Los secretos que escondemos...

By isnotcandy

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La vida de Ashton Hawthorne nunca fue perfecta. Hace tres meses, todo se rompió en pedazos en una playa de... More

Prefacio.
PREGUNTAS FRECUENTES.
| Aviso importante |
Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9 - PARTE 1
Capítulo 9 - PARTE 2
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20 (PARTE 1)
Capítulo 20 (PARTE 2)
Capítulo 21
Capítulo 22 (PARTE 1)
Capítulo 22 (PARTE 2)
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37 (PARTE 1).
Capítulo 37 (PARTE 2)
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
LAS VERDADES QUE REVELAMOS
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13

CAPÍTULO 1

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By isnotcandy

"You brought the flames and you put me through hell
I had to learn how to fight for myself"

Traducción:

"Tú trajiste las llamas y me hiciste pasar por un infierno,
Tuve que aprender a luchar por mi mismo"

—Praying, Kesha.





ASHTON.

Pasado. Edad: 14.

Lo primero que puedo distinguir son luces blancas. Ni siquiera eso, es como una pantalla blanca de confusión que me hace pensar en las peores cosas. No es hasta que consigo parpadear unas cuantas veces, que me doy cuenta de que la luz es tan solo un foco blanco en el techo de donde sea que este.

Veo al foco moverse, pero sé que es imposible. Mi mareo dura unos segundos hasta que dejo de sentirme como si todo estuviera dando vueltas.

—Ashton. Soy yo, mamá —anuncia una voz a mi lado.

Tan solo instantes después, mi vista del foco es reemplazada por el rostro familiar de mamá. Sus ojos lucen rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando. No es inusual en ella. Siento que siempre esta llorando. Por una razón u otra, todas igualmente válidas.

Me tomo unos momentos para reacomodar mi cabeza. Está doliéndome horrores, como un martilleo constante en mi cráneo que no me deja formular ni un pensamiento coherente.

A pesar de que mis recuerdos ahora mismo sean algo borrosos, me acuerdo de lo más importante. La manera en que mi cuerpo entero temblaba, el miedo que me cerraba la garganta y me hacía cosquillear las yemas de mis dedos. Lo liberador que se sintió abrir los frascos de pastillas y llevarlas a mi boca.

Sin embargo, también recuerdo los escalofríos que me recorrieron el cuerpo y la sensación de terror que me dejó paralizado un segundo antes de que las pastillas hicieran efecto. Fue el solo hecho de darme cuenta de que finalmente había hecho realidad aquella fantasía que vivió tanto tiempo en mi cabeza. Que dejó de ser un producto de mi imaginación y de mis deseos.

—¿Ashton? Estoy llamando al doctor. Va a estar todo bien —la voz de mamá me trae de nuevo a la situación. Se acerca a dejar un beso en mi frente, y en el movimiento, siento sus propias lágrimas contra mi rostro.

¿Por qué estoy aquí?

¿Por qué no funcionó?

—¡No! —exclamo, el grito que retumbaba en mi mente por fin escala mi garganta hasta soltarlo.

Mamá se paraliza en su lugar, el miedo tomando posesión completa de su expresión y postura.

—¡No quiero estar acá! —exclamo. Muevo mis brazos y veo como en el mar de cicatrices que decoran mi piel, hay una intravenosa conectada. Muevo mi brazo contra ella, sintiendo el dolor de la aguja que consigue traerme alivio.

—¡Ashton! ¡Quédate quieto! —pide mamá entre llantos mientras intenta sostenerme de los brazos para que deje de moverme.

No sé en qué momento las lágrimas me ganaron y empezaron a empapar por completo mi rostro, volviendo la tarea de ver difícil.

—No quiero, no... —suplico entre sollozos, sintiendo mi garganta cerrarse haciendo que me ahogue con mis propias palabras.

No quiero estar aquí.

No debería estar aquí.

Morir iba a dejarme en libertad después de tanto tiempo.

