El Infierno y la Gloria (y to...

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El Infierno y la Gloria (y todo lo que hay en medio)
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"Te llamé y no hubo respuesta, todo es una pérdida de tiempo.

He querido esto desde siempre, pero no sé, no es como pensaba.

Nunca funcionará. ¿No lo ves? Debes dejar que duela"

—"Blue", de Far Caspian.

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1

Ambos hombres salieron de la habitación del mayor en completo silencio, caminaron por el pasillo –con Hoseok al frente– hasta regresar a la mesa en la cocina, donde Minhee se había quedado esperando mientras curioseaba en su teléfono celular. Al percibir la presencia de Yoongi y su padre, Minhee puso el teléfono sobre la mesa y los observó a ambos atentamente, parecían mucho más tranquilos que momentos antes cuando había rezado internamente para que Yoongi no terminara echándole los brazos al cuello a su padre.

—Voy a tener que salir un momento —anunció el mayor con los brazos cruzados sobre el pecho, Yoongi sólo estaba parado detrás de él con la mirada puesta en el suelo—. Voy a ir a dejar a Yoongi a su casa, prometo no tardarme nada.

Hoseok no esperó a que su hija le respondiera algo, sino que avanzó hasta la sala de estar y tomó una chaqueta que había dejado por ahí, Yoongi lo siguió en silencio. Minhee miró a la nada mientras trataba de procesar lo que acababa de escuchar, comenzaba a sentirse enfurecida nuevamente al darse cuenta de que su padre planeaba desviarse del tema y no responderle ninguna de sus preguntas, ella quería saber de dónde había venido todo el desastre, pero ahora tenía el doble de curiosidad por ello, curiosidad que había sido despertada por Yoongi. Minhee no estaba muy segura del por qué, pero en serio quería saber de dónde Yoongi había salido.

—Papá... —Hoseok estaba guardando su billetera en el bolsillo trasero de sus pantalones (no había usado pijamas en primer lugar porque no se había atrevido a entrar por ella después de depositar a Yoongi en su cama, tampoco había tenido oportunidad de cambiarse esa mañana y no pensaba hacerlo) cuando Minhee llegó a donde ellos—. ¿No me dirás nada?

Los hombros de Hoseok cayeron en señal de derrota, sabía muy bien que su hija era persistente y que él ya había dado muchas largas, la situación era demasiado inusual como para que ella pudiera sólo ignorarla como si nada. Hoseok miró a su hija y después miró detrás suyo, donde Yoongi se había recargado en la pared y no se atrevía a mirar a ninguno de los dos. —Yoongi... ¿Te parece bien si esperas en el auto? Por suerte anoche aún encendía y pude estacionarlo propiamente, yo te alcanzo en un momento —le dijo, el chico asintió y salió de la casa con recelo. Hoseok no tenía problemas en dejar ir a Yoongi así, él tenía las llaves de todos modos. Se dirigió a su hija—. No es nada grave, Minhee.

—Sigues diciendo eso pero ignoras que el jardín está destruido, que ese chico parece enojado contigo y que encima te rehusaste a que denunciáramos algo —repuso —. Papá, ¿realmente crees que todo es tan normal para que yo no pueda siquiera preguntar algo?

Hoseok lo entendía, en serio lo hacía, sólo que su lengua seguía atada y el valor aún no aparecía por ninguna parte. Tenía en la mente las palabras que había pensado en decirle a su hija, pero él jamás le había mentido y no se sentía bien haciéndolo. —De acuerdo... Mira, como te dije en la tienda, Yoongi es un chico al que yo le doy clases en la escuela. Digamos que él es como los chicos de ese colegio... Pues complicado —no la miró a los ojos mientras hablaba, temía que ella se diera cuenta de que no estaba siendo completamente honesto—. Le puse una mala calificación que lo hizo no aprobar y él enfureció, eso es todo. Lo notaste anoche, él estaba ebrio, y por alguna razón que no entiendo terminó viniendo aquí. Si no quise llamar a la policía es porque al final de cuentas Yoongi es sólo un chico, tiene una vida lo suficientemente complicada como para que yo se la complique todavía más, ¿lo entiendes?

