MOTORSPORT

By Diana_skk

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Se rumorea que una figura del mundo clandestino de Yokohama está organizando un concurso. El corredor calleje... More

✦ MOTORSPORT
1. Bienvenido a Mayonaka
2. Daifuku de albaricoque
3. Escúchame, idiota
4. Estás en chándal y pantuflas
5. Phantom
6. Responsabilidad
7. ¿No tienes frío?
8. De vuelta al juego
9. Personas a las que salvar
11. Hermanos
12. Ultimátum
13. Chispas
14. Es bueno verte
15. Bajo control
16. Ojos en mí
17. Nivel de comprensión
18. Latigazo
19. Deseo de muerte
20. Respirar
21. El resultado
22. Solo una niña
23. Catarsis Parte 1

10. Perdóname

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By Diana_skk

tw: Pensamientos autocríticos severos

cw: Consumo explícito de alcohol

Rec. de la autora: hay un '#' donde deberías empezar a reproducir 'Hopeless' de EMMX

Dazai se siente como una mierda.

Pero él sabía que esto iba a suceder. Solo que no tan pronto.

—Tienen tres horas para completar este examen. Por favor, solo usen calculadoras TI. Teléfonos y cualquier otra tecnología lejos, el agua está permitida, pueden empezar.

Más de cien papeles se voltean a la vez.

Estás solo, Dazai.

No tienes a nadie que te necesite.

Chuuya no fue tan fácil como los otros del pasado de Dazai. Pero eso es parte de lo que lo hizo tan infernalmente divertido.

Dazai está sentado cerca de la mesa de su profesora, un poco alejado de todos los demás. Ella camina hacia él, mirándolo amablemente mientras se acerca.

Se pone nervioso de todos modos.

Ella es joven para su profesión. De unos treinta años, diría él, con un cabello largo castaño oscuro y unos ojos muy brillantes, de esos que caracterizan a las personas inteligentes. La mayoría de sus compañeros la adoran. Él mismo es bastante imparcial, pero es mejor estar con ella que con sus otros profesores, si eso dice algo.

—Hola, Dazai —susurra.

—Nobuko-sensei —saluda él con una sonrisa que sabe que es encantadora, inclinando la cabeza para hacer la reverencia que no puede hacerle porque está sentado.

No tienes a nadie que te necesite.

Su pierna quiere rebotar, pero la mantiene a raya. Siente los ojos cansados.

—De acuerdo con sus adaptaciones, tienen un cien por cien de tiempo extra en este examen, pero siéntete libre de irte cuando hayas terminado. Y entiendo lo de los problemas de boca seca, así que, como hemos hablado antes, puedes ir por más agua cuando lo necesites. Solo deja tu teléfono.

—Gracias —susurra él, sonriéndole rotundamente.

—Solo respira —termina ella con una sonrisa suave, golpeando su escritorio con un dedo antes de envolver su saco alrededor de su pequeña figura y sentarse junto a su mesa.

Es raro encontrar un maestro o profesor que no haga que las adaptaciones para el aprendizaje se sientan como un obstáculo absoluto. Eso nunca ayuda, y a Dazai siempre le ha hecho gracia que los profesores solo aumenten la ansiedad que un plan 504 debería aliviar. Es irónico.

No tienes a nadie que te necesite.

Dazai respira despacio, hace rodar sus omóplatos y cruje su cuello mientras le da la vuelta al paquete y lee primero el último problema de su examen final de álgebra lineal.

...

Oh, interesante.

Coloca la punta de su lápiz graficador sobre el papel, pensando un segundo antes de empezar a responder a la pregunta de ensayo sobre los vectores propios.

A Dazai, los exámenes le preocupan menos por el contenido que por la resistencia que necesitará para completar cada pregunta con el cerebro alerta.

Pero ahora mismo, le importa más terminar con esto que hacerlo bien. Está demasiado cansado para que se preocupe más.

No tienes a nadie que te necesite.

Esto va a ser un fastidio.

▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄

Chuuya se siente como una mierda.

—Pareces más enojado de lo normal —menciona Shirase.

—Dormí como una mierda- YUAN, no me toques, joder.

—En realidad eres tan malo. ¡Literalmente solo estaba caminando por aquí! —Yuan se queja.

Dos noches en la caravana después de haber sido mimado con una cama bonita durante un mes te arruinarán. Probado y comprobado por el señor Nakahara Chuuya, su espalda está jodida, su humor está jodido, todo excepto él ha sido jodido...

Las dos noches allí, se despertó cada hora más o menos para quitarse las sábanas de encima. Su piel se erizaba. No lo dejaba dormir la idea de que apareciera otra cucaracha.

Ese tipo de cosas ocurrían mucho menos en el apartamento de Dazai, donde estaba demasiado alto para que cualquier insecto llegara allí con demasiada facilidad, y ambos limpiaban con la frecuencia suficiente para aliviar a Chuuya de su aprensión.

Pero incluso entonces, seguía ocurriendo a lo largo del día: la sensación de esa... cosa. Arrastrándose por algún sitio. Por cualquier sitio. En su cuerpo.

Y ahora confunde incluso el cabello que roza su cuello con pequeñas piernas, así que ahora lleva el lado largo de su mechón atado en el mismo moño que va debajo de su casco cuando corre.

Chuuya hace girar sus omóplatos y cruje su cuello, y se dirige a la parte de atrás para su hora de almuerzo.

Traga saliva, pone una expresión tranquila en su rostro y llama por FaceTime a Yoko, ella hoy debería estar en casa para estar con su abuelo. Ella le envió un mensaje de texto antes, haciéndole saber que tenía algo que decirle.

Se queda en sus pensamientos mientras espera a que conteste.

Chuuya ha pasado toda la mañana temiendo el turno de esta noche en la armería.

El domingo estuvo completamente sin Dazai, y ese fue el primer día así en mucho tiempo. A Chuuya le encantaría decir que se divirtió, pero no lo hizo. No podía, sin saber lo que Dazai, Yosano, Ranpo o Akutagawa sentían por él.

Se supone que no debería importar quién lo odiara. Este no es el estado en el que Chuuya imaginó que estaría al comienzo del tercer mes de la oferta de Gatsby. Pero las cosas cambiaron, y ahora sí importa quién lo odia. Tras el incidente de la fiesta, Chuuya ya no puede negar que no consiguió mantener a raya su afecto por el personal de la armería.

Respira hondo.

Ponle orden a tu mierda.

Yoko contesta. Chuuya sonríe al ver su cara familiar, y parte de su estrés se disipa solo con eso.

—Comment ça va, ma petite coccinelle? —pregunta, manteniendo la voz baja para conservar su intimidad antes de que la maldita de Yuan vuelva a acercarse sigilosamente.

—Uh... Ça va bien. Et toi?

Chuuya sonríe, aunque sabe que ella le miente cuando le dice que le va bien. Que está bien.

Yoko no está bien. ¿Qué niña de doce años estaría bien estando sola durante meses? ¿Qué niña de doce años estaría bien después de que su única semblanza de un padre solo se levantara y se fuera? 

Pero Yoko es como Chuuya. Quejarse está prohibido para ellos.

Chuuya ha intentado que solo hable de tonterías. Ella nunca lo hace.

