Annie
Ciento cincuenta años después...
¿Por donde empiezo? Ah, sí, el tiempo que ha pasado es muy grande, tiempo en el que pasaron tantas cosas, cosas que realmente me aprietan el corazón de dolor.
Comencemos con que hace tres días fue el cumpleaños número cuarenta y siete de las gemelas Tara y Tina, y no solo eso... sino que también son cuarenta y siete años desde que murió su madre; Tarantina junto a su esposo Axel.
De las chicas no sé qué habrá pasado, cuando Tarantina murió, la reina del aquelarre y madre de Axel no me dejo acercarme a ellas, cerro las puertas de su portal para mi. Maldita vieja, yo siempre las quise conocer pero ahora... les he perdido la pista.
Cada día voy a la cabaña donde Tarantina vivió antes de arreglar su relación con Axel, cien años desde su desastre y el mío hasta que ellos si pudieron arreglarse, por mi parte pasaron cincuenta años más y realmente no sé ni un carajo de la vida de ese hombre y tampoco quiero saber.
En esa cabaña Tarantina practicó y reafirmó su poder, tanto que aunque no fuera una bruja de linaje pudo crear una fórmula que puede ser capaz de eliminar los sentimientos de mates, ¿pueden creerlo? Ella fue la creadora de la pócima capaz de no hacerme sentir nada, ella me doto con un cuarto de fórmulas con una durabilidad de veinticuatro horas, pero me advirtió que era mejor sentir dolor que beberla.
Ella me advirtió que entre más la bebiera podía acabar siendo infértil... y sí bebí eso durante más de ciento treinta años exactamente, desde que empezó a vivir en la cabaña le bastaron veinte años para poder crear la fórmula, de ahí hasta ahora he bebido, y realmente no me importa tener o no tener hijos, ya me hice a la idea de poder vivir sin ese hombre.
Y tengo una habitación entera de esa fórmula que le heredo que dura veinticuatro horas y es de a tapitas que se bebe, claro que todas esas fórmulas no eran para mi, Tarantina las vendía para sobrevivir pero cuando murió quedaron ahí y bueno, puede que me las haya tomado como herencia aunque ella me lo negara y me aconsejara que después me arrepentiría.
Pero no lo hago, prefiero que mi utero no sirva a tener que amar a un imbécil.
Visitó cada día de su muerte la cabaña y solo me quedo horas y horas sentada en un sillón viejo recordando esos cien años que pasamos hablando Justo en este sofá, cien años donde me mostraba los nuevos trucos de magia que hacía.
Pero hace tres días como de costumbre visite la cabaña pero tropecé y tropecé con una madera falsa, la tabla de madera del piso se abrió y pude ver por primera vez algo diferente en esta casa.
Tome la nota y la leí.
Annie.
Hace algunos días visité el castillo de Dereck ahí descubrí un par de cosas, como que Dereck y Lila se casaron, ¿asqueroso cierto? —arrugó el entrecejo y asiento para luego seguir leyendo —la hermana de Dereck esta enferma tiene la peste del lobo y todos creen que esa enfermedad la propagaste tú.
¿Te acuerdas que estábamos investigando la desaparición de Rinxay? Algo me faltaba pero no sabía que era, solo veía como alguien la apuñalaba con la daga mágica cada vez que tocaba el collar que encontraste, pero en mi visita cuando tomé de la mano a la vieja Lila vi su rostro apuñalando a Rinxay, también vi como controlaba a tu hermano y daba órdenes con polvo de hada, hizo que tu hermano casi asesinara a Axum y hizo creer que el general de guerra de tus manadas murió en el incendio con Rinxay y lo hizo pasar como amante de ella, pero ante Dereck hizo ver al general como tu mate como tu mate, le mintió a Dereck en la cara y le dijo que tú y Danton sabían que a tus dieciocho el comenzó una guerra para robarte y tú por eso lo detestaban hasta la muerte.
Es muy jodido todo lo que vi, ella fue la causante de la quema de las tríadas, y fue la que acusó a Axum también, es la culpable de cada una de esas desgracias del pasado.
