The Elegance Of Love « BeomHy...

By -taetiny

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TaeHyun y BeomGyu han terminado su relación, ahora solo queda curarse las heridas y seguir caminos separados... More

THE ELEGANCE OF LOVE
Prólogo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
EPÍLOGO
Especial I
Especial II
Especial III

Capítulo Cuatro

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By -taetiny

CAMINOS QUE SE CRUZAN 

Comenzaba el mes de noviembre y el otoño estaba muriendo.

Era una tarde gélida que anunciaba la pronta llegada del invierno. La crema y la nata de la sociedad se reunían en las cafeterías y restaurantes finos de Seúl. JungWon y BeomGyu entraron en un café pequeño, elegido por el menor de ambos.

El mesero los condujo hacia una pequeña terraza ubicada en el segundo piso del lugar, donde tenían una vista insuperable: a sus pies, el ir y venir de los paseantes; a su alrededor, los impresionantes edificios de muy diversos giros parecían comérselos en medio de sus anuncios llamativos, y los gritos de los dueños, invitando a los transeúntes a pasar a sus locales. Todo eso llenaba las calles de vida.

— ¿Cómo es que conoces este lugar? — preguntó curioso.

— No lo conocía, solo le oí hablar de él a JongSeong. Siempre me prometía venir conmigo a este lugar, pero solo se quedaron en palabras. Sé que es una zona muy cara, pero tenía muchas ganas de conocerlo que...

— No te preocupes, tuviste una buena elección. Es un lugar muy agradable y acogedor — le dijo, mirando los detalles rústicos del lugar, con lo cual trataban de imitar a una cabaña. — Me recuerda un lugar que conozco… — sin querer sus pensamientos viajaron a la casa de campo de TaeHyun, donde habían pasado uno de sus aniversarios.

— ¿Sucede algo? — preguntó JungWon, intrigado al ver que BeomGyu se dejaba llevar por sus pensamientos.

— No, nada — dijo  reaccionando de pronto. — Disculpa, solo me acordé de algo… de alguien…

— Bueno, pues... mientras nos traen nuestro café, te contaré mi historia con JongSeong.

— Muy bien, escucho tu historia.

Entrando al mismo café en donde se encontraban JungWon y BeomGyu, llegaban TaeHyun y JongSeong. El mesero les preguntó si querían subir al segundo piso o quedarse en el primero y JongSeong dejó que TaeHyun decidiera, pero él dudaba mucho, así que el mesero le pidió que se asomara al piso superior para que pudiera decidir. TaeHyun lo hizo, y subió curioso por las escaleras de madera.

Al llegar arriba, pudo admirar los marcos de madera que le recordaban a su casa de campo, un lugar muy querido por él. Se encontraba perdido en sus recuerdos, cuando de pronto su mirada se posó en una pareja.

Y su corazón se detuvo.

A unos metros de distancia se encontraba BeomGyu, un BeomGyu sonriente, un BeomGyu feliz, que platicaba con un chico, un chico lindo, un chico atractivo, que le hablaba alegremente al tonto de BeomGyu, que lo miraba embelesado como un idiota. TaeHyun no pudo soportarlo y bajó corriendo las escaleras.

— Vámonos de aquí, no me gusta este lugar — dijo, pasando de largo a JongSeong y se dirigió a toda prisa hacia la salida, ante la mirada de sorpresa de JongSeong y del mesero.

A JongSeong no le quedó más remedio que disculparse con el empleado y seguirlo. Una vez en la calle, caminaron dos cuadras antes de detenerse.

— ¿Qué pasa, TaeHyun? — le preguntó preocupado, viendo que él estaba a punto de llorar. — ¿Qué te ocurrió para que te pusieras así?

— Perdóname, JongSeong — le dijo, tratando de recuperar la compostura y así evitar las lágrimas. — No quise hacer un espectáculo, tú no tienes la culpa de lo que me ocurrió. Lo que pasa… es que yo vi…

— Tranquilo — le puso una mano en el hombro, tratando de tranquilizarlo. — Si no quieres hablar del asunto, lo comprendo. ¿Quieres que te lleve a tu casa?

— No, estoy bien, podemos ir a otro sitio.

— Conozco un café francés excelente a unas cuadras de aquí.

— Está bien — dijo con una tímida sonrisa. — Y perdona mi comportamiento.

— No hay nada que perdonar — le ofreció su brazo para dirigirse al café francés.

