𝐒𝐎𝐅𝐈𝐀, 𝖺𝗅𝗂𝖼𝖾 𝖼𝗎𝗅...

By dulcesdieciseis

5.9K 577 263

𓂃𝆹 ✿𝆬 🍭 𝐒𝐎𝐅𝐈𝐀 ! ୧⩩ ʚ ♡⃛ ɞ ༉ ‧ ₊ ˚ ✧ en dónde 𝘀𝗼𝗳𝗶𝗮 tiene ... More

𝐏𝐑𝐄𝐅𝐀𝐂𝐄
𝟬𝟬𝟭 forks
𝟬𝟬𝟮 bienvenida al grupo
𝟬𝟬𝟯 los cullen
𝟬𝟬𝟱 chica cárdigan
𝟬𝟬𝟲 sentirse atraída
𝟬𝟬𝟳 la ausencia de edward
𝟬𝟬𝟴 accidente
𝟬𝟬𝟵 paranoia
𝟬𝟭𝟬 la push
𝟬𝟭𝟭 almas destinadas
𝟬𝟭𝟮 saberlo todo

𝟬𝟬𝟰 esa chica pixie

499 47 9
By dulcesdieciseis

⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀

埃勒  𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎 !    𔒌    𓈃    ♥︎.

  %     ۫      ׅ     🥄. 金智秀     ۫     ׅ   ✧  𓈒

⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
Pasé toda la tarde charlando con mamá y Bianca acerca de cómo nos fue en nuestro primer día de clases, la matriarca aplaudía y escuchaba atentamente con una gran sonrisa de emoción plasmada en su cara. Al parecer, feliz de que nos pudiéramos integrar fácilmente. Bianca contó que se había hecho amiga de un niño dos años menor que ella, llevaba por nombre Brady Fuller y según todo lo que nos había contado en su relato de cómo fue su primer día lo describió como un niño sumamente amable y que fue muy simpático con ella a pesar de estar en otro grado. Prometió sentarse con ella en los recesos y enseñarle cada rincón de la escuela al día siguiente.

Mientras que por mi parte yo le resumí la mayoría de cosas que hice diciendo que pude integrarme con facilidad al grupo de amigos de Tobías y que conocí a un grupo de hermanos que tenían una belleza cautivadora.

Hablando de Tobías, llegó a la hora de la cena junto a Julián alegando que ya había salido de su horario. Los adultos preparaban la comida, Bianca veía televisión y yo me fui a mi cuarto para charlar con el peli castaño.

Me encargué de contarle absolutamente todo lo que ocurrió a la hora de Literatura, hasta cuándo se acabó el horario escolar y tuvimos que irnos a casa. Él escuchaba atentamente sin decir ni una sola palabra (lo cuál agradecía) porque no tenía intenciones de repetir todo dos veces, hasta que soltó una risa burlona que me hizo detener todo.

—Bien, quedaste cautivada por un Cullen. En tu primer día. Excelente —se burló pero ni siquiera me ofendí, le di un golpe en el brazo a lo que él se quejó molesto.

—Haz silencio, no quedé “cautivada” —exclamé haciendo comillas con mis dedos—, sólo me pareció que tienen algo. Algo que los hace ver tan irreales —dramaticé.

—¡Ya lo sé! Cuando llegaron de nuevos yo también creí que eran como unos Dioses o algo así, al principio quedé flechado con Rosalie hasta que descubrí que salía con ese gigante de Emmett —contó, alcé mis cejas con curiosidad.

—¿Qué hay de esa chica pixie? —curioseé—, ¿ella y Jasper están juntos? —traté de sonar desinteresada pero ni siquiera me esforcé en ocultar mi tono de voz desesperado.

—Bueno, hasta hace no mucho los veía caminar de la mano y sentarse juntos en todas las clases —llevó una mano a su barbilla haciendo ese ridículo gesto pensativo—. ¿Por qué? ¿Te interesa el chico Hale? —miré el atisbo de picardía en sus ojos y negué rápidamente.

—No, para nada —me apresuré a negar.

—Bien.

