¿Por qué querríamos a una
diosa que ama la guerra?
— Eris, regresaste —La castaña asiente dejando su mochilla justo a lado del comedor
— Si, el autobús es una mierda, se ponchó y tuve que tomar otro que me llevó mucho más lejos de lo que ya estaba dejandome en su última parada que esta a media hora de aquí y cómo mi escaso dinero se acabó por ese estúpido autobús tuve que regresar caminando, me duele la espalda por esa tonta mochila, recuérdame que debo dejar de llevar cosas inútiles en ella -se queja mientras se sienta en el sofá notando que hay un hombre justo a lado de ella- mierda -suelta al darse cuenta de su presencia.
— Señorita Enger —saluda retirando sus lentes sorprendiendo a la chica al reconocer su rostro.
— Ay, carajo —voltea su mirada a otra parte pero se encuentra con la de su padre quedandose estatica mirando a la nada apenada.
— Eris —Kevin llama la atención de su hija, a lo que ella carraspea acomodando su ropa para continuar su charla.
— Si, s-soy yo, Señor Stark —muerde sus labios pensando en que quizá fué la peor presentación de su vida.
— Bien... me alegra que sepas hablar algo más coherente que solo groserías —Eris alza ambas cejas y voltea nuevamente en otra dirección tratando de no tomarse personal el asunto— Bien, ahora que todos estamos aquí... creo que necesitamos hablar los tres de algo importante, ¿Cierto, Eris? —Kevin observa a su hija con una ceja en alto mientras que la castaña solo se limita a hacerse la desentendida ya que realmente no sabía de lo que estaba hablando, sin embargo tenía la ligera sospecha de que era lo que quería decir.
— ¿Pasa algo con Eris? ¿Le va mal en la escuela? ¿hizo algo que no debía? Yo ya le dije que dejara de ser tan apática —Tony de inmediato niega frenéticamente dejando de lado las ideas de Enger resultando que Kevin solo suspirara rendido mientras se cruzaba de brazos mirando con sospecha a su hija— Bien, entonces ¿Qué pasa con Eris?
— ¿Usted sabe que su hija rompió una de sus reliquias más valiosas? —el castaño suspira cansado de que se lo recuerden asintiendo mirando al suelo— Bueno, al menos lo sabe —murmura mirando a Eris quien no tenía expresión en su rostro— ¿Por qué le puso por nombre Eris a su hija? —Kevin se queda extrañado por la pregunta pero procede a responderla
— Mi esposa amaba la mitología Griega, le encantaba escuchar de Artemisa, Athenea y Afrodita... pero también amaba la historia de Eris —Explica dirigiendo su vista en su hija con una sonrisa— La leyenda más famosa... la Guerra de Troya. Tanto los dioses y diosas como mortales fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis. Solo la diosa Eris no fue invitada debido a su naturaleza problemática y entonces llegó sin invitación para entregar la manzana de la discordia —Tony asiente con lentitud mirando a ambos.
— Bien, linda explicación... ahora, Kevin, ¿Puedo llamarte Kevin?
— Adelante, Señor Stark
— Dime Tony, gracias —muestra otra ligera sonrisa forzada mientras se acomodaba el saco levantandose del asiento— ¿Tienes algo que decir Eris? —la chica de ojos marrones solo se queda callada unos segundos ya que lo que sea que diga, sería algo sumamente difícil de creer, aunque bueno, si sus padres amaban la mitología y la arqueología, quizá su padre le creería.
— Rompí la estatuilla de Eris...
— Eso lo sé
— Era una piedra dónde desterraron a la verdadera Eris...
— Eso lo sé, hija, por eso te la regalé
— Eris es parte de mí, ¿No entiendes? —alza la voz molesta mientras se levanta perdiendo la paciencia, Tony se acerca a ella para tomarla del brazo y ligeramente regresarla a su asiento para que se tranquilice.
— Lo que quiere llegar a decirle, es que Eris probablemente sea una clase de reencarnación de una Diosa Antigua.
— ¿Éride estaba ahí dentro? -pregunta refiriendose a la estatuilla. Eris asiente— ¿Y que se supone que hace? No he visto nada extraño en ella desde que la rompió. —Eris suelta una carcajada.
— Te lo dije, ni siquiera lo notaría, era mala idea decirle. —exclama la castaña mientras observaba a su padre con gracia. Kevin solo le dedicó una mirada molesta.
— ¿Entonces? —vuelve a preguntar dirigiendo su vista en Tony— ¿Que hace Eris desde que rompió eso?
