HEALER | Eddie Munson

By Aria_Horan13

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«Un reencuentro amargo para ella, pero curativo para él» La curiosidad de la gente superior en conocimientos... More

HEALER
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
CAPITULO V
CAPITULO VI
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
CAPITULO X
CAPITULO XI
CAPITULO XII
CAPITULO XIII
CAPITULO XIV
CAPITULO XV
CAPITULO XVI
CAPITULO XVII
CAPITULO XVIII
CAPITULO XIX
CAPITULO XX
CAPITULO XXI
CAPITULO XXII
CAPITULO XXIII
CAPITULO XXVI
CAPITULO XXV
CAPITULO XXVII
CAPITULO XXVIII
CAPITULO XXIX
CAPITULO XXX
CAPITULO XXXI
CAPITULO XXXII
CAPITULO XXXIII
CAPITULO XXXVI
CAPITULO XXXV
CAPITULO XXXVl
THE WAY TO GET TO YOU
UNTIL THE END

CAPITULO XXVI

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By Aria_Horan13


Norman Rose conducía de regreso a Hawkins. No confiaba en Brenner, pero si ciegamente en Owens. El plan no debe, tiene que funcionar. Sus cálculos e investigaciones eran concretos. Tarde o temprano, Jane recuperara sus poderes.

Mientras, se debe ganar tiempo para que eso suceda. Consiguió una copia de la carpeta de investigación sobre los dichosos sospechosos.

Su primera parada fue la casa del lago, donde estaba cubierta por cintas amarillas, una patrulla y vigilada por un par de policías. Según la carpeta, en ese sitio fue donde ambos se refugiaron después de cometer... la masacre.

Norman pudo enseñar su insignia para entrar en la residencia, pero era bastante lógico que su hermana no estaba ahí. No se arriesgaría en volver y desafiar a los policías. Era completamente inútil entrar a una casa vacía.

Siguió la carretera en dirección al centro del pueblo. Al llegar, noto como la gente se dirigía a Hawkins High, pareciese como si todo el mundo se reuniría para una junta o eso era como lo recordaba cuando vivía ahí.

Su teoría fue correcta cuando vio la camioneta del comisionario Powell estacionada. Dejo su auto en algún rincón y se escabullo con la gente. Entro a la sala de conferencias y vio al comisario del otro lado, dejando claro su nivel de autoridad para dirigirse al resto.

Norman se colocó a un costado de la entrada. Se quitó los lentes y los guardo en el bolsillo de su abrigo, dispuesto a escuchar el discurso intolerable.

—Les aseguro que estamos haciendo todo lo posible para que tanto Eddie Munson como Beverly Rose, sean encontrados.

—Ya pasaron días. ¡Días!

— ¿Por qué aún no están tras las rejas?

—Entiendo que estén molestos pero les prometo que los encontraremos.

Norman sentía como la sangre le hervía tras escuchar las quejas y acusaciones, pero su compostura se fue a la mierda cuando se integró una nueva voz, llamando la atención de todos.

—¡No los van a encontrar!

Norman lo miro y resulto ser un estudiante, que venía acompañado de un grupo con mismas sudaderas deportivas.

—¿Jason? ¿Qué tal si hablamos en privado? —Le sugirió el comisario

—¿Para callarme? ¿Para que la verdad no salga a la luz?

—¡Basta, Jason! —Le ordeno Powell

El sujeto llamado Jason, tomó el micrófono que estaba en medio de los asientos y se dirigió a la gente para hablar.

—Vi cosas que no puedo explicar y que la policía no quiere creer. Se lo que vi y porque soy testigo, acepte una verdad espantosa. —Subio la voz. — Los rituales satánicos. ¡Eddie Munson lidera uno de esos cultos! —Saco una hoja de su sudadera y la enseño. —Se llama Helfire Club.

—¡Eso es mentira! —Grito una niña. —Hellfire no es un culto, es un club de nerd.

