Casado, divorciado y finalmen...

By Luo_QingRen

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Shang Qinghua es un famoso escritor bohemio y divorciado del ex dueño de una editorial: el polémico Tian Lang... More

1. Mucho Gusto, Futuro Esposo
2. ¡Estás Confundido!

3. Triángulo amoroso

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By Luo_QingRen

De vuelta a casa esa noche, Mo BeiJun estaba emocionado de haber obtenido el permiso del mismisímo Shang QingHua para cortejarlo. Sentía que al fin su perseverancia y paciencia le estaban dando frutos.

Por otro lado no solo estaba el dulce lado de sentirse correspondido. Había pasado también tantas noches fantaseando con lo poco que había probado y tocado ese día en el hotel y se volvía loco de imaginar lo redondo y suave del trasero del padre de su amigo.

Incluso los días posteriores que volvió parecía que sólo veía eso a través de su ropa. A pesar de la ropa formal y holgada del señor Shang y las capas gruesas que envolvían su cuerpo no impedían imaginar de más a Mo BeiJun quién parecía ver a través de ellas, vislumbrandolo cómo el hombre de aquel día de la piscina.

Ese día en el auto no se atrevió a hacer ninguna acción impropia, tampoco quería que su amado lo tachara de un pervertido, a pesar de que deseara tanto acostarse con él. No quiso hacer otro movimiento brusco y espantar al pobre señor Shang. Se dedicó en su lugar a ser dulce y se enfocó en la atención que le gustaría recibir a un joven sensible, amable y cariñoso como Shang Qinghua.

Según las palabras de Liu MingYan: la paciencia y la dulzura harían que el Señor Shang le correspondiera, incluso se volviese ansioso por tener más de Mo BeiJun.

Pero en cambio Mo BeiJun era el más ansioso y el que más se torturaba a sí mismo.

Comenzó a enviar regalos a la editorial y a su casa firmando como un "Dawang"
Luo Binghe veía con el ceño fruncido los paquetes, los regalos en envolturas costosas ¿Sería un hombre? se preguntaba el cachorro mientras su padre se sonrojaba y mantenía la boca cerrada, llevando los regalos a su cuarto y ocultando la verdad de manera elocuente a Binghe.

—Esta bien hijo, no es nada. Siempre me dan de estos jejeje — su risa fingida hacia sospechosas sus acciones.

Varias semanas siguieron con esos comportamientos de adolescentes; teniendo una relación no formalizada a escondidas de todos. Especialmente de Luo Binghe.

Incluso cuando Luo Binghe iba al baño o tomaba una ducha, Mo BeiJun aprovechaban para hablar de cerca con el señor Shang que cada vez rechazaba su contacto menos, se dejaba abrazar excusándose a sí mismo con un "solo es un abrazo" pero cuando Dawang comenzó gradualmente a jugar con su cabello, tocarle el cuello, la cintura, respirar cerca de sus lóbulos, besarle las manos o las mejillas ya no supo como excusarse. Se sentía avergonzado de reconocerlo frente a Shen Yuan y Luo Binghe, pero también se sentía bien ser querido. Era un hombre aclamado en redes y en persona, admirado y estimado pero cuando todos esos eventos o lanzamientos de sus libros pasaban volvía a ser solo un hombre solitario durmiendo en una cama matrimonial sin ninguna compañía. No se sentía así hace unos años, pero conforme Binghe crecía y veía que se convertía en una belleza excepcional sabía que pronto se enamoraría, conocería a una chica hermosa de su edad y se irían a empezar una aventura de pareja. Es el ciclo de la vida.

Y Shang Qinghua se quedaría solo, como al principio... pero el sacrificio valdría la pena. Salvó a un inocente con su sacrificio.

Y al fin un rayo de esperanza parecía dispersar las nubes de su triste vida, alguien parecía quererlo, aferrarse a él con intensidad. Su admiración era permanente; no se aburría y se aferraba a estar a su lado.

Sabía que tendría que pasar por mil obstáculos... tampoco creía que Mo BeiJun se fuera a quedar con un anciano como él siendo quien es y como es... igual había escuchado de la familia de Mo Bei... no solo sus admiradores y los medios se lo tragarían vivo cuando se enteraran de la relación, sino que la familia Mo BeiJun lo asesinaria: Él mismo está acabando con el imperioso linaje de esa familia de alta clase. Para ser honesto, estaba asustado.