De repente, más gente entra a la habitación. Apenas puedo registrar las voces, solo escucho los llantos de mamá y mis propios gritos.

No es hasta que siento un nuevo pinchazo en mi muslo izquierdo que me quedo quieto. Tan solo instantes después, siento mi cuerpo relajarse hasta que me vence a mi mismo y cierro los ojos.

***

La próxima vez que despierto, el foco está apagado. Reemplazando la fuente de luz, hay una lampara a mi lado con luces cálidas.

Esta vez, parpadeo y luego vuelvo a cerrar mis ojos abatido.

Lo que pasó antes no fue un sueño.

De verdad no funcionó.

—Ashton.

Muevo mi cabeza a un costado hacia donde viene la voz. Esta vez no es mamá. Es una voz igual de familiar. Xavier está sentado en una silla, vistiendo su ropa usual. Pantalones de vestir, un suéter gris y zapatos de charol costosos.

—Estás en un hospital.

Pongo mis ojos en blanco.

—No me había dado cuenta.

Eso hace que Xavier sonría un poco. Aún así, la sonrisa no llega a sus ojos.

—Veo que no has perdido tu humor. —resalta al levantarse de la silla—. Voy a subir el respaldo de la cama, ¿está bien si hago eso?

Asiento.

Xavier se detiene a unos pasos de la cama y presiona un botón. Siento como la parte superior de la cama empieza a subir y doblarse hasta que estoy sentado. Hace que pueda ver mejor la habitación. Es amplia. Las cortinas color bordo están cerradas y sé que es de noche por la falta de ruido y de luz.

Supongo que esto es una habitación costosa y que no le dan a todo el mundo. Papá debe estar asegurándose de enterrar esto lo más que pueda.

Bajo la vista a mis brazos. Ya no tengo una intravenosa.

Cuando la cama deja de moverse, Xavier acerca su silla hacia el borde de la cama y toma asiento.

—¿Recuerdas lo que pasó? —me pregunta en una voz calmada, la misma voz que usa en nuestras sesiones. De alguna manera, la familiaridad se siente como un alivio.

Asiento.

—¿Quieres hablar de ello?

—No —contesto.

—Está bien. Podemos esperar. Lo importante ahora es que estés mejor.

Mejor.

Que este mejor.

¿Cuándo van a entender que nunca voy a estar "mejor"? Es imposible.

—Vas a tener que hablar con un médico psiquiatra y van a hacerte preguntas —anuncia y el terror me recorre de pies a cabeza.

—¿No... ¿No puedes hacerlas tú?

Xavier niega con la cabeza decepcionado.

—No, Ashton. No puedo. Me contactaron cuando llegaste al hospital porque siempre es necesario que si el paciente tuvo o estuvo teniendo tratamiento psicológico, hablen con el terapeuta. Todo fue muy general, es para que tengan un panorama sobre lo que están lidiando. —habla y luego de una pausa, continua—. Sé que te gusta saber este tipo de cosas, así que estoy poniéndote al tanto. Fue tu madre la que consiguió que entrara a la habitación. Ahora mismo ella está un poco... Preocupada, así que decidió que sería mejor idea que hables conmigo primero.

—¿Qué... Qué preguntas me van a hacer?

—Generales al principio. Luego van a ponerse más personales. Es el procedimiento tras algo como esto.

—No quiero hablar sobre lo que pasó.

Xavier me mira con entendimiento.

—No es necesario que lo hagas ahora. Son las tres de la mañana. Pero eventualmente vas a tener que hacerlo. Van a preguntarte sobre ti, sobre tu familia. El punto es intentar determinar la raíz de todo esto.

Suelto un resoplido.

No tiene sentido. ¿La raíz de todo esto? Si tan solo supieran.

—¿Quieres ver a tu madre? ¿A tu hermana? —me pregunta.

—No —respondo.

Van a querer saber la razón de todo esto. Van a querer explicaciones, hablarme y mirarme con ojos preocupados mientras escucho sus corazones romperse. No puedo soportar eso.

