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By yxvis0

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SOMEONE
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
VIX

I

478 42 0
By yxvis0


" FIREWORKS "
episode one



Suspiro cansada, el sonido de los golpes se detuvo mientras se apoyaba en sus rodillas para recuperar aire.

— Nos vemos Ahane, sigue así.

Sonrió levemente y asintió hacia Ryu, unos de los tantos hombres que iban al gimnasio a entrenar, lo conocía desde pequeña ya que era amigo de su padre. Se quedó viendo unos segundos como se alejaba y retiraba del lugar antes de suspirar de nuevo.

Mientras caminaba hacia el banco donde estaba su bolso, se quitó los guantes de boxeo sintiendo el sudor bajar por su espalda, se daría una buena ducha fría para refrescarse.

Una vez lista tomó sus cosas y se despidió del chico detrás del mostrador, no recordaba haberlo visto antes por lo que debía ser nuevo. Al salir entrecerró un poco los ojos observando el cielo, el sol iluminaba el día con fuerza.

Suspiro observando la masa de personas moverse de un lado a otro, sin más le dio una última vista al gimnasio y se internó en la multitud intentando no chocar con nadie. Estaba cansada, pero se sentía bien, hace unas semanas volvió a entrenar boxeo.

Le tomó un largo tiempo tener la fuerza de volver a entrar por las puertas de esa construcción, desde la muerte de su padre no había si quiera vuelto a pisar esta calle, le traía demasiados recuerdos.

Pero ya habían pasado casi dos años, ya estaba mejor y su ida dolía cada vez menos.
Su padre estaría orgulloso de ella si supiera que volvió a entrenar ¿Verdad?

No estaba apasionada por el boxeo tanto como a su padre le hubiera gustado, pero siempre le gustó practicarlo y tenerlo como hobby, además de que sentía que el deporte la conectaba más con el, era algo íntimo, solo de ellos dos. Sin también mencionar el hecho de que le ayudaba a sentirse mejor, golpear a sacos o personas era una buena manera de liberar estrés.

Salió de sus pensamientos al chocar hombros con alguien, hizo una pequeña reverencia pidiendo disculpas a el hombre con traje, quien solo le dio una mirada despectiva y se fue sin más. Alzó levemente las cejas viendo la espalda del tipo y rodó los ojos restándole importancia.

Miro hacia abajo por un segundo al sentir su estómago rugir, no había comido nada desde su desayuno lo cual fue hace unas horas, sintiendo el antojo de comer ramen instantáneo, observo alrededor buscando alguna tienda cercana.

Al localizar una sonrió levemente y cambió de dirección, pero se detuvo abruptamente cuando un chico apareció en su camino observando fijamente su celular.

El chico se detuvo de igual forma al notar que casi tropezaba contra alguien, su teléfono salió volando de sus manos, pero justo antes de que llegara al suelo Nyoko logró atraparlo.
El chico soltó el aire que había retenido y dio una sonrisa torcida en cuanto la desconocida le extendió el aparato.

— Gracias... y lo lamento, estaba distraído y no noté que había alguien delante.

Negó levemente — Esta bien, aunque si deberías estar un poco más atento, la próxima vez no tendrás tanta suerte. — Apunto con los ojos su teléfono, el chico simplemente apretó los labios en una sonrisa y asintió en silencio.

Queriendo ya llegar a la tienda, hizo lo mismo que el y siguió su camino sin más. Se paseo por los pasillos una vez entro y sonrió en cuanto encontró lo que buscaba, una vez pago espero a que los fideos picantes estuvieran listos mientras se sentaba en un pequeño mesón que estaba pegado al ventanal.

Escucho su teléfono vibrar, por lo que lo saco de su bolso leyendo el nombre en la pantalla, sonrió.

— Akiro.

— ¡Nyoko! Al parecer estás viva, supongo no has visto mis mensajes ¿o si?

Cerró los ojos un segundo y soltó un suspiro maldiciendo mentalmente, nunca le a gustado hablar por mensajes, siempre prometía responder luego pero terminaba distrayéndose con algo más y se le olvidaba, por eso prefería mil veces más las llamadas, pero le había prometido a Akiro estar más pendiente de sus mensajes ya que al hombre no podía estar llamándola por cada mínima cosa.

— No... perdón, se me olvidó. — Lo escuchó suspirar a través del teléfono.

— Lo supuse, esta bien, ya estoy acostumbrado a tu distraída cabeza. — La chica rodó los ojos sonriendo un poco ante su comentario burlón. — A lo que iba, ya estoy por tomar el avión de vuelta y te quería pedir un favor.

Noto que los fideos estaban listos por lo que sostuvo el teléfono con su hombro pegándolo a su oreja mientras retiraba la parte de arriba. — ¿Que sucede?

— Se supone que mañana debía de ir a buscar unos pantalones a la tintorería, pero me han dicho que ya los tienen listos para hoy ¿Podría mi hermana favorita ir a retirarlos por mi?

Rió un poco mezclando los fideos con los palillos. — Soy tu única hermana idiota, y claro que puedo ir a buscarlos por ti, no me queda lejos ¿A que hora?