Sin embargo pensaba "carpe diem que sea lo que los cielos decidan"

Y se dejó envolver en el juego de ese joven caballero glacial. Se dejó besar en los pasillos de su casa mientras Binghe hacia tarea en el comedor. Dejaba pasar a Mo BeiJun a su oficina, hablaban un par de bobadas y se devoraban los labios detrás de sus puertas de cristal. Dejaba mensajes a Shen Yuan pidiéndole que cenara con Binghe esa noche porque tenía "mucho trabajo" para irse a cenar con el magnate y joven Mo BeiJun.

Citas secretas, regalos misteriosos, cartas ocultas, besos discretos...

Siguieron por algunas semanas conociéndose más, volviendo esos lazos inquebrantables. Solo descubrieron que no querían apartarse el uno al otro y que el tiempo parecia insuficiente. La relación iba lenta pero eso hacía que cada fragmento del tiempo que compartían se volviese invaluable, valorándolo al máximo. Mo BeiJun no se atrevió a tocar de más, aunque se moría por hacerlo. Absolutamente quiso solidificar más su relación antes de dar paso a aquello. Necesitaba ser aún más atento, no quería alejar lo que le había costado tanto obtener y quería demostrar el amor que sentía

—Quisiera presentarte a mi tío, actualmente él es la única familia que tengo presente — dijo Mo BeiJun a Shang Qinghua un día que lo invitó a comer en una terraza con vista a la ciudad.

Shang Qinghua se atragantó un poco con los mariscos que consumía, tosiendo y escupiendo un poco en una servilleta

—¿Qué dices? ¡Estás demente! — su cara se volvía negra de imaginar que sucedería. Si la familia MoBei se enteraba todo quedaría ventilado al público.

En realidad para MoBei Jun resultaba por igual una mala idea. No le agradaba nada su tío, siempre fue el mayor imbecil para él, pero un día en la universidad escuchó a dos compañeras hablando sobre cuestiones románticas. Desde que Mo BeiJun estaba enamorado se dedicaba a escuchar sobre relaciones reales y aprender sobre ellas esperando aplicar alguna de esas ideas con su amado.

La chica dijo emocionada a su amiga "Sé que es el indicado porque me ha invitado a cenar con su familia. Es bien sabido que si te invitan a conocer a la familia del otro es porque la relación es  realmente es serio y te aman"

Mo BeiJun respondió

—Solo quiero mostrarte que en verdad tengo sentimientos profundos por ti y demostrarte que esta relación es muy seria para mí invitándote a conocer a mi familia — revelaba Mo BeiJun frente a su pequeño hamster que ahora parecía muy asustado de imaginar.

Salieron de aquel lugar y fueron al departamento de Shang Qinghua. Binghe no estaba. Desde que Shen Yuan volvió a sus vidas, Luo Binghe cocinaba todos los días y llevaba el almuerzo al profesor Shen hasta el campus. Solo dejaba una nota de que volvería más tarde y dejaba algunos bocadillos que preparaba en la cocina.

También dejaba los utensilios sucios y Shang se arremangó la camisa para lavar los trastes sucios. Comenzó a enjabonar todo mientras hablaba.

—Siéntate, limpiaré todo en un momento. Prueba la comida de Binghe,  es realmente buena — pero siquiera antes de que pudiese enjuagar los platos sintió las manos heladas en su espalda y cadera.

—Solo llama al servicio de limpieza — Dawang suspiro en su oído.

—No tenemos tal cosa — Shang trataba de reponer su dialogo, ignorando la insinuación.

—Te contrataré uno. Ven — así se enjuagó las manos y pasaron al sofá de la sala.

Nuevamente comenzaron a besarse avidamente, con profundo deseo. Mo BeiJun es quien insistía por acercarse pero no era feroz como aquella primera vez que hizo temblar las piernas de Shang Qinghua en la habitación de hotel. Este último intentaba restregarse con su cuerpo esperando despertar el interés de Mo BeiJun, sin embargo no lo lograba.

