Un pequeño trato [kiribaku]

By LeOkumura

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Dos versiones distintas de una misma historia pueden causar catástrofes en el amor. Katsuki y Eijirou son he... More

ACLARACIONES
Prólogo
~Capítulo 1~
~Capítulo 2~
~Capítulo 3~
~Capítulo 4~
~Capítulo 5~
~Capítulo 6~
~Capítulo 7~
~Capítulo 8~
~Capítulo 9~
~Capítulo 10~
~Capítulo 11~
~Capítulo 12~
~Capítulo 13~
~Capítulo 14~
~Capítulo 15~
~Capítulo 16~
~Capítulo 17~
~Capítulo 18~
~Capítulo 19~
~Capítulo 20~
~Capítulo 21~
~Capítulo 22~
~Capítulo 23~
~Capítulo 24~
~Capítulo 25~
~Capítulo 26~
~Capítulo 28~
~Capítulo 29~
~Capítulo 30~
~Capítulo 31~
Epílogo

~Capítulo 27~

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By LeOkumura

Vacío.

Así es como se sentía, como si vaciaran su alma por completo, no recordaba nada de camino a su hogar, Sero e Iida hablaron en el trascurso del viaje, pero no supo de que, sus guardias de la entrada lo recibieron entusiasmados de verlo y él no sabía si les había respondido o no. Entrar a la casa fue ver todo en cámara lenta: globos de colores, un pastel y serpentina volando, era estar en una pelicula antigua, inclusive él se movía lento, los sonidos eran sordos y los colores opacos.

Unos brazos lo envolvieron y luego un par más; fue como sus sentidos se activaran con máxima capacidad al mismo tiempo. Cerró los ojos debido a ese golpe de realidad.

- Ei- chilló Azumi, aun aferrada a su hijo- mi amor, no te vuelvas a ir tanto tiempo.

- Déjalo respirar, cariño- la voz de Kyoko se escuchó demasiado fuerte, pese a que estaba hablando normal. Solo era Eijiro con sus sentidos muy agudos.

El par de mujeres le dieron su espacio, sin embargo, cada una de sus manos estaban ligadas a cada madre; le sonreían con dulzura en espera que él dijera algo, pero lo único que hizo fue a ver a la pelinegra.

Eijiro sabía de quien era hijo: Azumi y Kyoko Kirishima, no obstante era obvio que no fue concebido por las dos, Azumi era su madre biológica, él había sido producto de algo llamado inseminación artificial, o eso creyó. Le habían dicho que el donante fue un hombre del pueblo natal de Azumi, él había visto los registros, le habían dicho que el color de sus ojos era de parte del padre, que era el producto de un amor. Todo lo que pensó saber, todo lo que creyó que fue real no lo era. Por lo menos eso era lo que leyó en aquellos papeles, sin embargo, su corazón se negaba a aceptarlo, no lo sentía verdad; Katsuki no era su hermano, Masaru no era su padre y Azumi no podía ser una mentirosa.

Eso no importa; que yo lo crea o no, es estúpido. Misma sangre o no, lo que tuve con Bakugo nunca fue real.

- Ei, ¿te sientes bien cariño? - le preguntó la pelirroja- si estás cansado por el viaje, podemos...

- Nunca estuve de viaje- la interrumpió inesperadamente.

Alejó su mirada de la azabache, buscando otro punto de enfoque con tal de no verla, no podía. Por otro lado, Kyoko no paso por alto lo que dijo.

- ¿Qué dijiste? - preguntó como si no hubiese escuchado bien.

- Jamás salí de Japón- repitió- estuve aquí todo el tiempo con... alguien.

En otro tipo de situación, ambas se habrían emocionado por el hecho de un romance, pero gracias a la expresión veían del pelirrojo supieron que por lo menos no era positivo. La mayor lo invitó a proseguir, más a sus espaldas oyó a Hanta toser; le restó importancia y continuo.

No hablo sobre su amor, o a falta de este. Hablar de ello era inútil ¿Cómo explicar que te rompieron un corazón lleno de ilusiones, cuando quien lo ilusionó fuiste tú?

Mina volvió a tener diecisiete años, buscando al cenizo por toda la mansión con tal de estar pegada a él. Katsuki solía decir que era un chicle en su zapato, pero a ella no le importaba, quería estar a su lado y sentirse protegida, a pesar de sus gritos y malas palabras. Volvió a ese tiempo, buscando en los arboles esperando encontrarlo entre sus ramas, recostado. Volvió a sentir el vacío de la soledad y la necesidad de hallar refugio. Si bien, volvió a esa época, no tenía las mismas intenciones; esta vez era ella quien quería proteger a su amigo y, como en el pasado, lo halló oculto en un árbol.

