DINASTÍA

By JLTT16

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Tras los hechos de los sucesos que pusieron las cosas en nuevo tablero con un jugador más en la línea. Monica... More

𝒜 𝓂𝒾𝓈 𝓁𝑒𝒸𝓉𝑜𝓇𝑒𝓈...
𝒟𝒾𝓃𝒶𝓈𝓉𝒾𝒶
ANTNICA
EDAD ROJA
CAPITULO 1 - MONICA
CAPITULO 2 - DOS AÑOS DESPUES
CAPITULO 3 - VUELTA DE PAGINA
CAPITULO 4 - DOLHA
CAPITULO 5 - INCENTIVO
CAPITULO 6 - PURPURA
CAPITULO 7 - 2
CAPITULO 8 - HAUNTED
CAPITULO 8 - pt. 2
CAPITULO 9 - DRAGOSTE
CAPITULO 10 - AFRONTAR
CAPITULO 11 - INSTINTO
CAPITULO 12- Legătură
CAPITULO 13 - ESTRAGOS
CAPITULO 14 - REUNIUNE
CAPITULO 15 - Heredar
CAPITULO 16 - EL PESO DE LAS PALABRAS
CAPITULO 17 - REFLEXION
CAPITULO 18
CAPITULO 19 - HIJOS DE LA TIERRA
CAPITULO 20 - ANZUELO
CAPITULO 21 - 14 DE FEBRERO
CAPITULO 21 - PT.2
CAPITULO 22 - REALIDAD
CAPITULO 23
CAPITULO 24 - PARIS
CAPITULO 25 - EN LA MIRA
Capitulo 26 - TERMINAL
CAPITULO 27 - DUELO
CAPITULO 28 - ACEPTACIÓN
Escena extra - COMIENZO DE BROWN
CAPITULO 29 - WILLIAM
CAPITULO 30 - HACER HABLAR
CAPITULO 31 - EL CARIBE
Escena extra - ANTONIO
CAPITULO 32 - 28/04
CAPITULO 33
CAPITULO 34 - FUERA MASCARAS
CAPITULO 35 - CON INTENSIDAD
CAPITULO 36 - UN TEPES MAS
CAPITULO 37 - FORBIDDEN
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40 - RELOJ
CAPITULO 41 - LA ISLA
CAPITULO 42 - LA ISLA PT. 2
CAPITULO 43 - NIÑAS MALAS
CAPITULO 45 - ACUERDOS A LA MALA
CAPITULO 46
CAPITULO 47 - CONSTANTIN TEPES
CAPITULO 48 - UN PAR DE SOMBRAS
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51 - CORRER A TI
CAPITULO 52

CAPITULO 44 - A ESPALDAS

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By JLTT16


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A espaldas

Ethan

Las decisiones son perfectas entradas a lo desconocido, algunas puertas cerradas y otras te llevan simplemente a más. Soy cuidadoso con lo que digo, observo y acciono. Me he asegurado de que nadie me haya visto partir, la noche es más ventajosa que el pleno día.

Mi camino está plagado de trabas y la desconfianza no se hace esperar, aunque es algo normal, inspecciono hasta el último rincón, estoy seguro de que no hay ningún impedimento. Llevo siglos dedicándome a esto, las sombras se mueven a la voluntad de mi sigilo y en el mundo no existe alguien mejor para cargar con este peso que me cuestiona la etnia, la moralidad.

A cada paso que soy, mantengo mi lengua sujeta, e incluso cuando me inclino a quitar la vieja tapadera de la coladera, contengo mis suspiros, la calle es completamente solitaria, en el barrio solo abundan viejos vagabundos y moribundos humanos a los que no les importa nada en realidad.

El metal escuece mis dedos y sujeto con fuerza mi capota antes de saltar al interior de la negrura del agujero. Mis ropas solo provocan un susurro que se lleva el viento al momento de caer. Bajo y bajo metros profundos hasta tocar el suelo, el charco de agua apenas salpica cuando caigo de puntillas.

Los tres túneles son lo primero que capta mis ojos, pero antes de continuar, mi teléfono comienza a vibrar. El nombre de mi hijo mayor enciende la pantalla y cuelgo apagando el artefacto. «tendrá que esperar».

Tomo el sendero de siempre y corro kilómetros encontrándome con otra división de siete caminos, todos ellos me los he memorizado por siglos, sabiendo lo que espera al final de ellos, esta ciudad se construyó de abajo hacia arriba a nuestro beneficio. Los edificios se levantaron sobre puntos convenientes y Nueva York no solo es un esplendor por arriba, es más de lo que parece por debajo.

Fontana es una colmena escondida y algunos de estos túneles viejos y olvidados, están aliados con ella, pero este lugar en específico, no lo conoce nadie. Ni siquiera Antonio o el viejo Gabriel. Es una trampa pensada por los de mi especie, si tomas el rumbo equivocado, te llevara a más y más, hasta perderte por completo, quitándote la posibilidad de regresar.

Me toma solo minutos llegar a donde quiero, la cámara de la casa de lucifer, fue nombrada así por lo engañosa y traidora que es, porque como ya lo dije antes. Un completo desconocido entrando aquí, es carnada muerta, este sitio está plagado de licántropos encadenados y hambrientos, si caes en un agujero, es posible que te encuentres con ellos.

Mis fosas nasales se expanden capturando los olores y me bajo la capota de la capa, las flamas de las velas se mantienen quietas, alumbrado la oscuridad, cuando un suave susurro las mueve y ellos aparecen, caigo sobre mi rodilla agachando la cabeza con mi mano apoyada en la pierna. Las sombras se ciernen, sigilosas y apenas perceptibles, los escucho soltar el aire retenido y mi cuerpo reacciona erizándose.

