CAPITULO 7
-Un dia más en este aburrido bosque- dijo el pelinegro mirando el cielo azul- y ese estúpido exorcista llego al pueblo hoy.
Frunció el ceño enojado, había lidiado con el hace un buen tiempo, y si no tenía cuidado lo tendría que enfrentar otra vez.
Recordó que un día fue al pueblo disfrazado de pueblerino, nadie iba a sospechar ya que se había trasformado en un ser humano corriente.
"Qué bueno que puedo ocultar mis orejas y cola de lobo" dijo mientras una sonrisa maliciosa apareció en su rostro, se levanto del suelo y pensó que haría para fastidiar a Teru, paso un buen rato buscando una excelente broma para "el cazador", pero después de rebuscar en su cerebro no encontró nada útil, suspiro decepcionado, ya había utilizado todas las bromas que conocía y ninguna de ellas había funcionado, observo a su alrededor buscando algo que le ayudara a prender el foco, su mirada se posó en una cuerda que estaba atada alrededor de un gran roble, la miro pensativo-"Esa cuerda la encontré botada en el bosque, luego que su dueño saliera despavorido al verme"
Y ahí fue cuando se le prendió el foco, se levantó con rapidez y se dirigió al árbol.
-Tal vez me queda una broma más- Se dijo a sí mismo con maldad, puede que la broma que le iba a hacer al exorcista era muy cliché, pero nunca le había fallado, hasta ahora.