Tiempo muerto

By Galleta_Maria

6.5K 363 106

Después de meses de tonteos e indirectas, María ha decidido confesarle a Chanel lo que siente por ella, pero... More

Tiempo muerto
Cruzando líneas
Comienzos
Es complicado
Hay muchos tipos de relaciones
El día que todo empezó
El día que nos equivocamos
Fluyendo

Normas no escritas

855 34 13
By Galleta_Maria

Después del viaje a Portugal, las cosas cambiaron radicalmente. Chanel y yo ya éramos uña y carne, pero después de nuestro tórrido encuentro, sentía que éramos completamente inseparables. Ya no nos escondíamos. No era necesario porque todo el grupo sabía lo que había, y aunque no tuvieran la certeza de las cosas que habían pasado entre nosotras, tampoco había que ser un lince para intuir que había pasado algo más que un par de besos.

Al volver a Madrid estuvimos varios días sin vernos. Chanel tenía que ultimar un par de cosas con RTVE y yo tenía ensayos del musical, pero hablábamos por WhatsApp más que de costumbre.

Normalmente hablábamos siempre por el grupo de los seis, cualquier excusa era buena para decirnos cuatro tonterías, pero además Chanel también me hablaba en privado, solo a mí, solo para desearme las buenas noches o mandarme algún emoticono estúpido.

Un par de noches después, ya no eran solo las buenas noches, y sus mensajes habían tomado un cariz bastante más atrevido:

-"Te echo de menos"

-"Yo también, tengo ganas de verte"

-"Ojalá estuvieras aquí"

-"En tu casa?"

-"En mi cama"


Entonces yo suspiraba y sacudía la cabeza con una sonrisa, porque aunque me asustaba, la realidad es que me encantaba que Chanel y yo tuviéramos esta nueva intimidad.

A pesar de todo, he de reconocer que en cuanto volví de Portugal y me tomé unos segundos para pensar, me eché las manos a la cabeza, derrumbada ante la nueva realidad que yo misma había creado: Chanel y yo habíamos cruzado una línea muy peligrosa.

Pero en momentos como este, solo podía pensar en ella, en sus manos, en sus labios, en su cuerpo tembloroso bajo el mío, colisionando con mi piel.

Había cruzado una línea peligrosísima, sobre todo porque Chanel tenía pareja y porque era mi amiga.

Pero estaba dispuesta a correr el riesgo.



Nos vimos unos días después para ensayar de nuevo. En esta ocasión, yo tenía además que ensayar los coros, ya que haría de apoyo a Chanel durante el directo en Eurovisión. Era algo nuevo para mí, pero estaba encantada de poder ayudar.

Había llegado antes de tiempo, y Chanel, como de costumbre, más tarde de la hora acordada. Apenas me dio tiempo a cruzar un par de palabras con Josh cuando ella cruzó la puerta de la sala de ensayo.

—¡Chicos!

Chanel gritó, tirando su bolsa de deporte y trotando hacia nosotros, aunque lo cierto es que vino solo hacia mí.

—¡Mi amor!

Me abrazó y yo me dejé hacer, encantada, cerrando los ojos al notar el olor de su perfume impregnado mis fosas nasales.

—Hola, estoy aquí. —La picó Josh.

—Eres un celoso... —Chanel rió, abrazándole a él. —¿Y el resto?

—Han ido a por un Aquarius.

Chanel asintió y se giró, volviendo a mirarme a mí. Sonrió, haciéndome un repaso visual nada disimulado.

—Qué guapa estás, ¿no?

Yo negué con la cabeza, riendo.

—Pero si nos vimos hace tres días...

—¿Solo? —Chanel sonrió también y se acercó a mí, volviendo a abrazarme. —Fíjate si te he echado de menos que pensaba que habían sido más días.

Josh hizo un sonido de desagrado.

—Por favor, buscaos un hotel.

—¿Estás celoso? —Chanel lo miró y so asentí, riendo. —Ay, sí, está celosón...

Chanel intentó acercase de nuevo a él, amenazando con estrujarlo entre sus brazos, pero Josh huyó.

—Me voy al baño, ¿vale? —Advirtió. —Intentad que esto no se convierta en una fábrica de pastelitos mientras meo, por favor.


Chanel y yo reímos, y en cuanto nos quedamos solas en la sala, nos invadió un silencio abismal. Nos miramos un poco tímidas, casi cortadas por vernos solas de repente. Solas y deseando estrujarnos la piel.

—De verdad tenía ganas de verte. —Musitó ella, dedicándome una sonrisa un poco más tímida que las anteriores.

—Yo también a ti... —Aseguré, bajando la cabeza y acariciando su brazo. No podía dejar de tocarla, necesitaba su contacto físico permanente.

—Pensaba que... —Negó, bajando la cabeza.

