El Ángel del Diablo. | II DIA...

By Ursahe

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El tiempo había pasado y la venganza de Davina fue lo que le llevó a irse lejos de Diablo, sin embargo, el de... More

-SINOPSIS-
-CAPÍTULO 1-
-CAPÍTULO 2-
-CAPÍTULO 3-
-CAPÍTULO 4-
-CAPÍTULO 5-
-CAPÍTULO 6-
-CAPÍTULO 8-
- CAPÍTULO 9 -
- CAPÍTULO 10 -
-CAPÍTULO 11-
- CAPÍTULO 12 -
- CAPÍTULO 13 -
- CAPÍTULO 14 -
- CAPÍTULO 15 -
- CAPÍTULO 16 -
- CAPÍTULO 17 -
- CAPÍTULO 18 -
- CAPÍTULO 19 -
- CAPÍTULO 20 -
- CAPITULO 21 -
- CAPÍTULO 22 -
- CAPÍTULO 23 -
- CAPÍTULO 24 -
- CAPÍTULO 25 -
- CAPÍTULO 26 -
- CAPÍTULO 27 -

-CAPÍTULO 7-

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By Ursahe

Davina

No nos habíamos canteado del sitio. Infierno estaba realmente cabreado con lo que Kaito había dicho, y le entendía. Acababa de afirmar que uno de sus hombres le estaba traicionando, la mafia alemana no tuvo un buen año con tantos ataques sorpresa, eso no incentivaba nada en la reputación que les precedía, y que ahora le viniesen con eso podía provocarle una ira explicable.

No obstante, era algo bastante creíble, es decir, en muchos de los ataques de estos meses atrás, e incluso el del hospital de hacía unos días, los turcos estaban ahí esperándonos como si supiesen nuestra ubicación exacta. Lo que da de pensar que quizás sí que haya alguien de gran confianza chivándose de las posiciones en las que nos encontrábamos.

-        ¿Quién se supone que es? – Musito entre dientes Jakob.

Mis manos seguían posadas en el pecho de Raynard, sonrojada las baje sin apartar mi cuerpo del contacto del suyo, era agradable sentir el calor que irradiaba hacia mí.

-        No lo sabemos, pero tenemos una grabación. – Saco el móvil y se acercó hasta donde estaba Jakob. – Esta encapuchado.

Raynard en dos zancadas estaba al lado de su amigo mirando atentamente las imágenes que le estaba mostrando Kaito en su móvil. La mandíbula de Diablo se apretó a medida que los segundos pasaban, mire a Molly quien me miraba con los ojos abiertos asintiéndome con la cabeza.

Había un traidor.

Pero, ¿quién? Tenía que ser de los hombres de confianza de ellos. Subordinados nombrados jefes de los hombres que tenían, y de esos solo tenían dos.

Igor y Andreu.

Fruncí el ceño alejando esos nombres de mi cabeza, ellos no podían ser. Eran fieles a sus jefes, tanto que habían puesto su vida en peligro por Infierno y Diablo. No tenía ningún sentido.

-        Mist, mist. (Mierda, mierda). – Gruño Jakob revolviéndose el pelo bruscamente. - Ich wearde diesen Mistkerl finden und töten. (Pienso encontrar y matar a ese hijo de puta.)

-        Wir werden. Aber jetzt wartet deine Frau dort auf dich, Bruder. Ich kümmere mich morgen darum. (Lo haremos. Pero ahora tu mujer te está esperando ahí hermano. Mañana mismo me pondré a ello.) – Lo que fuera que le dijo Raynard le apaciguo, pues abrió sus manos relajando los músculos de estas.

-        Sie haben Recht. (Tienes razón.) – Giro su cuerpo hacia mi amigo japones. – Mañana me gustaría que tuviésemos una reunión en mi casa.