Mientras caminaban a su nuevo destino, TaeHyun se hacía mil preguntas: ¿quién era ese chico?

Él estaba seguro de que SooBin no aceptaría el cortejo de BeomGyu. No tanto por ser su mejor amigo, sino porque conocía los sentimientos de SooBin, pero… ¿Y las demás personas? "Tan rápido encontró con quien suplirme, por supuesto... Yo nunca signifique algo importante para él".

TaeHyun siguió con sus tristes pensamientos, que no se dio cuenta de que habían llegado al café francés hasta que cruzaron la puerta. El mesero los condujo hasta un rincón confortable y TaeHyun se pudo relajar y disfrutar de la charla de JongSeong.

JungWon comenzó su historia. 

— Mi madre enviudó cuando yo tenía dos años de edad, ella trabajó muy duro como lavandera para poder mantenernos — dijo, mirando de reojo a BeomGyu para ver su reacción, cosa que el joven ni se inmutó ante lo dicho por él, solo lo escuchaba atentamente. — Cuando yo contaba con diez años, conoció a un buen hombre, se enamoraron y se casaron.

BeomGyu encontraba interesante la historia de JungWon.

— Qué bonita historia. ¿Y JongSeong dónde entra? No me digas… Déjame adivinar. JongSeong es hijo del hombre con el que se casó tu madre.

— Casi aciertas — sonrió divertido. — JongSeong es hijo del hermano de Papá Park, como le decía cariñosamente a mi padrastro. Desde que tengo memoria, JongSeong y su padre siempre trataron a mi madre y a mí como si fuéramos de su familia.

De pronto JungWon se puso melancólico.

— Hasta que Papá Park murió de un ataque al corazón.

— Lo siento mucho, JungWon — le dijo con verdadero pesar.

— No hay cuidado. Desde entonces, quedamos bajo la protección del contador Park JaeBum.

Entonces BeomGyu preguntó, intrigado. — ¿Por qué el señor Park no te adoptó legalmente?

— Papá Park se lo pidió a mamá, pero ella, en un acto de justicia, quiso que yo conservara el apellido de mi padre verdadero. Igual, como dice el dicho, padre no es el que engendra, sino el que cría, y a mí no me pudo haber tocado mejor padre que papá Park.

— Entonces…

— Entonces, antes de morir, Papá Park le pidió a JongSeong y a su padre que nos cuidaran — JungWon concluyó con la historia. — Es por eso que JongSeong nos protege mucho.

— Porque te ve como a un hermano.

— Sí, así es — afirmó con un dejo de melancolía, que no pasó desapercibido por BeomGyu.

—¿Qué pasa? ¿Acaso no es así?

— Bueno, por parte de JongSeong… creo que sí. Pero por la mía me hubiera gustado… que me viera como otro ser humano y no como un cachorrito desvalido.

El comentario de JungWon llevó a BeomGyu a recordar un rostro bañado en lágrimas, que le reclamaba nunca haber sentido amor de hombre por él, y eso le caló hasta los huesos.

Se deshizo de esos pensamientos y, horas más tarde, después de haber dejado a JungWon en su casa y estar en la intimidad de su alcoba, reflexionó sobre lo vivido. Le había gustado salir con otra persona sin estar atado a ningún compromiso, conocer nuevos lugares, escuchar nuevas ideas.

JungWon tenía una charla amena e interesante, solo que… "¿Por qué me estuve acordando de TaeHyun todo el tiempo?"

JongSeong contaba su gusto por el café.

— Hace mucho que no vengo a disfrutar de una buena taza de café.

— ¿Eres un bebedor empedernido?

— La verdad es que sí… Sé que la costumbre es beber té, pero prefiero el café, aunque JungWongie me rete por beber tanto.

— ¿JungWongie? — preguntó curioso por la manera cariñosa de referirse a alguien.

— Yang JungWon, es un joven inteligente con gran sentido de la responsabilidad.

— ¿Es tu novio? — abrió los ojos como platos y se tapó la boca por ser tan indiscreto. — ¡Perdón! No debí preguntar.

— No tienes porqué disculparte, yo lo incluí en nuestra charla… Bueno, JungWon es el hijastro de mi tío.

TaeHyun miró a JongSeong, esperando a que le contara la historia de JungWon.

