Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

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"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹¹ Apretados
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁴ Juguemos
¹⁵ Dibujos
¹⁶ Acurrucados
¹⁷ Ansiedad
¹⁸ Ultimátum
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²³ Capitán
²⁴ Tú
²⁵ Quédate
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

² El entrenador

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By dayzaccardi

Blair

—Por dios, lo que les deben sudar los huevos a esos hombres con semejante armadura —me susurra Mushu riéndose a carcajadas a mi espalda haciendo referencia a los siete guardianes que se encuentran a nuestro lado vigilando a nosotros y a todo el resto.

—¿Puedes callarte de una vez por todas? —le pregunto haciendo mi voz más gruesa de lo normal. De alguna forma u otra debo acostumbrarme, ¿no?

—Sí me das al menos un motivo coherente, me lo pienso.

—Están todos los soldados mirándonos —gruñe entre dientes sonriéndole a uno de ellos que me observa con una pipa en la boca.

—¿Y por qué nos pusieron a todos en filita como si fuéramos un ejército?

—Quizás porqué lo somos, ¿no te lo has planteado aún? —le digo ya sin paciencia—. Tú solo... agh, mantente callado y sonríe.

—¿Por qué me dices que sonría?

—Porque el rubio está por llegar y todos lo están haciendo.

Sonrío también. 

—¿Y quieres que le sonría a él?

—Pues...

—¿Acaso quieres que le coquetee?

—¡Solo sonríe y ya!

Vale, no fue buena idea pegar ese grito. Ahora llamé la atención de todo el campamento entero y todas las hileras de soldados se dieron vuelta hacia mí para fulminarme con sus ojos rasgados, llenos de odio. O eso creía hace dos segundos antes de ver a Zayn viéndome y entrando de vuelta a mi rango de visión.

Eso sí que parece odio, joder.

El rubio, gracias a dios, ya no está en cuero. Trae una remera verde musgo que hace resaltar los músculos y las venas de sus brazos a la perfección. Camina hacia nosotros con tanta firmeza que genera miedo y —voy a admitir— que algo extrañamente atractivo también. Parece estar muy consciente de todo lo que tiene para mostrar. Y estoy segura de que si seríamos solo mujeres y él, esto ya sería una masacre.

Un silencio absurdo invade el acampado de cemento cuando el resto lo ve.

—Robo —grita, enfurecido, haciendo eco por doquier, comenzando a caminar por el centro de las filas con su gran porte—, penado con la muerte.

—Lo aceptamos, señor —le responden todos los hombres haciendo una seña militar con la mano.

—Lo aceptamos, se... —Es lo que llego a decir con mi mayor voluntad, intentando imitarlos. Por suerte sus voces me tapan y paso desapercibida.

—Deshonestidad —vuelve a gritar el rubio, pero está vez en la oreja del pobre Mushu—, penado con la muerte.

—Lo aceptamos, señor —repiten los soldados incluyendo al moreno que parece estar a punto de cagarse encima.

—Vale, ya lo pillo —trago grueso—. Lo aceptamos, se...

—Traición —zanja el rubio con cara de malote interrumpiendo mi bonita oración—, penado con la muerte.

Entonces, me doy la vuelta para susurrarle algo al moreno:

—¿Acaso todas las cosas son penadas con la muer...? —Y en el pequeño segundo que deja Zayn en el medio de su listado de castigos lo noto: Mushu sigue sonriendo de punta a punta aunque estemos hablando de temas no muy sonreibles—. Joder, ¿nunca has dejado de sonreír?

—Pues no, ¡tú me dijiste que...!

Mushu deja de formular su oración cuando Zayn vuelve a posicionarse a su lado para gritar:

—Mujer involucrada en el ejército, penado con...

—La muerte, anda ya entendimos —le respondo con la mayor felicidad del universo.

Todos los soldados se dan vuelta otra vez hacia mí, pero está vez no es con mal rollo, al contrario, parece ser con un aire familiar y hasta algo chistoso. O más bien lo era. Lo era hasta que siento su mano tocar mi hombro y su sombra haciéndose notar en el piso de cemento que estaba delante de mí.