—¡Es lo que quiere que creamos! —Recalco Jason

Se repartieron copias de la hoja que traía Jason en la mano. Norman no conocía al resto de los integrantes del club, si recordó a Eddie, fue porque Beverly le dio una pequeña descripción de como había cambiado su apariencia.

—Y esa chica, Beverly Rose. —Agrego y Norman se giró a mirarle. —Lo ha estado cubriendo desde que ella piso esta escuela. ¡Lo vi! ¡Toda la escuela lo vio! ¡Es tan jodidamente rara como Eddie Munson!

Bueno... el hermano perdió la paciencia junto a su decencia. Se acercó de manera imponente hacia Jason, tomándolo del cuello de la sudadera, arrastrándolo como un animal callejero. Atrayendo los sonidos de confusión de los presentes al ver lo anterior.

—¡Oiga! ¡Oiga! —Llamo el Comisario. —¡Señor...! —

—¡Ni se le ocurra decirlo! —Levanto un dedo, ordenándole.

—¡Oye, tu! Suéltame. —Peleo Jason.

—No. —Norman volteo. —Tú vienes conmigo.

—¡Ya tuve suficiente! —Intervino Powell

—¿Enserio?—Lo miro por última vez. —Porque yo también.

El joven estudiante trato de liberarse a gritos y peleas, pero el agarre del chico de ojos azules era superior. Los amigos de Jason iban detrás de ambos pero este les hizo señas para que lo dejaran. No paso mucho para que Norman lo aventara contra su auto, quedando frente a frente.

Norman Rose tenía la fama de ser tolerable e encontrar soluciones de forma correcta y pacífica, pero eso solo era un lado de la moneda, como el de todos.

—Bueno, le das sentido al asunto. —Resoplo, manteniendo una burlona sonrisa — ¿Qué podía esperar de un atleta?

Jason lo miro fijamente.

—¿A quién nos referimos exactamente? —Exclamo Jason sin rodeos. — ¿Al friki de Munson ó a su compañera sádica?

Norman cambio por completo su expresión. Alzo levemente sus cejas, mostrando una mirada desafiante. Para el estudiante, aquellos ojos azules con esa postura, lo sintió familiar. Hizo memoria y al hallar lo que estaba buscando, sin miedo, se puso recto y lo enfrento.

—Todo esto es por ella.

—Es por ambos. —Lo corrigió.

—Por supuesto que no. ¿Quién eres? ¿De dónde sale la gente que está de su lado?

—De la misma manera que yo me pregunto del porque tu tienes gente de tu lado.

—Estoy de lado de la justicia.

—¡Ay, por favor! Qué vas a saber tú sobre eso.

—¡Porque sé lo que vi!

—¿Y qué viste según tú?

—Vi como mi amigo fue poseído en presencia de esos dos. —Agrego Jason. —Están juntos, son pareja. ¿Tienes alguna idea de lo que pueden llegar hacer? Si el pueblo esta maldito, la relación de ellos puede ser una masacre.

Norman quería reírse.

—Veo que no eres muy listo. Haces que pierda mi tiempo. —Le reprocho. — No sabes lo que en verdad está detrás de todo esto y te aconsejo, mientras estoy siendo amable, que ya no compliques más la situación con tus alusiones.

—Tienes los mismos ojos que ella. —Afirmo Jason. —Estas conectado con la novia de Munson.

—Primero aseguras que están en un culto y ahora, los inventas en una relación.

—Yo no invente nada. Estuvieron juntos en la cafetería, en el bosque y un compañero los vio cuando Munson llevo a Beverly en su camioneta. —Prosiguió. —¿Sigues llamándome mentiroso? Porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Norman lo miro atentamente. Su tolerancia con Jason era de solo un gramo, no obstante, se mantenía firme y sin palabras ante lo que le menciono. Nunca se le ocurrió que su ex compañero y su hermana mantuviesen una relación, pero su cerebro astuto lo hizo caer en cuenta lo siguiente:

«¿No has pensado que a lo mejor esta es una oportunidad para que ustedes vuelvan a formar otro vínculo? »

Eso. Eso fue suficiente para que le diera la razón a Jason. Cayendo en cuenta que, prácticamente, alentó a su hermana a estar con Eddie sin imaginar que el vínculo al que él se refería, se convertiría en otra para ellos.

