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𝚖𝚊𝚢𝚋𝚎 𝚒𝚝'𝚜 𝚝𝚒𝚖𝚎
» • 𝙷𝚞𝚗𝚝𝚎𝚛 ;
No pudo hablar.
Ni siquiera me siento capaz de moverme. Tan solo me quedo estático, sintiendo como el ligero hormigueo que surge en mi estómago se extiende por todo mi cuerpo. Desde mi rostro hasta la punta de mis dedos.
Los enormes ojos almendrados de Edric me observan como si hubiera un universo ocurriendo dentro de ellos. Yo no puedo apartar la mirada. Sigo sin creer que esto sea real. Que él esta aquí, frente a mi. A tan solo unos centímetros.
Parece más pálido, seguramente por culpa de llevar tanto tiempo sin salir de esas cuatro paredes. Su cuerpo se había vuelto más escuálido y sus rasgos dulces se parecían ensombrecidos. Pero seguía siendo hermoso.
Ninguno de los dos dice una palabra, pero antes de que pueda darme cuenta, él extiendo su mano con lentitud. Sus dedos trazan una suave caricia a través de mi mejilla. Su leve tacto es suficiente para hacer que me estremezca.
- Estás aquí - Le oigo decir en un susurro. Su voz suena más densa y apagada, pero sigue sin perder la chispa que recordaba. La sonrisa inocente que ilumina su rostro hace que un nudo se forme en mi garganta.
Poso mi mano encima de la suya, acariciándola con suavidad.
Abro la boca para decir algo, pero antes de que pueda pronunciar una sola palabra, Edric se abalanza sobre mi, haciendo que me balancee hacia atrás. Sus brazos envueltos alrededor de mi torso me aprietan contra él, sosteniéndome como si temiera que me fuera a desvanecer en cualquier momento. Esconde el rostro en el hueco de mi clavícula.
- Estás aquí - Repite una y otra vez - Estás aquí, estás aquí, estás aquí...
Por un momento, lo único que mis oídos captan es el acelerado latido de mi corazón, retumbando en mi pecho.
Se siente como si hubiese retrocedido meses atrás en el tiempo. Como si por unos segundos hubiera vuelto al olor a salitre y el frescor de la playa por la noche, a los bancos del parque acompañado del sabor del tabaco en mis labios, a la habitación de Edric, con sus manos tomándome del rostro para besarme como si fuera la última vez.
Lo abrazo todo lo fuerte que puedo. Como si así pudiera detener el paso del tiempo y conservarlo por siempre a mi lado. No quiero que este momento se acabe nunca, no quiero tener que separarme de él nunca más. Dejo que se apropie de mis sentidos y me emborracho con su aroma. Entierro los dos en su cabello y le beso la frente, mientras él sigue murmurando palabras incomprensibles.
- Siento haber tardado tanto - Respondo mientras la lágrimas comienzan a picar mis ojos.
- Sabía que vendrías. - Murmura por lo bajo, aún sin separarse de mi hombro.
Trago saliva, empezando a sentir una creciente presión en el pecho. Emira dijo que Edric había olvidado prácticamente todo recuerdo que tenía de las personas que conocía, incluida su familia. A penas era capaz de reconocer a su propia madre ¿ Como podía recordarme a mi, cuando me conocía desde hace mucho menos tiempo ?
" No está consciente de si mismo, Hunter " Me digo a mi mismo. Y era cierto. Aunque pudiera conservar recuerdos sueltos, Edric ahora era una persona diferente.
- Pero no sabes quien soy... - Susurro sin darme cuenta.
- Claro que se quien eres. - Contesta. Pronuncia las palabras lentamente, como si le costara hilar una detrás de otra.
- Pero no sabes mi nombre.
No puedo ver su rostro, pero de alguna forma puedo saber que me está sonriendo.
- Pero sé quien eres. La persona más bonita del mundo
No puedo evitar sonreír también, aún cuando siento que estoy a punto de estallar en lágrimas.
