¿Cómo conquistarte?

By Karen_Jumbo

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El amor puede llegar de maneras inimaginables, en momentos y de personas inesperadas, en la vida hay un bajo... More

>> Sinopsis <<
1. El estado
2. El Mensaje
3. Nadie
4. Respuesta
5. Al descubierto
6. Confusión
7. Organización
8. Pretextos
9. Fiesta
10. Novio
11. Sola
12. Visita
13. Bien con eso
14. Engaño
15. Exámenes
16. Hasta que yo misma lo crea
17. Codificado
18. Salir con alguien más
19. Propuesta
20. Instructor
21. Helado
22. Sorpresa
23. Charla
24. Cariño
25. Decepción
26. Pensamientos
27. Intento
28. Travesuras
30. Gelatinas
31. Cumplido
32. Coqueteo
33. Celos
34. Tintinear
35. Viaje
36. Reencuentro
37. Familia
38. Tenemos que hablar
39. De vuelta
40. El premio de mi corazón herido
41. Aléjense de mi
42. Mal entendido
43. Luchitas
44. Me falta algo
45. Harás lo que sea

29. Ella

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By Karen_Jumbo

Capítulo 29

Nos bajamos del auto frente a una casa más grande que la de Lia y Marcus, en el jardín delantero hay focos que giran haciendo que el cielo se ilumine y creo que en la parte de atrás de la casa también.

La música se puede oír desde aquí, es como si quien viviera aquí y de quien es la fiesta fuera alguien muy importante, algo así como el presidente del país. Nunca he estado en una fiesta de esta dimensión, es muy...

—Campanita —llama Keylan sacándome de mis pensamientos.

Haciendo que deje de admirar a la mansión frente a nosotros.

Lo miro y el señala con su cabeza a su brazo el cual me está ofreciendo para entrar.

Lo acepto con gusto.

La incomodidad que nos acompañaba en el trayecto hasta aquí en su auto se ha esfumado. Debido a la grandeza de la fiesta la cual se llevó toda mi atención.

Antes de entrar por la gran puerta de la mansión Keylan se detiene de golpe.

—¿Paso algo? —pregunto confusa.

Él hace caso omiso a mi pregunta, lo veo respirar con pesadez y entonces entramos. Apenas ponemos un pie dentro de la gran mansión me quedo más sorprendida de lo que ya estaba, con la belleza de la sala de estar, la cual esta llena de gente, luces de colores dando vueltas haciendo que posiblemente se mareen los que ya hayan consumido algo de alcohol.

Me dejo guiar por Keylan adentrándonos más a la casa, pasamos por un pasillo que está en completa obscuridad y alguna que otra lampara con luz tenue lo que hace que no se vea nada más que un punto claro en donde están estas lámparas.

Hay gente que de verdad puede darse el gusto de gastar luz sin preocuparse por lo que tendrán que pagar al final del mes.

Keylan sigue caminando a los alrededores de la gente bailando en la pista de baile, hasta que llegamos a un bar, donde hay varios chicos y chicas con un delantal negro y una camisa blanca. Que atienden a todas las personas.

—¿Qué tal? Wiski y un jugo de naranja —oigo a lo lejos pedir a Keylan, demostrando que esta en su ambiente.

El chico al otro lado de la mesa del bar asiente y se da la vuelta para preparar el pedido de Keylan.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunto finalmente.

No he visto a nadie conocido aquí, solo he visto un montón de vestidos, algunos hermosos, otros muy reveladores y a todos los chicos con trajes y camisas. Es un hermoso lugar, pero si Keylan tampoco conoce a nadie, porque se arriesga a venir a una fiesta a la que no fuimos invitados.

—Es la fiesta de graduación de una amiga —me informa encogiéndose de hombros como si no fuera importante.

El mesero pone la orden de Keylan frente a nosotros, el chico fitness me ofrece el jugo de naranja, una vez lo acepto, él se termina el wiski del vaso de un solo sorbo.

Mis ojos duelen, de abrirlos tanto por la sorpresa, no me esperaba que hiciera eso, es como si necesitara ese trago para pasar esta noche.

Si tuvo que hacer eso para poder pasar esta noche en mi compañía en esta fiesta ¿Por qué razón me invito?, porque simplemente no vino él solo y ya, creo que habría disfrutado de esta fiesta viniendo solo.

Aparto la mirada de él y me enfoco en ver si reconozco a alguien aquí, busco entre las personas bailando y en las que están alrededor, claro las que puedo ver, ya que me es imposible ver a todos por mi estatura que, aunque use tacones no sirva de mucho ya que sigo siendo una enana junto a Keylan.

—Bailemos —invita Keylan una vez me empuja levemente con su hombro.

Lo miro en busca de alguna señal que me indique que lo hace solo porque me ha traído aquí. Al no encontrar nada más que su dulce mirada, acepto.

