-Lo siento, en serio.
-No tiene nada por lo que disculparse, alteza. ¿Cuántas veces ya lo repetí?
Stolas miraba las pequeñas vendas en la punta de los dedos del imp y sentía cierta culpa invadirlo, quizá si debió avisar.
-Es solo... ya sabes, la emoción del momento pudo conmigo y olvidé llamar.
Ascaroth miraba las vendas en los brazos y piernas del príncipe mientras sostenía su conversación. No quería iniciar un interrogatorio innecesario, desde que Stolas llegó solo fueron disculpas suyas y preguntas de lo ocurrido en sus manos, claramente mintió acerca de ello.
-Solo deme un nombre y mataré a quien le haya hecho eso.
-No, no.
El búho soltó una risa nerviosa mientras negaba y acariciaba una de sus vendas.
-Usamos trampas de oso, yo autoricé todo.
-Entonces... ¿le gusta herirse?
-Algo así.
-No importa, solo... no olvide llamar la próxima vez. En fin, ¿ninguna herida que usted no haya querido?
-No, no. Estuve en el mundo humano, no fue mucho tiempo en realidad.
-¿Ajá?
-Sí, Blitzy estaba en un apuro, así que tuve que ayudarlo. Se veía tan lindo ahí acorralado.
-Continue.
Ascaroth miró al príncipe recostado en el sofá mientras apretaba un cojín con emoción mientras hablaba de cómo había "salvado" a su amante el día anterior. Si bien no quería escuchar cómo se la pasaba con el imp, era adorable mirar a su jefe tan contento y emocionado al parecer.
-Incluso tomamos muchas fotos.
El más bajo observaba las fotografías que Stolas le mostraba con su teléfono. En todas, el príncipe lucía contento y relajado mientras que Blitzø lucía... incómodo, desviaba la mirada y se encogía de hombros.
Miró de reojo a Stolas quien parecía emocionado por las imágenes. ¿Acaso no se daba cuenta? No, había que ser muy tonto para no hacerlo; se daba cuenta y sin embargo decidía ignorarlo, aunque no descartaba la opción de que no lo notaba.
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Los días transcurrieron con normalidad, las uñas de Ascaroth iban creciendo bien y la relación entre Stolas y Octavia era... complicada. Si bien no era terrible como en un inicio, seguía siendo algo incómodo para ellos mantener conversaciones, tampoco era como si tuviesen muchos temas para ello.
-Nos veremos el lunes, señorita.
-Claro, Ascaroth.
El imp sacudió la mano al ver como la menor se iba con su madre. Como siempre, ese fin de semana iría con ella a visitar a la familia.
Familia... ¿cuántos años llevaba sin ver a la suya? ¿seguían vivos? Honestamente, esperaba que no. Nunca se había considerado a sí mismo un mal hijo, pero no los quería, se atrevía a decir que aborrecía a su familia.
-Oficialmente no tengo nada que hacer.
-La señorita aprende rápido.
-Cierto, eso mismo digo. Pensar que ya aprendería magia de papi... Oh, si sigo pensando en ello terminaré llorando.
El imp soltó una corta risa mientras observaba a su jefe entrar de nuevo al palacio mientras agitaba un poco la mano en dirección a sus ojos para no llorar.
-¿Sabes que haremos hoy, Ascaroth?
-No. ¿Dormir?
-No, hoy transmiten un maratón de mi telenovela favorita. Y tú, mi querido imp, me acompañarás.
-Bien, ¿comerá algo?
-Cereales.
-Lo voy a preparar, espere en la sala.
-Si, sí.
Un par de horas después, ambos se encontraban en la sala mirando la tv. Incluso si no era fan de las telenovelas, Ascaroth genuinamente lo estaba disfrutando. (Aunque todo el tiempo prefería sentarse en el suelo)
-¡¿Por qué no me amas, Alejandro?!
-Te comprendo, Gabriela.
-Maldito Alejandro, hay que castrarlo y alimentarlo con su propia verga.
-¡Ascaroth!
-¿Qué? La pobre Gabriela no lo merece, ¡mire cómo le llora!
Stolas soltó una corta risa por los comentarios tan sádicos que el imp soltaba algunas veces, ver la telenovela solo era entretenido, pero Ascaroth lo había mejorado infinitamente.
