Game Over ─ |- Rayito x BNHA

By ArinTimberlake

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─ Game Over ─ dijo sonriente antes de dar un último movimiento y acabar con la pelea, escuchando las donacion... More

Pr[ø]ximamente
Ficha De Personaje
Prol[ø]go
1. Arcade + New friend
2. Trick or treat!
3. Chichis de cemento and the personal interview
4. Park, my little shit friend
5. The lovely living bush
6. First Day In U.A!
7. Training for Heroes!
9. Confusion

8. Fuck it!

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By ArinTimberlake

Favor de avisarme cuando la narración cambie drásticamente a primera persona

De lo primero que notaste apenas habías tomado el maletín, es que eras brutalmente arrastrado hacia los campos, y apenas te cobraste consciente de ello cuando la mano que te arrastraba cambió en algún punto de arrastrarte por el brazo a tomar tu mano.

La sensación hormigueante en tu mano te despertaba de tu letargo, y tu mente jugueteaba entre el límite de tu conciencia aturdida y la cordura, hasta que por fin pudiste caer en cuenta sobre la electricidad que Denki conducía de manera natural, y que estaba comenzando a acelerar el proceso de carga de los personajes.

Tus ojos entreabiertos destellaron por la curiosidad de esa reacción, recordando al instante lo que había pasado cuando lo conociste. En medio de ese abrazo tan acogedor que el rubio te había dado como su ídolo.

«¿Es como la lógica del celular y el cargador?» — te preguntaste, especulando posibilidades de ataques conjuntos, pero en un punto tus divagaciones mentales se desviaron de camino, hasta el punto en que tu imaginación trastornada te llevó a pegar un saltito en defensa, al momento en que sentiste como alguien tocaba tu hombro, mientras te miraba con la ceja alzada.

— ¿Te encuentras bien? — el tono preocupado de Kirishima fue completamente bien recibido, y la realidad de que por fin habían llegado a los vestidores te dio un frío golpe en la cara; te habías quedado quiero un largo periodo de tiempo como estúpido en la entrada, y Denki ya te había soltado hace un par de minutos.

Kaminari se acerca igualmente, tocando tu frente con precaución para asegurarse que no estabas teniendo un sobrecalentamiento otra vez-. Estás rojo.

Carraspeas avergonzado, mientras evitas el contacto visual con el rubio, te dirigías al número correspondiente de casillero—. E-Estoy bien, sólo estaba pensando.

— ¿Pensando en mí? ¡OMG, que lindo!— su tono divertido no pasó desapercibido para ninguno, y mientras todos se limitan a reírse, tú lanzas una limpia carcajada al aire.

Dije pensando, no perdiendo el tiempo.

— ¡Aaah, eso fue cruel! JA JA JA — responde el pelinegro de peculiar sonrisa; el rubio se finge ofendido, su mano en su pecho te hace reposar la mirada donde mismo. Sólo es cuestión de segundos, donde tu mente se queda en blanco por el cuerpo trabajado del rubio, para que Denki lo note.

Ni siquiera supo él el porqué de su reacción, pero sutilmente cruzó sus brazos por su pecho.

Sacudiste tu cabeza al instante y pasaste por su lado como si nada hubiese pasado.

— Tengo curiosidad — comentó Sero al aire, ganando tu atención—. Me preguntó cómo es tu traje después de que dijeras que eres como "una súper computadora".

Sonreí, emocionado de contar todos los detalles del traje que siempre había imaginado—. Fue algo difícil de adaptar, eso seguro. También es muy complejo.

— Debió haberte tomado mucho tiempo — murmuró alguien a mi lado, y cuando bajé la cabeza me di cuenta de que venía de Midoriya. Reí entre dientes y asentí.

En realidad, tuve muchos problemas para diseñarlo. Sobre todo con las especificaciones de mi Don.

— Yo prefiero algo sencillo, pero que se vea bien. Sobre todo porque mi Don no es precisamente atractivo... — exhibió Eijirō, acomodandose la parte inferior de su traje.

Traje que, por supuesto, me hizo contener la respiración.

«Esto es demasiado FanService» sinceraste en tu cabeza, dejando escapar el aire en tus... Bueno, procesadores.

¿Es que acaso tener el cuerpo tan marcado era normal? Tú apenas y tenías pequeños relieves en el abdomen, y no sabías decir si eran los abdominales o el desayuno de la mañana.

