Besteart

By luis_Enrique31

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Un grupo de jóvenes de diferentes países del mundo darán todo para mantenerse en pie cuando fueron llevados a... More

Prólogo.
Luei Feldregord
El cubil
La magia prohibida
Dragaciano
Capitulo 5 - La sede-
Capitulo 7. Los Yu
capitulo 8 E-M 04

Capitulo 6 - métodos no letales-

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By luis_Enrique31

Amanece, las pisadas sincronizadas de los soldados al dormitorio pueden oírse. Abrieron la puerta para despertarlos apuntados con sus armas, recogiendo el cadáver de Fred y esposando a los cuatro.
—¿Quién lo hizo?—nadie respondió, los llevaron a empujones por todos los pasillos silenciosamente, evitando despertar al resto de los reclutas, manteniendo tal asesinato en secreto. Al ascensor subieron, piso quince marcó, entonces descendió, la puerta se abrió, el lugar oscuro estaba hasta que uno la luz encendió. Estaba todo en silencio, Luei dió un vistazo al entorno, habían muchas camillas,largas cadenas, estantes, con herramientas de tortura, el suelo estaba manchado de sangre seca, parecía tener años ahí. Encadenaron a Leblanc junto con Strongear en una pared cerca de los estantes, a Bloodie lo ataron en dos listones de madera en forma de "x" con amarres al cuello, y a Luei lo amordazaron en una silla de hierro. Pensaba que las sillas eran parte de él, debido al incidente el cual termino aquí también estuvo frente a un silla.

El ascensor volvió a bajar. . . Las puertas dobles se abren, y de ahí sale aquella que líder es del primer grupo de avanzada, Arianne Belafly. Molesta parecía estar, dos soldados echaron el cadáver de Fred frente a ellos, y la presión magica comenzó. Gabriel podía soportar tal cosa, pues ya no era él, si no su arma de contrato, pero inútil es soltar las cadenas. Strongear siempre tan relajado ignorando por completo esa presencia poderosa. Luei intentaba soportar la magnitud de Belafly, y parecía hacerlo muy bien; al contrario de Bloodie quién gritaba, jadeaba casi llegando al punto de vomitar, causando las risas en el rostro de Arianne.

—¿Quién lo mató?—se negaban a hablar para protegerse unos a los otros, pues ya no eran solo compañeros de cuarto, si no hermanos de armas quienes pelean por escapar del infierno.

—Se niegan a hablar— cruzó los brazos—el látigo. ¡Ahora!

Uno de los soldados fue rápidamente al estante y llevo un látigo de cuero negro a las manos de ella. El impacto contra el suelo generando un sonido intimidante proveniente de la herramienta. Camino hacia Bloodie, su mano por las mejillas del chico se pasean suavemente hasta llegar a sus labios. —¿No me dirás quien lo mató?—dijo con una suave y tentadora voz, el solo seguía jadeando como perro por la presión magica. Así es la mecánica de tal cosa, ella lo llama, "son mis perros", los pone de rodillas y jadean hasta babear.—responde cariño— puso su cara extremadamente cerca a la de el joven, buscando una respuesta pero el seguía negándose a decir.
—bueno. . . Ya me cansé de jugar— rodeo los listones colocandosé detrás de ellos, para sacar hilos de sangre proveniente del bronceado cuerpo, junto con el estruendoso y terrorífico ruido del látigo, haciendo melodía con aquellos gritos de dolor provenientes de Bloodie que causaban gracia al resto de soldados. Sus carcajadas se podían oir en toda la camara resonando en los oídos del Xasjagaciano. Continuó por varios minutos, más rojo que la sangre se volvió, una rosa humana tal vez pareció.

—¿Nadie más quiere hablar?—su presión cedió para no dejar morir al ensangrentado. Al darse cuenta de la tenacidad de estos, frunció el seño, y fue al estante, buscando otra herramienta. —¡Si no me dirán quién coño lo hizo. . . Sufrirán el infierno en vida!—tomó una manopla puntiaguda, dirigió su vista al otro chico proveniente de Xazjaghasgh.

—¿Qué miras?.

—¿Tu tampoco vas a hablar?—se sintió ofendida debido a que ella es su superior, pero intentaba mantener la calma.