Lo último no era del todo mentira, Hoseok no pensaba hacerle algo como eso a Yoongi por la misma razón que no lo había hecho con Namjoon aunque era testigo de literalmente un delito. Si lo pensaba bien, Hoseok no los conocía bien a ninguno de los dos y eso podría traerle represalias en algún momento, pero por más que analizaba las situaciones y pensaba en cómo habían interactuado con él, más se daba cuenta de que no eran malas personas, sólo eran chicos a los que la vida los había puesto en los lugares equivocados; había pasado poco tiempo, pero antes de eso Hoseok creía que conocía bien el panorama, estaba convencido de que la pobreza y los problemas no eran una excusa para terminar haciendo cosas ilícitas, que siempre se puede salir adelante aunque la luz al final del túnel no aparezca por ningún lado, pero como había dicho Namjoon, es fácil hablar cuando siempre se ha tenido todo, es fácil hablar cuando no naciste destinado para el fracaso.

—Sí, papá, lo entiendo —respondió Minhee detenidamente—. Aunque no entiendo una cosa... Quiero decir, de todos los lugares del mundo a los que su... No sé, ¿instinto? Pudo llevarlo, Yoongi terminó viniendo aquí... Tiene que estar realmente enojado contigo, ¿no crees?

Hoseok quiso responderle algo simple y que lo sacara de la situación, quiso reafirmar que al final de cuentas estaba ebrio y que las personas cometen muchas idioteces bajo la influencia del alcohol, pero entendía perfectamente ese enojo, ese rencor y esa frustración por parte del Yoongi, es más, podía sentirla en carne propia porque él no se encontraba mucho mejor que eso. Hoseok estaba casi tan enojado y frustrado como Yoongi, la diferencia era que con el paso del tiempo había aprendido a canalizar esas emociones en acciones calculadas, lo que lo convertía exactamente en el polo opuesto de Yoongi, que aunque tratara de ocultar sus emociones detrás de una fachada fría y desinteresada, éstas terminaban desbordándose. Tal vez Yoongi no había aprendido tanto de la vida como decía, todavía no llegaba a esa parte donde se aprende a tragar las palabras hirientes en lugar de hablar para resolver un problema y éstas terminan siendo expulsadas por sí solas de una, todavía no le tocaba vivir esas ocasiones donde parece mejor pretender de forma permanente para poder salvar un matrimonio, una familia y una reputación.

—Sí... —murmuró—. Está realmente enojado conmigo.

Afuera de la casa, Yoongi no había sido capaz de moverse después de presenciar el desastre que había provocado; el jardín delantero de la casa de Jung Hoseok estaba hecho trizas, las pocas plantas que antes estaban ahí habían sido prácticamente demolidas por las llantas del auto de Sihyuk, el buzón había sido arrancado de su sitio y algunas porciones de pasto recibieron el mismo trato, lo cual hizo que Yoongi pensara que habían sido plantadas recientemente. Yoongi tuvo que acomodar sus mechones de color azul de manera que le cubrieran la mirada y le sirvieran como refugio cuando algunos vecinos que pasaban por la calle lo miraron de forma desaprobatoria, reconociéndolo como el causante de los destrozos. Dando otra mirada alrededor, Yoongi pudo ver la pequeña casa de madera que fungía como garaje en la casa de los Jung y cuya pared tenía un agujero, después notó que el auto de Sihyuk estaba estacionado cerca y que no lucía muy bien en la parte delantera. Yoongi sintió algo de alivio y se dijo a sí mismo que lo del auto podría ser peor, al parecer los verdaderos daños habían sido a la casa de Hoseok.

La puerta de la casa fue abierta y Yoongi se dio la media vuelta para observar a Hoseok, que iba saliendo. —Yoongi, ¿por qué no estás en el auto? —preguntó.

—Yo... Estaba viendo lo que hice... —respondió, poniendo su mirada sobre el jardín una vez más. Hoseok asintió pausadamente y avanzó hasta pararse al lado del muchacho. Yoongi estaba sorprendido de que Hoseok no estuviera enojado con él, de cierta forma hasta parecía entenderlo, lo cual era raro porque la gravedad de la situación era mayor a lo que le había pasado a su auto cuando alguien le había robado las llaves de la Ducati—. Lo siento...