S-Sí, bueno —  carraspeaste, con las mejillas aún algo rojas. Como el ser relativamente rezagado social que eras, ver tantos cuerpos tan formados y masculinos en un sólo lugar era tan sólo una trama porno—. Yo creo que es práctico también. Debe ser difícil la movilidad cuando tu cuerpo literalmente se vuelve de roca.

Mientras desabrochabas con paciencia tu camisa, escuchas un reconocible murmullo en la cercanía—. Que curioso, me parece que harían un buen equipo. Uno tiene el cuerpo de piedra y el otro el cerebro.

Todos voltean a ver a quien lo ha dicho, y es mucha la sorpresa cuando se topan con otro extranjero. No parecía ser común en ningún lugar el insultar a quienes acabas de conocer.

Tú sólo respiras pacientemente, y cuando exhalas, liberas una risita en un tono perceptible de burla. Miras Park con una sonrisa pequeña, que simula estar avergonzado—. Disculpa, ¿quién...?

El alza una ceja, con una sonrisa prepotente pero irritada—. ¿Quién, qué?

Te preguntó — mientras escuchabas ligeras risas en respuesta por tu tontería, alcanzaste apenas a reaccionar ante una fuerte luz, que estampó contra tu casillero y lo cerró de forma estruendosa y forzada. Tu cabello se había visto influenciado por la corrientes de aire, pero lo que más lo había sufrido, había sido tu corazón; un pedazo del casillero había salido volando y había impactado contra tu mejilla.

Escuchaste un resoplido orgulloso por parte del platinado, y lo único que separaba tus puños de su linda cara era la mano de Kaminari, que intervenía con su mano en tu pecho para evitar que le saltaras encima al chico a sabiendas de lo mal que se llevaban.

Aún así, frunciste el ceño con molestia mal disimulada, y decidiste hacer lo tuyo en completo silencio a partir de ahí.

Te cruzaste de brazos y suspiraste, oyendo cada vez más claramente la gran cantidad de cumplidos que se daban entre sí los aspirantes, por la calidad de su traje.

— Debo decir que esperaba más de tu traje — comenta Sero con descaro. Todos voltean a verlo con incredulidad por haberlo dicho de semejante forma, aunque sabías que en el fondo ellos pensaban lo mismo.

Oh, créeme que te sorprendería — respondiste risueño, tapando levemente tu boca. A Sero le dió escalofríos, la mirada que le habías dedicado no era precisamente la más amable, aunque no había sido esa tu intención, simplemente sentías algo de recelo.

Sabías de sobra que tu traje no era precisamente la definición de estética, pero debías admitir que aquello te había golpeado duro. Después de todo, habías pasado años diseñando un traje práctico y funcional para un don tan complejo como lo era el tuyo, de manera que pudiera ser cómodo y eficiente en los mayores aspectos posibles.

No dudabas para nada de las habilidades de tu traje, pero ver a todos con diseños exóticos y destacables, te hacía sentir como pez de fuera del agua; todos parecían los ostentosos y poderosos héroes de los cómics de superhéroes que leías a menudo cuando eras niño.

Ciertamente eso dejaba en ti cierta curiosidad sobre le balance entre estética y eficiencia, no podías parar de pensar en las posibilidades con las que podría adecuarse cada artefacto diseñado a conciencia, y los límites que los establecían.

Por lo que habías escuchado, aquel aclamado campo de batalla al que All Might los había mandado se trataba de nada más y nada menos que el campo de pruebas del examen de admisión. Tenías algo de información al respecto; como habías entrado por recomendación nunca te preguntaste realmente por lo que los demás aspirantes pasaban durante las pruebas, pero sabías que, al igual que los particulares, eran pruebas basadas en sistemas de puntos.

Podías formarte cierta idea a partir de eso pero, por ahora, no lograbas descifrar de qué se trataría aquel entrenamiento de combate.

Sacudiste un poco tu rebelde cabello, en un infantil intento de dispersar aquellas ideas vagas que danzaban en tu mente.

— ¡Se ven genial, chiquillos! — halagó el héroe mundial, observando atentamente los trajes de sus alumnos con una sonrisa de oreja a oreja— ¡Ahora es tiempo del combate de entrenamiento!

Justo cuando iba a comenzar a explicar de qué se trataba todo, un chico un poco más alto que tú, alzó la mano con sorprendente rapidez. Su voz era escandalosamente firme, y tenía cierto porte de niño rico que te sonaba familiar.

