El amor siempre florece

By Verenillagirl

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El amor no es algo que se pueda escoger, es más aparece como por arte de magia. Sólo era cuestión de encontra... More

Cuando se asume el amor
Cuando permanecen los sentimientos
Cuando se logra el acercamiento
Cuando llega el día esperado
Cuando llueven las confesiones
Cuando asechan los problemas
Cuando las flores se marchitan
Cuando los secretos salen a la luz
Cuando el tiempo vuela
Cuando se ilumina un día gris
Cuando se toma una decisión
Anuncio de secuela

Cuando se atesoran las buenas nuevas

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By Verenillagirl

Hola a todos, ¿qué tal? primero que nada, debo decir que este capítulo es el final de este fanfic, así que saquen sus pañuelos :( 

***

Damian calló por unos instantes, pero recuperó el habla en unos segundos después. Debía decirle sí o sí, su suegro, después de todo no resultó ser tan celoso con Anya como pudo haber imaginado, pues aceptó la relación sin comentarios despectivos. Así que validando eso, habló.

—Qui-quiero casarme con Anya cuando salgamos de la academia.

Silencio sepulcral.

Lloid, si bien sabía que el hijo del difunto objetivo se había enamorado de Anya de forma irremediable, e incluso siendo consciente de que este momento ocurriría tarde o temprano, se sorprendió de igual manera. Pero pudo notar el nerviosismo de Damian, así que le sonrió con afabilidad para disminuir el malestar de su yerno.

—Me parece perfecto —dijo Lloid con una sonrisa natural. Luego, su estado de ánimo cambió un sombrío y oscuro para decir otra clase de palabras—. Pero, a lo que la vea llorar por ti, considérate hombre muerto, Damian.

Damian sintió como le daba un escalofrío por el cambio de actitud de Lloid, pero no le quedó más remedio que asimilar todo.

—Le prometo que la haré muy feliz —dijo Damian con sinceridad para aligerar el ambiente.

Suegro y yerno siguieron con su caminata y volvieron a hablar de trivialidades. Estaban de regreso, al llegar al departamento, Damian le avisó a Anya que mañana quería ir a un restaurante, porque quería decirle algo importante y que, por ende, debía ir elegante, ella asintió. Luego se despidieron con un tierno beso y Damian se fue. Tanto Lloid como Yoru se fueron a dormir a sus respectivas habitaciones. Y Anya igual fue a la suya, con una intriga de niveles colosales. Lo único que quería era saber de que habían hablado su padre y su novio, sin embargo, no quería que Damian se enojara con ella, pero eso no quitaba su curiosidad. En fin, ella aceptó que era mejor sorprenderse ante saber a escondidas, a pesar de todo. Y con ese pensamiento se quedó dormida.

Al otro día, ya había llegado el momento de la verdad. Pues almorzarían en un restaurante famoso por ir muchos idols y estrellas. Anya, quien usaba un vestido sin mangas, verde metálico con escote circular que le llegaba tres centímetros arriba de la rodilla, estaba entrando al restaurante junto con Damian, que vestía un traje de color gris.

Conversaban acerca del clima, pues hacía un calor insoportable, por lo que esperaban que el restaurante tuviera aire acondicionado. Cosa que fue así. Se adentraron en el restaurante y se fueron a la zona VIP, en donde las mesas estaban más alejadas unas de otras que las del pasillo común. Se sentaron, ordenaron, y cuando llegó la comida, Damian comenzó a preparar su discurso. Para ello, se levantó de la silla y se paró enfrente de Anya.

—¿Qué pasa, Damian? —dijo Anya intrigada.

—Anya, yo quiero...yo quiero decirte que te amo con toda mi vida. Has sido mi primer y único amor en toda mi existencia y es por ello que a estas alturas no podría imaginar ni un segundo una vida sin ti —dijo Damian inspirado mientras se arrodillaba ante ella—. ¿Así que, Anya Forger te casarías conmigo? —. Damian sacó la cajita de terciopelo azul de su bolsillo derecho y la abrió.

Silencio.

Anya se sorprendió. Como no solía ver películas de romance, jamás esperó algo como lo que acababa de presenciar por parte de su novio. Entonces, quedó en un shock en donde los ratones le habían comido la lengua, pero se despabiló al ver el cambio de expresión de felicidad a preocupación en el rostro de él. A punto de llorar de la emoción y con una sonrisa de oreja a oreja Anya cortó el silencio.