—Lo sé —susurró—. Lo entiendo.

— ¿Lo entiende? —preguntó el menor con sincera curiosidad, buscando los ojos de Hoseok, pero éste no lo miró, sólo asintió—. P-pero, esto... Vamos, señor Jung, sólo mire lo que hice, ¿en serio no va a decirme nada?

— ¿Qué quieres que te diga, Yoongi? —Hoseok por fin lo miró, Yoongi notó que lucía cansado, también lucía harto —. Lo hecho, hecho está.

—Debe haber alguna manera en la que pueda pagar por esto, yo... Yo... —el chico miró a su alrededor como si allí estuviera la solución, pero sólo se encontró con más desastre. Yoongi sabía que no tenía cómo pagar lo que había hecho, pero le resultaba difícil creer que simplemente podía escaparse libremente con ello.

—Sólo sube al auto, Yoongi, se está haciendo tarde y no sabemos cómo esté tu madre porque no pasaste la noche en casa —Yoongi no le dijo nada como respuesta aunque sabía que a su madre no le importaba jamás si él llegaba a dormir o no, sólo tragó saliva de forma dura y avanzó hasta el automóvil con Hoseok caminando detrás. Yoongi suspiró y entró al lugar del copiloto, se acomodó en el asiento y abrazó sus rodillas, recargando su barbilla sobre éstas. Hoseok sintió un vacío en el interior al notar la expresión en el rostro del más joven, lucía roto y confundido. El hombre optó por sólo subir al automóvil sin decirle nada, se colocó el cinturón de seguridad y rezó internamente para que el automóvil encendiera sin problemas.

Después de girar la llave, ambos dejaron salir suspiros llenos de alivio cuando el auto encendió; Hoseok sintió la necesidad de voltear a ver a Yoongi y sonreírle, pero se contuvo. Antes de que Hoseok comenzara a conducir fuera de ahí, Minhee salió corriendo hasta llegar al auto y asomarse por la ventana del lado donde estaba sentado Yoongi.

—Minhee... ¿Qué pasa? —preguntó Hoseok.

—Uhm, bueno... Sólo quería decirte que tuvieras cuidado y pues... —Minhee miró al suelo y se encogió de hombros, un sonrojo apareció en sus mejillas antes de mirar a Yoongi con timidez—. Fue un gusto conocerte, Yoongi... Ten más cuidado la próxima vez, no todos son tan buenos como mi papá.

Yoongi miró a la chica sin saber qué decir y después miró a Hoseok, quien lucía igual de sorprendido que él.

Hoseok no había pasado mucho tiempo con su hija durante los últimos dos años, pero la conocía lo suficiente como para decir que Minhee normalmente no haría algo como eso, en la escuela siempre era reservada y se limitaba a estar con su grupo pequeño de amigos, jamás le hablaría a un chico con tanta facilidad, mucho menos a un chico como Yoongi.

—Gracias... —murmuró Yoongi como respuesta. Minhee se apartó y se quedó de pie ahí en lo que su padre retrocedía con el auto hasta salir del espacio frente al garaje. Minhee ondeó la mano en el aire y esbozó una pequeña sonrisa, pero Hoseok no supo si era para Yoongi o para él.



2

Hoseok le preguntó la dirección de su casa y Yoongi se la dijo muy despacio, como si tuviera miedo de hablar, pero en realidad sentía algo muy parecido a la vergüenza, misma que se intensificó cuando Hoseok utilizó su teléfono celular para conocer el camino y recibir indicaciones de cómo llegar, y murmuró algo como <<Nunca he estado en ésta zona...>>.

