al ver que sus compañeros aún seguían durmiendo.
Entró a la sala común siendo él y otro tres alumnos en el lugar.
Después de unos minutos pensando que hacer hasta que fuera hora del desayuno. Draco salió de la casa gryffindor y se dirigió hacia dónde estaba la sala de Menesteres sin que nadie lo viera.
Al llegar al lugar, cerró sus ojos y al abrirlo nuevamente, una gran puerta estaba delante de él. Draco entró y la puerta desapareció detrás de él.
Trago saliva al recordar la última vez que estuvo en ese mismo lugar, si no hubiera sido por Potter que lo salvó, él hubiera muerto con el fuego maligno.
Soltó un suspiro mientras miraba todo, estuvo unos minutos hasta que encontró lo que estaba buscando. La Diadema de Rowena Ravenclaw encima de muchas otras cosas.
Draco saco su varita y apuntó hasta está.
─ Accio La Diadema de Rowena Ravenclaw ─ pronunció el rubio.
La Diadema salió volando desde dónde estaba hasta Draco. El rubio la tomo en su mano mientras la observaba.
─ Así que esto es un Horrocrux de Voldemort, por eso Potter y sus amiguitos lo buscaban tanto ─ susurró Draco.
Draco sabía que no podría destruirla fácilmente, aunque tampoco sabía cómo destruir los Horrocrux. Potter le había hablado de ello pero no recordaba si también le contó como destruirlos.
¿Rayos, por qué no puse atención cuando me contó de esto?.
─ Mierda, ¿y ahora qué hago? ─ se preguntó Draco ─ Tal vez Dumbledore sepa o encuentre una forma de destruirlo ─ mencionó rubio ─ pero aún falta cuatro horrocrux más ─ murmuró frunciendo el entrecejo ─ según Potter los horrocrux en total son siete pero por ahora son cuatro porque Potter todavía no nació y la serpiente, Voldemort aún no la tiene ─ mordió sus labios mientras revolvía sus cabellos ─ ¿Por qué me metí en esto?.
Luego de una batalla mental, Draco decidió decidió dejar la Diadema escondida en la sala de Menesteres. Más tarde la sacaría y hablaría con Dumbledore.
No sabía cuánto tiempo estaría en esa línea de tiempo, pero igual ayudaría para destruir a Voldemort ya que no quería más muerte y sobre todo, no quería que su padre arrastre a su familia al seguir a Voldemort.
Después de varios minutos, Draco salió de la sala de Menesteres, y se dirigió al gran comedor. Al llegar se dió con un montón de alumnos que ya desayunaban.
Draco se sorprendió, no imagino que se tardaría tanto.
Caminó hasta la mesa gryffindor lejos de sus compañeros de habitación. Trató de desayunar tranquilo pero la mirada que Potter le daba no ayudaba en nada.
─ Tengo una pregunta ─ habló un chico de tercero que estaba al lado de Draco ─ ¿eres pariente de Malfoy? ─ preguntó con curiosidad.
Si.
─ No ─ mintió Draco.
El chico hizo un «oooh» con sus labios.
─ Creí que era un Malfoy, porque tienes una apariencia igual que Lucius Malfoy ─ dijo el chico ─ por ciento soy Alexis Jackson de tercero, tal vez conozcas a mi hermano, el es prefecto ─ se presentó.
─ Oh, si. Conozco a tu hermano ─ mencionó ─ soy Draco Allan ─ una mueca apareció en el rubio al pronunciar su apellido.
─ Tú apellido no me suena mucho, ¿eres un nacido de muggle?, mi hermano y yo somos mestizos, nuestra madre era una bruja sangre pura y nuestro padre es un nacido de muggle ─ dijo el chico mientras sonreía.
Draco lo miró y sonrió.
Él sabía que en otro momento de su vida, jamás hubiera estado sentado al lado de un mestizo, gracias la crianza que sus padres le dieron. Con el único mestizo que había querido ser amigo fue con Potter pero aparte de él ninguno más.
Pero las cosas cambiaron desde que vio a Hermione ser torturada por la loca de su tía Bellatrix, Jamás volvió a pensar así, tampoco volvió a llamar a nadie «sangre sucia».
─ Soy un sangre pura ─ respondió Draco.
Alexis asistió. Luego volteó a ver a la mesa de los profesores dándose con la mirada de Dumbledore en Draco.
─ El director te mirá mucho ─ le dijo Alexis.
Draco confirmó las palabras de Alexis al ver al director mirándolo. No pudo evitar rodar sus ojos por eso.
─ El siempre hace eso conmigo ─ mencionó Draco.
El mayor frunció el ceño.
─ ¿Por qué?
─ Bueno, el es mi padrino y quiere que me sienta cómodo aquí en Hogwarts ─ mintió Draco mientras desayunaba.
Alexis tenía sus ojos bien abiertos antes la sorpresa.
─ ¿Dumbledore es tu padrino? ─ Draco levantó la vista al escuchar otra voz dándose con Potter y Black.
El rubio los miró seriamente.
¿En qué momento llegaron que ni cuenta me di?
─ Si ─ respondió Draco ─ ¿Nunca les enseñaron a ustedes dos no escuchar conversación ajena? ─ preguntó cruzandose de brazos.
Draco se sintió un poco hipócrita al decirles eso, pero eso ellos no lo sabían. Él también solía escuchar las conversaciones ajenas a veces.
─ A mi no me enseñaron eso, ¿y a ti James? ─ preguntó Sirius. James negó rápidamente mientras sonría.
Draco rodó sus ojos mientras Alexis reía.
─ ¡Por las barbas de Merlín lo que te espera! ─ susurró el mayor en el oído del rubio.
James lo miró mal ─ Oye, ¿No conoces el espacio personal? ─ se quejó al verlo tan cerca de Draco.
Draco levantó sus cejas al escucharlo.
¡Mira quién lo dice!
─ No, mis padres no me lo enseñaron ─ dijo sonriendo ─ ¿A ti te molesta rubio lindo? ─ preguntó hacia Draco.
James sonrió al pensar que Draco diría que si.
─ No, no me molesta para nada ─ respondió Draco sonriendo.
James dejó de sonreír al escucharlo.
¡Ja, toma eso gryffindor!... ¡Espera un momento, yo también soy un maldito gryffindor!.
El mayor sonrió hacia James.
─ ¿Ves?, A él no le molesta ─ dijo Alexis mientras lo miraba burlonamente.
Alexis a diferencia de su hermano mayor, le gustaba mucho a veces sacar de sus casillas a las personas y con James ya lo estaba logrando.
El de anteojos lo fulminó con su mirada sacándole una risa al gryffindor mayor cosa que enojo más al Potter.
Draco por otra parte ni cuenta se dió de lo que pasaba ya que estaba más pendiente en su desayuno que de la pelea.
James miró de reojo al rubio, realizó un puchero en sus labios al ver que este lo ignoraba.
¿Por qué se sentía así?.
¿Por qué quería que Draco lo viera?.
¿Por qué sintió ese dolor en su pecho al ver que Draco hablaba con el gryffindor mayor?.
Miles de pensamientos pasaban en esos momentos por la cabeza de James.
Trato de ignorar lo que estaba sintiendo en ese instante para luego volver su atención a Sirius, ambos se pusieron a susurrar algunos cosas.