— Bueno… JungWon es el hijastro de mi tío. Él se casó con su madre, cuando apenas JungWon tenía dos años más o menos. Mi tío los amaba demasiado y se podía ver su felicidad cuando estaba con ellos. Aunque JungWon no fue su hijo legítimo, lo quiso y lo trató como tal. Él nunca lo dejó de lado, y desde pequeños él y yo nos llevamos bien.

TaeHyun estaba conmovido con lo que le contaba JongSeong.

— Entonces... JungWon y tú se criaron juntos, aunque él no era hijo natural de tu tío.

— Así es. Yo jamás había conocido otra historia de amor tan profunda como la de mi tío y la madre de JungWon, hasta que mi tío falleció...  — JongSeong recordó, entristecido. — Quedaron bajo el cuidado de mi padre y yo los consideró parte de la familia, aunque el apellido de JungWon siguió siendo Yang, como se llamaba su padre biológico.

TaeHyun quiso saber más.

— Entonces, JungWon y tú son muy unidos, ¿verdad?

— Sí, es verdad. No sé si mi tío presentía su pronta partida, pero, en los últimos meses antes de su muerte, no paraba de encomendarme a su esposa y a JungWon… Y yo le prometí que nunca los dejaría solos.

Escuchar la promesa que hizo JongSeong hizo que TaeHyun se estremeciera, pues le hizo acordarse de una vieja promesa.

Ambos tomaron su café tranquilamente, mientras que TaeHyun recordaba los momentos tan amenos que había pasado con JongSeong, pero siempre terminaba en la escena de BeomGyu con ese chico de la anterior cafetería.

A él le dolía el corazón, y ese dolor no terminaba, así que volvía a hacerse la misma pregunta: "¿qué pasará cuando vuelva a encontrarme con BeomGyu frente a frente? Es inevitable, tarde o temprano nuestros caminos se cruzaran otra vez. ¿Cómo voy a soportar ese encuentro? ¿Y si de su brazo se cuelga ese muchacho con el que le vi?"

Por más que trato de controlar sus lágrimas, estas brotaban de sus ojos incontenibles.

Choi BeomGyu le dolería hasta el alma infinitamente.

Ya habían pasado tres meses desde su separación con TaeHyun, y BeomGyu se preparaba para asistir nuevamente a las reuniones sociales.

Como parte de mantener un estatus social alto en los negocios, tenía que asistir con frecuencia, aunque no fueran muy de su agrado.
  
Esto era lo que se esperaba de él, al ser el segundo heredero del imperio Choi, debía asistir a todas esas reuniones para establecer unas buenas relaciones públicas.

Aunque él solo tenía un pensamiento: el posible reencuentro con TaeHyun, que seguramente también asistiría a la misma reunión. Eso tenía a BeomGyu muy inquieto, porque sabía que ese evento tarde o temprano ocurriría.
  
Había ensayado su actitud cuando lo tuviera enfrente. Él sería cordial y amable y, si TaeHyun no quería hablar con él, lo comprendería y se apartaría como el caballero que era. ¡Si! Así sería como actuaría y esa bochornosa situación pasaría pronto.

Pero, muy en el fondo, BeomGyu guardaba la esperanza de que pudieran seguir solo como amigos, aunque sabía también que eso sería más que imposible.

Choi YeRim entró al salón de baile con un garbo de muerte. Rápidamente su sensualidad se hizo notar, y pronto fue asediada por pretendientes de todos los estatus y edades.
 
Heredera de una gran fortuna. Ella era, sin duda alguna, la mejor apuesta para un matrimonio de muchos beneficios. Ella lo sabía, y sacaba el mayor provecho de ello.

— ¡JunHo querido! — llamó a un muchachito espigado. — ¿Por qué no me haces un favor y me traes una copa de champagne?

— ¿Qué tu mamá no te prohibe tomar alcohol?

— ¡Exacto! Por eso dices que es para ti, pero me lo traes a mí — le dijo, guiñandole el ojo.

— Lo que tú digas, YeRim — y él salió disparado con el encargo de tan elegante dama.

Riendo de su osadía, YeRim repasó con la mirada a cada persona que se encontraba en el salón, sin encontrar realmente algo que le interesara, pero pronto sus ojos se posaron en "un corderito", que sería el blanco de su lengua venenosa. Sabiendo que se divertiría de lo lindo, se dirigió directamente a su inocente objetivo.

— ¡TaeHyun! — dijo melosamente mientras se acercaba a besar la mejilla de TaeHyun. — ¡Qué alegría volver a verte en estas reuniones!

