Es imposible (Fanfic Sirius y...

Per Afroditapotterhead

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Lily está enfadada con James porque la deja plantada en navidad. Sirius la busca para llevarla a casa, pero e... Més

Todos tenemos secretos
Fingir
Es injusto
Encerrados en la Biblioteca
En mis sueños
Expelliarmus
No puedo olvidarte
Bajo la lluvia
Un paseo por el cielo
A hurtadillas
Como un puñal en la espalda
Duele
La Navidad de James
Para siempre (Final)

Regalo para Navidad

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Per Afroditapotterhead

Lily caminó por la tienda muggle con una mueca. No sabía que regalarle. Era tan difícil saber lo que le gustaba a Sirius... era romántico pero no tanto como para comprar remeras o anillos de pareja...

-¿Estás buscando un regalo para tu novio, verdad? -preguntó una voz femenina.

Lily volteó y vio que una de las encargadas le sonreía simpáticamente.

-¿Cómo lo sabes? -preguntó curiosa.

-Es obvio, ya pasaste por la sección de peluches mas de tres veces sin decidirte...

La pelirroja se ruborizó.

-Es que no se que regalarle... la verdad es que el es uno de esos tipos duros...

La chica sonrió.

-Ven.

Lily la siguió hasta el fondo de la tienda. La chica se puso detrás de un mostrador y sacó una caja llena de lencería.

Las mejillas de la pelirroja ardieron al instante, haciendo reír a la encargada.

-Mmm... ¿todavía no lo has hecho con el? -preguntó descaradamente.

-No -fue sincera -, creo que pasará dentro de poco pero no se si...

-Si quieres darle un buen regalo a un hombre, te aseguro que con esto será feliz, además es navidad, la ropa interior roja se usa -dijo divertida, le lanzó un sostén -, ve a probártelo.

Lily entró al mostrador mordiéndose el labio.

Se sacó la ropa y se colocó el sostén. Se sorprendió al darse cuenta de que la hacía ver mas bonita, sus ojos verde esmeralda resaltaban al igual que su cabello... y la hacía parecer con mas busto.

Lily se quedó mirándose en el espejo sin saber que hacer. Pensaba darle algo romántico para navidad, pero creyó que la chica tal vez tuviera razón. Y sabiendo como era Sirius, presintió que aquel regalo lo pondría mas que feliz.

-¿Y? ¿Lo llevas? Tengo unas braguitas que combinan perfecto con ese sostén.

-S-si -contestó algo dudosa.

Después de lo que había ocurrido con James, Sirius se había instalado en la casa de Remus.

-Voy a ir a comprarle un regalo a Lily -le contestó a Remus después de insistirle tanto para saber a dónde iba.

El lobo sonrió, tuvo que contener la risa.

-Si te ríes te mato -dijo Sirius avergonzado mientras se ponía el abrigo.

-¿Un regalo? Apuesto lo que sea que no tienes ni la mas mínima idea de que regalarle -dijo riendo.

-Remus cállate.

-Te ayudaría, pero sabes que no soy bueno con esas cosas...

-Gracias, ahora me voy, vengo en unos minutos...

-¿Minutos? -Remus se rio -Horas querrás decir.

Sirius salió de la casa suspirando.

Afuera nevaba, hacía tanto frío que sintió que se le congelaba la nariz. Caminó por varios minutos hasta que encontró una tienda.

Una chica lo recibió con una sonrisa demasiado amistosa.

-¿Qué necesita? ¿Puedo ayudarlo en algo?

-Solo voy a mirar... -contestó el perro algo cortante.

La chica se decepcionó.

-Si necesita algo avíseme...

Sirius comenzó a caminar por la tienda sintiéndose patético, en especial cuando se detuvo en la sección de peluches. Se preguntó si a Lily le gustaría alguno así.

Tomó un osito y lo apretó y un "I love you" se escuchó.

Sirius se ruborizó al ver que las encargadas lo miraban con una sonrisa.

Dejó el peluche como si fuera algo extraterrestre y siguió con su búsqueda. Se detuvo en la parte de la librería, hojeó unos libros, intentando buscar algo que a la pelirroja le encantara, pero nada le pareció suficiente.