De pronto, oigo como alguien suelta un pequeño jadeo de sorpresa a mis espaldas.
Casi por inercia, me separo del abrazo de Edric y me giro, encontrándome de frente con los señores Blight. Ambos nos contemplan parados desde él umbral de la puerta, pero con lo hacen de forma distinta.
La señora Blight aprieta los labios con fuerza y frunce el ceño en una expresión que no logro identificar. Parece como si estuviese tratando de contenerse. Por un momento, pienso que se va a abalanzar sobre mi y a echarme fuera de la habitación a patadas, pero eso no ocurre. En su lugar se queda callada y aparta la mirada.
En su lugar, Alador simplemente se queda en silencio tratando de procesar lo que está ocurriendo, pero después suelta un ligero suspiro, pareciendo que se hubiera quitado un peso de encima.
- Yo... - Empiezo murmurando.
- Me alegra verte otra vez, Hunter. Es bueno saber que estás bien. - Interrumpió el señor Blight. Ignoraba el hecho de si decía eso porque sabía lo que había pasado hace unos días o solo era simple cortesía.
- Siento haber aparecido sin avisar...
- No importa, a Edric le hacía falta algo de compañía. - Dice mirando a su hijo. Este juguetea nervioso con sus dedos.
- De todas formas debería irme ya... Mi tío debe estar buscándome y no quiero preocuparlo. - Y no miento. Es rara la vez en la que dejo mi habitación, por lo que trato de no ausentarme durante mucho tiempo.
El hombre asiente y yo me giro por última vez hacia Edric.
- Volverás... ¿ Verdad ? - Me pregunta tirando del puño de mi chaqueta.
Esbozó una sonrisa.
- Te veré mañana. Lo prometo.
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Horas después de eso, los recuerdos siguen dando tumbos en mi mente. Incluso ahora sigue pareciéndome casi irreal.
Incapaz de conciliar el sueño, doy vueltas en el colchón, tratando de encontrar una posición cómoda para dormir. Pero el destello de la luz en el pasillo que se cuela cuando alguien abre la puerta del cuarto desvía mi atención.
Asomándose en el umbral, logro divisar el característico tono de cabello aguamarina de Edric. Rápidamente me incorporo alarmado. No se se supone que él tenga que estar merodeándo por los pasillos a las tres de la mañana, y aún menos teniendo en cuenta su condición.
- ¿ Que haces aquí ? - Es lo primero que pregunto mientras él se acerca a mi con tímidos pasos al comprobar que estoy despierto.
- Tenía ganas de verte. - Su voz, aunque apagada deja entrever su emoción.
- No deberías estar fuera de tu habitación tan tarde. Tus padres se van a preocupar. - Digo mientras me deshago de las sábanas para acercarme a él. Incluso en la casi total oscuridad puedo sentir su presencia a mi lado.
- No te preocupes por ellos. Estarán bien. - Le miro extrañado, sin saber muy bien a que se refería con esas palabras, pero enseguida cambia de tema. - Ven conmigo, quiero enseñarte algo.
Toma mi mano, y sin darme tiempo a reaccionar me arrastra fuera del cuarto. Sin yo saber muy bien a donde nos estamos dirigiendo, Edric me guía por los pasillos, subiendo escaleras hasta la planta superior del hospital. Yo me dejo guiar ciegamente, notando de nuevo esa sensación de ser etéreo.
Antes de que lleguemos al final de las escaleras se detiene y me pide que cierre los ojos. Yo obedezco y entonces oigo el sonido de la puerta de la azotea abriéndose. Él vuelve a tomar mi mano para orientarme. Empiezo a notar el frío del intemperie nocturno golpeando mi piel desnuda.
- Ya puedes abrirlos. - Dice.
Parpadeo un par de veces, encontrándome con un cielo oscuro salpicado de millones de puntos luminosos. Era una vista encantadora .
- Se que no es lo mismo que cuando íbamos a la playa para ver las estrellas, pero pensé que te gustaría. - Comenta mientras apoya sus brazos en la barandilla.
