GATO: Deséalo y perderás [+18...

Por thebabypes

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Una joven oficial de policía deberá entrar al mundo del boxeo clandestino en los suburbios lugares de Londres... Más

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T R E I N T A Y S I E T E | J U I C I O
EPÍLOGO
E X T R A

T R E I N T A Y S E I S | S O L O 1 0 M I N U T O S

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Por thebabypes




«Si tan siquiera pudiera verla 10 minutos...»

Rhys.

RHYS

No paraba de recibir imágenes de lo sucedido horas antes, aquella noche tan horrorosa que habíamos pasado todos.

Solo podía pensar en ella, en su cuerpo entre mis brazos y en como sus ojos se cerraban frente a mí. Aquella horrible imagen de como estaba perdiendo a la mujer que había estado conmigo todos estos meses y a la que deseaba tener un final diferente a su lado.

No podía creerme que mi propia madre, la que creía muerta, estuviese detrás de todo esto y que, encima, hubiese fingido su muerte para destruirme aún más de lo que ya estaba aquel día. Pero lo peor vino cuando trató de matarme, pero Felina se puso delante de mí recibiendo el disparo.

Aquello me tenía enfadado, lejos de que quisiera salvarme la vida... No merecía ser salvado por nadie, menos por la mujer de mi vida, la cual deseaba estar en su lugar en ese momento y ser yo quien luchase por la vida. Pero no fue así y era Alisa quien estaba en el hospital, luchando por sobrevivir y yo sentado en la sala de interrogatorios, desesperado por verla y sin siquiera poder marcharme sin que los policías me encarcelaran.

Me preocupaba tanto por el bienestar de ella desde que la conocí y solo pensaba en ella en todas esas horas que llevaba sentado en esa maldita silla incómoda. Y me arrepentía en ese momento por no haber aprovechado más las horas con ella... Y lo que daría por volver atrás en el tiempo.

Escuchaba la voz de Cronos de fondo, haciendo eco en aquella pequeña sala, pero estaba tan distraído, tan preocupado por Alisa, que mi mente solo tenía hueco para ella. Y eso era difícil en mí. Me habían enseñado tanto a no pensar en otras personas, que ella, desde que llegó a mi vida, había cambiado muchas cosas en mí sin que se diese cuenta.

Esposado hacia un aparato que había sobre la mesa de hierro, aquel lugar parecía mi propio purgatorio personal y estaba bien, me lo merecía, pero merecía mucho más, como pudrirme en la cárcel y recibir palizas por todo el daño que había hecho... Pero esa madrugada necesitaba salir de ahí y verla. Si tan solo supiera como estaba... Lo que daría por ello.

—Gato —dijo Cronos para llamar mi atención.

Levanté la mirada para ver el rostro de Cronos, y supe que no lo llevaba para nada bien tampoco. Y no quería ni saber lo que debía sentir él en esos momentos, porque él lo debía de estar pasando peor que yo, y ahí estaba, sentado frente a mí trabajando a pesar de lo que había perdido aquella noche en aquella cacería de la mafia.

Le susurre;

—Tengo que verla.

Cronos apretó su mandíbula y negó con la cabeza.

—No puedo hacerlo, Gato.

—Al menos dime como está.

Cronos carraspeó, tratando de mantener su seriedad, pero sus pensamientos debían de estar rondando en otro lado y lo entendía.

—Sigue en quirófano.

Miré hacia otro lado, perdido completamente.

Ahí hubo mucho silencio, sin que nadie dijese nada, hasta que, al rato, decidí hablar;

—Confesaré todo lo que sé. Todo para que esos hombres que se creen con derecho a todo como Magnus, se pudran en la puta cárcel —dije con rabia—. Pero con 2 condiciones... —En ese instante miré a Cronos con un rostro de pocos amigos.

Cronos asintió.

—Te escucho.

No me anduve con rodeos.

—El bienestar de ella.

Cronos no tardó en responder;

—Eso no tienes ni que pedírmelo.

—Y verla en el hospital cuando salga de quirófano —continué, apretando los puños con fuerza sobre la mesa.

Cronos silenció un buen rato, poniéndome de los nervios al ver que no me decía nada y, cuando lo vi levantarse de la silla y salir de la sala, me enfadé como nunca. Aguanté toda esa rabia para cuando volviese a entrar y hacer lo posible para darle un buen puñetazo para cuando tuviese oportunidad.

Me quedé unas buenas horas solo, o al menos eso me pareció. Los minutos parecían días y mi pierna empezó a moverse con desesperación al ver que Cronos no volvía sin una respuesta y no tenía noticias de ella.

Necesitaba verla, saber como se encontraba... Hablar con ella y abrazarla.

Para cuando la puerta volvió a abrirse, vi a Cronos con unos papeles en su mano, el cual los colocó frente a mí sin responder a mi petición.

—He hablado con el comisario —susurró. —Acepta tu condición. Te llevaré a verla cuando confieses todo para encerrar a toda esa gente. —Al escuchar lo que me decía, mi corazón fue en aumento por escuchar esas noticias. Miré los papeles y él me dijo. —Firma estos papeles diciendo que confiesas.

Agarré el bolígrafo sin rechistar ni un segundo y lo firmé.

Confesé todo lo que ellos necesitaban, todo lo que había vivido en mi vida, desde mi primer día, lo horrible que lo pasé siendo luchador de Magnus y las horrendas cosas que me hacía hacer con él, hasta el día de hoy. Me costó horrores hablarlo, decirlo y jamás pensé que podría dolerme tanto de todo lo que había aguantado, pero fue mucho más horrible de lo que jamás creí que sería.

Al ver el rostro de desagrado de Cronos al escuchar todo, era como si recordase lo que alguien le hubiese dicho, y me imaginé que su luchador se lo había contado todo eso, pero oírlo de alguien más era igual de horroroso.