—No tengo nada de que hablar. . .

Se creo la tensión, esos ojos miel con odio a Daniel estaban fijos; apretó sus puños, golpeo en la cara del joven, pero este ni cosquillas hizo, la manopla se partió en dos como si golpeara el metal más duro y sólido de la tierra. Sus manos temblaban a voluntad, no había forma de poder detenerlas, los latidos del corazón podían oírse como varios tambores, miraba a sus soldados notando que estaban peor que ella.

—¿Qué eres?. . .

—Solo soy un humano.

—¡Lleven a este tipo a la zona x!— Refirió Belafly. —curen al herido con magia de sanación y escolten a sus habitaciones.

Subieron a Leblanc y Luei quienes salieron ilesos de tal tortura, Bloodie fue llevado a la enfermería para que atendieran sus heridas. Se ducharon y durmieron sin hablar de lo sucedido, pero ninguno pudo dormir bien pensando en Strongear ¿Qué serían capaces de hacerle?. . .

Las puertas de la habitación se abren, ya había sonado la alarma matutina en todas las instalaciones, ambos vestían el traje ajustado beige, con mochilas de veinte kilos, agua, y una espada de madera, parece que habían llevado todo antes de la alarma. Los esperaban en el comedor todos los reclutas, quienes ya sabían lo sucedido de anoche; Marta se acerco a ellos, aún con su cara espanta hombre.

—¿Qué fué sucedió anoche?— susurró a Luei con miedo de ser escuchada por los guardias.

—Nada—espetó—por ahora— susurró, guiñando un ojo, ella entendió, asintió y se fue con su equipo.

Sakou llegó y dió algunas órdenes para irse. Dejándole el cargo a Teren. Subieron fuera de la sede, luego los llevaron en un helicóptero a una zona boscosa de esa isla. Ordenaron hacer un trote hasta llegar al otro lado, donde había una casita como punto de control.

—El que use magia corporal recibirá un balazo. Tienen hasta el atardecer para llegar.

Comenzaron a trotar en pareja, por supuesto Leblanc y Feldregord iban juntos. Habían recorrido mucho terreno cuando sintieron cansancio, debían resistir hasta llegar al punto de control. Se detuvieron a descansar solos, el resto de los reclutas estaban adelantados o atrasados, el verde del bosque rodeaba todo sin permitir la vista a gran distancia; Luei tomo agua, se levantó y la zona analizó, pues estaba muy tranquilo para ser un lugar hostil, así que desenfundó su espada estando alerta. Los silbidos del viento entre las hojas de los árboles podia escucharse como aullidos, el cantar de las aves aterraba, pequeños insectos en caminando bajo sus pies vieron que se comían unos a otros. — Gabriel. . . — dijo Luei alertado.

— Ya lo sé. Este lugar no es el mismo de cuando empezamos.

—¿como dices? — enarco una ceja — yo veo este busque igual.

—parece que no te diste cuenta— Se levantó y su espada desenfundó. Se habían dado cuenta de algo, un ente que se movía entre las ramas de los árboles, ahora este leve entrenamiento puede convertirse en una batalla real. Ambos tomaron guardia, rodeando el terreno manteniéndose juntos. Luei también estaba preocupado por el arma de contrato que posee Leblanc, si este ser dominaba a su compañero sabía que no sería capaz de derrotarlo. Miro a las ramas, detectó una silueta y lanzó un pequeño rayo de sus manos, no fue tan fuerte pero si logro reventar la rama sin lograr darle al sujeto. Gabriel pudo ver dónde se escondió y lanzó su espada haciéndolo caer al suelo, enseguida lo tomaron por el cuello y recostaron a un gran tronco. Ese ser era extraño, humanoide con piel roja, mucho pelaje de bestia blanco en sus brazos y cara, parecía el rostro de un tigre más no lo era, sus ojos estaban llenos de fuego, los colmillos parecían cuchillas de acero, también lleva puesto un kimono azul con peces negros grabados en el.

— Rara manera de hacerlo caer— refirió Luei en tono burlón.