—Acepto, Damian.

El chico volvió a sonreír y acto seguido, le colocó el anillo de plata que poseía un vistoso jade y a su vez estaba tallado en forma de corazón. Un anillo hermoso. Él quiso un jade, porque presumió que combinaría con el color de ojos de su novia.

Después de ello, Damian se paró y Anya realizó lo que cualquier chica enamorada y recién comprometida haría, es decir, se lanzó a los brazos de Damian para apretujarlo entre sus brazos, ante lo cual él correspondió encantado. Al separarse y quedar a una distancia peligrosa, se besaron y pudieron jurar que ese beso era uno especial, porque indicaba el inicio de una nueva etapa en su relación. Al cortar el beso se quedaron mirando más enamorados que nunca hasta que a la chica le surgió una gran duda.

—Pero Damian, aun somos muy jóvenes.

—Lo sé, por eso nos casaremos apenas nos graduemos de la academia —dijo Damian acariciando su mejilla.

—¡Vaya! Mi novio piensa en todo —dijo Anya sonriéndole mientras acurrucaba su mejilla en la caricia que le estaba brindando él.

Al terminar con la velada, salieron a dar un paseo e iban tomados de la mano. Nada ni nadie podía destruir esa felicidad que habían construido ellos mismos uno junto al otro.

Ya se había hecho de tarde, entonces cuando llegaron a la casa de Anya, la pareja recién comprometida se despidió. Y se sorprendieron al ver que Lloid y Yoru estaban ya alistados para probablemente salir a una ¿cita?

—Anya, saldremos a cenar —dijo Lloid con una sonrisa en su rostro.

Lloid usaba un traje de color mostaza, mientras que Yoru usaba sus típicas ropas.

—Así es, Anya —dijo Yoru—. Si te da hambre, Lloid preparó la cena para ti.

—Esta bien, pásenla bien.

Dicho lo anterior, los adultos salieron, dejando a la pareja a solas. Pronto, se dieron cuenta de un detalle o mejor dicho un gran detalle.

—Cielos, olvidé comentarles lo del compromiso —dijo Anya.

—No te preocupes, amor —dijo Damian—. Ya podrás decirles cuando sea más apropiado. De todas formas, tu padre ya sabe que me quiero casar contigo así que...

Anya se sorprendió y sus ojos abiertos fueron prueba de ello. Pero, no dijo nada y solo sonrió después. Damian y Anya se despidieron y Anya fue a cenar lo que había preparado Lloid.

La cena entre Lloid y Yoru había pasado sin penas ni glorias. Se hablaban con total confianza y se notaba que los años habían afianzado su relación, y de paso, se habían encariñado el uno y el otro. Todos podían ver eso. Esto era más evidente si se comparaba el primer día en donde comenzaron a convivir con este día.

Al otro día, Anya les contó la gran noticia sobre su compromiso y tanto Yoru y Lloid la abrazaron.


La ceremonia de graduación de la Academia Edén era todo un majestuoso evento. Era todo un espectáculo que hasta contaba con prensa y medios de comunicación.

El director daba las palabras finales para los alumnos que se estaban graduando. Estaba dando una charla, luego cada uno de ellos fue pasando al escenario para buscar su diploma y capturar el momento en una fotografía. Una vez que pasaron todos. Se tomaron una foto grupal formal, luego vinieron las fotos por afinidad, en donde Anya se encontraba al medio, al lado de ella estaba Damian, y al otro costado de Anya estaba Becky. Todos con sus diplomas y muy sonrientes.

Lloid y Yoru guardaban el momento con cámaras fotográficas. Mientras que la prensa hacía de las suyas, pues Damian era famoso ahora, por hacerse cargo de los negocios de su difunto padre. Entonces, las entrevistas fueron varias. Luego, un reportero vio hablando a Anya y a Damian y fue tan observador que se dio cuenta del detalle. Se acercó a Damian con un micrófono.

—Cuéntenos joven Desmond, ¿esa chica es su novia? Veo el anillo de compromiso.

—Sí, lo es —dijo Damian frente a las cámaras, mientras tomaba la mano de su novia—. Anya y yo, nos casaremos pronto.

Y así fue como Anya también se hizo famosa.