[...]

Beverly abrió los ojos de golpe, soltando un grito ahogado al sentir como su metabolismo la hizo reaccionar de inmediato. Inhalo y exhalaba con fuerza por que sus pulmones exigían aire, estaba entrando en un estado de pánico. Eddie, quien estaba sentado a un lado de donde ella se encontraba acostada, se giró y la tomo por ambas mejillas al verla en ese estado.

—¿Beverly? —Le hablo con un tono suave. —Tranquila... tranquila.

No dijo nada. Su respiración agitada fue disminuyendo y sus ojos se relajaron. Le tomo varios segundos en reconocer el rostro de Eddie, de pronto, al sentirse más serena, acerco sus brazos para rodearlos en el cuello de él y atraerlo hacia su cuerpo; abrazándolo.

Eddie la tomo y la ayudo a sentarse sobre el colchón. A Beverly se le cristalizaron los ojos cuando sintió como una mano de él la apoyaba en su espalda y en la otra, le acariciaba el cabello. No decía nada, pero le demostraba que estaba a salvo y protegida.

Ninguno de los dos deshizo el agarre. Eddie sabía que en cuanto su compañera estuviera lista, hablaría.

El tiempo que estuvo inconsciente fueron infernales para Munson. Si, Nancy había vuelto, pero su Rose no. El grupo se dirigió al tráiler de Max que se encontraba justo enfrente, en busca de material de primeros auxilios, debido que no podía ir a un hospital, dejándolo solo a ellos dos, en el cuarto de él.

—¿Te encuentras bien? —Le pregunto, aun en el agarre.

«No. Mi instinto impulsivo actuó en el peor momento y rete a Vecna, donde sabe de tu existencia y que eres mi punto débil. Y que estoy involucrada en una guerra que empezó con el entrometido de Norman y mi padre.»

Hubo un silencio.

—¿Bev? —Insistió Eddie, alejándose para buscarle la mirada.

«Vecna viene por mi»

—Estoy bien—Al fin le respondió. —Probamente me desmaye por toda la sangre que perdí o también por el cambio de gravedad.

Fingió una actitud calmada, pero Eddie no se sentía seguro ante esa respuesta. Beverly era una buena mentirosa; una linda mentirosa. Sin embargo, al ocultarle la verdad, especialmente a él, hizo que le remordiera la consciencia.

No tenía otra opción más que serle honesta... pero no ahora.

Solo se limitó a sonreírle.

—Eso no es verdad.

Beverly abrió mucho los ojos a su contestación, quedando su mente en blanco.

—Es también por que casi no comes y nos hemos esforzado mucho físicamente. Tendré cara de imbécil pero no lo soy, bueno, un poquito —Imito una voz chillona en la última palabra.

Beverly rio y asintió varias veces con la cabeza, aliviada por no ser descubierta.

—Tienes razón

—¿Te refieres a lo de la cara de imbécil o por lo de la comida? —Arqueo una ceja, mostrándose confundido.

—Ya olvídalo—Le indico ella entre risas por las expresiones de su cara.

En eso, sintió curiosidad por el entorno en donde se encontraba, giró su cabeza observando cada rincón, quedando admiraba por todos los posters de grupos musicales, aparatos de sonido, ropa tirada en suelo e incontables latas vacías de cervezas; un completo desastre de cuarto, en el buen sentido.

—¡Bienvenida a mi habitación!—Presento, sacudiendo sus manos de manera teatral.

—Woah! ¿Cómo no lo imagine?—Menciono con un toque de sarcasmo —El cartel de Corroded Coffin no te delata. —Señalo ella con su dedo, conteniendo una carcajada.

—Chica lista. —Eddie rio por su tono de voz.

Quería seguirle el juego, hasta que se le vino a la mente el colchón con enorme manchas amarillas, dado que ambos estaban sentados en una cama.

—¡¿Estuve acostada junto a las manchas de tu colchón?!

