❤️No puedo tenerte, pero me basta con ser tu amigo.❤️
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-¡Chicos! ¡Vengan a desayunar! -gritó el pelinegro para que todos escucharan, a excepción de Yunho, ya que él estaba ayudándole a preparar los sandwiches.
Al verlos entrar al comedor lo primero en lo que pensó fue en que no debieron quedarse despiertos hasta tan tarde pues, ahora todos, o la mayoría, tenía cara de flojera y cansancio, a parte de que caminaban con lentitud y como si todo les doliera.
-Sihyoung -habló el peliazul al estar un poco más cerca del mencionado. -Tengo una idea -dijo con tono alegre.
El mayor lo miró y continuó colocando el desayuno sobre cada plato.
-¿Sobre qué? -cuestionó con un interés muy escaso.
-Bueno... sería genial que tú y yo tuviéramos... -decía con nervios al notar el curioso, y no muy convencido, semblante del pelinegro. -... no es lo que piensas, sino que... me gustaría que tuviéramos una propuesta doble -sinceró con una sonrisa cálida.
-¿Cómo por qué? -interrogó aún sin poder procesar bien lo que había dicho el peliazul.
-Lo digo porque... -miró hacia la dirección en la que estaba Jongho y Mujin, conversando sobre algo fascinante. -... tal vez alguno se sienta mal al pensar que solo uno de nosotros se declaró... quiero decir que...
-Si me declaro a Mujin, Jongho pensará que tú no quieres hacerlo tu novio, o viceversa ¿No es así? -dijo como si se tratase de algo sencillo de explicar.
El peliazul asintió y suspiró, se había enredado con sus propias palabras porque sonaba mejor en su cabeza que una vez ya dicho.
-No es mala idea -aceptó y llevó un par de platos con comida a dónde sus amigos estaban despertando poco a poco, dejando al peliazul un tanto... ¿Sorprendido? Sí, tal vez.
-¿A qué hora iremos al lago? -preguntó el rubio al ver a Sihyoung salir de la cocina.
-Yo digo que en dos horas -dijo mientras miraba a Byeongkwan. -Pero te recomiendo que te vayas alistando desde ya, no queremos retrasarnos a causa tuya -aclaró.
Ante eso, el rubio lo miró y le mostró la lengua, comenzando a comer su sandwich con su boca formando un puchero, no era lindo que se lo estuviesen recordando a cada rato, una y otra vez solo para molestarlo, aún así, estaba bien.
No tenía ningún problema con sus amigos y no quería iniciar uno por algo casi insignificante y para nada serio; las cosas entre él y los demás estaban de la mejor manera y no existía algún tema, o asunto, que pudiese poner en riesgo su amistad... a comparación del segundo pelinegro que llevaba por nombre "Suil". Ya sabía de antemano que ese chico llegaría a causar problemas y no, no era porque lo considerara así desde un comienzo, sino que más bien, Suil, se había empeñado en hablar mal de Jongho a sus espaldas, y de cualquiera de ellos...
¿Cómo es que lo sabía?
La respuesta era sencilla y fácil:
Suil pensaba que Byeongkwan era igual a él, solo por ser vanidoso y un poco creído y fashionista; y a pesar de que casi ni se conocían nada, Suil lo buscaba para contarle cosas y, por ende, hablar cosas malas sobre sus amigo a espaldas de ellos y juzgarlos en cada momento que tenía la oportunidad de hacerlo.
Y vaya que eso era algo constante y que el rubio tenía presente en su día a día, algo que ya se había vuelto fastidioso y chocante.
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-Solo piénsalo, Jongho se sentirá super emocionado cuando vea esto además, fue algo que encontré en internet, lo compré y lo traje conmigo para que se lo des, ¿no es genial? -dijo el castaño, presentando ante los ojos del peliazul, un collar muy hermoso que había sacado de una cajita de terciopelo color azul cielo.