El clima estaba mucho más cálido que el día anterior, Yoongi incluso se había quitado la sudadera en algún momento y la arrojó al asiento trasero del auto, y aunque Hoseok también tenía calor, no se atrevía a hacer lo mismo para no dejar en evidencia las marcas borrosas en su cuello una vez más. No era como si no quisiera que él las viera, era tonto porque Yoongi las había dejado ahí y porque ya era más que obvio por las palabras de su hija, pero Hoseok se sentía expuesto debajo de la mirada de Yoongi, sentía como si ese chico pudiera verlo todo. Lo que Hoseok no sabía era que la chaqueta no cubría mucho, había una marca particularmente visible –y que comenzaba a desvanecerse– que quedaba fuera del alcance de la tela y en la que Yoongi venía pensando desde que puso un pie dentro del automóvil.

Yoongi seguía en la misma posición que al principio, seguía abrazando sus rodillas como antes, pero ahora veía por la ventana y se mordía las uñas ocasionalmente, sus movimientos hicieron que Hoseok notara los anillos que llevaba en las manos, un detalle que le había llamado la atención desde antes pero que sabía que no era muy buena idea indagar.

Seguía teniendo tantas preguntas como el día que el destino o lo que fuera los había hecho coincidir, pero Hoseok ahora más que nunca sabía que no podía preguntar nada más, no podía darse más libertades a las que después terminaría llamando "confusiones" cuando ya había aceptado frente a Yoongi que no podía dejar de pensar en él. Por momentos Hoseok deseaba que las cosas pudieran ser tan sencillas como antes, que Yoongi jamás figurara en su vida ni él en la suya, de esa manera no se sentiría al borde de la locura a cada segundo, no se sentiría tan culpable tampoco.

Pero por otra parte, cuando se ponía a pensar en cómo serían las cosas si su encuentro no hubiera sucedido, terminaba pensando sin querer en sus labios sobre los suyos, en su sonrisa misteriosa y la agresividad que a veces se sentía justificada, Hoseok terminaba pensando en el brillo ocasional en los ojos de Yoongi y el sentimiento que se apoderó de él cuando lo sostuvo en sus brazos con fuerza y apretó su cintura como si tuviera miedo de que se lo quitaran, no podía dejar de sentir esa necesidad de cuidarlo y de hacerlo sonreír aunque fuera por una cosa tonta como el gusto musical que compartían. Hoseok se decía a sí mismo que aceptaría borrarlo todo sin pensarlo dos veces, pero entonces los besos de Yoongi regresaban a su mente y él ya no estaba tan seguro.

Hoseok estaba pensando en todo y en nada a la vez cuando sintió que la velocidad del automóvil reducía gradualmente, pero no por obra de él, sino por sí sola. Chasqueó la lengua y presionó el acelerador, pero el auto no respondía, sino que la velocidad seguía reduciendo.

— ¿Por qué nos detenemos? —preguntó Yoongi con el ceño fruncido.

—No nos detenemos —dijo—. Es el auto.

Justo cuando Hoseok terminó de hablar, el automóvil se detuvo con un extraño chirrido que ninguno de los dos pudo reconocer. Yoongi suspiró y se cubrió el rostro con ambas manos, imaginando lo que le esperaba en casa cuando tuviera que enfrentarse al novio de su madre y mostrar su automóvil que no sólo había sido dañado del frente, sino que tampoco encendía. Hoseok mordió su labio inferior y retiró la llave antes de volverla a introducir, tratando de encenderlo de nuevo, pero éste sólo emitía el mismo sonido y no encendía.

>>Vamos, vamos...

—No tiene que hacer esto —Hoseok volteó a ver al menor cuando lo escuchó hablar, Yoongi sólo se encogió de hombros—. Puede irse a casa, no tiene que ocuparse de esto. Yo puedo regresar a casa a pie y después me las arreglaré con lo del auto, no es necesario que se quede, dudo mucho que el auto encienda.

— ¿Bromeas? No se me ha olvidado que anoche te diste un buen golpe en la frente y que no recibiste la atención médica necesaria, no puedo dejarte aquí solo así como así —dijo, como si lo hubiera ofendido—. Aparte, ¿cómo piensas ocuparte de lo del auto?

—Ya pensaré en algo... —murmuró.