Sirius salió de la tienda decepcionado, y caminó por las calles durante dos horas sin rumbo, entrando y buscando en cada tienda que encontraba. Su búsqueda finalizó cuando encontró una joyería.

Canuto se detuvo a mirar la vidriera y vio un anillo perfecto para Lily.

Era dorado y con una bonita piedra brillante en el medio. Supo al instante que quedaría perfecto en la mano de su chica.

Entró a la joyería y compró el anillo, fue mas caro de lo que esperaba, pero le alcanzó. Salió de la tienda muy animado y no pudo evitar abrir la cajita y mirar el anillo, preguntándose si a Lily Evans le gustaría...

Sonrió como un idiota, hasta que alguien pasó y le arrebató la caja de las manos.

-¡Hey! -gritó Sirius. Canuto persiguió a aquel sucio ladrón con fuerza.

Sintió deseos de sacar la varita, pero se contuvo al recordar que si los muggles lo veían usando magia la cosa se complicaría.

El perro corrió con todas sus fuerzas, el ladrón era muy rápido y hábil, Sirius estuvo muchas veces por perderlo, pero su enojo era demasiado como para dejarlo escapar. Había tardado demasiado en pensar en un regalo para Lily, y ningún idiota la iba a cagar.

Sirius se lanzó sobre el hombre, y los dos cayeron a la nieve.

-¡Esta bien! ¡Me tienes!

Sirius obligó al ladrón a girar y mirarlo.

-¡Remus! -exclamó sorprendido.

Remus estalló a carcajadas, mientras Sirius lo miraba furioso.

-¡Eras tú idiota! -gritó Sirius zamarreándolo.

El lobo estaba teniendo un ataque de risa, algo que a canuto lo hacía enojar mas.

-¡Fue muy... muy divertido! -apenas podía hablar de la risa.

-Nunca creí que podrías hacer algo así, siempre creí que eras el maduro del grupo -dijo Sirius fastidiado -¡Eres un idiota!

Remus después de unos segundos logró calmarse y abrió la cajita.

-Esto te debió salir muy caro canuto -dijo sorprendido.

-Oye, no lo toques -lo regañó enojado sacándole la cajita de las manos.

-¿Sabes que hora es?

Sirius miró su reloj.

-¡Mierda! ¡Se me hizo tarde! ¡Nos vemos después! -dijo levantándose del suelo rápidamente -¡Y no creas que no me vengaré!

Remus se quedó allí por unos minutos mas, todavía tentado de la risa.

Lily se puso una suave capa de maquillaje y eligió un bonito vestido rosa para la ocasión. Miró su reloj, Sirius estaba llegando tarde.

Petunia entró a la habitación y se cruzó de brazos con una sonrisa.

-Parece que tu novio se está tardando -dijo maliciosamente -, tal vez no venga.

Lily suspiró mientras se cepillaba el cabello.

-Vendrá ya lo verás.

Lily había decidido contarle a su familia que tenía novio, había sido algo difícil, pero finalmente lo habían aceptado.

-¡Lily! -se escuchó desde afuera.

La pelirroja sonrió y se asomó por la ventana. Sirius estaba allí, tan guapo como siempre en su motocicleta.

Petunia también se asomó y se quedó con la boca abierta al ver a Sirius, aunque aquello era obvio, los muggles también eran atrapados por los encantos del chico.

Lily miró a su hermana con una sonrisa.

-Te dije que vendría, ¿es guapo verdad? -preguntó sonriente, luego dejó la habitación, dejando a Petunia rabiosa.

Lily corrió hacia Sirius y lo besó.

-Perdón por el retraso, el estúpido de Remus me jugó una broma -suspiró.

-Esta bien, después de todo viniste... eso es lo importante -dijo Lily acariciando su mejilla.

-Estás hermosa Lily... -le dijo Sirius con una sonrisa dandole otro beso en los labios.

-Tu también te ves guapo...

-¿Vamos? -le preguntó el chico con una sonrisa demasiado atractiva.

Lily asintió y se subió a la moto.

La motocicleta se elevó y salió a toda velocidad por el cielo, mientras una atónita Petunia miraba por la ventana.

Lily se abrazó a Sirius con fuerza, apoyando su mejilla en la espalda del chico con cariño.

