Monster Week Moshang

De TotiTheBear

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Recopilación de historias con temáticas de monstruos de MoShang 1. Criaturas acuáticas Qinghua salva a un niñ... Mais

Criaturas marinas
Licántropo
Naga
Historia alterna: Criaturas acuáticas
Libre (Parte 1)
Libre (parte 2)
Libre (parte 3)

Ovipositor

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De TotiTheBear


Shang Qinghua, observaba nervioso a su hermano trasnmigrador, quien en ese momento parecía congelado por la impresión.

Al señor del pico Qing Jing, no le cabía en la cabeza que el objeto frente a sus ojos era real a pesar de la cantidad de situaciones por las que pasó a lo largo de los años en su nueva vida. Incluso el propio Qinghua a veces sentía que era un sueño o una ilusión, aun al ser el autor de la historia y tener más tiempo en ese lugar que Shen QingQiu.

Más que un objeto, lo que se encontraba guardado en la canasta rodeado de cobijas acolchadas, con talismanes de luz y calor, era un huevo, uno donde nacería el hijo de Shang Qinghua y Mobei-jun.

Ese huevo era el "fruto" de la Flor Paradisaeidae, a simple vista el nombre parecía único, sin embargo en realidad el perezoso autor tomó el primer nombre relacionado a "pájaro" y "flor" que le arrojó el buscador de internet; así, como todo en esa obra carecía de originalidad.

De regreso al origen del huevo, una vez cada cierta cantidad de años, el anterior "fruto" desechado germinaba hasta dar una nueva flor, cuando los pétalos comenzaban a marchitarse de su centro comenzaba a emerger el huevo. Una vez se marchitaba toda la planta, el fruto duraba un día antes de pudrirse hasta dejar una nueva semilla, la cual con el tiempo regresaría a la tierra e iniciaría de nuevo el ciclo.

Esa flor no tenía muchos usos: sabía horrible tanto para humanos como demonios, su tallo era espinoso, su olor putrefacto le causaba arcadas a cualquiera en un radio menor de diez metros, lo único bueno podría decirse que era agradable a la vista. No obstante había un uso oculto además de muy específico, como en la mayoría de los objetos o plantas en ese mundo.

El propósito del huevo en este lugar fue hacer un escenario hogareño y tierno, ya que con él se engendraría a uno de los herederos de Luo Binghe.

No le pregunten al antiguo autor a qué esposa del harén estaba destinada este tropo, solo recordaba que era una que le fue imposible concebir, por lo que buscó en diversos archivos, leyendas, tesoros, entre otros, hasta dar con la legendaria flor.

Jamás utilizó esa idea, ya que antes de usarla experimentó con otra, solo que no obtuvo el éxito esperado entre sus lectores (y por lo tanto en sus ganancias), así que abandonó el plan de darle respiros domésticos al protagonista (aunque después de lo que le contó Shen Qingqiu sobre la visita inesperada, tal vez hubiera sido buena idea darle uno que otro).

Como nunca publicó información de esa flor, ni siquiera en los libros extras que salieron sobre "Camino del orgulloso demonio inmortal", Shen Qingqiu jamás supo de su existencia.

Por otro lado, para el momento en que el señor de An Ding huía de una rana-toro-escupe-fuego, no recordó que la piedra brillante que encontró, embolsó, llenó con su sangre sin querer y llevó al reino de su marido, era el huevo olvidado.

Tal vez la fertilidad que ganó el huevo gracias a la sangre de Shan Qinghua se hubiera perdido de no ser porque, mientras el humano sacaba las cosas que consiguió de la guarida de la rana, Mobei, vio el huevo.

Con cuidado, el Rey del norte tomó "la piedra" que Qinghua encontró, al darle vuelta observó que ya se encontraba en parte fertilizada con la sangre de su esposo, por lo que no dudó en provocar una herida en su mano para darle vida al huevo.

Una vez el líquido cubrió la superficie, de inmediato se absorbió a través de la cáscara. Un destello iluminó la biblioteca donde minutos antes el alegre señor del pico compartía su botín, ahora se encontraba perdido por lo que acababa de pasar.

