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By a-afroditxbrien

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๐’ฏโ„› | โ 'Cause I loved you, I swear I loved you 'Til my dying day And I can go anywhere I want Anywhere I wan... More

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By a-afroditxbrien

︒. ❴ 🥀 ❵ ⿻⁔🐉 ᷂˚ຄ🪦∿゚݊ ◦︒
𝑇𝙴𝙰𝚁𝚂 𝚁𝙸𝙲𝙾𝙲𝙷𝙴𝚃 ▐ ᴀᴇɢᴏɴ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ ғᴀɴғɪᴄᴛɪᴏɴ
❰ 𝗻𝗼 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮𝗿 𝗮 𝗻𝗮𝗱𝗶𝗲 ❱


La niñez de Alessanya había sido algo... diferente y peculiar a las de los demás niños que conocía, había crecido con rumores a su alrededor y viaje por los siete reinos todos los días.

Laena Velaryon era su madre en todo ámbito, la amaba y cuidaba como si realmente fuera suya, porque a pesar de saber la verdad sobre su sangre, le guardaba un profundo amor a su progenitora por dar su vida a cambio de la suya.

A cada lugar nuevo que visitaban junto a su familia, la maternidad de la niña era puesta en duda desde la servidumbre hasta personas importantes.

Llegaban a ser tantos, que el rumor de que era hija de la princesa Rhaenyra y el príncipe Daemon se expandía como una asquerosa plaga. Claro que aquello no llegaba a más ya que el príncipe canalla se había encargado de dejar bien claro que cualquier comentario hacia su hija sería sentenciado a la crueldad de él y Hermana Oscura, espada que perteneció a la trastatarabuela de Alessanya.

Una madrugada, en la que se hallaba en la habitación que se le había otorgado a ella y a sus hermanas en su estadía en Pentos, su padre apareció por la puerta, sus ojos llorosos y manos temblorosas mientras miraba a la mayor de sus hijas ayudar a la menores a acostarse con la preocupación brillando en sus ojos al escuchar los grito de su madre haciendo eco.

¿Cómo podría decirle nuevamente que había perdido a su madre? ¿Cómo le explicaría a sus tres hijas desamparadas que su madre y su hermano habían muerto?.

La sola devastada mirada que Daemon le otorgó a la hija de Vysena, fue suficiente para hacerle saber a la chica que algo malo había pasado. Sacó a sus hermanas de sus camas y siguieron a su padre de cerca, las dos aferrándose a la platinada con fuerza.

La mañana era fría, los primeros rayos de sol estaban asomándose por el horizonte y lo primero que percibió Alessanya, fue el olor a quemado. A la lejanía vio a Vhagar decaída, acostada sobre el césped.

—Padre...— susurró Alessanya, sabiendo que su mirada dolida y la pena del dragón de Laena solo podían significar una cosa.

—¿Dónde está mamá?.— se atrevió a preguntar Rhaena, luciendo inocente.

—¿Ella está bien?.— cuestionó Baela, la inseguridad tiñendo su voz con amargura.

Daemon las miró unos minutos, las tres sentadas frente a él, una de ellas parecida al amor de su vida y las otras dos un reflejo de su compañera de aventuras. Cuánto dolor albergaba el corazón del príncipe canalla, que parecía haber perdido todo nuevamente y quedado desamparado solo con sus hijas en el juego de tronos, aquel cruel y despiadado juego que pronto les tocaría ser partícipe.

—Su madre... Ella...— las palabras no salían de su boca y eso le dejó en claro de inmediato a Alessanya que la tragedia nuevamente había azotado a su familia. No hizo falta continuar cuando sus ojos se cristalizaron y lágrimas cayeron sobre las mejillas de las niñas, que confundías abrazaron a su hermana mayor.

Alessanya no se creía capaz de darles aquella noticia, tan cruda e irreal, tan repentinamente habían perdido todo lo que creían conocer. La descendiente de Maegor miró por sobre su hombro, como su padre titubeaba con angustia y supo que debía hacerlo ella.