No los veo a la cara, solo espero y cuando la posición de sus piernas cambia, lo tomo como una orden para levantarme. Uno de ellos se sienta en la gran silla, mientras que la otra espera de pie. Endurezco la mandíbula mirándolos y me acerco con completa libertad.

—¿Te aseguraste que nadie te viera?

—Si —respondo— como siempre. Me disculpo por no venir los días previos que lo pidieron, él no me perdía de vista.

—¿Ha regresado a la ciudad? —me pregunta ella de pie con la inquietud disfrazada.

—Así es —asiento— Monica Tepes también, les sugiero que no se muevan por unos días, ella ha incrementado sus patrullas.

—Ya veo.

Mi pecho se expande.

—Por mi hija he logrado saber que tiene lazos con la policía, alguna vez la escuche mencionar el punto en el que suele frecuentar a los Scott —saco la carpeta— me dedique a investigar la propiedad privada, entre a su oficina y halle la dirección.

Se las revelo.

—Es esta casa, en ella tiene intercambios de información y sus actividades varían dependiendo según su buzón.

—Conocemos sus intenciones —afirma él— la hemos observado. Sus decisiones nos dificultan los planes, sin embargo, toman rumbos que nos detienen a dejar que sigan su curso, según nuestro propio beneficio. Hemos sido conscientes de sus juegos y la forma en la que trabaja.

—Debo decir que el concejo no está al tanto de esto —explico— aunque ha adquirido un aliado —muestro la otra fotografía— Alois Archer.

Se miran entre ellos y continúo poniéndolos al corriente de todo lo que sucede afuera. Desde la desaparición de Jeyssel Brown, hasta los viajes de Antonio Barcsay.

—Entraremos a la casa de Antonio —me revela aligerándome la saliva porque no es una sugerencia, lo harán de todos modos—. Esconde algo que queremos robar.

Me inquieto, estas situaciones siempre me ponen a correr la sangre con velocidad por todo el torrente. Y su intención amenaza con desboronar todo y con ella evidenciar mi traición.

—Es riesgoso —admito— su propiedad jamás deja de estar vigilada a menos que él lo pida.

—Los hombres que maneja, tú mismo se los has puesto —me recuerda ella observando las fotografías de Monica Tepes fotografiada en Paris tras la persecución del ministerio.

—Yo no domino lo que hace con ellos, cuando les deje entrar a Fontana, me asegure de que Antonio y Monica Tepes estuviesen en el mismo piso antes de colapsar la energía y encerrarlos, elimine toda la evidencia de las cámaras cuando ingresaron a los laboratorios de Yura Ivanov porque tenía la posibilidad de tomar el control. En este escenario no lo tengo.

Vuelven a callar, él se mantiene serio, intimidándome ya que su silencio me dice que no quiere peros, solo resultados y me doy paso para continuar, pese a que es riesgoso.

—Lo va a notar, si un desconocido entra a su propiedad, lo sabrá —intentó que razonen— en Fontana inconscientemente lo sospecho, pero se bloqueó para darle paso a divagaciones, incluso el cazador Jeyssel fue capaz de percibir su olor. Ya lo memorizo, deben mantenerse lejos de el...

—Oh, claro que sabemos que no es ningún tonto, el cazador siempre prometió, está justo donde queremos, lo hemos observado durante años —ella ancla sus ojos en mi— pero no estábamos pidiendo tu ayuda —mis piernas se paralizan— lo haremos de todos modos, estés presente o no.

Aprieto los puños maldiciendo internamente, sigo sintiendo que es peligroso, pero sus intenciones son claras. ¿Qué puede esconder Antonio que ellos quieran?

—Antonio no estará en la ciudad —me vuelvo hacia el hombre sentado que ha roto el silencio— se ira el tiempo suficiente.

—¿Qué? —suelto confundido.

—Llego lo que se esperaba, es cuestión de tiempo para que se dé cuenta y vaya tras él. Y Madagascar está plagado de trabas que le darán problemas, mismos que lo retendrán el tiempo suficiente, claro.

A veces me asusta lo asertivos que pueden llegar a ser. Como si tuviesen una visión de lo que pasara más adelante, ellos son peligrosos, ojos en el cielo, espectadores que nadie se espera y cuando se cansen...

—Regresa —se pone de pie bajando los escalones— no le pierdas los ojos a la princesa, ella nos ha visto. Esta muy atenta, aunque no lo diga abiertamente. Esas patrullas que tiene vigilando, son para nosotros, no para alguien más, espera que creamos que no es así y por ello tiene a otros ojos vigilando para descuidarnos. Sin embargo, no olvida pese a que aparente lo contrario ante Antonio y está pendiente hasta de la mínima rata que se cuela en la alcantarilla.

Mis ojos se desorbitan y la hembra ríe dejando su fotografía en la mesa.

—No es Antonio el que nos inquieta —la mujer se coloca su capota— es Monica Tepes, de ella nos cuidamos, porque es más perspicaz.

Su sonrisa no pierde fuerza al momento de apartarse yendo directo a las dos dimensiones de piedra, las bolsas de sangre cuelgan siendo conectadas al interior y el líquido espeso, comienza a descender erizándome la piel mientras que las cadenas que las protegían, yacen esparcidas en el suelo.

—Necesitamos esas armas —menciona— tú sabes a cuales me refiero.

Su mano acaricia lo qué hay dentro y con una última mirada, me marcho regresando por donde vine con nuevas órdenes, no debo perderle el ojo a Monica, sus acciones cada vez son más confidenciales y difícilmente confía en alguien, es más cuidadosa que Antonio.

***

Solo hasta que piso el umbral de mi hogar, vuelvo a respirar con regularidad, la casa está vacía. Dejo de estar llena de risas y ruidos desde qué mis hijos mayores decidieron seguir su rumbo.

Cecilia fue la primera, Beniel aún viene de vez en cuando y Dorian..., él siempre ha preferido estar lejos del foco de la familia. Me quedan los pequeños, Luca ya no es tan dependiente, pero Vanea, ella aún necesita atención y me cercioro de que esté todo bien cuando me adentro a su habitación.