—Señorita Anya, ¿qué le parece estar comprometida con el futuro magnate?

Anya estaba nerviosa, no sabía que esto sucedería. Pero, debía decir algo con rapidez, no quería avergonzar a nadie frente a la cadena nacional.

—Pues me parece bien, porque ambos estamos muy enamorados.

El reportero pudo seguir preguntando cosas a Anya, pero Damian lo impidió. Con la respectiva amabilidad le dijo que ellos debían irse. Así que, el reportero los dejó tranquilos. Anya recibió abrazos por parte de sus padres, y de Becky.

Así la ceremonia concluyó dejando muchas sonrisas en el acto.



Las semanas fueron pasando y el matrimonio estaba ad-portas de iniciar. Anya se encontraba en el tocador del lujoso local junto a Yoru y a Becky, quienes la ayudaban a ajustar el vestido de novia. Aunque igual era apoyada por las diversas estilistas y asistente de modas que habían contratado. Yoru usaba un traje de dos piezas consistentes en un blazer rojo con una camisa blanca debajo y una falda recta que le quedaba sobre las rodillas.

—Ay amiga —dijo Becky, quien vestía un vestido corto de color rosa palo pegado al cuerpo —estoy tan feliz de que estes en esta situación. Te deseo mucha felicidad junto a Damian.

—Gracias, amiga —dijo Anya —Pero siento miedo. ¿Y si Damian se arrepiente a último momento?

Un coro de risas se escuchó luego de esa pregunta. Todas las presentes parecieron ponerse de acuerdo en hacer esa seguidilla de risas. Pero, la verdad es que fue espontáneo. La razón de las risas era simple, todas pudieron notar como Damian miraba a Anya en cada momento, como le hablaba, como la tocaba. Todo parecía indicarles que él estaba muerto de amor por ella, así que era ridículo escuchar que de pronto todo ese sentimiento lo mandara al carajo ¿no? Yoru y Becky le hicieron ver eso y así Anya asintió feliz. Pues les encontró la razón.

Ya era hora de que la novia saliera a la luz. Entonces, Yoru fue a sentarse a su lugar en la primera fila de los asientos al lado de Lloid, que usaba un traje elegante, y Becky como buena dama de honor tomó su lugar también. Ahora Anya estaba sola en la habitación. Tomó unas cuentas respiraciones para disminuir los nervios y se posicionó en el pasillo frente a una puerta. Su vestido era straple en el escote y debajo de este era estilo corsé, la falda blanca era larga, al igual que el velo que le cubría el rostro.

La música sonó y las puertas se abrieron, sin más. Anya comenzó a dar la marcha nupcial junto a su ramo entre sus manos y algunos se emocionaban, como Becky, Melinda y Yoru, mientras que otros esperaban ansiosos a que Anya atravesara el largo pasillo del lugar de eventos para llegar al encuentro con el novio, como los amigos de Damian y Demetrius. Damian estaba vestido con un traje negro y unos zapatos que lucían caros, y en efecto, su conjunto se veía a simple vista que era confeccionado por grandes diseñadores de la moda. Él estaba nervioso, pero feliz.

Anya ya había llegado junto a él y Damian le sonrió.

—Estoy nerviosa, Damian —dijo Anya con rubores.

—Tú tranquila, yo nervioso —dijo Damian sonriente y no tan elocuente, pues creyó que era lo único que pudo decirle en ese momento para calmar los nervios de la chica.

Ambos avanzaron hacia la autoridad que los iba a casar. Y este dijo la charla introductoria, mientras que todos los presentes escuchaban con atención, en especial los aludidos. Hicieron los votos, intercambiaron anillos y la parte favorita de todos llegó.

—Puede besar a la novia.

Damian no esperó más y levantó el velo de ella para poder obedecer la orden que le fue dada. Damian se acercó a Anya para realizar lo anterior y se besaron con ternura sin que fuese muy empalagoso para no hacer una escena. Se separaron sin dejar de sonreír. Estaba de más decir que la prensa estaba que ardía con el dichoso evento, pues los "flashs" de las cámaras profesionales iban y venían en todo momento. Pronto, ellos salieron caminando por el pasillo ignorando a los reporteros y escuchando las palabras de felicitaciones de todos los presentes mientras caminaban. Ambos sonreían con sinceridad y el caos se calmó cuando pudieron ingresar a la limosina que los esperaba para ir al local en donde celebrarían la ocasión. Este era otro centro de eventos que estaba al aire libre. Anya y Damian se calmaron un poco, pues estaban agitados por todo el revuelo que causó su unión. Damian recostó su cabeza en el hombro de la chica y ella le acarició su cabello.

