"...FUENTES CONFIABLES Y CERCANAS indican que la pelea entre los dos jugadores de La Juventus, el futbolista de origen argentino, Paulo Dybala, y el futbolista holandés, Ambroos Mulder, fue causada por Gianna Dybala, hermana de Paulo y quien ha estado en pareja con el holandés por algunos meses entre finales de 2018 e inicios de 2019. Por lo que nuestras fuentes nos cuentan, el futbolista holandés trató de acercarse para ver a la hija que tienen en común con la menor de los hermanos Dybala, Allegra, y Gianna se lo prohibió, lo que llevó a que el holandés se alterara y terminara recibiendo un golpe por parte de Paulo, que desencadenó en una pelea bastante intensa entre ambos jugadores.
El jugador holandés terminó con su labio partido, un ojo morado y varios puntos en su ceja derecha, mientras que el jugador argentino sólo terminó con su pómulo izquierdo morado y una nariz sangrante, antes de que sus compañeros de equipo pudieran separarlos.
No nos sorprende en absoluto esta noticia, no es la primera vez que Paulo se ve involucrado en situaciones como esta por culpa de su hermana que siempre está metida en problemas. Es algo de público conocimiento la imagen que tiene Gianna Dybala, así como su reputación. Esta pelea sería el motivo por el que Paulo se vio expulsado de La Juventus con un pase en las próximas semanas a S.A. Roma, luego de que finalice la pausa de dos semanas que las ligas de futbol tomarán de forma internacional por temas de organización. Luego de la pausa, el argentino tendría un partido de despedida con La Juventus y luego comenzaría con el entrenamiento en el nuevo club.
Una vez más la actitud de Gianna Dybala impacta de manera negativa en la imagen de su hermano, ¿Hasta cuándo seguirá esto? Es lo que todos nos preguntamos..."
Gianna observó la pantalla de su teléfono releyendo uno de los tantos artículos que habían salido a partir del incidente entre Paulo y Ambroos luego del último partido que disputó La Juventus el día anterior, antes de la pausa de dos semanas.
— Gianna deja de leer eso, te estás amargando al pedo. —la chica de ojos claros alzó su mirada de la pantalla de su teléfono para observar a su hermano. Paulo se acercaba a ella agarrado de la mano de Oriana, ambos con ropa cómoda y casual, y anteojos de sol, en un intento de pasar desapercibidos, con una bolsita de papel madera en su mano libre— Se la pasan diciendo boludeces, inventando, nosotros sabemos como pasaron las cosas, sabemos quién es el verdadero culpable y no sos vos. —dijo tomando asiento junto a ella.
— Están diciendo que te expulsaron del club por la pelea, Paulo. —dijo la chica, moviendo con su pie suavemente el cochecito donde estaba Allegra acostada durmiendo— Otra vez están inventando cosas sobre vos por mi culpa.
— No fue tu culpa, fue culpa del pelotudo ese, él es el verdadero culpable de todo. Nosotros y los clubes sabemos que no me expulsaron de ningún lado y que el pase se había cerrado hace semanas. —el cordobés le tendió una barrita de chocolate que sacó de la bolsa, en un intento por subirle el ánimo. Gianna le dedicó una sonrisa pequeña al ver que se trataba de su chocolate favorito— No entiendo por qué se empeñan tanto en hacerte quedar como la mala cuando es todo lo contrario.
— Porque aman a Ambroos, amor. —explicó Oriana negando con su cabeza— El pibe juega bien y la gente valora más eso que cómo es como persona, les resbala completamente cuál es la verdad y eligen creer en rumores que lo dejan bien parado a él y a Gia como la mala, siempre es lo mismo.
— No me molesta que me ataquen a mí, ya estoy acostumbrada, pero me jode que se metan con ustedes cuando no tienen nada que ver y lo único que hacen es tratar de ayudar.
Paulo chasqueó su lengua, dejando la bolsita con las golosinas a un lado y acercándose a su hermana para atraerla hacia su pecho en un abrazo— No me importa si hablan mal de mí, sobre todo cuando sé que todo lo que dicen es falso, te voy a apoyar y defender igual, sos mi hermanita Gianna, daría todo por vos y Allegra. —el jugador dejó un beso en el cabello de la cordobesa mientras Oriana los observaba con una sonrisa. Gianna apretó sus labios en una delgada línea, girando su cabeza hacia arriba para poder ver el rostro de su hermano, su mirada puesta en su pómulo que estaba morado y ligeramente hinchado por el golpe, igual que su nariz, el sentimiento de culpa invadiéndola por completo— Deja de mirar el golpe Gianna, ya ni duele, no es nada. En todo caso habría que preocuparse por el culiado que le tuvieron que hacer puntos y todo, no aguanta nada, le falta calle. —dijo sonriendo con suficiencia. Oriana tapó su rostro con su mano al oír lo que su pareja decía.