—Este esposo acepta la nueva responsabilidad de tener un hijo con su consorte —por reflejo, Qinghua aceptó el huevo que Mobei-jun le extendió, ahora con colores distintos a los que tenía antes—. Cuida del futuro heredero en lo que preparo todo para su llegada —concluyó, antes de retirarse de la habitación.

Cuando su mente obtuvo algo de claridad, Qinghua, llamó a Mobei-jun, quien de inmediato apareció a su lado.

Como el señor de An Ding siguió sin poder articular palabra, Mobei-jun, creyó que su despistado esposo olvidó los detalles del cuidado del huevo, entonces le entregó un libro y algunos pergaminos antes de irse de nuevo. Sin poder decir algo, lo único que se le ocurrió fue revisar el libro que le dieron.

Al avanzar las páginas comenzó a surgir el vago recuerdo de una idea desechada en la historia original.


—Entonces dices que, aunque para el mundo es solo una leyenda ¿el clan Mobei ha usado esta flor desde hace varias generaciones atrás? —preguntó, Qi Qingqi.

Shan Qinghua, solo asintió, agradecido de que a sus hermanos se les olvidara golpearlo o molestarlo al encontrarse igual de perdidos.


La tercera noche después de la noticia, Mobei-jun, se dignó a regresar a su hogar.

Para ese momento Qinghua, no solo ya tenía al huevo, o mejor dicho su futuro hijo, en condiciones óptimas para que el frío del norte no le afectara en la primera etapa de desarrollo, sino que ya era una bola de nervios que ni siquiera podía compararse a su primera semana como espía del demonio de hielo.

Al ser el desorden que era, Qinghua, comenzó a soltar sus exigencias sin detenerse para que su esposo pudiera responder o explicarse: necesitaba dulces, ¡muchos!; no debía dejarlo solo tanto tiempo, aceptaría a lo mucho un día con una noche y eso solo que el asunto fuera una emergencia; necesitaba muchas semillas de melón, ¡demasiadas!; si Mobei no podía permanecer en el palacio, requería volver a An Ding, en su ausencia un grupo salido de la nada atacó la frontera al sur del reino, a pesar de estar muy lejos de su hogar y sus defensas fueron eficientes quería estar más seguro al tener a su bebé en el punto de mira de quien fuera (aunque en realidad casi nadie sabía de su existencia y el ataque fue una mera coincidencia); entre otras, la que más repetía era que exigía saber cómo es que Mobei-jun supo de la existencia de la planta además de su "beneficio".

Después de la pelea que tuvo con Shang Qinghua, donde casi lo pierde, la paciencia del Rey del norte aumentó de forma considerable, por lo que escuchó en silencio el parloteo de su esposo hasta que se detuvo para tomar aliento.

Como cada vez que su angustiado marido salía de sus casillas, Mobei-jun lo guio de la mano hasta su cama donde lo tomó entre sus brazos y espero a que Qinghua tomara un respiro; también el señor de An Ding, aprendió a que debía hablar con una mente más calmada en vez de los nervios.

Con el sosiego, tanto las preguntas como las respuestas fueron más fáciles de entablar.

Resultó que desde varias generaciones anteriores, sino desde la ascensión de la familia noble del norte en ese territorio, tenían la opción de concebir un heredero por medio de esa planta ya que a diferencia de otros demonios, ellos se aferraban a un solo compañero hasta el último de sus días sin importar si eran del mismo género.

Al escuchar Qinghua esa parte de la historia cayó en cuenta que, en el momento que se anunció la decisión de Mobei-jun en convertirlo su consorte, no hubo peros en cuando a la descendencia, más bien solo al hecho de que era humano (aunque claro, las protestas fueron silenciadas tan rápido como se alzaron).

Como uno de los requisitos para heredar el poder del anterior rey era tener la misma sangre, la planta se encargaba de que el ser en su interior lo adquiriera al necesitarse la esencia de dos entidades diferentes para concebir vida.

En "Camino del orgulloso demonio inmortal" esa esencia podía ser cualquier fluido o incluso qi: para una trama más candente sin lidiar con casi todas las incomodidades del embarazo pero poner de por medio papapa, podían usarse fluidos más comprometedores; para la trama cariñosa que quería usar Qinghua antes de abandonar la idea, podía usarse qi; para el clan Mobei que todo era literal y violento, por supuesto usaban la sangre.

