🫂🌬️ rafe cameron ★
( chapter 007 )
WARNING — Sumisión, obscenidades, sobre estimulación masculina y torceduras. 18+
RESUMEN — Esclavitud con Rafe.
AUTOR/A — thecameronchronicles en Tumblr.
—¿Tengo que preguntarte de nuevo?— Cuestionaste, un trago difícil que obligó a su manzana de Adán a levantarse con evidencia de cómo lo pusiste nervioso.
Sonreíste victoriosamente por el dominio que tenías sobre él, ya que su reputación sugeriría lo contrario. Dominante e intenso como era, era sumiso únicamente a ti, un hecho evidente en este momento cuando sus manos estaban atadas sobre su cabeza y tus manos recorrían su torso cincelado.
—¿No que?— Lo corregiste mientras se lamía los labios rápidamente antes de validar que entendía lo que se esperaba de él.
—No, mami… Te escucharé.
—¿Como un buen chico?— Bromeaste mientras él asentía, la cara vacilante de placer mientras volvías a montar su polla, el ascenso y descenso de cada embestida intencional se ralentizaba estrictamente para atormentarlo.
—Pero casi te corres... Y no dije que estaba bien.
—Lo siento mami, se siente… se siente tan bien.
—Lo sé...— Te reíste. — me haces querer correrme.
—¡Por favor! ¡Quiero hacer que te corras!
—Pero tuve que esperar TODO el día por ti, Rafe… Tuve que esperar ESTO…— Aceleraste tus movimientos lo suficiente para hacer que su rostro se torciera de placer y su espalda se arqueara ligeramente fuera de la cama debajo de él, donde tus manos lo empujaron hacia abajo.
—¿Quieres compensarme?— Él asintió, pronunciando tu título como validación adicional, cuando de repente lo apartaste de ti, haciéndolo jadear y gruñir.
—¿Quieres que me corra bebé?— El asintió.
—¿Pero cómo? Estás atado…— La travesura se iluminó detrás de tus ojos mientras los suyos se volvían ansiosos por complacer, como siempre lo estaban cuando se trataba de ti.
—Mi cara-siéntate-siéntate en mi cara, bebé-mami—. Corrigió rápidamente, retrocediendo por el momento.
—¿Sí? —Te acercaste a su pecho, sentándote sobre él con burla, pero solo pasando tus dedos entre tus pliegues.
—Chupa…— Hablaste seductoramente, llevando esos dos dígitos a sus labios mientras lo hacía con vigor, haciendo que tu sonrisa se ensanchara, antes de presionar esos dedos contra ti.
—Ay, Rafe…
—Por favor… quiero que te corras con mi lengua…
—¿Estás seguro de que puedes?
—Sé que puedo… por favor.
—Suplicas tan bonito. Pídemelo amablemente… recuerda tus modales.
—Por favor, mami, quiero que te corras en mi lengua, en mi cara... solo quiero que te corras— Asentiste.
—Está bien bebé...— Te colocaste sobre su rostro, las mejillas al ras de tus muslos, mientras él luchaba contra sus ataduras con vigor en la desesperación por abrazarte. Pero disfrutó de su lucha porque sabía que haría que su liberación fuera mucho más dulce para ambos.
—Buen chico... ya estoy cerca...— gimió en ti mientras tus manos recorrían la longitud de su cabello, tirando de los suaves mechones húmedos por su sudor. Aceleraste el ascenso contra su lengua, profundizando tu placer mientras coreabas su nombre con placer inmediato, tus pliegos brillando en su mandíbula antes de que descendieras para besarlo.
—Gracias bebe.
—Duele…— gimió, flexionando sus caderas mientras mirabas por encima de tu hombro a la polla enojada medio lubricada por tu reciente paseo abandonado a mitad de camino.
—Sería justo si cuidara de mi buen chico— Él asintió. — Pero no puedes venirte hasta que yo diga, ¿de acuerdo, Rafe?— Estuvo de acuerdo con el esperado 'sí, mami', mientras te reemplazabas sobre su eje.
Tu cabeza se echó hacia atrás por tu propia sobre estimulación, nunca realmente satisfecha con él, ya que siempre querías más, siempre más profundo, siempre más rápido. Pero cuando habías comenzado tu ritmo, sus caderas estaban frenéticas, ofreciendo una serie de flexiones elevadas que lo llevaron a derramarse dentro de ti. Tu mano llegó a la parte inferior de su estómago mientras te miraba con puro miedo.
—Lo siento mami… tú solo… se sentía demasiado bien, tan apretado.
—Entonces entiendes que tienes que ser castigado, Rafe… ¿no?
—Por favor, lo siento…
—A mí también, Rafe… no me gusta lastimarte…— Te pusiste de rodillas, fijándolas planas con tus brazos, mientras lo tomabas en tu boca. Una serie de chupadas y caricias en su eje lo hicieron temblar debajo de ti, las lágrimas se formaron en sus mejillas mientras mirabas hacia arriba para verlo suplicarte que te detuvieras.
—No quieres escucharme, tengo que darte tu lección, Rafe… Fuiste muy malo… Así que ahora te vas a poner en exceso…— A esto, tiraste de su polla en rápidos tirones gimiendo debajo de ti.
—Lloras tan bonito por mí, bebé… Ahora sé un buen chico y acepta tu castigo por mami…— Estaba temblando completamente debajo de ti.
—Voy a correrme otra vez, ¡me duele!— Él gimió.
—Lo sé... Tómalo por mí, bebé... Hazme sentir orgullosa... haz que mamá esté tan orgullosa.
—¡Por favor! ¡Por favor dentro de ti!— suplicó mientras te calmabas.
—No estás en la posición de hacer demandas, bebé… pero como lo pediste tan amablemente y esos lindos y pequeños gemidos me mojaron tanto…— Te moviste hacia él otra vez, montándolo en esa segunda liberación y continuando.
—¡Joder, por favor! ¡Lo siento! ¡Lo siento tanto!
—Sé que lo sientes, bebé… Pero ahora mami necesita que la cuiden. ¿No crees?
—Sí, mami… Úsame.
—Buen chico…— Llevaste tus dedos de regreso a sus labios, colocándolos entre los afilados dientes, con cuidado de no marcar las yemas de tus dedos, antes de llevarlos de regreso a tu clítoris.
—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Maldita sea! — Maldijo todas las palabrotas posibles mientras un tercer orgasmo te cubría desde dentro, uno incontable tuyo lo había empapado hasta los muslos. Para esto, sería suficiente, al menos por ahora. Y, sin embargo, mientras permanecía jadeando detrás de ti mientras te arreglabas, su burla te hizo enfrentarlo. —¿Bebé?
—¿Pensaste que la sobreestimulación era tu castigo? — Apretaste la mandíbula. — No, esa fue MI recompensa. Pero ahora, te vas a sentar aquí hasta que yo regrese, cuando sea… haber sigues siendo mi buen chico…— Te moviste hacia la cabecera, desatando una de sus muñecas.
—Si mantienes tus manos quietas y me muestras cuánto lo sientes… Que todavía puedes escucharme… Entonces te cuidaré…— Te inclinaste sobre sus piernas, limpiando su polla con tu boca, ambas liberaciones con orgullo en las comisuras de la boca.
—Limpié el desastre que hiciste… Así que sabré si te vienes de nuevo… No me hagas tener que castigarte de nuevo, bebé.
—Sí mami…— Y con un suave beso en sus labios, lo dejaste con su castigo.