—Lo qué pasa es, mamá ya no podrá volver con nosotras.

—¿Por qué?.

—Mamá ahora es una estrella, está con los dioses en este momento, al igual que nuestro hermano.

El llanto desesperado de Baela y Rhaena se escuchó al instante después de que ella formulara la respuesta, Alessanya corriendo inmediatamente hasta ellas cuando una tocó su corazón con desesperación y la otra caía de rodillas al suelo en busca de aire.

—Rhaena, pone toda tu atención en mí.— murmuró, tomando gentilmente el rostro de su hermana cuando su propio corazón dolía como el infierno.

Sabía que debía ser fuerte, ella era la mayor, sentía que era su deber cuidarlas y mantenerlas a salvo de lo que fuera, incluso de ellas mismas.

Las niñas saltaron en brazos de Alessanya, que las recibió soltando sus sollozos retenidos. Se mantuvieron unidas un buen rato hasta que unos brazos más grandes y fuertes las rodearon, Daemon estaba agachado junto a la familia que le quedaba, abrazándolas e intentando darles el consuelo que a él le hubiera gustado cuando perdió a su madre y el que le otorgó a su primogénita cuando le contó la verdad.

—Todo estará bien.— comentó luego de un tiempo, secando las lágrimas de las menores y besando sus frentes con cuidado.— Ahora vayan a dormir, se que están cansadas y necesitan reponer energías para todo lo que se viene.

Ellas asintieron cabizbajas y abrazaron al hombre antes de hacer lo mismo con la chica.

—¿Vienes?.

—Hablaré un poco con Alessanya.

Baela miró a su hermana no tan segura, pero se fue en compañía de Rhaena cuando ella le asintió con la cabeza.

El silencio permaneció en el ambiente frío y tenso, el viento golpeaba el abundante cabello de la princesa y se llevaba sus lágrimas en el viento como las hojas secas.

—Yo quise mucho a Laena, fuimos felices y siempre le guardaré el aprecio y cariño durante todos estos años juntos.— murmuró, sus labios temblando levemente cuando las otras palabras no escapaban de estos.— Pero yo amé a tu madre, Vysena fue el amor de mi vida y jamás alguien podrá cambiar eso, ella entregó su vida por ti y por mi, y le agradezco porque de no ser así no tendría a mi hija conmigo y un recuerdo de ella y nuestro amor, junto a mi.

Alessanya asintió lentamente, las lágrimas jamás dejando de salir de sus ojos violetas, su padre siempre le había contado las historias que él y Vysena tuvieron, cada detalle de ella que ahora habitaban en ella.

—Tú eres igual a ella; tus ojos, tu nariz, tus gestos e incluso tu personalidad, eres igual a mi Vysena. Y eso me mata por dentro, me mata saber que podríamos haberlo tenido todo si solo no nos hubieran prohibido querernos desde un principio.

Alessanya se lanzó a abrazar a su padre como una niña pequeña, acurrucándose y derramando lágrimas por el dolor que ambos compartían.

—Te amor, Alessanya.— susurró él, colocando los mechones de su hija detrás de su oreja y acariciando sus mejillas con dulzura que increíblemente solo poseía con sus hijas.— Eres mi fortaleza y mi perdición, eres lo más importante que tengo y si algo llegará a pasarte, quemaría el mundo entero.

Daemon Targaryen tenía razón en algo, destruiría todo obstáculo que se interpusiera en su camino para intentar dañar a su adorada hija, el único y último recuerdo del que algún vez fue Vysena Targaryen, la mujer que amaría hasta el final de los tiempos.




♚◦ ݊ ゚✩🥀✩ ゚݊ ◦♚




Aquel día nublado en el que los seres queridos de Laena la despedían como se acostumbraba en la familia Velaryon.