–Dawang – Shang Qinghua estaba en las piernas del joven, balanceándose como una adolescente ansiosa en su regazo, dándole besos en la mandíbula y el cuello

–¿Qué pasa? – Mo BeiJun seguía con la mano respetuosamente en su cintura, sin bajarla, solo subiendo y acariciando su espalda

–Tú... ¿No tienes deseos por mí? – apenado Shang Qinghua bajó la vista – Es decir, la primera vez en el hotel parecías no poder contenerte pero desde que nos confesamos parece que ya no deseas más de mí. ¿O eres asexual? – preguntó curioso Shang Qinghua. Mo BeiJun no pudo evitar sentirse más estúpido, pero nada de eso importó porque al final tuvo su recompensa.

Y cómo un cofre dorado en una isla desierta la ansiedad del señor Shang se hizo evidente.

Mo BeiJun se dio cuenta que el señor Shang no era tan serio como podía aparentar. De hecho era bastante juguetón, tímido y jovial.

Al final del día le dió solo una probada al señor Shang de lo que le esperaba toda la vida a su lado.

Un par de jugueteos, manos deslizándose por debajo de la ropa, tocando puntos de placer hasta obtener jadeos evidentes.

Al final hizo vibrar su cuerpo a un grado que ninguno de los dos imaginaba. Dos inexpertos empalmados en la cama con muchas dudas al momento de actuar pero con un profundo afecto y una pasión fluctuando a cada segundo.

Fue doloroso para el señor Shang, incluso aunque Mo BeiJun intentaba ser cuidadoso el cuerpo frágil de Shang Qinghua parecía negarse a recibirlo, pero una vez que lo aceptó se oponía a dejarlo ir tan fácilmente.

Podríamos decir que al final la primera vez no fue como Mo BeiJun esperaba:  Un tierno inicio y un doloroso final.

Shang QingHua temblaba mucho en la cama, con lagrimas en los ojos gimoteando más de dolor y Mo BeiJun a pesar de estar tan excitado con la punta del pene violáceo palpitando ferozmente no pudo venirse. ¿Cómo tener un orgasmo si el hombre que ama sufre?
A pesar de tener todo su cuerpo ahí para él, suave y cremoso no podía permitirse ser un imbécil disfrutando solo él.

Se detuvo por el bien de su amado y lo llevó en brazos hasta la tina del baño con agua caliente, comprando analgésicos y colocando un ungüento en la entrada que tanto había lascerado ese día. Se sentía tentado de seguir. Pero ese día ya no más.

Cada vez más seguido Mo BeiJun intentaba hacer que Binghe se perdiera, y aunque cada vez era más difícil trataba de aprovechar las pocas horas con su padre.

Después de tres meses de relaciones profundas, revolcones por doquier y evidentes marcas en los cuerpos de ambos una noche Shang le pidió a Mo BeiJun que lo acompañara a la vieja casa donde Binghe y él habían vivido al inicio con su padre biológico. Mo Bei Jun no pudo evitar preguntar.

–Qinghua... ¿Que pasa con el padre biológico de Binghe? ¿En verdad te casaste con él? – eso tomó por sorpresa a Shang Qinghua. Él trago saliva y contestó...

–Si... En ese tiempo no lo pensé mucho... Ver a Binghe llorar cada noche cuando lo venía a dejar a la puerta de esta casa me destrozaba. Yo le gustaba mucho a su padre y mi pasantia estaba por terminar. Su padre me invitó a salir pero tuve la brillante idea de decirle que lleváramos a Binghe... Por un momento él se dio el tiempo de hacerse cargo de su hijo. Mi plan no era quedarme atado a él pero Binghe... En verdad que es el mejor hijo que pude haber tenido. Esperaba que antes de que su padre se aburriera de mí y me dejara se diera tiempo de cuidar a su propio hijo. Solo quería enseñarle a ser un buen padre... — esquivó la mirada divagando en los recuerdos del pasado.

El más alto solo le dio un abrazo silencioso, acariciando su cabello. ¿Quién hubiera imaginado que mientras Mo BeiJun estaba en la primaria por esos años su alma gemela ya estaba afrontando un matrimonio?

El joven condujo hasta aquel edificio. Fue justamente en el último piso donde se encontraba el predio. Era un apartamento estilo suite presidencial en un edificio al centro de la ciudad. Cuando llegaron aún tenía las cintas de "predio clausurado"

—¿Estás seguro que podemos entrar? — pronunció Mo BeiJun al ver las cintas

—Si claro. Yo pedí que las colocaran. Tian LangJun lo compró, pero la corte puso en pausa todos sus bienes y congeló sus cuentas hasta que él saliera — Shang Qinghua retiró la cinta y sacó una llave plateada de su cartera. La introdujo a la cerradura y esta cedió  — Legalmente, soy el dueño ahora — pasaron así.