—No...—Indico el

—Ah... bueno.

—Voltee el colchón al lado limpio, así que no. —Afirmo, con un tono de inocencia, levantando los hombros dando a entender que una cosa no era lo mismo que la otra.

Ella dejo caer la cabeza y cerró los ojos por un momento en busca de su escasa paciencia. Aunque le resulto gracioso una vez que analizo nuevamente su respuesta.

—Inteligente de tu parte.

—¿Verdad que si? —Contesto, sin haber entendido el sarcasmo de su contraria.

Cuando Beverly estaba por contestarle, desvío la mirada de su contrario para enfocarse en la guitarra que se hallaba a sus espaldas, quien era sostenida por un espejo encima de uno de sus muebles de ropa.

Eddie le siguió la dirección de sus ojos azules, entendiendo el motivo de su sorpresivo silencio.

—Hasta que al fin se conocen—Eddie miro al techo, cerrando los ojos por un momento actuando de manera dramática.

En eso, cuando su contraria quiso bajar de la cama, Munson la tomo de las manos para ayudarla, encaminándola junto a él ante aquel instrumento. Una guitarra de color rojo con negro, justo haciéndole juego a la plumilla que tenía colgando de su cuello. Era... deslumbrante. Nunca había visto tan de cerca una guitarra con ese diseño, le gustaba.

—Tienes razón en presumirla, esta increíble. —Beverly la acaricio suavemente con las yemas de sus dedos.

Eddie la abrazo de la cintura, recargando su cabeza con la de ella, ambos admirando aquella guitarra.

Por otra parte, Dustin junto a Steve corrieron hacia el tráiler de Munson, con una bolsa de papel que contenía material de curación que lograron conseguir, el resto iba detrás de ellos. Dustin al entrar, freno en medio pasillo, interponiendo su mano para que los demás se detuvieran.

—¿Qué carajos te pasa? —Le pregunto Steve y su pequeño amigo llevo un dedo a sus labios, ordenándole a que guardara silencio.

Steve le frunció el ceño y Robin le dio un golpe en su hombro indicándole que viera al interior del cuarto y cuando obedeció, observó cómo Eddie le mostraba a Beverly un montón de cassettes esparcidos sobre la cama, con la emoción de un niño pequeño presumiendo de sus juguetes. Beverly tenía los brazos cruzados mientras lo escuchaba atentamente, con una amplia sonrisa de enamorada.

—Que ganas de decirles que me adopten. —Confeso Dustin, contemplando aquella escena.

Todos lo miraron raro por el comentario, sin embargo, el dúo prófugo se percató de la presencia del equipo.

—Eh... creo que llegaron un poco tarde. —Les indico Eddie tomado de la mano de su novia, acercándoseles.

—Volviste. —Robin le sonrió a Beverly

—Volví—Repitió ella y miro la bolsa de papel que Dustin traía en manos. —¿Para que la bolsa?

—Es que...—Respondió Steve, buscando las palabras adecuadas. —queríamos ayudarte, salvarte. Estabas desmayada.

—Incluso trajimos el libro de curaciones de la mamá de Max. —Indico Dustin.

—El plan era bueno—Complemento Steve

—Por sus caras decepcionadas, si quieren me golpeó la cabeza y comprueban si su plan me revive.

Todos rieron, inclusive Steve. La rubia de ojos azules se ruborizo debido que poco a poco se abría mas con la gente que la ha rodeo estos últimos días. Se sentía bien al descubrir que lentamente va superando su ansiedad social.

Posteriormente, todos se dirigieron al tráiler de Max, aprovechando la oscuridad de la noche. Nancy descansaba en el sofá de la sala, Steve propuso que la dejaran dormir debido, que al volver a la realidad sufrió un gran shock. Nadie sabía nada ni entendía nada, era solo cuestión de esperar.

Lucas junto a Max, prepararon de comer con toda la comida enlatada que encontraron en la cocina. Todos tomaron su porción y Eddie estuvo tras de Beverly hasta que se acabara su comida, no estaba demás decir que le daba vergüenza que la vieran comer y más, en tener a su novio mirándola atentamente. Pero lo logro solo para ocultar el verdadero motivo.

