Lillian no era la hija de la Emperatriz, sino de una concubina.
Por eso a la Emperatriz le gustaba mucho difamar a Lillian y reprocharle su comportamiento.
Y todo estaba ocurriendo delante de mis ojos.
«Debería haberme comportado con más cuidado, sabiendo que Su Majestad estaba en el banquete. Por culpa de Kanna, yo estaba completamente ajena.»
Entonces,
── ¿Qué pasa?
Una voz suave, que penetra en la dura atmósfera. En cuanto escuché la suave voz, Lillian casi suspiró aliviada.
«¡Salvada!»
── Su majestad, ¿Lillian se mostró grosera? Entonces me disculparé por ella.
Kanna vio la figura que se acercaba y abrió mucho los ojos. Una mujer impresionantemente bella apareció ante ella.
Su hermoso rostro, como si estuviera pintado con un pincel, su pelo blanco como la nieve y sus misteriosos ojos violetas. Se acercó con elegancia, revoloteando como una mariposa.
── Por favor, perdóname por mi hija. Trataré de no permitir ese comportamiento en el futuro, Su Majestad.
── ...Madre.
La madre de Lillian habló. Ahora Kanna entendía quién era esa mujer.
Esta mujer era conocida por todos. Últimamente, las novelas y obras de teatro sobre el Emperador y su concubina habían ganado popularidad.
Pero no la conocía hasta ahora.
«La concubina del Emperador. Una dama de honor de primer rango de una clase inferior.»
La madre de Lilian y la mujer favorita del Emperador es la Dama de Honor Teresa.
La Emperatriz miró a Teresa y levantó las comisuras de los labios, fingiendo una sonrisa.
── Muy bien, no me atrevo a interferir más.
── Estoy verdaderamente agradecida por la gracia de Su Majestad.
Como no quería involucrarse más en la historia, la Emperatriz se dio la vuelta. Luego dijo, poniendo su brazo alrededor del hombro de Kanna.
── Ahora, Duquesa Valentino, venga conmigo. Tomarás una taza de té caliente conmigo.
⚘⚘⚘
La Emperatriz condujo a Kanna a la sala de fiestas, donde pudo relajarse un poco.
── Hablemos aquí un rato.
En el sofá estaba sentada la chica del sombrero con velo, sola, como una isla lejana y olvidada en el océano. Como Lucy hace algún tiempo.
── Saluda a mi hija, la primera Princesa del imperio.
Kanna arqueó ligeramente la espalda.
── Es un honor conocerla, Su Alteza. Me llamo Kanna Valentino.
── …....
No hubo respuesta. ¿No oyó?
«No, ella no pudo evitar escuchar.»
¿La chica la ignoraba?
Kanna se quedó perpleja, pero el rostro de la Princesa estaba oculto bajo un velo, así que no podía saber la respuesta.
Entonces la Emperatriz dijo.
── He oído que has curado a la hija menor de la familia Addis. Me dijeron que usted hace medicina. ¿Es cierto?
Kanna se sorprendió. Después de todo, el Duque mantuvo en secreto su afición a la alquimia. ¿Cómo se enteró?
── La Duquesa Chloe Addis me dijo.
── …....
── ¿Es cierto?
¿Chloe le dijo a la Emperatriz? ¿Con qué fin?
Kanna miró fijamente a la Princesa con velo.
Ahora que lo piensa, había oído que la primera Princesa padecía una enfermedad de la piel desde hacía mucho tiempo. Por eso ha estado sentada en su habitación como una reclusa. Y....
«Se dice que todos los sanadores que hasta ahora no han logrado curar a la princesa han sido desterrados de la capital.»
En el momento en que recordó la historia que había escuchado de la criada de Leah, suspiró.
Ahora veo a dónde quiere llegar Chloe.
«Me indujo deliberadamente a venir.»
La extraña medicina que curó la fea cara de Lucy. Al escuchar la historia, la Emperatriz se aprovechará de Kanna, tratando de aprovechar una oportunidad. Y, por supuesto, Chloe pensó que no podía curar a la princesa.
Si es así.
«La ira de la Emperatriz se volvería contra mí. Al igual que los otros curanderos, sería desterrada.»
Incluso si eso sucediera, Chloe no tiene nada que perder. En cualquier caso, ni Lucy ni Kanna son sus verdaderas hijas. Sea como fuere, Chloe no estaba contenta con la estancia de Kanna.
«Pero esta situación puede ser aprovechada.»
¿No se dice que una raya negra en la vida es también una oportunidad?
Si Kanna cura a la Princesa, obtiene su boleto de la suerte. Después de pensar un rato, Kanna asintió con calma.
── Sí, es cierto.
── Sí, entonces... Bien.
La Emperatriz murmuró algo, decidió algo para sí misma y ordenó a la Princesa.
── Princesa, quítate el sombrero.
Al no obtener respuesta de la Emperatriz, Su Majestad repitió.
── Date prisa.