Con un poco más de charla, ambos se dieron cuenta que la concepción de su bebé fue algo como un "embarazo accidental".

Después de reflexionar sobre toda la situación en la que estaban ahora, Qinghua, no pudo más que reír ante todo. Por un lado no se sentía del todo listo ya que después de pasar por una familia disfuncional en ambas vidas, jamás se vio como alguien capaz de criar un hijo propio; por otro ahora que venía un retoño suyo en camino no podía estar más feliz, en especial porque se encontraba junto a su esposo que no dudó ni un segundo en aceptar su "propuesta" cuando lo vio con el huevo.

Esa noche llegó a varios acuerdos con Mobei-jun, entre ellos los dos más importantes fueron que solo recibiría su ración de golosinas usuales ya que no sería sano que se excediera; la segunda fue que se iría a An Ding durante una temporada pues como todavía faltaban algunas cosas para la llegada de su hijo (de acuerdo a algunas de las tradiciones de su familia), su marido no podía quedarse tanto tiempo al lado de Qinghua.

Esa última en especial fue acepta más a regañadientes por el rey del norte, pues él creía que el mejor lugar para que su hijo y su esposo se resguardaran era en su reino, ya que no confiaba en los humanos que se hacían llamar "hermanos" de Shang Qinghua.


Una cosa es que "soportaran" la visita de un señor demonio, otra sería que se enteraran de la posibilidad de que llegara otro señor demonio, pero lo que podía derramar la gota del vaso sería la noticia de que también se encontraba "encinta" de ese otro señor demonio.

Sus hermanos de secta toleraron por el bien de la paz entre ambos reinos la presencia de algún que otro demonio en sus tierras (siempre y no causaran escándalos o daños), solo que esa paciencia no implicaba algo dentro de su propia secta.

No es que ya fuera recibido con los brazos abiertos en Cang Qiong, es más que hacían la vista gorda ya que lo necesitaban para que la secta no cayera en banca rota, por eso cuando llegó a su pico al único al que avisó fue a Shen Qingqiu, quien estaba en su semana de maestro responsable y decidió darle una vuelta a sus discípulos.

Lo que no contó es que sus demás hermanos se encontraban de visita "casual" en el pico del hermano pepino, tampoco pensó en que su pobre discípulo no sabría manejar un buen nivel de discreción con la presión de varios señores de pico que lo veían como si quisieran transmitir su odio hasta Qinghua por querer acaparar a Shen Qingqiu, mucho menos vio que en un intento por escapar de sus otros hermanos, el señor de Qing Jing, los guiaría hasta la casa de Qinghua en An Ding donde Qinghua acomodaba los últimos detalles para que su futuro hijo estuviera lo más cómodo posible.

— ¿Qué rayos es eso? —dijo Liu Qingge, después de que todos se dieran cuenta del huevo, que ahora se encontraba en una canasta para poder trasladarlo a través de las habitaciones de su hogar con mayor comodidad.

—Pareciera un huevo de un faisán de las nieves, pero es demasiado grande —contestó fascinada la señora del pico Yeshou, Ma Qingxue, ante la posibilidad de estar frente a una criatura que no conocía.

— ¿Un huevo? Con ese tamaño podríamos hacer varios pastelillos —añadió alegre Pai Qinghuo, el señor de Zui Xian.

Mientras el grupo de los señores de pico se dividía entre los que querían cocinar el huevo y los que querían descubrir qué criatura emergería de él, Qinghua, se quedó pasmado ante la primera posibilidad.

« ¿Cocinar?, ¡¿Cocinar a mi bebé?!», una vez su mente comenzó a teñirse de rojo se puso frente al huevo con la intención de bloquear la vista de los demás hacia su futuro hijo.

— ¡Ni se les ocurra tocarlo, bola de bestias! —Dijo con la valentía que rara vez sacaba frente a otros—. Nadie le va a poner un dedo encima, ¡él es mi hijo!

Ambos grupos se quedaron cayados al procesar las palabras del señor de An Ding, entre si ofenderse o comprender el último enunciado.

— ¿A qué te refieres con "hijo? —Se aventuró, Shen Qingqiu.