— Igualmente, YeRim.

—La verdad… — murmuró, abrazándolo de manera desconsolada. — Pensé que no te volvería a ver tan pronto, es decir, después de lo de mi primo… creo que verlo en compañía de otras personas puede resultar muy doloroso.

TaeHyun no pudo pronunciar ni una palabra, pues un dolor le atravesó el pecho. 

Pronto su pensamiento voló hacia el joven con el que BeomGyu se encontraba en el café rústico.

— No sé de qué estás hablando — trató de hablar sin emoción, cosa que le resultó imposible. — Te suplico, por favor, que no hablemos del tema del joven Choi, pues ese asunto es solo mío.

— Pero si ya hasta lo llamas “Joven Choi”, ¡vaya! El pleito sí que estuvo fuerte, pero no te preocupes. Yo me encargo de presentarte a algunos hombres, que seguramente no les importara mucho que te hayan dejado plantado.

— Te agradezco tu preocupación, pero puedo arreglármelas solo.

— No es molestia alguna, para qué son los amigos. Además, ese primo mío no merece consideración alguna. ¿Sabías que anda de coqueto por todos lados? — TaeHyun sentía que su corazón volvía a sangrar con cada palabra de YeRim. — Incluso en la Universidad, él ha caído tan bajo, figúrate que anda tras las faldas del encargado de la biblioteca y… — dirigiendo la mirada a la entrada del salón, encontró el motivo para dar la estocada final. — Y, hablando del rey de Roma, este por la puerta se asoma.

TaeHyun miró hacia la entrada, y su corazón empezó a latir como loco. BeomGyu llegaba con la elegancia que solo él era capaz de portar: con un corte italiano, una camisa de seda y el pañuelo perfectamente doblado.

BeomGyu lo miró desde que llegó y, con cierto nerviosismo, se fue acercando a los jóvenes. El momento del reencuentro había llegado, pero, en su trayecto, se le acercaron tres caballeros.

— Señor Choi — saludó agriamente el señor Kang —, qué bueno que lo encuentro, así me evito la molestia de ir a la oficina de su hermano. No es nada en contra de NamJoon, si no por usted, ya lo sabe...

— Señor Kang, yo…— tartamudeó al recibir las palabras de desprecio del padre de TaeHyun. —Traté de hablar con usted, pero usted rechazó mi presencia en su oficina — se defendió, tratando de ser diplomático.

— Solo me interesa aclarar dos puntos. Primero, espero que no esté pensando en dirigirle la palabra a mi hijo en esta reunión y en ninguna otra nunca más. Segundo, los negocios que tengo con la familia Choi los atenderá, de ahora en adelante, el joven Park aquí presente — le dijo, mirando al caballero más joven que lo acompañaba.

BeomGyu lo reconoció al instante como el protector de JungWon.

— Él es el hijo de mi contador, el Señor Park Jaebum — aclaró, mirando ahora al caballero de más edad. — Cualquier asunto relacionado con nuestras alianzas, se aclaran en la oficina del señor Choi o, en su caso, JongSeong lo verá en la Universidad.

— ¿En la Universidad? — preguntó, intrigado.

— El joven JongSeong es asesor en la Universidad… Por mi parte, es todo, así que buenas noches — concluyó, despidiéndose de la misma manera que había saludado.
  
Sin darle tiempo a BeomGyu de decir algo, se retiró con sus acompañantes. BeomGyu se quedó parado en medio del salón y su mirada buscó a TaeHyun.

Por un momento, quiso reanudar con su encuentro, pero un brazo femenino tomó el suyo por la derecha. BeomGyu estaba volteando para comprobar de quién se trataba, cuando otro brazo femenino lo tomó por la izquierda.

Las hermanas Jung lo habían atrapado y, entonces, la señora Jung hizo su aparición.

— ¡Señor Choi, qué coincidencia de encontrarnos aquí!
 
"¿Será acaso el hecho de que su esposo sea socio de NamJoon?" — pensó, conteniendo su disgusto por la intromisión. — Una coincidencia muy grata, señora Jung — dijo finalmente, besándole la mano a cada una.

Cuando levantó la vista, buscando a TaeHyun, él ya no estaba a la vista. No sabiendo el porqué estaba sumamente molesto, tuvo que aguantar la charla sin sentido de las Jung durante un par de horas.

