Frey (Darks #2)

By Ariana_Godoy

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Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio. More

0 Intro
I. E I N S
II. ZWEI
III. DREI
IV. VIER
V. FÜNF
VI. SECHS
VIII. ACHT
IX. NEUN
X. ZEHN
XI. ELF
XII. Zwölf
XIII. DREIZEHN
XIV. VIERZEHN
XV. Fünfzehn
XVI. SECHZEHN
17. SIEBZEHN
XVIII. ACHTZEHN
XIX. NEUNZEHN

VII. SIEBEN

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By Ariana_Godoy

FREY

Fue solo una pesadilla.

Frey repitió esa afirmación en su mente cada vez que recordaba la pesadilla de la noche anterior. Tenía mucho tiempo sin tener sueños vividos, al parecer, su pequeño descanso de ellos había llegado a su fin de una forma inesperada y extraña.

Frey había soñado con Maren.

Su objetivo, y lo que más le extrañaba era que lo que había comenzado como un buen sueño: La había atacado con total intención de matarla, pero entonces algo cambió. Maren estaba debajo de él mientras la ahorcaba, ella luchaba desesperada por aire, arañando sus antebrazos. Y cuando estaba a punto de desmayarse, Frey se detuvo, le apretó la mandíbula y la besó, le mordió los labios, le jaló el cabello con rabia. Maren había bajado su mano para tocarlo y en ese momento, Frey despertó con una erección.

Y estaba completamente desconcertado.

Tener sexo no era algo que le interesara mucho, Frey comprendía absolutamente todo sobre el acto, de una forma muy detallada y clínica. Entendía que era algo normal a su edad, que era algo que la gente hacía con frecuencia. Y aunque sentía placer cuando se tocaba así mismo, hacerlo con otras personas le resultaba problemático y complicado.

O por lo menos, lo había sido las veces que lo había hecho. Frey había tenido sexo seis veces en su vida, sí, las había contado y recordaba con cada detalle cada experiencia, en especial, su primera vez... con ella.

Frey sacudió la cabeza, no quería pensar en eso. Ya tenía suficiente con el hecho de que había tenido ese tipo de sueño con Maren, le disgustaba, le enfurecía, porque ella era la última persona con la que él haría algo así. Quizás había acumulado tensión al tener más de un año sin hacer algo sexual, y su cerebro había buscado a la primera persona que encontró.

Frey tomó asiento en el área común frente al gran ventanal, era un pared inmensa de vidrio que les permitía disfrutar de la vista de las montañas cubiertas de nieve que cercaban el lugar. En la distancia, podía ver las luces del pueblo más cercano: Farchant y también la montaña Zugspitze. Muchas veces se preguntaba porque habían escogido este lugar para construir P.R.E.Y. ¿Su aislamiento del mundo? ¿Las horas que tomaba llegar al pueblo más cercano? ¿Lo peligrosa que era la carretera en invierno? Frey tenía el presentimiento que todas esas razones eran correctas. Si alguien escapaba de aquí, dudaba que pudieran llegar lejos sin congelarse hasta morir, o perderse entre la nieve y los arboles que lucían todos iguales rodeados de tanto blanco.

Frey captó movimiento a su lado con el rabillo del ojo y fue en ese momento que notó a la chica sentada en la silla a su izquierda, silenciosa y con la mirada perdida como siempre: Luna. Todos sabían su nombre porque los enfermeros la llamaban constantemente cuando querían moverla o acompañarla de regreso a su habitación. Era difícil llamar la atención de Luna, parecía sumergida en su propio mundo. Luna tenía el cabello largo y negro que le caía más allá de la cintura, las ojeras bajo sus ojos café y la resequedad de sus labios le daban un aire casi macabro, pero para Frey, ella no se veía mal.

Y por un momento, él sintió la necesidad de hablar. No sabía si era el hecho de que sabía que ella no escucharía, o que incluso si le oía, no diría nada. Frey casi sonrió para si mismo porque se dio cuenta que quizás eso era lo que sentía Balkan cuando hablaba sin parar frente a él, solo quería ser escuchado.