A diferencia de otras ocasiones, cuando la adrenalina bajaba del sistema de Shang Qinghua, no volvió a la timidez habitual sino que se mantuvo firme, como pudo explicó la situación que lo llevó a engendrar al huevo, de la naturaleza de la planta y del por qué regresó a la secta.

Eso los llevó a la situación del inicio, donde todos no sabían qué hacer o qué decir, pues a pesar de las rarezas del mundo jamás habían escuchado algo acerca de esa misteriosa planta.

Mu Qingfang fue el primero en salir del encanto, interesado como médico acerca del desarrollo y salud de su sobrino.

En un inicio, Shang Qinghua se sentía reacio a que alguien que no fuera Mobei o él se acercara a su futuro hijo, mucho más después de la discusión que ocurrió con anterioridad, sin embargo decidió confiar en el señor de Qian Cao, ¿quién mejor para examinar a su hijo que el mejor médico en todo ese mundo?

Con esta idea se hizo a un lado para que su shidi pasara a verlo.

Todos esperaron en silencio para ver qué decía Mu Qingfang sobre lo que se encontraba al interior del huevo, algunos incrédulos de que un feto humano/demonio se desarrollara dentro, otros fascinados por la nueva información, unos pocos preocupados de forma genuina por la criatura, además de uno de ellos también molesto por esos datos olvidados por el autor en su propia novela.

—Es increíble —comenzó a decir después de un rato, el médico—, en verdad se desarrolla una nueva vida dentro del huevo. No es grande, pero ya se puede percibir cierta energía de él, tanto humana como demoniaca. Si Shang-shixiong lo permite, me gustaría seguir el avance de su desarrollo.

La atención de Qinghua estaba puesta entre Mu Qingfang y el huevo, no obstante sintió las miradas de todos sus demás hermanos, todos con distintos significados.

— ¡No puede quedarse eso aquí! —exclamó, Liu Qingge, antes de que Shang Qinghua pudiera responder.

— ¡No le digas "eso"! —Contestó con un golpe, Qi Qingqi—. Es tu sobrino, ten más respeto.

— ¡Esa COSA, es peligrosa! Tiene energía demoniaca, puede poner en peligro la secta —algunos murmullos de otros señores de pico aprobaron lo dicho por el dios de la guerra.

—Uy, que miedo, un delicado huevo nos va a destruir a todos —esta vez, fue el turno de Ma Qingxue en defender al hijo de Qinghua.

La discusión entre los nuevos dos bandos comenzó a escalar, donde unos exigían que se exiliara al huevo, mientras otro grupo aceptaba que permaneciera en el lugar. Los únicos que se abstuvieron en comentar algo fueron Mu Qing Fang, Shen Qingqiu y Yue Qingyuan. El primero porque fuera donde se quedara iría con el huevo, el segundo porque ya metía a un señor demonio de contrabando de vez en cuando así que solo le sugeriría lo mismo a Qinghua: hacer lo que le diera la gana, el tercero porque evaluaba qué sería lo mejor resolución al conflicto.

Después de un tiempo, una vez más para sorpresa de todos fue Qinghua quien los cayó, harto de que perturbaran la paz en su hogar soltó la última amenaza que tenía para que lo dejaran quedarse: si no le dejaban tener a su hijo en el pico, entonces regresaría al norte, sin embargo su regreso para atender los asuntos de la secta no sería hasta que su hijo pudiera dejarlo en manos confiables, lo que podía ser sinónimo de meses sin que pusiera un pie en Cang Qiong.

Con mal sabor, recordaron el tiempo en que al ser descubierta su fase como espía dejó las responsabilidades de su pico, si bien todos los discípulos de An Ding lograron manejar la ausencia de su maestro, hubo períodos de escasez de algunos suministros valiosos.

Por unanimidad se aceptó el huevo dentro de la secta, lo cual fue una preocupación menos para Qinghua.

— ¿De casualidad a Shang-shixiong le fue mencionado el tiempo de gestación del huevo? —preguntó, Mu Qingfang, con su atención de nuevo en el contenido de la canasta.

Como si esa pregunta se tratara de una invitación, los demás señores de pico comenzaron a tomar asiento dentro de la habitación, algunos con mala cara, pero a fin de cuentas interesados en pasar el tiempo en cualquier cosa menos en sus obligaciones.