La atención del príncipe terminó en el teléfono sonando, miró el remitente; "Blitzy"
Ascaroth miró de reojo como el príncipe prácticamente corría a atender la llamada, había tirado su tazón de cereal y casi se ahoga por la sorpresa.
-¿Todo bien?
Stolas asintió mientras escuchaba al otro imp hablar del otro lado de la línea.
-¿Estás... invitándome a una cita, Blitzy?
El imp miró como un enorme rubor cubría el rostro de su jefe y sus pupilas se dilataban enormemente, mierda, tan bien que la estaban pasando.
-¡Bien! Dame diez, y estaré ahí. ¡Adiós!
Ascaroth suspiró con cansancio al ver como los nervios eran los que dominaban al príncipe en ese momento.
-Iré a vestirme, saldré con Blitzy... ¡Ah! Estaré en "Ozzie's", en todo caso te llamaré.
-Sí, alteza.
-¿Y bien? ¿Crees que cause buena impresión?
Habían pasado menos de diez minutos y Stolas se encontraba muy bien arreglado, Ascaroth lo miró de arriba hacia abajo un par de veces y asintió antes de acercarse y sacudir el hombro del príncipe, si bien no había nada solo era una excusa para tocarlo.
-Está deslumbrante, si fuese pintor me encantaría hacer un retrato suyo justo ahora.
-Entonces me iré, nos veremos más tarde... o mañana ¡no sé!
El imp agitó una mano como despedida mirando como el príncipe abría un portal y se marchaba.
-Odio el palacio si está así de vacío.
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Ascaroth se encontraba sentado al borde de uno de los tejados del palacio mientras pulía una de sus armas y tarareaba una canción, el brillo tan intenso de esos grabados en el arma reflejaban que era perfecta para matar demonios de la realeza y quizá algo más.
Si bien esperaba a Stolas, no estaba tan desesperado. Es decir, si estaba atento ya que cualquier cosa podría pasar. Pero sabía dónde estaba el príncipe.
Habían pasado varias horas y ya pasaba de la media noche, ¿tres de la mañana? Ah, sí. Eran las tres de la mañana en punto. Quitó el seguro del arma y apuntó al ver una camioneta estacionarse frente al palacio, sin embargo, colocó de nuevo el seguro y guardó el arma al ver como Stolas bajaba del auto.
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Las palabras estaban atoradas en su garganta, como si alguna mano invisible las tomara y guardara en lo más profundo de su mente. Había tanto que quería explicarle a Blitzy en ese momento. ¿Nada más que buscarlo para coger? Y una mierda, ¿acaso el imp no se daba cuenta? ¡Se estaba enamorando! mierda, quería ir en serio.
Sin embargo, no podía hablar. Y mucho menos al ver los decepcionados ojos de su amado, ¿por ello es que siempre lucía incómodo? ¿se sentía utilizado? ¿cómo habían llegado a ese punto? Unas enormes ganas de llorar inundaron al príncipe. A ese punto no pudo hacer más que mirar al cielo y retroceder un poco mientras hacía una reverencia, similar a cuando se conocieron de pequeños.
-Buenas noches, Blitzø.
-... Noches.
Stolas se sentó en las escaleras mientras escondía el rostro entre las manos, quería llorar, carajo. ¿Blitzø no lo quería? ¿No tenía ningún tipo de oportunidad con él? Era consciente de que solo lo utilizaba para obtener su grimorio, sin embargo, creyó que podría enamorarlo y terminar con algo serio, realmente quería todo con él.
-Vamos dentro, alteza.
Sus lágrimas salieron finalmente al escuchar como Ascaroth lo llamaba suavemente. ¿Los había visto? ¿Los había escuchado? Ahora no solo estaba triste, también avergonzado.
Escuchó un suspiro y casi grita del susto al sentir su cuerpo ser levantado y cargado por el imp, lo estaba cargando de regreso al palacio.
-Si no quiere entrar, entonces tengo que llevarlo. No haré preguntas, no luce muy contento.
-Gracias, Ascaroth.
El príncipe suspiró al sentir las suaves pero frías mantas tocar su nuca.
-Duerma bien, alteza.
Sin esperar respuesta alguna, el imp salió de la recámara y dejó al príncipe descansar, o más bien llorar todo lo que necesite.