— Este es el centro de batalla del examen práctico de admisión, entonces, ¿tendremos batallas urbanas de nuevo? — te parecía que tenía un comportamiento algo, demasiado, rudo. Ni siquiera había dejado al pro-hero explicar cuando ya estaba dispuesto a preguntar cosas que ni siquiera dejó aclarar; Iida Tenya había actuado de forma similar en el aula con anterioridad, mientras regañaba a Park y a su nuevo amigo rubio escandaloso.

Suponías que por algo las preguntas iban después de la explicación.

— ¡No, iremos adelante dos pasos! — respondió con bastante calma, a pesar de que ni siquiera le habían dado tiempo de explicarse—. La mayoría de las veces, pelear con villanos tiene lugar afuera, pero si miras los números totales, villanos atroces aparecen dentro de edificios. Encarcelamiento, arrestos en hogares, tratos detrás de escena. ¡En esta sociedad llena de héroes, los verdaderos villanos se ocultan inteligentemente en las sombras!

La dinámica parecía bastante sencilla, los 20 alumnos se dividiría en dunas, y después, las dunas serían seleccionadas al azar para clasificarlos como héroes o villanos.

Sin intermediarios, ni obstáculos, ni puntos. Los pondrían a pelear entre ustedes para proteger o robar una bomba falsa, hasta que un equipo se diera por vencido.

Los equipos eran elegidos por lotería, los primeros 10 de la lista tomaban su turno para tomar un papel, que decidiría su pareja.

Era una lástima ser el 9no de la lista dado que Denki era el 7mo y Eijiro el 8vo, pero ahogaste tus quejas en tu garganta cuando tocó tu turno.

Los pedacitos de papel doblado se resbalaban entre tu toque inseguro, pero cuando por fin te decidiste por uno, retrocediste hasta llegar a tus amigos, donde los abrieron al mismo tiempo.

— ¡Me tocó con Sero! — exclamó el buen pelirrojo, destacando su suerte de participar con un compañero con el que sería fácil entenderse. Sero también sonrió, le dió un relativamente gentil golpe en el hombro para celebrarlo.

— ¿Kyoka? ¿Quién es? ¿Jiro es nombre de chica o de chico?— los ojos de Kaminari estaban casi que destelleban con emoción. Todos parecían entusiasmados de conocer o participar con sus compañeros, pero... — ¿Hiro? ¿Te encuentras bien? Estás pálido.

¿Pálido? ¡Por supuesto que estabas pálido! Podías sentirte desfallecer en ese mismo instante.

La palabra escalofriante le quedaba corta a la sensación que te ocasionó la sorpresa; constó de unos fugaces segundos para que voltearas hacia tu dúo, y tan sólo fue necesario un superficial contacto visual para que Park discerniera el porqué lo mirabas con esa expresión de terror. Y él no podía estar más de acuerdo, con el disgusto tatuado en su rostro.

— Oh no — murmuró Denki a tu lado, cuando se asomó por tú hombro para ver el papelito; sabedor de aquella rivalidad entre tú y tu dúo, que lo hacía consciente de la gravedad del asunto, que pasaba abiertamente desapercibido.

No sólo sus personalidades no encajaban, sino que sus dones se contradecían completamente.

Ay, mierda.

Inintencionalmente, tu fija mirada comenzaba a causarle escalofríos al héroe número 1. Tenías tanto de que hablar con él, pero ponías en prioridad la situación actual. Rogabas por un cambio de equipo, pero el hecho de que
intentaba ignorarte con tanta fuerza que dolía te resultaba bastante decepcionante.

Parecía nervioso de encontrarte ahí, ¿quizá intentaba mantener una relación de alumno-maestro? Algo más profesional ahora que era más que tu tutor. O también podría tratarse de Midoriya Izuku, el chico que habías desvelado de trataba de su sucesor.

Se suponía que el One For All era el único Don que no era de conocimiento general, pero gracias a All Might, dicho Don estaba registrado en tu base de datos, y lo habías detectado en la revisión superficial del chico cuando lo viste en la U.A.

Al principio lo creías como incoherencias tuyas, pero cuando lo conociste aquella vez en la biblioteca, Izuku no tenía ningún Don, o al menos su presencia era tan débil que no la reconocías.

Habían pasado un par de años desde la última vez que viste Toshinori Yagi en aquella gran y lejana corporación de héroes, donde solías atenderte de niño por los constantes problemas con tu Don. Él era amigo de uno de los científicos más importantes de la compañía.