—¿Qué? —De repente me había acercado tanto a ella que podía sentir su respiración sobre mis labios, no sé en qué momento había ocurrido exactamente.

—Que pensaba que... —Levantó la vista, quedándose sin aliento al verme tan cerca. —Que te habrías arrepentido...

—¿Si me hubiera arrepentido estaría aquí? —Pregunté, ladeando un poco la sonrisa.

Ella suspiró, sonriendo complacida ante mis palabras. A Chanel no le gustaba ser obvia, pero aún cuando pensaba que disimulaba muy bien, seguía siendo muy obvia, al menos para mí.

—No me arrepiento de nada. —Aseguré, susurrando.

—Qué bien. —Ella hablaba en el mismo tono, casi hipnotizada por nuestras cercanía. —Porque yo tampoco...

Estábamos a punto de besarnos cuando el resto de los chicos entraron en la sala.

—¡Hombre! ¡Mi pareja favorita! —Aplaudió Pol. —¿No desfogasteis lo suficiente en Portugal?

—¡Pol! —Le reprendió Raquel.


Chanel bajó la cabeza, riendo, y tome separé un poco, aunque seguía estando lo suficientemente cerca de sus caderas como para sospechar que no éramos solo amigas.

—¿Queréis croissants? —Preguntó Exon. —También hay dónuts.

—¿Y este atraco de azúcar? —Preguntó Chanel, mirando al grupo.

Pol sacó la lengua, poniendo ojitos, y Raquel suspiró.

—Al niño, que le ha dado una bajada de azúcar.

—¿Pero estás bien Pol? —Miré al chico preocupada, y este rió.

—Claro, amor... —Rió Chanel, abrazándome. —Es una excusa para comer marranadas, no le pasa nada.

—Ah. —Dije cortada, y luego solté una carcajada. —Estoy tonta...

Raquel ladeó la cabeza, mirando cómo Chanel me abrazaba y besaba mis mejillas.

—Sí, sí que estás tonta, hija...

—A ver, que corra el aire aquí. —Pidió Exon, separándonos a Chanel y a mí. —Que hay que ensayar...

—Luego si queréis os vais tranquilitas, a vuestras cositas... —Siguió Raquel, picándonos.

—No sé de qué me hablas. —Chanel se hizo la ofendida, aguantando la risa.

—Hola chicos. —Josh volvió del baño. —Esperad... ¿huele a pastelitos?



Después del ensayo fuimos todos juntos hacia el metro. Josh dijo algo de cenar todos juntos, pero rápidamente declinaron la propuesta, todos estábamos cansados, se venían unos días duros y debíamos descansar. Reconozco que en ese momento agaché la cabeza, sentada en el asiento de al lado de la puerta de salida, y suspiré al ver a Chanel agarrada a la barra y sin levantar la vista de su teléfono móvil. Me habría encantado pasar un rato más con ella.

Saqué mi teléfono para entretenerme en el trayecto, aún me quedaban cinco paradas más para bajar.

-"Di que vas a casa de una amiga y vente conmigo"

Levanté la vista y miré a Chanel. Ni se inmutó. El mensaje llevaba ahí más de cuatro minutos. Contesté rápidamente:

-"Y dónde vamos?

Ella entonces sí que levantó la vista, dedicándome una sonrisa inmensa.

"A mi casa, a comerte a besos y a lo que me dejes"

Yo suspiré, intentando relajar mis pulsaciones. No me gustaba preguntar esto pero...

-"Estás sola en casa?"

Chanel volvió a mirarme, ladeando una sonrisa.

"Sola"

Yo volví a suspirar, debatiendo en mi interior una decisión que ya tenía tomada.

-"Ven a mi casa. Celia no está y nadie nos molestará"

Ella levantó la vista del teléfono y me miró. Cruzamos miradas y no hizo falta decir nada más, Chanel entendía a la perfección lo que ocurría. Asintió, cerrando los ojos, y metió el teléfono móvil en su bolso en cuanto la megafonía anunció mi parada.

Yo sabía lo que hacía cuando decidí probar sus labios y enredarme entre sus piernas, pero que lo supiera no quería decir que me gustara recordarlo constantemente.

No quería deshacerme en la misma cama donde ella dormía con Bastián. No quería besarla sobre su almohada, ni desnudarla en el dormitorio donde dormía con él.

Y esa fue la primera norma entre nosotras, la primera norma no escrita, pero perfectamente acatada: nunca dormiría en casa de Chanel, nunca besaría a Chanel en su casa y nunca, jamás de los jamases, me acostaría con ella en su cama.

Claro que de eso, hace tres meses.


—-


—¿Bastián? —Intento decirlo con mi mejor voz, pero las sílabas salen tan ahogadas como mi respiración.

