El tiempo ha pasado y las ciudades se expandieron y cambiaron sus nombres, los de los poderosos Adeptus fueron reemplazados por mitos e incluso el mio fue olvidado en la estela de algún templo abandonado. Sin embargo sigo vagando por este mundo, la corrosión me ha arrebatado mi divinidad y mi corazón endurecido por la pérdida de mi amado sigue pesando como una piedra en mi pecho.
¿Qué es esto?
Vuelvo a sentir mi corazón fluir.
Algo en él ha cambiado, sus ojos están limpios de los horrores del abismo, reflejos de una buena vida llena de inocencia y felicidad, un manantial cristalino que me arrastra hacia él una vez más.
-Disculpe ¿Nos conocemos?- su voz me inunda como la marea, atentando a desbordarse en lagrimas pero las retengo, no puedo permitirme asustarlo.
-No, pero sería mi placer hacerlo, me llamo Zhongli ¿Cuál es tu nombre?-
-Ajax, es un nombre familiar, por eso no suena muy común-
-A mí me parece precioso ¿Te parecería ir a tomar té conmigo?-
-¿Té? ¿No café?- preguntó mientras reía, incluso después de tanto tiempo parece entretenerse con mi estricta forma de ser.
-Té, no cafe-
-Bueno-
No hay formas ni gestos suficientes para agradecer al destino por permitirme caminar a tu lado una vez más, Ajax, esta vez juro entregarte todo mi corazón para que cuando tu dejes este mundo, se me permita dejarlo contigo.