Él te había instruido en el mundo de los héroes al encontrar potencial en ti, y ahora simplemente te esquivaba.

Era la décima segunda vez que removías el collarín en tu cuello, en un lapso de 30 minutos, en los que habíamos comenzado a observar pacientemente las cámaras del campo de batalla. Tu creciente ansiedad no hacía mucho más que mantenerte inquieto hasta que fuera su turno.

Mientras, tu vista no se perdía ni un detalle de lo que sucedía; como si mis ojos fueran una Cámara impecable que analiza hasta el último movimiento.

Cada estudiante daba todo de sí, y tenía diversas maneras de hacerlo. Desde ataques conjuntos hasta estrategias de infiltración sigilosa; otros sólo requerían de un par de segundos para inmovilizar a todos y vencerlos.

No sabías cuando ni de quién venían, pero en tu memoria estaban muy presentes los señalamientos sobre el desequilibrio de confiar plenamente en algo, y que un Don era tan fugaz como cualquier otra habilidad.

El alcance de diversos dones te habían dejado bastante sorprendidos; a excepción del OFA, habían singularidades que eran la perfecta definición de bestiales, como la de Bakugo Katsuki: un don práctico e increíblemente fuerte, basados en explosiones. Tu análisis general te había revelado que ciertos fluidos en su cuerpo eran remplazados por secreciones naturales de nitroglicerina.

También estaba aquel chico, al que habías denominado mentalmente como chico cabeza de bandera. Te parecía realmente espeluznante la eficiencia de su don, y ciertamente te mantenía algo intranquilo el hecho de que pudo acabar su batalla en menos de 5 minutos. Habías oído hablar de la doble particularidad, pero nunca la habías visto en persona.

— ¡Equipo E, héroes! ¡Equipo F, villanos! ¡Al campo de batalla! — un escalofrío te recorrió toda la columna ante la orden de All Might. El equipo de Denki iba entrando a la sala, y justo a tiempo, todos tus amigos te habían deseado suerte.

Escuchaste un chasqueo de lengua a tu lado, y la voz de Park se hizo escuchar sobre la de ellos-. Deja de perder el tiempo, idiota.

Suspiraste rendido, y revolviste el cabello de tu nuca en una usual seña tuya para mostrar frustración—. Sí, sí.

Más silencioso fue el camino al campo que el entusiasmo de ambos. Podía notar las muñecas incómodas de aquellos que venían con nosotros.

Ashido Mina y Aoyama Yuga, un par con dones y apariencia exótica. Aoyama parecía tener cierta discordia entre su cuerpo y su don, además, su traje lo hacía similar al príncipe encantador de Shrek más que a un héroe; no era que tuvieras prejuicios en contra de los principitos, de hecho podría decirse que eras uno, pero tenías en mente que ser un héroe era más que tener un traje bonito.

Ashido parecía una chica hiperactiva, tenía un don peligroso, pero no parecía saber usarlo de manera eficiente. A juzgar por las pruebas del día anterior, tenía un gran control de su cuerpo, era ágil, y rápida.

Aun así, la batalla era demasiado injusta, la vieras por donde la vieras.

— ¡Buena suerte a ambos! — exclamó la chica; sus dulces rizos se agitaban con sus alegres movimientos y parecía bastante emocionada de encontrarse en contra de ti, a pesar de que sus quejidos en el pasillo te habían dejado muy en claro que hubiera preferido estar contigo.

-— Igualmente — contestas agitando tu mano de lado a lado, despidiéndote de ambos con gentileza para caminar dentro del edificio. Sin embargo, apenas desaparecieron de su vista, Park lanzó un carcajada prepotente.

— No tienen oportunidad — esta vez sólo te quedaste callado; el platinado tenía razón-. Esto va a ser divertido.

Se veía realmente desinteresado por el desenvolvimiento de la batalla; su postura relajada te ponía los vellos de punta, aunque parecía bastante apacible con los hombros relajados, sabías que sus intenciones era dar todo de sí para hacerse notar.

Tampoco es necesario que los aplastes — te respondió con un jadeo aburrido. Suspiraste; discutir con él era una pérdida de tiempo, pero más allá de eso, te preocupaba un poco lo tranquilo que se encontraba—. Simplemente ten algo de compasión. No seas tan cabeza dura.