Sin otra opción, mandó a llamar a su discípula principal quien no tardó en traer junto a otros compañeros cojines y mesas extra, juegos de té, además de bocadillos. Mientras tanto, Qinghua le mostró los documentos que Mobei le entregó antes.

«Mi niña, si tuvieras salario te daría un aumento», pensó Qinghua, una vez la muchacha se retiró.

Conforme se dio más la charla, el asunto de la amenaza se olvidó para comenzar con otros temas como dónde se criaría debido a su origen mestizo, si ya habían pensado en nombres, si ya se había dado la noticia en el reino demoniaco.

La emoción en la mayoría era palpable, desde que se fundó la secta fue rara la ocasión en que un señor de pico tenía un hijo, ya que la responsabilidad de ser más que un maestro podía significar un retraso en su cultivo.

Mientras los escuchaba hablar, la idea de la nueva vida que cuidaba lo golpeó una vez más, tras cada detalle que no pensó antes pareció agregar una carga a su espalda, borrando el alivio que logró conseguir antes.

« ¿En verdad lograré cuidar de mi hijo?», pensó Qinghua.

Como un fantasma que se parecía querer quedarse, nuevamente sintió la necesidad de que Mobei estuviera a su lado para ayudarlo.


Los regalos comenzaron a acumularse.

Mientras que por milagro se logró contener al mundo la noticia del próximo hijo del señor de An Ding, no fue así dentro de la secta. La novedad se esparció como pólvora, todos querían conocer al huevo y felicitar al próximo padre.

Si no fuera porque Mu Qingfang y Shen Qingqiu se encontraban casi todo el tiempo junto a la próxima familia, el lugar parecería una exhibición abarrotada. Ambos señores de pico se encargaban de espantar a los curiosos que no tenían nada más que hacer en el lugar, si bien los discípulos de An Ding lograban bajar el número de visitantes, muchos otros pasaban de largo las advertencias de sus hermanos de secta hasta que se topaban con la fuerza del shidi y shixiong de Qinghua.

No fue hasta que Yue Qingyuan prohibió la visita a An Ding con la excepción de asuntos oficiales, entonces las cosas se calmaron.

En todo ese tiempo no sucedió ni una sola visita por parte de Mobei, solo algunas cartas llegaban a manos de Qinghua, quien comenzaba a sentirse perdido.

— ¿Por qué no lo llamas? —Le dijo Shen Qingqiu, cuando su hermano le compartió sus preocupaciones—. Tardaría más yo en salir de la habitación que en lo que le tomaría aparecer.

—Sé que está ocupado con todo el asunto del nacimiento, por lo que me comentó hay algunos ingredientes que debe juntar antes de que pasen cuatro meses, pero no me dijo para qué. Lo único que sé es que son cosas muy difíciles de encontrar.

— ¿Quieres que le diga a Binghe que lo ayude?

—Ya sabes cómo son los demonios, demasiado orgullosos, lo mejor es que él siga con esto solo.

—Pero... —insistió, Shen Qingqiu.

Por unos instantes, Qinghua dudó si decir o no en voz alta lo que sentía, hasta que decidió que ya no podía guardarlo más.

—Me siento solo, como cuando pensé que no lo volvería a ver. Sé que está ocupado y ayuda a su manera, pero quisiera verlo aunque sea un momento. Desde hace tres meses que solo recibo cartas suyas que no dicen tanto, solo me reporta a dónde irá después.

No se dio cuenta que comenzó a llorar hasta que advirtió las palmadas de consuelo en la cabeza, sin pensarlo se aferró a su hermano quien tras la sorpresa inicial soltó un suspiro para corresponder la especie de abrazo en un intento por alentar a su amigo.

—Gracias, hermano —dijo Shang Qinghua después de un tiempo, cuando se separó de Shen Qingqiu.

—Solo habla con él, una visita no le hará daño.


No lo llamó esa noche ni la que siguió, sino hasta la tercera noche donde ya no pudo más.

Se sentía tonto, parado en medio de la habitación con el amuleto que le entregó Mobei-jun mucho antes de siquiera pensar en que se amaban, a punto de pronunciar su nombre. Shang Qinghua, pasó periodos más largos sin ver a su rey, en otro momento tres meses no serían nada, ¿por qué sería diferente esta vez?