— Se lo resumiré —dice Tony dando ligeros pasos frente a Kevin— ella causa caos en todo lo que se le ponga en frente si así lo desea... Thor conoció a Eris, es hija de Zeus y Hera y es hermana de Ares, ¿No? —Kevin asiente— esa mujer corromperá el corazón de Eris si Eris no le pone algún límite. —el pelinegro mira a la chica con cierta pena y suspira— por eso pido permiso para poder llevarmela, no solo para ayudarla, si no para que pueda usar lo que Eris le ha dado para algo bueno, si solo la conserva... es probable que pronto cause alguna catástrofe.
— ¿Solo así por así? Eris es mi hija Señor Stark, entiendo lo que sucede pero... ¿Solo así? ¿Quiere llevarsela a ver si sobrevive?
— Debe de aceptar esto, aunque parece que no le sorprende mucho lo que estamos diciéndole, así que ¿Usted tiene algo que decirnos, Señor Enger? —Kevin asiente ligeramente observando a su hija mientras largaba un suspiro pesado mientras posaba sus manos sobre sus rodillas.
— Tu madre era de descendencia Griega... Lo sabes, ¿Verdad? —Eris asiente, no suele ser de muchas palabras y cuando suele hablar es para dar su opinión sincera sobre las cosas— Dentro lo que yo sé, la familia de tu madre tenía cierta conexión con los Dioses antiguos, por eso no me extraña lo que me están contando, pero nunca creí que esa conexión podría llevarte a que una Diosa desterrada te diera poderes siendo su reencarnación o algo parecido —Eris suspira mirando a otra parte.
— Bien —suelta Tony juntando sus manos en un aplauso— creo que eso da más explicaciones, ¿Cierto, Eris? —Remarca sus palabras en la pregunta para llamar la atención de la castaña siendo ella que regresara su mirada al pelinegro y asintiera a sus palabras sin saber de que estaba hablando— Ahora necesito de su permiso para que Eris pueda estar segura.
— Pero dice que solo causa caos si así lo desea, no creo que Eris desee esta clase de cosas con frecuencia —ríe bajo. Tony sonríe con gracia por las palabras de Kevin y muestra su reloj que proyectaba un video de aquella ocasión que Eris causó una discusión a golpes en una tienda con solo ofrecer su ayuda a un hombre
— Creame señor Enger, que no entiendo cómo hace eso con tanta facilidad pero estoy seguro que Eris tampoco lo deseaba.
— ¿Y sus clases? ¿Se cancelarán?
— Oh, no, nunca hubo clases en realidad... —Tony hace una mueca— esa vez la necesitaba para algo importante en Sokovia
— ¿Fuiste a Sokovia? —la castaña se encoge de hombros— disculpe, si las cosas han sido así, creo que no deberia de permitir que mi hija éste en esta situación, ¿Qué otras cosas van a ocultarme?
— Cuidaremos bien de su hija —sonríe siendo interrumpido por una notificación de un mensaje haciendo que su gesto se borre de su rostro— ¿Entonces? ¿Eris irá conmigo? ahora tengo prisa y el camino de Brooklyn a Manhattan es una pesadilla. —Kevin mira unos segundos a su hija y suspira.
— ¿Harás todo lo que Tony te diga?
— Depende de que cosas, si me llegara a pedir que coma un bote de tierra obviamente no lo haría, así que no te prometo nada —Kevin asiente dedicándole una sonrisa con gracia. Eris suelta el aire que tenía acumulado esperando una respuesta de su padre.
— Bien, ve —Tony sonríe victorioso— pero tienes que marcarme cuando llegues y tienes que tenerme al tanto de todo, ¿Entendido? ¿Cuánto tiempo será?
— Depende de que tanto nos ayude Eris en su progreso, su ayuda en Sokovia fué increíble... tanto, que podría ser una Vengadora —la castaña sonreía conforme escuchaba a Stark y miraba a su padre esperando una reacción positiva pero al verlo con un semblante serio eso solo bajó sus ánimos, Kevin no quería alejarse tanto de su única hija, lo último que le quedaba de su esposa y eso le costaba entender a Eris.
— Vengadora... —repite Kevin asustado— suena peligroso...
— Bueno, está diciendole a la reencarnación de una diosa que es peligroso hacer esto... Eris lo pasará por alto. —Kevin le da la razón con una mueca y sin tener más opciones, se dirige a abrazar a la castaña dejando un beso en su cabeza mientras la mesía ocasionando que Eris mirara de reojo a Tony apenada.