A ese punto de la conversación, Park ya ni siquiera se molestaba en mirarte. Apenas habías caído en cuenta que era la conversación más decente que habías tenido con el albino en años.

-— No me trates como si fuera tu amigo — en cuanto acabó de decir eso, su postura cambió drásticamente; se veía... Dolido. Tu expresión incrédula lo sacó rápidamente de su letargo, y a cambio, sólo frunció las cejas—. Esto es sólo un ejercicio obligatorio. Así que no creas que puedes decirme qué hacer.

No dudaste ni 1 segundo en responder—. Bien, haz lo que quieras, idiota — te alejaste un poco de él, volteando hacia el lado contrario.

No conocías mucho de la vida personal de tu compañero, siempre había sido increíblemente reservado al respecto; a pesar de ser un modelo de alta categoría, no había mucha información acerca de la vida privada de Park Hyung-Jin.

Sin embargo, sabías de él lo poco que demostraba; como que además de ser emocionalmente inestable, era impulsivo y orgulloso, siempre apuntando a lo alto, queriendo destacar a costa de otros.

Por fin llegaron a la habitación con la bomba. Era un cuarto pequeño y cuadrado, estaba sujeto a varios pilares, haciéndolo parecer algo inestable. No había más en el que Park, tú y la bomba, tan sólo una gran ventana que daba hacia afuera y poca iluminación; la luz de la ventana era suficiente para iluminar.

Era el último piso, habían unos 4 pisos debajo y uno pequeño más arriba. Cada uno con diversos pasillos y habitaciones.

Volteaste ver a tu compañero, que no parecía ponerle mucha atención a lo que pasaba a su alrededor.

«Que raro» pensaste extrañado.

¿Quién protege la bomba? — preguntas después de un tiempo, y él se toma el suyo para responder.

-— Yo lo hago — te parecía raro que quisiera quedarse en vez de pelear en contra de los héroes, pero aceptaste de igual manera.

Aun así, su sonrisa malévola no te traía buen presentimiento.

Corriste fuera de la habitación hasta un punto clave del piso 4, donde tomé una posición defensiva.

— ¡Los villanos están en posición! ¡Que comience la 6ta batalla!

Tan pronto eso se escuchó, colocaste tu mano en la pared del edificio, mandando ondas de radio a través de su estructura hasta localizar a tus oponentes.

Estaban en el primer piso, pero se acercaban con rapidez.

Sólo fue cuestión de segundos para que Park activara su don, y antes de que pudieras notarlo, el edificio comenzó a mandarte choques eléctricos, que interfirieron con las ondas electromagnéticas de tu radar.

«¡Mierda!» no podías perder el tiempo recriminandole a Park, por lo que sólo te quedaban tus ojos y oídos para hacerles frente.

De repente, el edificio comenzó a sacudirse, y el piso bajo tus pies se cortó de enfrente, formando una rampa que conectaba el 3er piso con el 4to. Intentaste estabilizarte ante el brusco movimiento, pero tardaste demasiado en darte cuenta que Mina había aprovechado tu desequilibrio para llenar la rampa de ácido, logrando que resbalaras.

— ¡Perdón! — fue lo que escuchaste de ella cuando la conciencia te golpeó. Todo había sucedido tan rápido que apenas fuiste capaz de reaccionar.

La rampa era bastante larga, por lo que habían quitado y arruinado gran parte del pasillo del piso 4, lo que te hacía imposible subir por las escaleras.

Chasqueaste la lengua con frustración, y en esos momentos de crísis, tu cerebro sólo encontraba una solución:

Las escaleras de incendios, atrás del edificio.

Te acercarte corriendo a la ventana y no lo pensaste 2 veces cuando decidiste saltarla. Los restos de ácido en tus zapatos lograron que resbalaras y golpearas fuertemente contra el barandal, lo que a su vez provocó que las escaleras se desprendiera del edificio.

Casi se te fue el alma cuando te encontraste colgando de una mano del edificio.

Hiciste acoplo de todas tus fuerzas para alcanzar el barandal con la otra mano, pero los restos de ácido lo hacían más complicado de lo que debería y cada segundo se volvía eterno.

Park parecía tener sus propios problemas, pues el edificio no paraba de mandar cargas eléctricas que sólo empeoraban la situación. Si caías de esa altura y tenías suerte sólo te romperías un par de cosas por aquí y por allá, pero para poder recuperarte tendrías que desactivarte.