—Je suis fatigué. Mais, je vais bien —responde, hablando un poco más despacio de lo normal y enunciando cada palabra, en lugar de dejar que se mezclen. Es como hablar en letra de imprenta y no en cursiva.

—Je comprends —dice Yoko.

—Buena chica —elogia—. ¿De qué querías hablar?

—Eh...

Chuuya traga saliva, su sonrisa tiembla un poco mientras observa su cara.

Ella solía ser una pequeña fiera antes de que su abuelo enfermara. Ahora ella es más... tranquila. Reservada.

Hay mérito en estar enojada.

Ser tan suave es simplemente... anti-Nakahara. Él la crio para que reconociera su potencial, y para que luchara por su puesto en la mesa.

No es que ya no tenga fe en ella porque su personalidad haya cambiado tan intensamente. Solo le preocupa que caiga en un pozo de desesperanza y que le cueste mucho salir de allí.

Ve a Dazai tambaleándose en el mismo borde que ella, ahora que lo piensa.

Dazai.

Dazai... Yo...

—Albatross pasó por aquí.

¿Qué?

¿Qué?

—¿Qué?

Albatross... nadie en ese grupo ha estado en la vida de los hermanos desde hace un par de años.

—Vino con un poco de comida —se apresura a decir Yoko—. Y habló conmigo. Le dije dónde estabas.

Chuuya se queda sin palabras. ¿Por qué demonios a Albatross se le ocurrió pasarse por allí?

—Qu....¿Cómo está? —pregunta Chuuya.

—Se ve... ¿mayor? —Yoko lo intenta—. Todavía está cuidando a Doc.

Doc. Que Doc enfermara fue lo que los separó a todos en primer lugar. Eso fue doloroso.

Chuuya niega con la cabeza mientras los recuerdos comienzan a inundarlo. Los recuerdos de los pocos amigos que tuvo en su adolescencia están tan arrinconados en su cerebro que ya casi no le vienen a la mente. Fue después de ellos cuando juró no volver a preocuparse por otras personas, pero... Mayonaka realmente no le dio ninguna opción.

Se sienta allí, recordando las incontables horas de la noche en que se sentó sin camiseta frente a Albatross cuando tenía quince o dieciséis años, los dos hablando de la mierda más aleatoria mientras él tatuaba la espalda de Chuuya.

... Buenos tiempos.

—¿Eso es todo? —pregunta Chuuya en voz baja.

—Um. Quiere venir con más frecuencia. Dijo que era para que no tenga que cocinar para mí todo el tiempo, y esas cosas. Pensé que... tal vez ayudaría porque se preocupa mucho por mí, pero no quiero molestarlo. Pero si viniera, podrías visitarme menos.

Chuuya no tiene palabras.

No tiene palabras.

Está agradecido, pero qué carajo... hay mucho que abordar...

—A mí me gusta ir —Chuuya asiente, reconociendo eso primero—. Eres mi hermanita. Tengo que ir a ver como estás yo mismo.

—Pero estás muy ocupado.

Es verdad.

Eso es verdad.

Ha movido hilos en el trabajo varias veces en las tres o cuatro visitas a casa que ha hecho durante su estancia en Yokohama. Tampoco le pareció bien ir a Dazai la única vez que estuvo allí después de mudarse, por la forma en que se deshizo de las tareas que había hecho en el apartamento.

Es un viaje costoso, entre la gasolina y el juego de neumáticos en los que invirtió para no romper las ruedas en su derrape, las cuales ya tiene que cambiar con frecuencia.

Chuuya traga saliva.

—Solo quería preguntarte.

—Hiciste lo correcto —tranquiliza Chuuya, asintiendo—. Supongo que depende de ti. ¿Estás cómoda con él?

—Sí —asiente Yoko.

Chuuya asiente junto a ella. Es claro que estaría cómoda. Su amigo estuvo mucho con ella cuando tenía... entre cuatro y diez años.

—Eh... Sí, entonces. Sí, por supuesto. Claro que sí. Si él te ayuda, entonces bueno. No me gusta que estés sola. Solo mándame un mensaje con su número cuando puedas. No sé si ha cambiado.

—De acuerdo. ... Yah, onii-san.

—Mm.

—Estás triste —observa Yoko.

Chuuya sonríe suavemente. Yoko es una niña perspicaz, y lleva su sangre. No podría esconderse de ella aunque lo intentara.

—Simplemente te extraño —murmura, mirando al suelo mientras apoya el teléfono en la estantería frente a la que está sentado.

Suspira, presionando el pulgar y el puntero en las esquinas interiores de sus ojos.

—¿Sucedió algo? —pregunta Yoko.

Chuuya se muerde el labio.

La imagen del rostro cálido y sonriente de Dazai se cruza por su mente. Los hoyuelos, los mechones esponjosos y oscuros que se rizan un poco en las puntas, esos labios carnosos de un rosa intenso, esa ligera mancha de pecas sobre el puente de su fuerte nariz, y esos ojos suaves de color moca, todo incluido. No se escatimó ni un solo detalle, porque Chuuya ya tiene memorizados todos sus rasgos.

Esa imagen... Chuuya lastimó eso.

Y puede que Dazai sea un imbécil en ocasiones, pero también es jodidamente amable, y no se merecía la mierda que Chuuya le dio.

¿Debería decírselo a Yoko?

Él no quiere.

Pero a Chuuya no se le debe el lujo de huir de sus defectos.

...

—Yo... eh. Me equivoqué —admite finalmente, raspando sus dientes en su labio inferior mientras mira por la puerta para ver a Yuan molestando a Shirase.

—¿Cómo?

—No te lo dije. Pero me mudé con un chico en lugar de quedarme en el motel. Nosotros, eh...

No quiere decirlo. Pero tiene que hacerlo.

—Pasamos mucho tiempo juntos.

—Oh. ¿Es como un amigo?

...

Esa... esa no es la palabra correcta. Amigos son personas como Akutagawa, Ranpo... Yosano. Es un placer estar con ellos, pero...

Su ceño se frunce.

Dazai era diferente. Era diferente con él.

Era más magnético con él.

Pero todo terminó ahora, y eso es culpa de Chuuya.

—¿Supongo que lo era? —Chuuya lo intenta de todos modos—. Pero yo... realmente herí sus sentimientos... la otra noche.

—Oh.

Chuuya ve por el rabillo del ojo cómo los labios se Yoko se cierran mientras lo mira. No se atreve a mirar la imagen de ella en su teléfono.

Chuuya no puede, no cuando se esfuerza tanto por ser el hermano perfecto, por mantener sus defectos lejos de ella.

Pero ha perdido el derecho a fingir que es una buena persona solo para impresionar a Yoko.

—¿Cómo es tu amigo? —pregunta Yoko.

No era un amigo, no SOLO un amigo...¿era siquiera un amigo? Qué demonios...

Chuuya sopla aire a través de sus labios.

Dazai es una gran pieza de trabajo, eso es lo que es. Ocupa demasiado espacio en su cerebro.

—Uh, es un buen conductor —asiente Chuuya—. Tiene un estilo diferente al mío. Pero es realmente bueno. Trata el negro como yo trato el rojo. Es universitario, estudia ciencias de la computación y matemáticas.

—Whoa, es inteligente.