TaeHyun, por su cuenta, iba con paso un poco acelerado.

— TaeHyun, espera — decía YeRim tras él. — No tienes que huir de BeomGyu.

— ¡No estoy huyendo de él! Solo tengo que ir al baño...

— Mejor deberías ir a decirle unas cuantas verdades — le decía entre risitas burlescas. — No es de caballeros lucirse con cuanta persona se le atraviese, menos enfrente de su ex-prometido.

TaeHyun quería que YeRim se callara, pues ya había repasado en su mente el momento en que lo volvería a ver.

Mil veces había ensayado las palabras exactas que tendría que decirle, mil veces había ensayado la pose que mostraría ante él, pero todo fue inútil, porque solo bastó mirar esos ojos de miel para que su corazón quedará atrapado y, al verlo con aquellas jóvenes, se le vino el alma al suelo y no pudo contenerse, huyendo.

Entró al baño de varones, con YeRim detrás, a quien poco le importaba meterse en el baño de hombres. TaeHyun se encerró en un cubículo, donde pudo soltar las lágrimas contenidas mientras escuchaba las palabras venenosas de YeRim. No lo iba a lograr, no podría volver a salir y verlo con otras personas; eso era demasiado para él.

— ¿TaeHyun, todavía estás ahí? — preguntó YeRim, burlona.

— Por favor, YeRim… Déjame solo, te lo suplico.

— Vamos, TaeHyun, no te pongas así. ¿Por qué no mejor le das una cucharada de su propio chocolate? Ya me di cuenta de que, en esta reunión, se encuentra el joven con el que te han visitado últimamente… TaeHyun, ¿me estás escuchando? Deberías pasearte de su brazo enfrente de BeomGyu para que lo vea y-

— ¿Por qué no te vas con tus asuntos a otra parte, YeRim? — una gruesa voz la interrumpió de su ataque venenoso, que la hizo girar para buscar el origen de la misma.

— Vaya, es el doctorcito al rescate del huérfano — bramó, tratando de seguir teniendo el control de la situación.

— ¿Por qué no vas a reunirte con las demás "chicas" de tu calaña, YeRim? Muchas me han preguntado dónde te habías metido — SooBin habló serenamente.

— ¿Y tú vas a obligarme a salir de aquí?

— ¿Quieres que lo probemos? No me gustaría rasgar tu lindo vestido.

— Eres una corriente que todo lo resuelve con golpes. ¡No sé cómo la familia de BeomGyu te sigue frecuentando! — dijo, dirigiéndose a toda prisa hacia la puerta de salida y cerrándola de un portazo.

— Nunca dejará de ser una cobarde...

— Igual que yo — dijo TaeHyun, saliendo del baño mientras se limpiaba las lágrimas con su pañuelo.

— ¡TaeHyun! — SooBin abrazó a su amigo y las lágrimas del menor volvieron a brotar. — Tranquilízate, tienes que recobrar la compostura para salir de aquí.

— ¡No voy a salir!

— No querrás quedarte eternamente aquí, ¿verdad?

— Tienes razón, pero no tengo el valor de volverlo a ver...

— Mira — le dijo, obligándolo a mirarlo a los ojos —, ¿sabes que te obligaría a salir de aquí a empujones?

— ¡SooBin!

— Pero no soy como YeRim que disfruta del dolor ajeno, y no quiero imaginarme si yo estuviera en tu lugar, así que vamos a ser lo siguiente…

— Haré lo que tú me digas, pero no me obligues a volver al salón de baile.

— Saldremos juntos y discretamente nos iremos por la cocina hasta llegar al jardín, después saltaremos la barda y estaremos en la calle. ¡Pan comido!

— ¿Barda?

BeomGyu salió del salón casi huyendo. El acoso de las mujeres, no solo de las Jung, lo estaba asfixiando. Además, a las miradas rencorosas del Señor Kang se les unieron las de los Park, que le taladraron todo el cuerpo.

TaeHyun había desaparecido y, para colmo, ni SooBin y ni NamJoon se veían por alguna parte. Tomó un taxi de alquiler y se dirigió a su casa, sin esperar a que su chófer llegara por él.

Todo había sido un desastre, pero, sobre todo, el tan temido reencuentro con TaeHyun no se había llevado a cabo.

"¿Qué es lo que espera el destino para darme ese trago amargo? Quizás no es tiempo todavía."

¡Gracias por leer! <3

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