Duerme tranquilamente abrazando un peluche, tiene tan solo tres años para entender mucho de lo qué pasa afuera y preferimos mantenerla lejos de la catástrofe.

Cierro la puerta encontrándome a mi mujer en el pasillo, me mira triste y aún así intenta sonreírme. La sigo hacia nuestra habitación y no pienso mentirle sobre absolutamente nada. Le pone seguro a la puerta y se coloca entre mis piernas cuando me he sentado en la orilla de la cama.

Sus dedos toman mi barbilla obligándome a que la mire, acaricio su cabello rubio cayendo sobre su pecho y me dejo envolver por su olor y cercanía. Hunde las manos en mi cabello y abrazo su cintura.

—Cuéntame —susurra— ¿cuales son los nuevos planes?

Abro la boca explicándole y se sienta tomando el hilo de las cosas, no olvidó ningún detalle y asiente prestando atención. Lo haremos como siempre lo hemos hecho.

—Solo Eisak y Antonio tienen acceso a esa área —me recuerda.

—Tomaremos a Eisak —decido— será más fácil, todo esta a nuestro favor, no somos quienes de los cuales estar alertas, tenemos el acceso que nos beneficia.

—Beniel... —me advierte— es mi hijo y por lo mismo que lo conozco, te digo que no te confíes, estás tomando demasiado riesgo Ethan...

—¿Crees que no se lo inteligente que puede llegar a ser? —levantó la mirada— él se convirtió en la sombra de Antonio y no tengo opción así tenga que llevarme la confianza de mi propio hijo.

Suspira continuando acariciando mi rostro con la duda plantada en su pecho como una creciente hierba que nos envenena y clava sus espinas en cada rincón.

—Su lealtad ya no es con nosotros —separa los labios— es con él y si nota algo, aunque seamos su sangre, no dudará en decírselo a Antonio e igual Cecilia a Monica. Dorian es más distraído y no está metido en este mundo, pero no puedo imaginar si ellos lo llegasen a saber...

—Y nuestra lealtad también pertenece a otra parte —tomó sus manos— recuérdalo cada vez que sientas que te puede el traicionar a Antonio.

—No lo merece —sus párpados tiemblan y llora— joder Ethan, él no merece esto...

—Hicimos una promesa —le recuerdo.

—Lo se, pero...

El golpe en el pasillo nos alarma y me pongo de pie abriendo la puerta solo para encontrar a mi hijo Dorian desplomado en el pasillo a duras penas luchando para levantarse.

—Hola —arrastra la voz «otra vez está ebrio»— ups si los desperté, pero esta temblando ¿no sienten?

Respiro hondo y mi mujer se asoma yendo a ayudarlo.

—No está temblando ¿Que tanto bebiste pollo? —pasa su brazo por los hombros.

—Poquito nada más —ríe— ¿de verdad no sienten que el cielo se mueve, digo, el suelo?

—Shhh Dorian, vas a despertar a Luca y Vanea, dios, hueles horrible ¿en donde te metiste que traes los zapatos llenos de lodo?

Se lo lleva a su habitación y me relajo despreocupado, «no es posible que escuchara nada», esta ebrio y en su mundo ahora lo único que le interesa es divertirte y no tener ninguna responsabilidad que implique trabajar.

Cuando Eloísa regresa después de haberlo dejado roncando en su cama, prefiere dormir y continuar mañana con lo acordado y esa noche, no puedo dormir en lo absoluto.

***

En la mañana cada quien se dedica a lo suyo, aunque no puedo decir lo mismo de Vanea. Mi mujer entra con ella en la cocina mientras Luca yace sentado en la barra leyendo el periódico.

—¡Basta! Déjate los broches quietos.

—No me gustan —alega Vanea y se los arranca de los caireles rubios que Eloísa se esmera en mantener perfectos todas las mañanas.

—Son para que te veas más linda —intenta ponérselos de nuevo.

—¡No quiero! —se va corriendo por allí.

Me mira esperando ayuda y prefiero no meterme, es todo lo contrario a Cecilia, ella solo buscaba cuánta cosa para ponerse en el cabello, Vanea es más sencilla.

—¿Donde está Cecilia? —preguntó percatándome de su escandalosa ausencia— Dorian.

—Que onda —entra a la cocina con una camisa mal acomodada y unos papeles desordenados.

—¿Y Cecilia?

—No lo se —me mira con fastidio— ¿como por qué sabría yo y no tu?

—Por qué vives con ella, se supone que sabes en donde está tu hermana.

Se limpia la cara, se estira y vuelvo a mirar a Luca con su periódico. Su ropa está perfectamente planchada y su cabello quieto con cera a comparación de los mechones rebeldes de Dorian.

Mantiene la espalda erguida leyendo y nos ignora a todos, Dorian se mueve con el montón de pulseras en las muñecas, las botas desamarradas, mientras que Vanea encuentra una de mis gorras y se la pone en la cabeza deshaciendo por completo su peinado y me pregunto si los más normales de mis hijos son Cecilia y Beniel.

—Pues no lo sé, ella siempre está viajando por trabajo. No me dijo nada, solo desaprecio ¿de acuerdo?

Suelto el aire retenido sacando mi teléfono, busco su número y la llamo, Vanea enciende la televisión para ver el partido de los Nets y se a puesto su camisa del equipo.

—Cariño, baja el volumen —pido y grita de la emoción.

La línea sigue sonando al otro lado mientras espero que me conteste tapándome el otro oído.

—¿Contra quien juegan? —le pregunta Dorian.

—¡Phoenix! y están jugando en Arizona

—Le apuesto a los Suns.

Me manda a buzón y vuelvo a intentar.