Caminamos entre la multitud, hasta que encontramos un lugar para bailar, Keylan empieza a moverse con mucha facilidad, tranquilidad y libertad. Me dejo llevar por la forma en que Keylan disfruta bailar aquí conmigo, la música se detiene luego de varias canciones.

—¿Cómo están? —grita por los altavoces una voz masculina. —Nuestra festejada es una persona muy querida, puedo verlo por la cantidad de personas que están aquí. —Se escuchan gritos de la multitud, veo a Keylan quien ignora las palabras del animador.

La música vuelve a sonar, los invitados a nuestro alrededor bailan como si no les hubieran cortado la inspiración del baile, Keylan se acerca con mi jugo de naranja.

Hay tanta gente aquí que no me he dado cuenta que él se ha alejado de mí, para ir a por mí jugo.

Empezamos a bailar de nuevo, pero somos interrumpidos por una chica de cabello negro, muy lacio y un vestido rojo ceñido al cuerpo.

—¡Viniste! —chilla cerca de nosotros.

La chica se cuelga del brazo de Keylan y se acerca dejando un beso descarado en la comisura izquierda de los labios de él, Keylan esta inmóvil, cuando ella se aleja él le devuelve una sonrisa, pero aun con una ceja enarcada.

Entonces la recuerdo, es la chica con la que lo vi el otro día frente a la cafetería.

Una punzada de dolor empieza ya no a crecer, en este caso es un dolor que abarca todo mi pecho haciendo que me sea difícil mantenerme de pie por mi cuenta, el aire empieza a faltarme, pero lo reprimo, trato de respirar de modo que nadie se dé cuenta de cómo me siento.

—No podía faltar —responde Keylan con felicidad.

Ella pone una de sus manos en el pecho de Keylan y lo mira con picardía.

—Por un momento creí que no vendrías —replica haciendo un mohín.

Keylan suelta una sonrisa girando su cabeza al lado contrario de donde ella esta, la vuelve a mirar con diversión.

—¿Alguna vez te he fallado? —pregunta y acomoda un mechón de cabello de ella tras su oreja haciendo que ella le dé una sonrisa abierta.

Es un conversación muy privada, una conversación que yo no debo escuchar, así que me alejo, de regreso al bar donde habíamos estado antes, luego de varios empujones e insultos llego a mi objetivo, pero está lleno de gente así que decido seguir caminando sin rumbo, para alejarme lo más que pueda de ellos.

Ella era la misma chica que le había llamado la noche que él me llevo a recostarme en el cuarto de Lia y le pedí que no se fuera.

Ha dicho una amiga. Debí imaginarlo, sin embargo sigo sin entender ¿Por qué me trajo a la fiesta de su novia?

Recuerdo algo que había estado olvidando que fue lo mejor de esa fiesta, las pequeñas gelatinas, quizás en esta fiesta también haya, camino de regreso al bar y trato de meterme entre todas las personas aquí, para llegar a los camareros. Una vez mi torso choca con la mesa del bar llamo al mismo chico que nos ha atendido hace un momento.

—¿En qué te puedo ayudar? —pregunta con amabilidad.

—¡Gelatinas! —suelto sin pensarlo.

El chico se acerca un poco más a mí.

—Disculpa ¿qué? —pregunta dejando claro que no me ha escuchado.

—¿Tienes gelatinas? —pregunto alzando la voz lo suficiente para que me escuche por sobre la música que suena en los altavoces y le sonrió educadamente.

El chico se aleja sonriéndome y asiente. Me hace una señal para que espere con su mano y se aleja.

Golpeo mis dedos contra la mesa del bar, esperando a que vuelva, una vez vuelve pone cinco gelatinas pequeñas frente a mí, miro al chico quien ya esta atendiendo a alguien más, sin pensarlo dos veces me tomo una gelatina y aunque sabe diferente a las que había tomado en la casa de Lia, me alegra que aquí también las hayan hecho.

—Tómatelo con calma —indica el mesero cuando estoy a punto de tomarme la segunda gelatina, poniendo su mano sobre la mía.

Asiento.

—¿Puedo venir por más en un rato? —pregunto.

El mesero niega con la cabeza mientras se ríe, rueda los ojos.

—Claro, solo asegúrate de que no sea tan pronto —informa.

—Gracias —digo con felicidad y me alejo para que pueda seguir con su trabajo.

Normalmente me es difícil socializar con las personas, pero con el mesero ha sido diferente.

Me tomo la segunda y tercera gelatina,  se me hace difícil llevarlas en mis manos a las cuatro, me adentro en la pista de baile, sin fijarme en que parte de la gran casa estoy exactamente y empiezo a bailar sola, pero igual disfrutare de la fiesta, no todos los días se puede venir a una fiesta como esta.

Me tomo las ultimas gelatinas mientras bailo y la escena de Keylan y la chica se va alejando de mi mente, haciéndome sentir mejor. Keylan es mi amigo, prefiero que lo siga siendo, una es feliz cuando sus amigos lo son, debería estar feliz por él. Creo que debería decirle que no es necesario que sigamos con la propuesta de ayudarme a conquistar a mi crush, porque, aunque me guste mucho no voy a interponerme en una relación.