—De acuerdo... A ver, en primer lugar, ¿de quién es éste auto, Yoongi? —preguntó. No es como si creyera a Yoongi capaz de cometer delitos graves, pero el chico estaba borracho la noche anterior; Hoseok rogó que el auto fuera de algún conocido y que no lo hubiera tomado de una persona aleatoria, entonces estaría en un verdadero problema y no sólo Yoongi, sino Hoseok también por ayudarle.

—Es del novio de mi madre, anoche llegué a casa y el auto sólo estaba ahí —dijo—. Pero el muy idiota también lo dejó con las llaves puestas y todo...-

—Yoongi —lo reprendió con la mirada.

—Lo siento. Sé que no estuvo bien, pero no sé qué me pasó anoche, estaba muy borracho —se defendió—. Jamás hubiera hecho esto si no hubiera sido así. No es como si hubiera querido ir a su casa, no sé qué me pasó... No pensaba acercarme a usted nunca más, mucho menos porque su hija estaba ahí.

—Lo sé, Yoongi... —Hoseok se recargó completamente sobre el asiento y posicionó sus dos manos detrás de su cabeza, entrelazándolas, Yoongi sólo observó en silencio—. Estabas ebrio y enojado, esa es una mala combinación para cualquiera.

Tal vez porque todo últimamente era tan tenso o porque estaba resentido, pero Yoongi ya había olvidado lo atractivo que le había parecido Hoseok la primera vez que lo vio, lo hipnotizado que se sintió al ver su perfil y lo mucho que lo afectó para que se terminara convirtiendo en la inspiración absoluta para sus mejores trabajos. Hoseok estaba justo ahí, cerca de él, tenía los ojos cerrados y los labios entreabiertos, estaba ojeroso y despeinado, cansado, y Yoongi pensó que todo lo que les estaba sucediendo le estaba pasando tanta factura como a él.

Yoongi ya no sabía qué decir, ni siquiera estaba seguro si debería de decir algo porque ahora estaba más que comprobado que cada vez que abría la boca cosas malas pasaban. Así fue como empezó todo, con él no siendo capaz de hacerse cargo de sus propios sentimientos infundados y explotando de la peor manera, arruinándolo todo. Cuando veía a Hoseok quería tantas cosas y al mismo tiempo no quería nada, quería que lo viera como cuando estaba en su regazo en el sofá de su casa y se besaban como desquiciados, pero al mismo tiempo quería correr y no encontrárselo jamás. Yoongi quería seguir sintiéndose como cuando Hoseok le obsequió los álbumes y le dijo que se merecía cosas buenas, pero al mismo tiempo no quería volver a sentir ni una pizca de anhelo, admiración o amor en toda su vida.

—Yo también lo siento —dijo Hoseok, aún con los ojos cerrados.

— ¿Por qué?

—Por no decirte que tenía una hija... Ya sé que ya lo dije, pero aun así quiero que lo sepas, quiero que sepas que hablo en serio cuando digo que lo siento —murmuró—. No estaba jugando contigo ni estaba tratando de engañarte, no era un teatro. Te aseguro que no tengo ni la más mínima idea de lo que estábamos haciendo, pero no trataba de jugar contigo.

Esa cosa que hacía palpitar a su corazón con fuerza al escucharlo hablar estaba amenazando con aparecer otra vez, Yoongi cada vez sentía más miedo de lo que ocurría en su interior. Cada vez que trataba de sacar a Hoseok de ahí fallaba miserablemente, escucharlo decir que no era un juego sólo volvía a encender esa peligrosa chispa que por momentos sabía a engaño, pero la mayoría del tiempo a esperanza. ¿Esperanza de qué? Yoongi no lo sabía, pero algo dentro de él se regocijaba por acciones simples, como si estuviera tan necesitado de algo, que cualquier migaja era buen.

>>Pero creo que hemos tenido suficiente.

Y así tan rápido como se encendió, rápidamente se apagó.

—No entiendo... —Yoongi no dejaba de observar a Hoseok, el hombre abrió los ojos despacio y se enderezó en el asiento.

