Esta historia
¡NO ME PERTENECE!
TODOS LO DERECHOS son de Overnights en AO3
Me tomé el atrevimiento de traer está historia para acá, porque algo tan bello como esto, merece llegar a más gente. No olviden dejar su apoyo al autor original en su plataforma original.
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Enid recibe la llamada a mediados de diciembre, casi dos meses después de dejar Nevermore. Está sentada en su escritorio en casa, pintándose las uñas de un tono de rosa que nunca antes había probado, cuando su teléfono comienza a sonar y la pantalla le muestra un número desconocido.
Su primer pensamiento, lleno de pánico e ilógico, es que es Ajax; que de alguna manera, después de la ruptura, consiguió su número y la llamó para gritarle o, peor aún, para tratar de volver a estar juntos. La idea es casi suficiente para hacer que filtre la llamada, pero al final no puede resistirse. La curiosidad mató al lobo, o como dice el viejo refrán.
Desliza el pulgar por la pantalla, con cuidado de no arruinarse las uñas con la capa fresca de esmalte, y toca el botón del altavoz. "¿Hola?"
“Hola, Enid”, dice la voz al otro lado de la línea. Es una voz fría, impaciente y descontenta con un trasfondo peligroso, y le resulta tan familiar a Enid como su propio reflejo.
Una sonrisa se dibuja en el rostro de Enid, rápida y absorbente. Ha pasado demasiado tiempo desde que hablaron: ella pensó que sucedería más a menudo durante el descanso, dado todo lo que sucedió el semestre pasado, pero aparentemente incluso un asesino en serie que cambia de forma y una resurrección de entre los muertos no es suficiente para que Merlina Addams se mantenga en contacto.
"¿Merlina? Espera, ¿eres realmente tú? ¿Compraste un teléfono?"
“No”, responde Merlina. “Me lo dio Xavier en un intento de lo que solo puedo suponer que fue un gesto romántico”.
La sonrisa se desliza del rostro de Enid antes de que pueda evitarlo. En algún punto del camino, por razones que no está dispuesta a examinar completamente, dejó de estar emocionada por Merlina para encontrar un chico y en su lugar, comenzó a pensar que ninguno de ellos sería lo suficientemente bueno para ella. Ella lo atribuye al hecho de que el chico que Merlina besó el semestre pasado terminó siendo un monstruo asesino en masa que cambia de forma.
Sí, eso es. Definitivamente. No hay nada más que pueda ser. Si Enid siente náuseas en el estómago cuando piensa en Xavier y Merlina, si la idea de que Xavier le entregue a Merlina un nuevo teléfono le da náuseas de una manera nueva e irracional, bueno, debe ser por eso.
“Xavier te dio un teléfono”, dice Enid, su entusiasmo disminuye un poco. “Compra bastante seria, ¿eh? ¿Qué pasó con los niños que compran joyas para las niñas?
Merlina hace un ruido mordaz y Enid vuelve a sonreír ante la familiaridad. "Difícilmente. No tengo ninguna intención de involucrarme con él. Sin embargo, me quedé con el teléfono.
“Vaya sorpresa”, bromea Enid. “¿Merlina 'Me niego a ser un esclavo de la tecnología' Addams finalmente se dio cuenta de que las redes sociales no son tan malas? Dios mío, ¿significa que puedo hacerte una cuenta de Instagram?”.
“Las redes sociales, como he dicho antes, son un vacío de afirmación sin sentido que chupa el alma”, dice Merlina con desdén. “Pero reconozco que tal vez, posiblemente, hay algunas ventajas de tener un teléfono. Pocas, muy pocas. Cómo poder comunicarme con las personas raras que no desprecio por completo".
Un tipo extraño de sentimiento inunda el cuerpo de Enid, corriendo a través de ella como la electricidad a través de un cable con corriente. Ella ha tenido este sentimiento una vez antes, recuerda, cuando ella y Merlina se encontraron en las puertas de Nevermore, cansados, sucios y cubiertos de sangre, y se abrazaron como si el fin del mundo ya hubiera llegado y se hubiera ido.
Enid niega con la cabeza, tratando de borrar el recuerdo. “Eso es tan dulce, Merlina. ¿Cuál es el truco?"
"¿Qué razón tienes para creer que hay una trampa?"
“Uh, todas las razones. Me encantaría pensar que me estás llamando solo para ponerte al día y cotillear, porque eso es lo que hacen las mejores amigas, pero también sé que no hay forma de que eso sea cierto. No haces nada sin intención”.