—¿De verdad le estás llamando a tu hija de 26 años para saber dónde está? —me reprende Eloísa.

—Solo quiero saber de ella.

—Niña ¿quieres apostar?

—¡Nada de apuestas Dorian Giambroni! —le grita Eloísa y todo el ruido se acumula.

El buzón salta otra vez dejándome en la contestadora y me sorprende que no responda cuando vive pegada al teléfono. Luca observa lo que hago y cuando me encuentro con su mirada, desiste regresando al periódico. «¿donde se metió?»

—¡Ya empezó!

Desisto vaciando una bolsa de sangre en el vaso y el teléfono de Dorian comienza a vibrar en el mármol con el nombre de "Versalles", estoy por acercarme y tomarlo cuando...

—¿Esa no es Cecilia? —exclama Vanea— ¡si es mi hermana!

Todos nos volvemos a la televisión donde se trasmite el partido en vivo y tal como dice Vanea, es Cecilia y la cámara la enfoca apareciendo en la gran pantalla recibiendo aplausos, solo que en esta muy distraída colgando mis llamadas para darse cuenta y cuando se percata, sonríe acomodando su cabello y saludando como siempre actúa frente a las cámaras.

Uno de sus videos en la pasarela se proyecta y su nombre aparece recibiendo toda la atención, orgullosa eleva el mentón con la camisa de los Nets y se cuchichea con una mujer de cabello negro con una camisa del equipo contrario, pero no se alcanza ver su rostro por el ángulo de la camara.

—¡¿Que hace en Arizona?! —preguntó.

—No sé —responde Dorian tomando su teléfono— y ya me voy que se me hace tarde con mi banda. Nos vemos gente.

Luca sonríe y se pone de pie marchándose con su periódico mientras mi mujer solo encoge los hombros.

***

Recibo las ultimas noticias que ya esperaba de Gabriel y automáticamente alerto a todos, dando las indicaciones a seguir, Beltran Ivanov es de pocas palabras, pero conmigo no tiene problemas al hablar, ya que tenemos trascendencia de siglos en los que hemos peleado en las mismas batallas.

—Estas mierdas son tan complicadas —refuta batallando con las pantallas proyectoras de la sala.

Me acerco moviendo lo que quiere y abro los paneles de controles a los que tiene derecho acceso por parte Monica Tepes.

—Ni Constatin y Fallon me hicieron hacer esto como me obliga esa cría.

—Te quedaste muy atrás —le muestro— te sorprendería saber que la tecnología llego a facilitarnos mucho las cosas, el teléfono entre ellas lo mejor que pudo suceder.

—No necesitábamos esto, Ethan. Nuestros métodos de antes no eran tanto disparate.

Sonrió recordando, de verdad que mi tiempo en el mundo me ha enseñado tantas cosas.

—Tan solo estas mierdas se vuelven más complicadas.

—No lo son —explico— aquí tienes la ventana a todo lo que necesitas, mira.

Le ayudo a entender y lo capta con rapidez como es de esperarse, su fuerte es todo lo que implica combate directo y se aferró a las viejas costumbres, quien de mis tiempos no conoce al general Beltran Ivanov. Mis problemas no son con él, pero si con sus descendientes indirectos que jamás aceptare en este lugar.

—Creí que volverías a Valaquia tan pronto como llegaste —expreso— es inusual que salieras de Rumania y te decidieras volver a pisar Nueva York después de 67 años.

—No por elección, esa niña me arrastro a este caos —me cuenta— y no está dispuesta a que me largue, no con la situación y tampoco si el otro crio hijo de la aberración, este prófugo.

Mis dedos se encogen en la pantalla.

—¿Qué?

—Ahora ya lo sabes, todos ustedes en realidad —suspira apoyando las manos en la mesa— el cazador proveniente de los Brown.

—¿Se ha escapado?

—Tan pronto Monica lo libero haciendo un acuerdo con Silas, huyo —frunzo el cejo— no está en la ciudad y ella quiere que evite que lo maten si su realidad sale del circulo que presencio la verdad. El concejo sabe lo que sucedió, mas no que el chico es un hibrido y que Monica lo sabía.

Explica lo que ya sé, pero mis oídos se hacen sordos. No me intereso lo que paso con el chico, no cuando mi memoria aún recuerda lo que su ralea les hizo a los míos, a mi linaje que estuvo a punto de extinguirse conmigo, pero mi mente maquina posibilidades incongruentes a las que no quiero darles fuerza.

—¿Y sabes dónde está? —pregunto desinteresado.

—No y no me importa —espeta enojado— bueno si, porque si muere, la hija de Constantin hará una tontería, no entiendo su encaprichamiento con él. Solo es la mitad de los nuestros.

—Lo sé —suspiro.

—No debe ser fácil —voltea a verme en marcando ese acento rasgado— saber que aun respira un Deberaux. El ultimo del que escuche, fue el que mato a tu padre y casi te mata a ti también.

—Stoian Barcsay se revolcaría en su tumba si supiera que no acabo con esa línea como pensaba —expreso y ríe.

—Ojalá hagan algo, lo que sea, para cargármelos a todos.

Sacudo la cabeza y levanto la mirada al ver a Eisak Hansen llegar «está aquí».

—Nos vemos luego —me despido.

Eloisa se acerca a Eisak saludándolo como siempre, lo abraza demostrando el mismo cariño por todos ya que los vio crecer y yo me detengo en los estantes revisando carpetas que en realidad no necesito.

—Se ve que no descansas ni un poco.

—No lo hago —expresa el— ya sabes cómo es aquí, me pagan lo suficiente, pero sin vacaciones.

—Eso es verdad —asiente ella.

—Yo digo que hagamos un sindicato —cruza los brazos— para que Antonio nos de vacaciones.

—No, no quieres hacer eso.

—Tienes razón —se lo piensa mejor— mejor no. Nuestro jefe se enojaría y mucho

—Demasiado, mejor no le muevas.

