Lisa asintió levemente, no conocía mucho a JiSoo, solo lo suficiente para saber que era tan poderosa como JooHyun, esperaba que pudiera hacer algo contra ella.
—No quiero dejarte sola. —dijo Lisa, porque no quería que sufriera, si mágicamente su tacto hacía que no sintiera el dolor de los humanos, creía que debía quedarse a su lado, como un deber, una clase de destino.
—No sería la primera vez que he pasado por esto, y no había nadie quien actuará como mi anestesia, y estoy aquí —Rosé se encogió de hombros, sonriendo de forma simple, pero que no dejaba de ser hermosa en sus facciones—. No va a pasarme nada, solo... Es feo, sí, pero al menos me consuelo con la idea de que ellos no están sufriendo solos, que estoy con ellos, de alguna manera.
—¿Por qué pasó? —preguntó Lisa, luego de un momento en silencio—. La primera vez, ¿Algún otro Dios escapó o algo?
Rosé negó.
—Nunca, ningún Dios ha escapado de JooHyun, hasta ahora, todos le tenían miedo a lo desconocido del Mundo de Abajo entonces... Nunca nadie quiso arriesgarse, a desobedecerla, a enfrentarla... —se encogió de hombros—. Y la primera vez que pasó... Pues, fue la razón de mi expulsión, fue mi culpa, fue cuando me volví un Dios Indeseado.
>> JooHyun me creó para cuidar de los humanos, y para que esté más conectado a su Mundo, lo hizo a partir de una flor del Mundo de los Humanos.
—Igual que a mí. —murmuró Lisa, Rosé sonrió levemente.
—Quizás por eso estemos tan conectadas —comentó—. Y bueno, mi labor no era como los otros Dioses, no como Wendy o SeulGi que tenían que acomodar la luna, el sol y las estrellas, y armar la oscuridad y la luz... Los humanos son independientes por si mismos, ellos hacen su vida, sus hogares, su familia, su alimento; yo solo... Muy cada tanto los ayudaba, si alguno estaba muy enfermo los curaba, o si les faltaba comida les conseguía, o si faltaba agua los ayudaba a conseguirla, e incluso, un par de veces había bajado a su tierra para educarlos, sobre su salud, sobre el agua, o sobre cómo cosechar, como conseguir alimento... Era lindo estar entre ellos porque me hacían sentir menos sola, como si perteneciera a ese lugar, como un hogar.
>> Los humanos son muy especiales, ellos tienen cosas que los Dioses no, ellos crean su familia con quiénes comparten sangre, y otra donde comparten sus mejores energías, les dicen amigos... Muchas veces se juntan entre ellos para ser felices, no por un interés u obligación.
>> Los Dioses no tenemos eso, nuestras vidas son solitarias y manejadas por el poder y las responsabilidades, los humanos no tienen nada de eso y por eso pueden estar juntos solo para ser felices.
—Solo fui una vez a su mundo, y los he visto ser felices entre ellos, es muy bonito —Rosé asintió, tenía un brillo de emoción en sus ojos, le encantaba hablar de sus humanos, y por primera vez encontraba a alguien que le interesaba—. Creo que tenemos cosas que aprender de ellos también.
—El mundo de ellos es hermoso, tiene tantas cosas tan diferentes, me encantaría volver allí... Hace mucho tiempo que no voy —Rosé sonreía por los recuerdos—. Pero... Un día JooHyun estaba aburrida y empezó a crear cosas pera hacer más ‹‹interesante›› el mundo.
>> Entonces hizo que se secaran sus cultivos y que el agua escaseara, muchos animales se fueron y otros no, pero los Humanos no pudieron, entonces murieron de hambre.
>> JooHyun comenzó a extender los desiertos y acortar la vida de todos... Luego creó enfermedades y la gente seguía muriendo.
>> Yo estaba encerrada en mi palacio sintiendo todo aquello, hasta que un día me cansé y le dije que los Humanos merecían una mejor Diosa, una que las dejara vivir justamente, que no les hiciera la vida difícil, sino que los dejara vivir, le dije todo lo que pensaba... Y a ella no le gustó nada.
>> Ni siquiera me respondió y solo fue a generar catástrofes, una tras otra, tras otra... Muchísimos humanos murieron, y y-yo no podía hacer nada.
Lisa limpió las lágrimas que caían por las mejillas de la Diosa, sus ojos oscuros y que normalmente estaban puestos en ella ahora miraban a un punto impreciso de la existencia, recordando tiempos que le rompían el alma y la aterraban, aún revivía el pánico en su corazón, pero de nuevo, el tacto de la Diosa menor calmaba todos sus dolores.
—Luego de que se aseguró que yo estaba sufriendo... Me llevó al borde del Mundo de Arriba y me expulsó —finalizó, sus brazos rodearon la cintura de la menor buscando más apego—. Y luego llegué aquí. JiSoo me recibió y cuidó de mi mucho tiempo.
—Eso es muy linda. —dijo Lisa.