Quedamos en silencio un par de segundos en los que Tobías se dedicó a estudiarme con su mirada achocolatada que me hacía sentir demasiado observada para mi gusto. Sentí un fastidio de pronto por estar pensando demasiado en una condenada chica que apenas conocía hace unas horas y que no sabía cómo, ni porqué, no podía sacarmela de la cabeza.

En sus ojos, que era lo que más me impresionaba. Ese tono color miel combinado con dorado apenas visible me tenía casi que hipnotizada cada vez que los recordaba viéndome intensamente y con un deje de curiosidad. Y ese corte, su vestimenta, todo de ella gritaba que parecía sacada de algún libro de cuentos o hasta de una leyenda antigua sobre hadas; a partir de ahora serían mi ser mitológico favorito. Luego ese extraño comportamiento que tuvo apenas su “hermano” (ya ni sabía qué demonios eran) se quedó viéndome fijamente y con rudeza, sentía unos escalofríos apenas lo recordé.

Sentí una mirada quemándome la mejilla, y aparté mi vista de la ventana para mirar a Tobías con hastío.

—¿Podrías parar? Me incómodas —espeté.

—¿Qué hay en esa cabecita tuya? —Inquirió viéndome más de cerca.

—No es tu problema.

Se quedó en silencio un par de segundos, viéndome con indignación—. ¿Disculpa? —soltó llevándose una mano al pecho e inclinándose para atrás.

Rodé los ojos, me levanté de mi cama para irme al escritorio y usar mi laptop tal vez para navegar en lo que vendría siendo las famosas redes sociales. Ignorando la presencia de mi queridísimo amigo del alma.

—Piensas en esa chica pixie —habló y detuve mis acciones en seco.

—Me interesa —limité a decir.

Temiendo su reacción, ni siquiera lo volteé a ver porque enseguida dirigí mis curiosos ojos a la computadora que tenía frente a mí. Lo oí suspirar.

—¿Sigues pensando en eso? —cuestionó apenas vió mi temerosa reacción ante mis palabras, me quedé en silencio una vez más—, creí que lo habíamos superado —escuché sus ligeritos pasos acercarse hacía donde estaba, apoyó sus manos contra ambos lados del escritorio dejándome acorralada.

—Sigo pensando en eso —afirmé.

—Déjalo ir, Sofía —se acercó más a mí dejando su cabeza y cabellera castaña entre mis hombros, sentí su cabello hacerme cosquillas en la mejilla. La diferencia de altura ni siquiera era mucha por lo que siempre se le hizo más fácil tener esas acciones conmigo.

—No puedo... —murmuré inquieta.

Ella ya no vale la pena —me recordó pero yo simplemente no quería aceptarlo, estaba aferrada. No podía.

—No digas cómo si no lo supiera —rebatí a la defensiva, la silla era giratoria por lo que con una mano me hizo voltear a verle y la devolvió a su estado inicial: a un costado del escritorio de madera.

—Sé que lo sabes y sé que aún te duele —pude ver la clara molestia reflejada en sus ojos—, pero ya pasó mucho tiempo. Es hora de que lo dejemos ir —insistió.

—T-tú no lo entiendes, Tobías —el insoportable nudo en mi garganta se hizo presente, dificultando mi habla. Él me miró impaciente, pero comprensivo.

—Sólo quiero lo mejor para ti y lo sabes. Odio ver cómo sigues sufriendo por su culpa —enfatizó, claramente enojado. Al notar que yo claramente no quería seguir conversando sobre ello dejó escapar un sonoro suspiro cansado, luego me regaló un beso en la mejilla. Muy delicado. Esa era su forma de darme a entender que de alguna u otra forma él me entendía. Y trataba de ayudarme.

Pero tiene razón, es hora de dejarlo ir. Sólo que siempre se me hará difícil.