Al entrar se percataron que no estaba tan repleto de polvo como llegaron a creer que estaría, pero no le dieron mucha importancia.

—¿A qué venimos aquí? — Mo BeiJun caminaba sigiloso por el recibidor. Podría notar que el padre biológico de Luo Binghe tenía gustos extravagantes. Todo el apartamento estaba cubierto por una alfombra de terciopelo en color rojo oscuro, las paredes lisas de pintura plateada. Había muebles y objetos de valor que aunque empolvado, eran costosos. Y la sala cubierta por un par de sábanas: realmente había sido un tipo rico.

—Recuerdo que tenia un par de manuscritos en ese tiempo. Cuando pasó lo que pasó solo salí corriendo de aquí con Binghe en brazos. No había vuelto en casi 15 años — temblaba ligeramente recordando esa espantosa noche: la discusion, la intromisión, los desconocidos, el intento de viol4ción, los disparos, los gritos, las sirenas, el llanto de Luo Binghe escondido bajo la cama. De repente comenzó a dejar salir lágrimas, Mo BeiJun se apresuró para aprisionarlo en sus brazos y tallar su nariz contra su sien y su oreja como lo haría un enorme tigre siberiano contra su dueño.

—Calma. Vamos a buscarlo y nos largamos de aquí. No tienes por qué regresar jamás. Todo estará bien — fueron a la habitación principal y al ver el dormitorio Shang Qinghua se shockeó tanto que simplemente cubrió su cara

—No puedo, no puedo. Vámonos — se quedó en el marco de la puerta con la voz temblorosa. Sus ojos seguían llorosos. Mo BeiJun lo tomó por los hombros

—De acuerdo, está bien. Yo los busco. Solo dime dónde y los sacaré — quiso ayudar el joven. Así que el escritor le indicó donde y él entró a la habitación.

Era una habitación común y corriente, aún con la cama tendida. Curiosamente había un aroma predominante de una loción, se le hizo extraño pero simplemente lo ignoró y pasó a sacar de una cajonera los manuscritos de su novio.

Se enderezó y simplemente salió. Shang QingHua seguía ahí temblando como un hamster: con la punta de la nariz y los lagrimales rosados

—Los tengo, vámonos a casa — Mo BeiJun se inclinó un poco, acomodando sus mechones a un lado y estaba por besarlo. Tocó sus labios y la poca tranquilidad aue habia se fue

—Vaya vaya, mi esposo en mi propia casa con su amante. ¡Qué escena! Jajajaja — los ojos de Shang Qinghua parecían cristales quebrados, abiertos a su máxima expresión, su labio inferior temblando buscando refugio en los ojos de Mo BeiJun, pero Mo BeiJun se giró para mirar de donde venía esa voz

Entre las sombras de ese apartamento, junto a la puerta de la entrada había un hombre bien parecido, muy parecido a Luo Binghe. El cabello muy similar, la estatura, el porte pero los rasgos más afilados, varoniles y mucho más maduro. No era viejo ni feo como creyó, incluso parecía tener musculatura. Iba vestido con un traje negro, recargado en la pared junto a la puerta. Los ojos obsidiana perforaban en los dos amantes que estaban abrazados fuera de su habitación.

Mo BeiJun tomó la mano de su novio y lo ocultó tras de sí mientras miraba al otro con un ceño fruncido. Desafiante.

—Es que mira el joven que te has conseguido — miró de arriba a abajo a Mo BeiJun — Apuesto debe tener la edad de nuestro hijo. Solo es un niño. ¿Realmente te sentías tan solo? ¿Dónde están tus valores Qinghua? — las venas de los ojos de Mo BeiJun se hincharon. Ese anciano debía tener muchas agallas para decirlo en su cara, se lanzó hacia adelante con la intención de ahorcar a ese viejo, pero Shang Qinghua salió de su impresión deteniéndolo, jalando la muñeca de su novio

—¡Dawang! ¡No lo toques! — lo abrazó por detrás para detenerlo — Solo quiere provocarte. No hagas caso a nada de lo que diga — esta vez Shang Qinghua se armó de valor: la misma valentía de hace años. Esa valentia que solo surge cuando quieren lastimar a quien amas. El fuego encendiendo sus pupilas como de antaño. Enfrentándose a ese pasado sin vacilación ni debilidad.

