✿Los personajes, trama y detalles originales de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, Shūeisha y Shūkan Shōnen Jump (manga), Hayato Date, Pierrot y TV Tokyo (anime).
✿En portada: ilustraciones de Higurashi Workshop Studios (editadas). Fondo, texturas, filtros y elementos varios recuperados de freepik. Tipografía: American Typewriter Condensed.
✿AU (Universo Alternativo)
✿ Para Higurashi Fanfiction Studios.
Sasuke aún hacía alarde del humor con que se había levantado por la mañana y serían ya cerca de las doce. El medio día en la escuela era completamente insufrible, sobre todo ya en vísperas de la graduación cuando todo parecía girar en torno al único evento que carecía de relevancia académica: el baile.
Y con toda seguridad no era el único que concebía aquel suceso meramente social como una pérdida de dinero y tiempo, pero era tal vez, sí el único que con una expresión de pocos amigos transitaba los pasillos huyendo de toda propaganda que el comité organizador pretendiera mostrarle siquiera. Y lo que iba peor a su suerte, era que él no se iba a graduar, a él le faltaba un muy largo trecho y lo tenían sencillamente harto todas las voces chillonas que se arremolinaban a su alrededor pidiéndole que "le dijera a Itachi...", mientras que el mejor arte de su hermano mayor, era desaparecer de la faz de la tierra cuando el tema no le interesaba. Esos inconvenientes debió pensar antes de postularse para presidente del cuerpo estudiantil.
Dedicó una mirada asesina a un cretino que pretendía sin duda alguna cuestionarlo sobre el paradero de su hermano, y maniobrando con los tres refrescos que llevaba escapó hábilmente por las escaleras. Finalmente, luego de librar la turba de estudiantes que salía ya terminadas las clases, avanzó por el pasillo solitario flanqueado por las gavetas metálicas, casi al final, distinguió la horrible chaqueta negra con rojo que siempre le había parecido sacada de una cortina de baño. Apresuró el paso.
Sin proferir palabra le dio uno de los vasos a su hermano y buscó con la mirada a la persona con la que debían reunirse.
—Aún no llega— dijo por toda excusa Itachi.
—Te buscan allá abajo— agregó Sasuke a manera resumida sobre los nueve encuentros que había evadido y por lo que, en venganza, no iba a devolverle el cambio de las bebidas.
—Yo di mi propuesta, ellos no la aceptaron, y eligieron dejar a Emi-san a cargo, se salió del presupuesto, no es mi problema ahora.
—De todos modos, vas a terminar haciéndolo, aunque al final no asistas al baile.
Y eso no fue una amenaza ni parecido, solo una apática y escueta observación sobre el carácter del mayor, que no se molestó en negar.
—Voy a ir— respondió momentos después Itachi sin darle una importancia real, su hermano no pudo ocultar la sonrisa de medio lado con el escepticismo marcado en ella.
—¡Buenos días, Sasuke-kun!
El aludido levantó la mirada solo unos instantes sin ánimos para hacer la observación de que pasaban de las doce por lo que ya no eran "días" sino "tardes", y con el popote en la boca no emitió más que un gruñido por respuesta, lo que por sí mismo era todo un gesto de amabilidad y cortesía viniendo de su parte. La chica recién llegada así lo percibió y levantó las manos para aceptar el vaso que le ofrecía Itachi.
—Gracias.
—Gracias a ti, Sakura-san, lidiar con Emi-san no es algo que yo pueda hacer.
Sasuke bufó y se hizo a un lado tras ese comentario que le pareció ridículo en voz de su "perfecto" hermano, pero se reservó la opinión y sin sacarse el popote de la boca solo se cruzó de brazos esperando que terminara el intercambio de cumplidos, incluyendo el del "agradable" olor del cabello rosa de la chica lo que no hizo otra cosa más que sonrojarla. Movió la cabeza de un lado a otro sin controlar del todo la contracción de cejas.
—No tengo todo el día, tengo una práctica ¿Recuerdas?
Itachi desvió la mirada que había mantenido en Sakura para dirigirla a su hermano, solo asintió y caminando al frente los guio a donde aguardaba el comité organizador al borde de una crisis.
Los tres entraron al gimnasio que estaba en proceso de transformación a salón de baile, las luces empezaban a ser instaladas con todos los aditamentos estructurales pertinentes, saltaron algunos gruesos cables haciendo figuras abstractas en el suelo y antes de que se les lanzaran encima todos los presentes, Itachi se aclaró la garganta, recibiendo con eso un silencio casi absoluto junto con la parálisis de actividades.
—Ella es Haruno Sakura, su padre es el dueño de un negocio de catering y se ha ofrecido a hacer un sustancial descuento para el banquete, como favor especial, con lo que podremos disminuir ese excedente del presupuesto.
