No Tendré Una Relación Tóxica

By MurasakiFanfics

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Historia de Transmigración/Reencarnación Tras morir en un terremoto una chica despierta dentro del mundo de I... More

Prólogo: Segunda Oportunidad
Capítulo 1: Familia Irie
Capítulo 2: Exámenes y Competencias
Capítulo 3: Vacaciones De Verano
Capítulo 4: Sentimientos Contradictorios
Capítulo 5: Clase 3-B
Capítulo 6: Celebrando Las Fiestas
Capítulo 7: Examen de Ingreso
Capítulo 8: Graduación Accidentada
Capítulo 9: Universidad y Desamores
Capítulo 10: Cambios
Capítulo 11: Honestidad
Capítulo 12: Casamentera
Capítulo 13: Nuevo Hogar
Capítulo 14: Hospitalizados
Capítulo 16: Celebración

Capítulo 15: Alianza

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By MurasakiFanfics

- ¡Whoa! ¡Siguen enviando más! - exclamó Yuuki impresionado.

- Vamos a ser enterrados. - comentó Irie-san. Nobu-chan rio al oír esto.

- No podemos evitarlo. La gente de la oficina sigue enviando cosas. - Tía Noriko sonrió con cansancio.

Grandes arreglos florales y canas rebosantes de fruta llenaban un 50% de la habitación.  Era increíble la cantidad de obsequios que no dejaban de venir desde que en la empresa se enteraron que Tío Shigeki estaba hospitalizado. Supongo que era de esperarse al tratarse del dueño y líder de la empresa.

- Deben estar muy preocupados por ti, Tío Shigeki. - comenté con una sonrisa que el hombre me devolvió. Acababa de despertar hace poco y estaba terminando de desayunar. Al ver que dejaba su plato de lado me decidí a sacar el tema que quería hablar. - Tío...

- ¡Con permiso! - interrumpiéndome y anunciando su presencia un hombre de lentes vestido de terno ingresó a la habitación una canasta de frutas en los brazos. A diferencia del anime, su asistente no lo acompañaba. - ¿Cómo está su estado, Señor Presidente?

- Lamento molestarte con esto, Kimura. La compañía ya está en suficientes problemas.

- Oh, no. Está más allá de tu control. - le aseguró con comprensión. - Sé que no es un buen momento; pero... ¿Quién debería hacerse cargo del desarrollo del nuevo producto?

- Vamos a ver. Por favor, pídale al Sr. Murakami que se encargue. 

 -  Sí, el Sr. Murakami puede hacerse cargo. 

 - Y también, ese tema con el contrato de patrocinio...

Ambos hombres siguieron conversando sobre trabajo por un tiempo. No conformes con eso, siguieron llegando más y más personas, siempre hablando de negocios, lo cuál era preocupante desde que se suponía Tío Shigeki debía guardar reposo y que podrían incomodar a Yuuki y Nobu-chan.

- ¡Señores, por favor! ¡Es una habitación de hospital, no una oficina de negocios! - regañé con notable enfado. Ante mis palabras los hombres quedaron enmudecidos. - Hay más pacientes en esta habitación además de mi tío. Sin mencionar que no está en condiciones de manejar emociones fuertes. - Les pediré con amabilidad que se retiren. Si desean hablar con el Señor Presidente tendrán que hacerlo uno a la vez.

Notablemente intimidados pidieron disculpas y se retiraron con la cabeza gacha. Una vez afuera y, siguiendo mis indicaciones, se empezaron a turnar uno por uno para entrar a la habitación, pidiendo mi permiso con la mirada para hablar con Tío Shigeki. Mis tíos se mostraron impresionados, hablando entre si de quién sabe qué.

Por un momento, pensé que no habría más problemas y me permití relajarme. Me di cuenta que fue demasiado pronto para hacerlo cuando el Señor Kimura se asomó por la puerta con cautela. 

- Naoki, ¿Correcto? - preguntó con un susurro. - Hay algo de lo que me gustaría hablar contigo.

Sin estar segura de si debía interferir o no en esta parte de la trama fingí no prestar atención cuando Irie-san salió de la habitación siguiendo al hombre de lentes. 

Tras unos minutos, en los que me quedé supervisando que los trabajadores de Tío Shigeki entraran de manera ordenada y que cuidaran su comportamiento para no exaltarlo de más, fui llamada por Tía Noriko. - ¿Sabes qué? El horario de visita está a punto de terminar, ¿Por qué no bajas a tomar un poco de té? Puedes tomar un descanso.