Hace una hora que Jongho y los demás chicos ya estaban acomodando sus cosas para ir al lago; preparando un poco de comida y alistando todo lo necesario para su aventura, cómo ellos le decían. Por ello, Mujin no pudo tener mejor oportunidad que esa para comentarle al mayor sobre el pequeño detalle que pudo conseguir para su amigo.
-Ay, Mujin, creo que es demasiado, no quiero deberle dinero a nadie, y mucho menos a ti, con tu ayuda para la sorpresa es más que...
-Solo acéptalo, no te estoy pidiendo nada de dinero así que... tómalo como un regalo de mi parte -sonrió, extendiendo la pequeña bolsa en la que iba el obsequio. -Hoy en la noche habrá lluvia de estrellas y creo que es el mejor momento para declararte a Jongho -dijo con emoción y sin poder ocultar su gran sonrisa.
-¿Lluvia de estrellas? -preguntó confuso y el contrario asintió.
¡Claro!
¡¿Cómo pudo haber olvidado tal cosa?!
El castaño tenía toda la razón, esa sería la noche perfecta para pedirle a Jongho que fuese su novio, sin embargo, teniendo en cuenta la propuesta que le había hecho a Sihyoung, no sabía si al pelinegro le agradaría la idea tanto como a él.
-¡No tendré tiempo suficiente! -gritó en voz baja para que solo el castaño pudiese escucharlo. -Yo quería hacerlo mañana para no verme apurado con esto -sinceró, llevando ambas manos a su cabeza, mostrando un semblante asustado.
-¿Quién dijo que lo ibas a hacer solo? Yo puedo ayudarte y... -se acercó un poco al más alto para poder susurrarle lo que había visto: -...hace rato que veníamos, vi un sitio muy bonito para poner la decoración y todo lo demás -dijo para luego sonreír.
-Necesito hablar de esto con... -hizo una pausa rápida y abrió sus ojos del susto, casi arruinaba la sorpresa de parte de Sihyoung.
-¿Con quién? -preguntó con curiosidad.
-No, nada -rió.
Mujin lo miró con el ceño fruncido y ladeó un poco la cabeza, tratando de entender lo que Yunho estaba ocultando. Iba a seguir hablando, pero un pelirosa le interrumpió, llevándose toda la atención del peliazul.
-¿No vendrán? Es divertido, Byeongkwan encontró una piedra muy bonita, parece corazón -dijo con una sonrisa, mostrando dicho objeto a sus amigos.
-¿Por qué la traes si es de Byeong? -preguntó el castaño, sonriendo al tener entre sus manos la piedra.
-Él me la dio, ¿No es bonita? -volvió a decir, apreciando aquel objeto como si fuese algo muy valioso.
Yunho y Mujin intercambiaron miradas llenas de complicidad y sonriendo en el acto al imaginarse de lo que se trataba.
-Pensé que Byeongkwan no te agradaba por las palabras que te dice -habló Yunho, cruzándose de brazos y arqueando una ceja.
-¿O es que él te gusta? -esta vez habló el castaño, haciendo que el semblante de Yeonjun cambiara por completo, pasando de uno alegre a uno lleno de confusión.
-Claro que no. Byeongkwan no me gusta y ustedes lo saben -aseguró, señalando a cada uno de manera amenazante. -El que me gusta es Suil, pensé que ya había quedado claro -soltó con brusquedad.
-Pero a él no le gustas además, es muy grosero contigo y con nosotros...
-Ya lo sé, Jongho también me lo dijo, pero no por eso dejaré de amarlo. Byeongkwan es muy vanidoso, creído, presumido, mal pensado y no duda en decirme cosas con doble sentido cada que me ve...
-...hoy te ha dicho algo, no ¿verdad? -contestó el peliazul.
-Byeongkwan no me gusta y que me haya dado ésta simple piedra no significa nada para mí, y tampoco debe significar algo para él -sinceró, causando que el rubio, quién había ido hacia donde ellos estaban solo para enseñarles una foto que había tomado, se detuviera en seco al escuchar esas palabras hirientes por parte del pelirosa, la persona que él quería.