Tian LangJun por otro lado sonriendo sumamente complacido por el espectáculo que tenía en frente: había logrado provocarlos.

—Entonces vámonos, me quedo un minuto más y te juro que le rompo el cuello al abuelo — entonces la sonrisa de Tian LangJun desapareció. Una de las cosas que odiaba era ser llamado "anciano" o cualquier cosa que se refiriera a su "madurez"

Respiró hondo y se hizo a un lado, dejó pasar a la pareja para retirarse. Cuando ya se iban los detuvo.

—Espera, quiero hablar contigo — espetó el hombre maduro. Ambos se detuvieron y Tian LangJun miró a Mo BeiJun — A solas.

El joven glacial no iba a permitirlo, pero Shang Qinghua le prohibió el paso adentro — Está bien Dawang, estoy seguro que no intentará nada. Espera afuera. Si no salgo en 10 minutos, derriba la puerta y llama a la policia — replicó el escritor.

Con desgana el rey glacial salió no sin antes dedicarle una mirada de hielo a su adversario. Se quedó contra la puerta.

Quedaron los dos solos en el silencioso apartamento. El padre biológico de Binghe se dirigió a los ventanales y abrió las persianas. La luz segadora del medio día entraba por los ventanales revelando la apariencia de Shang Qinghua y el ahora maduro Tian LangJun

Este último se quedó parado frente al ventanal vistiendo un traje oscuro. Los 15 años que habían pasado sin verse habían caído ligeramente en su cabello, pero su rostro seguía siendo tan atractivo como de antaño. Giró ligeramente el rostro hacia un maduro Shang Qinghua y suspiró en añoranza. Rompió la quietud que los envolvia.

—Viéndote ahora puedo recordar cómo lucias la primera vez que te conocí. Ese año tú tenías 20 y yo tenía 35.

Ibas llegando a mi despacho. A través de las paredes de cristal llamaste mi atención. La secretaria me había dicho que venías a presentar tu pasantia para terminar de graduarte de tu carrera de literatura contemporánea. Llevabas una camisa de vestir azul con jeans, una mochila en la espalda y zapatos deportivos. Eras muy lindo y joven, lleno de inocencia.
Tu cabello castaño y ligeramente ondulado caía por tu frente y tu piel de jade era igual de exquisita y cremosa que ahora.

No te voy a mentir, en ese momento unos inversionistas estaban en mi despacho y uno dijo "Jefe, al menos tendrá un lindo secretario trayéndole café"
En ese momento todos te subestimamos y nos reímos.

Debo admitir que aunque tenía la posibilidad de asignarte tu propio cubículo de trabajo en mi editorial, no lo hice. En cambio, te mandé a llamar a mi despacho – se dió la vuelta y se enfrentó contra el rostro serio de Shang Qinghua: Ya no era el niño inocente de antaño. Bajó la mirada y continuó.

–Tus ojos eran preciosos cristales enfrentándome valientemente esperando te asignará tu primera redacción o leyera tus manuscritos, pero en cambio decidí asignarte el cuidar a Binghe.

Pude ver tu molestia, pero en cuanto lo sostuviste en tus brazos algo cambió...

A partir de ahí ambos se hicieron muy unidos. Binghe tenía solo 6 años, había perdido a su mamá desde el nacimiento y siempre tuvo personas a cargo de él cuidándolo. Solo contigo de inmediato se sintió a gusto...

Después de estar encerrado tantos años, tuve tiempo suficiente para analizar... para entender... que quizá no te quedaste conmigo porque yo te gustara... De hecho tú nunca... – Tian LangJun hizo una pausa – dejaste que te tocará...

–Tal vez lo hubiera permitido si no hubiera sido por tus sucios negocios y tus arranques al final... ¿Ya no lo recuerdas? – Shang Qinghua entornó su mirada. Esta vez había construido una coraza y lo enfrentó sin temor – Recuerdo que te dejé cortejarme, sí. Recuerdo que los tres salíamos juntos y debo aceptar que lo que yo más quería es que Binghe creciera en una familia. No podía tolerar que lo hicieras a un lado por tus negocios. Me di cuenta que estando contigo aceptabas ir a cualquier lugar conmigo y con Binghe y eso era suficiente... Luego acepté casarme contigo. No me gustabas del todo, pero eras atractivo en ese momento para mí. Y te esforzabas por ser bueno. Yo valoraba mucho eso. Lo teníamos todo, Tian LangJun: una empresa, una casa, autos, trabajo, un hijo, una pequeña familia... y todo esto podía conducirme con el tiempo a enamorarme de ti... ¿Pero que hiciste? Decidiste apoyar a esos delincuentes encubriendo esos depósitos bajo el nombre de la editorial.