Lo vi, y mientras lo veía como siempre me pasa me fui, y ella lo noto, noto que sabia cosas, y noto que sabía que yo... que yo hice lo que hice hace mucho tiempo, por eso te escribo esta carta por si muero ya sepas porque fue.
Pido que continúes con lo que yo no pude hacer, llévate a ese arrebatador que dejo a nuestras hijas huérfanas.
Rinxay está viva y está en el reino de las hadas, está en un calabozo, ella es tu única testigo a favor que es capaz de limpie tu nombre.
Si ya no estoy te pido que le des este libro a mis hijas, me duele no estar ahí... te extraño.
Una lágrima corre por mi mejilla y tomo el libro que estaba ahí escondido.
Tengo que encontrar a las gemelas...
Y eso fue hace tres días, ahora estoy dispuesta a hacer pagar y después emprender mi búsqueda de estas dulces niñas; que ya no son tan niñas claro, cuarenta y siete son cuarenta y siete.
¿Que hago ahora? Pues uno de mis hobbies favoritos es brincar de polla en polla por diversión, por suerte anónimamente hice que le enseñaran la idea del condon a mi hermano y claro que la acepto, así que desde hace más de ciento cuarenta años follo con quien se me pegue la gana.
Jadeo mientras este tipo desconocido me aprieta del culo, si logro alcanzar el orgasmo va a ser un milagro porque no tiene el tamaño adecuado, creo que su carita me engaño aunque se sabe mover y sabe tomarme de las caderas para hacerme jadear.
—¿Te gusta así? —gime en mi oído para luego morder mi cuello.
—Podrías hacerlo mejor... —le digo y como no llevo a mi orgasmo voy tras mi clitoris y lo masajeo, cuando por fin suelto mi ola me muevo de arriba a abajo unas veces más para luego levantarme saliéndome de él.
—¿Me dejarás así? —dice enojado.
—¿Lo dices en serio? Te corriste tres veces y no lograste hacer lo mismo conmigo, no te merecías el cuarto a sabiendas que eres muy malo follando —veo como se quita el condon e ignorándome comienza a masturbarse.
—¿Estas segura que no quieres seguir? —me pregunta haciendo movimientos con su mano.
Me tente a quedarme pero eso solo me robaría tiempo para lo que voy a hacer.
—Te diría que te llamaría de nuevo pero no me gusto y aunque seas lindo la tienes pequeña, y no eres capaz de hacerme gritar.
Salgo de su oficina y el bar aún tiene canciones a todo volumen bailo un poco mientras camino hacia fuera, cuando encuentro otra víctima sexy me fijo que tiene un gran paquete que se lo restriega a otra chica.
Cuando los ojos del tipo chocan con los míos le sonrió. Viene hacia a mi, caminando todo encantado a mis movimientos, cuando se me pega coloco mis manos en su cuello y me acerco para susurrarle.
—Si estás aquí en unas dos horas aproximadamente haremos una jodida guerra de sexo —me despego y camino hacia la salida.
Cuando estoy afuera a los adentros del bosque hay dos figuras femeninas esperándome con los brazos cruzados.
Infierno ladra con cada una de sus cabezas haciendo que retumbe el piso, ya es gigante, es inmenso diría yo, y lo amo.
Me acerco a las chicas y las abrazo.
—Madre e hija, me encantan —besó sus mejillas.
—Tia, ¿cuando dejarás ese vicio de salir todos los días a follar con hombres diferentes? —se queja Aza y yo agarro sus mejillas haciendo que su montura de lentes se descuadre.
—No te preocupes por mi azuquitar tu tía se sabe cuidar sola, mejor deberías ser más divertida y divertirte, ¿que te parece venir aquí dentro de dos horas? Te puedo presentar a caballeros que te saquen de tu soledad llamado internado señoritos de bien.
Ella es una la directora de un internado para jóvenes que se comportan como la mierda y son malditamente malcriados o siempre mente sus padres no los quieren y se deshacen de ellos.
—Deja de mal aconsejar a mi hija —dice Daniela bufando para después sonreírme —, pero deberías invitarme a mi, yo jamás te dire que no.
—¡Mamá! Que papá haya muerto no significa que serás así de libertina.
