Vampire Anomaly

By Gabianni

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LIBRO 2 DE VAMPIRE KISS ¿Cómo puedes recuperar lo que no sabes que está perdido? Seis meses después de los ev... More

💀Ley de la Anomalía Prohibida💀
💀Prefacio
💀Capítulo 1. No eres tú
💀Capítulo 2. No estás muerto
💀Capítulo 3. No te he olvidado
💀Capítulo 4. No la dejes sola
💀Capítulo 5. No es un misterio
💀Capítulo 6. No es opcional
💀Capítulo 7. No recuerdes
💀 Capítulo 8. No llores más
💀Capítulo 9. No es tu pasado
💀Capítulo 10. No todo es verdad
💀Capítulo 11. No le hagas daño
💀Capítulo 12. No te reconozco
💀Capítulo 13. No te rindas con él
💀Capítulo 14. No lo salves
💀Capítulo 15. No le creas
💀Capítulo 16. No lo dejes marcharse
💀Capítulo 17. No lo dejes caer
💀Capítulo 18. No lo tientes
💀Capítulo 19. No lo añores
💀Capítulo 21. No te dejaré
💀Capítulo 22. No lo rompas
💀Capítulo 23. No lo marques
💀Capítulo 24. No la dejes
💀Capítulo 25. No lo sigas
💀Capítulo 26. No la arrebates
💀Capítulo 27. No puedes ser tú
💀Capítulo 28. No hay tiempo
💀Capítulo 29. No es una farsa
💀Capítulo 30. No eres nadie
💀Capítulo 31. No te engañes
💀Capítulo 32. No lo lamentes
💀Capítulo 33. No lo deduzcas
💀Capítulo 34. No la conoces
💀Capítulo 35. No eres el mismo
💀Capítulo 36. No seas cobarde
💀Capítulo 37. No aún
💀Capítulo 38. No lo liberes
💀Capítulo 39. No es eterno
💀Epílogo💀

💀Capítulo 20. No temas

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By Gabianni

Regresaron al departamento de Roderick en el mundo superior dado que era mucho más seguro que pasearse a sus anchas a través de la Sociedad Ulterior con una Anomalía Prohibida, una humana que veía a medias y una bruja ex prófuga. La novia de Roderick, Ludmila, les ofreció que se alojaran en su tienda, pero Lazarus rechazó la invitación de inmediato, asegurando que era una gran posibilidad que encontraran la grieta dentro de poco y, por ende, a ellos.

—¿Me estás jodiendo? —espetó la licántropo, pelando los dientes—. ¡Si encuentran esa grieta, estoy condenada!

—La grieta se vuelve más inestable cada día, será fácil detectarla. Te recomiendo que la destruyas cuanto antes —sugirió el detective.

Blair se aproximó y levantó el dedo índice.

—Pero no antes de que terminemos nuestros asuntos, ¿no es así, detective? —añadió, a lo que Lazarus solo pudo responder rodando los ojos.

Viktor, en cambio, se hallaba sentado junto a Dorian, este último se mostraba más receptivo con él desde que compartieron aquel momento íntimo unas horas atrás. Con cada minuto le recordaba más al chico del que se enamoró, sus mismas dotes, peculiaridades y defectos que lo hacían él mismo.

«Te dije que te traería de regreso». Pensó para sí con satisfacción.

Volvió su atención hacia la bruja, su nombre era Blair Bellanova, y tal y como pensó desde el inicio, sí estaba chiflada. Mentiría si dijera que no le provocaba cierto repelús con esa aura de misticismo que la rodeaba y, más que nada, esa mirada suya que no era de alguien trastornado, por el contrario, parecía demasiado consciente de lo que la rodeaba. Sentía que, de ser así, podría leerlo como un libro abierto.

Dejando sus temores de lado, el vampiro aclaró la garganta para llamar la atención de los demás.

—Bien, tenemos a tu bruja, ¿qué sigue? —indagó.

—No hables de mí como si no estuviera en la habitación, Viktor Zalatoris —reprendió Blair antes de que Lazarus pudiese siquiera abrir la boca.

Viktor frunció el ceño.

—Nunca te dije mi nombre.

La bruja mostró una risa de dientes pelados.

—La voz en tu cabeza es demasiado ruidosa. —Señaló sus oídos—. Puedo oírlo todo. Incluyendo tus promesas de traer a tu bonita Anomalía de regreso. ¡Oh, Dorian, cuánto te extraño! —se mofó, haciendo una terrible imitación de su voz.

Viktor no pudo evitar recordar a cuando conoció a Nicte, quien lo llamó su nombre sin siquiera habérselo dicho antes, aunque al final resultó que la bruja ya lo había escuchado antes. En este caso, Blair Bellanova sí era el tipo de bruja tan poderosa que podía leer pensamientos sin mucho problema. Eso la hacía más aterradora.