—Sí, es bastante inteligente —murmura Chuuya, entrecerrando los ojos mientras lo piensa—. De hecho podría ser la persona más inteligente que conozco.

—¿Más inteligente que tú?

—Nahhh —balbucea, sonriéndole suavemente.

—¿Entonces? —pregunta Yoko.

—Tal vez tan inteligente como yo —dice Chuuya con un guiño.

Chuuya es consciente de que Dazai posee ciertas cualidades de genio que aún no ha visto. Tiene ese aire, y no es ninguna novedad que Dazai es un misterio. Chuuya no conoce los límites de sus capacidades intelectuales.

Sin embargo, dejando eso de lado, Chuuya no se debilitará contra Dazai. Nunca.

Dazai no es más inteligente que Chuuya, solo es inteligente de maneras diferentes.

Dazai es más analítico. Estratégico. Piensa por adelantado, y manipula las situaciones de la manera que quiere que vayan. Su cerebro se mueve en avance rápido mientras el mundo se mueve en tiempo real. Es más calculador que Chuuya.

Por otro lado, Chuuya no pierde el tiempo pensando tanto. Toma decisiones rápidas, y puede permitírselo, porque confía en que se le ocurrirán soluciones a tiempo si alguna vez algo sale mal. Es más adaptable que Dazai.

—Es gigante —continúa Chuuya—. ¿Cuánto mides ahora, niña? ¿Metro y veinte centímetros? ¿Metro y medio...

—Un metro y 34 centímetros. Gracias por recordármelo.

Chuuya se ríe.

—Sí, bueno, adivina cuánto mide él.

—Amm....un metro con...setenta.

—Un metro ochenta y cinco.

Yoko esboza una sonrisa, de esas que tienen los niños porque todavía se dejan impresionar así de fácil, revelando los últimos dientes de adulto que le están saliendo en la hilera inferior.

—Él es realmente aterrador.

—No, no lo es. No si lo conoces de verdad —informa Chuuya, negando con la cabeza mientras intenta no sonreír.

No sabe por qué quiere sonreír.

—Hmm... ¿es guapo?

Chuuya jadea.

—¡Yoko!

Demasiado joven para siquiera pensar en...

—¿Qué? Es una pregunta genuina, ¿de acuerdo? —exclama ella, levantando las manos.

Chuuya hace un gesto de fingida decepción.

Esta niña.

En el fondo de su cabeza, Chuuya está bastante agradecido de que ella sienta que puede hablar tan cómodamente con él.

Solo se ríe, cerrando los ojos con fuerza porque no quiere responder a eso. Bueno, una parte de él sí, otra parte no...

—Uh, es bastante guapo —cede—. Lindo y tiern...

Chuuya no llamaría a Dazai muy tierno

Pero entonces se acuerda de las plantas, y de los hoyuelos que aparecen con esa bonita sonrisa suya.

—Sí, es tierno.

—Esto es injusto. ¿Dónde están mis chicos guapos de metro ochenta?

Chuuya suelta una carcajada al pensar en Yoko de pie junto a Dazai, estallando en más carcajadas al darse cuenta de que tienen suerte si los hombros de ella llegan siquiera a las caderas de él, maldita sea, es pequeña...

—Tienes doce años, hermana... cálmate...

—No. Tú, sin embargo. Deberías SALIR con él-

Chuuya chasquea repetidamente, negando con la cabeza.

—No.

Yoko le frunce el ceño melodramáticamente. Es una expresión graciosa.

Sus ojos de diferentes colores son tan bonitos. Marrón a la izquierda, azul a la derecha. Chuuya está orgulloso de ser su hermano.

—¿Es amable?

La cara de Chuuya se queda quieta. Tiene que pensárselo.

—No es tan amable todo el tiempo, y no lo es con todo el mundo —decide—. Pero cuando es amable... te preguntarás si hay alguien más agradable.

—Entonces es amable contigo, ¿no?

Respira lentamente. No es una pregunta fácil de responder.

Pero Dazai hizo mucho por él.

—... Lo fue —susurra.

Tiene que darle a Dazai el crédito que se merece. Es una mierdecilla, pero una que se tomó el bienestar de Chuuya increíblemente en serio.

De hecho... Chuuya no cree haber escuchado nunca a Dazai decir que odiaba a Chuuya. No de la forma en que Chuuya insistía en que odiaba a Dazai.

Chuuya...

Chuuya estaba tan atrapado en odiar a Dazai que se olvidó de prestarle atención a lo que Dazai realmente sentía por él.

Él realmente nunca actuó como si odiara a Chuuya.

Maldita sea.

Ahora que está pensando en ello, ni siquiera puede imaginar cómo debe ser cuando Dazai odia adecuadamente a alguien.

Frunce el ceño.

Le hace preguntarse si siquiera odiaba a Dazai en primer lugar.

...

Él no quería.

Al principio no importaba si realmente odiaba o no a Dazai.

Pero luego Chuuya llegó a conocerlo un poco. Y la persona que Dazai acabó siendo empujó a Chuuya a la posición más injusta en la que el universo lo había puesto nunca.

Se estaba volviendo difícil odiarlo. ¿Pero qué opción tenía Chuuya, cuando la vida parecía una decisión entre Dazai y su maldita familia?

De todos modos, no importa.

Dazai definitivamente lo odia ahora.

—Te preocupas mucho por él —murmura Yoko.

Chuuya se pone rígido.

—¿Qué te hace decir eso? —pregunta.

—No lo sé. Solo actúas como si te importara.

¿Lo hago?

Chuuya frunce el ceño.

Siempre es sincero con Yoko.

—Entonces... supongo que sí —susurra de mala gana, pensando en esa pequeña lista de tareas que tenía en la nuca para cada día.

La odiaba.

Prepárale el desayuno, porciones no demasiado grandes, o le darán náuseas.

Después de que llegues a casa del trabajo, tiende su cama para que no tenga que hacerlo él y luego refresca la casa. Límpiale el escritorio, se vuelve desordenado después de que estudia.

Al principio lo odiaba, indirectamente se sentía obligado a cuidar de Dazai.

Le gusta frotar su ropa limpia con toallitas para secadora, le da ese aroma suyo, así que hazlo si aún no está doblada.

A veces se olvida de regar las plantitas de las mesas auxiliares. Comprueba si la tierra está seca y riégalas si es así.

Pero tal vez a Chuuya no le importaba hacer esas cosas después de todo.

Cuando no eres espectacular con las palabras, tienes que encontrar otras formas de demostrar que te importa.

A veces, cuando no eres espectacular con las palabras, el hecho de que te importa se te escapa incluso a ti.

Maldita sea.

—Onii-san —llama Yoko. Hay un tono juguetón en su voz.

—M-hm.

Chuuya sabe a dónde va esto.

—Deberías salir c...

—No puedo.

Yoko se queda callada.

Chuuya cubre su rostro.

—Lo siento. No estoy enojado —sigue Chuuya suavemente. Él la interrumpió con bastante dureza.

—¿Por qué no puedes salir con él? —pregunta Yoko.

—Porque él es a quien me enfrento para ganar la oferta.

Yoko levanta las cejas.

Ahora ella se burlará de él, porque eso es lo que hacen las apestosas hermanitas...

—Espera, ¿no es tu amigo?

Chuuya mira al suelo con los ojos entrecerrados.