—Mi madre odiaba la nieve —dijo Frey, observando la vista—. Cuando era niño, no lo comprendía e intenté muchas veces convencerla: muñecos de nieve, juegos, y cada cosa que encontraba en internet. Cuando cumplí dieciséis, mis padres me sentaron en la sala para contarme la historia de mamá, la razón de su desprecio hacia este fenómeno natural. Y deseé haberlo sabido antes, mucho antes de obligarla a salir conmigo cuando nevaba, sin querer, le había hecho revivir su trauma muchas veces. Ella nunca se negó, siempre me siguió afuera con una sonrisa, sostuvo mi mano, construyó los muñecos conmigo. ¿Por qué? ¿Por qué le seguía el juego a un niño tonto que no sabía nada? ¿Por qué herirse de esa forma?

—Porque te amaba. —La voz de Luna le sorprendió, era suave y delicada. Frey se giró, la chica mantuvo su mirada en los ventanales—. Hacemos cosas estúpidas y sin sentido por amor.

Frey volvió a enfocarse en la vista.

—Yo también la amaba —admitió en un susurro.

Silencio, un aire de tranquilidad les rodeó. Y la curiosidad despertó en Frey.

—¿Por qué te llamas Luna?

—Mi madre era una apasionada de la astronomía.

—¿Te gusta tu nombre?

—No.

—¿Por qué?

—Porque mi madre se suicidó. —Lo dijo así sin más—. No entiendo porque se tomó la molestia de escoger un nombre relacionado con algo que le apasionada si iba a matarse y a dejarme sola.

Frey buscó en su rostro algún indicio de que lo que acababa de decir le afectaba. Sin embargo, la expresión de Luna se mantuvo impasible. Aún así, el chico dijo lo que se suponía debía decir en estos casos:

—Lo siento.

Luna no respondió, pero empezó a jugar con sus dedos en su regazo. Frey dejó salir una bocanada de aire.

—Mi mamá fue asesinada.

Los dedos de Luna pararon, la chica se tensó y lo miró. Frey no se atrevió a enfrentarla, se enfocó en las montañas.

—Y la persona que lo hizo está muerta, así que no puedo hacer nada para vengarla. —mintió porque no le contaría sus planes a una desconocida.

—Luna, —llamó uno de los enfermeros—. Hora de tu sesión grupal.

Ella se puso de pie, su largo cabello cubriendo su figura casi por completo.

—Yo odio la primavera —dijo, calmada—. En particular las flores de los árboles de cerezo, mamá se colgó de uno. Cuando la encontré, el suelo debajo de ella estaba repleto de esas flores rosas, como si el árbol ya le hubiera preparado una hermosa tumba natural.

A Frey le sorprendía la capacidad que tenía Luna de decir esas cosas sin mostrar ningún cambio en su expresión. Le recordaba a Hayden.

Frey la observó hasta que desapareció en la puerta y sintió que alguien lo mirada. Buscó por todo el salón y vio a Balkan sentado en uno de los sofás, aún con esa capucha cubriéndose los moretones en la cara. Balkan apartó la mirada de inmediato. Frey se enderezó en su silla y le pareció extraño que el chico no se le hubiera acercado hoy. Balkan no perdía oportunidad de hablarle cuando le veía solo en los salones comunes.

¿Qué había cambiado? ¿Balkan se había cansado de perseguirlo?

Daba igual, Frey aún mantenía al padre de Balkan en su radar de objetivos, pero para eso no necesitaba ser amigo de Balkan. Era mejor así, que el chico se alejara de él.

Frey le echó un vistazo por encima del hombro y Balkan ahora estaba acompañado. Rai se había sentado a su lado, y le estaba hablando, Balkan asentía sin mover la boca para hablar. ¿Qué le pasaba? ¿Y por qué estaba volviendo a juntarse con Rai? Y entonces, Frey recordó las palabras de Balkan en el patio hace unos días:

Le sacaré información a Rai, lo prometo, hasta luego.

Frey apretó sus puños, Balkan eran un testarudo, y no tenía idea de lo peligroso que era Rai. El chico parecía ser un imán para las personas peligrosas. Cualquiera esperaría que tuviera algo de instinto de supervivencia después de todo lo que había vivido en este lugar.

No es mi problema.

Se recordó Frey, poniéndose de pie. Él emergió de la sala común al pasillo, y se detuvo en seco cuando la vio venir con su sombra al lado: Maren. De inmediato, la imagen de ella debajo de él inundó su mente con mucho detalle, a veces Frey odiaba lo buena que era su memoria. Había cosas que preferiría olvidar como ese estúpido sueño.

Maren le sonrió a modo de saludo y Frey ojeó sus labios, esos que había mordido como un loco en el sueño.

Suficiente.