Por un momento me quedo atónito. ¿ Como es posible que se acuerde de repente de tantos pequeños detalles ?
- Es... Es precioso. - Murmuro - Gracias...
- No tienes que agradecerme. Echaba de menos tener estos momentos a solas contigo. Ya sabes, como solía ser antes.
Como solía ser antes.
Esa frase hace que mi cuerpo se estremezca.
Como me gustaría que las cosas volvieran a ser fáciles, como lo eran antes. Como me gustaría pensar que tanto Edric como yo tenemos una vida por delante juntos. Que sin importar lo que pasara seguiríamos juntos. Noto como mis ojos empiezan a volverse vidriosos.
Una suave mano se acerca a mi rostro y limpia las lágrimas heladas que empiezan a deslizarse por mis mejillas.
- No llores - Me ruega Edric a la vez que mis sollozos empiezan a hacerse audibles. Me toma de las mejillas y sigue secándolas con sus pulgares.
- No quiero perderte... - Musito intentando detener mi llanto. Él me mira con su tierna sonrisa.
- Hunter, nunca vas a perderme...
Había olvidado lo hermoso que se escuchaba mi nombre en sus labios. Como el sonido del viento zumbando en mis oídos. Lo decía de una forma tan íntima que pareciera que solo éramos nosotros dos apartados en ese pequeño rincón del mundo, sin que nadie pudiera encontrarnos.
- Siempre voy a estar contigo. Lo prometo.
El peso que llevo tiempo cargando en mi pecho se desvanece, haciéndome sentir ligero y sin ataduras. Edric se acerca con lentitud a mi y antes de que pueda decir una palabra más me besa. Sus labios nunca han sido tan suaves y su alienta tan fresco. Es cuidadoso y dulce, haciéndome sentir una calidez en mi interior como la primera vez.
El mundo podría caerse a pedazos en este mismo instante y no me importaría.
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Al despertarme a la mañana siguiente noto mis manos y mejillas frías. Extraño, cuando estamos en pleno Junio.
Parpadeo un par de veces, tratando de acostumbrarme a la luz solar que entra por la ventana. Las tormentas de los últimos días han dado paso a un clima maravilloso. Ni una sola nube ha aparecido en el cielo durante los últimos días.
Es entonces cuando el torrencial de recuerdos de la noche anterior vuelven a inundar mi mente como una cascada. El cosquilleo de mis labios despierta de nuevo, como última huella de aquel beso.
Había algo extraño en la manera en la que Edric hablaba. En la manera en la que todo sucedió sin que a penas me diera tiempo a procesarlo.
Me levanto apurado, y sin detenerme un momento para cambiarme el pijama me echo a correr en dirección a la habitación de Edric. Abro la puerta, olvidándome completamente de llamar primero.
No hay nadie.
Las ventanas están abiertas, dejando que la brisa se cuele dentro y agite las cortinas. Encima del colchón ahora desnudo hay un juego de sábanas dobladas a la perfección. A los pies de la cama se encontraban un par de bolsas que juntaban las pertenencias de la persona quien antes había estado allí.
Mi corazón se detiene por un segundo, pero parece que pasan años hasta que vuelvo a oír el siguiente latido.
- Hunter. - Distingo la voz de Emira llamándome. Ella me contempla desde el pasillo, sin atreverse a entrar. Tiene los ojos hinchados y el rostro de alguien a quien le han ocurrido demasiadas cosas como para tan siquiera pensar en dormir.
- ¿ Dónde está... ? - Me falta el aire. Tengo que hacer un esfuerzo inhumano para que me salgan las palabras. - ¿ Dónde está Edric ?
Ella aparta la mirada. Sabe que tiene que decírmelo. Aunque se lo niegue, aunque ella misma quiera pensar que no es cierto.
- Edric murió hoy por la noche.
A penas puede terminar la frase sin romper en llanto.