Alessanya odiaba que algunas personas que jamás habían compartido con ellas o su madre estuvieran ahí, luciendo tristes y de luto cuando jamás supieron lo maravillosa que era.

Todo ese amor y preocupación se sentía como una mentira.

Baela y Rhaena se encontraban a un lado de sus abuelos, la princesa Rhaenys y Lord Corlys. A pesar de que ellos eran buenos con Alessanya y la trataban como una más de la familia, no le parecía correcto aferrarse a ellos cuando las pequeñas sufrían.

Ya había pasado por eso, no necesitaba a nadie para apaciguar su dolor.

Veía a su padre al otro lado de ella, con un semblante triste y escuchando a Veamond Velaryon hablar sobre la sangre de su casa, mientras miraba fijamente a los hijos de Rhaenyra.

Alessanya sabía sobre los rumores que también rodeaban a su prima y Laenor, que los tres niños eran hijos del recién fallecido Sir Harwin Strong.

Cuando la ceremonia se llevó a cabo, la tensión se podía cortar con una espada, las miradas que la reina Alicent le mandaba a Rhaenyra incomodaban a cualquiera que se diera cuenta.

Había escuchado de la reina Aemma Arryn durante toda su vida, Laena contándole que la mujer era dulce y maternal, un alma pura que se fue por la ambición de un hijo varón por parte del Rey. Por el otro lado, también había escuchado a su padre hablar Alicent Hightower, supuestamente siendo una víbora y una oportunista. No la conocía, no podía juzgarla, pero su mirada en toda su familia con repugnancia, la hizo analizar las cosas.

Estaba sola en una esquina cuando Rhaenyra se acercó, sus ojos desbordando compasión y cariño, el mismo aura maternal que solía rodear a su madre.

—Alessanya.— murmuró levemente, tocando su hombro con cuidado y acariciando este por sobre la ropa.— Lamento mucho tu pérdida.

Alessanya asintió fingiendo una sonrisa, agachando la cabeza cuando sintió sus ojos empañarse nuevamente. Nadie se había acercado a ella para decirle esas palabras, se mantenía fuerte por fuera, pero por dentro solo quería llorar en los brazos de su mamá.

—Muchas gracias, Rhaenyra.

La mujer le sonrió nuevamente antes de seguir su camino, dejándola en su soledad y con el corazón en la mano. Sus ojos se toparon con sus hermanas, que sentadas en una banca parecían querer huir de ahí.

Levantó una ceja cuando Jacaerys Velaryon llegó a un lado de ellas y Baela tomó su mano en busca de consuelo, sonriendo levemente cuando el niño levantó la comisura de sus labios.

Se acercó de a poco, viendo cómo el primogénito de Rhaenyra se iba con su hermano Lucerys y las dejaba otra vez.

—¿Puedo sentarme ahí?.

Las niñas le asintieron a la mayor, le abrieron un espacio y apoyaron sus cabezas sobre los hombros de Alessanya, acurrucándose como solían hacerlo siempre.

—¿Qué les parece si nos vamos para dentro y leemos el libro favorito de mamá?.

Rhaena y Baela asintieron, siguiendo de cerca a Alessanya que se movía con elegancia hasta el hogar de los Velaryon.

Aegon vio todo lo que había pasado, desde la soledad de la chica hasta que estaba en compañía de sus hermanas. Pensaba que ella imponía algún tipo de respeto, su mirada intentando lucir fuerte le dejó en claro que no podía derrumbarse tan fácilmente y eso le pareció interesante.

¿Por qué de pronto su corazón latía un poco más rápido? ¿Por qué el vino ya no parecía tan interesante como mirar a Alessanya Targaryen?.

Al parecer tendría que descubrirlo por las malas, porque la hija del fuego y la sangre solo sabía hacer eso, quemar.








































SOFI'S NOTE ~ A veces siento que solo somos Alessanya y yo contra el mundo 😔

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XOXO, Sofi.

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