—Creo que sería mejor si sólo lo dejamos atrás, Yoongi —respondió. Por primera vez en mucho tiempo estaba seguro de algo, y ese algo era que se tenía que apartar de Yoongi lo más rápido posible. Ya lo había pensado antes, pero en ésta ocasión por fin estaba siendo firme y diciéndolo en lugar de solo meditarlo y caer inevitablemente en sus labios de color rosa otra vez—. Lo he estado pensando y lo que pasó en la tienda, lo que pasó anoche y lo de ésta mañana sólo comprueba que esto no debe de volver a suceder... No sólo eso, sino que creo que simplemente debemos... No sé, actuar como si tú y yo no nos conociéramos en absoluto.

—Se refiere a... -

—A no volver a hablar jamás, Yoongi, ni siquiera mirarnos cuando estemos de regreso en la escuela —repuso—. Dijiste antes que mentir se me da bien y aunque me sentí ofendido cuando lo escuché, creo que no estás tan errado. Y aunque mentir no sea lo correcto, creo que ésta vez es necesario. No sé qué pasa conmigo, Yoongi, no me entiendo, y no necesitas eso para ti... Yo estoy en un lugar muy vulnerable ahora, mi prioridad es recuperar mi relación con mi hija, no necesito complicaciones, y creo que tú y yo sabemos que lo que pasó es mucho más que una complicación.

— ¿Por qué no me dijo eso en su casa? —Yoongi estaba poniendo todo su esfuerzo en no sonar decepcionado o triste, que sus palabras no parecieran un reclamo, pero no estaba muy seguro de estar logrando su propósito—. ¿Por qué tomarse la molestia de ocuparse de mí anoche? ¿Por qué insistir tanto en traerme a casa?

—Lo hice porque no puedo mentir en eso, me interesas —dijo—. Me interesa que estés bien porque al final de cuentas eres un ser humano, un adolescente, yo he dedicado toda mi vida a tratar de darles algo bueno a los adolescentes y no podía simplemente echarte a tu suerte de la casa u obligarte a que me pagues lo del estúpido jardín.

Debió imaginarlo, eso era lo más prudente aunque algo dentro de él se estuviera sintiendo como si se rompiera. Yoongi procesó la idea unos momentos y después asintió lentamente con la cabeza. —Está bien —dijo—. Está... Bien.

—Gracias, Yoongi, te aseguro que es lo mejor —le respondió, esbozando algo muy parecido a una sonrisa, pero muy lejos de ser una—. Tal vez debamos llamar a alguien que nos ayude con el auto, conozco a un chico que es bueno en ello.

Hoseok sacó abruptamente sus pensamientos del asunto con Yoongi y optó por concentrarse en el automóvil porque así dejaría de sentirse culpable más pronto, o por lo menos eso creyó. Hoseok recordó que tenía el número de Namjoon en su teléfono y pensó en llamarlo para que lo ayudara, pero recordó la voz de su tío cuando trataban de arreglar el automóvil, diciendo que siempre es bueno intentar una última vez.

A lo mejor fue el destino o una simple coincidencia, pero después de que Hoseok se quedara en silencio un momento y girara la llave de nuevo, el auto encendió. Hoseok sonrió de forma genuina y buscó la mirada del más joven, pero él sólo estaba mirando sus dedos sobre su regazo, así que guardó silencio y se dispuso a conducir.

Tuvieron suerte, puesto que el auto no volvió a detenerse por el resto del camino aunque por momentos parecía que volvería a hacerlo. Hoseok y Yoongi estuvieron en silencio en todo momento.



3

— ¿Es aquí? —Preguntó Hoseok después de conducir un buen rato al ver un complejo de apartamentos que no lucía del todo bien, no hubo respuesta así que sólo volteó a ver al chico—. ¿Yoongi?

—S-sí, es aquí... —Yoongi sentía una vergüenza terrible en ese momento, así que sólo fingió que no prestaba mucha atención. Le avergonzaba que Hoseok viera dónde vivía—. Gracias, señor Jung.

Hoseok asintió y apagó el automóvil, se deshizo del cinturón de seguridad y abrió la puerta sin mirar detrás de él. Yoongi también bajó, dejando de lado a Hoseok y tratando de prepararse mentalmente para lo que ocurriría en casa.