Cierto que su padre murió enfermo hace un par de años atrás.
—¿Que tiene? Tengo derecho a rehacer mi vida y creo que lo Perfecto es moviendo la cola.
—¿Y cuál es la razón de esta maravillosa llegada inesperada? —le pregunto acariciando el estómago suave de Infierno.
—Tu hermano acaba de encontrar a su mate en una manada llamada piedra de Luna —explayo los ojos y la postura sonriente se va cuando recibo la noticia.
—Joder, que felicidad... ¿como es? ¿Si se ve que serán compatibles? Que emoción —digo feliz —, ¿quien les soltó ese bombazo? ¿Mi madre cierto?
—Claro que fue tu madre, como no sabe donde te metes a estas horas pidió que buscáramos.
—Oh, por Dios tengo que visitarla, pero ahora me ocuparé —digo para luego besar sus mejillas.
—No me retrasen por favor, tengo cosas que hacer y díganle a mi madre que no se preocupe, solo jugaré un rato con polvo... de hadas —susurro al final.
—Suerte con eso... —me dice Dani y Aza frunce el entrecejo sin saber de qué habla su madre conmigo.
—Gracias, pero alguien que es inteligente y preparo un plan en tres días no creo que la necesite —me subo en el lomo de Infierno y me sostengo de su pelaje.
—Ya sabes a donde ir, amor... —le digo.
Infierno comienza a correr y joder que corre más rápido que un lobo, ya que mi hermoso bebé mide más de cuatro metros de pie y a cuatro patas mide sus tres hermosos metros.
No pude esconderlo de mi hermano o la gente de la manada capital, saben de donde viene, para mi hermano es un me lo encontré rondando en la zona hibrida, para los del pueblo es Annie la valiente arrebato al hijo de cancerbero y lo domo para volverlo suyo, para mis padres y para mi es mi mascota y fiel amigo, regalo de... el innombrable.
Analizo cada uno de los pasos del plan y estoy lista para salirme con la mía, bajo la máscara blanca y ajusto la capa con la capucha que cubre mi rostro.
Cuando llego al bosque con dicho portal la bruja que lo activara está presente, cuando hago un moviendo con la mano está abre el portal, me bajo de Infierno, pero antes de irme beso cada una de sus cabezas.
—Mami regresará pronto y promete darles una torta de miel —agitan la cola levantando una gran cantidad de polvo.
Ajustó el cinturón que posee la mochila con mi arma especial y acomodo bien el bolso con mi ataque sorpresa.
Tuve exactamente veinticuatro horas para aprenderme el mapa del castillo de las hadas, cada rincón lo memorice como si hubiera vivido ahí por mucho tiempo.
Entre al portal con rapidez y aproveché la noche para camuflarme con la oscuridad.
Al entrar lo primero que me topo es bosque, mucho campo y árboles de gran tamaño. Me escondo detrás de unos arbustos y cuando detecto a los primeros guardias saco la primera flecha y la disparo justo en su craneo, eso alerta a los demás así que soy rápida y disparo justo en ese mismo blanco a cinco más, salgo de mi escondite y las flechas regresan a mi mochila pero esta vez llenas de sangre plateada.
Humedezco mis labios y avanzó sin prisa preparando la próxima flecha llena de sangre lista para llenarse de otra persona, atravieso el bosque hasta que doy con su aldea bien construida, flores y porquerías felices adornan el lugar haciéndolo muy escandalosamente colorido, pero sino fuera de noche y todos descansarán esos tonos me hubieran dejado al descubierto.
Camino por el sendero del pueblo y todo hasta llegar a lo más alto de la montaña donde se encuentra el castillo de la reina vieja, los dos guardias que se encuentran vigilando la entrada están dormidos así que me posiciono al lado de el de la derecha con la flecha apuntando a su craneo.
—¿No crees que puedes ser despedido por dormir en el trabajo? —cuando abre sus ojos suelto la flecha que atraviesa su craneo y atraviesa el craneo de su compañero que está en el otro extremo de la entrada.
La flecha regresa a mi bolsa y tomo otra.