—¿Tienes algún problema? —gruñe por encima de mí oreja. Al ver que no le contesto, entreabre su boca para decir—: ¿Ya quieres ir a mi oficina el primer día? ¿Eso quieres?

Y ya sin ninguna neurona en mi cerebro le dije:

—¿Lo aceptamos, señor?

Zayn

Apenas entro al pequeño cuadrado en el que suelo pasar las veinticuatro horas diarias pego un buen portazo. Un buen portazo que parece asustar al nuevo que me mira aterrorizado desde una esquina. El chico de ojos celestes pone una mueca de pánico y frunce el ceño mirando mi rostro, indignado.

—¿Tengo algo en la cara? —mascullo tomando furioso un papeleo que contiene las fichas de cada uno de los soldados—. ¿No tienes nada para decir? Vale, te espero, que seguro tengo todo el día para ti.

Al ver que me dejo caer en la silla con mi mejor cara de culo, el novato carraspea su garganta, nervioso y se limita poner carita de perro mojado para empezar a decir:

—Lo siento.

Suelto una carcajada que desborda sarcasmo y quizás un poco de mal humor.

—¿Lo siento? ¿Solo dirás un jodido "lo siento"? ¡Te tendría que haber echado ya mismo por faltarme el respeto, pero...!

Él sonríe, entusiasmado.

—¿Hay un pero? ¡Madre mía, eso sí que superó mis expectativas, señor!

Bajo el dedo, que por alguna razón antes señalaba al nuevo, y suspiro.

—Pero ya me has quitado la buena voluntad, hombre.

—No hablas en serio —empieza a decir negando con la cabeza sin parar.

—Pídeme perdón y lo podremos negociar.

El chico traga grueso, al parecer es muy orgulloso; sin embargo, parece que va a comenzar a hablar cuando relame sus labios y su expresión de pena vuelve a aparecer: 

—Pues... ya, lo siento, capitán. Es difícil el comienzo. Estaba nervioso y usted me puso aún más nervioso cuando me empezó a gritar. Ya sabe, aterra cuando grita así o cuando pega portazos tan fuertes. Y... bueno, me gustaría que se lo piense y que...

¿En qué momento dijo tantas cosas y por qué solo escuché las tres primeras palabras?

—Está bien —digo sin más llevando las manos a mi nuca.

—Y si en algún momento los ángeles se cruzan en el cielo y conspiran para mí y usted desea perdonarme yo le juro que... ¿qué dijo?

Volteo los ojos. 

—Que está bien. Deja a los ángeles en paz.

—Vaya mierda, juré que mis oídos funcionaban, capitán.

Mi mandíbula se tensa por si sola y me veo obligado a contestarle:

—Vete de aquí de una vez por todas.

—¿Así de fácil?

—Vete.

—Es que...

—Creo que he sido muy claro.

—¿Puedo hacerle una pregunta?

—¿Te callarás si te digo que sí? —Asiente, feliz—. Adelante.

—¿Esto también es penado por la muerte?

Reprimo la risilla que quiero expulsar y finjo una buena cara aplastada.

—¿Quieres que lo sea?

—No, pero...

—Bien, entonces vete.

—Gracias por la charla motivacional, señor. 

Hace una especie de reverencia torpe y comienza a caminar con dirección hacia la puerta; sin embargo, en el momento exacto en el que va a abrir el picaporte lo distingo. No puede ser. Solo díganme que no se han confundido con el puto papeleo.

—Detente —digo, frío.

Se escucha un suspiro de su parte como si ya estuviera esperando el llamado desde antes.

—Diga.

—Eres Sam, ¿verdad?

—Sí —contesta en seco aún dándome la espalda.

Vuelvo a revisar mi papeleo y... sí, Henry me los dio a la perfección.

—En la ficha salta otro nombre.

—Sam es mi apodo, señor.

—¿Hijo de Ruth? —pregunto para confirmar mis sospechas.