— Promete que vas a cuidarte y que hagas lo que hagas siempre vas a enfrentar las cosas con valor, eso lo que hacen los Enger ¿Entendido? —ella asiente mientras viraba sus ojos, Kevin siempre decía aquella frase cada que tenía la oportunidad y eso ya tenía a Eris cansada de escucharlo. Tony carraspea disimuladamente para que pudiera quitarse de su vista aquel momento de padre-hija logrando con éxito su objetivo.
— ¿Nos vamos? El tiempo se acaba —señala su reloj apurado
— Pero necesito mis cosas, hacer maletas, avisar a mi escuela, amigos, familia...
— Yo ya avisé a tu escuela de eso —la castaña entonces queda callada unos momentos entendiendo que por esa razón sus maestros se despedian de ella de una manera tan emotiva— yo me encargo de todo eso niña, solo haz una maleta rápido, ¡tienes cinco minutos! —la castaña lo mira mal mientras se dirigía a su habitación para tomar sus cosas y Kevin la seguía.
— Todavía después de hacerle el favor de acompañarlo me da cinco tontos minutos —murmura mientras tomaba las cosas que consideraba importantes sobre la maleta que solía solo empolvarse bajo su cama— si o si deberá darme mi tiempo —bufa dando media vuelta topandose con Tony que la esperaba impaciente.
— Vaya, que lindas palabras Enger —alza una ceja el pelinegro mientras se cruza de brazos e inclina su cuerpo ligeramente en dirección a la castaña— ¿Ya casi terminas tu discurso de reclamo? ¿Gustas un vasito de agua para aclarar la garganta?
— Como sea, ya estaba terminando, gracias Tony —termina de cerrar el sierre de la maleta para cargarla y dejarla en el suelo sobre sus ruedas para transportarla a la puerta de salida para por fin irse con Stark a aquello que parecía ser su nuevo futuro. Si, nuevo futuro, desde lo ocurrido con aquella estatuilla el único futuro que veía Eris en sí misma solo era desastre personal, ¿Cómo podría llevar una vida normal sabiendo que su alma fué detestada por muchos dioses en la antigüedad?
— Por fin —rueda los ojos y se dirige a la puerta para salir— Muchas gracias por tu apoyo, Kevin, tu hija está en buenas manos —sonríe siendo nuevamente interrumpido por la despedida interminable de padre e hija que solo se miraban como tontos mientras se despedian con la mano en el aire— Eris, tengo una conferencia importante que dar para MIT, si no apuras tus sucios pies en estos momentos llegaré tarde y será tu culpa; andando —dice entre dientes jalando la maleta rosada a la cajuela para guardarla.
Después de aquellas palabras, la castaña se decidió entrar al auto de Tony mientras dejaba caer todo su cuerpo sobre el asiento y se cruzaba de brazos, no era algo que quería pero podía ayudarle.
— ¿Seguro que quieres que esté con usted para ayudarme? ¿No es para otra cosa de héroes tontos? Porque aunque ame la idea de ser Vengadora, no me llama la atención que mi vida sea dedicada a esto, ¿Sabe?
— No, tranquila, ¿Por qué querriamos a una diosa que ama la guerra? —responde con intención de hacerla molestar lograndolo con éxito. Tony se acomoda en el asiento y señala al rostro de la castaña para hacer una observación— así sonaste con tu comentario. El trabajo que tenemos no es cosa de heroes tontos, ¿Crees que usamos trajes solo para hacernos famosos? Arriesgamos nuestras vidas salvando personas que lo necesitan, y me estoy arriesgando al querer ayudarte, tu caso me ha llamado la atención... y no quisiera que Eris tome el control completo de tí y terminemos en algo que no quisiera contar.
— Si llegase a controlar a Eris... ¿Seré una Vengadora?
— Solo si tu lo quieres, al menos en mi opinión tu tienes potencial de serlo, si aceptas el equipo te tendría que conocer y entonces anunciarlo... después de eso viene la opinión pública, pero eso es otro tema... —suspira mientras observa su teléfono como si esperase alguna notificación en ella sin embargo la bandeja estaba vacía— Antes de que lleguemos, tendrás que acompañarme en la conferencia, te tardaste demasiado —bufa.
— De todas formas parece que no tengo opción —alza ambas cejas volteando su mirada a la ventana observando las calles y la lejanía en la que ahora se encontraba al no reconocer la ruta en la que pasaban, mientras más avanzaba el auto, más lejos se sentía de casa.