Me asomo y busco un punto alto donde pueda disparar sin ser vista y al parecer lo encuentro, escaló la pared clavando la flecha y termino al lado del tejado , en una cima de cinco metros de altura.
Hay puntos claves de guardias, tengo diez flechas y son once, uno me verá cuando todas regresen y alertara.
Vamos Annie... piensa carajo.
Lo tengo.
Lanzo las primeras tres flechas a los hombres que custodian la punta de la torre, y sigo con los otros tres; uno al extremo izquierdo, otro al extremo derecho y el del centro, caen con una puntería Justo en su craneo. Faltan cinco.
Disparó a veinte grados de la entrada a la derecha y a ciento sesenta grados a mi izquierda, hay tres en la entrada formado un triángulo así que disparó al de la derecha y solo me queda una... suspiro y cuando los dos que me quedan miran a su compañero en el piso me coloco en el ángulo Perfecto para que mi última flecha atraviese al de la punta y al final mate al de la izquierda.
Las flechas regresan todas a mi bolso, agarro dos y bajo la pared con rapidez para luego correr hacia el castillo.
La reina duerma en la última habitación, la habitación de la punta del castillo, casi que escaló con esas dos flechas enterrándolas en las piedras del castillo en puntos claves para ara que parezca un simple hueco formado por la vejez del lugar, al llegar a su balcón saco mis dos armas esenciales y lo más importante la cinta ya cortada y perfecta para colocar en su vieja boca.
Entro a su habitación ya que está pieza vieja no usa puertas en los balcones, las sábanas de su cama vuelan con la brisa y cuando me acerco... nada.
No hay nadie, aprieto mi arma pero no es caso medido cuando la veo peinarse en su espejo.
—Hola —dice la reina de las hadas Lila —, nos volvemos a encontrar. No tenía muy claro quién podías ser pero ahora lo entiendo... Annie, defendiste la vida de tu fiel amorcito Dereck a pesar de todo el rechazo que te lanzo, aún así lo salvaste una vez.
Estiró las garras de las manos cortadas que tengo a mi posesión mientras me acerco.
—¿Donde está la daga? —la amenazo y ella se ríe.
Cuando la tengo a tan sólo diez centímetros de distancia coloco la cinta en su boca y subo mi máscara para luego despegarla un poco.
—¿A quien salve o no, no es tu puto problema, a quien joda o no tampoco lo es... pero en este caso si es tu problema porque te jodere a ti y que hermosa casualidad que lo verás —ladeó su cabeza casi como si la fuera a romper y la amenazo otra vez —, ¿donde esta la daga?
No sé a qué carajos se refiere con salvar, lo único que recuerdo fue ver cómo follaba en plena orgia y como le estrellaba una botella a ella en la cabeza, no sé si por celos o por rabia, o quizás las dos, todo lo demás está borroso.
—Eres una perra... jamás se te va a quitar lo de esclava —le entierro la garra en el cuello sacando sangre —, déjame o gritaré.
—No gritarás si te corto el cuello de una vez... ahora ¿donde está la daga? —voy enterrando más profundo la garra.
—En este cajón —dice abriendo el cajon para sacarla con rapidez e intentar apuñalarme con ella, esquivo el ataque y jalo su cabeza hacia atrás exponiendo su cuello y haciendo que le duela por la reciente herida.
Haciendo que tire la daga al piso y me apuñale con sus uñas en las muñecas pero gracias a mi ropa de cuero grueso no las puede perforar.
Levantó su cabeza para que se mire en el espejo, aseguró la cinta en su boca y antes de que se le ocurra gritar o más bien hacer un alto ruido ya que la cinta tapa su boca con firmeza.
—Respuesta equivocada —araño su estómago con las filosas uñas de la mano cortada de un vampiro, lo hago una y otra vez hasta sacarle lo que tiene dentro.
Sus ojos me miraban con desespero pero no dejaba de arañar una y otra vez, tanto que simplemente todo sus ojos indicando su muerte, la solté al piso y seguí arañando una y otra vez y con esa sangre dorada me complací escribiendo en el espejo.
"Larga vida al rey Sadock"
Inculpar a los vampiros, un truco bien preparado.
Tomo la daga y la guardo en mi bolso.