-¿A dónde vamos? -preguntó Lily curiosa.

-Shh.

-¡Dime!

Sirius rio.

-No te diré nada -dijo juguetón.

Lily pasó sus manos por debajo de su camisa y acarició su torso, haciendo que Sirius suspirara.

-Deja de acosarme -se quejó con una sonrisa.

El viaje fue un poco largo, dejaron Londres atrás, y comenzaron a volar sobre un bosque.

Lily miró asombrada aquel lugar, era un paraíso de nieve, demasiado hermoso para ser real, en especial visto desde el cielo.

Sirius hizo bajar allí mismo la motocicleta, y estacionó en una pequeña cabaña frente a un lago.

Lily bajó de la moto maravillada, y se quedó varios segundos mirando el paisaje asombrada.

-¿Esta cabaña es tuya? -preguntó Lily observando todo con curiosidad.

-Es nuestra...

-¿Qué? -preguntó la chica atónita.

-En realidad era de mi tío, que es el único familiar con el que simpatizo pero me la obsequió hace unos días... y me pareció perfecta para venir todas las veces que queramos estar juntos... ¿te gusta?

Lily lo miró aún sorprendida.

-Es... es perfecta.

Sirius la abrazó.

-Y algún día podremos mudarnos aquí... -murmuró besando su cabello.

Lily lo miró con una sonrisa.

-¿Quieres vivir conmigo?

-Me encantaría vivir contigo Lily Evans -le dijo Black con una sonrisa -, cada vez que no estás cerca mío te extraño demasiado...

Lily llevó una mano a su nuca y lo acercó a ella, sus bocas se encontraron con frenesí. Lily se colgó de su cuello mientras Sirius la subía a horcajadas a el.

-Preparé una cena... -dijo Sirius entre besos.

-A la mierda con la cena -suspiró Lily deleitándose con su boca.

Así, entraron a la cálida cabaña, chocándose con todo lo que encontraron en su camino hasta que lograron entrar a una de las habitaciones.

Los chicos cayeron a la cama sin dejar de besarse, Sirius le sacó la ropa lo mas veloz que pudo, pero cuando vio la ropa interior de la chica se quedó inmóvil observándola.

Lily se ruborizó.

-Yo... no sabía que regalo darte... y se que suena raro pero...

-¿Tu... tu compraste esto para mí? -preguntó rozando sus braguitas con sus dedos.

-Si... -dijo avergonzada.

Sirius devoró su boca con fervor, mientras sus manos acariciaban su cintura e iban subiendo hasta llegar a su sostén. Sintió que era demasiado buena para el, no podía creer que Lily Evans había comprado ropa de encaje solo para que el la disfrutara y la verdad era que con eso se veía realmente hermosa.

Con una de sus manos recorrió su cuerpo con deseo, sintiendo la calidez y la suavidad de su chica mientras la besaba apasionadamente.

Después de sacarse la camisa y los jeans, las manos de Sirius fueron al sostén de la pelirroja y sin poderlo soportar ni un segundo mas, lo desabrochó con ansiedad, y lo lanzó lejos.

Lily se sonrojó, algo que a Sirius lo provocó mas de lo normal. El chico la miró detenidamente con tanto deseo en sus ojos que Lily sintió un cosquilleo extraño. Sus manos grandes y tibias tocaron los pechos de la pelirroja con suavidad pero con un ligero temblor. No podía creer que estaba poniéndose nervioso. Había hecho eso tantas veces que había perdido la cuenta, pero Lily era otra cosa.

Sirius acercó su boca a sus pechos y los lamió mientras sus manos la apretaban contra el con fuerza. Lily gimió, provocando que Sirius se volviera loco.

La chica se arqueaba de placer debajo de el, de tal forma que el perro se tuvo que concentrar para no arrancarle las braguitas y tomarla con brusquedad.

-Sirius... -jadeó Lily mientras el mago tocaba sus pechos casi con desesperación y su lengua los recorría.

-Dime... dime si necesitas que pare -dijo el chico con la respiración agitada mientras bajaba y besaba su estómago. Y mierda que no quería que lo detuviera, la piel de la pelirroja era lo mas delicioso que había probado y quería saber, sentir mas allá de lo que ningún hombre había explorado. Su mano pasó por debajo de las braguitas de Lily casi con urgencia, sus dedos hábiles la estimularon con deseo, y al notar que estaba tan mojada, el perro soltó un gruñido.