— Sabía que no me defraudarías, es a las 5, tienes tiempo.

— Está bien, comeré algo e iré directo, me queda paso a mi departamento, ¿contento?

— Demasiado, muchas gracias hermanita. Oh, ya estoy por abordar así que debo dejarte.

— Está bien, cuidate y me llamas cuando aterrices.

— Como usted mande, ya me voy, te quiero, adiós.

— También te quiero, adiós.

Dejo el teléfono de lado y se apresuró a comer un bocado de los fideos, suspiro con satisfacción cerrando los ojos. Como le encantaba el picante.

En silencio siguió comiendo observando a la gente fuera de la tienda, su hermano mayor, Akiro, salió en un viaje de negocios a China hace unos días y hoy regresaba, no le comentó mucho sobre de que se trataba este viaje pero supuso que no sería muy importante ya que solo dijo que debía firmar unos papeles.

Ya llevaba la mitad cuando sintió que necesitaba agua, se detuvo un segundo en cuanto se levantó al escuchar un ruido fuerte, al levantar la mirada pudo ver a través del ventanal grandes fuegos artificiales explotar en el cielo. Ladeó la cabeza sin saber porque estaban ahí pero simplemente le restó importancia y se dirigió al final de la tienda donde estaban los refrescos.

Cerró la puerta luego de sacar una botella de agua, pero frunció un poco el ceño al notar que la tienda estaba en completo silencio, lentamente salió del pasillo y se dirigió a el mostrador donde debería de estar la chica a quien anteriormente pago. Supuso tal vez había ido a la trastienda.

— ¿Hola? ¿Hay alguien? — Espero que alguien saliera, pero nadie lo hizo.

Extrañada, noto que la calle fuera de la tienda también estaba completamente sola. A pasos lentos salió del local sintiendo como su pulso aceleraba al mirar alrededor y no ver a nadie. No entendía que sucedía, hace un segundo las calles estaban tan abarrotadas que apenas podías caminar sin rosar con alguien.

¿Es que los fuegos artificiales tenían algo que ver? Tal vez había algún tipo de festival o algo y toda la gente se dirigió allí. Pero aunque fuera así, debería de escuchar el bullicio de la gente.

Volvió dentro de la tienda apretujando la botella en su mano, se dirigió a la trastienda del local a un paso rápido. — ¿Hay alguien aquí?

Reviso el lugar completo, nadie. Se detuvo un momento al sentir un olor desagradable, frunció la nariz mirando alrededor, se agachó en cuanto noto de donde provenía, varias cajas de lo que suponía serían frutas y verduras, pero en cuanto abrió una de estas frunció los labios con asco viendo las moscas salir de los tomates podridos que estaban dentro.

Toció un poco levantándose, retrocedió unos pasos pasando sus manos por su cabeza. Tal vez si había un festival o algo y todo el mundo estaba allí, no podrían haber desaparecido de la nada, en algún lugar debería de estar todo el mundo.

Suspiro un segundo intentando relajarse, y aferrándose a esa idea teniendo esperanzas de que fuera cierto lo que pensaba, volvió a la tienda por su bolso y salió a la calle empezando a correr.

Más tiendas pasaba, más realizaba en que todas estaban vacías. Se detuvo respirando aceleradamente, se apoyó en una pared recuperando aire, había corrido cuatro cuadras sin detenerse. Lentamente empezó arrastrarse hasta dejarse caer sentada en el suelo, apoyó su cabeza en sus manos intentando regular su respiración.

Estaba asustada, para que negarlo, todo el mundo desapareció de la nada y solo quedaba ella. Sintió algo salado caer en su boca, pasó su mano por su mejilla en cuanto realizó que lágrimas caían de sus ojos. ¿En que momento comenzó a llorar? ¿En que momento llegó a esta situación?

[...]

Salió de su residencia sintiendo el viento chocar con su rostro, respiró profundo con los ojos cerrados.

Luego de que se quedara lo que pareció una hora sentada en esa esquina, tomó la decisión de dirigirse a su departamento. Sabía que no todo el mundo había desaparecido, era básicamente imposible, más en una ciudad como shibuya. Así que se decidió a buscar un par de cosas importantes antes de seguir buscando, ¿a quien? no lo sabía, pero necesitaba buscar, necesitaba desesperadamente saber que no estaba sola.

Las horas pasaban y sus piernas empezaban a doler, recorrió todos los lugares que se le hacían conocidos. El gimnasio, el departamento de su hermano, hasta fue a la tintorería donde se suponía recogería los pantalones de Akiro.

Nadie, no había absolutamente nadie.

El sol se había escondido y la luna resplandecía en el oscuro cielo, Nyoko se dejó caer sobre un banco de un pequeño parque, muchos sentimientos acumulándose. Estaba frustrada ¿como es posible que todo el mundo desapareciera? ¿Y porque todas las frutas y verduras estaban podridas como si hubieran estado así por mucho tiempo? nada tenía sentido.

Una idea apareció en su cabeza, su hermano. Ya debería de haber aterrizado, tal vez el no desapareció, si estaba en un avión cuando todo el mundo lo hizo tendría sentido que estuviera en el aeropuerto igual de confundida que ella, ¿no?