—Es suficiente, Bellanova —advirtió Lazarus, sacando uno de los tres últimos cigarros que le quedaban en la cajetilla—. Hicimos un trato.

—El trato no conlleva que sea una hipócrita amable —refutó ella, arrebatándole el cigarro de entre los labios y señalándolo con este—. Cuídate las espaldas, detective, te estoy investigando.

Viktor entornó los ojos.

—En serio, ¿cuál es su problema? —murmuró.

—¿Más allá del evidente? —inquirió Dorian.

—Es algo excéntrica, pero tiene unos... extraños momentos de lucidez —respondió Elay y Roderick apareció a su lado.

—Ludmila está hecha una fiera —susurró—. ¿Cuánto tiempo más van a quedarse? No creo que sea buena idea que-

—Dejen de susurrar como un grupo de crías adolescentes imbéciles —reprendió la licántropo, alzando tanto la voz que todos los ojos se volvieron hacia ella—. Respondan, ¿cuánto tiempo más planean seguir arruinando nuestras vidas?

Roderick se puso de pie de súbito y se aferró a la mano de su novia.

—Ludmi, está bien, no es para tanto —aseguró por lo bajo, tratando de calmarla. Viktor comenzaba a notar qué era lo que los hacía compatibles o, más bien, complementarios.

—El menor tiempo posible —contestó Lazarus por fin, habiendo encendido un nuevo cigarro ya que el anterior le fue arrebatado—. No puedo decir un tiempo exacto dado que no sé cuánto nos llevará la siguiente etapa del plan.

Viktor lo miró con intriga.

—¿La cuál es...?

—Encontrar al Salvador —respondió de manera vaga, tomando una calada de su cigarro.

Viktor sintió como Dorian se tensaba a su lado, percibiendo la incomodidad que la mera mención de ese nombre le provocaba.

—Cierto, recuerdo eso del plan que nos contaste antes de viajar hacia acá. —Elay se volvió hacia Blair—. Tu abuela ayudó a encerrar al Padre Común, ¿verdad?

La expresión generalmente burlona en la cara de Blair, de pronto se tornó sombría.

—Ni en un millón de años me atrevería a rastrear a esa mujer —sentenció.

Lazarus la miró con desagrado.

—¿Y eso por qué? —interrogó con el cigarro en su boca.

—Por dos razones. —Se aproximó y pegó la punta de su cigarro apagado contra el del vampiro, encendiéndolo—. La primera es porque la amo, y la segunda... —Tomó una calada y, al dejar salir el humo, este tuvo la forma de un perfecto aro—. Es que si la rastreo, sería suicidio. La anciana es paranoica, por supuesto que se hechizó a sí misma para que quien intente rastrearla, muera.

—¡¿Eso es posible?! —exclamó Elay, alarmada.

Blair le dedicó una disimulada sonrisa.

—Sí, ¿quieres que te enseñe cómo hacerlo? —ofreció.

—¡No! —intervino Ludmila—. ¡Absolutamente nada de magia oscura en este sitio!

—Qué aburrida. —Bufó Blair.

—Entonces mentiste —concluyó Lazarus y todos se alarmaron al ver como sacaba su revólver y lo apuntaba hacia la cabeza de la bruja, quitando el seguro—. Teníamos un trato.

—¡Lo sé, lo repites todo el puto día! —exclamó la bruja, sin turbarse por el arma.

—Ay, por el santo licántropo —musitó Ludmila, espantada por todo lo que estaba sucediendo en su hogar.

—Ven, mejor vamos afuera antes de que te de un ataque nervioso —indicó Roderick, guiándola hacia la puerta.

—Juro que no siempre somos así —aseguró Viktor con una risa nerviosa y se puso de pie—. Hey, Solekosminus, no vas a dispararle, ¿cierto?

—Dependerá de ella.

Blair colocó las manos sobre su pecho.

—¡¿De mí?!

—Estás incumpliendo con tu parte.

—Ambos sabemos que eso es mentira —aseguró ella, acercándose a la pistola hasta pegar su frente contra el cañón, sin temor alguno—. Ambos tenemos la misma idea de respaldo, ¿no?

Lazarus se aferró con más fuerza al revólver.

—No era el que debíamos ejecutar.

Blair se encogió de hombros.

—No voy a mentir, supe desde el principio que tu idea de mí rastreando a mi abuela para que después ella nos lleve hacia el Padre Común y, por ende, al Salvador, sería un fiasco —admitió y se volvió hacia los demás con un grácil giro de sus pies—. Pero aunque no lo crean, soy una bruja honrada, así que cumpliré con mi parte.

—¿Y cómo lo harás si no puedes rastrear a la única persona que puede encontrar al par de idiotas? —indagó Viktor, dudoso respecto a sus intenciones.