Notando que solo quedaba un trabajador platicando con Tío Shigeki y que Yuuki y Nobu-chan se encontraban durmiendo estuve de acuerdo. 

Al bajar a la cafetería del hospital no me costó mucho encontrar a Irie-san y al Señor Kimura. Teniendo cuidado de que no notaran mi presencia me senté en la mesa opuesta a la de ellos para poder escuchar su conversación. Igual que en el anime el hombre le propuso la idea de salir en una cita con la hija de uno de los socios de negocios de su padre, con la esperanza de arreglar un matrimonio entre ambos y poder unir empresas. Y siendo el imbécil que es,  Irie-san aceptó sin rechistar debido a la culpa por ocasionarle el ataque cardiaco a su padre.

"Menos mal ya había tomado precauciones. Entiendo que sus intenciones sean buenas para la compañía, Señor Kimura; pero no dejaré que arruine mis planes."



...



Al día siguiente me presenté en el restaurante del padre de la Kotoko original. 

Esperaba tener una conversación seria con Kinnosuke. Lo que no esperé fue verlo desmoronado sobre una de las mesas, siendo consolado por los tres trabajadores del local.

- ¡¿Un matrimonio arreglado?! - exclamaron escandalizados. Parecía ser que Kinnosuke se había enterado de la noticia y se la hizo saber a sus compañeros.

- Por ahora, Chris-chan se reunirá con él esta tarde para las presentaciones. - una mezcla de ira y tristeza se filtro en su voz. - Es posible que nunca vuelva a venir a trabajar aquí ni en el comedor de la universidad.

- ¿Y? ¿Qué vas a hacer al respecto? 

Debido al tono autoritario que usé, junto al hecho de aparecerme de golpe, los hombres se sobresaltaron. 

- ¡K-Kotoko! - pronunció mi amigo sorprendido. Sorpresa que no duró mucho al ser reemplazada por melancolía. - No hay nada que yo pueda...

- ¡¿Qué quieres decir?! - volví a levantar la voz estampando mis manos sobre la mesa, obligándolo a enderezarse para no ser golpeado. - ¡Eso no es como tú en lo absoluto! ¡El Kin-chan que conozco jamás se rendiría y menos si es por la mujer que ama!

El joven se ruborizó hasta las orejas. - A-Aún si es así... Chris-chan viene de una familia adinerada. Es una mujer muy hermosa e inteligente. En cambio yo, trabajo en el comedor de una universidad pública y a penas estoy en mis prácticas para heredar el restaurante del Señor Shigeo. - bajó la mirada. - ¿Qué tengo para ofrecerle en comparación al hijo de un socio adinerado de su padre?

- Eres más tonto de lo que pensaba, Kin-chan. - lo regañé cruzándome de brazos. - ¿Chris-chan alguna vez dejó que eso fuera impedimento para amarte? ¿Crees que ella será feliz de esta forma, al lado de un hombre que ni siquiera conoce? ¡KINNOSUKE! ¡¿VAS A DEJAR QUE TE LA BAJEN?! - le grité usando de última frase lo que le grito Burro a Shrek cuando Lord Farquaad vino a llevarse a Fiona.

Kinnosuke palideció. 

La sonrisa forzada que Chris le ofreció esa misma mañana cuando le contó lo del matrimonio arreglado, diciéndole antes de despedirse. - "Esta bien si no me correspondes. Puede que no vuelve a verte, pero yo... En serio yo... ¡Siempre voy a estar enamorada de ti!". - para salir corriendo envuelta en un mar de lágrimas. Lamentaba tanto haber sido un cobarde y no correr tras ella en ese momento. Y es que, luego de meses conociéndose, conviviendo a diario, notando los esfuerzos de la joven por aprender a cocinar, ella yendo al restaurante y a la universidad para ayudarlo, acompañándolo en las reuniones y salidas que tenía con sus amigos, acostumbrándose a su sonrisa y sus palabras amorosas, ¡Era imposible que no se hubiera enamorado de ella!

- ¡Cierto! ¡No puedo permitir que esto pase! 

No pude evitar sonreír. - Ese sí es el Kin-chan que conozco. 

Los trabajadores se sumaron al renacido entusiasmo y le desearon mucha suerte a su futuro jefe

¡Era momento de ponerse manos a la obra!