Sollozaba silencioso en la oscuridad de la mañana. El sol no se había alzado y la noche anterior cedió la habitación principal al resto de personas, ella y momo se ofrecieron para dormir con él en la sala, prepararon una cama, pero no durmió.

Con cuidado y un poco de miedo a caerse, la pelirrosa subió de a poco. Las ramas eran gruesas lo cual le daba confianza de no romperse, le costó llegar a donde estaba Katsuki y con toda su fuerza de voluntad se obligó a no mirar a bajo; no pasada de los tres metros, pero aun así sería una caída dolorosa. No tuvo la suerte de encontrar una rama igual de fuerte que la que sostenía el cuerpo de Bakugo, por lo que permaneció recargada en dos más delgadas.

El rubio estaba con las rodillas abrazadas y la cara enterrada en estas; no alzo la vista cuando ella estuvo a su lado, trataba de controlar sus sollozos. Lo miro queriendo decir las palabras correctas para hacerlo sentí mejor, pero no existían.

- Largo- gruñó el chico.

La voz salió quebrada y ronca, como si estuviera gastada de tanto gritar. No pudo, lo intentó inútilmente, sin embargo, las lágrimas surgieron y ella también sollozó.

- Pe-perdón- gimoteó. Fue así como el cenizo levantó la cabeza para verla confundido- no te puedo proteger. Yo... no puedo quitarte el dolor... lo lamento

- ¿de qué mierda hablas?

- Tú me has cuidado desde el día en el que me conociste y yo... no fui capaz de cuidarte a ti.- Ella no debía llorar, había ido a buscarlo para consolarle, y ahora no podía parar de sentirse así, tan culpable- yo no debí dejar que se acercara a ti... y sea real o no esta mierda, estás sufriendo. Y tienes... tienes una bomba dentro de ti y no sé qué hacer. No sabré que hacer si te pierdo.

¿Qué haría yo sin él?

- Mina.

- Si quieres a alguien con quien llorar o si quieres gritarle a alguien, si quieres solo compañía, aquí estoy y si quieres que me largue lo hare, pero debes dejar que te ayude... Por favor.

Respiro profundo, no quería seguir así. Cerro los ojos y oyó al rubio moverse, luego su mano limpio sus lágrimas con una delicadeza inusual. Al mirar de nuevo, el chico perdió su vista en donde el sol comenzaba a salir.

- Solo quiero que esto acabe- dijo despacio- cuando eso pase, todo volverá a ser como antes.

Los rayos del sol comenzaron a colarse entre las ramas, golpeando el rostro de Katsuki de manera que lo hacía parecer un ángel caído: tan hermoso y lastimado.

- Sabes que eso no es cierto.

La luz la alcanzo a ella y miro hacia donde su amigo lo hacía. Era una bella imagen de la ciudad siendo despertada por el brillo de la mañana, indicando que después de una oscuridad en soledad existía una luz acogedora.

- Lo sé.

- ¡Eres un imbécil! - la mujer en el teléfono le gritaba haciendo sufrir a sus hermosos oídos- ¿Cómo se te pudo salir de las manos?

- Cálmate, cielo.

- No me llames así.

Dai estaba tan tranquilo en su oficina, con su pijama aun puesta cuando la mujer le llamo para decirle que su hijo, quien supuestamente no estaba en Japón, le había descubierto junto con el otro mocoso Bakugo. Realmente no era algo que se esperase, pero tampoco le sorprendía, dado que él supuso que ambos jóvenes estaban conjugados, información adquirida gracias a su hijo mayor.

- No, te preocupes, cielo- repitió sabiendo que se enojaría más- yo me ocuparé de los problemas.

Claro que tenía solución: deshacerse de esa estúpida.

Solo estaban a la espera de Shinso para que pudieran comenzar. Necesitaban que el bastardo mitad-mitad permaneciera inconsciente, y ya que Deku no quería que ellos lo hicieran por sus métodos violentos, esperaba que el pelinegro cumpliera su palabra.

Estaba recargado en la puerta, viendo el camino que llevaba a la cabaña. No debía pensar lo que estaba pensando, mas, esperaba que el horrible carro rojo de Eijiro apareciera con él diciéndole que todo era falso y que no eran hermanos.

Sin poder evitarlo miro al interior de la casa para ver al pecoso con el chico que amaba; encerrados en una burbuja de intimidad que nadie podía romper. Se sostenían de las manos mientras conversaban con las frentes pegadas entre sí, tenían los ojos cerrados y hablaban cómplices. Era una imagen dolorosa haciéndose cuestionar si lo que había hecho era lo correcto. Él pensaba que lo era, que sería más fácil, pero en su interior faltaba algo... o más bien alguien.