ʾ  ໑ ˖ ࣪ ◌ 🍃 ✼ ⭒۟ ୧ ⁺ 𖧷

Aproximadamente habían pasado tres días desde mi llegada a Forks y sinceramente no podría sentirme más cómoda comparado a cómo me sentía en Florida. El asqueroso sentimiento de no encajar y sentir que fuera a dónde fuera iban a haber personas revoloteando cómo moscas a un pedazo de carne podrida tratando de recordarte que eras miserable y que nunca ibas a escapar de las aclamadas burlas. Odiaba el calor, odiaba esas horribles vacaciones a las que nos veíamos obligadas a ir en California que siempre me resultaban de lo más irritante. Odiaba saber que, respiraba el mismo aire que mi padre y mi familia paterna.

Por eso amaba estar aquí, lejos de todos. Era cómo si hubiéramos cambiado de identidad y por fin podríamos tener la tan aclamada vida tranquila que tanto deseamos en los últimos ocho años.

Pero algo estaba ocurriendo, algo raro.

Los últimos tres días habían sido raramente soleados, despejados y con el bonito cielo azul brillando intensamente sin siquiera una sola nube. El sol te quemaba de una forma sorprendente pero seguía sin hacer calor.

A todas estas, no había visto a los Cullen asistir a clases...

El segundo día me encontraba buscándolos con la mirada para confirmar que no habían sido una alucinación mía y que la chica hada en realidad existía y no era parte de mi imaginación. Jessica notó eso tan rápido cómo llegó, y soltó unas raras palabras:

—¿Buscando a los Cullen? No vienen los días soleados —soltó tranquilamente mientras apreciaba cómo el sol pegaba en su piel haciéndola brillar por su tono casi lechoso.

—¿Eh? ¿Por qué no? —no pude ocultar mi tono curioso, ella volteó a verme y luego Angela también.

—El doctor Cullen se los lleva de camping o algo así —respondió la chica de lentes para previamente tomarle una foto al cielo desde su sitio.

—Ja, sí. Intenté hacer eso con mis padres, cabe destacar que no funcionó. Ni de cerca —el tono jocoso de Jessica no se hizo esperar.

Así que, apenas amaneció ese jueves y ví que todavía el sol seguía brillando con esa intensidad tan característica suya perdí toda esperanza de volver a tener un acercamiento con Alice, me sentía sumamente aburrida. Cómo si no hubiera una buena razón para ir a el maldito instituto si ella no iba a estar.

Pero luego llegó el viernes y no pude ocultar mi emoción junto con la ansiedad cuando no entró el tan conocido resplandor por las cortinas de mi ventana. Me levanté casi cómo un rayo directamente a apartar la tela para mirar el cielo que, ésta vez, tenía el color que caracterizaba al pueblo de Forks: grisáceo y cubierto de unas densas nubes que se movían si las veías detenidamente. El frío calándome los huesos apenas subí el cristal, sintiendo la brisa que había extrañado los últimos -ya cuatro- días.

Por lo que no duré mucho vistiéndome, elegí unos jeans holgados, una camisa muy linda con mangas desordenadas y pequeñas decoraciones florales, y unos tenis blancos. Todo sencillo. Junto con mi indispensable cárdigan que me abrigaba del frío.

Desayuné casi que corriendo porque no ocultaba la intensa ansiedad que sentía para irme rápidamente al instituto y poder analizar el perímetro a ver si ellos iban a asistir hoy o no. Bianca se veía más contenta que los últimos días, sospechamos que era por su nuevo amigo de piel trigueña Brady. Tobías hizo sonar el claxon afuera de la casa y que empiece el día.

Mamá vió raro mi repentino entusiasmo por asistir puesto que los últimos días siempre iba con esa cara de aburrimiento y volvía sin nada bueno qué contar, ella sospechó que era por mi odio hacía el calor. En parte era cierto.

El viaje fue sumamente veloz a la primaria de Bianca en dónde pudimos conocer por primera vez desde lejos al niño del que tanto pasaba horas hablándonos desde que llegamos. Este la esperaba sonriente en la entrada e hizo un exagerado saludo apenas la vió salir del automóvil. Tobi y yo sonreímos enternecido porque era súper tierno, superaba los límites de ternura.