Tuve que contener a Kinnosuke para que no fuera tan imprudente de irrumpir en la Residencia Robbins, ya que no quería repetir el mismo error de la protagonista que al final solo terminó humillándose más a sí misma, convenciéndolo de que eso podría arruinar sus oportunidades de ganarse a los padres de su amada.

Ya una vez en calma, me puse en contacto con Chris-chan por medio de una llamada por el celular. Cuando por fin me contestó oír su voz pesarosa y al preguntar que le ocurría me terminó contando, con voz quebradiza, lo que ya sabía y sobre que al parecer Kinnosuke no la amaba ya que no fue tras de ella cuando se le volvió a confesar. 

"¿Por qué siempre todos deben ser tan dramáticos?"

Intentando enfocarme le pregunté acerca de la cita que organizó su padre para ella y su futuro esposo. Sin sospechar sobre mi pregunta Chris-chan me contó que primero almorzarían en su casa junto a su padre y luego irían al teatro a ver una función los dos solos, ¡Eso era perfecto! Ya teniendo un plan en mente le aseguré que las cosas saldrían muy bien para ella y colgué.

- Kin-chan, será mejor que escojas tus mejores ropas. Te reunirás con tu futuro suegro esta misma noche.



...



- La función fue realmente genial. - comentó Chris-chan con una dulce sonrisa.

- Me alegro mucho de que lo hayas disfrutado. - respondió Irie-san con gentileza.

En el exterior los dos parecían una pareja sacada de un cuento de hadas, con ambos jóvenes atractivos caminando al lado del otro, sonriendo felices luego de su agradable cita. No obstante, en el interior ninguno de los dos había disfrutado de ese día en lo absoluto, sintiendo incomodidad en sus momentos de cercanía y siendo incapaces de olvidar los rostros de las personas de las cuales estaban enamorados.

Irie-san pareció estar a punto de decir algo cuando sus ojos captaron dos siluetas muy familiares viniendo en su dirección. No pudo evitar fruncir el ceño al tenerlos de frente, celoso de verlos juntos y a la vez frustrado de haber sido descubierto en una cita y tener que dar explicaciones.

Contrario a él, Chris dejó escapar un jadeo de sorpresa. 

- Hola. - saludé con naturalidad.

- ¿Kotoko-chan? ¿Kinnosuke? ¿Qué hacen ustedes acá? - preguntó la joven confundida.

- ¿Los conoces? - Irie-san se veía sorprendido.

- Soy amiga de Kotoko y... - compartió una melancólica mirada con Kinnosuke, bajando la mirada e intentando no llorar. - De Kinnosuke, yo...

- ¡Chris-chan! - la llamó el muchacho dando un paso adelante. - Siento tanto no haber corrido detrás de ti cuando tenía la oportunidad. Cometí un error. No volveré a equivocarme jamás.

- Kinnosuke, ¿Qué...? 

- ¡TE AMO, CHRIS! 

Su grito llamó la atención de los transeúntes. Estábamos armando un escándalo en plena vía pública; sin embargo, eso no pareció importarle en lo más mínimo a la pareja.

- Tú... - pronunció Chris-chan con la boca abierta, sus manos temblorosas intentando cubrirla, con lágrimas descendiendo por sus ojos. - Kinnosuke, ¿Es cierto? ¿Esto no es un sueño?

- ¡Es verdad! ¡Te amo y me niego a verte al lado de alguien que no sea yo! - diciendo eso último miró de manera amenazante a Irie-san que no parecía sorprendido por eso. - ¡Prometo hacerte la mujer más feliz del mundo! ¡Yo...!

- ¡KINNOSUKE! - cortando la poca distancia que los separaba Chris-chan se abalanzó a los brazos del muchacho. - ¡Ya soy la mujer más feliz del mundo! ¡Te amo, Kinnosuke! - y diciendo eso la chica tomó su rostro para plantarle un beso frente a todos los presentes.

Los aplausos y felicitaciones de los transeúntes no se hicieron esperar.

Con una feliz sonrisa caminé con paso tranquilo hasta estar al lado de Irie-san. - ¿Sorprendido?

- Eso es decir poco, ¿Puedes explicarme lo que acaba de pasar?

- Eso es sencillo. Una pareja de enamorados se ha reunido por fin. - enfatizando mi punto señalé con la mirada a Kin-chan y Chris-chan que ahora sonreían avergonzados ante la multitud. - Tal parece que el matrimonio arreglado no se realizará. Mis condolencias. 

Pese a que el imbécil me miró con el ceño fruncido dejó escapar un largo suspiro por la nariz. - Quizás fue lo mejor. - pude escuchar el alivio en sus palabras. - ¿Cómo te enteraste?