—¿Más o menos? Es mi rival...

¿Eso es realmente todo lo que Dazai es? ¿Solo su rival?

... Y

Sí.

Solo su rival.

—¿Y tu amigo?

Y su amigo.

Y, uh. Su compañero de casa. Ex-compañero de casa, probablemente.

Y su compañero de trabajo. Si Chuuya tiene... suerte.

Y la única persona que realmente lo conoce un poco bien.

Él es la única persona que realmente le prestó a Chuuya una buena cantidad de atención fuera de su base de fans, hasta el punto de que Chuuya sintió que su presencia era un poco deseada por Dazai.

Su corazón entra en ese estado en el que se siente tierno y quebradizo al pensarlo, y su garganta se cierra ligeramente al mismo tiempo.

La cagó. La cagó de verdad.

Dazai es el que siempre está en la cabeza de Chuuya, para bien o para mal.

El único al que Chuuya se acercó entre la multitud de Mayonaka, porque su presencia le resultaba familiar y se sentía cómodo.

... ¿Amigo?

Es la única persona a la que Chuuya pensó dos veces en besar, porque... Dazai no sería una aventura de una noche. Nunca podría ser solo una noche...

Joder.

—Es complicado.

—Deberías disculparte con él si son amigos.

Chuuya cierra la boca.

Sabe que tiene que hacerlo, pero "lo siento" no le parece suficiente. Aparte de eso, sin embargo...

—Yoko, él puede impedir que cuide de ti —dice.

Yoko se encoge de hombros.

—Aunque ahora nos las estamos arreglando.

Sí, pero no puedo... vivir así. Para siempre.

Chuuya puede aguantar mucho, pero este nivel de rutina brutal con dos trabajos (y medio) y menos de seis horas de sueño cada maldito día de la semana... lo matará.

Ella es demasiado joven para ver todos los lados de esto.

Chuuya suspira.

—Onii-san.

Levanta la vista.

—No lo entiendo.

—¿No entiendes qué, cariño?

—Él cuida de ti. ¿Cómo puede impedir que cuides de nosotros? Incluso si gana, tal vez todavía siga cuidando de ti.

Chuuya entrecierra los ojos.

—Siempre asumes lo mejor de las personas —murmura.

Se acabó. Dazai lo odia, así que incluso si la vida fuera a funcionar así, ahora no lo hará. Además, Chuuya odia la idea de depender de alguien, mucho menos de Dazai.

Él odia que ya haya dependido de Dazai, ahora, va a tener que encontrar otro lugar para vivir...

No el motel. Por favor, el motel no. Por favor, el motel no.

—Estás triste porque quieres que las cosas vayan mejor con él —dice Yoko, y a pesar de lo bromistas y obvias que parecen sus afirmaciones, escucharlas pone algo de perspectiva en el cerebro de Chuuya.

Asiente lentamente.

Dazai lo odia. Pero sí, tal vez aunque nunca vuelva a ser el mismo, a Chuuya le conformaría al menos... intentar compensarlo.

—Y además. Eres el mejor —dice Yoko, encogiéndose de hombros—. Seguirás encontrando la manera de cuidarnos aunque pierdas la oferta. Así que sigo pensando que deberías salir con é...

—Yoko, Dios mío, detente....

▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄

El cerebro de Dazai está frito.

Toma un sorbo de su botella de agua, la liberación de empujar la puerta de la sala de exámenes solo le quita el peso de encima de una pluma al salir. Solo tardó una hora más en el examen.

No estuvo tan mal, piensa. Pero Dazai siempre ha sido bastante malo prediciendo cómo le iría en un examen.

Se coloca los AirPods y pone la misma lista de reproducción de siempre. DROELOE, Kendrick Lamar, J. Cole. Un poco de AURORA.

Algo lo golpea en el momento en que está afuera.

Son las dos de la tarde y, por una vez en su vida, tiene algo de tiempo libre antes de su turno de noche en la armería.

Pero Dazai no está de humor para ir a hacer algo con eso.

Traga saliva y mira su teléfono.

Dazai Osamu

¿Estás bien?

Ninguna respuesta.

Ese mensaje es de hace más de un día.

Yosano le dijo que no debía preocuparse.

Que Chuuya fue quien cometió el error, y que Dazai tiene que establecer un límite al respecto y no "malgastar su espacio cerebral en el chico" hasta que Chuuya "sea un hombre y se disculpe".

Pero primero que nada, eso no es realmente una opción. No cuando la ropa de Chuuya yace en la residencia que comparten, y su húmedo aroma perdura en el aire del apartamento de Dazai.

Y en segundo lugar, Dazai puede sobrevivir sin una disculpa. Es un hombre hecho y derecho, un adulto maduro, responsable y sensato criado en las calles. No va a ponerse a llorar porque alguien le haya dicho algo un poco malo.

Es la misma mierda con Mori. Está acostumbrado.

Eso es lo que Dazai se dice a sí mismo.

Así es como son las cosas con él. Las palabras que Dazai le hizo decir a Chuuya no eran nada que él no hubiera escuchado antes.

Y no se refiere solo a lo que le dijeron de que nadie lo necesitaba.

Sabe que nadie lo necesita. En realidad, no.

Lo recuerda cada maldita vez que conduce y mira a un lado de la carretera, enfrentándose a la ligera tentación que tiene de solo... desviarse. Ir a ver a su viejo.

Sin embargo, sabe que no lo hará, y Dazai tiene sus razones para ello.

También sabía que el resto de esa conversación sucedería. Todo ese calvario de decirle que se detenga con sus bromas, porque Chuuya no lo quiere en ese sentido.

Esperaba tener un poco más de tiempo antes de que pasara. De esa manera, él tendría un poco de control sobre la situación (de hecho, él sería el que cerraría las cosas antes de que se pusieran demasiado serias) pero ahora todo está arruinado, y Dazai ni siquiera llegó a besarlo.

... Hm.

Qué pena.

Suspira y comienza a caminar hacia su Supra mientras las palabras de Chuuya golpean una y otra vez contra el borde de su cráneo.

Estás solo, Dazai.

No tienes a nadie que te necesite.

Sabe que nadie lo necesita.

Pero tal vez Chuuya no lo necesitaba para quererlo...

¿A quién engaña Dazai?

¿Por qué Chuuya lo querría?

No significa que Chuuya se preocupe por Dazai solo porque son compañeros de trabajo, compañeros de casa, y el archienemigo del otro.

No significa que Chuuya se preocupe por él solo porque sea una de las tres personas, en el mejor de los casos, que ha visto a Dazai quitarse la capa de "felicidad", aunque solo sea un poco.

No se preocupa por Dazai solo porque le prepara un desayuno caliente cada vez que se levanta antes que él.

No es que se preocupe por Dazai, aunque le tienda la cama todos los días.

A Chuuya no le importa Dazai a pesar de que le devolvió el abrazo tan fuerte después de la última carrera de Gatsby.

Sabe que Chuuya no tiene ni una maldita razón para quedarse a su lado. Nunca la tendrá, haga lo que haga Dazai, porque, al fin y al cabo, Dazai es solo un pedazo de mierda que todos tiran a la acera cuando terminan con él.