Frey se movió y le pasó por un lado, sin mirarla de nuevo. Ya se le borraría de la memoria esa pesadilla. El único deseo que Frey sentía por Maren, era el de terminar con su existencia. Estaba frustrado sexualmente, eso era todo. Supuso que había subestimado sus necesidades biológicas.

—¡Frey!

La voz de Balkan resonó en el pasillo, el guardia al final los observó a ambos como si estuviera pendiente de que nada pasara. Nunca estaban solos aquí. Balkan se acercó y se detuvo frente a él.

—Estoy ganándome su confianza —explicó Balkan con una sonrisa de complicidad y Frey arrugó las cejas—. La de Rai, ¿recuerdas que te prometí ayudarte?

—Nunca acepté tu ayuda.

La sonrisa de Balkan se apagó.

—Oh, pensé... —Frey evaluó el rostro de Balkan, ¿eso era... tristeza? ¿Decepción? —Olvídalo, no pasa nada.

Balkan se giró, pero Frey le agarró del brazo.

—Espera. —Frey le soltó—. Rai es peligroso y si se entera de que estás intentando—

—Ya tuvimos esta conversación, Frey, no le tengo miedo a Rai.

—Tampoco me temes a mí. —Recordó Frey y Balkan asintió.

Frey dio un paso y luego otro, arrinconando a Balkan contra la pared. Frey puso su mano contra la pared a un lado de la cara del chico. Balkan se había puesto rojo, sus labios se habían abierto un poco más de lo normal.

—¿Qué haces? —preguntó Balkan, mirando a todos lados menos a Frey. Y entonces, el chico Stein lo entendió. Las reacciones de Balkan: su nerviosismo, lo rojo que se ponía, como apartaba la mirada y se le aceleraba la respiración. Nada de eso era por miedo, Frey había estado equivocado. No sabía si el sueño le había ayudado a comprender, pero ahora le quedaba muy claro todo así que como siempre, le preguntó sin rodeos:

—¿Quieres tener sexo conmigo?

Balkan soltó un jadeo y le empujó, comenzando a reírse de forma extraña.

—Estás loco, qué clase de... como preguntas eso, yo, debo... irme.

Y volvió a intentar irse, pero Frey lo volvió a agarrar del brazo, acercándose tanto que Balkan se estremeció.

—No me tienes miedo, y aún así tienes todas estas reacciones conmigo, ¿quieres tener—

Balkan se soltó de nuevo, interrumpiéndolo.

—No puedes preguntarme eso así, ¿de acuerdo? Es... inapropiado.

Frey ladeó la cabeza.

—¿Por qué? Es una pregunta simple. ¿Quieres tener sexo conmigo o no?

Frey nunca había entendido el secretismo y la necesidad de endulzar las cosas, en especial cuando se trataba de sexo. Era algo natural y biológico. ¿Por qué todos actuaban como si fuera algo de lo que no se podía hablar? ¿Por qué les avergonzaba?

Entonces, Frey recordó los consejos de Kaia: Hay cosas que no puedes decir como si nada, Frey. Sé que es difícil para ti, quieres decir las cosas tal y como son. Sin embargo, a veces necesitamos filtros para expresarnos porque lo menos que quieres es incomodar a alguien.

Oh, Frey lo entendió.

—Lo siento, te he incomodado —dijo con honestidad y fue su turno de darse la vuelta para seguir su camino.

No se atrevió a mirar atrás, aunque tuviera curiosidad por ver la expresión de Balkan.

Frey estaba a punto de llegar a su habitación cuando la oscuridad absoluta lo envolvió: Se había ido la luz. Los fallos eléctricos eran comunes en P.R.E.Y por los vientos helados que circulaban por las montañas, así que la institución tenía un generador que arrancaba apenas había un apagón.

Sin embargo, esta vez, cuando la luz no volvió a los segundos, Frey supo que algo estaba mal y lo confirmó cuando un grito desesperado resonó por el pasillo.


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NOTA DE LA AUTORA: Falta de tacto de Frey y Luna entrando al chat. Ellos hablando de cosas tipo tranqui como si fuera el clima xD

Aquí les dejo un chancletazo a los que ya empezaron a shipearlo con Maren por el sueño, con Luna porque hablaron, o con Balkan porque lo descubrió. ATRAS ESPIRITU SHIPEADOR DE WATTPAD. -LES TIRA LAS CHANCLAS-

Espero estar más activa con baby Frey, gracias por la paciencia. 

SE LES QUISOOOO,

ARIANA STEIN. 

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