Bajo mi máscara que está sucia de sangre al paso, guardo las garras de vampiro en mi bolso y me dispongo a bajar por la pared hasta llegar a otra habitación.
Esta es más fácil ya que el hombre se encuentra durmiendo plácidamente en su cama. Con las mismas garras lo vuelvo mierda, salgo de su habitación y con cautela corro por los pasillos de manera silenciosa, bajo hasta la última planta donde hay dos guardias custodiando el piso subterráneo.
Les disparó a los dos y entró con cautela.
Preparo mis flechas y esta vez la cosa se vuelve caótica cuando más y más cuadras aparecen, no dejo se llenarme de sangre plateada al paso que voy no quedará nadie de este reino.
Y al final del calabozo, se encuentra la persona que he venido a salvar, con esas mismas garras rompo los barrotes.
Rinxay me mira asustada y sorprendida a la vez, pero cuando me levanto la máscara la lagrimas salen de sus ojos.
—Vamos, te llevaré a casa —le digo.
Me bajo la máscara y la tomo de la muñeca ensuciándola de sangre plateada, corremos con el sendero de muertos hasta salir del castillo, por suerte los empleados duermen y no tengo necesidad de hacer algo más allá de mis límites por no dejar rastros.
Atravieso el pueblo y el bosque con Rinxay y cuando saltamos el portal que llegamos a la manada capital un suspiro de alivio recorre mi cuerpo.
La bruja cierra el portal y yo me deshago de toda la ropa que cargo encima.
—Oh, Annie, te extrañe —me abraza y yo se lo devuelvo.
—No tenia ni idea de donde estabas, si lo hubiera sabido hace mucho tiempo te hubiera rescatado —le digo para luego despegarme de su abrazo.
—Dime que puedo hacer por ti en modo de agradecimiento —le coloque las manos en sus hombros.
Está más pálida y flacucha, casi en los huesos y eso cala a mi corazón.
—Contar la verdad, tú eres la única testigo que tengo —ella frunce el entrecejo —, te tengo que contar muchas cosas y con lo que tú sabes creo que serás la llave a mi inocencia.
—No es necesario que me cuentes nada, lo sé todo, Lila iba todos los días a mi calabozo para reírse en mi cara y contarme todo lo que fue de su plan, yo no debía estar en la mitad, ya que como guardiana jodia sus planes de volverse la mujer más poderosa teniendo en su mano la nación del aquelarre y el inframundo con sus portales. Pero el plan con el aquelarre fallo y luego tú le jodiste el camino hacia la muerte de Dereck... —enmudezco al escuchar que ella sabe mucho más de lo que pensé —, sí, sé que lo salvaste.
—¿Y por qué no te mato en todo este tiempo? —Rinxay aprieta sus labios.
—Digamos que no tenía a quien contarles sus planes macabros y yo solo la escuchaba para evitar mi muerte.
—¿Estas segura? ¿No hubo algo más? —ella agacha la cabeza y asiente.
—Prométeme que no se lo dirás a nadie —asiento con la cabeza y ella procede a hablar —, cada que se aburría hacia que... hacia que tuviera una orgia con sus guardias y a veces ella se unía, era asqueroso como lo hacía por obligación —sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas —, ¿sabes? No es lo mismo hacerlo en el reino de Erodys por gusto que a la fuerza.
La abrazo más fuerte, la llevo conmigo hasta un café de la manada, ahí hablamos un poco y se desahogo conmigo, comió y me agradeció porque según no había comido bien desde que la secuestraron.
Y cuando estuvo lista le di el último abrazo para levar el reloj y dejarla pasar a su hogar.
Solo cuando la vi desaparecer por las escaleras fue que cerré el pasadizo y salí de ahí para montar a Infierno y largarme a ese bar que dejé a medias.
No busco su perdón o su amor, no lo quiero cerca porque no fue capaz de creerme, ahora soy otra yo que solo busca limpiar su nombre y vivir en paz, si pude vivir cien años —que es lo promedio de una vida humana —pensando que mi pareja había muerto o que no tenia, pues podré vivir toda mi vida licántropo sin él.
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Att: Eliana Batista❤️