Frunce el ceño, suspirando por la nariz mientras el motor ruge al encenderse, debatiendo si debería o no dar un paseo en auto para despejar la mente, o algo así.

Dazai le frunce el ceño al volante, preguntándose por qué demonios se plantea la cuestión de si debería o no.

Le gusta conducir. Le encanta. Es bueno en eso. Por supuesto que debería ir a dar un paseo en auto.

—Solo conduces porque la gente te dijo que es lo que debes hacer. Pero no creo que te hubieras dedicado a esto si no fueras el hijo de Tsushima —había dicho Chuuya, hace tanto tiempo.

El hecho de que sea una pregunta, el hecho de que Dazai no tenga ganas de salir a dar un paseo en auto ahora mismo, de tratar la buena y vieja terapia del acelerador como el mecanismo de afrontamiento que solía ser, lo hace sentir culpable, casi.

Bueno, no. Debería sentirse culpable, porque es una leyenda de la calle: el único McQueen. Conducir es su legado. Su reputación implica que no tiene mayor pasión que la que siente por la carretera; que dejaría todo lo que estaba haciendo por la oportunidad de conducir siquiera cinco minutos.

Y durante un tiempo, las cosas fueron exactamente así.

Pero a Dazai ya no le importa.

Y eso lo convierte en un fraude.

Se burla cuando comienza a regresar al departamento después de todo, porque está cansado y no quiere hacer nada.

Tal vez Chuuya tenga razón. 

▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄

—Chuuya, tómate un descanso por hoy.

Es como si un globo tan lleno de agua que amenazaba con romperse hubiera sido finalmente atravesado por una bala.

Es una bala de cañón en el pecho, la forma en que Yosano dice eso.

—Akiko-

—Cállate, Ranpo.

—Yosano-

—Dazai, no quiero escuchar-

—Me iré —anuncia Chuuya, pasando su lengua por sus dientes superiores mientras gira sobre sus talones, asintiendo para sí mismo. Está bien, supuso que algo así pasaría.

Siente la garganta en carne viva. Intenta tragar y se da cuenta de que le duele.

Está bien.

—Chuuya —llama Dazai.

Chuuya se congela.

Dazai no parece enojado. Debería, pero no lo hace, y una combinación de alivio y culpa empujan a Chuuya al suelo desde ambos hombros por ello.

Se siente tan cerca de las lágrimas... es estúpido.

Déjate de tonterías.

Chuuya desearía que él y Dazai pudieran pasar el rato como de costumbre. Demonios, Chuuya está empezando a desear haber besado a Dazai esa noche, porque tal vez entonces las cosas serían diferentes y no habría dicho toda esa mierda.

Está descubriendo que puede vivir con el odio de Yosano y la aparente incomodidad de Ranpo al reconocerlo. Pero Dazai... Yoko tenía razón en que él quería que las cosas fueran mejor entre ellos.

Chuuya desearía poder volver el tiempo atrás. Joder, quiere retroceder todo el camino hasta cuando tenía nueve años, así podría salvar a sus padres, incluso si eso significara que no lograría salir del fuego. Pero si lo hiciera, las cosas serían diferentes, Chuuya sería diferente, tal vez no estaría tan mal de la cabeza y no sería un imbécil todo el tiempo...

Déjate de tonterías.

Solo quiere que se diviertan como siempre, que se insulten y que vuelvan a leer la mente del otro todo el tiempo, maldita sea.

Sí. Tú destruiste eso, idiota.

Comienza a alejarse.

Chuuya odia, odia, decir esto. No quiere hacerlo, porque se siente como si estuviera perdiendo de alguna manera; perdiendo el control de sí mismo y de su vida, perdiendo ante Dazai porque todo su engatusamiento y coqueteo... Chuuya no quiere decirlo (a la mierda) funcionó.

Era tu amigo... no, no lo reduzcas a eso, sabes exactamente lo que podría haber sido...

Chuuya es testarudo, y la misma voz en su cabeza que le dijo durante años que se deje de tonterías lo sabe. Y ahora le está diciendo una vez más que Se deje. De malditas. Tonterías.

SOLO DILO, COBARDE.

La voz está más enojada que de costumbre. Anhela algo, es toda una bola de sentimientos, es algo que Chuuya no puede encadenar en su interior y apartar ahora mismo. Es apasionada, una bola de fuego al rojo vivo...

DILO.

Bueno, de acuerdo.

Chuuya sabe que él y Dazai eran... ambos. Mutuamente conscientes.

De a dónde iba esta mierda.

Ninguno de los dos es tonto, pero maldita sea, a ambos les encanta hacerse los imbéciles.

Dazai no estaba tratando de ser solo un amigo.

Se estaba abriendo camino en la vida de Chuuya, poco a poco, desmoronando lentamente las paredes cada vez que lo ayudaba.

Se estaba convirtiendo en algo más.

Eso es. Maldito idiota. Siempre con la cabeza alta.

Resopla para sí mientras se pierde de vista, sin girarse a mirar a Dazai.

Chuuya se acomoda en Arahabaki, sin esperar más que un segundo antes de ponerse en marcha por la derecha del camino, alejándose de la armería y de la entrada al lote de Mayonaka, que está a la izquierda del taller.

Él todavía va a terminar alojándose en el lote por un tiempo. Solo está tomando el camino más largo, porque no quiere que Yosano lo vea entrometiéndose como el pedazo de mierda que es.

Se siente un poco mareado en el camino, la fatiga y esta sensación general de sentirse una basura finalmente lo alcanzan.

Chuuya conduce despacio mientras da vueltas, terminando en esa carretera detrás de la ciudad.

Solo está cansado, cansado de sentirse una basura.

Mira a su izquierda, donde la grava se mezcla con una extensión ligeramente montañosa cubierta de hierba alta y muerta. No se extiende mucho antes de desembocar en el océano, en el que se refleja la luz de la luna desde tan lejos.

Chuuya suspira y gira a la derecha en la bifurcación.

Conduce hasta el estacionamiento, que todavía está bastante vacío porque es demasiado temprano para las actividades del club.

Chuuya se detiene frente a la caravana, entra en ella y se dirige directamente a la mini nevera. Se arrodilla.

En el estante inferior hay un montón de bebidas de repuesto.

Un montón de cerveza barata y algo de tequila en el fondo.

A la mierda.

Chuuya extiende la mano, rodea el cuello de la botella de cristal y la saca con cuidado, para no tirar las botellas de cerveza.

A la mierda.

La tapa está bastante apretada, pero él quiere ese maldito trago, así que Chuuya abraza la botella fría contra su pecho y usa su camiseta como agarre para arrancar la tapa.

Solo el aroma del tequila hace que su nariz se arrugue y que sus fosas nasales piquen, y traga saliva mientras se prepara para la quemadura.

Jura que ya puede saborearlo.

Chuuya se plantea buscar algo de sal, pero...

A la mierda.

Se levanta y se apoya en la encimera de la cocina, con una mano agarrando el borde mientras con la otra se acerca la punta de la botella a los labios.

A la mierda.

Echa la cabeza hacia atrás y deja que esa mierda caiga en su boca, estremeciéndose ante el sabor agridulce que cubre su lengua.

Después de varios tragos, Chuuya retira la botella y cierra la boca, inclinando la cabeza hacia abajo mientras frunce el ceño y traga.