"Eres un estúpido, Katsuki". Su cabeza repetía esas palabras una y otra vez, desde que decidió romper el corazón de Eijiro. y el suyo de paso.

- Bakugo- la pelimorada se posicionó a su lado con una tableta en las manos. Dándole la oportunidad que concentrase en lo "importante"

- ¿Qué encontraste?

Ella era la encargada de buscar el explosivo dentro suyo, así que tenía el privilegio de ser maltratada mínimamente por él.

- Sé dónde está el dispositivo, está en tu nuca- pese a esa información, su expresión no era muy positiva- pero no podemos deshacernos de él.

- ¡¿Ah?! ¡¿por qué no?!

- El explosivo que tiene Todoroki tiene códigos totalmente diferentes a los tuyos. - comenzó a explicar mientras miraba la pantalla, la giro para demostrar que si, efectivamente no eran iguales. - el de él es más reciente, yo conozco esta versión y se cómo configurarla, además la computadora donde encontraron los diagramas estaba ligada directamente al servidor principal, así que podemos desactivar la bomba desde aquí...

- ¡¿y?! - era obvio que no había acabado.

- Es evidente que no lleva mucho con el dispositivo implantado, sin embargo el tuyo lleva años dentro de ti. Necesitaría el código original.

Paso su mano por la cara con fastidio. ¿años? Debía ser una broma.

- ¿Qué hay del otro sujeto?

- Tiene la misma antigüedad- volvió a mirar algo en la Tablet- está registrado como MS76.

Nunca fue un hombre de religión, pero... gracias a dios no era Eijiro.

La pelimorada lo observó cerrando los ojos, ella no sabía muy bien lo que pasaba entre el rubio y Kirishima, no sabía más allá que lo dicho por Kaminari, no obstante, fue fácil leer sus ojos antes de cerrarse y notar la tranquilidad en ellos.

Ambos se volvieron al escuchar el sonido de un motor acercándose, Jirou reconoció el auto de Shinso. Era hora de empezar.

.

.

.

No fue sencillo, cabe decir. Bakugo y la chica de cabellos morados trabajaron juntos. Tener a Deku ahí fue un impedimento, si no lograba salvar al bicolor la conciencia le carcomería por mucho tiempo y justo en ese momento ya sentía mucha culpa debido a Eijiro. También programar todo desde cero les llevó demasiado tiempo, enserio demasiado; su equipo entero estaba en la cabaña y las llamadas de su madre llegaban una tras otra. Jamás contestó, sin embargo, momo lo hizo excusándolos, pese a que fueron seis horas de trabajo, Bakugo estaba enormemente agradecido por ellas ya que en todo ese tiempo su mente estaba concentrada en Todoroki y como manipular el explosivo podía ayudarlo a descifrar como deshacerse del suyo. Su trabajo solo fue desactivar el dispositivo. Momo y Mina serian quienes se encargarán de la cirugía, mejor dicho: encargarse que la hicieran correctamente, si los doctores no hacia su trabajo podían considerarse muertos de una vez por todas.

Los ordenadores brillaron en rojo, lo cual los alarmó, pasados unos segundos se tiñeron de verde indicándoles que había lo habían hecho bien. Una sonrisa victoriosa se le escapó y sin querer le devolvió el choque de palmas a Jirou quien le había extendido la mano para hacerlo. Al percatarse de eso frunció el ceño, sobre todo al ver que Kaminari hacia lo mismo, solo que a este le golpeó la muñeca para que quitase su estúpida mano de su rostro.

- Kacchan- gritó el peliverde corriendo hacia él para abrazarlo con fuerza.

- Quítate de encima, maldito nerd- le gritó tratando de sacarlo de su espacio personal. - mejor ve por tus porquerías para que te lleves al bastardo de tu novio al hospital.

Finalmente lo soltó y salió brincando a buscar sus cosas, tomo un momento y se detuvo para voltear a mirarlo. Katsuki no pensaba acompañarlo, verlo con Shoto y darse cuenta que jamás podría ser así con Kirishima de nuevo lo estaba rompiendo; Izuku lo entendió por lo que no objetó.

Escuchó a Jirou decir que haría algo de cenar y se perdió camino a la cocina.

Espero a que sus madres bajaran a desayunar para meterse en su habitación, Sero lo ayudaría a distraer a ambas mujeres sobre su retraso al comedor. Algo en su interior le gritaba que lo de "ser medio hermano de Katsuki" no era verdad, había pasado la noche entera buscando una manera de desmentir eso. Su corazón le dolía y sentía que nada podía repararlo más que demostrar que todo era un mal entendido; los documentos, las pruebas de ADN debían ser una mentira. Porque no había posibilidad que Bakugo fuera pariente suyo.