-Chicos, los estamos esperando, comeremos y luego iremos a dar un paseo -dijo y se retiró sin siquiera voltear a ver al pelirosa.
-Bueno, vamos, ya tengo hambre -habló el castaño, levantándose para ir tras el rubio.
-Espero que no me haya escuchado porque no quiero que esté de chillón -rió.
-¿Byeongkwan llorando? -el peliazul se quedó pensando y negó. -Nunca lo he visto llorar así que, creo que no soportaría verlo tan triste... es mi amigo y no me gustaría verlo tan derrumbado -sinceró mientras le devolvía la piedra de corazón.
Sin llegar a comentar más sobre las cosas entre Yeonjun y sus sentimientos, todos se dispusieron a jugar en la orilla del lago después de comer y haber esperado unos minutos, para que ninguno de los menores sufriera algún accidente al estar casi a medio lago.
Mientras la mayoría reía y se divertía echándose agua y persiguiendo se por la orilla del lago, había alguien entre ellos que, a pesar de estar siguiéndole la corriente a los demás y estar con una sonrisa, no se sentía para nada bien por culpa de esa fuerte opresión en su pecho que solo le causaba un inmenso dolor dentro de sí.
Aunque tenía ganas de llorar no deseaba hacerlo, más que nada porque él jamás se mostraba débil ante nadie, no le gustaba sentirse vulnerable y mucho menos derrumbarse por algo tan tonto y que era obvio que pasaría, tarde o temprano.
El pelicafé, quién estaba huyendo de Ayno para que no le salpicara agua, fue el primero que notó que algo no marchaba bien entre sus amigos, y más con el rubio, la persona que ya no quería estar nadando y prefería solo observar. Al verlo con su semblante cansado no hizo otra cosa que no fuese acercarse al contrario y abrazarlo con fuerza; no se conocían de toda la vida, pero le bastaba con sentirse querido por el rubio, por lo que nada le impedía demostrarle un poco de afecto.
-¿Te hizo mal la comida? -preguntó, viendo con ternura al rubio que mantenía su vista puesta en el horizonte.
-No, de hecho estuvo bien, no sabía que la comida podía saber mejor cuando la compartes junto a tus amigos -sinceró con un semblante tranquilo, desviando la vista hasta el rostro del menor.
-¡Si! Es muy buena... aunque a Yunho le quedó salado el pollo -dijo en voz muy bajita, haciendo reír a Byeongkwan por su comentario.
-No lo sabía, aunque seguro no me di cuenta porque ya tenía hambre. Sé que cuido mi hermosa figura, pero un pollito no cae mal -aseguró.
El pelicafé soltó una gran carcajada que hizo que los chicos lo voltearan a ver con asombro, y más el pelinegro. Nunca, en los años que llevaba conviviendo y cuidando de Jongho, había escuchado que el menor se riera tan fuerte y que sus ojos brillaran mucho más de lo normal.
El pelicafé se veía con más vida y todo de él se había vuelto distinto, hasta su manera de caminar y demostrar cariño. Después de todo, Sihyoung ya podía comenzar a decir que su pequeño se estaba recuperando, muy lento, pero lo estaba logrando.
-Eres muy divertido Byeongkwan, la persona que esté contigo seguro se sentirá afortunada de tenerte a su lado, con todo y tus defectos -comentó con una tierna sonrisa y una mirada viva, una que decía que alguien lo amaría de verdad como para hacerlo sentir más que especial.
-¿Lo crees? ¿Aunque yo sea un mal pensado? -entrecerró sus ojos y miró fijamente al pelicafé, el cual no paraba de reír.
-Sí -confesó. -Quien piense lo contrario es un tonto porque tú eres especial -dijo y el rubio no dudó en abrazar al menor mientras ambos reían por quién sabe que cosa.
