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By xElsyLight

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「 ᴄᴏᴍᴏ ᴇʟ sʜᴏᴡ ϙᴜᴇ sᴏᴍᴏs 」



Derrumbe. Gritos. Caos.

Para cuando pude abrir los ojos, a través de los escombros y de la nube blanca espolvoreada de alrededor que me impedía respirar, observo con claridad la manera en la que el edificio anteriormente habitado por mis amigos y yo, había caído hasta hacerse añicos.

Toso varias veces, incapaz de poder levantarme. Miro a lo que me rodea, dándome cuenta de que mi cuerpo se encuentra encima de una inconsciente Teresa. Sin embargo, no recuerdo haberla agarrado antes del hundimiento.

Le aparto varios mechones oscuros que se pegan a su rostro con fuerza, y al comprobar que respira dirijo mi vista hacia todos los demás. Ethan tiene en sus manos a una Heather que parece tener un feo corte en la mejilla, Galliard esta mas apartado y hecho una bola, bastante más cerca de los escombros del edificio; claramente porque era el que más cercanía había tenido en cuanto al muro y a...

Aquella revelación me hace incorporarme con lentitud, notando al momento un pequeño dolor en mi pierna derecha. Trato de no pensar mucho en ello mientras mi mirada busca con desesperación a las dos personas faltantes de mi equipo. Varias cámaras revolotean alrededor nuestra, quizás buscando algún punto en el que se nos muestre débiles.

Por ello intento que mi pierna deje de renguear e incorporado del todo, teniendo en cuenta a la Teresa inconsciente bajo mis pies, siento que la mochila tras mi espalda no pesa en absoluto. Quizás no soy consciente de mi entorno debido a que el nudo en mi estómago es todo a lo que puedo prestarle realmente atención. Sin darme cuenta, separo las mangas de mi mochila de los hombros hasta dejar caerla al suelo sin cuidado, más que nada para tener más movilidad.

Solo una cosa ronda por mi mente.

—¡Thomas! ¡Brenda! —pronuncio sus nombres con dolor en el corazón, temiendo lo peor.

Al momento mis amigos comienzan a gritar sus nombres con la esperanza de que contesten, sin embargo, no lo hacen. Heather y Ethan continúan en el suelo.

Comienzo a correr hacia los escombros, ignorando por completo el temblor de mi pierna y a mis amigos, que me dicen que es peligroso acercarse, que es mucha la posibilidad de otro derrumbe. No los escucho.

—¡Brenda, responde, joder! ¡Tommy! —Mis piernas tropiezan con trozos de piedra y ladrillo. Consigo recomponerme y arrodillándome en el epicentro de todo, voy levantando pedazos de yesos con el deseo de verles.

Con el deseo de no creer lo que se me muestra.

—¡Newt, es peligroso, aléjate! —Pronto siento unas manos sostenerme de la cintura y levantarme sin hace realmente esfuerzo.

Cuando comenzamos a separarnos del desastre de ruinas, la ansiedad me trastoca y siento mi pecho agitado. No soporto esta realidad y no cuidado mis acciones, no puedo evitar separarme de aquel agarre y consumido por muchas emociones al momento, golpeo a Galliard por debajo de la barbilla.

El tributo del uno se queja al momento y se agacha, sujetando esta entre sus manos.

Aquello solo hace que me detenga unos momentos y es el graznido aliviado de Alec lo que logra despejar mi mente. Observo su batir de alas, suave y que se dirige a la melena salvaje y llena de polvo de mi amiga Heather. Esta sigue en brazos de Ethan, quien me dedica una vista completamente afectada.

Mis ojos se sitúan en los rojizos e intensos de Alec, y realmente sin saber porqué, veo en ellos los azulados y mágicos de Luna; de aquel lobo que no he podido ver desde que comenzaron los segundos juegos. La calma comienza a invadirme y algo me dice que debo mantenerme tranquilo. Esa mirada apaciguada y significativa del pájaro muto, hace que respire varias veces tratando de recuperar la compostura.

«Recuerda, Newt. Las cámaras.», con eso devuelvo la vista hacia el cielo cubierto de un ardiente sol y las cámaras alumbran con aquella lucecita blanca. Dando dos golpecitos sobre mi pecho, miro al tributo del distrito uno, que permanece sobándose la barbilla.

Aquello hace que un malestar me invada y arrepentido de mis acciones, me acerco a su lado. Poco a poco, consigo que la máscara indiferente y confiada que muestro usualmente, regrese con fuerza. Extiendo una de mis manos y al hacer contacto con Gally, agachándome un poco, comienzo a revisarle el golpe.

No ha sido muy grave como para llegar a sacarle sangre, aquello me alivia.

—Lamento esto, Gally. De verdad que he perdido los papeles. 