“Me siento halagada”, dice Merlina, y suena como si realmente lo dijera en serio. "Bien, entonces. Te llamo para invitarte a la mansión de la familia Addams por el resto de las vacaciones de Navidad."
Los ojos de Enid se agrandan. Siempre se ha preguntado cómo es la casa de Merlina, pero pensó que nunca tendría la oportunidad de averiguarlo. "¿En serio? ¿Quieres que te visite? ¿Está seguro?"
La voz de Merlina adquiere un tono de impaciencia. “Por supuesto que estoy segura. Eres mi compañera de cuarto.
Hay una pequeña pausa entre las palabras de Merlina, un tramo de espacio que cae entre la palabra -mi- y -compañera de cuarto- . Es el tipo de espacio donde Enid podría perderse si no tiene cuidado; ¿Pero qué tontería está pensando?
"Oh", es todo lo que puede decir.
"¿Así que? ¿Quieres?"
Enid reflexiona durante un minuto. Piensa en su familia y sus tradiciones y en un árbol de Navidad en su sala de estar con luz cálida, y luego piensa en Merlina Addams con un gorro de Papá Noel, debajo del muérdago, y su corazón se pliega como una grulla de origami.
"Sí, por supuesto", dice, la emoción brota dentro de ella mientras habla. “Me encantaría ir a visitarte. Ah, y llevaré todas mis cosas de vacaciones: calcetines peludos y pijamas a juego, DVD y...
“Si tienes alguna visión de hacerme usar un conjunto de pijamas a juego”, interrumpe Merlina, “deberías olvidarlos ahora mismo, o encontrarás una horda de tarántulas en tu habitación cuando llegues”.
Merlina está hablando en serio, y Enid lo sabe, pero no puede evitar reírse de todos modos. Extrañaba escuchar las amenazas de Merlina de la misma manera que extrañaba sus tranquilas respiraciones para dormir y su música de orquesta nocturna y el enloquecedor clic de las teclas de su máquina de escribir. “Lo que tú digas, Merlina. Te pondré un gorro de Papá Noel de una forma u otra”.
"Prefiero morir". Hay una pausa, y luego Merlina vuelve a hablar. "Enid, admito que tengo un motivo oculto al pedirte que me visites durante las vacaciones".
Enid se ríe, sin sorprenderse; esta es la Merlina que conoce, incluso mediante una línea telefónica y a costa de la distancia. "¿Qué es?"
“Le dije a mis padres que estoy en una relación”, dice Merlina, como si fuera una frase más y no un rayo en el corazón de Enid. "Contigo, específicamente."
La boca de Enid se abre y su respiración se vuelve extrañamente superficial. “Yo, eh, ¿tú qué? Pero yo, quiero decir, tú no... yo no soy... —busca a tientas más palabras, mejores, y se las arregla para decir: —Tú no eres…mi novia. No estamos... No estamos saliendo."
Es el equivalente verbal de un choque de siete autos, y nadie viene al rescate. Enid se tapa los ojos avergonzada, con la esperanza de que el teléfono se la trague entera y nunca más tenga que hablar con Merlina.
“Ya lo sé”, dice Merlina, ignorando gentilmente la completa y repentina incapacidad de Enid para formar oraciones compuestas. "Estaba pensando que podríamos emplear un pequeño subterfugio."
Los pensamientos de Enid corren lentos, tropezando consigo mismos en su esfuerzo por erguirse. “Umm… Así que, solo para aclarar esto, ¿estás como... pidiéndome que pretenda ser tu novia?"
Un suspiro silencioso desde el otro extremo de la línea. “Sí, Enid, eso es exactamente lo que estoy preguntando. Concéntrate."
Enid contiene una risa casi histérica. Ella y Merlina. La idea es tan loca que tiene perfecto sentido; ella trata de imaginárselo, y la pintura se seca en perfecto color vivo. Recuerda algo que le dijo a Merlina una vez, en un día que parece que fue hace un día y un año a la vez: Trabajamos. No deberíamos, pero lo hacemos bien.
Piensa, rápido y espontáneamente, en esa sensación de alambre vivo en sus venas cuando Merlina la abrazó por primera vez, y luego la aparta. Eso no es importante ahora, o nunca.
"Está bien", dice Enid lentamente. "Lo haré."
"Bueno. Además, mis padres organizarán un baile de Año Nuevo. Esperarán que estés allí."
"Entiendo. Empacaré un bonito vestido."
“Muy bien”, dice Merlina. “Y, Enid…”
"¿Sí?"
"Gracias. Por hacer esto."