Fue doloroso para Binghe ver a su padre siendo procesado por ser un criminal. Mi familia me abandonó en cuanto supo que me casé con un delincuente y todos esos años no quise verte y Binghe tampoco merecía ir a esos lugares a ver a su padre encerrado. No podía perdonarte.

Años después logré reabrir la editorial bajo otro nombre, con otro giro y evidentemente otro dueño. Tenía que hacer algo para mantenernos a él y a mí... Y así es ahora... — la voz se quebraba un poco al final. Pero aclaró su garganta, mantuvo su compostura y se recompuso de ese terrible pasado.

Tian LangJun camino hacia él, justo delante. Shang QingHua percibió el aroma de su loción... se retiró rápidamente dándole la espalda mientras seguía hablando.

—Dijeron que te daban no menos de 25 años, ¿como es que estás aquí y desde cuando? — el más joven fue tajante evidenciando su desagrado al esquivarlo, pero aún curioso por la presencia de este hombre de nuevo en su vida. Necesitaba saber lo más.que pudiese.

—Hace 3 semanas más o menos... estuve enfermo en prisión un par de días, algunos desmayos, hemorragias nasales, fuertes dolores de cabeza y me enviaron al hospital — se sentó en su sofa aún cubierto por sábanas — Parece ser que tengo un tumor cerebral. El doctor dice que si me opera, seguro muero — buscó dentro de su saco y sacó un sobre arrugado entendiéndolo hacia su ex pareja. El joven escritor dudó y al final lo tomó. Lo abrió y sacó el papel sellado por una clínica gubernamental: en efecto, el diagnóstico era un tumor cerebral y también una prescripción de medicamentos varios para el dolor y el desvanecimiento. Esperanza de vida: dos años.

Shang Qinghua se quedó en blanco, no supo que pensar o decir cuando el humo de tabaco le inundó las fosas nasales

—¿Qué haces? ¡Estás enfermo y sigues fumando! — Miraba a Tian LangJun desparramado en su propia sala

—También bebo, pero no importa. De todos modos moriré — se puso de pie y de nuevo quiso intimidarlo. La diferencia de estatura también era notable — pero antes de morir, realmente quería volver a casa, ver a mi lindo esposo y a mi Binghe esperándome. Sentir que esos asquerosos años en prisión no habían pasado y que seguían aquí pero ahora... Luo Binghe supongo que es un hombre, no mayor que el mocoso que está afuera esperándote — Tian LangJun clavó sus ojos en la puerta — Y bueno, los 10 minutos están por cumplirse. Es mejor que salgas antes de que... — y sin aviso de una patada la puerta fue abierta — Ay no — se palmeó la frente a modo de irritación.

—Se acabó el tiempo, ANCIANO — Mo BeiJun entró derribando la puerta, abrazando a su novio enseguida y claro que hizo énfasis en la última palabra. Había notado cómo le molestaba a ese sujeto ser llamado por adjetivos que denotaban sus cincuentas.

Y en efecto, la vena en la frente de Tian LangJun se hinchó cuando escuchó la enfatización de su edad.

Sin embargo, se dispusieron a salir. Se escucho a Tian LangJun decir

—Shang Qinghua, tal vez lo hayas olvidado pero seguimos CASADOS — enfatizó esta vez — jamás anulaste el matrimonio

—Lo hice por Binghe, para poder quedármelo. Jamás por ti. Pero este año él es mayor y ya no tengo que

—No pienso firmar, te lo advierto — se puso de pie e interrumpió — Es más, estoy dispuesto a luchar por ti, a recuperar mi familia y claro que...deshacerme de quienes eviten lo contrario — esta vez las miradas de joven glacial y de este hombre maduro se encontraron echando chispas de rivalidad.