El novato se da vuelta al instante, conmovido al oír su apellido.

—Así es.

—Un gran guerrero. Ojalá le hagas honor a su apellido y no lo defraudes.

—Lo haré.

Sonrío y vuelvo a abrir la boca cuando lo veo a punto de llevarse puesto el armario:

—Sam —lo llamo.

Se escucha despacio un «jodeeer». Puedo distinguir como toma una gran bocanada de aire y la expulsa hacia afuera.

—¿Sí, capitán?

—La salida es por la izquierda.

—Oh, yo... —me mira, avergonzado y se dirige hacia el otro lado con las mejillas rosadas—. Adiós.

—Y no olvides leer el reglamento porque...

Sin respuestas. Sin más preguntas. Sin nada.

Samuel ya se fue.

Ya estoy en paz. 

Blair

El campamento de preparación se divide en tres zonas.

La primera se podría decir que es el comedor: casa blanquecina que se ubica en el centro del acampado de cemento. Un sitio en el que solo estarás tres horas por día y en el que lucharás para salir vivo —ya sea por comida, por la guerra de comida semanal, porque te arrojaron la comida de algún que otro soldado y ahora te quiere romper la polla, o por alguna otra cosa que involucre la palabra "comida" en algún lado, ¿vale?—. En fin, el comedor es y siempre será un lugar agradable solo si tienes la suerte de que cumpla con la función de comedor y no de un campo de batalla.

El segundo lugar es la zona de guerra sangrienta para reventar culos —o al menos así le suele llamar Zayn—. Es un terreno de arena rojiza que se encuentra encima de una montaña rocosa. Sí, suena terrible. Pero créanme que más terrible es lo que hay dentro: obstáculos imposibles de lograr, actividades de estrategia y técnicas corporales, entrenamientos de doce horas sin parar y... ¡muchas más cosas que facilitarán tu camino a la muerte! 

Genial, ¿verdad?

Y por último, pero no menos importante, tenemos a mi lugar favorito en este mundo: el dormitorio. Habitación inmensa en la que entran aproximadamente sesenta soldados en pequeñas camas porque... sí, como escucharon, son camas unidas, no literas; y eso solo quiere decir que por la noche, tarde o temprano, te chocarás con el sudoroso cuerpo grasiento de un hombre que no se baña hace años y años y miles de años, pero... ¿Quién no adora que la baba y el sudor de un cuarentón le caiga en la espalda en plena noche? ¡Nadie!

En fin. Dejaré el tema de la ducha y el olor que tienen mis compañeros para otro momento porque sino terminaré vomitando ya mismo. En conclusión, el dormitorio es el único lugar que realmente cumple su función. Y se dice que los soldados rumorean que el rubio parece tener demasiada vigilada esa área ya que su habitación comparte pared con la nuestra y… bueno, digamos que no le gusta que le rompan mucho los cojones con el ruido y el drama.

Ahora bien, creo que lo único que me faltó contar fue el detalle de que eso me lo contó y me lo sigue contando Pipa: el chico que se encuentra acostado a mi lado babeándome la sábana mientras se preocupa por ponerme un poco en contexto mientras Mushu se dirige a la ducha con una toalla rodeada en su cintura.

—Entonces... ¿no se duchan? —pregunto haciendo mi voz grave.

—Hay ducha grupal una vez por semana, Arrocito, ¿no te lo habían dicho antes?

Sí, ya me apodo como Arrocito. Dice que mi piel es muy blanca y delgada y que... bueno, parezco muy debilucha e inocente —es decir: debilucho e inocente, porque para ellos soy Samuel, claro—. En resumen: ahora me perciben como un arroz, ja.

—¿Ducha grupal? —trago grueso—. Es decir, ¿todos vamos a...?

—Vernos la salamandra, sí, pero tranquilo, mientras no la tengas tan chica no será un gran problema.