«Aunque es la primera vez que nos separamos tanto tiempo desde nuestro enfrentamiento con Linguang-jun, es normal que quiera verlo ¿no?», se respondió en un intento por tranquilizarse.

Decidió no prestar atención a su voz interior que quería frenarlo y susurró el nombre de Mobei-jun.

Casi de inmediato la temperatura en la habitación bajó, unos fuertes brazos lo rodearon junto con una presión reconfortante sobre su cabeza donde Mobei apoyó su mentón.

El silencio le confirmó que no fue el único en sentirse solo durante ese tiempo.

Duraron unos momentos así, hasta que Qinghua decidió ser más audaz para girarse y tener la oportunidad de darle un beso a su marido, que lo recibió gustoso como un oasis en el desierto.

— ¿Pronto podremos regresar a casa? —preguntó, Qinghua un vez recuperó el aliento.

—Eso espero, todavía falta un elemento —el tono de preocupación en su voz, si fue escuchado, Qinghua le hizo el favor de ignorarlo. Hablar de sus fracasos no es algo que quisiera hacer después de tanto tiempo sin ver a su esposo.

— ¿Quieres ver a nuestro hijo? —Sin esperar respuesta, guio a Mobei hasta su habitación personal, donde se encontraba en esos momentos la canasta con el huevo.

Como parte del viaje entre sombras el frío se extendía por el lugar donde el usuario aparecía, Qinghua pensó que lo mejor sería llamar a Mobei-jun en un sitio alejado de su hijo, pues aunque se encontraba asegurado con los talismanes no tenía idea si podían verse afectados por la habilidad del rey del norte, a causa de ello prefirió no correr riesgos.

Pasó un momento sereno, a diferencia de Qinghua, Mobei parecía ansioso por ya tener a su bebé en sus brazos, la felicidad a su alrededor era palpable, incluso un ser frío como él irradiaba calidez al tener a su consorte y a su futuro heredero frente a él.

Sin embargo no se atrevía a tocarlo, podía neutralizar el frío de su piel a una temperatura agradable para alguien como Qinghua, pero temía que no fuera lo suficiente para algo tan delicado como el huevo frente a ellos.

Al entender la tristeza de su esposo, el señor de An Ding solo pudo aferrarse al brazo de su rey, con la esperanza de transmitir una promesa donde pronto podrá tomar la mano de su hijo.

En el silencio, Shang Qinghua recordó un detalle que le mencionó su shidi ese mismo día antes de retirarse a su propio pico.

—Mu Qingfang, dice que ya puede saber si será niño o niña, ¿quieres que le pregunte?

Un resplandor cruzó por los ojos de Mobei-jun antes de negar con la cabeza.

—Quiero estar presente cuando se anuncie y por lo que sé no soy bienvenido en este lugar.

Una verdad molesta, «si hablo con Qingfang para que permita estar presente a Mobei solo para que sepa qué es nuestro bebé, tal vez no diga nada», pensó, seguido de distintas formas de extorsionar a su shidi.

No se dio cuenta que comenzó a cabecear hasta que Mobei lo ayudó a entrar en su cama, por reflejo hizo espacio para que su esposo se acomodara sobre las cobijas y lo acompañara.

Sin poder rechazarlo, el demonio abrazó a su esposo tanto como lo permitió la masa de tela, así en la seguridad creada por su amado, Qinghua cayó rápido dentro de sus sueños.


—Cada vez que te veo, siento que en realidad estas en el proyecto que nos ponían en secundaria de cuidar a un huevo como si fuera tu propio hijo —comentó, Shen Qingqiu antes de dar un sorbo a su té. Ese día fue de visita (como casi todos los días), después del chequeo diario de Mu Qingfang.

—Ah, recuerdo esa tarea —contestó, Qinghua, quien después hizo una mueca al acordarse cómo acabó—. Lo aplasté por error el día de la entrega final.

—Bueno, en ese entonces eras un niño, ahora haces un buen trabajo —cerró el asunto, en un intento por no pensar qué pasaría si se llegara a dañar el huevo.

Qinghua, agradeció el esfuerzo de su hermano.