Fue ahí cuando recibió una llamada y se alejó para contestar. Estaba deseoso por saber el estado de Felina y sabía que esa llamada era para saber el estado de ella.

Mis piernas, por cada minuto que pasaban, más se movían y el sol ya empezaba a salir, con el brillo de la luz natural entrando a la sala.

Cronos me miró, algo más relajado al escuchar lo que le decía la otra persona y murmuró;

—Ya ha salido de quirófano.

🥊

Suspiré hondo al ver que el coche de Cronos aparcaba cerca del hospital en el que se encontraría Felina.

Por cada metro que me acercaba a ella, el corazón me iba mucho más fuerte, como si acabase de hacer deporte o acabar una pelea.

Cronos me abrió la puerta de los asientos traseros y me acompañó hacia la planta donde se encontraba Alisa. Y, en ese trayecto, observé como él se encontraba bastante mal por cada hora que pasaba. Ya apenas podía ocultarlo y sus ojos, cansados y rojos, demostraban le pérdida de alguien que amaba.

No me gustaba hablar de ello y más después de perder a mi mejor amigo y compañero, Serpiente.

Solo deseaba volver atrás en el tiempo y hacer lo posible porque nada de eso hubiese ocurrido. Pero la culpa no era mía, sino de aquellos que nos querían hundir la vida.

—Siento lo de Magno —susurré.

Pero él no fue capaz de decir absolutamente nada, por lo que no hablé más sabiendo lo que significaba ese silencio y continuamos el camino.

Cronos paró frente a una puerta, en el cual se encontraba un policía vigilando quien entraba y salía y, al enseñarle la placa y hablar con él, dejó que yo pudiese entrar.

Cronos me quitó las esposas, solo por un rato y dijo seriamente;

—Solo 10 minutos, Rhys —dijo mi nombre real, ya que se lo dije al confesar—. No te puedo dar más minutos, lo siento.

Asentí sabiendo que aprovecharía esos 10 minutos lo máximo que podría y abrí la puerta con las manos algo temblorosas.

Al cerrarla, caminé hacia la cama de ella y, al visualizar su cuerpo acostado sobre dicha cama, todo cambió.

Alisa estaba inconsciente, respirando con un aparato que la ayudaba y con aquella bata de hospital que le ponían. Caminé hacia esa cama y el silencio que habitaba en esa habitación, dolía.

Me senté en la silla vacía que había al lado de la cama y, sin pensármelo, tomé su pequeña mano para luego besarla con amor.

La miré, destrozado por verla de aquella manera y sabía que no me escucharía, pero iba a hablar con ella de una manera u otra.

—Estoy enfadado contigo... —susurré sin aguantar más, con el tiempo en mi contra—. Seguramente, si no hubieses entrado en mi vida, no estaría así de destrozado... —Negué con la cabeza—. Eres la persona más testaruda y perfecta que conoceré en mi vida y aquel día en la casa de mis abuelos... Joder, aquel día... Ojalá hubiesen más días así y que fueran eternos.

Silencio mientras la miraba.

Acaricié mucho más su mano, centrándome en cada dedo suyo, algo herido por lo que había sucedido la noche anterior y que le habían hecho los hombres de Magnus.

—Siempre me has estado protegiendo y yo he sido un idiota la gran mayoría de las veces... Pero soy así, así me diseñaron, Alisa. —No podía dejar de mirarla y las ganas de llorar eran evidentes en mi—. Joder... Ni siquiera han pasado más de 6 horas y ya te echo de menos.

Seguí mirándola, recordando todo lo que habíamos vivido juntos aquellos efímeros meses que nadie borraría de mi mente. Sobre todo, la primera vez que la vi... La noche que nos conocimos.

—La primera vez que te vi supe que no venías a ser mi ayudante... Pero fue mi mejor noche, sobre todo, cuando estaba a solas contigo.

Miré su mano, para luego volver a mirar su rostro y susurré;

—Te amo, regina.

Tragué saliva, deseoso de poder volver a ver sus hermosos ojos y escuchar su dulce voz. Quería seguir conociendo a esa chica por el resto de mi vida, pero sabía que era algo muy complicado.

Miré el reloj, faltaban apenas 2 minutos y todavía no había podido decirle ni una pequeña parte de todo lo que tenía acumulado en mi pecho.

Me sequé una maldita lágrima que cayó sobre mi mejilla y me quité el anillo de mi abuela que siempre llevaba en el dedo meñique. Volví a tomar su mano, para colocársela en su dedo corazón.

—Sé que volveremos a vernos. No sé si en este mundo o en el otro... Pero volveré a abrazarte.

Besé dulcemente su frente y me quedé un largo rato así con ella, hasta que Cronos hizo acto de presencia, interrumpiendo.

—Lo siento, Rhys, pero tenemos que volver a comisaría.

Tragué saliva, asintiendo.

Me levanté de la silla, costándome bastante separarme de ella y me acerqué a su oído para susurrarle;

—Siempre estaré a tu lado.

Y me marché con Cronos, volviendo a colocarme las esposas y sin mirar atrás, sin ser capaz de volver a mirarla para no derrumbarme, doliéndome a horrores separarme de ella.


***

Pensé que este sería el último capítulo antes del epílogo, pero quedaba otro, así que prepárense para lo que se viene estos días, porque quiero completarla esta semana y si no puedo, lo haré la semana que viene.

¿Que les ha parecido?

¿Soy muy cruel o este es el rumbo que se esperaban de la novela?

Las echaba mucho de menos y ha sido un mes muy complicado para mi, pero estoy de vuelta y con muchas ganas.

Nos leemos pronto.

Patri García

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