—Sigue en Ibiza.

—Pero...

—Pero nada.

Chanel me agarra de las caderas y me empotra contra la pared. Sus ojos destilan fuego y su boca se abre para morder mis labios con ahínco. Yo me concentro en sujetarme con las palmas de las manos de la mesa que tengo en el lateral, porque mis piernas hace un rato que han comenzado a temblar.

—Chanel, yo...

—No soportaba ni un segundo más sin tocarte. —Los jadeos de Chanel me están mareando y siento que no voy a ser capaz de frenarla, pero tampoco de seguir respirando.

Chanel me besa con fuerza, con fiereza. Sus manos buscan las mías, y cuando las encuentra las hace subir por la pared para dejarlas sobre mi cabeza, y yo me siento totalmente expuesta, vulnerable, a merced de sus labios y su lengua, que ya empieza a serpentear por mi cuello, provocándome algún gemido atragantado.

—Chanel...

Lo intento otra vez, tragando saliva con dificultad y presionando un poco mis caderas contra las suyas. Definitivamente ese gesto no ha tenido el efecto que yo esperaba, y en lugar de frenar, Chanel ahora está luchando con el cierre de mi sujetador. Cojo aire con fuerza, el sujetador de Tezenis con doble cierre me ha dado una tregua.

—Chanel... —La cojo de las mejillas y hago que pare y me mire. —Dijimos que nunca lo haríamos en tu casa, y aquí estamos.

Ella baja la mirada, mordiéndose el labio, culpable.

—Lo sé. —Asegura. —Lo sé, mi amor, pero necesitaba besarte, necesitaba tocarte. —Agarra mi nuca y vuelve a besarme, haciendo que pierda el hilo de la conversación otra vez. —Y tu casa está ocupada.


Yo asiento, intentando buscar un último resquicio de cordura que me quede por algún lado. Entonces, mientras ella luce una sonrisa triunfadora porque ha conseguido deshacerse de mi sujetador, lo veo claro.

—Sofá. —Musito.

—¿Qué? —Chanel esta demasiado entretenida en marcar con sus dientes mi clavícula.

—Sofá. —Digo con dificultad. —Vamos al sofá.

Ella sonríe aún más y, agarrándome de nuevo de las caderas, me guía hasta el sofá sin separar sus labios de los míos. Su lengua se enreda con la mía y gira de una forma que hace que pierda la cabeza.

Yo tampoco pierdo el tiempo y comienzo a levantar la camiseta ancha que Chanel lleva puesta. Antes de llegar al borde del sofá ella levanta los brazos y termina de quitársela, regalándome una vista increíble de su torso desnudo.

Yo abro la boca, sin ser capaz de cerrarla del todo.

—Voy más cómoda sin sujetador. —Susurra, empujándome sobre el sofá, pecho con pecho, las dos unidas y desnudas.

Nos deshacemos en el sofá. Sus manos acarician todos mis recovecos y serpentean entre mis piernas mientras yo me dejo hacer, rendida y entregada a lo que ella quiera darme. Me derrito entre sus dedos, con sus labios y su pelo enredándose en mi pecho, y suspiro sobre su boca rogándole que no se detenga. Chanel me mira como si fuera lo único que anhela en toda su vida y me hace incorporarme y sentarme sobre ella.


Temblando ante el placer no saciado, me agarro con fuerza a sus hombros y escondo la cabeza en su cuello cuando siento que hunde sus dedos dentro de mí. Agarrada a ella me balanceo, acompañando su movimiento, y siento como el aire es cada vez más denso.

—Vamos, mi amor...

Su susurro en mi oído hace que me tiemble todo el cuerpo.

—No he parado de pensar en ti estos días... —Sigue susurrando y yo gimo sin poder evitarlo, cuando siento que mi orgasmo se aproxima. —En las ganas que tenía de hacértelo...

Cierro los ojos, ahogando un grito en su cuello, y ella nota cómo mis piernas se ponen rígidas. Sus dedos siguen moviéndose, cada vez más despacio, y yo emito un jadeo largo, un suspiro infinito, de puro gusto y alivio, cuando Chanel besa mi pelo y me estrecha entre sus brazos.

—¿Estás bien?

Chanel acaba de regalarme uno de los mejores polvos de mi vida y me pregunta si estoy bien. Me separo de su hombro y la miro. Tiene las mejillas rojas y la respiración acelerada. Sus manos se aferran a mi cuerpo con fuerza, y puedo notar bajo mis piernas que ella está mucho más excitada de lo que pensaba.


Asiento con la cabeza, acercándome a sus labios y besándola profundamente. La hago sacar su mano de entre mis piernas y, agarrando su muñeca, llevo sus dedos a mis labios, chupando sin apartar mi mirada de sus ojos.