Zanjado el tema anterior, Shen Qingqiu se dedicó a comentar los nuevos chismes que se enteró gracias a sus discípulos o sus demás hermanos, mientras tanto Qinghua se enfocó una vez más en los talismanes alrededor del huevo.

Un mes pasó de la visita de Mobei, antes de irse le comentó a Qinghua que el paso de reducción de temperatura en vez de bajarlo de cinco en cinco grados, por lo pronto debía de ser dos en dos.

En un inicio, Qinghua, no comprendía a qué se refería hasta que Mobei, al ver su mirada perdida cayó en cuenta que su esposo no terminó de leer los escritos que le entregó en el palacio. Respiró un par de veces antes de comenzar a compartirle esa información, también la razón de por qué reunía tantos ingredientes.

Resulta que el huevo al formarse con sangre de un demonio de hielo, de forma natural comenzaría a reducir su temperatura hasta adaptarse a la naturaleza fría, además con los ingredientes que buscaba Mobei-jun se crearía un artefacto que le ayudaría a asentar mejor el proceso.

Qinghua, dio una leída rápida, urgido en dar un ambiente adecuado al que se enteró sería su próximo hijo. El cambio de naturaleza entendió que sería una vez naciera el bebé, por lo que no se preocupó en otros detalles; después llegó a la secta y todos se enteraron del huevo, sin tardar en entregar los documentos a Mu Qingfang, quien se encargó de la salud de su hijo desde entonces.

Tan pronto como Mobei-jun regresó al reino de los demonios, Qinghua mandó a uno de sus discípulos a Qian Cao por los documentos; sin esperarlo fue Mu Qingfang quien le trajo los papeles a quien con vergüenza le explicó su olvido por terminar de ahondar en los textos.

Los regaños no faltaron, pero por suerte para ese momento su shidi ya se sabía de memoria la mayoría de las indicaciones para la crianza del huevo, por lo que le comentó a Qinghua que el paso que le escribió Mobei (porque no le iba a decir que dejó entrar al segundo demonio más fuerte del otro reino a su secta sin permiso), sería dentro de dos semanas más.

—También pensé en que la reducción de temperatura se diera a menor grado, pues al ser de origen mestizo desconocemos la naturaleza que va a adoptar.

»Con el artefacto que está en proceso tal vez se asiente, pero si se deja a una temperatura poco adecuada puede afectar en su desarrollo. Pero no te preocupes, Shixiong, junto a Ma-shimei y Ye-shidi investigamos una forma de estabilizarlo con un artefacto de dos naturalezas —concluyó, el médico.

Después de eso siguió la rutina de siempre, donde el señor de Qian Cao le preguntaba por cambios que observara en el huevo, además de un chequeo general.

Sin más novedades, comenzó el proceso de reducción de temperatura hasta llegar al cuarto mes de gestación.

Para ese momento los dos artefactos se sintetizaban para que estuviera listo antes de que acabara la tercer semana, el siguiente paso sería saber cuál de los dos se usaría, por lo cual regresaría al palacio del norte junto a Mu Qingfang para decidir junto a los médicos reales el más indicado.

Shang Qinghua, estaba tranquilo con la decisión, pero esto era la vida del autor conocido antes como Avión Disparando Hacia el Cielo y la vida siempre le traía sorpresas.

Una vez terminó de colocar los nuevos talismanes, giró de una vez el huevo antes de regresar con su hermano, solo que se quedó congelado al escuchar que algo crujió.

Ambos se quedaron en silencio, como si en realidad fuera producto de su imaginación hasta que se escuchó de nuevo el crujido.

De la manera más delicada que pudo, Qinghua, dejó el huevo y caminó hacia donde se encontraba Shen Qingqiu.

—No fue mi imaginación, ¿verdad? —el siempre serio señor de Qing Jing, con la misma mirada de preocupación y miedo que él, solo negó antes de estar a nada del pánico.

—Iré por Qingfang, no te muevas —Shen Qingqiu, salió de la habitación en tiempo record antes de procesar lo que pasaba.

¿Su bebé ya iba a nacer?

— ¡MOBEI! —gritó, con el amuleto en mano, sin saber qué más hacer.