Note como le costó pedir aquella cosa hacia Kaito, sabia de sobras que todavía no confiaban totalmente en su mafia, pero estaba segura de que acabarían haciéndolo. Estos nueves meses fue mi mejor amigo, es verdad que al principio me costo confiar en él, pero poco a poco se gano formar parte de mi vida. Le quería, le quería de verdad, muchas veces me era imposible no compararle con Derek por como me trataba. Me consideraba su amiga, su hermana, y eso era algo muy grande.

-        Bien. Nos vemos mañana por la mañana. – Kaito asintió haciéndole un gesto a sus hombres para que le acompañasen.

Mire de reojo a Molly, podía ver la guerra interna en sus ojos, no sabia si ir hacia los japoneses o quedarse ahí con Igor. No obstante, yo tenia claro que iba a hacer en ese mismo instante. Me separe del grupo y comencé a andar hasta los japones, note como me agarró Raynard sutilmente, este se había apretado más de la cuenta, y aun así me soltó dejando ir hacia mis amigos. Kaito me miraba con una pequeña sonrisa, esa sonrisa ladeada tan típica de él. Abrió los brazos rodeándome por completo, me apretó contra él con fuerza. Suspiré cansada, Kaito me había estado escuchando durante días y días, había sido mi psicólogo, amigo e incluso saco de boxeo cuando tuve ataques de rabia al principio del todo. Sus métodos al comienzo cuando me estaba enseño a luchar no eran muy amigables, hizo que la rabia contenida sobre Landon y Derek saliese a golpes, golpes hacia él.

Me separé lentamente de él notando el cuerpo de su mano derecha a su lado.

-        Yo también quiero. – Rodé los ojos ante Daiko.

Solté una carcajada abrazándole de vuelta. Dejo un beso en mi mejilla antes de susurrarme.

-        No sabes como me esta mirando tu hombre. – Bufé apartándole con una sonrisilla.

Al estar de espaldas al resto no podía verles la cara. Me acerque para murmurarme por lo bajo.

-        No tienes remedio. – Este me guiño un ojo divertido.

-        Todavía estas a tiempo de irte con este mafioso en vez con él que tienes a las espaldas. – Negue varias veces con una sonrisa.

-        Daiko... - Le advirtió su amigo.

Este levanto las manos divertido dando unos pasos atrás.

-        Nos vemos mañana Ángel. – Asentí caminando hacia atrás, observando como se quedaba mirando a alguien detrás de mí, le guiño un ojo junto con una sonrisa.

Era a Molly.

Igor siempre le ponía problemas a Molly para estar juntos, le tenia aprecio, pero la verdad que me gustaría que se enamorase de Kaito.

Sin embargo, el corazón va a su puto rollo y se enamorada de quien le sale de las narices.

Vi cómo se subían a sus vehículos y un coche de los nuestros les marcaban el camino de salida. Me quede ahí quieta viendo como se alejaban por el camino que llevaba directamente a la gran verja de entrada a la finca de los alemanes. Solté el aire de los pulmones paseando la palma de mis manos por ambos costados de mi vestido. Una mano se poso en mi espalda baja llamando mi total atención, gire mi cuerpo quedándome cara a cara con Diablo. No sabia en que momento Jakob y el resto habían desaparecido, pero en ese mismo instante solo estábamos ambos en aquel claro donde adornaba una hermosa fuente. Lo cierto es que nunca vi esta zona de los terrenos que formaban la finca, hasta ahora.

-        ¿Tuviste algo con Daiko? – Arrugue la nariz por la manera en la que me soltó la pregunta.

Di un paso hacia atrás.

-        ¿Perdón? – Indignada me cruce de brazos.

Como era costumbre, comenzó a apretar la mandíbula con fuerza. Raynard hacia eso mucho cuando estaba cabreado o comenzaba a hacerlo.

-        Es una pregunta simple. – Hablo entre dientes.

Mire al suelo un segundo intentando calmar el enorme fogón de fuego que me estaba invadiendo las entrañas. Me di media vuelta y comencé a andar alejándome del idiota que tenia en frente. Solté un gruñido mientras andaba, como me podía preguntar eso así. Él muy imbécil...