—Esto es una bestia— examina al ente— posiblemente humanoide  tipo  ocho. No es peligroso si no está en— es interrumpido por rugidos y mugidos provenientes de los árboles, siendo mas de una docena de esas bestias— manada. . .

—¡Tenías que hablar!— dijo Luei asustado concentrando  magia en su espada defendiendo de los ataques de las bestias quienes saltaron a ellos tan pronto salieron; calcinó a uno, enterró en el estómago de otro, pero fue rasguñado en un brazo haciéndolo caer, golpeado y cortado en el suelo por las extrañas creaturas. Estuvo a punto de ser atravesado por esas filosas fauces cuando Gabriel decapitó a ese, se movía muy rapido a pesar de llevar la pesada mochila. Levanto al Feldregord y juntaron sus espaldas, «Maldicion, estos se volverán muy molestos si no los matamos rápido, ¿Podría usar mi arma de contrato?. No. . . Ese demonio me controlaría y asesinaría a mi compañero. ¡Rayos! Estoy en problemas» Pensaba Gabriel tratando de idear un plan para acabarlos rápido, pero las bestias atacaban a gran velocidad, dificultando su ingenió.

—¡Luei, usa ese poder que usaste para proteger a Khazz!.

—No puedo. . . — defiende un golpe y contraataca haciendo un corte en el pecho de la creatura. — esa magia me fue prohibida por el gobierno de Dragacius.

—¡Idiota! Mira como estamos, en la situación que afrontamos y tú piensas en seguir una ley de un país lejos de aquí. — esquiva un arañazo y patea al atacante.

— Pero. Si la uso. . . Use ese poder porque no debía dejar morir a Khazz.

—¿dejar matarnos?

—. . .  Está bien—Prosiguió— solo lo haré porque necesito salir de aquí con vida.

Luei creo una onda eléctrica que hizo retroceder a las bestias, luego jadeaba e hizo levitar todo pequeño objeto, piedras, troncos, insectos, incluso la sangre de los heridos. Logro intimidar a esas creaturas, pero ya se preparaban para otro ataque cuando el Feldregord provocó un ventarrón que los cristalizó a todos, excepto Gabriel quien se agachó para evitar morir por tal ataque de Luei; cayó de rodillas  exhausto, uso mucha magia para eliminarlos. La fatiga se había apoderado del Feldregord, sentía al cuerpo pesado asi que se quitó la mochila para descansar, los dolores en sus extremidades también hicieron efecto. Estaba recostado de un árbol reposando, no quería seguir pero sabía que era inutil darse por vencido y continuar después de recuperar fuerzas.

—Dragaciano— refirió Leblanc — en la prueba de admisión calcinaste a tus enemigos usando tu verdadera magia, pero está vez los convertiste en estatuas de cristal— deslizaba su mano por las bestias de cristal sólido. —¿No tiene un elemento?

—No— respondio jadeando— responde al tipo de magia que posee en afectado por mi viento. —prosiguió mientras sacaba una botella de agua de su mochila — Ellos se cristalizaron porque tenían magia natural pura, como todos los animales. Nosotros dominamos la  magia natural fusionada con mental y corporal, lo que nos hace más débiles que cualquier humanoide, porque ellos la usan con solo instinto sin usar algún tipo de tecnología y su magnitud siempre será superior pero menos refinada. Pero los humanos llegamos a aumentarla usando intelecto, por eso somos superiores, dominamos todo a nuestra conveniencia.

—Luei— interrumpió Gabriel con el seño fruncidos — solo quería saber el porqué electrocutas humanos y cristalizas a bestias.

— Porque se mezcla mi magia con la de ellos y puede desencadenar cualquier reacción, en cambio, las bestias siempre están envueltas en un aura que convierten en escudó, y eso fue lo que toco mi ataque. Aún están vivos pero en una prisión el cual no podrán salir hasta que yo muera.

— así que por eso la prohibieron en tu país. Eres peligroso, posiblemente hasta más que mi arma de contrato.

Luei ignoro ese comentario, se levantó para seguir adelante y terminar el recorrido antes del atardecer, pero con las heridas que les causaron se les dificultaba trotar. Al cabo de una horas llegaron, pues fueron los últimos en llegar debido al retraso lidiando contra esos seres extraños.

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