De repente entran a la habitación diez hombres en ropa interior. Uno de ellos corre con un poco de shampoo en la mano para tirarle al compañero que va delante de él, otro sujeta una toalla en su vientre para no quedarse desnudo al frente de todos y por último... ¡Mierda! ¡Hay uno sin ropa, joder! ¡Y alguien acaba de empujar mi espalda!

—Oye, hueles a mierda —masculla un petiso gruñón sacudiendo su mano por todo el aire—. La ducha grupal ya empezó, eh. Digo por si quieres... ya sabes, lavarte un poco allí abajo o...

Volteo los ojos, agotada.

—Me lo pensaré, viejo —miento.

¡¿Qué voy a pensar?! ¡Es obvio que no tengo polla! ¡Me van a descubrir!

Y es en este preciso instante que mi príncipe azul llega para a salvarme. Y sí, hablo del rubio. Zayn entra a la habitación tapándose los ojos con desagrado y gritando algo así como «¡No vayan con sus genitales sueltos por todas partes, idiotas!» a lo que yo suspiro y él agrega:

—¿Dónde carajos está Grillo? —inquiere él ladeando su cabeza a los lados.

—Ya está dentro de la ducha, capitán —responde Pipa encendiendo un cigarrillo a mi lado.

—Maldita sea. Debía vigilar el dormitorio esta noche.

—¡Yo! —grito emocionada levantándome de la cama de un salto. Zayn me mira como si estuviera loca—. ¡Yo puedo vigilar todo a la perfección, capitán!

—¿Es una broma de mal gusto o…?

—Que va, te debo una, ¿no? 

—Sam, no creo que tú seas el indi...

—¡Sé usar las armas! ¡Soy un protector de calidad! ¡Por favor, señor! ¡No lo defraudaré! 

Zayn parece querer decirme algo, pero sin embargo termina callándose. Se limita a juntar sus labios en dos líneas perpendiculares y en sacar unas llaves de su bolsillo para lanzarlas a mi pecho.

—Te quedas en la puerta. Te llegas a mover y te corto los testículos.

Okey, voy a admitir que a pesar de no tener testículos eso sonó feo.

—Sí, capitán —le contesto, rígida.

—Y las llaves son de emergencia, por si te encuentras con algún inconveniente de vida o muerte. ¿Entendido?

—Entendido —me cuesta horrores decir eso sin temblar, pero lo termino consiguiendo.

Saludo a Pipa con la mano, me devuelve el gesto y me dirijo hacia la salida superemocionada por haber logrado evitar la ducha y que, posiblemente, me descubran.

__⚔__

Las dos primeras horas se hicieron cortas, me quedé sentadita al lado del marco de la puerta, viendo como los pájaros se iban a sus respectivos nidos antes de que anochezca. La hora siguiente comencé a pensar que eso de estar mirando a los pájaros sola fue un poco deprimente, pero teniendo en cuenta que mi situación actual ya lo era y lo es un poco, al final disfruté estar a solas y superé la hora de una forma óptima. 

Sin máscaras.

Sin filtros. 

Reflexionando conmigo misma. 

Pero el real problema no estuvo en esas horas de pensamientos profundos, está ahora, en la actualidad, porque siento que me cagó un pájaro pero sin embargo sé que ya no hay ningún pájaro por aquí cerca. Y sería de muy mala suerte que me caguen dos veces seguidas en una semana.

Genial.

Siento algo húmedo golpear mi mejilla y lo entiendo: no es un pájaro. Repito: no es un pájaro. Y eso solo quiere decir que... oh, no. Está lloviznando y yo estoy sola, afuera, haciendo guardia y sin un tejado ni para protegerme. 

Suelto una maldición.

—Bueno, al menos solo es una gota —me digo a mi misma en un suspiro. ¿Lo peor? Ahora siento como me está cayendo una gota y otra, y otra y… mierda, se puso a llover con toda la fuerza del universo, ja—. ¡Joder! ¡Maldita sea! 

Mal momento para tenerle miedo a las tormentas.