—Está bien. Voy a decirles que quieres descansar. —anuncia—. Ahora voy a irme, tengo que hablar con los doctores.

Asiento. Se levanta de su asiento, y cuando pienso que está por voltear e irse, se detiene al borde de mi cama.

—Ashton... Durante los últimos años vinimos progresando y al mismo tiempo no. Hay muchas cosas que sé que no me dijiste, y creo saber el por qué —sentencia al mirarme—. Solo... De verdad espero que reconsideres y puedas confiar en mi para que podamos trabajarlo. Solo quiero lo mejor para ti.

No respondo.

Quiere lo mejor para mi porque mi madre le paga fortuna por sus sesiones.

Realmente no le importo. Como todas las personas que me rodean.

Solo asiento.

***

Días mas tarde, me dan el alta en el hospital y me llevan a un instituto psiquiátrico para "gente como yo". Caroline llora al despedirme, mamá intenta mantenerse fuerte, pero termina derramando algunas lágrimas. No soy capaz de sentir absolutamente nada, es como si estuviera anestesiado y un caparazón me rodeara. Es horrible. Y al mismo tiempo un alivio, porque la otra opción es de algún modo, peor.

No tardo mucho en darme cuenta de que odio el instituto.

Y aún así, encuentro cierta calma al estar alejados de todos.

***

ASHTON.

Pasado. Edad: 14

Estoy exhausto.

Es el único pensamiento que puedo sostener por tiempo prolongado mientras la gente a mi alrededor habla, bebe, ríe. Pensando que me gusta tenerlos aquí, en mi casa. "Festejando" mi cumpleaños, cuando en realidad, esto fue todo idea de mi padre para que todos piensen que está todo bien después de que pasé gran parte del año pasado internado. Es su idea para mostrarle a todo el mundo que somos una familia "fuerte", para que nadie se atreva a hablar mal de nosotros, o peor, pensar que somos débiles.

Caroline, perceptiva como siempre, se acerca a mi. También es su cumpleaños. Viene en la maldición de ser mellizos.

—¿Quieres que salgamos? —me pregunta, llegando a mi lado.

Viste un ridículo vestido blanco, que la hace lucir como si fuera el próximo sacrificio de un ritual, no como una chica que acaba de cumplir quince años. Pero, como todo en esta casa, fue decisión de mi padre.

No me da tiempo para responder, tira levemente de mi mano y hace que nos alejamos de la fiesta. No son muchas personas. Esta vez.

Si nuestra casa ya es enorme, nuestro jardín trasero lo es más. Metros y metros de césped que luego llevan a un bosque. En un costado de la propiedad, hay un laberinto. No entro allí desde que soy un niño, pero siguen cuidándolo como si alguien realmente lo usara. Su único uso es para cuando estas en uno de los pisos altos de la casa y quieres tener una linda vista al bajar la mirada.

Caroline me lleva a su parte favorita del jardín. El invernadero. Mi madre es fanática de las flores. No trabaja, y es una de las pocas actividades que mi padre tolera que ella haga.

—Ashton —me llama una vez que estamos adentro de la caja de cristal. El invernadero tiene olor a tierra mojada y a plantas, nada especial.

—¿Mhm? —balbuceo apenas volteando.

—Sé que la fiesta es demasiado pero... luces... —titubea.

Niego con la cabeza.

—Estoy bien —le aseguro—. Solo un poco cansado.

—¿No estás durmiendo bien? —pregunta con la voz preocupada que aparece siempre que hablamos sobre mi.

No. ¿En esta casa? Imposible.

Suspiro.

—Estoy bien, Caroline. De verdad.

—Voy a decidir creerte. Solo por esta vez. Y es porque tengo una sorpresa —anuncia juntando sus manos con emoción—. Como este último tiempo fue... Raro... Decidí planear algo especial para nuestro cumpleaños.

Suelto un bufido irónico.

Decir que fue "raro" es poco.