Poco después, ambos juntaron los trates sucios para dárselos a Dustin ya que se encargaría de lavarlos. Hasta que se les presento un problema:

—Eh... Eddie. —Lo llamo Dustin.

Munson volteo ante su llamado.

—¿Si?

—¿Puedes ayudarnos con el fregadero, por favor?

—¿El fregadero? ¿Qué tiene?

—No lo sé. —Respondió Max, irritada. —tal vez se tapó o no sé, pero hace ruidos raros desde hace días.

Eddie se giró hacia Beverly.

—Ayúdalos. —Lo animo. —Tengo que pasar al baño.

—No tardo.

Revolvió la cabeza indicándole que no se preocupara por ella. Poso una mano a su espalda y le dio un leve empujón para que fuese con ellos.

—Se un héroe para las criaturas.

Eddie asintió y le sonrió, dando pequeños trotes graciosos hasta llegar con los niños. Beverly cruzo los brazos debajo de su pecho y observo como este prestaba atención a lo que le decía Max. Sonrió. Sonrió por qué es lo últimamente hace cuando lo ve. Ella podía lidiar con ser odiaba e incluso señalada de mala manera; le daba igual. Sin embargo, no tolero el cómo Eddie era tratado, lo tenían en una idea tan cruel y era fuertemente criticado por el pueblo. No se diga de la situación actual que está pasando; ser acusado de homicidio. Un fuerte golpe de tristeza le aterrizo justo en su corazón. Tan solo en pensar que el futuro de ambos era incierto, le bajaba todos los ánimos.

Se dio vuelta y con intensión de ir directo al baño, sintiendo como sus ojos se aguadaban, pero justo a un lado, encontró una habitación entre abierta. No se tomó el tiempo de pensarlo, entro y dejo la puerta como la encontró en un principio.

La luz no estaba encendida, pero un ligero alumbrado salía de la ventana por el farol que se encontraba colado en el exterior, se acercó y miro fijamente el tráiler de Eddie y la destacable cinta amarilla que lo rodeaba.

Dejo salir un suspiro y al parpadear, unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Rápidamente las quito pero enseguida salieron un par más.

—¿Beverly?

Ella volteo de inmediato junto a un grito ahogado, llevando su mano al pecho.

Era Steve. Se quedó viéndola a media entrada, con una expresión de interés al notar su cara hinchada y roja.

—¿Qué no sabes tocar? —Le reclamo ella, quitándose lo mojado de sus mejillas con el nudillo de su pulgar.

—No te ves bien y no suenas bien. —Menciono al acercársele. — ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? —Acerco sus brazos dando a entender que estaba preocupado.

—No, no hagas eso. —Le dijo Beverly con una voz en un hilo, alzando su mano  impidiéndole que se le acercara — Sé que me odias y no quiero que hagas esto por lastima.

—No te odio. —Se quedó varado en su lugar. —No me agradabas pero no te odiaba, es más, ya ni eso. Pensé que había quedado claro.

—No soy adivina, Steve...

—No cambies el tema. ¿Quieres que me vaya y te deje sola? Puedo hacerlo pero, no puedo fingir que me inquieta verte así.

Beverly se quedó en silencio y lo miro a los ojos. Se escuchaba completamente honesto, cosa que Beverly aborreció en aceptarlo. Giro de nuevo a la ventana y se abrazó a sí misma, Steve se colocó a su lado, viéndola de perfil.

—Me duele—Susurro.

—¿Qué te duele? —Cuestiono, viendo de reojo la ventana.

—Yo... creí...—Sollozo cayendo en llanto. — creí que no dolería. —Agacho la cabeza. — pero duele mucho, duele ver a Eddie pasando por todo esto.

Steve no dijo nada para que ella pudiese continuar y desahogarse.