El aeropuerto quedaba a una hora de su ubicación, no sabía si valdría la pena recorrer todo ese camino, tal vez se termine decepcionando al darse cuenta que en realidad su hermano también había desaparecido al igual que el resto. Suspiro y cerró los ojos con cansancio.

De alguna forma el no escuchar el constante ruido que generaban los autos y las personas era algo liberador, el sonido del viento era tranquilizante, pero al recordar en la situación que estaba el silencio llegaba a ser aterrador. Tenía sentimientos contradictorios.

Escucho un sonido hueco, como cuando prendía su televisor. Alzó las cejas y abrió los ojos, se levantó súbitamente en cuanto vio no muy lejos uno de los carteles de una tienda iluminado. Frunció el ceño en cuanto leyó las palabras en este.

Arena de juego por aquí —>

Siguió con la mirada la flecha notando que en la otra calle otra flecha iluminaba lo que parecía un camino. Se quedó quieta observando el letrero y pensando a toda velocidad, ¿Arena de juego? ¿Habrían más personas en este juego? Debían de haber, no entendía de que se trataba todo esto pero si es que esos letreros guiaban a un juego, más personas deben de seguirlos también, un juego no se puede realizar de una sola persona.

A pesar del mal presentimiento que sentía, lentamente empezó a seguir los letreros. No camino más que un par de cuadras hasta que llego donde apuntaba la última flecha, frunció el ceño extrañada, tenía en frente la biblioteca nacional de Shibuya ¿Es que jugarían a quien lee un libro más rápido?

Hizo una pequeña mueca ante su pensamiento pero igualmente avanzó, una de las grandes puertas de entrada estaba abierta por lo que pudo ver al interior como un pequeño grupo de personas esperaba, suspiro aliviada, sabía que no todo el mundo había desaparecido.

Cuando estuvo apunto de entrar se detuvo un segundo escuchando un muy pequeño pitido, fue casi inaudible pero lo escuchó, observando alrededor de la puerta noto como en las esquinas habían unos tipos de aparatos, frunció el ceño con desconfianza.

Toda la situación se le hacia muy rara y algo le decía que no siguiera avanzando, por lo que siguiendo ese mal presentimiento dio un paso atrás, pero antes de que pudiera retroceder definitivamente, alguien pasó por su lado chocando su hombro y así empujándola levemente, logrando que diera unos pasos hacia adelante y así cruzará la puerta.

Genial.

Entrecerró los ojos mirando al hombre que la había empujado, pero este ni si quiera se giró a verla, parecía demasiado nervioso y asustado observando de un lado al otro, hasta creía que ni si quiera se dio cuenta que la empujó. Suspiro rodando los ojos y por sobre su hombro observo la puerta.

Un sabor amargo se instaló en su boca, no sentía que le convenía irse una vez dentro. A regañadientes avanzó, de reojo pudo ver al resto de personas, siete contando y todas con un teléfono en la mano. En cuanto quedó frente a una mesa redonda, leyó el cartel que reposaba sobre esta.

Uno por persona.

Mientras acercaba su mano a uno de los cuatro teléfonos restantes en la mesa, su mente no dejaba de repetir que era una mala idea. Analizó el teléfono en su mano y alzó un poco las cejas en cuanto la pantalla se iluminó diciendo algo de reconocimiento facial.

El registro se a cerrado, hay un número total de ocho jugadores. El juego comenzará en un momento.

— D-Disculpa..— una chica con uniforme de escolar se le acercó. — ¿Me puedes decir que está sucediendo?

Apretó los labios y se encogió de hombros sin saber muy bien que decir. — No estoy muy segura..— Antes de que pudiera seguir hablando el teléfono volvió a sonar.

Juego: Escondidas.

Regla: No dejar que los monstruos te encuentren.

Condición para ganar: Deben tocar el botón rojo que se encuentra en la guarida de los monstruos, solo así podrán abrir la puerta que lleva al exterior. Tendrán tres minutos para esconderse.

Tiempo restante: No hay tiempo limite.

Dificultad: 5 ♠️

Un silencio abrumador lleno el lugar, todos perplejos ante lo que acababan de escuchar. Nyoko sintió su pulso acelerarse y su pecho dolió en lo que reconoció como miedo.

— ¡N-No pienso jugar! — Salto en su lugar al escuchar el grito que soltó el hombre que anteriormente la había empujado en la entrada. Parecía apunto de tener un ataque de pánico. — ¡No se que está sucediendo pero no gastaré mi tiempo jugando a esta estupidez!

El hombre completamente alterado se dio vuelta y caminó rápidamente hacia las puertas, pero en cuanto las cruzó, inesperadamente un láser salió de la nada y atravesó su cabeza logrando que el hombre caiga muerto en menos de un segundo.

La mayoria solto un grito de terror, Nyoko trago saliva empezando a sudar frio ante el miedo, sabia que no tuvo que haber cruzado. Dejo de ver el cuerpo inerte del hombre en cuanto el telefono sonó.

La cuenta regresiva a empezado:
02:59



NEXT LEVEL?
—>

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