Blake
—¿Y? ¿La pasaron bien anoche? —fue lo primero que preguntó Amanda cuando bajamos a desayunar.
—Malditos, no me dejaron dormir—protestó Asher, tenía una cara de muerto—Me las van a pagar.
—¿De qué hablan? —me hice la inocente mientras agarraba una manzana.
—¡Oh, Aarón! ¡Ah! —imitó Amanda y me sentí muy avergonzada.
—Ya déjenla—intervino Aarón, parándose a mi lado con una sonrisa burlona.
Louis estaba desayunando tranquilamente, Amanda se burlaba de mí mientras que Asher se peleaba con Aarón. Fue en ese instante en el que me di cuenta de que Scott aún no bajaba y eso no me dio buena espina, no después de lo que sucedió en el sofá ese día.
—Oigan, ¿y Scott? —los interrumpí.
—Ni idea, no ha bajado aún—dijo Amanda, restándole importancia.
—Iré a revisar—me preocupé un poco.
En cuanto comencé a subir las escaleras sentí a alguien tirarme del brazo delicadamente, me giré y vi a Aarón viéndome con una expresión dudosa en su rostro.
—¿Qué ocurre? —pregunté, confundida.
—¿Por qué necesariamente debes ir tú a verlo a él? —ya sé a dónde se dirige esto.
—Porque yo lo traje y me preocupa que aún no haya bajado, es todo.
—Los vi besarse en mi maldita casa, Blake. No me agrada que vayas y estés sola con él allá arriba—no estaba enojado, aunque si parecía estar algo nervioso ante la situación.
Suspiré pesadamente ante su desconfianza, tiene todo el derecho pero no estoy acostumbrada a este tipo de escenas y aún se me hace rara toda ésta situación.
—Solo voy a ver y ya, no te preocupes.
Logré que accediera pero claro no dejó que me fuera sin antes plantarme un beso en los labios Oh, cuanto extrañé eso.
Subí las escaleras hasta la habitación donde se encontraba, intenté tocar un par de veces pero cuando no recibí respuesta alguna me di por vencida y finalmente la abrí yo misma la puerta. Él estaba en la cama recostado con un vaso en su mano y una botella de tequila en la mesita de noche, había un lío en la habitación y me molesté por eso.
—¿Se puede saber qué te ocurre? Todavía que nos ofrecen lugar aquí te pones a hacer tus estupideces—me adentré a la habitación y traté de reacomodar algunas cosas.
—Me dijiste que ésta vez iba a ser diferente—me miró con una sonrisa de decepción—Dijiste que el volver no te iba a hacer cambiar de opinión y mírate, no han pasado ni dos meses y ya te acostaste con él.
Sabía que no le iba a pegar nada bien la noticia, pero es que en realidad yo nunca le di señales para que se ponga así, él solo se hizo ideas. Yo estoy totalmente consciente de que solo lo busqué porque lo necesitaba, el destino lo volvió a poner frente a mí para volver a usarlo y no importa cuan mal suene esto pues es lo que es.
No puedo confiarle cosas, él cree que sabe demasiado pero en realidad solo conoce un tercio de la historia entera. Lo único que sabe es que mi padre está en malos rumbos, que yo sufrí una decepción amorosa por parte de Aarón y que mi padre me detesta. ¿Eso es saber algo? No.
—Sí, eso dije, y lo estoy cumpliendo. No he cambiado de opinión con respecto a lo que quiero hacer pero eso no quiere decir que no pueda intentar resolver las cosas—respondí a la defensiva, no me agradaba el plan de víctima que estaba tomando—Y mi vida personal no te concierne en nada, estás aquí porque tampoco quieres que mi padre siga haciendo mal y preferiría que quedara así.
—Vaya, si que eres una mierda de persona—pronunció con tristeza—Te he ayudado desde el inicio y lo único que haces es dejarme así, de lado; y sigues pretendiendo que solo soy un peón más de tu maldito juego.
—Me estás ofreciendo ayuda sin esperar nada a cambio, si te quieres ir bien pero no podrás salir de aquí vivo—aclaré, no iba a dejar cabos sueltos, no ésta vez—entre nosotros nunca hubo nada así que no te pongas en este plan que no te va nada bien.
Se quedó callado.
Iba a salir de la habitación pero me detuve para decir una cosa más.
