El arte que somos ©

By Janka_hearts

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«¿Cuánto tiempo necesitas para olvidarte por completo de una persona?» Logan Miller está convencido de que su... More

Epígrafe
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8

Capítulo 4

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By Janka_hearts

04 | Somos unos cobardes.

Jess.

—¿Estás listo ya?

—¡Espera un poco!

—¡Como no salgas en cinco minutos, me voy sin ti!

Suelto una risa. Ambos sabemos que eso no es verdad. Aunque a Oscar le encante intentar hacerme creer que va a dejarme solo, le conozco lo bastante bien como para saber que no lo hará. Eso me tranquiliza.

Me observo a mí mismo en el espejo una última vez. La imagen de un chico castaño con una sonrisa nerviosa en la cara me devuelve la mirada. Mis ojos van a otro punto del cuarto de baño: el rincón en donde guardo el maquillaje. Dudo. Siempre he pensado en ponérmelo, pero nunca lo he hecho. No sé si debería probarlo ahora.

Como necesito la opinión de alguien, acerco la oreja a la puerta.

—Oscar —digo su nombre en voz alta—, ¿crees que un poco de maquillaje me quedaría bien?

—Depende de qué tipo, pero sí. Quizá algo en la zona de los ojos.

Con un poco más de confianza, alargo la mano para coger el delineador negro y acabo aplicándolo alrededor de mis ojos. Sonrío. Lo guardo donde estaba y, tras lo que ha parecido una eternidad para Oscar, salgo del lugar.

—Delineador, ¿eh? —dice tan pronto como me ve—. Sí que te queda bien.

—¿Tú crees?

—Sí. Aunque me quedaría mejor a mí.

Le doy un golpe sin fuerza en el hombro. Él suelta una risa que en seguida me contagia. Ambos salimos del apartamento y decido mandarle un mensaje a mi novio por el camino.

Yo: Voy de camino a la residencia. ¿Nos vemos allí?

Pasa un minuto hasta que obtengo respuesta.

Alex <3: Claro.

El lugar de la fiesta es la residencia de uno de los chicos del equipo de fútbol y el motivo del mismo es la reciente victoria en uno de los partidos. No pude ir a apoyar a Alex porque estuve ocupado toda la tarde en el estudio de tatuajes; ese día tuve muchos clientes y apenas tiempo libre. Aunque a él parece no importarle demasiado. Dice que, mientras venga cuando pueda, no importa nada más.

—Brooke nos está esperando —digo.

—Perfecto. ¿Dónde está?

Dejo salir una risita.

—Ahí delante.

Mi amigo y yo nos encontramos frente a una chica rubia de ojos castaños y complexión grande que lleva puesto un vestido rojizo que le sienta genial. Tiene una gran sonrisa en la cara. Se acerca hacia nosotros, nos da un abrazo a cada uno y luego señala el coche posicionado detrás de ella con el dedo.

—Anda, subid —dice para acto seguido ocupar el asiento del piloto—. Dale las gracias a tu novio por habernos invitado, Jess.

Oscar y yo entramos al coche. Él decide sentarse al lado de Brooke mientras que yo tomo asiento detrás de ambos. Música, conversaciones triviales y risas son los únicos elementos que quedan durante el trayecto. Mis amigos no paran de hablar sobre los planes que tienen para esta noche y yo intervengo para contarles lo ilusionado que estoy con respecto a Alex. Decido no mencionar el hecho de que me encontré con Logan hace unos días. Mi propósito es no pensar en él durante todo el tiempo que sea posible. Además, aunque ahora no tengamos la mejor relación, conozco a Logan. Los sitios con demasiada gente no son de su estilo. Seguro que no ha venido.

Unos minutos después, mi mejor amiga aparca el coche en el sitio en el que están todos los demás, a unos metros de la entrada de la residencia. Los tres salimos del vehículo con una sonrisa.

—Joder, tío —Oscar observa alrededor—. Esto está a reventar. Hoy ligo seguro.

—No me digas que has venido solo por eso —dice Brooke.

—¡Claro que no! También he venido para pasar tiempo con vosotros. Pero eso no significa que no vaya a intentar ligar.

—Suerte con eso, Oscar —Le guiño un ojo—. Yo voy a buscar a Alex.