Auch.

Quema. Desafía la temperatura de la botella que tiene en la mano, es como si hubiera metido el líquido en el microondas de antemano.

Sin sal, sin limón...

Oh mierda, mierda, mierda, mierda-

Chuuya tose mientras deja la botella en el suelo, aspirando mientras el dolor empieza a disminuir ante el golpe de energía. Un escalofrío recorre su cuerpo, vuelve a enroscar la tapa en el tequila y se inclina para meterlo en la nevera.

De paso, toma una botella de cerveza y sale con cuidado de la caravana, gimiendo suavemente mientras la última quemadura tarda en desaparecer.

Se sube directamente de vuelta a Arahabaki.

Esto es estúpido, pero Chuuya es un buen conductor.

Rebusca con su mano en el bolsillo de su chaqueta de cuero, la cual yace escopeteada con su casco, y saca de allí su navaja.

A la mierda.

Chuuya baja la ventanilla con un suspiro y saca las manos. Alinea con cuidado el cuello de la botella de cerveza con el lado desafilado de la navaja, y quita la tapa con un rápido movimiento.

Y luego da un par de tragos mientras vuelve a subir la ventanilla y conduce hasta la pista en el extremo opuesto de Mayonaka.

Conduce despacio. A cuarenta por hora en cuarta, con la mano abandonando la palanca de cambios con empuñadura de katana para beber más sorbos de cerveza.

Sus pensamientos se ahogan a medida que ese placer llena el dolor vacío de su cuello, y Chuuya solo se relaja, por una vez, mientras se asienta en la pista.

Oh, ya viene una curva.

Mm...

Debería empezar a tomar la curva ahora. Hay un árbol justo más allá.

Debería haber girado hace dos pies.

Oh...

Realmente debería girar.

Chuuya. Gira.

Chuuya se despierta sobresaltado, dando un volantazo brusco al esquivar por los pelos el árbol al borde de la pista.

Se lame los labios con una pequeña sonrisa mientras se endereza, ganando de nuevo el control sobre Arahabaki.

Eso estuvo cerca.

Chuuya suspira y acelera para la recta que tiene por delante.

Conducir es jodidamente increíble, todo el mundo debería conducir...

Se siente un poco ingrávido ya que sus órganos se retraen ligeramente. Es agradable.

Otra curva.

Chuuya baja un par de cambios mientras cambia sutilmente el ángulo de su auto a la derecha.

Va a derrapar.

Y así lo hace, suave y lento y ancho y poco profundo.

Es un derrape de mierda, apenas un derrape, nada que ver con cualquier derrape que Chuuya haya visto hacer a Dazai...

Oh, Dazai.

Lo siento.

Chuuya piensa que podría llorar. Aprieta los ojos por un segundo mientras avanza por la vía.

Conduce más allá del desvío a la izquierda. Hay más camino aquí, parece que se supone que se debe conducir por él...solo es un camino bonito.

Arruga la frente. Se supone que no debe conducir por aquí. Sin embargo, olvidó por qué.

Chuuya reduce la velocidad significativamente, conduciendo unas cinco millas por hora en el mejor de los casos en primera.

Chuuya... Chuuya, no conduzcas aquí...

Toma otro trago de su...

Thud thud thud.

Chuuya pisa el freno. #

Se queda mirando al frente, con los labios flojos.

Otro par de golpecitos suenan en su ventanilla.

Solo vete.

La baja.

Chuuya no se gira para ver quién está ahí.

Ya sabe quién es.

—Hey —saluda Dazai suavemente.

Chuuya sigue mirando hacia otro lado, escuchando el ruido del motor del Supra y los silenciosos gorjeos de los grillos en el exterior.

—Ir de compras al supermercado sin ti ayer fue un poco aburrido.

Chuuya resopla en voz baja, con los labios ligeramente curvados hacia arriba.

—No bebas y conduzcas, imbécil —le pide Dazai, su voz no es más alta que un dulce susurro.

Chuuya aprieta los labios.

—No debería importarte —es lo que cree que quiere decir.

—Cállate.

Eso es lo que sale.

Dazai no responde.

Se sientan en silencio.

Chuuya no tiene idea de qué esperar. Le dirán que Dazai quemó todas las pertenencias que Chuuya dejó en su apartamento, seguro.

Pero parece que no está enojado.

Maldito Dazai.

Siempre tan malditamente impredecible.

—¿Por qué viniste aquí, Dazai? —pregunta Chuuya en un murmullo.

Sabe que está achispado, pero eso es todo. Todavía se encuentra lo suficientemente consciente como para pensar.

—Ah, lo de siempre —responde Dazai en voz baja, inclinándose para que sus antebrazos descansen en la abertura de la puerta del conductor que existe ahora ya que la ventanilla está bajada. Lleva una botella de agua en la mano, como suele hacer—. No confíes en tu imprudente trasero para que no te maten.

Chuuya se ríe suavemente.

Sus manos cuelgan cerca de las piernas de Chuuya, y la parte inferior de la botella de agua viene a descansar en el muslo de Chuuya. Chuuya observa la mano de Dazai mientras suelta lentamente la tapa y mantiene la botella en posición vertical presionando suavemente la parte superior. Hace ligeros movimientos de balanceo que hacen girar el centro de gravedad de la botella sobre el muslo de Chuuya mientras Dazai permanece allí.

Hace un poco de cosquillas.

—Vuelve a casa después de esta noche —murmura Dazai.

Vuelve a casa.

¿Qué carajo?

Dazai debería sacarlo a patadas.

—No —Chuuya se resiste, frunciendo los labios mientras deja que su cabeza golpee el resto de su asiento—. Dazai...

—Estoy aquí.

Ese es el PROBLEMA-

—Deja de salvarme —se queja Chuuya suavemente, frunciendo el ceño—. Deja de ser bueno conmigo.

—¿Por qué? —pregunta Dazai—. ¿Porque quieres odiarme?

—No.

De repente, escucha que se abre la puerta de su Z, y luego el crujido de la tela que le indica que Dazai se está agachando a su altura. 

La mano de Dazai empuja su arnés hasta liberarlo, y luego agarra el antebrazo de Chuuya para sacarlo.

Su tacto es frustrantemente suave.

Chuuya desearía que fuera más rudo. Más cruel. Cualquier cosa, solo para poder estar a mano con su propio comportamiento.

—Porque...—Chuuya empieza, su cabeza da vueltas mientras una ola de fatiga lo golpea al levantarse—. Porque no puedo seguir el ritmo.

Y si esa no es la verdad.

Dazai deja de moverse, se quedan callados por unos segundos.

El cuerpo de Chuuya se siente realmente pesado sobre sus pies ahora que está de pie.

Nunca será suficiente, nada de lo que Chuuya pueda hacer por Dazai para tratar de expiar el insulto, y mucho menos pagar la... la extrema deuda que tiene por todo el cuidado que Dazai le ha dado.

No puede seguir el ritmo.

—Entonces sé un hombre mejor, Chuuya —dice Dazai con esa voz profunda y sensual que tiene—. No dirías eso en la carretera.

Los ojos de Chuuya se agrandan ante el comentario. Se queda mirando al suelo mientras sigue dándole la espalda.

No puedo seguir el ritmo.

¿De verdad acabo de decir eso?