Lily gemía mientras sentía que Sirius la tocaba, era una sensación completamente nueva y placentera, sentir sus dedos sobre su parte mas íntima la hacían ruborizar, pero a pesar de aquello, no podía dejar de arquearse pidiendo mas.

Sirius tragó saliva. Ver a Lily arquearse era tan jodidamente caliente que se olvidaba hasta de respirar. No lo soportó mas y se deshizo de sus braguitas lentamente, acariciando y besando sus piernas con dulzura.

Miró su feminidad con deseo, se imaginó cada cosa que podría hacerle allí con su lengua, pero al mirar a Lily y verla tan tímida supo que tal vez para la primera vez no era correcto. Tenía que calmar la bestia que tenía adentro suyo si quería tratarla con cuidado. Decidió volver a la boca de Lily para besarla con delicadeza.

-Te amo Lily -susurró sobre sus labios. Su boca hambrienta bajo a su cuello en el punto que sabía que a Lily la volvía loca. Besó con fuerza aquella parte mientras Lily gemía y enredaba sus piernas alrededor de sus caderas.

Las manos de la chica jugaron con su cabello, atrayéndola mas a su cuello, luego bajaron y se detuvieron en los bóxer negros del mago.

-Sirius... hazlo... -jadeó la pelirroja.

El perro estaba mas asustado que ella. Tenía miedo de hacerla doler, nunca había estado con alguien virgen, era algo con lo que siempre había fantaseado pero tenía miedo... tal vez porque la quería demasiado.

Sirius se deshizo de sus bóxer y volvió a besarla en los labios.

Lily tomó su rostro y lo miró a los ojos.

-¿Qué sucede Sirius? Te estás tardando mas de lo que imaginaba... -musitó Lily con las mejillas sonrosadas -Creí que Sirius Black era rápido tomando a sus chicas...

Sirius bajó la mirada.

-No quiero hacerte doler -confesó el chico avergonzado.

Lily sonrió y se mordió el labio.

-Eres demasiado dulce -murmuró besando sus labios -, pero estaré bien... no creo que sea un dolor insoportable...

Sirius sonrió.

-Esta bien... -musitó.

Sirius se introdujo en ella mientras su chica se aferraba a su espalda. Sintió que la pelirroja temblaba debajo de el.

-¿Estás bien? -murmuró.

-Si... -contestó bajito.

Sirius comenzó a moverse dentro de ella, Lily gimió y canuto tomó eso como un incentivo y comenzó a moverse mas rápido.

Sirius gruñó, Lily se sentía demasiado bien, su boca buscó la suya y se besaron entre gemidos, sintiéndose mas unidos que nunca.

Lily acarició su espalda lentamente hasta llegar a su cabello, amaba el cabello de Sirius, jugueteó con el mientras el mago tomaba sus caderas y la embestía con mas fuerza.

Los gemidos inundaron la habitación, el perro sentía que iba a explotar en cualquier momento si Lily seguía gritando así. La lengua del chico recorrió el cuello de Lily con sensualidad intentando concentrarse y no fallarle antes de que ella pudiera llegar. Masajeó sus pechos con necesidad, mientras se deleitaba con la respiración agitada de su chica. Era como sus sueños mas pervertidos, Lily con sus labios rosados entre abiertos soltando gemidos y cerrando los ojos mientras el la tocaba y mordisqueaba su cuello.

Sirius la obligó a sentarse sobre el, guío con sus manos las caderas de ella para que sepa como moverse. Había deseado hacer aquella posición desde hacía mucho... sentirla cerca y saltando sobre el...

El perro acarició su espalda con suavidad, bajó a los pechos de Lily y volvió a jugar con ellos, dándole a la pelirroja un placer casi doloroso. Lily gritó, sintiendo como Sirius mordisqueaba sus pezones con fuerza.