Ante la desesperación, Qinghua, olvidó que por precaución hacía el llamado en otra habitación, así cuando el cuarto bajó en temperatura gracias a la magia de sombras, a pesar de los talismanes que protegían el área del huevo, otro crujido salió dentro de la canasta.

Con el sonido ahora más claro, Mobei-jun entendió el problema de inmediato, ahora igual de asustado que su esposo.

—Todavía debería durar dos meses más —dijo el rey del norte, antes de acercarse al canasto y observar al huevo que tenía una pequeña grieta.

En busca de respuestas se giró a Qinghua, quien era un mar de lágrimas cerca de un rincón, temeroso de saber que fue su culpa de que su hijo no llegara a nacer.

—Traeré a un médico real, quédate ahí —dijo, Mobei, sin enojo, solo inquietud por el extraño suceso.

Qinghua, no pudo detenerlo antes de que saliera de la habitación, cuando fue al pasillo para avisarle que Mu Qingfang estaba en camino, ya no había nadie ahí.

Fueron pocos los minutos que estuvo solo en aquel lugar, sin embargo fue dolorosa la espera, ¿qué estaba mal con su hijo?

Ambos médicos llegaron al mismo tiempo, sin tiempo de dar explicaciones de por qué había dos demonios en An Ding, ocupados en atender al huevo.

Mobei, no tardó en estar al lado de Qinghua para darse un apoyo mutuo, a lo lejos Shen Qingqiu listo para brindar ayuda en caso de ser necesario.

—El proceso de eclosión inició, mis señores —habló, el médico demonio.

—Creemos que se debe al origen mestizo, solo podemos esperar a que concluya para comenzar a dar una atención adecuada —terminó, Mu Qingfang.

El aire escapó de sus pulmones, la pareja se miró antes de quedarse a la espera de que terminara de salir su bebé del huevo.

No podían ayudarlo o se arriesgaban a que no pudiera sobrevivir, solo podían quedarse en el cuarto hasta que su hijo pudiera salir por su propia mano.


Sus demás hermanos se quedaron fuera de la casa al enterarse de la situación, a la espera de noticias, incluso los mismos discípulos del pico hacían turnos para que, en cuanto se diera a conocer la salud del hijo de su maestro, salieran a dar aviso a sus demás hermanos.

Pasó casi un día cuando Shen Qingqiu, salió a hablar con los demás.

Todos estaban tensos hasta que Shen Qingqiu, dijo las palabras que todos esperaban escuchar.

—El bebé nació y parece estar bien, solo que esta bajo observación. Más tarde Qingfang saldrá a dar más noticias, voy a avisar a Binghe, en un rato regreso.

Solo ignoraron el último nombre, la alegría se esparció por el lugar, antes de empezar a organizar el próximo festejo de un mes del bebé.

Dentro de la casa, los dos padres se encontraban tan cansados como si hubieran pasado un parto de verdad debido a toda la tensión durante esas horas de incertidumbre, ahora observaban al bebé que se encontraba dormido dentro de una cama especial para él.

—Tiene tu nariz —dijo, Mobei, tras un rato de no poder dejar de ver a su hija, la cual aún dormida se aferraba al dedo índice del rey.

—Aun así se parece más a ti —respondió, Qinghua, en los brazos del otro.

Mobei, soltó una risilla antes de besar la coronilla de su marido.

Qinghua, no creyó poder sentirse tan en paz después de todo lo que vivió, las dudas que tenía también parecieron borrarse por ese breve momento.

Se sentía agradecido: con sus discípulos que le ayudaron más que nunca con los deberes del pico; con sus hermanos de secta, quienes parecieron olvidar el pasado y comenzaron a ver un nuevo futuro, además de brindarle auxilio cada quien a su manera; pero en especial se sentía agradecido con Mobei, nunca imaginó que su original verdugo ahora era el amor de su vida y ambos compartían ese momento de felicidad.

Las dudas volverían, a veces aparecerían de nuevo las nubes grises, sin embargo ahora sabía que no tendría que estar solo para enfrentarlas, que las preguntas tenían soluciones, que saldrá de nuevo el sol.



Nota:

En la sección de "conversaciones", acabo de publicar una pregunta, por si quieren ayudarme en un proyecto que tengo pensado para el siguiente año :D

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