Pero en lugar de que Blair respondiera, Lazarus suspiró y bajó la pistola.

—Nos adentraremos a la cabeza de Welsh y obtendremos la ubicación del Salvador por la fuerza —explicó el detective—. Ese es el dichoso plan de respaldo.

Dorian amplió los ojos, a sabiendas de lo que aquello significaba. Viktor, igualmente al tanto, se apresuró a negar con la cabeza con vehemencia y retroceder hacia donde estaba el pelinegro.

—No, ni en un millón de años, no vamos a hacer eso —declaró con firmeza.

—No comprendo el problema —añadió Elay, extraviada—. ¿Es peligroso?

—Muy peligroso —respondió Viktor—. Adentrarse a una mente por la fuerza es una manera de tortura, podrías matarlo.

—No será completamente por la fuerza —aseguró Blair, riéndose ante el temor de los presentes—. Nos darás permiso, ¿no es así, Dori?

Dorian se había quedado boquiabierto, tan indeciso, temeroso, e incluso confundido como los demás.

—Yo...

—Este era tu plan desde el inicio, ¿no es así? —espetó Viktor a Lazarus, interrumpiendo—. Maldito hijo de perra, ¡tú sabías que acabaríamos aquí!

—Ya dije que no es la opción ideal, solo una de respaldo, pero sí, por supuesto que contemplé este escenario. —Tomó una calada—. Llámame maldito hijo de perra cuantas veces quieras, lo inevitable es simplemente eso, inevitable.

Viktor, iracundo, dio largas zancadas hacia Lazarus y le arrebató el cigarro, aplastándolo con su puño, ignorando la quemadura que dejaría en su piel.

—¡Entonces también sabes lo peligroso que es adentrarse a una mente así! —bramó.

—Dorian sabe la ubicación, pero está hechizado para no decir nada. Hacerlo de esta forma es la única opción que nos queda.

—Hijo de... —Viktor hizo de su mano un apretado puño, dispuesto a golpear al detective aunque sabía que sería una batalla perdida.

—Háganlo —intervino la voz de Dorian, interrumpiendo el inicio de una pelea que no terminaría nada bien.

Viktor se volvió hacia él y se sorprendió al verlo de pie con una seguridad en su rostro que solo se la había visto antes de que se subiera a un escenario o durante una carrera ilegal.

—Dorian... —comenzó, pero sus palabras fueron acortadas cuando Dorian se aproximó a él y lo miró fijamente a los ojos.

—Eres un extraño, pero no te sientes como uno —susurró y, por un instante, el azabache bajó sus ojos hacia los labios del vampiro antes de volver a subirlos—. Quiero recordarte, Viktor.

Viktor se quedó paralizado al oírlo, incluso su mandíbula cayó un poco, dejándolo sin palabras. Dorian quería recordar, estaba dispuesto a tomar tantos riesgos con tal de recordarlo a él.

—Será peligroso —advirtió.

—Lo sé —aseguró Dorian—, pero estoy dispuesto a tomar el riesgo. Estoy cansado de no ser nada, de ser... nadie.

Viktor, sintiendo un nudo en la garganta, solo pudo asentir. ¿Quién era él para negarle sus deseos?

—De acuerdo —cedió y tomó una de las manos de Dorian para después pegar sus frente con delicadeza—. Debes hacerlo.

Dorian, aunque nervioso, asintió también y se soltó del vampiro para dirigirse hacia Blair. Viktor sintió una enorme tentación de volver a agarrarlo y aprisionarlo, esposarlo a él con tal de que no corriera este riesgo.

—Hagámoslo —pidió a la bruja.

—Vaya, el amnésico tiene más sentido común que todos ustedes —se burló—. Bien dicho, Dori, me alegra que tantos hechizos no te hayan freído las neuronas.

—Blair —advirtió Lazarus.

La bruja lo ignoró y, en cambio, señaló a Viktor.

—Tú, Zalatoris —llamó—. Vas a ayudarme.

Frunció el ceño.

—¿Ahora qué estupideces dices?

—Siendo el que tiene una conexión más profunda con Dorian, serás quien se adentre a sus memorias. Si lo haces bien, podrías incluso revertir su amnesia, si lo haces mal... lo matas. —Esbozó una sonrisa macabra—. ¿Estás dispuesto a correr el riesgo?

Viktor, sintiendo una renovada ola de esperanza, conectó sus ojos con los de Dorian, un silencioso acuerdo se formó entre ambos, uno que sin necesidad de palabras, decía:

«Confío en ti».

Dio un paso hacia adelante y asintió.

—Lo haré.

No sé ustedes, pero yo ya extraño al viejo Dorian, espero que nada malo le suceda... 👀

¡Muchísimas gracias por leer! 💛

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