Miro al cielo oscurecido y pego un salto cuando escucho el ruido de un rayo. Grito como una niñita desesperada y meto la mano en mi bolsillo para comenzar a buscar la llave del capitán Rogger. La encuentro y la ingreso dentro del picaporte, pero en el momento en el que ejerzo un poco de presión para abrirla no encaja.

—Aparte de rubio, hueco —forcejeo un poco más la cerradura, grito, chillo, golpeo, hago de todo y... nada—. ¡Abran la maldita puerta, idiotas!

Al cabo de unos veinte minutos ya comprendo que 1) es absurdo seguir intentándolo, 2) ya estoy empapada y 3) bueno, no hay tres, pero era necesario para redondear.

__⚔__

Mi cabeza está aplastada con la pared. Cada tanto tarareo una canción del aburrimiento y muerdo mis uñas del estrés que manejo a diario.

Con mi cabello goteando, mi ceño fruncido y mi armadura pidiendo basta de agua, todo se hace más difícil; pero realmente ese no es el punto, el punto es que de alguna forma u otra ya está amaneciendo y la sensación de que tengo alguien a mis espaldas me perturba un poco.

La puerta se abre.

Ladeo mi cabeza hacia un costado para ver quién es la persona que me verá en estas pésimas condiciones. Me sorprende mucho que no sea Mushu. Es Pipa, señores, y se encuentra mordisqueando un trozo de pizza fría, contento.

—No me mires así, joder. Juro que te guardé una porción en el refri. Ve ahora o será parte de la propiedad del Mini rubio.

Me ofrece su mano libre para levantarme del piso y al instante niego con la cabeza dando a entender que no, era imposible que me levantara.

—Olvídalo, viejo. Creo que se ahogaron hasta mis músculos con toda el agua que me cayó. Ya llegué al punto de hasta olvidar como se movían mis articulaciones.

—Típico de Rogger.

—¿Qué?

—Digamos que no se lleva muy bien con los nuevitos —murmura en un tono muy gracioso—. Adivino, el capitán Rogger ta ha enviado.

—Digamos que me envié yo solito.

Mierda, aún me cuesta cambiarle el género a las palabras.

—Tienes mas huevos de lo que pensaba —bromea—, pero espera, ¿en serio él no fue capaz de abrirte la puerta sabiendo que te estabas empapando?

—También convengamos que me dio una llave, por si algo malo pasaba, pero se confundió de llave —sonrío para no llorar— y me dio una que ni entraba en la cerradura.

Pipa suelta una carcajada. Al ver que no le río voltea los ojos, se acerca a mí, me toma de los hombros y me pone de pie de repente como si pesara apenas unos gramos.

—¿Escuchas eso?

—¿Qué carajos...?

—La alarma de batalla.

—¿La alarma de qué?

Me sujeta de la mano y me tira hacia él, apresurado.

—El capitán Rogger nos asesinará si llegamos tarde —dice mientras tironea de mi brazo y comienza a correr hacia la montaña—. Tendrás que defenderte.

—Ja, claro —carraspeo mi garganta—. Espera... ¡¿qué?!

—Defenderte, Arrocito —frunce el ceño—. ¿Eres lentillo de la cabeza o qué?

Y en este momento entro en razón.

—¡¿Vamos a tener que pelear?!

—Ajá.

—¡¿Ya de ya?! 

—Que sí.

—¡¿Estás de broma?! ¡Son las siete de la mañana! —macullo casi sin respirar siguiendo su trote.

—¿Prefieres castigo?

—¿De qué hablas?

—Camina y calla, hombre.

Y en estas instancias algo me dice que esto no terminará bien.

***

Nota de la autora: 

Hola amores, ¿cómo están? Muchas gracias por leer. Perdón por la tardanza, estuve en bloqueo pero al fin logro escribir algo con lo que me siento conforme como para subirlo:)

¿Les está gustando? Hoy conocimos más a Pipa, ¿qué opinan de él?

Voy a estar subiendo un capítulo (o más) por semana para ya estar más al día con la novela.

Los amo. Gracias por todo :)

#ulalaguerrero💋⚔️

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