Eso nunca.

Empiezo a sudar por el calor que se concentra aquí con tanta gente, así que voy por un jugo al bar o alguna gelatina, al ver a una pareja restregándose entre ellos sus partes íntimas, es que soy consciente de la canción que suena.

De verdad acabo de bailar, música de reventón.

Llegando al bar alguien me hala del brazo, tomándome desprevenida solo siento que choco contra alguien, abro los ojos y me encuentro con Keylan, me alejo de su agarre al instante, no quiero meterlo en problemas con su novia.

—Keylan —lo saludo, mientras busco a su espalda a la novia de mi crush.

Digo, amigo.

—Campanita ¿Qué haces? —pregunta con el ceño fruncido.

Niego con la cabeza y le sonrió.

—Nada —respondo.

—¿Dónde estabas? —pregunta analizándome.

—Justo aquí —muevo una mano en el aire en círculos.

Keylan rueda los ojos y me acerca a él.

—¿Te estas divirtiendo? —pregunta curioso.

Asiento rápidamente y el mesero aparece en mi campo de visión, me observa y me sonríe a lo lejos y vuelve hacerme una señal de que espere con su mano.

—Ya vuelvo —informo a Keylan sin mirarlo y me acerco al bar.

El mesero aparece con gelatinas en sus manos, pero me decepciona porque ahora solo trae consigo tres, no cinco. Quizás se las comió mientras venia de regreso. Las pone frente a mi, dudoso.

—¿Por qué te comiste dos? —reclamo indignada.

El mesero me observa con sorpresa.

—No me he comido nada —informa.

—En lugar de esas gelatinas deberías traerle un jugo de naranja como al principio —demanda Keylan a mi lado.

El mesero cambia su expresión a una seria y asiente.

—Si señor —acepta e intenta llevarse las gelatinas.

Me doy cuenta de sus intenciones, me apresuro y me tomo las tres gelatinas seguidas en un tiempo récord.

La expresión de sorpresa del mesero me hace sonreír, pero él ya no me sonríe.

—Elaine te dije que no deberías tomar las gelatinas —reprocha Keylan.

Lo miro extrañada.

¿Por qué esta tan enojado? ¿Habrá discutido con su novia?

—¿Dónde has dejado a tu novia? —pregunto acusatoriamente.

—¿Qué novia? —pregunta sin entender.

Empiezo a reírme a carcajadas, por el hecho de que ahora actúe como si no supiera de quien estoy hablando, luego de varios segundos caigo en cuenta de que en realidad, eso no tiene nada de gracioso así que dejo de reírme.

—Creo que debo irme —anuncio y paso por a lado de Keylan quien me sostiene el brazo impidiéndome avanzar.

Lo miro con el ceño fruncido.

—Vamos —informa.

Empezamos a alejarnos de la sección del bar, a lo lejos veo al mesero y me despido de él con un movimiento de mano, él me devuelve el saludo y se enfoca en seguir atendiendo a los invitados de la fiesta.

Me siento como una niña que ha sido regañada, siendo arrastrada en contra de su voluntad a su casa.

—Keylan, ¿ya te vas? —pregunta la novia del chico fitness acercándose a nosotros.

—Si, ya nos vamos —bufa de mala gana.

—¡Bye! —Me despido de la novia de Keylan y paso por su lado.

—Espera.

Sostiene mi otro brazo con fuerza, casi clavando sus largas uñas en el.

¡Auch!

Keylan se voltea sin entender y fija su mirada en mi brazo.

—¿Qué haces Sofia? —pregunta tratando de halarme hacia él.

Pero eso solo provoca que el agarre de la tal Sofia me lastime aún más.

—¿Enserio hiciste esto Keylan? —reclama Sofia con enojo claro.

—¿De que estas hablando? —pregunta Keylan tomando su mano y haciendo que me suelte.

—Le disté mi collar a ella, ¿Por qué no lo quise? —demanda con enojo. Levanta una mano con intención de darle una bofetada a Keylan, pero él la detiene en el aire como en las novelas.

—No le he dado nada —responde.

—No te atrevas a negármelo, lo estoy viendo con mis propios ojos —grita y sostiene el collar en mi cuello.

—Él no me ha dado nada —explico arrastrando un poco las palabras.

Quizás le guste mi collar.

Me lo saco y se lo tiendo, ella lo toma de mis manos de mala gana.

—¡Te lo dije es el que me disté! —chilla histérica.

—Consérvalo, me estaba causando alergía —confieso encogiéndome de hombros.

—¡Eres una pe...! —bufa con enojo.

Antes de poder entender lo que acaba de decir Sofia. Keylan me lleva con él a través de la multitud y me mete al carro en el lugar del copiloto.


♡゜・。。・゜ ✴ ✩ ✴゜・。。・゜♡

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