Las palabras son planas y monótonas, y suenan como si por la sangre de Merlina viajarán piedras. Enid, sabiendo el significado aquí, los toma por lo que son: verdadera gratitud.
“Por supuesto”, dice, contenta de que Merlina no pueda ver la sonrisa que se dibuja en su rostro en este momento. "Cuando quieras."
-
Cuando ella les dice a sus padres que no estará en casa para Navidad, no se molestan en absoluto por la noticia. Enid desearía poder decir que esto es una sorpresa, pero es exactamente lo que esperaba. Incluso después de que se enlobó, hay algo en Enid que vive como una decepción perpetua en la larga sombra de su madre.
El asunto no mejoró, por supuesto, por el hecho de que su lobo en Nevermore parece ser algo de una sola vez. La luna llena ha ido y venido desde entonces, y Enid no pudo cambiar. La vergüenza de eso todavía arde como alquitrán en la parte posterior de su garganta cada vez que piensa en ello.
No es de extrañar que su madre quiera deshacerse de ella.
“Dale saludos de mi parte a tu compañera de cuarto y a su familia”, le dice su madre, lanzando a Enid una mirada de reojo por el rabillo del ojo mientras trata de equilibrar una tabla de cortar llena de bistecs raros en sangre. Y trata de ser un buen huésped.
Enid suspira pesadamente. "Lo haré, mamá".
“Y”, continúa su madre, alcanzando un paño de cocina y usando su mano libre para limpiar el mostrador de la cocina, “lleva algo de ropa decente. Vi a la familia de tu compañera de cuarto en el fin de semana de los padres, y parecen demasiado ricos y elegantes para nosotros. No querrás lucir como un cachorro andrajoso a su alrededor. Tal vez también deberías quitarte esas horribles mechas de tu cabello”.
Las yemas de los dedos de Enid brillan con fastidio, sus garras listas para saltar. Los obliga a retroceder con una mueca que rápidamente convierte en una sonrisa cuando su madre vuelve a mirar en su dirección. "Esta bien, mamá."
"Está bien, ¿qué?" pregunta su madre, tirando los bistecs en un plato grande de vidrio y alcanzando el salero. "Está bien, de ¿vas a escucharme?"
"Si, te escucho", dice Enid. Luego, en voz baja: "Desafortunadamente"
Hay un alboroto en la puerta trasera, que se abre para revelar a dos de los hermanos de Enid y tres de sus primos amontonándose en la cocina. No hay una sola niña entre ellos. Enid suspira profundamente.
“Oh, hola chicos”, dice alegremente la madre de Enid. "Siéntate, la cena está casi lista".
Los primos de Enid aplauden en voz alta y luego comienzan a luchar con sus hermanos hasta que tropiezan y caen al pasillo en un montón de pieles y puños. Enid suspira una vez más, deseando que alguien en su familia pueda ser amable y normal aunque sea por un minuto.
"¿Sin embargo, estás seguro de que no quieres quedarte para Navidad?" —pregunta su madre, haciendo caso omiso de los gruñidos y chillidos provenientes del pasillo. “Va a venir toda la familia extendida, y me encantaría contarles todo acerca de cómo finalmente te enlobaste. Puede haber sido una casualidad, pero al menos sucedió una vez”.
El último rastro de duda que tenía Enid sobre ir se desvanece en la nada. La perspectiva de estar rodeada por un grupo completo de miembros de la familia que desean escuchar sobre su primera salida como lobo es nada menos que horrible, especialmente cuando hay un miedo persistente y constante en el fondo de su mente que piensa que su transformación en Nevermore fue exactamente eso : una oportunidad única en la vida convertida en suerte, que nunca se repetirá. Ella no es ajena al fracaso, pero eso sería más de lo que podría soportar.
“No, mamá”, dice ella. "Estoy bien. Quiero ir a casa de Merlina. Luego, con una ligera amargura en su tono: “No es como si te dieras cuenta de que me he ido, de verdad. Después de todo, tendrás a mis hermanos y primos.
“Está bien”, responde su madre, escuchando sólo a medias. "Ve a empacar tus cosas y te llevaré al aeropuerto por la mañana".
Enid se da vuelta para irse, pero algo la retiene en la puerta por un momento más. Su madre está otra vez ocupada con la cena, sin prestar ya la más mínima atención a nada más. Mientras Enid observa, su madre sirve bistecs en platos enormes. Los cuenta: siete, uno para cada uno de sus padres, hermanos y primos. Para la propia Enid, no hay nada.
Enid sale de la cocina y sube las escaleras para empacar para el viaje, las costillas le duelen con una mezcla de dolor e ira.