A Yoongi no le daban miedo sus "padrastros", dejaron de hacerlo hace mucho, y la mayoría de las veces que se envolvió en una pelea con alguno no le fue tan mal, pero Sihyuk era mucho más grande y pesado que él, también parecía fuerte. Por otra parte, no estaba muy seguro de si su madre se le uniría para darle una paliza como lo hizo una vez cuando él tenía quince, ahí no sabría cómo defenderse porque no sería capaz de devolverle un golpe a su madre, jamás se atrevería a tocarla con violencia ni un poco.

Yoongi caminó hasta estar frente a Hoseok, quien extendió la mano para entregarle las llaves. —Sé más responsable en el futuro, Yoongi, ¿está bien? —le dijo, en su rostro había una sonrisa melancólica—. Espero que te vaya bien.

—Gracias, Hoseok —lo llamó por su nombre de forma voluntaria, tal vez porque esa sería la última oportunidad que tendía de hacerlo—. Espero que...-

—No puede ser... —Yoongi escuchó la voz de otro hombre detrás de él, una voz que definitivamente era la de Sihyuk. La expresión de Hoseok se deformó y Yoongi volteó lentamente para encontrarse con que el hombre estaba ahí. Sihyuk tenía ambas manos en los cabellos y su rostro estaba rojo por la furia al notar los daños en su automóvil.

—Sihyuk... —murmuró Yoongi. Sabía que tenía que lidiar con mucha mierda en algún momento, pero no quería que fuera frente a Hoseok.

—Maldito animal de mierda... ¡Tú te lo llevaste anoche! —Sihyuk se acercó rápidamente y tomó a Yoongi del cuello de su camiseta, sacudiéndolo violentamente—. ¡¿Qué mierda pasa contigo?!

—S-señor —Hoseok se acercó a Sihyuk y trató de tomarlo por los hombros para que no lastimara al menor, pero el hombre parecía poseído de lo furioso que estaba—. Vamos, suéltelo. Yoongi cometió un error, pero...-

— ¿Y quién mierda es usted? —espetó. Yoongi aprovechó la distracción para soltarse y retroceder algunos pasos, respiraba agitadamente.

—Ah, no, vago de mierda, no te vas a escapar —Sihyuk se acercó a Yoongi una vez más y lo tomó por el antebrazo. El hombre doblaba la edad de Yoongi, también lo rebasaba por mucho en tamaño y peso, evidentemente en fuerza, así que al chico le estaba costando trabajo zafarse de él—. Te daré tu merecido y después me encargaré de que pagues por mi maldito auto.

— ¡Suéltame, idiota! —Yoongi trató de soltarse, pero ahora no lo logró. Sihyuk comenzó a caminar hacia la entrada del edificio sin soltar a Yoongi, Hoseok sólo los observó con la respiración agitada y los puños apretados a cada lado de su cuerpo.

El hombre desapareció en la puerta del edificio y se llevó a Yoongi con él, Hoseok tragó saliva y se cubrió el rostro con ambas manos, dispuesto a dar la media vuelta y regresar a su casa en lugar de seguir metiéndose en cosas que no le incumbían.

—No me incumbe, no me incumbe —murmuró para sí mismo mientras caminaba lejos de ahí—. No es mi asunto, mis estudiantes dejan de ser mi asunto cuando salen de la escuela, mi único asunto es mi hija.

Hoseok jamás creyó eso, siempre estaba dispuesto a ayudar a un alumno si estaba dentro de sus posibilidades, pero eso era lo que le decía su padre y en ese momento estaba dispuesto a considerarlo cierto por primera vez en toda su vida. Estaba yendo en contra de sí mismo con cada paso que daba lejos de ese edificio, su frente sudaba y la incertidumbre seguía creciendo dentro de él porque entre más se alejaba de lo que pasaba en el interior, más le daba la espalda a Yoongi.

No quería enredarse más con Yoongi, no quería que su vida se siguiera complicando, pero esa necesidad de protegerlo seguía ahí y le estaba haciendo imposible la tarea de alejarse y no sentirse como basura por ello.

>>Maldita sea...

Hoseok suspiró profundamente antes de dar la media vuelta y comenzar a caminar de regreso al edificio.

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