-        Davina. – Me agarró el antebrazo dándome un meneo para quedarme cara a cara con él.

Solté bruscamente el brazo.

-        ¡¿A ti que te pasa?! – Alce la voz mirándole a los ojos. – No tienes derecho a preguntarme eso.

-        ¿Qué no tengo derecho? – Pregunto incrédulo soltando una carcajada que carecía de gracia. – Eres mi mujer. – Susurró quedándose sin aire.

Su mujer.

El oxígeno desapareció por completo de mis pulmones, no esperaba que aquellas dos simples palabras me llegasen tan adentro, me desgarraba el corazón solo escucharlas. Aprete los labios con fuerza intentado no derrumbarme delante de él. Este se aparto el flequillo de la frente mirando hacia otro sitio que no fuera mi cara.

-        No. – Conteste simplemente.

-        No..., ¿no, que? – Apretó los puños con fuerza volviendo sus ojos a los míos.

-        No he tenido nada con Daiko. – Murmuré sonrojándome como una estúpida. – Me beso y ...

-        ¿Te beso? – Alzó la voz provocando que diese un bote en el sitio.

-        Estábamos borrachos y...

-        No quiero saber más. – Me mordí el labio con rabia.

Agarré su brazo para que no se fuera, él había preguntado y no me iba a dejar con la palabra en la maldita boca. Me iba a escuchar.

-        No paso nada. – Este me miro de reojo. – Le aparté y le dije que no podía hacerlo.

La fuerza que estaba ejerciendo sobre mi agarre fue disminuyendo, su mirada de nuevo se topó con la mía y poco a poco pude ver como su mandíbula se relajaba. Solté su manga dando un paso atrás. Esperé pacientemente que me contestase o al menos que me dijese algo. Suspiré cerrando los ojos, volví a abrirlos observando que no cambio de posición.

-        No he estado con nadie Raynard. – Hablé porque el silencio me estaba matando. – Absolutamente nadie.

Me di la vuelta comenzando a andar de nuevo, alejándome de él, y sin embargo esta vez no fue tras de mí, dejo que me fuera.

Brinqué de la cama cuando sentí unos brazos moverme de lado a lado. Hiperventilando mire a mi alrededor desorientada, jadeé sudada y realmente asustada. Aria, quien me agarraba de un brazo puso su mano en mi lado izquierdo de mi pecho.

-        Respira Davi. – Le miré asustada. – Conmigo venga.

Comencé a respirar a la velocidad que me iba indicando ella, cerré los ojos con fuerza dejando escapar un par de lágrimas. Dolía enormemente soñar una y otra vez con ellos, me era completamente inevitable echarme a dormir atemorizada por verlos en mis sueños. En diferentes escenarios, de formas diferentes, pero siempre acababan igual. Derek y Landon muertos y Caníbal persiguiéndome por allí donde fuera.

-        ¿Desde cuando tienes pesadillas? – Me susurró preocupada mientras me limpiaba las mejillas.

-        Desde que mate a Caníbal. – Respondí con la voz estrangulada de la angustia. – Una y otra vez están en mi cabeza, veo como matan a Landon, como matan a Derek y yo no puedo hacer nada, absolutamente nada Aria... - Solté un sollozó que salió de lo mas profundo de mi pecho.

-        Davi... - Murmuró preocupada.

Me rodeo con sus pequeños brazos transmitiéndome ese calor reconfortante familiar. Comencé a estabilizar mi respiración a medida que mi llorera se paraba. Intentaba ser fuerte, seguir adelante con la cabeza alta, pero la verdad era que sentía una aflicción tan gigante que a veces no me dejaba respirar.

Sus manos acariciaban mi espalda suavemente. Me separe de ella limpiándome la cara con brusquedad, suspiro echándome el pelo hacia atrás. Me acerque a darle un beso en la mejilla intentando poner mi mejor sonrisa.

-        Tenemos que hacer la prueba de vestuario. – Le recordé observando como alzaba una ceja.

-        Oye Davi, eso no tiene impor... - Le interrumpí impidiendo que siguiese hablando.