── No quiero hacerlo.
Por fin llegó la respuesta.
── No quiero hacerlo. No me lo quitaré.
Entonces el rostro de su Majestad se frunció.
── Princesa, escúchame.
── He dicho que no, Su Majestad.
── ¡Princesa Amelia!
La Emperatriz finalmente levantó la voz.
Amelia, enfadada, sacudió los hombros. Aun así, se vio incapaz de derrotar a la Emperatriz y se quitó el sombrero.
── ¡Mira!
Cabello castaño oscuro. Y unos ojos dorados llenos de rabia. En el momento en que se encontraron cara a cara, un escalofrío recorrió su espalda.
── ¡Me lo quité como me dijiste!
── .......
── Ahora estás satisfecha.
Su cara era horrible. Había manchas rojas oscuras en sus mejillas, frente y pómulos. Junto a la mancha, se desprendía una cáscara blanca. Recordaba a la culebrilla.
Dijo la Emperatriz, dirigiendo una mirada perpleja a una furiosa Amelia.
── Muchos médicos habían intentado tratarlo. El efecto fue marginal. La piel pareció mejorar durante un tiempo, pero luego volvió a su estado original. Nadie pudo encontrar la raíz del problema.
── ……...
── ¿Qué te parece esto? ¿Puedes curar a mi hija?
── No conozco la enfermedad, su Majestad. ¿Podría verme mejor?
── ...Sí, estaba impaciente.
La Emperatriz ha tomado su mano, admitiendo su culpa.
── Amelia, quítate la ropa y enséñale todo.
...¿Qué?
Kanna pensó que estaba equivocada. Sin embargo, la expresión del rostro de la Emperatriz parecía seria.
«'Quítate la ropa aquí mismo.»
En ese momento - ¡BANG!
Amelia se levantó de un salto y pateó la mesa. El cristal se rompió en pedazos.
«Wow.»
La reacción fue mucho más furiosa de lo que Kanna esperaba.
¿Patear la mesa? ¿Hacerlo delante de la Emperatriz?
── ¿Me estás diciendo que me desnude ahora en el banquete, en esta sala? ¡Será mejor que me mate!
Sin embargo, la Emperatriz no se sorprendió, como si ya conociera bien este tipo de comportamiento de Amelia.
── ¿El cuerpo de la Princesa no ha propagado una enfermedad de la piel? ¿No debería la Duquesa echar un vistazo?
── No lo hago.
Luego la miró con ojos despectivos.
── ¡No voy a mostrar mi cuerpo aquí a la Duquesa! ¡Ni lo sueñes!
¿Por qué están todas las flechas sobre mí otra vez? No fui yo quien te pidió que te quitaras la ropa. Injusto, por supuesto, pero aún así podía entender cómo se sentía.
«Cuántos enfermos se toman todo a pecho.»
Incluso a un miembro de la familia imperial, frente a alguien de estatus inferior, se le decía que se quitara la ropa en el banquete y mostrara la parte afectada. La posición de la Emperatriz no puede calificarse de sobreprotectora.
── Como la princesa no se deja tratar más a fondo, ¡no mejora!
Sin embargo, la Emperatriz parecía decepcionada.
── ¡Duquesa Valentino! Por favor, cura su piel. ¡Ha vivido con una enfermedad tan terrible durante años! ¿Sabes lo que dicen los demás? ¡Es como si su cuerpo se hubiera podrido!
Piel fea. Y un cuerpo podrido.
Amelia lloró ante esas palabras. Le soltó la verdad sin piedad.
── Sí, siento mucho escuchar eso, su Majestad. Sería más cómodo si estuviera mejor muerta y desaparecida, ¿no?
── ¿Qué estás diciendo, Princesa?
── ¡Su Majestad, por favor, tenga cuidado con lo que dice! ¡Cuerpo feo y podrido! ¿Cómo puedes decir algo así?
── ¡Horrible! ¿Dónde aprendiste a hablar así?
Después, la discusión entre madre e hija continuó.
── ¡Habla con franqueza! Sólo quieres que me muera y desaparezca. No quieres oír que has dado a luz a una hija enferma. ¡Esto perturba al querido hijo de mi madre!
No importa el linaje, la Emperatriz sigue siendo la Emperatriz. Incluso si la otra persona es una hija de sangre, esa actitud es inaceptable.
── ¡Dime que me muera! Es lo mejor.
── ¡Te he dicho que tengas cuidado con lo que dices, Princesa! ¿De verdad quieres que te castiguen?
Sin embargo, Amelia siguió hablando en un tono elevado.
El tiempo de sufrimiento debe haberla agotado.
Tal vez, siendo doctora, Kanna debería ponerse del lado del paciente.
«Pero sigue siendo su hija. No sólo un paciente. Tenemos que encontrar las palabras adecuadas.»
Interviene con cuidado.
── Su Alteza, la examinaré más tarde cuando estemos solas.
Sólo entonces terminó la discusión entre las dos personas.