- La tía me mandó a descansar luego de supervisar a los trabajadores de tu padre. Al tomar asiento en la cafetería los escuché al Señor Kimura y a ti platicar sobre emparejarte con la hija del Señor Robbins, que como te habrás dado cuenta es mi amiga. Yo sabía que Chris-chan amaba a Kin-chan y que tú aceptaste el matrimonio arreglado debido a que te sentías culpable. - lo miré enfadada. - ¿No creerías que me quedaría de brazos cruzados y dejaría que esto pasara o sí? En serio, se supone que eres inteligente, ¡Deja de hacer tonterías!

Irie-san me miró con los ojos muy abiertos por el regaño. Pareció querer decir algo; pero ya no pudo hacerlo cuando la pareja de enamorados se acercó a nosotros.

Chris-chan llevaba una radiante sonrisa en el rostro, sonrisa que flaqueó un poco al ver a Irie-san. Soltando la mano de Kinnosuke caminó hasta estar frente a él y se inclinó en señal de disculpa. - Siento haberte hecho perder tu tiempo, Naoki-san. No espero que me perdones; pero mi corazón ya ama a otra persona. Estoy siendo egoísta. Yo tomaré la responsabilidad.

- No hay problema, Señorita Christine. - aseguró Irie-san con una genuina sonrisa. - Para ser sincero, le tengo algo de envidia. - confesó con diversión. No pude evitar sentirme un poco incómoda cuando sus ojos se desviaron hacia mí por unos segundos. - La acompañé de regreso a su casa. No es la única que debe tomar la responsabilidad. Acepté el acuerdo sin ser honesto con mis verdaderos sentimientos, es natural que comparta la culpa.

Chris-chan le sonrió en agradecimiento.

- ¡También voy! - proclamó Kinnosuke volviendo a tomar la mano de su ahora novia. - Ya que me has elegido en lugar del cretino de Irie, debo tomar mi parte también.

Emocionada, Chris-chan volvió a abrazarlo chillando su nombre.

- Los acompañaré. - me sumé al grupo. - No estaré tranquila hasta saber que todo acabo bien.

Fue de esta forma en que los cuatro tomamos un taxi con rumbo a la Residencia Robbins, con Kin-chan, Chris-chan y yo en la parte trasera e Irie-san en el asiente del copiloto. Se podía sentir la tensión y preocupación que emanaba de los tres principales involucrados debido a la conversación que tendrían que afrontar muy pronto.

Cabe decir que el hombre de mediana edad, calvo y regordete, que nos recibió en su oficina no se veía nada contento de ver extraños en su casa. Mucho menos cuando Irie-san y Chris-chan le le dieron la noticia de que no se casarían. 

- No entiendo por qué decidiste cambiar de opinión en la primera cita, ¿No querían un préstamo de mi banco?

- Mi padre no está enterado de esto. Actué por cuenta propia. – reveló Irie-san. La tensión en sus hombros era visible. - Reconozco las consecuencias de romper una propuesta. He hecho mal contra mi padre. Le pido que no lo castigue por mis acciones.

- ¡¿Qué es lo que no te gusta de Chris?! ¡¿Qué le puede estar faltando a ella?! - explotó el hombre con rabia.

- A ella no le falta nada. Chris es la mujer perfecta.

- ¡¿Entonces por qué no te casas con ella?!

- Esto puede sonar defectuoso, pero hay una chica a la que amo. - confesó con sinceridad. No pude evitar tensarme al lado de Kinnosuke, el cuál me dio una mirada compasiva, lo que me hizo sentir peor. - Si voy en contra de mis instintos y me caso con Chris, la estaría traicionando a ella y a mí mismo. Y si eso sucede, no hará feliz a nadie.

- Naoki no es el único, papá. - intervino Chris. - En realidad, yo tampoco quería casarme con él. Estoy más que aliviada de que Naoki tampoco quiera el compromiso.

- ¡¿Chris?! ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Ve a tu habitación!

- Padre. Estoy enamorada de otra persona. - confesó con firmeza.

- ¡¡¡¿¿¿QUÉEE???!!! - gritó escandalizado el hombre.

- Por fin he conocido al hombre de mis sueños. - diciendo esto se giró a ver a Kinnosuke para ofrecerle su mano. El muchacho no dudo ni un segundo en acercarse a su novia, sujetando su mano y parándose a su lado. - Él es Kinnosuke. Es mi novio.