— ¡Paulo! —dijo Gianna golpeando su brazo— Deja de decir boludeces Dios, casi te rompe la nariz.
— Pero no lo hizo. —el cordobés se sacó los anteojos para guiñarle el ojo— Deja de preocuparte por eso, ya está, ya pasó. Ahora en lo único que te tenes que preocupar es en despejarte, disfrutar con Alle, comer todo lo que en Italia no hay, empacharte de dulce de leche y conseguir inspiración para los libros. —Paulo colocó su mirada en el cochecito, una sonrisa formándose en sus labios— Hablando de Alle, mira quién se despertó. —el jugador se levantó antes de que su hermana pudiera hacerlo, acercándose al cochecito para tomar a Allegra entre sus brazos, que se estaba refregando los ojos— Buenos días princesa del padrino. —Oriana acarició con dulzura la mejilla de la nena cuando Paulo se sentó otra vez con Allegra en brazos.
— Alle, mi amor, ¿querés un poco de leche? —cuestionó Gianna, rebuscando en el bolso de la nena donde tenía una mamadera con leche que aún estaba tibia gracias al estuche térmico.
La nena negó con su cabeza, y fue entonces que Paulo se agachó un poco para agarrar algo de la bolsa que había traído antes— ¿Querés una barrita kínder?
— ¡Si! —exclamó la nena tratando de tomar la barrita, ahora mucho más despierta, robándole una risa a sus tíos y a su madre— Quiero... Quiero una, ¿me das tío Pau?
— ¿Cómo se dice?
Ante la pregunta de su madre, Allegra miró a su tío— Por favor. —susurró con su vocecita, sus ojos claros como los de sus padres observándolo con ansias. Por la edad todavía le costaba pronunciar algunas cosas, pero aun así podía hacerse entender a la perfección. Allegra arrugó su nariz, sonriendo cuando Paulo le abrió la barrita entregándosela para que pudiera comerla, el jugador dejando un beso en su cabeza con dulzura— ¡Gracias tío Pau! —la nena movía su cabeza de un lado a otro disfrutando de la barrita kínder, Oriana grabando toda la secuencia, no pudiendo dejar pasar la oportunidad porque nada le generaba tanta ternura como ver a Paulo con Allegra.
Para cuando Allegra había terminado de comer, había acabado con sus manos completamente enchastradas porque el chocolate se había ido derritiendo, por lo que Oriana se ofreció a llevarla al baño para que pudiera lavarse y limpiarse. Aprovechando también para revisarle el pañal en caso de que hubiera que cambiarlo.
— ¿Ya tenés idea de qué va a tratar el próximo libro? —cuestionó Paulo hacia su hermana, su mirada aún puesta en la figura de su pareja y su sobrina que se alejaban hacia el baño.
— Romance, claramente.
— No, si eso ya lo sé boluda, ¿pero relacionado a qué?
Gianna hizo una mueca con sus labios— La verdad no tengo idea, pero espero que estar acá me ayude a inspirarme un poco, igual tengo tiempo todavía porque no hace mucho saqué el último. —se encogió de hombros. Y es que unas semanas atrás Gianna había logrado publicar su segundo libro, aunque muy poca gente sabía que ella estaba detrás de esos libros.
Gianna había tomado la decisión, cuando se le presentó la oportunidad de publicar sus libros, de utilizar un pseudónimo porque no quería que la reputación que la prensa le había armado terminara afectando y perjudicando en lo que era su pasión y trabajo. Además, no quería que apareciera su apellido porque quería que los libros tuvieran reconocimiento por lo que estaba escrito en ellos, por la historia, por su talento, y no por ser "los libros de la hermana de". Gianna quería trazar su propio camino y para eso necesitaba hacerlo de forma encubierta, y agradecía a la vida porque estaba funcionando y sus primeros dos libros habían sido un completo éxito.
— ¿Van a ser en inglés también?
— Sí, igual que los otros, de esa forma tienen la posibilidad de tener más llegada al público internacional.
— Ni bien tengas el manuscrito quiero que me lo envíes, tenemos que hacer el control de calidad con Ori. —Gianna lo observó con una ceja alzada— No te pongas en ortiva ahora, con los primeros dos nos dejaste ser los primeros, no hay que romper la cábala, Ori hasta se trajo su copia del primero para releerlo. —la cordobesa soltó una carcajada, no había fan más grande del trabajo de Gianna que su hermano y su cuñada— Prometelo Gianna. —dijo tendiéndole su mano, sonriendo su hermana la tomó para hacer el saludo que hacían cada vez que hacían una promesa.