Se levantó de la cama casi a las cuatro de la madrugada solamente para meterse al ático de la casa, buscando pruebas de su infancia, sin contar que también había salido de su habitación debido a que las sabanas se sentían frías sin el calor del rubio.

Luego de no encontrar nada recordó las veces que había encontrado a su madre Azumi tirada en el suelo con una caja en brazos. Ella creía que Eijiro no era consciente de la existencia de dicha caja, puesto que cada que "casi era descubierta" escondía aquel objeto y fingía una sonrisa. Pero no fue así, toda su vida creyó que era algo relacionado a sus abuelos, o quizá recuerdos de boda, pero ¿por qué llorar?

Al mirar bajo la cama creyó haberse equivocado, no obstante solo debía prestar atención para ver la madera alzada del suelo y levantarla. Ya tenía la caja, ahora solo existía otro problema: tenia seguro.

Una llave... una llave... ¿Dónde podría estar? Si era algo importante debía estar cerca de su mamá...

¿Dónde...?

De la nada, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a la susodicha entrar. Eijiro se alzó del suelo sacudiendo sus pantalones, fingiendo que había caído.

- Mamá- comenzó antes de que su madre dijese algo, lo veía con sorpresa- te vine a buscar, no te vi en el comedor.

- Yo vengo del comedor- respondió confundida. Se acercó a él e instintivamente Kirishima dio un paso atrás. Esto llamó la atención de la mayor gracias a que la noche anterior el pelirrojo se había comportado cortarte con todo el mundo- amor. ¿Hay algo que debas decirme?

No sabía por qué, pero cada que la azabache estaba frente a él, era incapaz de decir algo. Abrió la boca para ver que salía de ella.

Nada.

Bajo la mirada por decepción a él mismo, ¿acaso se le podía llamar hombre? No podía ni reclamar nada. No, no iba a reclamar. Si lo hacía era aceptar que Katsuki era su hermano y eso nunca lo haría.

Prestando atención a lo que sus ojos veían, notó un dije peculiar en el cuello de la mujer, parecia... ¡La llave!

- Ei, yo sé que tu madre y yo aceptamos lo de la cena con los Bakugo, pero no creo que sea una buena idea- eso lo obligó a mirarla de nuevo- lo de Dai Monoma es importante, lo sé. Sin embargo, será mejor encargarnos nosotros.

- ¿Por qué? - su pregunta salió más agresiva de lo esperado. La mayor se sorprendió del tono y aun así continuó. - ¿hay algo por lo que no quieras ver al hijo de Masaru?

Mierda. Mierda. Mierda. Eijiro cierra la boca.

La cara de Azumi estaba congelada tras las palabras del teñido.

- Tú lo dijiste: es importante. - era como si sus labios se movieran solos- él no dejara que nada ocurra. Nada se saldrá de control, si es lo que te preocupa.

- ¿él? ¿te refieres al Bakugo Katsuki?

Mierda.

- Da lo mismo de quien hablo. Si no existe una excusa mínimamente razonable para cancelar la cena, entonces se llevará a cabo.

La puerta se volvió a abrir dejando ver a una pelirroja con el ceño fruncido y a su mejor amigo al fondo con la respiración cortada, como si hubiese corrido.

- ¿Que son todos estos gritos? - cuestionó enojada Kyoko.

¿en que momento comenzó a gritar?

Sero parecía asustado, Kyoko furiosa y Azumi dolida, con sus hermosos ojos negros abiertos de la impresión. No podía verla, no podía ver a nadie.

Salió rápido de la recamara ignorado el llamado de su mamá y de hanta, corrió un pasillo para llegar a su cuarto y cerró con seguro, recargando su espalda en la puerta, sintió el ataque de ansiedad en sus pulmones, la manera en la que debía concentrarse para respirar o sino dejaría de hacerlo.

Cerro los ojos, debía concentrase en otra cosa que no fuera el presente, en algún lugar, concentrarse en una memoria, un recuerdo... uno feliz de preferencia...