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• 𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝 ;
El ambiente en la capilla olía a incienso y a la cera de las velas. El funeral había terminado y las personas allí reunidas empezaban a retirarse después de acercarse a dar el pésame a la familia del fallecido.
- ¿ Te sientes bien ? - Preguntó Belos, apretando suavemente el hombro de su sobrino, quien no había pronunciado una sola palabra en toda la ceremonia.
El chico dio un leve asentimiento de cabeza. Siendo justos, a penas se había molestado en hablar desde la muerte de Edric. No era extraño que ahora que acababa de presenciar su funeral su expresión se hubiese endurecido. Le habían dicho varias veces que no tenía por qué ir si aquello le hacía sentir. Pero Hunter se negó en rotundo. No dejó escapar una sola lágrima durante toda la eucaristía, pero aún así su rostro parecía el más sombrío en toda la iglesia.
- ¿ Quieres que nos vayamos ya ? Seria bueno que descansaras algo, cielo. - Murmuró Gabriel revolviéndole el cabello.
El chico estaba a punto de asentir de nuevo, pero un taconeo muy peculiar llamó su atención. Odalia Blight se acercó al banco en el que estaba sentado. Estaba enfundada en uno de sus trajes negros y con el cabello recogido en un tirante moño, como siempre. Pero aún así resultaba chocante ver su siempre perfecta máscara de pestañas deslizarse por sus mejillas.
- ¿ Podemos tener un momento a solas ? - Preguntó la mujer. Belos miró a su sobrino como si estuviera preguntándole por su aprobación. Este agitó la cabeza en señal de que estaba bien.
- Te esperaremos fuera entonces. - Murmuró el hombre inclinándose para darle un beso en la mejilla. Acto seguido tomo la mano de su esposo, tirando de él hacia la salida ( aunque este no parecía muy convencido de dejar a Hunter solo.
- Mi hijo quería que tuvieras esto. - Dijo Odalia en cuanto se encontraron a solas A continuación tendió una pequeña bolsa de papel en dirección a Hunter. La mirada del chico viajó de la mujer al objeto en sus manos. Murmuró un gracias antes de recogerla.
- También...Te debo una disculpa. Mi comportamiento hacia ti nunca fue el adecuado. - Habló a continuación. Los ojos del adolescente se abrieron un poco más de lo normal. - Hacías feliz a Edric y eso era lo que debió importar desde el principio.
- Siento mucho su perdida...
La mujer suspiró.
- No lo sientas. Eras tú quien lo mantenía vivo.
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Después de volver del funeral, Hunter estaba tan agotado mentalmente que durmió durante gran parte de la tarde. Solo cuando el sol ya se había ocultado se levantó de la cama.
Suspiró antes de sentarse en la silla de su escritorio y encender la luz del flexo. Solo entonces reparó en la bolsa que le había dado Odalia, la cual seguía reposando encima de la mesa. La había dejado ahí al volver y se había olvidado de ella casi por completo.
" Mi hijo quería que tuvieras esto "
Aun con el nudo que empezaba a formarse en su garganta, Hunter tomo la bolsa y saco de ella su contenido. Era una libreta corriente. Fácilmente podría camuflarse como un cuaderno normal. Pero cuando el chico abrió la primera página se obligó a si mismo a morderse el labio para no dejar escapar un sollozo.
Para Hunter.
¡ Hola ! Probablemente estés preguntándote que es esto y puede que te parezca algo extraño.
En un principio esta libreta iba a ser para mi. En ella planeaba apuntar todos los momentos bonitos que viviéramos juntos para poder leerlos y acordarme si los olvidaba. Pero se que no será posible, y habrá muchas cosas que no recuerde. Por eso he pensado que tu deberías tenerla en mi lugar. Tal vez te ayuda leer esto cuando no esté y completar las partes de nuestra historia que no se encuentren aquí.
Espero que esta libreta te acompañe como yo lo he hecho, pero recuerda que siempre estaré contigo, sin importar lo que pase.
Te amo
Edric
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