Apenas llegamos al insti... Fue como si mis sentidos se activaran. Porque más adelante de dónde nos habíamos estacionado estaban ellos ahí, parados de forma imponente y elegante cómo si todos en su vida pasada fueran de la realeza o unos soldados del antaño. Me encantó, de pronto, la sensación en mi pecho al verla charlar sonriente con Jasper y Edward.

Tobías bajó del auto y se acercó a mí.

—¿La extrañaste, no es así? —molestó y yo lo empujé con fastidio.

—Basta —chisté enojada. Y cómo si la hubieran llamado, Alice examinó el lugar rápidamente hasta que nuestros ojos coincidieron haciéndome sonrojar.

—¡Tan linda! Mira esas bonitas mejillas tuyas, eres tan tierna —las apretó burlonamente y me aparté con hastío. No sé cómo, pero vi la sonrisa de Alice flaquear al vernos de lejos. Y casi en automático todos ellos voltearon a vernos, intercalando miradas entre Tobías, Alice y yo.

Dejé al castaño atrás aunque podía seguir oyendo sus quejas mientras me seguía de cerca, manteniendo mi tímida mirada en ella. Y cuando pasé cerca suyo pensé que me ignoraría pero hizo algo que me dejó dislocada.

—¡Sofía! —llamó una vez que estuvimos caminando frente a ellos, Tobías a mi lado me vió incrédulo y los chicos que estaban ya considerablemente junto a nosotros también me vieron casi sorprendidos. Sobretodo Jessica.

Me acerqué a pasito cauteloso y tratando de ignorar las miradas de mi nuevo grupo de amigos perforándome la nuca. Una vez cerca, ella se inclinó a darme un cariñoso abrazo.

Sentí mis piernitas de palo temblar.

—¿Por qué no habías venido? —fue lo primero que salió de mi bocota indiscreta. Vi a la rubia, Rosalie, mirarme fijamente.

—Los días soleados nos vamos a acampar, actividades en familia —se limitó a explicar, su sonrisa cayendo apenas pregunté eso y me arrepentí al instante—. ¿Por qué? ¿Me extrañaste? —jugueteó dándome un empujoncito.

—P-pues sí, somos compañeras de mesa. Fue horrible sentarme todos estos tres días con Jessica —me excusé, su mirada volviéndose inexpresiva cuando mencioné a la castaña que se la pasaba cerca mío siempre.

—Esa chica puede ser insoportable cuándo quiere —oí al grandulón dirigirse a mí con una sonrisa socarrona plantada en su perfecta cara—, mi hermana no nos presentó, soy Emmett —se acercó a darme un golpecito en mi hombro de manera amistosa y sonreí emocionada porque tal vez podría hacerme amiga de todo estos Dioses de mitología griega.

Vaya que eran hermosos, creo que me cautivan con su belleza siempre que los veo. Pensé.

De pronto Edward dejó escapar una risita divertida y yo me pregunté internamente qué le era tan gracioso. Lo miré desconfiada.

—Un gusto, Emmett —hablé amable.

—El idiota que se ríe solo es Edward, no le prestes atención. A veces tiende a ser bastante emo —se burló haciendo que la risa de Ed cesara para verlo con el ceño fulminante.

—Vete al infierno —escupió odiosamente. Yo reí divertida, porque sí, parecía ser el más emo de los cinco.

—Ya ves, así son estos dos. Todo el tiempo buscando la manera de molestarse el uno al otro —el tono de voz cantarino de Alice volvió a mis oídos y yo sentí que estaba siendo bendecida—, a Jazz ya lo conoces. Ella es Rosalie, mi hermana —presentó a la rubia que no hizo más que sólo verme sin ninguna expresión en su rostro de muñeca. Tragué saliva intimidada porque esa chica era demasiado preciosa.

—Un placer —hablé mirándola y esbozando una sonrisa tímida. Ella sólo sonrió de lado, para extender su preciosa mano con sus uñas pintadas de rojo mate.

—El placer es mío —estreché su mano extendida, sintiendo el frío tacto bajo mis dedos. Su voz era casi igual a la de Alice sólo que tenía un tono más demandante, más serio. Al contrario de la chica pixie, que era más animado y que parecía que estuviera cantando sus palabras.