—Y que te quede claro que en algún momento llegué a creer que serías un buen amigo pero ya veo que estaba mal, quiero que recojas todo este maldito desorden, bajes a desayunar, te comportes y no hagas nada estúpido de nuevo si no quieres que la siguiente bala caiga en ti, ¿entendido?
—Claro, patrona—musitó con enojo.
Salí de ahí muy molesta y justo en ese momento me encontré a Asher y a Aarón hablando sobre el diario de la mamá de Aarón que él había robado ayer. Le escuché encargarle que sacara una copia entera del libro y se los llevara en cuanto estuviera listo. Supongo que la palabra de su padre no vale nada para él y necesita tener un respaldo de cualquier cosa.
Iba a seguir caminando pero Aarón me habló y me detuve.
—Blake, ¿podemos hablar? —preguntó y noté un nerviosismo diferente al de antes.
No me agradó.
—¿Qué ocurre? —pregunté, preocupada.
—Ven—dijo y me arrastró a otro lugar alejado de los demás.
Una vez estuvimos solos adoptó un porte bastante serio que no me dio buena señal. Algo le sucedía.
—Bien, creo que ya estás enterada de que mi padre quiere el diario de vuelta—asentí y dejé que continuara—La cosa es que cuando él hace este tipo de recados no solo quiere lo que le robaron, si no también a las personas que se lo robaron.
—Comprendo
—No voy a entregar a Asher, eso está claro, pero tengo a otras personas en mente y no quiero que vayas a molestarte—dijo con lentitud, como si esperara una mala reacción de mi parte.
—Siempre y cuando esas personas se merezca lo que les hará, no veo porque habría un problema—me encogí de hombros.
La Blake de hace unos meses hubiera dicho lo contrario, que nadie merece tal castigo ni siquiera si hubiesen hecho lo peor, pero la yo de hoy no quiere volver a ver sufrir a alguien y si para eso hay que quitar del camino a la gente mala lo voy a hacer. Dar de su propia medicina.
—Bueno —dijo, sorprendido—Pero eso no es todo.
—Vale, Aarón, me estás asustando ¿qué ocurre?
—Cuando creí que, bueno ya sabes, moví muchas cosas y descubrí quiénes eran esas personas que te hicieron daño años atrás—lo decía con una lentitud, tenía miedo de como reaccionaría yo—Y me parecería justo entregarlos a ellos, después de todo nunca hubo justicia con tu caso y yo Bueno, yo creí que
Mi mirada se perdió en un punto de la sala, recordar a esas personas no me trajo buenos recuerdos. Siempre he odiado a esos hombres con cada átomo de mi cuerpo, el día en el que me enteré de que trabajaban para mi padre sentí que mi corazón se pudría de la rabia. No hice nada entonces porque no era capaz pero ¿hoy? Hoy soy capaz de todo con tal de que se haga lo que es correcto.
Sin embargo quería saber algo.
—¿Por qué los buscaste? —pregunté con voz temblorosa, mi niña interior quería llorar.
Me robaron mi juventud, me robaron mi inocencia y mi felicidad se la llevaron por años, me dejaron sin nada más que traumas. Eso no se puede perdonar jamás, nunca podría perdonar por todo lo que me robaron pero mucho menos el hecho de que haya sido mi propio padre el encargado de robarle todo eso a una niña de dieciséis años que no solo era muy joven, si no también era su hija.
Un padre debería de proteger a su hija, amarla y respetarla por sobre todo, no hacer lo que el mío me hizo a mí. El hecho de que Aarón se haya preocupado tanto para llegar al punto de mover sus influencias para encontrarlos significa el mundo entero para mí.
—Porque no iba a permitir que siguieran caminando por ahí después de todo lo que te hicieron sufrir y que quizás le hicieron a otra persona también—respondió con toda la seguridad del mundo y eso calentó mi corazón—Iba a hacerme cargo de ellos pero volviste y creo que es tu decisión lo que hagas con ellos No lo tomes como una venganza, si no como un acto de justicia.
Y ahí está, el primer y único hombre que me ha hecho creer que no todos son malos como creí. Aarón, quién a pesar de vivir la vida que lleva tiene el corazón más sincero y puro que conozco Aarón, el hombre del que me enamoré y con el que quiero pasar el resto de mis días.
No puedo creer que pensé que podría mantenerme alejada de él. No hubiese podido ni aunque hubiese querido hacerlo. Lo abracé con todas las fuerzas y no quise soltarlo nunca más, yo era feliz con él y sé que algún día seremos felices juntos.