El mago la obligó a acelerar las embestidas, ella se abrazó a el con fuerza, sus ojos se encontraron, había tanto deseo en los ojos perrunos de Sirius que la chica se sorprendió, realmente lo estaba disfrutando. Siempre había temido que Sirius se aburriera con ella, ya que era tan inexperta e inocente a un punto casi patético. Mirarlo así, de una manera tan íntima, tan cerca de ella, brillante del sudor, y con el cabello despeinado era una imagen que sería difícil de olvidar...

Lily se acercó y besó su boca con tanta fuerza que cayeron a la cama otra vez. Lily sobre el, Sirius volvió a tragar saliva. Estaba muriéndose por correrse dentro de ella.

La pelirroja comenzó a moverse otra vez, volviendo a llevarlo al infierno. Sirius llevó sus manos a su trasero y lo apretó con fuerza para sentirla mas, quería tocar cada parte de su cuerpo, sentirla cerca, conocerla...

Sirius se mordió el labio mientras la observaba, era una vista demasiado buena de su cuerpo, tenía una necesidad enorme de voltearla y follarla así, pero se contenía, no quería que creyera que era un loco violador y menos en su primera vez, pero por Merlín, Lily era la cosa mas sexy que había visto en su vida, era imposible no querer hacerle esas cosas.

Sirius la hizo rodar en la cama hasta quedar sobre ella. Quería verla llegar así, debajo de el, totalmente sumisa a su cuerpo.

El perro volvió a moverse, solo que esta vez como el tanto lo deseaba, con tanta fuerza que la chica se aferró de la cama. La miraba fijamente a los ojos, la imagen de ella bañada de sudor debajo de el mientras la penetraba iba a perseguirlo cada noche, de eso estaba seguro.

Los gemidos se Lily se incrementaron, Sirius no dejó de mirarla a los ojos, aceleró sus movimientos y llevó sus manos a su trasero apretándola contra el.

Lily gritó llegando a un orgasmo de inmediato mientras la mirada perruna de Sirius la devoraba. Canuto la apretó con mas fuerza, liberándose por fin de su agonía.

Se quedaron así por un momento, Sirius sobre ella, abrazados, jadeantes.

-¿Estás segura de que era tu primera vez? -murmuró el perro mordiendo su oreja.

Lily lo apartó riendo.

-No estoy bromeando... -dijo Sirius riendo. Pasó un brazo bajo su cabeza y la atrajo a el.

Lily se apoyó en su pecho con una sonrisa.

-Has sido muy dulce conmigo... gracias -musitó la chica cerrando los ojos.

Sirius sonrió.

-No tienes que agradecerme por esas cosas -murmuró -, pero para que lo sepas la próxima vez no seré tan amable...

Lily rio.

-Pero... ¿ha estado bien? ¿te dolió? -preguntó Sirius preocupado.

-Estoy bien Sirius, me ha... me ha gustado -contestó tímidamente.

Canuto besó su cabello con dulzura.

-Casi lo olvidaba... tengo un regalo para ti -le dijo canuto. Tomó sus jeans y buscó en uno de los bolsillos, cuando encontró la cajita se la tendió a Lily.

La pelirroja la abrió y observó el anillo sorprendida.

-Sirius... -dijo sin poder creerlo -¡Esto es muy caro Sirius!

-Shh -se quejó el perro -, no fue nada.

Canuto sacó el anillo y se lo puso a la chica.

-Es precioso... -dijo la chica con los ojos llenos de lágrimas.

-No tienes que llorar -dijo riéndose -, se supone que tienes que estar feliz.

-Lo estoy -dijo la pelirroja abrazándolo con fuerza.

-Yo también -musitó Sirius -, me haces tan feliz... hace mucho que no me sentía así.

Lily se sorprendió. Miró a Sirius y besó sus labios.

-¿Te hago feliz? -preguntó juguetona.

-Si me haces feliz -dijo el chico riendo.

Lily llenó su cara de besos.

-Esto es demasiado cursi -se quejó Sirius.

Lily levantó una ceja.

-¿Demasiado cursi? Está bien, nunca mas vuelvo a besarte entonces...

Sirius rio, y volvió a atraerla a el. Tomó la sabana y los cubrió a los dos completamente con ella.

Se escucharon risitas por todas la habitación, que después de unos minutos se convirtieron en gemidos.

Sirius se sentía insaciable.


Continua llegint

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