Omnisciente POV.
Anthony suspiró pasando sus manos por su cara. Llevaba por lo menos 1 hora recostado en su cama pensando en Camila. Sí, en Camila.
Desde hace días las cosas han cambiado más no para mal.
De tan solo pensar en la sonrisa de la chica una sonrisa se le escapaba a él. De tan solo pensar en sus abrazos su corazón se aceleraba levemente, y las ganas de tenerla abrazada todo el tiempo se hacían presentes.
Sus pensamientos parecieron invocar a la adolescente, pues su teléfono comenzó a sonar y el nombre de Camila se iluminó en su pantalla. Provocándole una sonrisa en el rostro.
Tomó el celular y contestó la llamada.
— Hola Ca-
— ¡Anth! ¡A que no sabes! —contestó emocionada.
— No, no se. A ver cuéntame. —Anthony se acomodo mejor en la cama, prestándole más atención.
— A ver, dejame empiezo por el principio. Con los chicos fuimos al cinema, pero ahí nos encontramos con los de cobra kai y pues ya sabes, ¿no? Discusiones, bla, bla, bla, yo soy mejor que tu, bla, bla bla. Lo normal pues —Anthony rió— ¡Y se viene la mejor parte!
— ¿Ajá?
— ¡Los llevamos a un campo de béisbol y se mojaron con los rociadores! —Camila rió, acostandosé en la cama.
Anthony no podía sonreír más, de verdad le encantaba saber que Camila estaba feliz.
Y aún más le encantaba oír su risa.
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Al día siguiente, saliendo del entrenamiento, Eli y Miguel venían conmigo para llevarme a mi casa. Según ellos, "por protección".
— ¿Cuando se van tus padres? —habló Eli.
— No lo se, ojalá pronto. —respondí, y paté una piedra del piso.
— ¿Y.. si les das una oportunidad? —me pregunto Miguel.
— Les he dado varias toda mi vida, —eleve la mirada hacia él— prometen cambiar, ¿lo han hecho? No.
— Bien, siempre estaremos para ti. —los tres paramos de caminar, al llegar a mi casa— ¿Lo sabes, no?
— Por supuesto Miguel. —sonreí— Ustedes son como los hermanos que siempre quise. —ellos sonrieron.
— Lo sabemos, somos los mejores. —habló Eli, cruzandose de brazos con un aire de superioridad.
— Ajá, claro. —ambos rieron.
— Bien, cuidate. —los dos dejaron un beso en mi cabeza, y se fueron.
Entre a mi casa, y subí a mi habitación.
— ¡Mierda! —pare en seco cerrando los ojos fuertemente— La tarea de mate.
Rápido saque mi teléfono y le marque a Anthony, el tuvo esa clase ayer por lo que debe tener la tarea.
— ¿Cam-
— ¡La tarea! Pásamela por faaa. —suplique, pero no escuche más a Anthony— ¿Anth?
— Te veo luego, ¡ah, y gracias! —fruncí el ceño, su voz sonaba alejada, como si hablara con alguien.
— ¿Anth? ¿Sigues ahí?
— ¿Qué? Ah, sí, sí, aquí estoy. ¿Q-qué ocurre Cami? —su tono de voz cambió a uno nervioso.
— ¿Interrumpí algo?
— No, no, para nada. ¿Necesitas algo?
— La tarea de mate, la que te pidieron ayer.
— Ahh, te la mando cuando llegue a mi casa.
— Dale, gracias. Adiós. —colgué la llamada y arroje el celular a mi cama.
<< ¿Con quien estabas Anthony? >>
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— But I miss screaming and fighting and kissing in the rain
And it's 2:00 a.m. and I'm cursing your name
So in love that you act insane... —cante con mi cepillo en manos. Bueno, más que cepillo yo lo tomaba como micrófono.
— ¿Camila puedes venir un momento? —pregunto mi padre entrando a mi cuarto.
— Ahora voy.
— Gracias.
Apague mi música y baje al primer piso. Mis padres estaban ahí con maletas a un lado de ellos, de nuevo.
— Hija, nosotros...
— ¿Se van? Ya lo sé, por lo menos ahora me lo dicen en cara y no por notas. Buen viaje, adiós. —sonreí apretando los labios y subí de vuelta a mi cuarto.
— Camila, por favor... —mi padre trato de ir tras mí, pero subí aún más rápido las escaleras, apresurado el paso a mi cuarto.
Una vez entre, cerré la puerta y volví a subirle el volumen a mi música.
Minutos después oí la puerta principal cerrarse, y un auto marcharse.
Se habían ido... de nuevo.
Sin previo aviso las lágrimas llegaron, o más bien, calleron por mis mejillas.
Porque si, cuando están aquí los quiero fuera, pero cuando están afuera los quiero conmigo. De verdad quisiera empezar desde cero, pero no es fácil cuando les guardas algo de rencor por todo lo que hicieron, o porque no estuvieron cuando más los necesite. Es tan difícil y agotador todo esto.
Me sentía agobiada en mi cuarto, necesitaba aire fresco.
No espere más, apague la música, tome mi audífonos y mi celular, y salí de mi casa.
Me puse los audífonos y "little things" empezó a sonar, la melodía y la letra parecía animarme un poco.
Cuando llegue al parque fui directamente a los columpios a sentarme en uno.
Poco a poco comencé a balancearme lentamente. El viento contra mi cara y el sentirse libre siempre me han gustado, aunque sólo se sintiera así por unos minutos.
De niña, siempre me escapaba de mi niñera y venía aquí por la misma razón que lo hice ahorita mismo.
— Hamilton. —alguien llamó detrás de mí. Robby.
— ¿Qué quieres, Keene? —mencioné sin ánimos.
— ¿Todo en orden?
— ¿Acaso te importa? —frene el columpio, girando a verlo.
— Tal vez. —Robby tomó asiento al lado mío, lo mire unos segundos más antes de regresar mi mirada al frente.
— Son mis padres.
— ¿Sigue igual todo?
— ¿Tú que crees? —reí irónicamente— ¿A caso crees que cambiaran de la noche a la mañana?
— Bueno, en un año pueden cambiar varias cosas. —se encogió de hombros.
Lo mire unos segundos mientras levantaba las cejas—. Vaya que lo se. Como sea, ¿tú que haces aquí, Keene?
— Quería salir a despejar la mente.
— Mmm.
— Se como se siente. —habló de repente.
— ¿Qué?
— Se como se siente cuando tus padres están, pero a la vez no. Te comprendo Camila.
— ¿Y de que me sirve tu lástima?
— No es las lástima. Mira, a mi me hubiera gustado escuchado escuchar esto hace años, te lo digo porque probablemente te ayude. Por más que parezca que el mundo se te cae en cima, siempre hay personas que te ayudan a salir adelante. Así que no trates de encerrarte en ti misma, porque eso puede terminar muy mal.
Las palabras me golpearon fuertemente, provocando una leve presión en mi pecho. Mire mis manos mientras sentía que las lágrimas nublaban mi vista, rápido pestañe para que no salieran.
— Es fácil decirlo. —murmure.
— Lo es, pero verás que encerrarse en uno mismo nunca es la mejor opción. —Robby se levantó y se colocó a mi lado poniendo una mano en mi hombro— Debo irme, pero piensa en eso, Mila.
Eleve la mirada mirándolo a los ojos al escuchar ese apodo, hace mucho no lo escuchaba llamarme así.
— Adiós. —Robby se fue por donde vino, y sus palabras de nuevo llegaron a mi mente rápido.
— Luisa. <3