Pasé gran parte del año pasado internado en un instituto mental. Se lo puede llamar de varias formas, un loquero, un centro de rehabilitación, una prisión. Mi intento de suicidio, el cual hubiera funcionado de no haber sido que me llevaron a la sala de emergencias para que me lavaran el estómago, fue en diciembre, tiempo después de mi cumpleaños catorce. Pasé las fiestas y todo el invierno internado, salí en agosto porque por mucho tiempo, no mejoraba. En vez de cambiarme de ambiente o hacer algo más, mi padre me obligó a quedarme, pensando que con más tiempo, mi cabeza iba a recomponerse mágicamente.

Caroline solo podía venir durante el horario de visitas, en los que apenas hablábamos y solo jugamos a un par de juegos de mesas "aprobados" por doctores.

—¿Y qué es?

—Ven, lo escondí por aquí —habla y me hace seguirla entre las plantas hasta que llegamos en una esquina, donde hay dos cajas rosadas.

—¿Qué es esto?

—¿Recuerdas cuando cumplimos cinco? —me pregunta—. ¿Y mamá nos compró cinco cupcakes para el desayunó?

El recuerdo consigue sacarme una pequeña sonrisa. Asiento.

—Y... —titubea con diversión para crear suspenso, a lo que niego con la cabeza.

—No me lo recuerdes.

—Y el pequeño Ashton Hawthrone quiso tener sus propios cinco cupcakes. Le parecía injusto que tengamos que compartir los cupcakes. Hiciste un berrinche.

—No hice un berrinche —intento defenderme.

—Ashton, me tiraste un cupcake en el ojo. Tuve que pasar el resto de mi semana de cumpleaños con un parche. —declara sin humor.

Me río.

—Entonces, ahora... Te traje quince cupcakes —anuncia—. Y quince para mi. Para que no vuelvas a dejarme con un parche en el ojo. Solo... Es el único año que haremos esta tradición. No quiero que cumplamos treinta y tener que explicar porque quiero sesenta cupcakes solo para dos personas.

Caroline levanta la tapa de las dos cajas donde, como dijo, hay quince cupcakes para mi y quince para ella.

—Gracias, Caroline —murmuro observándolos.

Nunca pensé que llegaría a mi cumpleaños quince.

Para bien o para mal, aquí estoy.

—¡Y lo más importante! —exclama y saca del costado de la caja dos velas. Coloca una en el cupcake del medio de su caja y de la mía—. Sé cuanto odias a la gente. Pensé que sería mejor si festejamos los dos.

Volteo a mirar a Caroline con nada pero gratitud. No se lo digo seguido, pero es la mejor hermana que podría haber pedido. No estoy bromeando cuando digo que ella es realmente una de las pocas razones por las que sigo vivo.

—No me mires así, me vas hacer llorar —reclama pasando una mano por debajo de sus ojos—. Solo... Estoy feliz y... Agradecida de que estés aquí, Ashton. Ehm... No tengo con qué encender las velas.

—No te preocupes.

Busco en el bolsillo de mis jeans el encendedor que dejé allí hace una semanas.

—¡Ashton! —exclama reclamándome—. ¿Por qué tienes eso?

—¿De verdad quieres saber? —interrogo arqueando una ceja y acercándome a encender las velas.

Caroline suspira pesado y niega con la cabeza.

Cuando nos cantamos el cumpleaños feliz, —lo cual no es para nada incómodo—, soplamos las velas después de que Caroline haya presionado porque pidamos "tres deseos". No pedí tres. Solo uno, y es que Caroline sea feliz.

A veces, en el medio del caos que es mi vida y mis sentimientos, recuerdo que no solo es mi bienestar el que está en juego constantemente, sino también el de mamá y Caroline. Especialmente mi hermana, que siente las cosas demasiado profundo y con tanto ímpetu.