— ¡Suéltate, hijo! ¡Yo te atrapo! — la voz de All Might resonó en tu cabeza como la salvación, y un suspiro de alivio abandonó tus labios. Podías vislumbrar a varios de la clase A abajo, observando con qué podían ayudar.

Pero si te soltabas, Game Over.

Estaba claro que soltarte era darte por vencido.

No podías hacer eso. No podías hacerle eso a Park. Y tampoco podías permitirtelo.

Un sutil pitido inundó tu mente, y como si hubiera sido una señal, la habilidad de Noob Saibot había cargado por completo.

Una sonrisa orgullosa y aliviada surcó tu expresión, con apoyo de tu pie para alejarte del barandal, te soltaste. Como si fuera Cámara lenta, pudiste ver los rostros preocupados de todos por una milésima de segundo, en la que tu cuerpo se curvaba hacia atrás y tu cabello era mecido con fuerza por el viento.

Y fue grande la sorpresa para ellos cuando antes de caer en los brazos del All Might, un agujero se abrió, mismo que volvió a abrirse más arriba, y que te expulsó de vuelta a la ventana del 5to piso, que se rompió en miles de pedazos al impacto con tu cuerpo.

El asombro en las caras de tu aliado y tus oponentes fue única, y utilizaste su sorpresa para lanzarte a defender la bomba.

Los rayos de Aoyama era fáciles de esquivar dado a sus límites de tiempo, pero el ácido que Mina lanzaba con cada patada hacía las cosas difíciles.

— ¡Idiota, ¿dónde estabas? — la frustración en su voz era perceptible a esas alturas. Parte de su traje estaba deshaciéndose por el ácido de Mina. Decidiste no contestar, y a cambio, abriste un portal tras de Aoyama para sostener su capa, impidiendo su movilidad.

Pero de un momento a otro, todo se volvió extrañamente silencioso.

Sentiste la capa del rubio moverse, y cuando lo miraste, se encontraba tumbado en el suelo.

«¿Pero qué...? »

Una luz comenzó a emanar de atrás, y cuando te diste cuenta de lo que pasaba, comenzaste a sentir debilidad.

¿Park...? — tu visión se tornaba borrosa, y en un par de segundos, una de tus rodillas había llegado al suelo.

Park estaba arrebatándoles la energía a los tres.

Ahora podías entender porqué tu radar había fallado, porqué se había ofrecido a cuidar la bomba. El maldito había creado un enlace para robarles energía sin que te dieras cuenta, pensaba hacerlo desde el inicio, por eso estaba tan seguro de sí mismo.

La jugada no le duró mucho tiempo, pues utilizaste tu nueva habilidad para patearlo por la espalda. Tomas entre tus brazos el cuerpo cansado de Mina antes de que caiga al suelo.

— ¡¿Qué mierda te pasa?! — el albino se levanta renovado de energía, pero rojo de la ira.

¡¿A mí?! ¡Estabas robandonos la energía hace unos segundos! — él se acerca a pasos agigantados, con la frente en alto. Su cercanía te permitía observar el brillo rojo en sus ojos, brillo que provenía de las personas desmayadas en el cuarto.

— ¡Creí que querías ganar! ¿Bien? ¡Esta era la manera más rápida! — tú ira no resiste más, y en un impulso, sueltas un puñetazo directo a su cara, que lo desorienta notablemente.

¿CÓMO CARAJOS SE TE OCURRE? ¿ESTÁS MAL DE LA CABEZA? — el silencio vuelve a reinar por unos segundos, unos segundos en los que la tensión se respiraba por cada poro de la piel. Y la creciente risa que emana de él, sólo lo empeora,

Inmediatamente salta encima de ti para devolverte el golpe, pero con la energía recargada, tu cuerpo golpeó contra el pilar, rompiéndolo. Se acercó nuevamente para golpear de nuevo, pero te teletransportarte justo a tiempo para golpear sus pies con una patada baja, que lo hizo caer.

— ¡Quítate de encima, maldición! — grita, removiéndose abajo de ti, mientras lo tomabas de las muñecas e inmobilizabas sus pies. Con sus brazos cruzados sobre su cabeza, Park no podía hacer mucho más que respirar agitadamente en tu oído, intentando recuperar aire.

Agachaste tu frente hasta que llegaste a su hombro, y totalmente agotado, comenzaste a aflojar tu agarre, a la par tus ojos se cerraban.

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