De acuerdo, ya basta de hundirse en la lástima.

Chuuya necesita dejar estas tonterías.

—Vuelve a casa después de esta noche —repite Dazai, y sinceramente, solo suena cansado, jodidamente cansado.

Sí, por tu culpa, por toda la mierda que TÚ dijiste.

Chuuya siente que el cuerpo de Dazai se gira hacia él, pero no consigue mirar al otro.

Toma aire.

—¿Me estás perdonando? —pregunta Chuuya.

Dazai no debería hacer eso.

—¿Por qué me perdonas, Dazai?

Gira bruscamente sobre sus talones cuando parece volver en sí, moviéndose hasta quedar tan cerca de Dazai que sus pechos están casi al ras.

—Deberías estar furioso conmigo por decir esa mierda.

Chuuya retrocede un poco, pero no lo suficiente como para establecer una distancia real. Solo lo suficiente para mirar a Dazai a los ojos.

—Demonios, golpéame. Golpéame, Dazai, me lo gané. Golpéame.

Chuuya se prepara para el golpe, y luego se regaña por prepararse, porque se merece el dolor y no debería intentar evitarlo.

Dazai retrocede, luciendo jodidamente perturbado por una vez. Como si hubiera pensado en ello durante una fracción de segundo y no le hubiera gustado.

Pero Chuuya no podría ser más serio acerca de su petición.

—... No.

Chuuya le frunce el ceño.

—¿Cómo que no?

Dazai solo niega con la cabeza.

—No voy a golpearte.

Para Chuuya no tiene sentido.

—Pero me lo gané.

Dazai traga saliva, mirándolo fijamente.

—Pero yo me gané las palabras que me dijiste.

¿Qué carajo?

Eso enfurece a Chuuya.

—¿Qué te dije de tus estupideces? Déjalo, Dazai. ¿Qué demonios hiciste para ganarte lo que dije?

Dazai no se inmuta con ninguna palabra, pero Chuuya puede darse cuenta de que su agresividad lo está afectando. Parece incómodo.

Pedazo de mierda.

¿Por qué no está jodidamente enojado?

"Solo le harás daño. Él no necesita eso"

Chuuya se siente como basura, y parece que no puede parar de hacer cosas que lo hacen sentirse como basura.

Ya no quiere lastimar a Dazai. No es satisfactorio en absoluto, aunque en algún momento, pensó que podría serlo.

Chuuya traga saliva.

—¿Me estás mintiendo? —pregunta—. ¿Es solo por seguir siendo amable, por alguna razón? ¿O realmente quieres que vuelva? Sabes que me daré cuenta si no me quieres allí.

Los gorjeos del grillo tartamudean por un momento, dejando que solo la ligera brisa que hace ondear el flequillo de ambos sea el único ruido en los oídos de Chuuya mientras hacen contacto visual.

—Quiero que vuelvas —susurra Dazai.

El estómago de Chuuya se eleva como una ola, todo el camino hasta su cabeza, y cuando se estrella, está de vuelta en el callejón, con recuerdos vívidos del calor de los brazos de Dazai a su alrededor y su rostro cerca del de Chuuya. 

Chuuya no se merece eso. No ahora.

—Entonces tengo una petición —declara, tragando saliva de nuevo porque tiene la boca seca y la cabeza aún le zumba un poco.

Dazai levanta una ceja.

Chuuya no quiere sentirse como un pedazo de mierda.

—No puedes perdonarme —dice.

—Ahora solo estás siendo estúpido...

—No hasta que me lo haya ganado de verdad.

La boca de Dazai se abre un poco, como cuando se concentra, y solo mira fijamente a Chuuya.

—Volveré si eso es lo que realmente quieres —murmura Chuuya, frunciendo el ceño hacia el suelo—. Pero no quiero que dejes que la gente... te pisotee así. Ni yo... ni nadie.

Es tan estúpido lo caliente que siente la cara. Decir palabras como esas lo hacen sentir tonto.

—Eso es patético —continúa de todos modos—. Y tú eres... eres demasiado buena persona para que te traten así.

Dazai se pone rígido ante eso. Chuuya no sabe qué le asusta de ese comentario.

"No sabes nada de lo que ha tenido que pasar".

Chuuya cree que ahora tiene una o dos pistas sobre parte de la historia.

La gente ha sido jodidamente mala con Dazai. Gente que se suponía que cubriría su espalda durante toda su vida.

Chuuya decide en ese mismo instante que, aunque Dazai sea su rival, cumplirá la petición que Fukuzawa le hizo durante aquella primera semana en Mayonaka, y no le dará más problemas al castaño de los que puede manejar.

No si Dazai va a reaccionar así, y solo sentarse y aguantarse si Chuuya es alguna vez un gilipollas. No si realmente es el tipo de idiota que cree que se merece esa mierda.

—Yo, um...—Dazai se calla, enganchando sus dedos en las trabillas de sus jeans azul oscuro. Lleva su chaqueta de cuero sobre esa camiseta gris que le queda tan malditamente bien—. Hablaré con Yosano. Solo... toma esto.

Dazai le lanza a Chuuya su botella de agua. Chuuya la atrapa, mirando el plástico en sus manos.

—Vamos. Te llevaré a casa —murmura Dazai, pidiéndole las llaves a Chuuya de su auto.

El pelirrojo se las da a regañadientes.

—Te dejaré allí, traeré tu auto de vuelta y te recogeré de nuevo a las doce —dice Dazai.

Es demasiado.

—Solo ve a relajarte unas horas. Puedes... puedes cortarme el cabello más tarde, o algo así, si eso es lo que necesitas hacer para sentirte perdonado. No sé.

A Chuuya no le gusta esto. Tal vez debería abrazar a Dazai, pero parece demasiado pronto. Al menos podría darle las gracias, o simplemente arrodillarse y hacer una jodida reverencia por seguir dándole un lugar (un lugar tan condenadamente bonito) donde quedarse a pesar de todo...

Chuuya coloca sus manos a sus lados y hace una jodida reverencia.

Se siente raro, pero...

—Detente —murmura Dazai, y entonces Chuuya siente esas manos tirando de él por sus bíceps para enderezarlo, los vendajes ásperos alrededor de las palmas del castaño presionando su piel.

De algún modo, Chuuya aún no ha visto a Dazai sin ellos.

—No vuelvas a hacer esa mierda, Chuuya —le ordena Dazai—. No te queda bien y no me gusta. Sube al auto.

Se quedan en silencio durante el trayecto.

▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄▀▄

Una especie de compromiso.

Chuuya se sienta en la mesa del comedor y mira fijamente a la pared con la espalda recta después de limpiar el apartamento, intentando encontrar la mejor manera de enmendar todo aquello, y un compromiso es lo que se le ocurre.

Un compromiso... sobre algo relacionado con la oferta de Gatsby.

No sabe cómo diablos funcionaría.

Chuuya necesita ganar.

Y Chuuya ganará.

El sonido de las llaves en la cerradura de la puerta se entromete en el silencio, y Chuuya solo observa como Dazai aparece.

—Hey —llama Dazai, haciendo contacto visual con él mientras se apoya en el marco de la puerta—. Vamos.

Todavía parece ridículamente cansado. Hoy fue su primer examen final, ¿no?