Los ojos negros de Emi brillaron por una desbordada emoción y en gesto de gratitud tomó las manos de una apenada Sakura asegurándole que, por eso, ella sin duda sería la reina de su generación así ella misma debiera de intervenir.
Casi chocando la palma de la mano contra su frente, Sasuke dio media vuelta caminando a pasos cortos sin rumbo alguno, no pudiendo creer que hubiera sido convencido de ayudar en semejante estupidez, o peor aún, que Itachi fuera parte de ello. Realmente nunca lo había vislumbrado como rey del baile ¡Nunca! Ni en el más bizarro de sus sueños podía concebir la apática persona de él en medio de una pista recibiendo la luz y su corona... ya estaba yendo demasiado lejos, ni siquiera se había presentado como candidato para esa ridiculez escolar, de cualquier forma...
—¡Sasuke-kun!
El grito de Sakura lo sobresaltó. Por vez primera desde que había empezado a tomarse su bebida soltó el popote y el vaso cayó, los hielos se dispersaron perdiéndose entre los cables. Itachi también gritó, pero a él lo escuchó demasiado lejos, como si se alejara rápidamente. La luz del gimnasio se apagó, un eco metálico lo rodeó completamente y cristales, muchos cristales haciéndose añicos.
Itachi sonrió para sus adentros. Sakura no variaba la tonalidad rojo-rosa de su guardarropa y se atrevía a criticar el negro de sus trajes. Respondiendo brevemente al saludo con un fugaz beso en los labios, tendió su brazo para ayudarle a subir la inmensa escalera que separaba la entrada de la casa principal.
—¿Crees que debí escoger algo más tradicional? —preguntó tímidamente mirando su vestido color cereza de cuello en "v" y mangas cortas.
—No, mi familia no está en guerra con la modernidad, además, no te gusta usar la yukata ni hablar de un furisode.
—Si me gustan, son lindos, pero es que son tan poco prácticos...
—Me imagino que, si vas al hospital a trabajar con eso, sí. Esto es un almuerzo.
—Entonces sí debí cambiarme.
Itachi no respondió.
El camino había resultado más fácil de recorrer a lo que se había imaginado desde abajo, y el pequeño tacón de sus zapatos no le fue ningún problema. Sakura alisó innecesariamente la falda del vestido y echó hacia atrás su cabello.
—¡Itachi-kun!
Una mujer se acercó a ellos con una sonrisa en los labios, las manos al frente y al tenerles más cerca hizo una educada reverencia.
—Sakura, ella es mi madre, Uchiha Mikoto. Madre, ella es Haruno Sakura, mi novia.
Sakura se sonrojó inmediatamente, Itachi no hacía esa presentación con mucha gente, por no decir nadie, y escuchar de sus labios que la llamaba así no hizo más que darle una absurda felicidad. Pero ese sentimiento se vio ligeramente turbado por la sorpresa porque la señora en absoluto parecía su madre, primordialmente porque a la edad que le calculaba, debió de tener a Itachi a los quince años o menos. Tenía el cabello largo con un flequillo dividido en dos, de un color negro brillante con inconfundibles reflejos azules que le recordaban a...
Sasuke...
—Mucho gusto —dijo la mujer.
La expresión apacible, la piel muy blanca, de complexión fina y agraciada. Usaba un tradicional kurotomeso de de base negra con bordados lilas y dorados, el amplio cinturón color dorado también envolvía completamente su cintura, pero aun así Sakura era capaz de adivinar que su talle era delgado.
Ante esa visión, Sakura terminó de convencerse de que habría sido lo mejor aceptar el furisode que Ino le ofrecía prestado. Mikoto dio media vuelta para guiarles, al hacerlo, la joven vio algo que llamó su atención, bajo el cabello medianamente largo, bordado sobre la tela del atuendo, justo cubriendo la parte de la espalda a la que no llegaba el cinturón, un círculo blanco y rojo parecía casi desentonar con el resto del bordado. Un rojo sangre y un blanco puro en contraste, y ese círculo volvió a evocar en ella un recuerdo del que se deshizo agitando la cabeza de un lado a otro.
—Madre, ¿no crees que es demasiado formal?
Mikoto no se detuvo, pero si giró el rostro levemente con esa suave sonrisa que al parecer la caracterizaba.
—No todos los días mi hijo anuncia su próximo matrimonio.
Itachi resopló.
Sakura se sintió más apenada. Ciertamente, era una ocasión especial.
Mikoto volvió la vista al frente, el camino a la casa pasaba por varios templos pequeños y uno de mayor tamaño que era el principal, dejándolo atrás, avanzaron por un sendero empedrado y al final, no muy lejos de ahí, finalmente la casa asomándose por entre los árboles.
Esto es difícil, no me acomodo del todo ni con un personaje ni con el otro, menos aún como pareja, pero seguiré haciendo la lucha.
¡Gracias por leer!