Había pasado ya varios días en aquella casa, al principio: ir no fue cien por ciento por voluntad propia, pero allí estaba, con el cuerpo cubierto de cálidas mantas anaranjadas, estaba dormitando cuando sintió unos dedos enredarse en su cabello y jugar con este, sabía quién era el propietario de la caricia, no había nadie más ahí que ellos dos, "claro que era él". Tuvo la intención de abrir los ojos, sin embargo, había estado un poco molesto gracias cierta señorita que rondaba alrededor de ambos jóvenes y justo cuando iba a levantar la mirada para demostrar que despertó, percibió la respiración del contrario acercase a tal punto que solo era cuestión de milímetros para tocar sus labios con los suyos, no paso mucho para que los roses de nariz se convirtiesen en un roce de bocas. No duro más de dos segundos dicho "beso" regalado por el chico. Eijiro abrió los ojos encontrándose con un rubio sonrojado y los ojos cerrados; no estaba dormido, estaba ¿meditando?

- Katsuki- le llamó esperando besarse como era debido, en cambio:

- ¡¿Has estado despierto todo este tiempo?! - le gritó con la cara ruborizada, se veía enojado y sorprendido... se veía adorable.

- Yo...- quiso decirle que sí, que sintió su "beso" y sus caricias, y que ahora quería besarlo profundamente, pero no fue capaza, así que dijo la primer, y la más estúpida, excusa que se le ocurrió para no avergonzar más al joven- es que... estoy en la orilla de la cama.

...

El oxígeno ya entraba con facilidad a sus pulmones.

Si, debió besarlo esa noche

Sonrió ante el recuerdo, Katsuki tenía una cara indescriptible que le causaba gracia.

Katsuki...

Debía decirle de la cena. El cenizo tenía que hablar con su madre para discutir que harían y Eijiro debía probar que Bakugo y él no tenían parentesco alguno. Debía conseguir esa llave.

.

.

.

El ambiente era demasiado incomodo; literalmente, paso semanas esperando ver a las mujeres que amaba, sin embargo, ahora no deseaba otra cosa que salir de allí. Hablo con Jirou dos horas atrás y supo que el joven Todoroki estaba en operación y que algunos amigos lo acompañaban, entre ellos Izuku, mina y momo, lo que significaba que Bakugo estaba solo.

Estaba sentado en el comedor con sus madres. En treinta minutos saldría a la cabaña para hablar con Katsuki, así que tenía treinta minutos para robarle la llave del cofre a su Azumi e ir por la caja. Realmente esperaba hubiese algo útil ahí, de lo contrario iría hacia el cenizo con las manos vacías. Las mayores no eran conscientes de adonde iría su hijo, solo que saldría.

Azumi lo estaba mirando, él no la veía a ella, pero sentía sus ojos encima. se percató de Hanta en la entada de la cocina, el cual también lo miraba con una expresión de lastima; al notar que Kyoko iba a hablar, y probablemente a interrogarlo, se levantó de prisa en dirección a su amigo, despidiéndose de las damas lo más cortes y rápido posible.

Llegó con el pelinegro para que este le auxiliara con su plan.

- Necesito que me ayudes con algo más- dijo decidido.

- ¿Estás bien? - la pregunta lo desconcertó por un segundo, supuso que se refería a lo del asunto con Katsuki, no obstante no le había dicho a nadie así que no era eso.

- ¿Disculpa? - respondió en espera de una aplicación.

- Lo de Bakugo

Abrió os ojos, pasmado.

- ¿Cómo sabes tú de eso?

- Jirou me lo dijo.

¿Katsuki le dijo a Jirou? ¿Por qué?

El pelinegro vio el rostro desorientado de su amigo. Colocó su mano en el hombro del contrario para demostrar su apoyo.

- Va a estar bien- le sonrió, el teñido pestañó un par de veces aun desconcertado de las palabras- Jirou sabrá que hacer y Bakugo parece alguien difícil de matar.

Bien, ahora si estaba muy confundido.

- ¿De que hablas?

- De los explosivos... el segundo sujeto- la cara de Eijiro expresaba bíblicamente la falta de conocimiento del tema ¿él no lo sabía? - Bakugo es el segundo sujeto encontrado en los diagramas de Monoma.

¿Recuerdan el vacío del que hablo? ¿El sentirse caer en un hueco sin fondo?

Esa era la única forma en la que pudo clarificar su sentimiento. No espero ni un micro segundo cuando cogió a su mejor amigo de la muñeca y corrió fuera de la casa, escuchando a Kyoko llamarlo.








Yo sé que me tardé demasiado con este capítulo, pero les juro que lo borré y lo escribí más de tres veces, así que estoy feliz de haberlo terminado.

Una disculpa si ven algunas faltas ortográficas, luego las corrijo, pero enserio me urgía subir nuevo cap. :3

Espero les haya gustado. LQM, no se olviden de tomar awita... UwU

Si les interesa: a veces subo algunas partes de la historia por adelantado en mis historias de Instagram... @le_okumura.03

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