—Bueno, tendré que aguantar, ¡Nos vemos luego!

—¡Ya te dije! —lo despide— descansa un poco.

—Igualmente.

Se marcha hacia el ascensor y presiona el botón se subir, dejando el piso prohibido completamente solo. Me muevo al igual que mi esposa y al pasar a su lado le arrebato de la mano la tarjeta de acceso que le quito a Eisak.

Mi siguiente movida es al área de Beniel, quien maneja cámaras y puertas de toda la colmena. Ahora pienso que fue mi don y maldición que mi propio hijo resultara tan inteligente para a veces ponerme las cosas demasiado difíciles. Toco la puerta mirando al lente y esta cede con rapidez.

—Papa —me saluda sin desconcentrarse de su tarea.

—¿Interrumpo?

—Eh, no —se relaja en su silla— ya casi termino.

Me muevo perezosamente y me siento a su lado mirando lo que hace, tal como lo sospechaba, los accesos han cambiado por completo y está implementando seguridades inigualables a como lo era antes ya que Antonio lo ha ordenado.

—No llegaste a dormir —saco conversación.

—No me he despegado de aquí desde hace más de 12 horas —se peina el cabello— ¿haz enviado los equipos que ordeno Antonio?

—Ya debieron haber despegado hace tres horas —miro mi reloj.

—Bien —continúa tecleando— su regreso no debe tardar.

Me inquieto.

—¿Te ha dicho cuándo?

—No, pero aproximo en cuatro días.

Tengo que actuar antes de que llegue o me va joder todo y Beniel es lo más cercano que tengo para saber sus movimientos exactos.

—¿Y Monica?

—Igual —levanta las cejas.

—¿Están juntos?

—Es demasiado obvio, aunque por esa razón tenemos más trabajo de lo normal. Beltran mando las tropas de Monica ayer, tienen un operativo que limpiar y manejar en Madagascar. Han recuperado el territorio y detuvieron la última exportación de oro negro, aunque hay embarcaciones que esperan en las costas para evitare su distribución.

«con que no se equivocaban, tenían toda la razón»

—Me está escribiendo mama —revisa su teléfono— necesita que le ayude con algo en el piso 8, ya vuelvo.

—Adelante.

Se marcha dejándome solo y saco la cinta especial, la coloco en el pomo tomando la huella digital de Beniel y la ubico en el lector de huellas que me da acceso a su red. Tarda unos segundos, en los que intento que la lea y por fin cede dejándome las puertas abiertas.

Introduzco el USB y digito la contraseña, el acceso a las cámaras se abre y analizo las de los pisos que necesito, me toma más trabajo tomármelas ya que su trabajo es casi impecable, pero pese a eso, fui yo quien le enseño todo esto para ser el sucesor de mi lugar.

Desactivo las tomas en vivo y apago las grabaciones por el tiempo exacto que tomare y agrego otras fantasmas para que no existan sospechas o cortes de lapsos de tiempos inexplicables.

También aprovecho para clonar la red de seguridad de propiedad de Antonio y todo lo envió al USB, cuando carga al 100% lo retiro y pongo el cronometro en mi reloj. Estando todo listo, presiono la tecla que comienza toda la operación y abandono el área dirigiéndome al elevador.

Estando en el piso, espero dos segundos y la luz de la cámara se apaga y avanzo hacia la puerta de varios accesos, el primer paso que hago es retirar la caratula del teclado y saco los cables enrollándolos para tener conexión al dispositivo que cargo, creo el enlace agregando el USB y la luz verde parpadea cediendo.

Con la tarjeta de identificación de Eisak, la deslizo en el lector y espero los dos segundos para abrir la puerta de metal con la cámara interna desactivada. Entro presionando el botón de mi reloj que bloquea el elevador para que se quede fijo en este piso y me quedo impactado ante la bodega de armas de experimentación que Antonio debe estar trabajando.

Hay de todos los tipos y aunque tengo el tiempo contado, me doy un rápido recorrido. Abro la maleta y comienzo a llenar de cargamento que va a desencadenar muchos problemas. Dos son suficientes y las cargo en mi espalda, salgo de la bodega directo hacia el elevador controlado por mí y subo cuatro pisos arriba ya que son los menos transitados a estas horas de la tarde, ya que el personal los abandona.

Las cámaras siguen desactivándose en su programada secuencia cuando tomo las escaleras de emergencia y subo por ellas con rapidez, absueltamente nadie las usa, solo en casos que lo ameriten y ellas me dan al estacionamiento privado. Eloisa ya me espera con el auto encendido y coloco las maleteas en la cajuela.

—Yo las hare llegar a su punto —asegura— tienes que prepararte, ellos lo harán esta noche.

Asiento y deposita un beso en mis labios antes de ponerse en marcha fuera del edifico. Vuelvo a programar el cronometro y la cámara del estacionamiento vuelve a parpadear comenzando a reiniciar todo.

Regreso por donde mismo, repitiendo el patrón y las cámaras van haciendo lo suyo, indicando que el tiempo se me ha acabado y todo volverá a su normalidad. Mi mujer ha hecho lo menos difícil de esto y ahora solo queda encargarse de lo complicado.

Avanzo sin prisas en el cuarto piso yendo a mi rutina de siempre y me encuentro con la niña Dolha quien me saluda antes de seguir su camino. Tomo una desviación a mi oficina y mi mirada choca con la de Yura Ivanov quien sigue todo mi trayecto y yo no desisto, tampoco olvido lo que hizo dos años atrás.

***

En la privacidad de cierto lugar del que solo yo tengo conocimiento, me resguardo bajo sus paredes con todo mi equipo a mi alrededor. Son exactamente las 12 de la media noche y enciendo mi intercomunicador.

—Probando comunicación —anuncio.

En estado —responde al otro lado.