—Suerte con tu chico, Jess —Brooke sonríe—. No te preocupes por nosotros; yo me ocupo de que Oscar no beba demasiado. —Engancha el brazo de Oscar al suyo y empieza a caminar hacia otro lado. Él se deja llevar encantado—. Vamos a divertirnos.

Observo hacia delante con el objetivo de localizar a Alex, pero no hay rastro alguno de él en el exterior. Supongo que está dentro, con el resto de chicos. Empiezo a caminar en dirección al edificio con tranquilidad hasta que cruzo miradas con alguien que, desgraciadamente, conozco bien. Me freno en seco. Los ojos grises y la expresión de amargura son difíciles de olvidar.

Logan.

Está apoyado en la pared con un vaso en la mano derecha. Como siempre, lleva aquel gorro negro que parece que jamás va a quitarse. Y parece aburrido. Al menos, hasta que se da cuenta de mi presencia. Entonces no parece aburrido, sino cabreado.

—No me jodas —gruñe en voz baja.

—¿Qué estás haciendo tú aquí? —Es lo único que se me ocurre preguntar.

—Me he colado —responde, tan tranquilo—. No debería extrañarte.

Miro alrededor para comprobar si hay alguien que pueda darme una excusa para alejarme de Logan, pero nadie conocido pasa cerca de nosotros. La única opción que me queda es irme sin más y buscar a Alex.

—Mira, me da igual. He venido para ver a mi novio, no para hablar contigo.

—Tu novio —repite con sorna—. Qué gracioso. A mí nunca llegaste a llamarme así.

No. No acaba de decir eso, ¿verdad?

Mi cuerpo se detiene en seco. Un escalofrío me recorre la espalda. Trato de evadir los recuerdos, pero soy incapaz. Hay demasiados y lo peor es que aparecen todos a la vez, justo cuando menos los necesito. Las palabras de Logan se me clavan en el pecho. Es como si el tiempo se detuviese.

—Eres un cobarde —escupo—. La culpa no fue solo mía, y tú lo sabes muy bien.

—Los dos somos unos cobardes, Jess.

Y de repente siento que ya no puedo seguir escúchandole. No caigo en la cuenta de ello hasta que me veo a mí mismo cambiando el rumbo hacia la entrada de la residencia. Por suerte, Logan no me sigue. Aunque tampoco veo a Brooke ni a Oscar. Solo hay un montón de personas que no conozco. Los miembros del equipo de fútbol también están allí, los cuales son fáciles de reconocer por las camisetas con sus números que llevan puestas. Busco a mi novio con la mirada y, al no encontrarle, me adentro aún más en el interior hasta que me cruzo con uno de los chicos.

—Perdona —llamo su atención—, ¿has visto a Alex?

—¿Flint? —menciona su apellido—. Ah, sí. Está en el salón.

—Gracias.

Hago caso a la indicación del chico. Sigo el camino recto hasta al salón y mis pupilas se iluminan cuando por fin logro ver a mi novio. Está hablando con el resto de chicos. No parece darse cuenta de que estoy allí hasta que pasan un par de segundos.

—¡Jess, ahí estás! —exclama, emocionado—. ¡Ven aquí!

Sonrío. Me acerco hacia él. Alex me toma de la mano y tira de mí para que me coloque a su lado. Y de repente siento que todas las miradas están puestas sobre nosotros dos.

—Vaya —dice uno—. ¿Este es el chico del que nos hablas tanto?

—Así es —contesta Alex de forma orgullosa—. Jess es un gran amigo mío.

Espera, ¿qué?

Vale. Conozco a Alex. Seguro que este es el momento en el que empieza a reírse y luego decide decir la verdad sobre nuestra relación: que estamos saliendo y que somos novios desde hace meses. Espero pacientemente a que ocurra. Pero empiezo a notar un nudo en la garganta cuando me doy cuenta de que no pasa, ni tiene pinta de que vaya a ocurrir. Observo al chico. Nada. No hay ningún gesto que me ayude a comprender qué ha sido eso.

«Amigo». La palabra se me clava en el pecho.

—¿... a que sí, Jess? —Oigo la voz de Alex de nuevo, pero no sé qué está diciendo. He dejado de escucharle desde que ha mencionado la dichosa palabra—. Jess, ¿sigues ahí?