— Te lo prometo, Paulo.
— ¡Mamá! ¡Mami! —los hermanos Dybala sonrieron al escuchar la vocecita de Allegra que se acercaba corriendo con Oriana unos pasos más atrás cargando el bolso con los pañales y las cosas para cambiarla— ¿Sully? —Allegra miró a su alrededor buscando su peluche con desesperación— Sully, mami.
— En el cochecito Alle, ¿te acordás que estaba durmiendo con vos? —Gianna se levantó de su asiento y se acercó al cochecito para poder agarrar el peluche y de paso cerrar el cochecito para cuando tuvieran que subir al avión— Toma, agarralo fuerte, no vaya a ser que se te caiga.
Allegra asintió, tomando su peluche y abrazándolo con fuerza, para luego correr hacia donde Paulo estaba sentado. Allegra tenía adoración por ese peluche de Sullivan, de la película Monsters, Inc., que su padrino le había regalado cuando tenía solo cuatro meses, y no podía estar sin él. A donde Allegra iba el peluche también iba, y abrazada a ese peluche era la única forma en la que ella podía dormirse.
La simple mirada que Allegra le dio a su tío fue suficiente para que él entendiera que era lo que quería. Con suavidad Paulo la sentó a upa y sacó su teléfono buscando los dibujitos que a su sobrina tanto le gustaban, quedándose al instante embobada con la pantalla. Momento que Oriana aprovechó para acomodarle con tranquilidad los dos rodetitos que Gianna le había hecho y que, por la siesta que Allegra se había pegado y lo inquieta que era, se habían desarmado.
De esa forma, mientras Gianna, Paulo y Oriana hablaban de los planes que tenían en Argentina, Allegra se quedó mirando los dibujitos hasta que finalmente los llamaron para embarcar. Tenían por delante un vuelo de unas catorce horas por delante, pero Gianna se había venido preparada para evitar que Allegra pudiera generarles problemas a los demás pasajeros a pesar de estar en primera clase. Tenían por delante la ventaja de que volarían de noche, y que la nena se había despertado bien temprano y había dormido solo unos minutos cuando llegaron al aeropuerto y pasaron los controles, por lo que estaba segura de que Allegra iba a dormir durante la mayor parte del vuelo. Y había conseguido también algunos libros para que se pusiera a colorear, además de haberse bajado capítulos de sus dibujitos favoritos, con algunos snacks que a la nena le encantaban.
Y así había sido, para cuando Gianna se dio cuenta el piloto anunciaba por el altavoz que estaban a minutos de tocar suelo argentino, y Allegra estaba sentada a su lado completamente dormida. Cuando ya se encontraban en sus asientos, la nena se había puesto a dibujar y colorear un rato, habían cenado y habían mirado algunos capítulo del dibujito juntas, Allegra mientras tomaba una mamadera, hasta que finalmente se quedó dormida abrazada a su peluche, Sully.
— ¿Dónde se supone que nos está esperando? —cuestionó Oriana arrastrando su valija y la de Gianna, mientras Paulo llevaba la suya y la de su sobrina, Gianna caminando a su lado con su hija en el cochecito.
Paulo se detuvo para mirar bien la pantalla de su teléfono— Dijo que iba a estar acá en la salida, pero no lo veo. —los tres se pusieron a mirar a la gente que había en el lugar, no encontrando a quien se había ofrecido a ir a buscarlos ya que no iban a tener el auto, hasta que escucharon que alguien chiflaba— ¡Ahí ta!
— ¡Buenas, buenas! —Leandro Paredes se acercaba a los recién llegados de Italia con una sonrisa radiante— ¿Cómo va todo? ¿Todo bien en el vuelo? —preguntó abrazando a Paulo con afecto para luego abrazar a Oriana. Podían notar que algunas personas los habían reconocido y estaban sacando fotos con su teléfono o grabando, pero agradecían por completo que no se habían acercado demasiado, evitando así asustar a Allegra que no estaba acostumbrada a la exposición porque Gianna trataba de evitarlo.
— Todo bien, aprovechamos a dormir porque nos agarró de noche, así que bastante descansados.
— ¡Gia! Hace banda que no nos vemos, ya te estaba extrañando. —el jugador le dio un fuerte abrazo a la chica que consideraba como su hermana por la cercanía que tenía con Paulo y ella desde que se habían conocido, constantemente se escribían y hablaban por videollamada, para que ella viera a los nenes y él viera a Allegra— ¿Dónde está mi sobrina? Yo vine por ella nomás, ustedes me chupaban un huevo, son un plus. —Paulo entreabrió sus labios observando a su amigo, una expresión completamente indignada en su rostro que provocó la risa de Oriana— ¡Hola, hermosa! —una sonrisa apareció en el rostro de Allegra al reconocer a Leandro— ¿Venís a upa? —en el momento en que Allegra asintió, Leandro la tomó en sus brazos, dejando un beso en su cachete.