—Bien —obtengo el acceso a la propiedad de Antonio y teclo en la computadora alistando las secuencias— 7 minutos es todo lo posible, tienen que apresurarse.

—Es suficiente.

Respiro hondo viendo a los guardias de Antonio cuidar la propiedad despreocupadamente y por dos segundos dudo de lo que estoy a punto de hacer, pero desde siempre he tenido un solo objetivo y mi lealtad es de sangre a otro lugar.

—«Lo lamento Antonio» —trago saliva y enciendo el intercomunicados— en 5, 4, 3, 2, 1.

Apago las grabaciones y mi piel se eriza al reconocer las sombras que se mueven entre los inocentes hombres que van cayendo con suerte inconscientes o muertos. Uno de ellos se detiene frente a la cámara a sabiendas de que los veo y no dejan nada de pie a su paso.

—Puerta 1, abierta.

Escuchan y entran a la propiedad sin forzar absolutamente nada.

—Frente 3 y 4 con movimiento —informo.

Se dividen y hacen caer a los hombres vagando sin exponer su identidad. A partir de este momento, desconozco sus intenciones y pospongo las alarmas de seguridad iniciando la secuencia de 5 minutos, porque después de eso, caerá un escuadrón ya que la seguridad de esa casa, es la más complicada e inevitable por donde se le intenta y diría que son los primeros en entrar con tanta suerte, porque los estúpidos que lo intentaron años atrás, no duraron mucho y tampoco pusieron un pie adentro.

Se mueven con memoria y espero a que hagan lo suyo mientras mi teléfono comienza a vibrar, pero lo ignoro. No puedo tener distracciones.

—Puerta de sótano abierta —desactivo.

Los dos bajan al sótano donde no existe cámara, así que no puedo ver lo que hacen, es una zona muy privada de Antonio. El tiempo corre y maldigo cuando se me resta un minuto del tiempo límite. Me tomo las cámaras de la carretera de Stanten Islan y las camionetas se están aproximando.

—¡Tienen que salir ya!

—¿Tienes miedo Ethan? —ríe.

La proximidad es demasiado rápida.

—¡Fuera ya!

No me molesto en prestar atención a lo que tomaron, pero se van directo a la cochera donde albergan los autos de Antonio.

—«Mierda».

Toman el BMW donde arrojan adentro la maleta y rápidamente abro la cochera para darles huida rápida cuando los de elite ya están llegando, aceleran ganándoles por segundos y el que hayan tomado un puto auto, es una burla. Me relajo cuando se alejan de la propiedad y los de elite llegan sin verles el polvo.

Rompo la comunicación con ellos y observo a los soldados sudar frio al comprobar lo que acaba de pasar, porque si, se metieron a la guarida de diablo y va a arder todo lo que se encuentre cuando se entere. Vuelven a llamarme y respondo tomando su llamada.

—Diga.

—Señor... —la voz le tiembla a mi subordinado y lo observo pasarse la mano por la cara— acaban de entrar a la propiedad del sire.

—¿Qué? ¿de qué mierda hablas?

Y llegamos tarde...

No se hace esperar mi necesario regaño debido y por más que hagan perímetro, no van a encontrar nada.

—¡Quiero revisión interna ahora!

—Entendido, pero...

—¡Nada! ¡Ya!

Cuelgo recargándome en la silla y me paso la mano por el cabello apagando todo. No pasan ni 10 minutos cuando Mazzkin comienza a llamar.

—Soldado.

—General —se escucha alterada— problemas, señor, están atacando. Repito, están atacando. Se activa código terra.

—Voy para allá.

Salgo disparando sabiendo que significa eso y apunto de subir al auto, la detonación a muchos kilómetros me paraliza. El fuego se alza y acelero por la ruta más corta a fontana y se vuelven los minutos más largos presenciados.

El tráfico se paraliza cuando los choques bloquean las calles y salgo del auto para encontrar a los humanos corriendo «está pasando otra vez», son perseguidos por vampiros renegados de las calles que son nuestro principal problema de siempre y al ser ignorados por el concejo, han llegado al punto de volverse incontrolables como en este momento que su hambre y libertad peligrosa detono.

No tengo tiempo, necesito llegar a la base y lo hago corriendo en medio de la agravia, el olor a sangre se torna el ambiente y mi cabeza evoca la peor catástrofe que ha presenciado la humanidad, la edad roja. Tan pronto llego a Fontana, Ivanov ya está encargándose de la emergencia.

—¡Blade's!

—¡Aquí estoy señor!

—¿Y los demás?

—Iniciando operativo —explica— es el problema de siempre, las jaulas volvieron a abrirse, el concejo perdió el control.

—Esos hijos de perra no sirven para nada —despotrico— ¡atención todos!

Los soldados se detienen para escuchar y me planto en la tarima, Eisak abre las bodegas de armamento e inicia la secuencia para liberación de puertas en fontana que dan a distintas partes de la ciudad.

—¡Tirar a matar! —ordeno— no derriban, no perdonan, ¡a matar! En esta corte no hay segundas oportunidades, los quiero muertos y el concejo que se vaya a la mierda. ¡¿Entendido?!

—¡Si!

—Necesito esas calles llenas, se abandonan tareas ¡los quiero a todos afuera! Y que se quede el que solo estorbe.

—¡Hyndras tomamos el sur! —reclama Beltran— Tyslas el norte y el centro es hibrido.

Asiento y Eisak procede a sus propias ordenes de parte de Antonio. Un peso menos de encima se libera de mis hombros cuando los soldados comienzan a tomar las armas nuevas no legalizadas, pero a Antonio eso le importa poco a la hora de vérselas con el concejo.

