CAPÍTULO DIEZ:
lugar especial.
EL DÍA JUEVES, un día muy ansiado por ambos chicos, aunque al fémina era la que estaba más tensa por sus acciones de la última vez, además de que tampoco habían hablado sobre cierto asunto. La fémina manejaba de forma tranquila hasta el hogar de Takashi, sin presiones, no hasta que un hombre en una moto se le atravesó, obligándola a frenar de golpe. Su corazón latía tan rápido, le asustaba ver a un tipo así de intimidante, no tenía que dudarlo, sabía muy bien que ese hombre era un pandillero.
Se notaba que era alto, era rubio y usaba una trenza, en su cabeza portaba un tatuaje de dragón.
—¿De dónde la sacaste?
La fémina se puso nerviosa al verlo bajar de la moto y ponerse enfrente, quitándole las llaves de la moto. Ni siquiera supo porque rayos lo había dejado, si ese tipo le robaba la moto, no sabía como verle la cara a Takashi.
—Es mía, dame las llaves.—frunció el ceño, tratando de ocultar su miedo.—Que sea rápido, idiota, en cualquier momento un carro puede venir y matarnos.
—Eres una mentirosa, mocosa. Esta moto no es tuya.
—No sabía que tú habías ido conmigo a comprarla, devuélveme las llaves antes de que te suelte un golpe, maldito tótem.
Por fuera parecía confiada y segura, por dentro se golpeaba mentalmente por decir esas cosas a la ligera, sabía que ese tipo con un ligero pisotón ya la mandaba al cielo.
Él soltó una risa.
—¿Tu golpearme?, que tonta eres. Ahora, ¿para quién trabajas?
—¿Para quién trabajo..?—murmuro confusa.
—¡Oye, idiota!, ni siquiera tengo porque discutir contigo, dame mis malditas llaves.
—Tus ❝llaves❞ tienen la inicial de mi amigo, un llavero que le dio su hermanita.—alzó las llaves mostrando una 'M' de color morado.
—Es la inicial de mi nombre, me llamó...Eh...Matilda.
—Eres una mentirosa, bájate, le llévate su moto a mi amigo.
—¡Sabes que!, si te la llevas ¡mi novio Mitsuya te va a golpear, él sabe mucho de...!
—Espera, ¿dijiste Mitsuya?
—¿Tal vez?—musito, ahora tenía miedo de haberlo metido en problemas.
Él rubio suspiró.
—No se puede ser mas tonta...—bufo.
—¿Por qué no dijiste antes que era de Mitsuya?, nos hubiéramos ahorrado todo esto.
—Tal vez porque no quiero meterlo en problemas, además tú llegaste y dijiste todas esas cosas ¿cómo querías qué te dijera ❝tú amigo es Mitsuya❞? porque es mi amigo también. Creí que querías robarte la moto para tu amigo.
—Bueno, mínimo pudiste decirme...
—¡Ya!, necesito las llaves, voy tarde con Takashi.—interrumpió al rubio.
—También voy a verlo, voy detrás de ti mocosa.—él rubio le lanzó las llaves, la fémina las atrapó y sonrió al más alto.—Y por favor, maneja mas rápido.
La joven comenzó a manejar a la casa de Takashi, esta vez acelerando un poquito, mirando por el retrovisor que Draken si la seguía.
Al llegar a la casa del peli-lila, la joven miró a Draken, extendiendo su mano.
—_____ Haitani.
—Ken Ryuguji, pero puedes decirme Draken.
Draken estrecho su mano con la de la joven, sintiéndose feliz por que su amigo tuviera a alguien tan amable como ella, que estaba dispuesta a mentir por él y que tenía buen carácter. Mitsuya salió de su hogar algo confundido al ver cómo su amigo y la chica que le gustaba se reían juntos.
—Mitsuya, no vas a creer, tu chica es la mejor.
Las mejillas del oji-lavanda se tiñeron de rojo.
—Me alegra que ya sean novios.
—¿Novios?—pregunto confundido.
Draken suspiró y miró a la joven, que alzó sus hombros.
—Pensé que si decía novios era más creíble.
—Y yo que pensé que Mitsuya finalmente se había puesto los pantalones y te pidió ser su novia.
—¡Draken!—regaño Takashi con su ceño fruncido, ignorando las risas cómplices de ____ y Draken.
—¿A DÓNDE vamos exactamente?—grito Takashi mientras se aferraba a la cintura de ___.
Ella le había dicho que deseaba llevarlo a un lugar especial.
Sonrió notando que estaban llegando a un especié de campo, todo rodeado de flores, había muchas personas tomándose fotos en las partes que estaban bien decoradas. Los dos entraron al lugar encontrado un pequeño local de café, ambos intercambiaron miradas antes de entrar. Tuvieron una pequeña pelea por ver quien pagaba, la cual ganó el chico.
Mientras esperaban afuera en una banca sus pedidos, Mitsuya tocó suavemente la mano de la fémina, sus planes de ir despacio se habían ido al diablo en definitiva, al ver todas las parejas que había al rededor lo hacían sentir con ganas de tomarla entre sus brazos.
—Es un lugar muy hermoso.—dijo admirando el campo lleno de tulipanes.
—¿Verdad? Solía venir con mis hermanos aquí, es por eso que es un lugar muy especial para mi.
Los orbes lavanda de Mitsuya brillaron de felicidad, se sentía tan bien el que ella tuviera esa confianza en llevarlo a un lugar tan especial.
Cuando sus pedidos estuvieron listos fueron caminando por todo el campo, terminando sentados debajo de un árbol riendo y platicando sobre anécdotas, estaban algo alejados de los demás, por lo que estaban en una bella paz.
—¿Entonces tu sueño es tener un mapache?—pregunto de forma burlona.
—¡Noto ese tono, Takashi!—rió mientras golpeaban con su dedo índice el pecho del peli-lila.
—Honestamente no pensé que esa sería tu meta, pero es muy bonita.
—Cuéntame más sobre ti, Mitsu, ¿qué es lo que esperas de esta vida?
—Es una pregunta muy complicada de responder aunque suene simple. Solo espero poder sobre salir en el área de diseño, quiero tener una marca reconocida, deseo que mi familia esté orgullosa. Tener a alguien muy especial que esté conmigo.—lo último lo dijo viéndola fijamente.
La fémina sonrió, mientras ponía su café a lado para poder tomar el valor de besarlo. Era como si ella se volviera adicta a los besos que Takashi le daba.
Junto sus labios en un rápido movimiento, Mitsuya le siguió el ritmo rápidamente, ambos se besaban con cierta necesidad de más. Desde que se habían conocido había una enorme tensión, que era necesaria romper.
Él de cabello lila mordió el labio de la menor de los Haitani, quien soltó un quejido por la fuerza ejercida, una acción que no dejó pasar Mitsuya.
Ambos se alejaron con sus respiraciones agitadas.
—Mitsu, ¿sería muy extraño decir qué deseo romper la tensión con algo de sexo?
Takashi sintió su rostro caliente, se avergonzaba por estar con un enorme sonrojo en sus mejillas. Ella había sido tan directa, que le aterraba la idea de no poder complacerla, pero no iba a negar que él también necesitaba de ____, se levantó rápidamente.
—En ese caso vámonos, nos esperan ciertas paradas.