-        Si la tiene. Tu eres la protagonista, no yo. – Me levante de la cama extendiendo una mano hacia ella para que se levantase. – Así que me daré una ducha y nos pondremos manos a la obra.

Me miro durante unos segundo para terminar negando con la cabeza, me sonrió finalmente entrelazando nuestras manos.

-        Raynard me ha dicho que si quieres ir a la reunión con Kaito hay una silla para ti. – Abrí sutilmente la boca sorprendida.

¿Diablo me quería allí? Me quede completamente en blanco intentando procesar la información que acababa de soltarme por la boca mi mejor amiga.

-        ¿En...enserio? – Tartamudeé sin poder creerlo.

-        Jurado. – Se rio por mi reacción. – Son las nueva de la mañana, venga mueve el culo. Después de la reunión te secuestrare. Nuestros padres se han ido con los de Jakob a la ciudad.

Asentí conmocionada. Me alegraba mucho que se llevasen bien con Walt y Sofie. Le di un beso y me fui rápidamente al baño de mi habitación para darme una rápida ducha, escuché una carcajada por mi reacción, pero vamos, Diablo quería que fuera a una reunión con él y eso era completamente nuevo. Me mordí el labio deshaciéndome del pijama por completo, metí la mano en la ducha para comprobar el agua. Estábamos en verano así que no me importaba ducharme con agua fría, me metí sin pensarlo y, por supuesto, sin mojarme el pelo. Cuando termine me enrolle en una toalla suavecita, me lave los dientes con gran velocidad y fui de nuevo a mi habitación. Me despoje de la toalla quedándome como mi madre me había traído al mundo abriendo el armario donde tenia mi ropa. Ladeé la cabeza pensando en que ponerme, opté por una mini falda de cuadros negra de tubo, unas convers blancas de botín y una camiseta blanca con una palabra en negro. Me miré en el espejo soltándome el pelo mientras peinaba mi media melena con las manos. Complacida salí de allí dirigiéndome por los pasillos de la planta hasta llegar a las escaleras, bajé corriendo estas para luego irme directa a la cocina. Salude a uno de los hombres de los alemanes antes de entrar.

Mire en la isla de la cocina donde estaba posado un vaso térmico con una nota rosa. Aria me había preparado un moca con un poco de café, leí la nota con una sonrisa. Adoraba a mi amiga.

"Espero que te este rico, te quiero guapa."

Deje la nota en la isla probando el delicioso líquido, mi querida amiga tenia un don para la cocina, ya fuera comida, postres o bebidas. Ella sabia hacer cualquier cosa y le salía buenísima.

-        Davina. – Levante la mirada cuando escuche aquella maldita voz decir mi nombre.

¿Por qué cada vez que él decía mi nombre un escalofrío recorría todo mi cuerpo?

-        ¿Sí? – Pregunte con la voz algo baja.

Después de la discusión de anoche me sentía algo avergonzada el hecho de mirarle a la cara.

-        La reunión va a comenzar. – Asentí rodeando la islita para ponerme en frente de él.

-        Oh. – Mire mi bebida indecisa.

-        Puedes llevártela. – Sonreí inconscientemente como una niña pequeña.

Su vista se quedó clavada en mí durante unos segundos. Me di cuenta de que sus ojos no miraban los míos, sino mis labios. Comencé a sonrojarme solo de pensar que en cualquier momento se lanzaría a darme un beso.

Ese beso que tanto anhelo.

-        Vamos, ven conmigo. – Posó su mano en mi espalda baja.

Tenia esa maldita manía que revolucionaba mis hormonas.

Dejé que me guiase a la sala donde nos esperaba el resto. Pero sinceramente, dejaría que Raynard me guiase al mismísimo infierno.


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¡AQUÍ HAY TENSIÓN! ¿NO CREÉIS?

¿Quién será el traidor? ¿Tenéis alguna teoría? Me gustaría leerlas 👀

CHAN CHAN CHAN

-URSAHE-

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