Chuuya se levanta de su asiento y se dirige a la puerta. Se puso sus Docs hace un rato, para que Dazai no tuviera que esperarlo.

Un compromiso.

Piensa en ello durante el trayecto a Mayonaka, mientras va de copiloto en el Supra. Es igual de silencioso que el viaje de vuelta. Ninguno de los dos está de un humor espectacular.

Chuuya agradece que Dazai no intente empezar nada.

Vuelve a la planificación.

Yoko y su sofu no son prescindibles. De ningún modo Chuuya puede ofrecer una propuesta que le permita a Dazai ganar esta oferta. Sin embargo, Chuuya necesita encontrar algo que beneficie a ambos.

Los últimos días le han dado a Chuuya suficiente iluminación para darse cuenta de que estar genuinamente en malos términos con Dazai no le va a servir de nada. También se ha dado cuenta... de que tal vez... no quiere estar en malos términos con Dazai.

Y en medio de toda la confusión, y en medio de este estado de estar constantemente cabreado, los tensos músculos de Chuuya parecen relajarse ante esta fantasía de que él y Dazai podrían de alguna manera formar parte del mismo equipo.

Si... Si puede encontrar algo que de alguna manera haga que Dazai sea menos un enemigo y más un aliado, y reduzca su propio papel en la vida de Dazai como su enemigo... Pasar por ese esfuerzo es la única forma en que Chuuya se considerará redimido por la forma en que ha abrumado a Dazai.

Se lo debe a este chico.

Y si él es realmente capaz de ejecutar eso, realmente capaz de ejecutar algo que los mantenga a ambos compitiendo por el primer puesto mientras disuelve la tensión negativa entre ellos; si Chuuya es capaz de mirar a Dazai, y ver más allá de esa capa exterior que tiene y que lo hace parecer un obstáculo y nada más...

Esa es la única manera en que Chuuya podría... permitirse...

Chuuya traga saliva y se distrae mientras Dazai acelera fuerte y ruidosamente para avisarle a la familia de su presencia en cuanto llega al lote.

Mira hacia el cansado humano.

Dazai muerde su labio inferior, asintiendo lentamente mientras el Supra comienza a llenarse de gente de Mayonaka alrededor, el bajo de North Memphis de Pharmacist vibrando debajo de sus pies a medida que la fiesta salvaje los envuelve.

Ahora, ambos están obligados a apagar sus sentimientos e ir a ser el alma de esta fiesta, porque McQueen y Prince son los chicos de Mayonaka, y todo el mundo aquí los apoya.

—Arahabaki está en la armería —notifica Dazai, con una voz tan baja y suave que Chuuya apenas puede oírla a través de la música—. Y Yosano no te molestará más. Le dije que es entre tú y yo.

Es un poco dulce que Dazai llame al auto de Chuuya por su nombre.

Es el único que hace eso.

—Voy a salir de la sopa. Y tú te vas a quedar aquí unos minutos, hasta que aleje a la gente, y entonces podrás salir. Si no, alguien te va a ver, y eso es todo lo que se necesita para que la gente tenga una pista de que vivimos juntos —murmura Dazai.

Salir de la sopa. Chuuya resopla, su labio se curva hacia arriba tan levemente que ni siquiera cree que pueda verse ante el apodo común para un Supra. Asiente con la cabeza.

Entonces Dazai sale.

Y Chuuya se queda en su asiento unos minutos.

Planea pasar la noche conociendo un poco mejor a algunas personas nuevas. Quitarse de encima algunas malditas redes de contactos.

Mira a través de las oscuras ventanas polarizadas. Son tan oscuras que apenas se puede ver a través de ellos, incluso cuando no hay luz reflejándose contra ellas como ahora.

Chuuya escucha la forma en que la voz de Dazai se proyecta a través de la multitud, observando como se moldea el borde de su sonrisa con hoyuelos, ya que su rostro está casi completamente de espaldas a Chuuya.

Parece tan genuina.

O tal vez, esta es solo la sonrisa que Chuuya aprendió a ver como genuina. Porque sabe que Dazai está jodido ahora mismo, sin importar lo animado que actúe para el público.

Chuuya traga saliva cuando Dazai comienza a caminar, desapareciendo del campo de visión de Chuuya y llevándose a la multitud con él.

Un compromiso. Tiene que tener cuidado, porque un compromiso podría significar darle a Dazai algún tipo de ventaja sobre él, y algún tipo de ventaja sobre él significa que Chuuya va a tener aún más dificultades para asegurar su victoria.

Chuuya decide que necesita aprender más antes de conocer la respuesta correcta a este problema.

Un compromiso.

Chuuya se coloca la capucha de su sudadera Essentials sobre el cabello (el cabello por el que todos lo reconocerían en un instante) y se desliza fuera del Supra de Dazai.

Comienza a moverse a través de Mayonaka, dejando que su capucha se resbale una vez que se ha alejado lo suficiente de la icónica máquina que ha ganado tantas malditas carreras, y saluda y saluda con la cabeza a todos los que le gritan un saludo mientras rebusca entre la multitud como si estuviera buscando algo dentro de una mochila desordenada.

Él se preocupa por esta gente, y ahora lo sabe, pero en este momento, Dazai es el único que realmente está en su mente.

"Dos cosas que no debes subestimar son el poder de la riqueza y Francis Scott Key Fitzgerald".

Esas fueron las palabras de Akutagawa la primera noche que Chuuya apareció por aquí.

Chuuya está buscando a alguien específico. Alguien que conozca a todo el mundo. Alguien que sabrá como conseguir la información que Chuuya necesita.

Continúa arrastrando los pies por Mayonaka, pasando por donde Dazai, Yosano y Ranpo están acomodados en sillas de camping alrededor de una de esas estúpidas antorchas, bebiendo cerveza. Chuuya da un brinco en su paso, alejándose apresuradamente cuando encuentra los ojos de Yosano durante el más breve de los momentos.

Ya se ocupará de ella más tarde.

Finalmente... Ahí.

Ese mechón pelirrojo intenso, tan intenso que bien podría ser rojo.

Chuuya se dirige hacia él en cuanto el tipo llama su atención.

—Hola, Tachi.

—¿Hm? —tararea y se gira para mirar a Chuuya, quien está un poco sin aliento después de trotar durante varios minutos solo para encontrarlo.

—Ha pasado un tiempo desde que te vi, hombre —saluda Chuuya, agarrando su mano y tirando de él.

Tachihara se inclina para que sus hombros choquen y se dan palmadas en la espalda. Chuuya siente los anillos de plata en los dedos del otro golpear en su omóplato a través de la camiseta.

—Sí —asiente Tachihara—. Espero que hayas estado bien. ¿Necesitas algo?

—Yo también espero que estés bien. Sí, la verdad es que sí. Eh...

Chuuya se frota la ceja con el dedo anular.

—¿Por casualidad sabes dónde puedo encontrar a Gatsby?

Nota de la autora:

Lista de reproduccion de Dazai:
[Link]

Lista de reproduccion de Chuuya:
[Link]

¡¡Hay un tablero oficial de Pinterest para MOTORSPORT ahora!!
[Link]

Les recomiendo que lo busquen y le echen un vistazo para que tengan más imaginación de aqui en adelante con algunas cosas relacionadas a la historia

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