—Ni lo intentes, no te quiero cerca — y así, finalmente se dieron la vuelta para marcharse. Mo BeiJun solo se dio la vuelta para arrojar un fajo de billetes al suelo que rodó a los pies de Tian LangJun

—Pague las reparaciones de su puerta con eso señor. No quiero que me culpen por maltratar a una persona de la tercera edad — una sonrisa de satisfacción se pintó en los labios del joven mientras se retiraba abrazando a su novio

—Maldito mocoso creído — maldijo a sus espaldas, pero aún así levantó el fajo de dinero. Aún no había reanudado sus negocios ni descongelado sus cuentas, así que, lo que fuera que cayera estaba bien. Incluso si era dinero de su rival.

Por otro lado, la pareja principal iba descendiendo por el elevador, en completo silencio. Mo BeiJun no quería decir nada más. Estaba muy impresionado del giro que dieron las circunstancias y como el cambio de actitud de Shang Qinghua había cambiado de indefenso a valeroso en un instante.

En cuando pusieron un pie fuera del elevador al estacionamiento, Shang Qinghua agarró el brazo de su novio

—Dawang, l-lo s-siento — Mo BeiJun estaba por girarse para preguntar por qué cuando sintió como el cuerpo delgado de Shang Qinghua se balanceaba hasta que sus rodillas se doblaron. Asustado, lo sostuvo y empezó a hablarle con desesperación. Tenía los ojos cerrados con las pestañas cubiertas de lágrimas. Reviso su pulso, latido y respiración y todo se escuchaba, aunque débil.

La adrenalina lo hizo actuar rápido y subió al auto saliendo directo al hospital más cercano.

En menos de 10 minutos ya estaban siendo atendidos en una clínica. El diagnóstico: un gran sobreesfuerzo físico y/o mental le provocó ese desvanecimiento.

—Está débil, pero estará bien. Un par de horas en observación y podrá irse a casa con algunos medicamentos y reposo por 3 días. ¿Eres su familiar? — preguntó el médico al joven de ojos zafiros.

—Todavía no — respondió este último. El doctor lo miró con extrañeza — pero su hijo viene en camino. — contestó terminando de enviar un texto a Binghe. — ¿Puedo pasar a verlo? — solicitó con preocupación y el medico le permitió acceder aún con mil dudas en el rostro.

Vio a Shang Qinghua recostado en la cama con una manta blanca cubriéndolo y sus pertenencias en la mesilla. Su rostro lucia pálido a diferencia del sonrosado que poseía. Sus ojos se veían caídos y en general el aspecto era débil.

—Lo siento Dawang, yo no quería... no creí... — lágrimas involuntarias rodaban por sus sienes

—Ya ya Qinghua, no pasa nada. Descansa. No pienses en nada más. Fue una fuerte impresión, te sobre exigiste mucho — Dawang le palmeó el cabello en un gesto de calidez.

—Tenía mucho miedo pero... no podía dejar que ese hombre intentara manipularme con su lástima. Si me volviese a ver como cuando tenía 20 años me someteria a su voluntad... No podía permitirlo — Mo BeiJun se dispuso a abrazarlo

—Lo sé, lo sé. Sea lo que sea que suceda voy a seguir contigo. Buscaremos abogados, podemos cambiarte de casa, evitar que se acerque, lo que tú quieras — Mo BeiJun encerró las manos del escritor en las suyas, a manera de promesa. Shang QingHua le miró con alivio. El pasado volvía pero está vez no sería joven, arruinado, ingenuo ni tampoco estaba solo. Le regaló una sonrisa de vuelta a su novio.

—Por el momento, lo único que deseo es que Binghe no se entere — se recargó en el respaldo de su cama al pensar en las consecuencias

—¿Enterarme de qué? — y por la puerta este joven gallardo hijo suyo ya había entrado, escuchándo esa última línea, viendo a Mo BeiJun hincado a un lado de la cama sosteniendo las manos de su padre... — ¿Qué está pasando aquí?

🐹❄️🐹❄️🐹❄️🐹❄️🐹❄️

Pasé más de un año sin actualizar y la mitad de este borrador empolvándose.

Ni siquiera sé si este fic tiene su fandom, ojalá que si porque se va a poner polémico 🤭

Pronto detallaré más de los encuentros s3xuales del MoShang; este fic tendrá un toque cómico. Y H.E. espero 🫠

Gracias para quienes me leen y comparten. Lo agradezco muchísimo 💕 Espero actualizar tan pronto como mi creatividad me deje 🥰🥰🥰

再见! 😁

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