-No creí que llegaría a decir esto pero... -miró al menor y sonrió sin ninguna intención mala o algo parecido. -...te aprecio mucho, Jongho, eres muy lindo -aseguró y lo apretujo un poco mientras ambos reían.
Sihyoung y Yunho intercambiaron miradas calmadas y asintieron al poder entenderse en silencio: Jongho comenzaba a abrirse más con sus amigos y a poder mostrar aún más su hermosa sonrisa que desprendía un aura super maravillosa.
-¿Crees que hoy sea un buen momento para declarar nos a los chicos? -se atrevió a preguntar Yunho, esperando a que el pelinegro le respondiera.
-Si lo dices por la lluvia de estrellas, entonces sí -giró su cabeza en dirección al peliazul y continuó diciendo: -Es el instante perfecto -aseguró, obteniendo una mirada indescriptible por parte de Yunho.
-Genial...
-Chicos -habló Sihyoung, llamando la atención de todos los presentes. -Yunho y yo tenemos algo importante que hacer así que, Yeonjun, tú estarás a cargo de los demás -anunció.
-¿Por qué yo? -dijo un poco ofendido.
-Porque eres mayor que ellos, así que deja de resongar. Byeongkwan... -señaló al rubio y este se levantó. -... tú vendrás con nosotros, andando -dicho esto, el peliazul y el mencionado lo siguieron de regreso a la casa, dejando a los menores solos con el pelirosa.
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-¿Por qué me traen a mi? Bien pudieron decirle a cualquiera...
-Porque tú, a parte de Suil, eres quién sabe sobre decorar y ese tipo de cosas -dijo el pelinegro, a la vez que sacaba de la casa una mochila mediana.
-¿Y desde cuándo eso es beneficio para ustedes? -cuestionó, cruzándose de brazos y mostrando un semblante burlón. Algo que por supuesto no le agradó al mayor.
-No es un beneficio, pero necesitamos tu ayuda para decorar un lugar en el que... en el que... -con tan solo pensarlo e intentar decirlo su corazón no paraba de latir a una gran velocidad, casi al igual que sus profundos nervios floreciendo en su interior.
-¿Qué? -dijo sin poder entender absolutamente nada.
-Nos vamos a declarar a Jongho y Mujin -habló el peliazul de una sola vez, comenzando a ponerse ansioso, y mucho más de lo que podía imaginar.
El rubio abrió los ojos y la boca con asombro, tratado de procesar lo que sus oídos habían escuchado de la nada. Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios, a la vez que un chillido eufórico y emocionado salía de su boca.
-¡Dios! ¡¿Por qué no lo dijeron antes?! ¡Vamos! -mientras gritaba y empujaba a los mayores para que avanzaran rápido, a la vez que no paraba de dar pequeños brincos llenos de felicidad.
¡Quién diría que podría presenciar el como cuatro de sus amigos se volvían pareja!
¡Nadie!
¡Porque ni siquiera él se esperaba que algo como eso pudiese pasar!
Estaba más que feliz, de eso no había duda.
-¡Esto es lo mejor de mi vida! No sé preocupen por nada, yo me encargo de arreglar las cosas y que estén listas antes de las... -detuvo su paso rápido y volteó hacia los mayores, esperando a que alguno le dijera la hora, y así fue.
-Las ocho -terminó de decir el peliazul.
-¡Si! ¡Eso! -finalizó y, cómo ultimátum, prosiguió caminando hasta donde los más altos le habían dicho, llevando consigo la mochila en la que estaba todo lo necesario para la decoración del lugar.
Algunas tiras de luces, velas, unos cuantos focos pequeños de color blanco, un mantel de seda del mismo color y otras cositas que bien podían ser útiles para la ocasión que los tres ya estaban esperando que llegase.
El sitio quedaría bien, gracias a la ayuda de Byeongkwan, de eso ninguno tenía ni la más mínima duda.
Confiaban en él y su estilo.