Este sonríe, de oreja a oreja, y apartándose ligeramente me dice que es comprensible.

—Después de todo, te preocupas por tu familia —admite, seguro que no queriendo oír más disculpas.

Asiento ante su decisión y con un retortijón en mi pecho, regreso sobre mis pasos hacia el resto del grupo para tratar de ver la masividad de heridas, repitiéndome en la cabeza que Thomas y Brenda deben de estar a salvo y vivos. Uno de los principales motivos que me lo dejan claro, es que no ha sonado ningún cañón, esa es la prueba más real que tengo.




Después de recomponerme y de despertar a Teresa, de vendarle el brazo a Ethan que aparentemente se lo había roto al proteger a Heather y de mantener la esperanza de que Thomas y Brenda siguieran con vida, decidimos continuar nuestro camino. Nos preguntamos al principio porque motivo los rayos solares ya no nos afectaban, pero claramente no obtuvimos una respuesta a eso. Así que nos dedicamos a seguir, sin realmente saber ahora por donde tomar el buen camino.

Según Gally, al haber caído el edificio, lo más sencillo era rodearlo y seguir recto.

Tras hacerlo, llegamos a un campo abierto separado del conjunto de edificios arruinados del alrededor y nos detenemos en compañía de las cámaras, sin saber qué hacer ahora.

—Y bien, ¿ahora qué? —cuestiona una Heather que acaricia el suave plumaje de Alec que reposa sobre su cabeza.

Gally frunce el ceño, compartiendo una larga mirada con Teresa y aunque me resulta bastante extraño ya que jamás los he visto intercambiar palabra, finalmente vuelve a mirarme con un pequeño hundimiento de hombros.

—Teniendo en cuenta que el derrumbamiento me ha impedido ubicarme correctamente, lo mejor será que sigamos hacia adelante. Hasta dejar estas edificaciones, si. —Parece seguro con lo que dice, pero dando una mirada de soslayo a Ethan, no estoy seguro de si lo mejor es moverse ahora mismo.

Acomodándome las mangas de la mochila negra, la cual ahora me resulta un poco molesta, coloco mi dedo índice en mi barbilla, pensativo.

—Si... Aunque sea la mejor idea, no estamos realmente en condiciones para arriesgarnos. Es mejor tomar algún lugar cercano, seguro, y descansar. Si hemos desperdiciado varios días, podemos llevarnos uno más. Además, es lo más conveniente teniendo en cuenta de que el grupo no esta completo del todo. —Pienso que todos estan de acuerdo con mi decisión, hasta que es Teresa quien salta ante ello.

Eso me sorprende de golpe. Se sujeta de su propia mochila y por sus ojos se cruza una fiereza y desesperación nunca antes vista. Aquello consigue que trague grueso, bastante confundido ante sus palabras salidas de la nada.

—¡Tenemos que continuar, Newt! ¡Estoy segura de que Thomas y Brenda nos alcanzarán pronto, pero no podemos seguir perdiendo el tiempo de esta manera! ¡Ellos nos observan y desde el principio solo estan viendo a un atojo de flojos!

La manera en la que infravalora nuestros esfuerzos anteriores y menosprecia mis justas decisiones, dejan a más de uno con la boca abierta. Ethan es el primero en ir en contra de sus palabras, totalmente en desacuerdo con lo dicho.

—Él piensa en lo que mejor conviene al grupo, Teresa. Déjale en paz —espeta, sosteniendo aquel fular improvisado con uno de las sábanas de reserva que mantenía en mi mochila.

Teresa entrecierra los ojos e ignorando al chico de tatuajes, me mira con un claro odio. No entiendo para nada de donde viene todo esto.

—¿Que lo deje en paz? —sisea, mientras camina en mi dirección y por su aspecto desarreglado, da la imagen de una chica perdiendo por completo el sentido del raciocinio—. ¡Esto no se puede retrasar más, maldita sea! ¡¿Crees que voy a dejar que pierdas todo por lo que nos hemos esforzando tanto en conseguir?! ¡Si no fuera por mi, nadie habría salido de ese derrumbamiento! ¡Porque como siempre, todo lo que hacemos es por ti, solo por ti! —Al momento Gally se reúne con ella y sosteniéndola de uno de sus brazos, la aparta del resto aunque no deja de retorcerse.

—¿Qué ha querido decir? ¿Por mí? —le pregunto a Heather, que se ha acercado con prisas, negando con la cabeza.

Parece tan perdida como yo.

—Déjala. Esta de los nervios por perder a su mejor amigo, hay que mantener la calma y pensar justo como estabas haciendo, rubito.