—Estaba preocupada por si caía en el Sueño Eterno —por la mirada confundida de Lisa supo que no sabía qué era—. Cuando un Dios es drenado de toda su energía, o está en gran dolor, y no puede recuperarse termina en el Sueño Eterno.
>> Los Dioses no podemos morir, así que solo... Nos apagamos.
—¿Para siempre? —preguntó la castaña.
—No lo sé, según JiSoo, a veces, luego de un tiempo, vuelven a despertar, a veces solo necesitan descansar hasta recuperar su energía.
>> JiSoo tiene una compañera, que en su momento era la Diosa de las Almas, le dicen SeungWan, JiSoo la creó para deshacerse de los espíritus que rondaban por la Tierra de los Humanos sin rumbo, pero esas Almas no la entendían, entonces muchas veces no se iban, pero ella lo tomó como que no estaba cumpliendo sus órdenes, así que fue expulsada.
>> Según lo que dice, durmió bastante tiempo pero se sintió como una siesta, y ahora vive con JiSoo, controlando que las Almas no se transformen.
—¿En qué se transforman? —preguntó, curiosa, cada momento allí le generaban una nueva pregunta.
—A veces algún alma está en gran dolor que se rompe y se vuelve una especie de monstruo, SeungWan dice que son Demonios o Sombras, y son un peligro, porque siempre quieren volver a la Tierra dónde pertenecieron.
—Eso da miedo.
—SeungWan también da miedo —confesó Rosé—. Parece que va a matarte todo el tiempo.
Lisa rió ligeramente, que una Diosa que haya sufrido tanto como Rosé le tenga miedo a otra Diosa debía ser en serio terrible.
—Y Rosie.
—Hmm.
—¿Qué pasa con los Dioses que no despiertan?
Lisa tenía mucha curiosidad al respeto, nunca le habían explicado nada de muchas cosas del mundo de los Dioses.
—¿Quiénes no han despertado? —preguntó bajito—. Eres muy curiosa, yo también, me gusta... —murmuró Rosé, acariciando levemente el cabello de la menor—. Antes había otros Dioses, y el mundo funcionaba de forma distinta, pero fue mucho antes de que yo llegara... Según me contó JiSoo, los Dioses que están dormidos son de esa antigua era.
>> Hay una Diosa que era muy joven al dormirse, le decían Oráculo, porque manejaba el destino, pero su nombre real es Jennie, ella sabía lo que iba a pasar en el futuro y la conectaba al presente. Un día predijo algo del destino que a JooHyun no le gustó, le quitó todo para ver el futuro, y un cuaderno donde anotaba todo y eso la dejó completamente devastada, sin ellos no podía hacer nada. Al llegar aquí entró en el sueño eterno a los pocos días, por más que JiSoo intentó salvarla.
—Eso es triste.
Rosé asintió.
—A JiSoo no le gusta mucho hablar de eso —murmuró la Diosa mayor—. Hay otro Dios también, era el Dios de la Magia, no me dijo su nombre, pero es muy antiguo, JooHyun lo expulsó y destruyó sus ilusiones al punto que al llegar aquí solo cayó inconsciente... Según JiSoo, la Creadora no podía soportar que los humanos, o los animales, las criaturas de la Tierra, tuvieran poderes como los Dioses... Según ella debían ser criaturas inferiores y simples.
>> Con él se durmió la magia también, y los humanos dejaron de tenerla.
—Eso es muy egoísta. —murmuró Lisa.
—JooHyun es egoísta, pero eso también la hace débil —dijo Rosé—. Quiere tener todo para sí misma, quiso tener un Mundo solo para ella, y quiso la Tierra de los Humanos solo para ella, y no puede, porque es demasiado, entonces crea Dioses para que cumplan sus tareas, pero hacerlos la debilita también, porque es energía que pierde. JiSoo nunca ha creado a nadie, por eso es más poderosa que ella, pero JooHyun no quiere que eso se sepa.
>> Quiere que todos pensemos como ella, pero cada uno tiene su propia voluntad de ser, eso nos hace estar vivos y eso es algo que JooHyun no puede controlar.
>> Por eso nos trata mal y nos expulsa cuando se da cuenta que de verdad estamos vivos.
Lisa asintió, estando de acuerdo, sintió a Rosé apoyar su cabeza sobre su hombro, mientras bostezaba.
—¿Quieres dormir? Ya es algo tarde.
Rosé asintió, se dejó caer sobre la cama, aún abrazada a la cintura de la menor, haciendo que esta fuera con ella, Lisa soltó una risa que pareció tan honesta e inocente que hizo a la otra sonreír de ternura.
—Mañana quizás vaya a ver a JiSoo —dijo Lisa—. ¿Podrías estar solo un rato, Rosé?
—Yo estaré aquí, te esperaré, no importa. —murmuró en tono cansado.
—De acuerdo —Lisa se acurrucó un poco más a su lado—. Descansa.
¡Gracias por leer!
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