—Pretendí ser fuerte, porque es lo mejor que he hecho en estos años y supuse que eso lo ayudaría —Se tapó los ojos con una mano. —, pero en ese entonces, no sabía qué me iba a gustar tanto ni que lo llegase amar como lo estoy haciendo ahora. —Respiro de manera entrecortada. — Me estoy volviendo débil.

—No te estas volviendo débil, Beverly. —Le aclaro Steve. — Te duele porque aprendiste a ser completamente honesta contigo. Querías ser su pilar y lo lograste, pero no te imaginaste que Eddie se convertiría en el tuyo.

—Voy hacerle daño, Steve. —Declaro. —Si sigo sintiendo un descontrol emocional, todo habrá sido en vano.

—¿Sabes porque eso no va a suceder? —Se colocó enfrente de ella. — Si están en una relación, es porque admitieron que no están bien. Su situación hizo que se abrieran mutuamente y fueron honestos uno con el otro. Eso fue lo que los llevo a quererse, aceptándose por lo que son.

Beverly lo miro fijamente, limpiándose las incontables lagrimas que tenía derramadas por sus mejillas.

—Entiendo que seas dura con los demás, ¿pero contigo misma?

—Porque tengo miedo a que se haga realidad y me menosprecio.

Steve le sonrió a medias.

— Todos pasamos por ese miedo y pones en claro cuanto lo quieres. Te preocupas más por su bienestar que por el tuyo.

—Tengo una misión con Eddie. Él es mi objetivo.

—Entonces no abandones a tu objetivo. No lo abandones y no lo lastimes.

La chica paso una mano por su cabello, asintiendo con la cabeza, regalando una sonrisa más tranquila.

—Tenemos que derrotar a Vecna. —Aclaro

—Y vamos a derrotar a Vecna—Le aseguro Steve. — Es gracioso. —Se rio de sí mismo. — En un principio dude en sí debería ayudarlos y ahora, no puedo evitar en preocuparme por ustedes. Compartimos lo mismo, Beverly.

Un remordimiento pasó por Beverly ante lo anterior. Sus palabras eran sinceras y seguras, conllevando a que desechara por completo la idea que negativa que tenía sobre él.

—Gracias, Steve.

Steve quedo pasmado. Su voz era ronca y no diferenciaba si era porque había llorado o trataba de sonar dulce, era difícil, no conocía ese tono suyo.

—Me salvaste en el lago. —Señalo. —Estoy en deuda contigo.

Se sonrieron mutuamente. Se debían ese gesto, se subestimaban erróneamente por un asunto del pasado, pero la gente cambia, ¡No!, crece. Ni en un millón de años Beverly pensó que Steve se convertiría en la niñera de esas criaturas y eso que nos referimos al mismísimo Steve Harrington; el maldito seductor insolente de Hawkins High.

Súbitamente, se escuchó un extraño alboroto. Salieron al mismo tiempo y se percataron que el ruido provenía de la cocina, donde resulto que Eddie logro destapar el fregadero y este celebraba junto con Dustin.

Beverly se rio al ver su compartimiento similar a como juegan D&D. Se dejó deslumbrar por la persona que más ama y junto las palabras de Steve. Su corazón fue conquistado sin endulzar, sin mentiras, solo la verdad.

— Steve... —Llamo Beverly sin dejar de mirar a su novio.

Steve volteo a verla.

—Necesito un favor.

«Eddie merece saber lo que está sucediendo.»








Tarde pero seguro JAJAJAJ

No mamen! Yo quiero de lo que se fuman las escritoras que suben capitulo cada dos días JAJAJ

Bueno, ya X.

Me re caga cuando se acercan las vacaciones de fin de año, todo lo quieren hacer en chinga loca y abruman, la verdad. En fin, les dejo un capitulo hecho con mucho amor, sufrimiento y escrito en mero transporte publico JAJAJ

Adelanto comentándoles que dudo que este domingo suba capitulo, como ya son los últimos, quiero enfocarme al 100%. Inclusive hacerlos más largos que los primeros, neta que ya me urgen mis vacaciones para escribir a tiempo completo.

GRACIAS POR EL APOYO Y COMPRENSIÓN.

Con amor, Aria.

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