—Al fin nos casamos, Anya —dijo Damian feliz.

—Sí, no sabía que podía sentir tanta felicidad hasta que viví lo de hoy —dijo Anya con dulzura.

—Me pasó lo mismo, Anya —dijo Damian mirándola de frente—. Desde que nos conocimos hace millones de años atrás, sabía que serías inolvidable para mí.

—Aw, Damian eres un amor —dijo Anya besándole la mejilla—. Para mí también eres inolvidable, querido esposo.

—¿Querido esposo? —dijo Damian molestándola con una sonrisa—. Me gusta como suena eso, querida esposa.

El auto se detuvo de pronto y ya era hora de bajar al recinto en donde se llevaría a cabo el ritual más esperado por las chicas, así es, estoy hablando del lanzamiento del ramo, ramo que Anya aún tenía sobre su regazo. Se bajaron y todos los invitados ya los estaban esperando para celebrar la unión.

El ambiente al aire libre era una buena idea, pues el clima estaba fenomenal. Había mesas largas con aperitivos, como alcohol y ese tipo de cosas y en total eran tres mesas largas que rodeaban el lugar, más las sillas previamente decoradas que rodeaban a las mesas y dejaba un espacio de baile en el medio.

Sonó el valse y tanto Anya y Damian comenzaron a bailar de forma elegante y muy coordinada. Era seguro que ambos habían tomado clases de baile. Así Anya se apoyó en el hombro de Damian y él la acogió en sus brazos mientras seguían bailando música clásica y después lentos. Eran solo ellos contra el mundo, y los presentes lo sabían.

Llegó el momento en donde Anya debía lanzar el ramo, ella se subió a una silla que dejó en el sector del medio y de espaldas contó del tres al uno y lanzó el ramo. Y para sorpresa de todos quien atrapó el ramo no fue nada más ni nada menos que Becky, su gran amiga de años. Ella saltó feliz, y abrazó a su novio rubio que estaba por ahí como invitado también. Este muchacho se llamaba Marck y era un amigo de Damian, y en un encuentro de amigos ellos se conocieron y se gustaron al instante.

Anya bajó de la silla con ayuda de su esposo, pues con el vestido se podía caer. Luego, se abrieron más botellas de alcohol y muchos comenzaron a beber, pues tenían mayoría de edad para esos momentos, como Anya, Damian. Ellos tomaron solo una copa de champaña porque lo último que podían hacer era emborracharse y no recordar la velada. Algunos bailaban con la música del momento, otros hacían vida social, otros fumaban cigarrillos un poco más alejado del parque.

En general, la velada fue una muy bonita, memorable y encantadora. El atardecer hizo de las suyas en ese ambiente, pues al estar al aire libre la acuarela en el cielo brindaba un toque mágico a la velada. Es que, los colores del cielo combinaban con la ceremonia, esos tonos anaranjados más la brisa que recorría el mágico lugar, lo hacían una experiencia invaluable.

Anya y Damian miraron su alrededor y después se miraron ellos con complicidad envidiable. Se quedaron mirando y pudieron jurar que sus latidos estaban sincronizados. Porque dicen que, si uno se queda mirando al interés amoroso que posee el mismo sentimiento que la otra persona, los latidos se sincronizan. Y ellos no fueron la excepción para nada. Se ruborizaron durante ese juego de miradas y se sonrieron a más no poder. Estaban seguros de que a partir de ahora su felicidad sería eterna, infinita y estaban seguros de que Anya le daría todo de ella a Damian y Damian le daría todo de él a Anya.

Fin

**

Muchas gracias por todo el amor que le dieron a esta historia, jamás imaginé ni en mis más locos sueños que tendría tan buena acogida por parte de ustedes. 

Esta historia surgió como una idea pasajera que se me pasó por mi cabeza y que fue cobrando vida con cada capítulo que le fui escribiendo. Y así se dio, pero todo lo que comienza tiene un final. 

Así que eso, muchas gracias y que tengan un buen comienzo de año.

Saluditos :)

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