No debe haber sentido sencillo pasar por lo que pasó junto a mi. Ya de por sí, vivimos bajo el mismo infierno, solo que ella aprendió a manejarlo de mejor manera que yo. No quiero imaginarme lo que debe haber sido estar a punto de perderme.

Si hubiese sido Caroline...

No quiero siquiera pensar que sería de mi si pierdo a Caroline.

Después de que comernos la mayor cantidad de cupcakes posibles, regresamos a la fiesta. Donde por supuesto, nadie notó nuestra ausencia. Mamá lo hubiese hecho, de no haber estado obligada a no despegarse de mi padre en ningún momento.

—¡Caroline!

—Uhg —mascullo al reconocer la voz.

Los dos volteamos para encontrar a Frank corriendo hacia nosotros.

Frank, el novio de Caroline. Fueron amigos desde siempre, pero su noviazgo empezó cuando estuve en el instituto. Si algo tengo que reconocer, es que Frank es astuto con los tiempos.

—Perdón por llegar tarde —anuncia llegando a ella y luego prosigue a envolverla en un abrazo—. Feliz cumpleaños.

No puedo evitar carraspear.

—Es mi cumpleaños también —anuncio.

Frank se separa de Caroline en un parpadeo antes de enfocarse en mi.

—Por supuesto, sí. Feliz cumpleaños, Ashton.

—Gracias —contesto a duras penas—. Voy a buscar algo para comer. Ustedes... Traten de no estar tan tan juntos.

Caroline pone sus ojos en blanco.

No digo nada más, me despido de ellos con un gesto con la cabeza. Puedo ver como mi hermana me observa reacia, sin querer separarse de mi. Rápidamente, Frank envuelve su brazo en su cintura y se acerca a decirle algo al oído que hace que sonría, dejándome más tranquilo.

La única razón por la que Frank me cae bien es porque en este último tiempo, parece ser la única persona capaz de hacerla reír y sonreír. Caroline necesita más de eso en su vida.

No quiero quedarme entre la gente, porque sé que lo único que significaría sería ser interceptado por alguien que va a empezar a hablarme, seguramente elogiando a mi padre mientras piensan que así van a quedar mejor con él, cuando e realidad no saben que soy una de las personas que más lo detesta en el mundo. Digo "unas" porque mi padre es un hombre desagradable, estoy seguro de que consiguió más de un enemigo con el largo del tiempo.

Paso por la cocina, donde la gente que contrataron para el servicio de comida están tan ocupados que apenas reparan mi presencia. En el camino, levanto un botella de whiskey entre las hileras de botellas llenas.

De nuevo, nadie dice nada. Y si me vieron, tampoco lo dirán.

Vuelvo a mi habitación usando las escaleras de servicio para no llamar la atención.

Beber no es algo que haga usualmente. Para nada. Pero desde que dejé de estar tan medicado con pastillas, empecé a hacerlo. No entiendo muy bien el porque. Tal vez porque esta prohibido y eso me hace querer beber más, tal vez sea porque me gusta como me hace sentir. Mi mente se adormece, mis pensamientos no son tan pesados y mis músculos se sienten más libres y relajados.

También quizás esté demasiado aburrido.

Tras encerrarme en mi habitación, destapo la botella, me tiro en mi cama, enciendo la televisión y comienzo a beber hasta que abrir mi boca cuesta y mantener mi vista enfocada también.

Con tal de sentirme así, soy capaz de beber todos los días de mi vida.


***

Nota:

¡Ya volvimos!

Qué taal bros? ¿Cómo están? ¿Cómo estuvieron estos 10 meses? Qué tal?

Empecemos un poco tristes, pero era para que entiendan mejor el pasado de Ashton, vamos a tener muchos de esos flashbacks en este libro. En LSQE tuvimos muchos de Aggie, así que ahora le toca a Ashton.

En unas horas subo el segundo capítulo porque sé que extrañaron un montón, tanto como yo subir.

ahora sí una pregunta, ¿qué creen que esperan para este librooo?

Feliz 2023!!!

love,

cande.





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