Miro el brazo dañado y envuelto de Ethan y me culpo por no haberlo visto venir antes, por dejar que pasara y más sabiendo que aun queda mucho por hacer; perder una fuerza necesaria como la de Ethan es un golpe bajo. Mordiendo mi labio inferior y tratando de sacar de mi mente lo mencionado por Teresa y los sucesos que solo consiguen desconcentrarme, intento llegar a un punto fijo.

Me pongo en cuclillas, como muchas veces me había señalado en el pasado Minho, ya que según este ayudaba mejor a dejar fluir las ideas. Con el peso de la mochila y el pequeño dolor de mi pierna, llego a la conclusión de que lo mejor es crear un lugar alejado de las edificaciones pero lo bastante cerca para no perder de vista alguna posible salida por la que pudieran mostrarse Thomas y Brenda.

Justo cuando voy a mencionarlo, un fuerte viento se levanta y Teresa junto a Gally se acercan corriendo, señalando al cielo. Ethan y Heather exclaman sorprendidos, y dirigiendo mi vista hacia ellos, veo a un hombre que con solo una mano sobre el volante del aparato volador y conocido como helicóptero —algo más ambiguo que los aerodeslizadores de último modelo del capitolio— dispara hacia las cámaras que tenían en papel de grabarnos como el show que somos.




Resulta que la revolución ha llegado antes de lo esperado y estamos, después de recoger a Thomas y Brenda con suerte, en una especie de refugio seguro en el que podemos alejarnos de los miles de ojo acusatorios y vigilantes de todo lo que conforma el capitolio.

La mujer que se ha encargado de enseñarnos todo el complejo del lugar y de nombre Jane, finalmente nos ha traído hasta lo que parece ser una especie de comedor en el que según ella, podremos conocer a los demás tributos metidos en este meollo como nosotros. Por supuesto, la sola mención de ello me hizo pensar en Minho, a quien solo pude ver al empezar los juegos.

Las manos me sudan con fuerza y se estremecen cuando escucho, tras la presentación de la que manda aquí, claramente una silla removerse con fuerza y aquel rostro asiático aparecer ante mi visión. Las piernas me flaquean por momentos, amenazando en cualquier momento dejarme caer. Sin embargo, trago grueso oyendo por detrás a Brenda gritar con felicidad: —¡Por fin apareces, chino!

No obstante, ninguno de los dos podemos apartar la mirada del otro. Aquellos irises castaños me observan con miedo, quizás temiendo que sea una miertera imaginación, pero cuando sus brazos temblorosos se me acercan, al mismo tiempo que yo mismo me aproximo a su encuentro, varias lágrimas caen de mis ojos incapaces de soportarlas más tiempo.

—No puedo creer que por fin, por fin pueda verte de nuevo... —Esas son las palabras que se me escapan, esperando que puedan expresar con claridad el conflicto de emociones que domina mi interior.

Emoción, felicidad, alivio, tristeza..., Todo eso parece desaparecer cuando mi mejor amigo me estrecha entre sus brazos y me alza un poco del suelo. Yo paso mis brazos por su cuello, tratando de grabarme su esencia algo perdida de hojas y bosque, estremeciéndome con violencia. Minho aprieta mi cintura, negándose a soltarme y escondiendo su rostro en el hueco de mi hombro.

—Te dije que nos volveríamos a ver, pingajo —dice, y resulta tan reconfortante escuchar aquel tono suave y sarcástico de siempre, que aun me parece irreal.

Trato de que las lágrimas se detengan, pero como siempre, cualquier rastro de fuerza interior o templanza parecer haberse esfumado al tenerlo en mis brazos. Sigue estrujándome consigo como para hacerse creer a si mismo que no se trata de ninguna ensoñación, y yo enredo mis dedos en su corto cabello oscuro, deshaciéndome de cualquier preocupación anterior.

Él siempre ha sido mi salvavidas, mi lugar seguro... Tenerlo ahora conmigo es todo lo que tanto había necesitado en los últimos días.

—Chicos, aunque odio romper este dulce y emotivo reencuentro, todo el mundo nos esta mirando. Tomemos asiento, explícanos como funcionan las cosas aquí, chino —comenta con gracia Brenda, la única chica que compartió con ambos parte de nuestra niñez, aunque realmente no tuviese contacto profundo con Minho.

No obstante es lo único que se necesita para liberarnos del abrazo. Minho me revuelve el cabello y rápidamente se seca las imperceptibles lágrimas que recorrían sus mejillas. Pronto presta atención a Brenda y no tarda en alzarla en volandas, dándole un fuerte acuchón.

Aquello me hace reír, el asiático esta tan feliz y alegre, que no puede evitar compartirlo con todos.

Cuando la deja en el suelo, muestra una gran sonrisa de oreja a oreja; la cual, solo desaparece ante la clara confusión de la chica ante sus acciones.

—¿A... A qué se debe esto? Apenas nos conocemos, chino.