— En vez de ayudar con todas las valijas me roba a mi sobrina, si sabía lo llamaba a Rodrigo. —se quejó Paulo arrastrando las valijas, siguiendo a Leandro que caminaba adelante con Allegra en brazos y el bolso de la nena colgado en su brazo.
Leandro soltó una carcajada— Ah sí, porque te va a dar bola y todo si esta con TiniTiniTini.
— Lo que Paulo quería decir es gracias por venir a buscarnos Lean. —dijo Gianna dándole un golpe a Paulo que estaba entre ella y Oriana— Llegaste ayer y seguramente estás re cansado todavía, posta gracias.
— No pasa nada Gia, ayer dormimos todo el día con Cami y los nenes, así que estamos bien descansados. —le aseguró a la cordobesa— Querían venirse todos conmigo a buscarlos, pero claramente no íbamos a entrar en el auto, así que ya están emocionados por verlos en el asado pasado mañana. ¿Ya tenés todo negro? —le preguntó a Paulo mientras se acercaban al auto y abría el baúl para dejar las valijas, Allegra aún en sus brazos.
— Sí, ayer llamé para encargar todo lo que íbamos a necesitar y hablé con Lautaro que llegó antes de ayer si no me equivoco porque ellos tenían el partido de cierre antes, dijo que él se encargaba de hacerlo con Ota.
— ¿Invitaste a todos Pau? —indagó Gianna con curiosidad, porque si bien sabía que su hermano había organizado un asado aprovechando la vuelta de los jugadores a Argentina por esas dos semanas libres que todos tenían, no sabía con exactitud quienes iban a asistir.
Paulo asintió, dejando la última valija en el baúl— Sí, a los de siempre y a los chicos que ingresaron hace relativamente poco, si vienen por lo menos les va a servir para integrarse más con nosotros. Sé que entre ellos son amigos, pero se nota que todavía les da cosa hablar o estar con nosotros.
Gianna sonrió al escuchar eso porque era una buena idea, no solo mejoraría la convivencia entre todos, sino que podía ayudar a generar esa confianza y complicidad que necesitaban, esa unión que los ayudaría muchísimo en los partidos, y que ya se veía en parte del equipo desde antes de la Copa América. La Scaloneta, como la gente había comenzado a llamarlos desde que Lionel Scaloni se volvió el director técnico, era una familia y si querían que todo funcionara, entonces todos debían sentirse parte de ella.
— Bueno, ¿ya están listos? —Leandro observó por el espejo retrovisor el asiento trasero donde estaban Gianna y Oriana con Allegra sentada en una sillita para bebé que Leandro tenía de cuando los nenes eran chiquitos, mientras Paulo estaba en el asiento delantero conectando su teléfono al estéreo del auto— Ojo con la música que vas a poner Paulo, porque ya te conozco a vos.
— Iba a poner a la Tini. —dijo el cordobés soltando una risa al ver la mirada de Leandro.
— Basta por favor, entre Rodrigo y los nenes ya me aprendí todas las canciones, necesito escuchar otra cosa. —se quejó mientras se colocaba el cinturón.
— Bueno, pone a Taylor entonces. —dijo Gianna con una sonrisa, sabiendo que su hermano tenía una playlist de la artista porque cuando salían en su auto les gustaba hacer karaoke con Oriana.
— No le voy a entender una bosta, pero prefiero eso. —Leandro suspiró, poniendo el auto en marcha. Paulo sonrió con diversión, buscando la playlist en su teléfono.
Y así, al ritmo de "Willow", Leandro salió del aeropuerto en dirección a la casa que Paulo tenía en Buenos Aires. Gianna sonrió tarareando la canción, observando como su hija abrazaba a su peluche mientras miraba por la ventana la ciudad. Era bueno estar de vuelta en casa, solo esperaba que esos días en el país pudieran darle eso que tanto estaba buscando y tal vez más.
nota de la autora:
voy a hacer que en todos mis fanfics la scaloneta o los jugadores sean fans de taylor o escuchen a taylor? obviamente, más con todos los rumores que hay de que taylor podría venir este año kjjjj
arranca un nuevo fic, y este cap es más que nada introductorio para que vayan conociendo a las dybala. espero que puedan disfrutar de esta historia tanto o más que daylight, y que terminen encariñándose con gianna y allegra ;)