- ¿De qué estás hablando? - preguntó el hombre incrédulo, negándose a creer lo que estaba pasando.

- ¡Elegí a mi propia pareja, papá! ¡No es tu problema! - lo desafió.

- ¡Señor Robbins, haré muy feliz a su hija Chris! ¡Lo prometo! - declaró el joven muy serio.

Y diciendo esas palabras la pareja empezó a alejarse para salir de la habitación.

Mortificado, el Señor Robbins colapsó sobre sus rodillas. - Chris nunca me ha respondido antes. - murmuró con la voz quebrado para luego romper a llorar. - ¡Oh, mi bebé! ¡Mi bebé! 

- ¡Kotoko! ¡Naoky! - nos llamaron Chris y Kinnosuke en el umbral de la puerta. - Muchas gracias. 

- Mucha suerte. - les deseo Irie-san.

Yo solo agité mi mano para despedirlos. 

Una vez que quedamos a solas con el hombre caminé con cuidado hasta él para acuclillarme a su lado. - ¿Señor Robbins? ¿Se encuentra bien?

- ¿Tú eres...? - preguntó aun envuelto en un mar de lágrimas. Debía estar realmente devastado de ver a su querida hija volviéndose independiente. Ni siquiera dudó en recibir mi ayuda para volver a ponerse de pie. - Gracias, jovencita.

- No me lo agradezca, Señor Robbins. Es el padre de mi querida amiga, después de todo. - al ver su expresión confundida le ofrecí una sonrisa. - Siento presentarme tan tarde. Mi nombre es Kotoko Aihara, sobrina de Shigeki Irie, presidente de la Empresa Pandai y su futura socia de negocios.

- ¡¿QUÉ?! - Irie-san tenía los ojos abiertos como platos.

- No sabía que el Señor Shigeki tenía una sobrina. 

- No soy un pariente de sangre; pero el Tío Shigeki es mi tutor legal. En la actualidad me estoy preparando para trabajar en el negocia familiar. - expliqué con calma guiando al hombre hasta el sofá y ayudándolo a sentarse. - Gracias a un encuentro casual conocí a Chris-chan hace unos meses y nos volvimos muy buenas amigas, ¿Sabía usted que Kinnosuke también es un gran amigo mío? Ya que ahora su hija y él son novios estaré gustosa de apoyarlos en el futuro cuando deseen casarse. - ante mis palabras el hombre se atragantó. Para entonces me había sentado en el sofá frente al suyo. - Por eso, ¿Qué me dice de considerar una alianza conmigo en lugar a Naoki? Como futura madrina de su hija podremos establecer un lazo familiar sin necesidad de un matrimonio arreglado.

El Señor Robbins parpadeó varias veces, tratando de asimilar la información, pensando en los pros y contras de aceptar dicha propuesta. - S-Si no es mucho pedir, ¿Qué puesto piensas adquirir al ingresar a la compañía?

- ¿No es obvio? Me convertiré en la vicepresidente y, si Tío Shigeki lo permite, heredaré la compañía. Habían dicho esto, ¿No cree que sería tonto rechazar mi oferta de negocios?

La enorme sonrisa llena de confianza en mi rostro solo era comparable con la expresión de completo horror plasmada en el rostro del imbécil.



...



Al ingresar a la habitación del hospital nos encontramos con la escena de Tío Shigeki regañando al Señor Kimura por haber involucrado a su hijo mayor en sus negocios. Al lado de su cama, Tía Noriko estaba de rodillas y con la mirada perdida en el horizonte, sollozando algo acerca de que sus sueños habían sido destruidos.

No pude evitar entornar los ojos.

Los primeros en darse cuenta de nuestra presencia fueron Yuuki y Nobu-chan, siendo que Yuuki estaba sentado junto a su amigo compartiendo un manga para que lo leyeran juntos. 

- ¡Onii-chan! ¡Kotoko Onee-san! - exclamó feliz de vernos.

Nobu-chan a su lado sonrió contento. - Buenas noches. 

- Sentimos la demora. - respondió Irie de forma casual.

Por mi parte, fui a abrazar a ambos menores con una sonrisa.

- Kotoko Onee-san, ¿Dónde estabas? A ocurrido algo muy serio. - me susurró Yuuki con urgencia en su voz. Enterarse que su hermano mayor se comprometió de la noche a la mañana debió ser un shock para el pobre.

- No te preocupes. Lo tengo todo bajo control, ¿Recuerdas? - le susurré devuelta, guiñando un ojo. Mis palabras debieron dar la confianza suficiente para que él se relajara de inmediato.