Chanel aguanta la respiración y noto que se retuerce debajo de mi cuerpo.

—Joder.

Yo sonrío y me relamo los labios, empujándola contra el respaldo del sofá.

—Yo también tenía muchas ganas de hacértelo.


No pierdo ni un solo segundo en recorrer con mis labios su cuerpo. Mi lengua repasa los huesos de sus caderas y Chanel aprieta entre sus dedos uno de los cojines, mientras su pecho comienza a subir y bajar con dificultad.

Su piel está erizada y sus labios secos, y yo lo tomo como una invitación silenciosa a besarlos.

Después de recrearme en su pecho, mis labios van bajando por su cuerpo y me arrodillo en el suelo del salón, a los pies del sofá. Chanel levanta la cabeza, imaginándose lo que pretendo hacer, y sin pudor ninguno sonríe y abre sus piernas para mí.

En cuanto mi lengua roza su punto sensible, Chanel aprieta las piernas y me regala el primer gemido de la noche.Sujeto con mis manos sus muslos para que no se mueva y ella se desespera, impaciente porque mi toque sea más conciso.

—Por favor... —Ruega.

Yo sonrío.

—¿Por favor...?

Chanel levanta la cabeza y me mira apretando los labios. Sus caderas se mueven solas, intentando aliviar el fuego que corre entre sus piernas.

—Por favor házmelo ya. —Pide. —Tócame, cómeme, haz lo que sea...

Me hundo entre sus piernas sin pensarlo dos veces. Ver a Chanel rogando me excita, me empodera, y siento como yo misma estoy necesitando desahogarme otra vez.

Chanel levanta la pierna y la coloca en mi espalda, instándome con su talón a ir más rápido, y cuando mi lengua se hunde en su cavidad, siento que he dado con la tecla. Sus jadeos se intensifican y casi no es capaz de hablar.

—Amor, no pares, no pares, no pares... —Repite como un mantra.

Su mano agarra mi pelo, presionándome contra su centro, y mi boca se abre aún más para abarcarla entera. Los gemidos entrecortados de Chanel me provocan demasiadas cosas, y sin descuidar mi tarea entre sus piernas, llevo mi propia mano a mi humedad, hundiendo dos dedos dentro de mí.


Noto el temblor de las piernas de Chanel sobre mi cuerpo, y su gemido agudo llega a la vez que mi jadeo ahogado.

Apoyo la cabeza sobre su vientre, recuperando la respiración, y río a carcajadas al ser consciente de la locura en la que se han convertido las últimas horas.

—¿Te has vuelto a correr? —Pregunta con dificultad, levantando la cabeza y mirándome.

Yo asiento, riendo y mirándola un poco traviesa, mordiendo mi labio.

—Dame un minuto. —Pide. —Que a la tercera va la vencida.

Yo río, negando con la cabeza.

—Dicen que las segundas partes no son buenas y este ha sido muy bueno... —Le dejo caer, haciendo un gesto con mis dedos.

Ella niega con la cabeza, sonriendo, y entonces su mirada se torna diferente. Ya no hay rastro de lujuria, sino de algo bastante más profundo.

—María. —La miro. —Te amo.

Yo cierro los ojos, sonriendo, y me acerco para besarla, pero ella me frena.

—Voy a dejar a Bastián.

De repente me quedo colapsada, y la miro como si no entendiera.

—Voy a dejarle, María. —Asegura. —Quiero estar contigo, no quiero seguir mintiendo a todos.

Y entonces lo siento. Todo el amor que tengo por Chanel, todo lo que siento dentro, todo lo que llevo tres meses guardando para mí, por fin va a tener sentido. Por fin voy a poder estar con ella, voy a poder dejar de esconderme.

Me lanzo a sus brazos sin importarme nada más, así, desnudas, sudadas y excitadas, y también emocionadas, muy emocionadas.

—Y yo a ti.

Ella sonríe, mirándome de cerca.

—¿Tú qué a mí?

—Que te amo, idiota.

Hoy he roto mi primera norma no escrita, pero Chanel ha roto muchas más.


————

Siento la tardanza, la inspiración es una cosa que a veces se encuentra en el fondo del mar.

Gracias por leer :

Continue Reading

You'll Also Like

95K 11K 65
➵ CARREFOUR - au ➵ Todo es humor.
107K 13.2K 31
Itadori descubre una debilidad del rey de las maldiciones. Su esposa Natsumi Pero para eso debería entender la historia de ambos que se remonta en la...
506K 36.6K 72
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.
97.6K 9.4K 66
👁️⃤ 𝘖𝘯𝘦-𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴, 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘢𝘴, 𝘏𝘦𝘢𝘥𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯𝘴 𝘦 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 con los personajes de la serie: «🇬 🇷 🇦 🇻 🇮 🇹 �...