Por parte de la gente de Monica, poseen arqueros habilidosos que son eficientes desde arriba cuando las cosas se complican. La pantalla regresiva comienza a parpadear con una luz roja y oficialmente se abren las puertas de fontana a la ciudad, esas que llevan demasiado tiempo sin tocarse y detrás de ellas, ya están los soldados entrenados para estas situaciones y saben lo que se hace sin esperar órdenes.

Me quedo quieto mirando la pantalla corroborando que las 17 puertas en Manhatta se abran y los soldados estén listos cuando la voz de mi hija mayor me toma por sorpresa.

—Papa —me vuelvo ubicando a Cecilia— ¿Qué está pasando?

Me bajo de la tarima reuniéndome con ella.

—¿Cuándo llegaste?

—En la mañana, llevo tratando de ubicarte ¿Qué pasa?

—Problemas, que bueno que estas aquí —la tomo del brazo llevándola conmigo— quiero que te quedes aquí.

—¿Qué? ¡no! —se opone— no puedo quedarme sin hacer nada.

Alegar con ella es inútil en este momento.

—Entonces prepárate, sales conmigo, no te quiero lejos de mi ¿Dónde está Beniel?

—¡Aquí! —hace llegada— abrí las puertas, se van a tomar como refugio por órdenes de Monica.

Arrugo las cejas, pero lo dejo pasar, eso a mí no me compete desafiar sus órdenes.

—¡Salen conmigo!

Los dejo minutos en los que me coloco mi uniforme y ellos hacen lo mismo tiempo record. Al reunirme en el centro, Cecilia se carga de armas al igual que Beniel, Eisak, Michel, Navil y Daniela, porque Mazzikin va al frente como capitana con los grupos. Incluso Dolha está entre ellos a la espera.

Luca también lleva puesto su uniforme y me entrega mis armas, introduciendo un cuchillo en su bota. Tengo a mis equipos de elite haciendo las filas y todos toman lo necesario.

—Nosotros nos quedamos en el centro, la base no puede estar desprotegida por completo —asienten— andando.

Eisak le entrega dos revolver a Luca junto con un subfusil que carga con facilidad y aunque a ningún padre le agrada esa imagen, así es en nuestro mundo. Nuestros niños no tienen una crianza normal y desde jóvenes se le enseña a ser guerreros y más si forman parte de la milicia en la corte Barcsay. Dorian ya sabe qué hacer, no debe dejarlo solo y tampoco alejarse.

Salimos por las puertas principales y comenzamos a correr introduciéndonos a la agravia, el número de atacantes es lo que me asusta y al conectar miradas con Beniel, sé que pensamos lo mismo.

Los vampiros de bajo nivel son los que más se reproducen con rapidez, ellos son la plaga de ratas en la ciudad y parecen tan hambrientos como si los hubieran retenido por meses haciendo crecer su hambre para reaccionar así, sin sentido de reflexión.

—Esto no es normal...

—No —niego— no lo es.

Jamás habíamos tenido un episodio así de grave, ni siquiera cuando se escaparon los reclusos, esto va más allá de lo que estamos pensando.  Los casquillos de las balas caen y se introducen las camionetas con equipo avanzado.

Por derriba de nosotros en lo alto de los edificios, las flechas caen despejándonos caminos. Ni siquiera les importa atacarnos a nosotros, huyen y masacran a los humanos que van dejando vacíos en el asfalto.

Con Cecilia y Beniel, entramos a unos de los edificios atacados y los humanos se tiran por la ventana debido a la desesperación, los gritos, los disparos y explosiones de granadas aturden mis oídos, la polvera vuela demostrándonos que no es suficiente.

No necesitamos mirar dos veces para disparar, subo por las escaleras aniquilando al que se me atraviese y libero a algunos humanos de sus garras. Cecilia me empuja escaleras abajo cuando el piso detona y rodamos en medio de los escombros.

Su frente sangra y asentimos levantándonos, mis piernas se entumen y mi piel se salpica de toda la sangre que me roza al momento de cortar cuellos cuando las balas se me acaban, cinco de ellos se me vienen encima y Beltran Ivanov aparece arrancándoles la cabeza para liberarme.

No hay descenso, ellos siguen y siguen saliendo. De alcantarillas, de ruinas, de todos lados. No mido el tiempo, no me detengo, solo acciono y extermino con el veterano general que estuvo conmigo en muchas batallas, he perdido a mis hijos de vista, pero sé que están ahí, a mi alrededor peleando.

Un vampiro me toma desprevenido al evitar que se vayan sobre un niño que se refugia en una esquina y realiza un corte profundo en mi tórax que me contrae. He peleado en peores circunstancias, no conozco el cansancio, porque, aun así, nada de esto de comparar al infierno de antes. Donde todos los días eran así.

La gente moría, el sol no salía y la tierra era roja. No había control por disputas y creencias de algunos reyes que dejaban a su raza hacer lo que quisieran, hasta que llegaron unos que pusieron las demandas para coexistir y tener futuro entre las especies que al final jamás se extinguieron.

Caca cabeza que corto, me recuerda a eso, a lo que seriamos si Kaleb Tepes toca el trono y mata a Antonio, esto, lo que se vive ahora es su maldad y una muestra de lo que sería cada noche bajo su mandato, porque él siempre ha querido poseer todo lo que quiere sin importar las consecuencias.

Es por ello que Constantin y Fallon tomaron el trono, por ellos nos evitamos desastres, por todos los reyes caídos es que tuvimos fututo, por ellos es que la humanidad sigue existiendo.

—¡Perdemos control! —exclaman y retrocedo con la avalancha que nos sigue rodeando. Las coladeras parecen infinitas, porque de ellas no dejan se surgir vampiros y Antonio y Monica no están aquí...

—¡Yo no me retiro! —dejo en claro— ¡ustedes tampoco!

Esta amaneciendo, el cielo esta nublado y hemos peleado toda la noche sin tener las bajas suficientes. Existen bombas que Antonio resguarda por debajo de estas calles cuando las cosas ya no tienen solución pronta, pero hacer eso es lo último que tomaría.