Escuchando nuestra conversación, los tíos FINALMENTE se dieron cuenta de nuestra presencia y dejaron en paz al Señor Kimura para abordarnos con mil y un preguntas. Nos tomó un poco de esfuerzo y varias explicaciones para que lograran entender todo lo que había pasado ese día. Al final, ellos no pudieron más que suspirar aliviados.

-  Ya veo. Con que eso paso. - pronunció Tío Shigeki recostando su espalda contra su almohada en la cabecera de la cama.

- Lo siento. Todo esto es mi culpa. - se disculpó Irie-san bajando la cabeza. 

El hombre le sonrió a su hijo. - Lo siento también. Puse demasiada presión sobre ti. 

- Tío Shigeki. - le llamé pensando que este era un buen momento para sacar el tema a la luz. - Deje que Irie-san continúe estudiando medicina. - sin darle tiempo a ninguno de los dos para protestar hablé con la mayor firmeza posible. - ¡Permíteme a mí ayudarte con la compañía en su lugar!

Tía Noriko y el Señor Kimura soltaron una exclamación de sorpresa. 

Yuuki y Nobu-chan contuvieron la respiración, expectantes de lo que sucedería.

- ¿Kotoko-chan? ¿Qué? - pronunció anonadado.

- Nos conseguí una alianza de negocios con la compañía del Señor Robbins y que nos otorgase un préstamo de su banco sin necesidad de matrimonios arreglados. También logré convencerlo de no tomar represalias contra la Empresa Pandai por la disolución abrupta del compromiso entre Irie-san y su hija. - revelé enumerando punto por punto lo que había conseguido con el objetivo de convencerlo de mi utilidad. - El Señor Kimura fue testigo de la manera en que pude manejar a tus trabajadores para mantenerlos en orden ayer, ¿No es así? - el hombre asintió de inmediato, quizás agradecido porque de alguna forma mis acciones limpiaron sus errores por involucrar al hijo de su jefe en sus negocios. - Todavía me quedan unos cuantos años para graduarme. En cuanto lo haga prometo esforzarme mucho, ¡Seguiré tus indicaciones al pie de la letra sin rechistar! ¡Sé que no soy tu hija de sangre; pero... pero...! ¡Sé que puedo...!

- ¡KOTOKO! 

Dejé de hablar notando que mi tío estaba de pie frente a mí. Ver su seria expresión hizo que tuviera ganas de llorar.

- Kotoko-chan, no me subestimes. Puedo hacer que la empresa se recupere por mi cuenta. No es la primera ni la última vez que cruce una crisis de este tipo. - su seria expresión flaqueó para dejar escapar una mirada cariñosa. - Sobre todo, quiero que mis hijos sean felices.

- Papá. - pronunció Irie-san con un hilo de voz.

Yuuki inspiró profundamente.

- Eso también te incluye, Kotoko-chan. - diciendo esto tomó mis manos. - Solo quiero saber, ¿En serio quieres tomar las riendas de la compañía en el futuro?

Tomando aire asentí. - Quiero ayudar a nuestra familia. Puedo que no lleve el apellido pero... - una sonrisa brotó en mis labios y las lágrimas se deslizaron por mis mejillas. - También soy una "Irie", ¿no? 

- Por supuesto que sí. - con una sonrisa de absoluta felicidad Tío Shigeki asintió. - Muy bien. A partir de hoy eres una de mis sucesores. Deberás trabajar muy duro, Kotoko-chan.

- ¡Cuanta con eso tío!

Tía Noriko no perdió ni un segundo en abrazarme envuelta en un llanto conmovedor. - ¡En efecto, eres nuestra hija, Kotoko-chan! 

- Sí que sabes salirte con la tuya. - comentó el imbécil con diversión.

Le saqué la lengua en respuesta. - ¡No es gratis! ¡Más te vale convertirte en un doctor asombroso y curar a Nobu-chan!

- ¡CIERTO! - me secundó Yuuki señalando a su hermano mayor con el dedo. - ¡Kotoko Onee-san prometió que inventarías una forma de curarlo! ¡Ya que ella te está salvando el trasero ahora tienes que cumplirlo, Onii-san!

- ¡H-HEY! ¡¿Por qué hacen promesas en mi nombre?! - protestó algo avergonzado. Pese a su tono se podía ver que estaba feliz. - Que remedio.

La habitación pronto se llenó de risas.

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