Sin embargo, este parece no inmutarse ante el desconcierto y responde directo como él solo.

—Y aun así te atreves a ponerme un apodo. —Niega, sarcástico y continua—. No, esto es por permanecer al lado de Newt, incluso cuando te lo quite.

Lo admite con una facilidad que no puedo evitar ruborizarme. Estoy sintiendo como se me calientan las orejas cuando la chica de cabellos oscuros y medio largo, golpea uno de los brazos de mi mejor amigo. Al darle una mirada de soslayo, descubro en ella una sonrisa peligrosa.

—No me lo quitaste, te lo compartí que es diferente. —Ambos se ríen y al verlos, solo consigo que mi corazón se estruje con fuerza.

Pienso en nuestra época de niños, en el tiempo de la infancia en la que por mi culpa hice que nos perdiéramos de momentos similares. Pienso en que a lo mejor, podríamos haber sido un equipo de tres desde el principio. Aun así, miro de nuevo hacia ellos que parecen envueltos en una burbuja ajena a nuestra realidad, y al acercarse el resto del grupo, siento que este puede ser nuestro nuevo comienzo.

Jane, la jefa del lugar, nos ha dejado disfrutar de este momento y aparentemente, se encuentra hablando con uno de sus ayudantes del lugar bastante alejada de nosotros.

—Así que tu eres el Minho del que tanto hemos escuchado hablar, ¿eh? —Una atrevida Heather se acerca a mi amigo para estrecharle la mano, en compañía de un Ethan que al momento ya toma confianzas con el otro.

—Quiero que sepas que tu puesto de mejor amigo peligra, chino. Pronto yo ocuparé tu lugar —asegura en broma y solo recibe una ceja alzada de Minho, quien no tarda en darse la vuelta para llamar a alguien en la lejanía.

—¡Madi, acompaña a nuestros nuevos amigos a la mesa!

Tras sus palabras no tarda en aparecer una niña —que no aparenta tener más de doce años— de piel morena, pecas, cabello oscuro y unos impresionantes ojos verdes. Luce una brillante sonrisa y moviendo una de mis piernas algo incómodo, me doy cuenta de lo mucho que me recuerda a mi hermana Lizzy. Trato de sacar aquella similitud de imagen rápidamente, no queriendo que una enorme tristeza me embargue.

Viste una camisa ligera de tonalidades azules y vaqueros negros, además de lucir un curioso colgante en su cuello con una forma bastante familiar. Tras mirarla durante varios segundos, me paralizo en seco al distinguir que tiene la misma estructura de mi insignia, la de las alas y la que me regaló Bellamy, mi estilista. Lo único que la diferencia es que la suya es de bronce, la mía era de oro. No puedo evitar preguntarme de donde ha salido y a que se debe todo esto.

No obstante, regreso mi atención hacia Minho, quien es el único que ha permanecido a mi lado mientras los demás caminaban detrás de la chica Madi; este me coloca uno de sus brazos alrededor del cuello, pegándome más junto a él. Me deshago un poco entre aquel calor reconfortante y tan familiar, deshaciendo de mi mente cualquier pensamiento relacionado con otro tema.

Antes de dar cualquier otro paso, Minho junta nuestras frentes y solo puedo centrarme en sus ojos achocolatados, mostrando aquel alivio que aseguro que mi corazón siente recíprocamente.

—No te volveré a perder, Newt. Es una promesa.

Suelto una pequeña carcajada ante la mención tan confianzuda, e intentando confiar en sus palabras, las guardo para mirar hacia adelante en donde mi equipo me dedican varias vistas inquietas y nerviosas; sobre todo Thomas, quien parece fuera de lugar con todo esto.

Mordiendo mi labio inferior, tiro del brazo de mi mejor amigo, tratando de hacerme a la idea de que esto es real y de que nadie me volverá a apartar de su lado.

—Anda, vamos. No hagamos esperar a los demás.

N/A → holaaa, pues bueno, aquí he traído el precioso y ansiado reencuentro que tanto habíamos estado esperando desde el libro pasado y desde que se vieron al principio de estos juegos. la verdad quise hacerlo más largo, pero creo que tras decidir hacer un poco del comienzo para que entendiéramos mejor la perspectiva de newt, lo mejor era cortarlo y alargar las cosas mejor en el siguiente.

;; amo esta historia, puedo admitir con total sinceridad que es mi favorita y como ya he mencionado en capítulos anteriores, esta es la recta final, tributos. muchas cosas van a pasar en los siguientes y aunque me resulte triste, no os olvidéis que aun falta una entrega. 

;; si, recordad que son tres libros. en todo caso, pronto nos veremos con más y como los grupos van a relacionarse ahora. habrán muchos conflictos, esten preparados.

Se despide xElsyLight.

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