Disparos extras no se hacen esperar y todos volteamos a ver a los hombres y mujeres que surgen de todas partes portando armas y vistiendo de negro con el emblema de las espadas cruzadas en sus uniformes «cazadores».

Además de ellos, nos encierran patrullas policiacas que hacen lo mismo, disparar al problema y todos, absolutamente todos sabemos a quienes pertenece esa seguiridad en la ciudad, porque es territorio de los licántropos.

Las bajas comienzan a aumentar rápidamente, pero las cosas se ponen peor cuando esas bajas también afectan a mi gente, los vampiros inferiores al ver la llegada del amanecer, se asustan y corren de regreso a las alcantarillas.

Los policías los persiguen, aunque se vuelve inútil porque todos huyen con rapidez y los volteo a ver a mis hombres tirados en el suelo, sin latidos. Miro hacia la terraza próxima y Silas, ese hijo de perra Deberaux, sale a la luz con una maldita sonrisa de satisfacción.

—¡Hijo de perra! —exclamo y le apunto con el arma, automáticamente todos ellos hacen lo mismo con nosotros.

Incluso contra los licántropos que también se ponen a la defensiva gruñendo, reconozco a los que encabezan el grupo, son los Scott e intercambio miradas rapidas contando las desventajas.

—Suelta una bala Giambroni —espeta Silas apoyando el pie en el muro— y todos se van a la mierda.

—Vale la pena —muestro los colmillos, su apellido me revuelve el cólera, todo, sus malditos ojos me avivan el rencor.

—¿Estás seguro? —amenaza— y ustedes tampoco se mueven, perros, que también traemos balas de plata para ustedes.

—Nosotros no traemos especiales —le sonríe John scott— pero ustedes sangran, duran y mueren tanto como un humano cualquiera.

—Los perros también...

Con esa sínica sonrisa, le dispara a uno de los oficiales y el hombre cae comenzando a ser envenenado por la plata, se revuelca, sus venas se tornan grises y en menos de un minuto, muere.

—¡Malditos!

—A la mierda todos, un vampiro más, un licántropo menos, da igual, ambos me sirven muertos —espeta Silas.

Los licántropos alzan armas también para nosotros y retrocedemos, los tres grupos apuntándonos mutuamente.

—¡Alto! —se hace escuchar una voz conocida— ¡no disparen! —volteamos a ver quién es y nada más y nada menos que Jeyssel Brown haciendo acto de presencia con las manos arriba— ¡no van a llegar a nada!

Silas rueda los ojos, solo una orden y se van todos ellos contra nosotros.

—Muévete Brown —bufa— o tu culo también se va a llenar de balas.

—¡Con un carajo Silas! —lo mira.

John y su hijo, todos ellos no dejan de mirar a su colega caído y respiran con las venas exaltadas, dispuestos a disparar.

—¡Jhon! —Jeysse lo llama— ¡Jhon escúchame! —lo voltea a ver— ¡esto no es necesario!

Volteo a ver a mi hija quien no apunta y con una orden silenciosa mía, se ve obligada a apuntarle al cazador amigo de Monica, este la mira fijamente y Cecilia traga saliva con los parpados temblando.

—¡Esto es una puta pelea innecesaria! —exclama— ¿se han dado cuenta que toda esta mierda es obra de Kaleb? —Silas continúa rodando los ojos— ¡ese hijo de perra es lo que quiere! Ponernos en contra, porque juntos, suponemos un problema para él.

Gira sobre su lugar hablando, mientras nadie mueve un musculo.

—¿Exactamente que van a ganar disparando? ¡nada! —me mira fijamente a los ojos— ¡facilitarle el trabajo a él porque al fin de cuentas nos quiere a todos muertos!

—Quítate niño Brown —vuelve a repetir Silas sentándose en la piedra— hablo en serio.

—¡No! —decide— si les disparas, a mí también con ellos.

Silas lo piensa, lo contempla fijamente achichando los ojos grises y vuelve a sonreír.

—Bien.

Levanta su arma con la intención, pero John Scott y William su hijo, toman al cazador ocultándolo a sus espaldas y le apuntan directamente a Silas con los ojos verdes centellando. Hacen un acto que nadie aquí se esperaba y es el defenderlo, licántropos haciendo de lado las diferencias de razas para dar su vida por la del chico, un hibrido mitad vampiro y cazador.

Daniela me mira esperando a que desistamos, que estamos en desventaja y me duele saber que es verdad. Coloco el dedo en el gatillo, si mato a Silas, desplomo todos sus planes con el director del gremio muerto. Solo que eso cambia por completo, cuando las nubes grises se abren dándole paso al sol y cuando los rayos me tocan, mi piel comienza a arder.

Mi hija grita deteniéndome el corazón ya que todo sucede en cámara lenta haciendo real mi peor pesadilla. El cazador grita su nombre escapándose del agarre de William y se va sobre ella para cubrirla cuando todos los míos comienzan a retroceder.

En mi cabeza no entra lo que está sucediendo hasta que el dolor me paraliza y tiene que ser Beniel quien me aleja de la luz. Daniela se cubre el rostro y Scott la toma arrastrándola hacia la sombra de la patrulla para cubrirla con su chaqueta. Jeyssel acuna a mi hija sin ser afectado y por derriba, muy por encima, sobre los edificios, yacen varias figuras de pie observando el caos.

Nos miran indiferentes y los cazadores bajan armas con satisfacción cuando comenzamos a retroceder, ellos no han ganado, a nosotras nos han jodido las brujas que se había tardado en hacerse escuchar y lo han hecho de la peor manera demostrando porque también se les consideraba un peligro.

★・・・★・・・★・・・★・・・★・・・★

*

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Nos vemos en Brown para la siguiente fase.



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Esto es un borrador, recuerden.

Besitos.

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