Y sus hermanos, cabe destacar, se sorprendieron al verla ser amable.

—¿Y? ¿Compartimos alguna clase hoy? —Alice preguntó dulcemente mientras me veía con sus ojos color miel, yo asentí pesadamente. Sintiendo las familares mariposas en mi asqueroso estómago.

—¡Yo comparto contigo! —señaló Emmett de la nada, lo miré curiosa— ¡matemáticas! veamos si ese cerebrito tuyo trabaja bien con los números —sonrió arrogante y yo alcé una de mis no tan pobladas cejas.

—¿Acaso insinúas que soy una bruta? —cuestioné ofendida.

—Yo no lo dije, lo hiciste tú —se defendió y escuché la risa de Jasper por primera vez, ya no tenía esa expresión de dolor en su rostro sureño.

—Tú tampoco eres tan bueno con los números que digamos —defendió Jasper con tono jocoso haciendo que a Rosalie se le escapara una sonrisa burlesca, que Edward viera el panorama con diversión y haciendo que Emmett frunciera el ceño ofendido.

—Oh, bueno, lo siento señor sabelotodo. Tal vez no todos en este planeta seremos bendecidos con tu cerebro de nerd adicto a las poesías —rebatió pareciendo furioso con el comentario de Jasper pero él ni se inmutó, Edward volvió a reír.

—Saber de poesía no es ser nerd, es tener algo de cultura. Cosa que a tí te falta —habló con esa postura que parecía un soldado de los antiguos, de aquellos que iban en caballos y usaban espadas o armas cargadas con balines.

—No te ofendas, Em. Yo tampoco soy buena con matemáticas —traté de animar, el grandote me vió complacido y sentí la pequeña mano de Alice tomar mi muñeca.

—Debemos irnos, las clases van a empezar y tenemos Literatura juntas ¿recuerdas? —y sin siquiera darme tiempo a despedirme de sus hermanos, me arrastró entre la multitud de estudiantes que empezaban a aglomerarse a medida que iban llegando. Su fría mano dejó de sujetar mi muñeca para envolverse con mis dedos.

No entendía cómo, pero su tacto era helado. Casi como si estuviera muerta, como si no tuviera sangre corriendo por sus venas. Pensé que sería por el clima ya que hasta el propio Tobías solía tener a veces el tacto frío haciéndome temblar cuando me regalaba un abrazo. Traté de no pensarlo mucho, pero había algo en Alice y sus hermanos que gritaba “secreto”.

Llegamos al salón y nos dirigimos a nuestra mesa, que estaba junto a la ventana. Me senté primero esperando a que la pelicorto me siguiera las acciones, mirando el clima por el grueso vidrio transparente que se veía algo empañado por el frío del día. Sentí a Alice tomarme del codo, lo que hizo sobresaltar.

—¿Me darías tu número de teléfono?

⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀
  ⠀⠀ ⠀  ⠀⠀ ⠀

CAPÍTULO DEDICADO A p0tatOdirection

dios mío la re contra adoro<3

Continue Reading

You'll Also Like

1M 35.6K 62
𝐒𝐓𝐀𝐑𝐆𝐈𝐑𝐋 ──── ❝i just wanna see you shine, 'cause i know you are a stargirl!❞ 𝐈𝐍 𝐖𝐇𝐈𝐂𝐇 jude bellingham finally manages to shoot...
20K 2K 19
هفت نفر که توسط فردی به اسم "جوکر" انتخاب شدن. کسی حق دخالت توی زندگی شخصی هم بازیش رو نداره ... اولین قانون اصلی این بازی: قتل احساساته! و دومین قا...
6.4K 262 9
[Rewritten Version of Her Highness] A child of the Heart she was, intelligent and observant. A child of the Sea she was, friendly and kind. "One way...
290K 7.3K 13
"I am Thor. And who might you be, fair maiden?" "Oh, don't bother flirting with me. You'll be dead tomorrow." thor:ragnarok thor odinson x oc part...