—Yo... —Ni siquiera sé que contestar. Doy un paso hacia atrás. Busco una excusa rápida—. Tengo que irme. No me encuentro bien.

Y así, sin ninguna opción más, echo a correr hacia la salida. Creo que Alex no me sigue. Mejor. No quiero hablar con él. De hecho, ahora no quiero hablar con nadie. ¿Por qué me siento así? Hace un momento estaba bien. No lo entiendo. De repente tengo un nudo en la garganta. Y lo odio.

No es hasta un minuto después que encuentro a Brooke con la mirada. Está bailando con una gran sonrisa en la cara delante de un chico de apariencia amable. Busco a Oscar, a ver si hay rastro alguno de él cerca de la chica, pero no lo encuentro. Al final decido acercarme hacia mi amiga. Le pongo una mano en el hombro.

—¡Jess! —exclama, divertida. Pero en seguida cae en la cuenta de que algo no va bien, por lo que se aleja del chico y me observa con preocupación—. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

—Quiero irme de aquí.

—Vale —Asiente con la cabeza—. Oscar debe estar por aquí cerca. Vamos.

A Oscar lo encontramos un par de minutos después, hablando con un par de chicas mientras sostiene una copa entre los dedos. En principio solo nos mira y sonríe, pero en cuanto cae en la cuenta de que ninguno de los dos le devolvemos el gesto, le dice algo inaudible a sus acompañantes y se acerca hacia nosotros.

—¿Quién ha sido el capullo que le ha amargado la noche a mis mejores amigos? —pregunta con la voz seria. Al notar que no le contesto, dirige sus palabras hacia Brooke—. ¿Qué le ha pasado?

—No lo sé. Solo ha dicho que quiere irse de aquí.

—Vosotros podéis quedaros si queréis —Por fin vuelvo a encontrar mi propia voz—. Puedo volver solo. No me importa.

—De eso nada —rebate él—. Si tú te vas, yo también.

—Y si vosotros os vais, ¿quién soy yo para quedarme? —añade Brooke—. Venga, al coche.

Apenas hablo en todo el trayecto de vuelta. A pesar de que mis amigos se preocupan, deciden darme mi espacio. No me fuerzan a hablar del tema porque en realidad no quiero hacerlo. Lo único que quiero es volver a casa y olvidarme de todo. De Alex, de Logan, de la estúpida fiesta y de lo idiota que me he sentido.

Salgo del coche cuando estamos frente al apartamento. Me despido de mis amigos sin muchos ánimos y me adentro en el lugar sin decir nada. Espero que Alex no esté. No quiero afrontar una conversación incómoda ahora mismo. Pero la suerte no está de mi lado. Oigo el sonido de las llaves. Unos segundos más tarde veo a Alex frente a mí.

—Hola, cielo —Se inclina hacia mí para intentar darme un beso en la mejilla. Pero me aparto—. ¿Jess?

No sé si me duele más el hecho en sí o que aparente que no ha pasado nada entre nosotros. Lo veo tan feliz que me siento mal por comportarme de forma tan cortante con él. Estoy dispuesto a explicárselo, pero las palabras se atascan en mi garganta y son incapaces de salir. Me siento tremendamente culpable por pensar siquiera en empezar lo que podría ser el motivo de una discusión. 

—Lo siento. Estoy cansado. Voy a dormir, ¿vale?

—No pasa nada. ¿Quieres que te prepare la cena?

—No tengo hambre —Fuerzo una sonrisa—. No te preocupes, Alex.

Camino hacia la habitación. Me meto en la cama y trato de olvidar lo sucedido. No sé por qué me cuesta tanto decirle la verdad a Alex. Es mi novio. Debería saber si algo de lo que ha hecho me ha dolido. Se supone que me conoce. Pero también se supone que yo debería poder encontrar las palabras para contárselo. Joder.

Al final va a resultar que Logan tenía razón.

Él no es el único cobarde. Yo también lo soy.

Estaba claro que Logan y Jess iban a encontrarse, ¿no?

Hablando de Jess, quiero darle un abrazo :(

Estoy segura de que vuestra opinión de Alex al inicio y ahora no es la misma.

¿Qué opináis de Brooke y de Oscar?

¡Os leo!

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